Criminología

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Introducción

La explicación del delito y las teorías criminológicas son los temas centrales en el desarrollo

de esta investigación, en primer lugar, tenemos la explicación del delito tiene su origen

surgiendo como razón de ser del derecho penal, y como razón de la existencia de las ideas

penales, entonces para explicar el delito es necesario observar sus elementos, ya sean

positivos o negativos, su forma de ser, su valoración, entre otros aspectos, en el pasado al

delito se le considero como un fenómeno natural o social, en el que se le definía como una

lesión a aquella parte del sentimiento moral que consiste en la violación de los sentimientos

altruistas fundamentales, o sea, la piedad y la probidad, en la medida en que estos

sentimientos son poseídos por una comunidad, el delito también ha sido objeto de estudio en

la Escuela Clásica quien definía al delito como “la infracción de la ley que el Estado promulga

para proteger la seguridad de los ciudadanos y que resulta de un acto externo del hombre,

positivo o negativo moralmente imputable y políticamente dañoso. Carrara define al delito

haciendo alusión a “que la mayor preocupación del Estado es la seguridad de los ciudadanos,

en la que la conducta de algunos afecta la tranquilidad de las personas en general”.

En las teorías criminológicas tenemos que tener en cuenta que en un lenguaje llano

es una explicación de algo y de forma más técnica es un conjunto, más o menos explícito, de

hipótesis o proposiciones dirigidas a explicar un fenómeno natural mediante su relación con

otro u otros fenómenos naturales. Entre este tema encontramos desarrollados los subtemas

como las pugnas entre teorías y las dificultades que presenta la comparación entre teorías

criminológicas, encontramos desarrollados los paradigmas criminológicos, a su vez entre los

paradigmas encontramos diferentes subtemas que se desarrollan conforme el trabajo.

Es importante atender las diferentes teorías que se presentan acerca del delito para

tener una idea clara del porque los diferentes estudios acerca del delito, cual es la esencia de

cada teoría entre el estudio del delito.


LA EXPLICACIÓN DEL DELITO

0rigen: EI delito como la razón de ser del derecho penal, y como razón de la existencia de

las ideas penales, atendiendo a que siempre ha sido una valoración jurídica, sujeta a las

mutaciones que necesariamente conlleva la evolución de la sociedad; se sabe que aun en el

derecho más lejano, en el antiguo oriente: Persia, Israel, Grecia y la Roma primitiva, se

considera primeramente la valoración objetiva del delito, castigándolo en relación al daño

causado, es decir, tomando en cuenta el resultado dañoso producido, juzgado ingenuamente

hasta las cosas inanimadas como las piedras; en la edad media todavía se juzgaba a los

animales, y cuenta el profesor español Luis Jiménez de Asua "que hasta hubo un abogado

que se especializo en la defensa de las bestias”, es decir juzgando la conducta antijurídica en

atención a las legislaciones penales modernas. Son varias las definiciones que en la doctrina

y en algunos códigos penales se han dado al delito.

Jiménez de Asúa, se entiende por tal: “el acto típicamente antijurídico, culpable, sometido a

veces a condiciones objetivas de penalidad, imputable a un hombre y sometido a una sanción

penal”. En consecuencia, según ese mismo autor:

Características del delito serían: actividad, adecuación típica, antijuridicidad, imputabilidad,

culpabilidad, penalidad y, en ciertos casos, condición objetiva de punibilidad.

Soler: lo define como “una acción típicamente antijurídica, culpable y adecuada a una figura

legal conforme a las condiciones objetivas de ésta”.

Elementos sustantivos son: la acción de antijuridicidad, la culpabilidad y la adecuación a una

figura.

Carrara: es “la infracción de la ley del Estado, promulgada para seguridad de los ciudadanos,

resultante de un acto externo del hombre, positivo o negativo, moralmente imputable y

políticamente dañoso. Como se ve, en todas esas definiciones se encuentran comprendidas

de modo genérico las infracciones punibles cualquiera que sea su gravedad. Más el delito

tiene en algunos códigos y en algunos autores un sentido restringido, porque emplean ese

nombre para designar las infracciones de menor gravedad que el crimen y de mayor que la
falta o contravención. Se trata de una cuestión relacionada con la división bipartita o tripartita

de las infracciones penales.

Es un “Ente jurídico”, una infracción a la ley del Estado; considerando que, al definir el delito

como un ente jurídico, quedaba establecido, de una vez para siempre, el límite perpetuo de

lo prohibido, distinguiéndolo, además, de lo que podía ser una infracción a la ley moral o la

ley divina, que no son delito.

