La Boheme
La Boheme
La Boheme
LA BOHME
Una de las caractersticas ms sealadas de la pera es esa conexin, entre sutil y
sensible, de la palabra, la msica y la dramaturgia. Giacomo Puccini naci para el
teatro musical y entendi esta relacin fluda y elegante de manera especial. Mi msica
deca- nace para la escena y fuera de ella se encuentra descentrada. Es el ejemplo ms
firme y constante de un msico que no tiene otros gneros, ni siquiera el sinfnico, slo
logra elevar su msica de manera portentosa en la escena. Antecesor y visionario de lo
que hoy podramos denominar cultura visual, entiende la pera, como podra
afirmarlo un director de cine actual, en imgenes: los acontecimientos como l mismo
deca en una carta a su libretista Adani- han de ser transparentes, ricos en contrastes y
han de entrar por los ojos ms que por el odo.
Para el maestro de Lucca nacido el 22 de diciembre de 1858, cada acto debe
estar bien diseado, bien cosntrudo, sin perder de vista el tema, sin poner una palabra
innecesaria, un sonido irrelevante o un episodio de relleno. Piensa la msica con un
profundo nfasis lrico, de manera continua con la lnea dramtica y el movimiento de
escena. Desde que en 1876 oye por primera vez la Aida de Verdi supo que su destino
estara ligado, sin vacilaciones, a la pera. El gran compositor Claude Debussy dijo,
despus de una funcin de La Bohme, que nunca haba visto una mejor descripcin
musical del ambiente y la vida de Pars. Y el tenor Plcido Domingo afirmaba con
rotundidad que con Verdi aprenda a cantar, con Puccini a sentir la msica.
Con la perspectiva que da el tiempo, podramos decir que Puccini es el gran
compositor de los sentimientos, y tiene la rara habilidad de describir con extraordinaria
capacidad musical los lugares precisos. Cada una de sus partituras tiene un clima y una
identidad rigurosa. Lo parisino en La Bohme, lo romano en Tosca, lo japons en
Madame Butterfly, lo americano en La Fanciulla del West y lo chino con
Turandot. Puccini capta los diferentes ambientes interculturales con una
orquestacin ad hoc que crea un mundo de imgenes frescas y musicales. Es el gran
referente de la msica para la escena y el cine, sirviendo de inspiracin a los que se han
dedicado a este campo.
La obra refleja con fidelidad las escenas de la vida bohemia: la exaltacin del
parisino barrio latino, el Caf Momus, el joven grupo intelectual al que no le falta nada
un poeta, un pintor, un filsofo- , Mim, la frgil y joven apresada por el mal que
acabar con su vida, el amor y el recelo, etc. Todo ello conforma la obra cumbre y
maestra de la sensibilidad teatral. Una pera llena de matices y claves hermenuticomusicales para entender la historia. As, los raccontos aunque poco influyentes en su
dimensin acstica para la comprensin del texto, contribuyen a explicitar el sentido, o
el aria que re`presenta ese flechazo inmediato del amor, dnde la fra mano Che gelida
manina se la lasci riscaldar contrasta con la calidez del amor encendido predestinado
al fracaso, los dos sublimes como el del acto tercero con el contrapunto de las
intervenciones de la soprano ligera y el bartono, Addio sognante vita
dinverno, cosa da morire Soli Mentre a primavera c compagno il sol!, o el
retorno para morir con su nica familia, los bohemios y ese grito desgarrador,
inconsolable del final de la pera MimMim que cierra con el lirismo ms sensible la
tragedia de la prdida.
Como todas las peras de Puccini La Bohme no tiene obertura en el primer
acto, slo aparece un tema inicial que dura treinta y nueve compases. A partir de aqu,
los personajes protagonistas son presentados y recuerdan constantemente al pblico los
sentimientos y los destinos que los envuelven, generan con el espectador cierta
complicidad contndole, a veces, cosas que a menudo alguno de ellos mismos ignoran.
Hasta la orquesta cae en esa especie de embrujo cuando deja de acompaar para resaltar
la frase del poeta: Lamor un caminetto che sciuppa troppo La accin situada en
una noche fra de Navidad nos presenta al poeta Rodolfo (tenor) y a su vecina la
costurera Mim (soprano). El dilogo que inician termina en dos arias de gran fluidez.
Lo que en un primer acto es amor y alegra, prosigue en el segundo acto ms bullicioso
como drama al separarse los amantes, debido a la grave tuberculosis de Mim y a la
impotencia de Rodolfo para curarla, esa desesperacin la confiesa Rodolfo en uno de los
pasajes ms hermosos de la pera, el lento triste con la maxima expresin del Mim e
tanto malata del tercer acto, y termina en tragedia en el cuarto con la inevitable muerte
de Mim junto a Rodolfo y sus amigos en la pobre buardilla de Pars. No es slo Mim
quien da el ltimo suspiro, sino tambin la orquesta que se derrumba de modo grave,
pesado, en octavas bajas. El grito desgarrador de Rodolfo y el metal preparan al
espectador para el final.
Las peras de Puccini son como pelculas o novelas musicales, los personajes
estn muy bine definidos, y los arquetipos claramente diferenciados. Aparte de una misa
y unas cuantas piezas instrumentales breves slo compuso peras: Le Villi estrenada en
1885, Edgar en 1889, Manon Lescaut en 1893, Tosca en 1900, Madame Butterfly en
1903, La rondine (La golondrina) en 1917, La fanciulla del West (La muchacha del
oeste) en 1918, Il trittico (el trptico) formado por Il tabbro (el tabardo), Sor Anglica y
Gianni Schicchi y Turandot, la cual qued interrumpida muy avanzado el tercer acto por
la muerte del maestro, completada por Franco Alfano fue estrenada en 1926 casi dos
aos despus. El da del estreno Toscanini, quien la diriga a la sazn, interrumpi la
representacin en el justo punto donde la dej su autor, y se baj el teln en silencio
como signo de respeto.
De las versiones ms famosas de La Bohme quiero destacar tres, la de Sir
Georg Solti con Montserrat Caball, Plcido Domingo, Mines y Biergen de 1974, la
clsica de Sir Thomas Beecham con una direccin ms rpida de lo acostumbrado con
Jusi Bjorling, Victoria de los ngeles y Robert Merril, y la que ms me gusta
personalmente, la de Von Karajan que hace una acertada lectura grandiosa, llena de
frescura, sensibilidad y consternacin. Mirella Freni logra con su estilo de canto llevar
la congoja al espectador, Pavarroti elegante y minucioso se supera en la desesperacin
de uno de sus mejores papeles, el Marcello de Rolando Panerai intenso y la Musetta de
Elizabeht Harwood, ajustada entre la frivolidad y la sensatez. Por ltimo, como
siempre hacemos, un consejo para el melmano exigente que quiere comparar con otros
compositores, podramos escuchar como complemento, el Andrea Chernier, de
Giordani, I pagliacci de Leoncavallo y la ms conocida: La traviata de Verdi.
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