Las Generaciones Criticas
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Las Generaciones Criticas
Lima, 1958: Hugo Rocha, H. Alsina Thevenet, Ildefonso Beceiro, Gaston Blanco Pongibove.
L
a cultura cinematográfica uru- revista casi mensual de Cine Universi-
guaya surge y es reconocida a tario, dirigida por Homero Alsina The-
partir de los años cincuenta, venet, donde también escribían Emir
identificada con la publica- Rodríguez Monegal, Julio Luis More-
ción entre marzo de 1952 y marzo de no, Gastón Blanco Pongibove, Walther
1955 de veintidós números de Film, Dassori Barthet y con menos frecuencia
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cesidad del estilo perio- del Cinématographe Lu- mirativo (el expresionis-
dístico, y la actitud alerta, mière: José María Podestá mo alemán, algunas van-
docente y formativa. Des- y el poeta Fernando Pere- guardias francesas, el cine
pués de Film hasta la pri- da, coleccionista de obras nórdico), donde adjetiva
mera década del siglo so- maestras del cine mudo sus gustos y depone sus
brevivió la lucidez de una europeo. En la década del disgustos, y la afirmación
crítica cada vez más diez- diez eran compañeros en de que en cine, como en
mada primero por una el Instituto Vasquez Ace- plástica o literatura, hay
dictadura militar, luego vedo donde fueron noto- autores cuya obra mues-
por la epidemia del pos- rias sus discusiones públi- tra una continuidad. Esa
modernismo, por sucesi- cas sobre cine, Nijinsky y actitud sobre cómo ver
vos fallecimientos, y aho- otros temas refinados le- las películas es muy nove-
ra aquejada de populismo jos de las peñas futboleras dosa para Montevideo y
y el todo vale de moda en de estudiantes. Es la ge- deja fuera a una aprecia-
tiempos recientes. Hubo neración del 900, del mo- ción torpe que el crítico
un antes y un después de dernismo, denominación reemplaza por una in-
Film, sin duda. genérica que valía para tención clara de percibir
Rodó, Florencio Sánchez, un desarrollo personal de
Quiroga, Roberto de las una obra creativa. Aun-
EN URUGUAY Carreras, Delmira y unos que la lectura de algunas
A principios de siglo cuantos más. Es el final de las críticas de Podestá
XX, Montevideo tenía del caudillismo, se ponen en esa época muestran
menos de un millón de de moda el liberalismo y que su autor no se preo-
habitantes. Una minoría el positivismo, ingresan cupa demasiado por saber
culta se preciaba de hablar Batlle y Ordóñez y Do- qué incide en una obra
y escribir en francés, su mingo Arena, amigos de (por ejemplo, si procede
segundo idioma y signo anarquistas que llegan al de una pieza teatral o de
de distinción. Son los pri- exilio uruguayo. un escritor, que debieran
meros círculos literarios Podestá inició la crí- ser tenidos en cuenta). Es
(el Gay Savoir, la Torre tica cinematográfica a fi- decir es una crítica ciné-
de los Panoramas, el Tupí nes de los veinte. Era un fila, de “amor por el cine”
Namba), las sociedades de veinteañero erudito sobre pero procura transmitir el
beneficencia con nombres todo en artes plásticas, y entusiasmo del crítico. En
franceses (Entre Nous un aficionado al cine. Sus ese sentido Podestá y a su
y La Bonne Garde, por primeros escritos, en La modo Fernando Pereda,
ejemplo, que produjeron Pluma (revista literaria) intentaban traspasar al
varias películas mudas) dan cuenta de sus prefe- lector sus propios gustos
y también dos jóvenes rencias cinematográficas. refinados, primer intento
que habían nacido con Lo que Podestá escribe en de formar a un público
las primeras exhibiciones esa época está entre lo ad- atento y sensible.
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1942: Hugo Rocha, Orson Welles, Hugo Alfaro, María esther Gillio, embajador de México.