El delito deja de ser un “ente jurídico” para convertirse en una realidad humana constituida

por toda acción contrapuesta a las exigencias de la seguridad social.

Se consideró al delito como un fenómeno natural o socia; definiéndolo como una lesión a

aquella parte del sentimiento moral que consiste en la violación de los sentimientos altruistas

fundamentales, o sea, la piedad y la probidad, en la medida en que estos sentimientos son

poseídos por una comunidad (Delito natural de Garófalo): o bien, el delito debe considerarse

como acción punible determinada por aquellas acciones encaminadas por móviles

individuales y antisociales que turban las condiciones de vida y contravienen la moralidad

media de un pueblo en un momento dado (delito social de Ferri).

Por eso se considera en el ámbito del derecho penal que:

Mantenimiento del orden jurídico y su restauración del orden jurídico a través de la

imposición y la ejecución de la pena cuando es afectado por la comisión de un delito.

• Prevenir el Delito.

• Rehabilitar al Delincuente.

Concepto

En la escuela clásica se define al delito como "la infracci6n de la ley que el Estado promulga

para proteger la seguridad de los ciudadanos y que resulta de un acto externo del hombre,

positivo o negativo, moralmente imputable y políticamente dañoso.

Carrara, lo define el delito haciendo alusión a "que la mayor preocupación del Estado es la

seguridad de los ciudadanos, en la que la conducta de algunos afecta la tranquilidad de las

personas en general. En cierta manera este tratadista se acerca bastante a la obligación


primordial que tiene el Estado de brindar a toda seguridad. Así como está regulado en la

Constitución Política de la República de Guatemala, pero esta definición presentada por el

tratadista, no revela con precisi6n los elementos que deben tener las conductas, para que sean

castigadas por el Estado con una pena por los delitos que se cometan.

Calificación del delito o procesal: Independientemente de que la sentencia ya representa,

en sentido literal, una calificación de los hechos en relación con el delito imputado, en el

procedimiento penal acusatorio existe un momento en que las partes han de señalar la

naturaleza del delito perseguido, o su inexistencia, a efectos de que el juzgador establezca en

el fallo la condena que corresponda o, en su caso la absolución procedente. Esa calificación

ha de ser posterior a la instrucción del sumario (es el que se hace la tramitación del plenario),

y según algunas legislaciones, podrá tener carácter provisional o carácter definitivo (se

establezca una vez conocidas las pruebas practicadas en él, especialmente en aquellos

procedimientos que establecen el juicio oral).

Comienzo de ejecución del delito: En el derecho penal ha sido ampliamente discutido el

problema relativo a la determinación del momento en que el delito empieza a ejecutarse; o

sea, en qué momento el individuo deja el ambiente de lo que la ley no puede castigar, para

entrar en el terreno de lo delictivo punible. Algunos autores han negado toda posibilidad de

establecer una delimitación entre actos preparatorios y comienzo de ejecución. Otros

encuentran la solución, en extender el concepto de la tentativa a la simple manifestación del

propósito de cometer un delito, a condición de que sus actos hayan causado una perturbación

o demostrado la peligrosidad de su autor, o bien hacer del acto o actos preparatorios del delito

(Frías Caballero). Mayer, citado por Vitullo. (Diccionario jurídico Manuel Ossorio Pág. 179)

Condena: En materia penal, decisión judicial represiva que individualiza una pena contra el

autor de una infracción o delito (Vitullo) (Diccionario jurídico Manuel Ossorio Pág. 192)

Confesión del delito: Acto por el cual una persona reconoce haber cometido un hecho

punible. Esa declaración, ante la policía o el juez, puede ser espontánea o, lo que es más

frecuente, obtenida como consecuencia del interrogatorio a que aquellas autoridades someten

al presunto delincuente, si bien éste puede no confesarse autor del delito, aunque en efecto lo
haya cometido, porque tiene derecho a ampararse en derechos constitucionales y legales

determinantes de que nadie está obligado a declarar contra sí mismo (Artículo 16.-

Declaración contra sí y parientes CPRG). Esta garantía, del más alto sentido humano y

jurídico, responde a un sentido liberal del Derecho. En tiempos pasados, la confesión del reo

constituía la prueba concluyente de su autoría y responsabilidad, y de ahí que para obtenerse

se aplicasen los tormentos más brutales e inhumanos, sin que ello representase ni una

ilegalidad ni un abuso de autoridad, puesto que era un trámite del procedimiento criminal.

En la criminalística: en las normas procesales modernas, es sabido el escaso valor

probatorio de la confesión, incluso si es espontánea, ya que una persona puede declararse

autora de un delito con la intención de encubrir al autor verdadero, o por haber recibido dinero

o promesa para actuar en esa forma (Art. 85 Código procesal penal guatemalteco:

“Integrando el alma de la norma adjetiva penal que es: El sindicado no será protestado, sino

simplemente amonestado para decir la verdad”). Y si para la obtención de la confesión se

han empleado apremios ilegales, su valor será poco menos que nulo, porque casi siempre el

reconocimiento de la autoría o de la participación criminal se hace para sustraerse a la tortura

amenazada o a la ya iniciada. Además de que está demostrado que, por regla general, los

criminales más empedernidos son los más resistentes al tormento (ARTICULO 86.-

Interrogatorio Código procesal penal guatemalteco la norma adjetiva se refiere que: Las

preguntas serán claras y precisas; no están permitidas las preguntas capciosas o sugestivas y

las respuestas no serán instadas perentoriamente).

EI delito

Ha sido objeto de estudio y regulación desde hace mucho tiempo, ya que diversos trataditas

han realizado y presentado diversas teorías que tratan de encuadrar la conducta antisocial o

delictiva. La institución del delito tiene su antecedente en el derecho can6nico, derecho

romano y derecho germano que fueron los primeros estudios presentados de dicha disciplina

jurídica. Asimismo, el Organismo Legislativo de Guatemala, a través de la ley penal regula

la acción punible y culpable de dichas conductas al sancionarlas con una pena de prisión. A

continuación, se describen algunos aspectos relativos al delito.


El delito toma su origen en la ley penal, entre la ley penal y el delito existe un nexo resistente,

pues el delito es propiamente la violación de la ley penal o para ser más exactos, la infracción

de una orden o prohibición impuesta por la ley; en consecuencia, delito será todo hecho al

cual el ordenamiento jurídico penal se le adscribe como consecuencia una pena, impuesta por

la autoridad judicial por medio de un proceso.

En el delito, para su existencia, deben de incidir dos sujetos: el sujeto activo y el sujeto pasivo,

en ocasiones intervienen otros en conjunción con el activo, ya sea antes o después de la

comisión del delito, que para los efectos de este estudio no revisten mayor relevancia, por el

momento.

EI objeto del delito es muy importante, no solamente en la teoría, sino para la existencia y

vida del mismo, incluyendo su comisión o realización, esto es el objeto jurídico del delito, es

el bien protegido por el derecho y que precisamente por esa razón, denomina bien jurídico,

es decir que la norma, con la amenaza de la sanción, trata de proteger este bien contra posibles

agresiones. Por lo que hace al objeto material del delito, este puede ser la formulación que

antecede al que la descripción legal respectiva tiene por tal de donde se sintiere que no

constituye objeto material, en sentido jurídico, las cosas materiales con que se cometió el

delito, o constituyen un producto o son huellas de su perpetración, pues ellas conciernen al

episodio delictivo concreto y no a su abstracta previsión legal.

EI objeto material del delito puede ser tanto una persona como una cosa, el Estado protege

determinados bienes, porque ello es necesario para asegurar las condiciones de la vida en

común; no protege el interés en la observancia de los preceptos legales; es decir, se protege,

por la norma penal, el derecho del particular, ya que no puede considerarse 1ogicamente que

la norma jurídica, o sea el objeto de la protección, pues la norma no puede proteger el interés

en la protección, o sea en definitiva no puede protegerse a sí misma.

Por lo que hace al objeto jurídico del delito, se conviene en que este es el bien jurídico

penalmente protegido que el delito ofende. Un bien jurídico puede ser tanto una persona,

como una cosa, como una relación entre personas y una entre personas y cosas; entre estos

bienes hay algunos que, por ser vitales para la colectividad y el individuo, reciben protección
jurídica por su significación social y a los cuales el derecho acuerda su especial tutela

eligiendo en tipos delictivos algunas formas especialmente criminosas de atentar contra ellos,

por tanto, como objetos de interés jurídico vienen a constituir el objeto jurídico que se halla

tras cada delito.

En fin, por bien jurídico en el campo del derecho penal hay que entender, no haya una

realidad natural, social o económica, protegida por el derecho, sino el aspecto central de la

finalidad de la proposición normativa, que expresa la razón de ser de la disposición incluida

en el sistema de los valores jurídicos, pone atinadamente de relieve que la individualización

del bien protegido es el resultado de la interpretación y, como tal, no puede ayudar a esta,

agréguese que no se puede admitir que se fije con un acto de fe la protección de determinado

bien jurídico como finalidad de la norma, después con el método deductivo a individualizar

su contenido, sin negar el fundamento mismo de la actividad interpretativa, esta deber estar,

por el contrario, encaminada, con el correcto empleo de todos los instrumentos exegéticos, a

indagar la razón de la disposición es decir, la exigencia social que la ha determinado, en

relación con la realidad que ella presupone en el ámbito de la comunidad en que debe tener

vigencia.