BBC. Poco después de su de semanas hasta los años Rocha, Hugo Alfaro.
aparición la revista incor- cincuenta. En torno de
poraría información sobre esos adelantados se suma- Cronistas de época
radio, que por entonces ron muy pronto otros crí- podrían describir a Po-
se convierte en el mayor ticos, avanzada de lo que destá como el profesor
medio popular de comu- sería la generación del 45: universitario sólido y res-
nicación, y que explica la Giselda Zani, Eduardo Ji- petable, conocedor de ar-
larga vida de la revista, ménez de Aréchaga, Wil- tes plásticas, cine y otros
que pasó a llamarse Cine fredo Jiménez, Homero menesteres, y a Despouey
Radio y superó el millar Alsina Thevenet, Hugo como un dandy pinto-
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resco, de polainas, pro- de 1917. Por esos años el redacta el primer libro de
vocador, con sabiduría cine es ya el espectáculo estilo para el Star de Kan-
múltiple sobre teatro, li- más concurrido en Mon- sas City que recomienda
teratura y cine. Eran per- tevideo. Desde 1912 un el estilo periodístico di-
sonalidades dominantes empresario austríaco ra- recto, descriptivo de he-
en la época capaces de dicado en Buenos Aires, chos, el empleo de verbos
transmitir su entusiasmo Max Glucksmann cierra activos, y que cada cróni-
por un arte en proceso de los primeros contratos ca responda las preguntas
descubrimiento. para distribuir las pelícu- lógicas de todo lector:
las de Metro y Paramount, qué pasó, cómo, dónde
sellos de Hollywood que y cuándo. Y llega la tec-
LOS MEDIOS DE PRENSA desde entonces represen- nología con las primeras
ta en el Rio de la Plata. linotipos, la primera rota-
Las dos primeras dé- Su hermano Bernardo tiva en rotograbado offset
cadas del siglo XX pre- se instala en Montevi- color (ambas innovacio-
sagiaron un desarrollo deo y juntos impulsan la
de la prensa, que al prin- nes del diario El Día), y
exhibición en salas de también una forma nove-
cipio, como diría Zum cine. La idea del gran
Felde, era la más aburrida dosa de hacer periodismo
negocio del cine le venía con el aporte de diarios
del mundo, con diarios 1898, desde que en Bue-
a una columna, escasas de Natalio Bottana que
nos Aires asistieron a las había hecho escuela en
ilustraciones, escasa in- primeras exhibiciones de
formación internacional Buenos Aires con Crítica,
cine junto a Eugenio Py y de Carlos Quijano que
y crónicas sociales pre- y seguros del porvenir del
carias que abarcaban los funda El Nacional antes
cine se establecen como de iniciar la aventura de
espectáculos. Las prime- representantes de la fir-
ras exhibiciones de las Marcha. En esos diarios
ma Lepage, importando advierten la necesidad de
películas de los Lumière los primeros proyectores
obtuvieron descripcio- una crítica de cine seria
y cámaras filmadoras. En y confiable. La iniciativa,
nes muy precarias y los la década del diez el cine
siguientes programas no luego de Quijano la toma
en Uruguay se vuelve el
fueron debidamente re- Carlos Scheck padre, ad-
espectáculo dominante y
gistrados por diarios con ministrador de El País,
algunos medios de prensa
periodistas poco intere- diario nacionalista inde-
perciben que es necesario
sados y poco rigurosos. pendiente que durante
informar y eventualmente
Las incertidumbres se varios años será propulsor
orientar a un público cada
mantienen hasta entrados vez mayor. de la idea que la crítica
los años diez y originan el de artes y espectáculos
equívoco de pensar que Al mismo tiempo le daba respetabilidad al
era uruguayo un Tabaré, ocurren dos hechos en medio, como lo demostró
aunque por lo que se sabe paralelo: por un lado en durante muchos años has-
era una película mexicana 1918 Ernest Hemingway ta la década del 70. Los
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1994: Manuel Martínez Carril, Oribe Irigoyen, Guillermo Zapiola, Jorge Jellinek, Jorge Solares, Pablo Ferré.
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