4. LAS TEORÍAS CRIMINOLÓGICAS

4.1. Introducción: ¿Qué es una teoría?

En un lenguaje llano, una teoría es una explicación de algo. De manera más técnica,

una teoría o un modelo teórico es un conjunto, más o menos explícito, de hipótesis o

proposiciones dirigidas a explicar un fenómeno natural mediante su relación con otro u otros

fenómenos naturales (Vold y Bernard, 1986). Los criminólogos no pueden conformarse con

efectuar observaciones empíricas de la realidad, con describir la realidad. “Los datos no

hablan por sí mismos; deben ser interpretados” (Curran y Renzetti, 1994:1). La teoría asume

un doble papel en la labor científica: por un lado, integra y resume los principales

conocimientos acumulados en una materia, y, por otro, funciona como guía, mareando pautas

para la investigación futura (Salvador y Pelegrina, 1993).


Las teorías definen y estructuran el cuerpo conceptual que vincula entre si las

observaciones de un cierto fenómeno social, como por ejemplo la delincuencia. Explican el

fenómeno analizado, sus causas, sus relaciones con otros fenómenos próximos, y sus

evoluciones o cielos periódicos. Según Schamalleger (1996:15), las “teorías, al menos en su

forma ideal, están integradas por proposiciones claramente establecidas que plantean

relaciones, con frecuencia de carácter causal, entre sucesos y objetos estudiados”. Así pues,

una teoría criminológica debería poseer los siguientes elementos característicos:

1. Debe definir un sistema de relaciones en el que uno o más factores explicativos se

asocien a la aparición de la conducta delictiva (o a otros elementos del estudio

criminológico, como las víctimas, los delincuentes o los sistemas de control).

2. Tanto los factores explicativos propuestos por la teoría como la propia conducta

delictiva que es explicada deben hallarse definidos de manera que puedan ser

observados y medios.

3. La relación que la teoría establece entre factores teóricos explicativos (por ejemplo,

la anomia social) y explicados (la conducta delictiva) de ser, finalmente, avalada o

falsada empíricamente a partir de la observación estructurada y sistemática de la

realidad delictiva.

4. Antes o después, una teoría científica debe contemplar alguna propuesta aplicada.

Esto es, de la teoría deben derivarse ciertas soluciones prácticas al problema delictivo.

Las teorías criminológicas suelen tener implicaciones para la política criminal

proponiendo ciertos modos de acometer el fenómeno delictivo (Akers, 1997).

5. Por último, las propuestas aplicadas de la teoría deben ser sometidas también a

comprobación empírica en la propia realidad criminal.

Según Curran y Renzetti (1994), los científicos utilizan diversos criterios para evaluar

la idoneidad de las diferentes teorías entre los que se incluye, en primer lugar, el criterio de

parsimonia o simplicidad. En general, si dos teorías explican el mismo fenómeno se considera

preferible aquella que utiliza un menor número de elementos y proposiciones. Un segundo

criterio frecuentemente utilizado es del generalizabilidad o grado de amplitud con que una
teoría explica cierto fenómeno. Suelen preferirse las teorías que explican cierto fenómeno.

Suelen preferirse las teorías que explica cierto fenómeno. Suelen preferirse las teorías

que explican un fenómeno de la manera más amplia posible. También suele utilizarse el

criterio de precisión de la teoría, relativo a su capacidad para efectuar predicciones concretas

acerca del fenómeno explicado. Como es lógico, suelen preferirse las teorías que mejor

predicen o anticipan la ocurrencia de los fenómenos analizados. Es importante señalar que

las predicciones de las teorías científicas no pueden tener nunca un carácter absoluto sino

relativo o probabilístico (del tipo, por ejemplo, de si aumenta el fracaso escolar es muy

probable que aumente también la delincuencia juvenil). La precisión o capacidad predictiva

de una teoría debe permitir también el diseño de ciertas estrategias prácticas. Esto es, de sus

propuestas deben derivarse aplicaciones para “resolver” (al menos en parte) los problemas

sociales o individuales planteados por la existencia o por la magnitud del fenómeno

analizado.

Sin embargo, las dos condiciones básicas que deben cumplir las teorías científicas

son su consistencia lógica y su verificabilidad empírica (Curran y Renzetti, 1994; Akers,

1997). Que una teoría posea consistencia lógica quiere decir que sus postulados deben

hallarse vinculados entre si de una manera coherente. La verificabilidad empírica de una

teoría se refiere a su necesaria vinculación con la realidad que es explicada ´por ella. Una

teoría criminológica debe ser capaz de explicar el fenómeno delictivo que se observa en la

vida real y, paralelamente, sus proposiciones deben ser susceptibles de ser rebatidas a partir

de la observación de los hechos (Vold y Bernard, 1986, Akers, 1997): si los hechos

observados son inconsistentes con sus propuestas, la teoría es falsada (es decir, se demuestra

que es incorrecta); si, por el contrario, las observaciones son consistentes con sus postulados,

la teoría aumenta su grado de validez o veracidad científica. En realidad, las teorías no llegan

a probarse de una manera absoluta, que permita afirmar que una teoría es completamente

verdadera. Toda teoría científica se halla siempre expuesta a la aparición de nuevas

observaciones que puedan aconsejar su modificación, para acomodarla a los nuevos hechos

observados, o pueden determinar incluso el abandono de la teoría.


Cuando adoptamos diferentes perspectivas teóricas, aunque la “realidad” sea la

misma, nuestros puntos de vista, interpretándola en una dirección o en otra, pueden ser

radicalmente distintos. Estas interpretaciones diferentes de la misma realidad dan lugar

también a creencias y actitudes distintas frente al fenómeno analizado y a desiguales modos

de actuar sobre el mismo. En todas las disciplinas sociales existen diversas teorías

explicativas que compiten entre sí en la explicación de un mismo objeto de análisis. Por

ejemplo, en sociología existen una serie de teorías que pugnan en la explicación más

adecuada de su objeto de estudio principal: los hechos sociales. En psicología sucede lo

propio, y en diversas escuelas teóricas, como el psicoanálisis y las teorías del aprendizaje,

entre otras, proponen teorías divergentes sobre el comportamiento humano.

4.2. Las Teorías Criminológicas

A lo largo de la historia del pensamiento humano se han dado explicaciones diversas

sobre por qué los hombres se asocian en comunidad y porque algunos rompen esa

convivencia mediante el delito casi todos los sistemas filosóficos han prestado atención a esta

parte moral y política de la vida humana. También se ha formulado propuestas y para

solucionar el problema delictivo. La mayoría de ellas han consistido para en recomendar el

castigo de los infractores mediante penas diversas, como la propia muerte los castigos

corporales o, más recientemente, 1a privación de libertad. También algunos pensadores han

sugerido el empleo de medidas sociales y educativas con la finalidad de prevenir la

delincuencia.

Los paradigmas y las teorías criminológicas son también productos sociales del

tiempo en que fueron formulados, reflejan las inquietudes y los problemas sociales existentes

en un determinado momento, así como las soluciones que se consideran más factibles y

efectivas para solucionarlos.

Como ejemplo de una teoría científica en Criminología nos referimos ahora

brevemente a la teoría de los vínculos sociales de Hirschi (1969), esta teoría criminológica

ha propuesto que el principal elemento que disuade a los jóvenes de la delincuencia es su


vinculación a otras personas el compromiso objetivo sociedades. La participación en otras

actividades convencionales los que se establecería (familiares, educativas) y las creencias

favorables a los establecidos. Por último, según Hirschi, los contextos principales en que los

jóvenes establecen estos vínculos son los familiares como por ejemplo la escuela, los amigos

y las actividades convencionales. La ruptura de todos los vínculos es, a decir a la teoría, el

principal factor principal de la conducta delictiva. Por lo tanto, la mejora de los controles

informales en la familia, en el ámbito escolar ya en la relación los amigos, así como el

momento de la participación en actividades convencionales constituirán los mejores métodos

para prevenir la delincuencia de los jóvenes.

La culpabilidad presupone la antijuridicidad del hecho y que esta, a su vez, implica la

tipicidad del mismo. Tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad son los caracteres ineludibles

de todo delito que, ahora nos lleva a analizar la forma de realizarse el delito, es decir, la

acción u omisión, como conducta del hombre para la materialización del delito, por medio

del siguiente punto, conforme a la clasificación del delito.

Actualmente en el derecho penal moderno y especial mente en Guatemala de cultura

jurídica se habla de delito, infracción penal, crimen, hecho o acto punible, conducta delictiva,

acto o hecho jurídico, hecho o acto delictuoso, ilícito penal, hecho penal, hecho criminal,

contravenciones o faltas criminal, contravenciones o faltas.

4.2.1. La Pugna Científica entre Teorías

En criminología existe una gran dispersión de explicaciones o teorías, con frecuencia

el estudio de las grandes teorías criminológicas en los manuales existentes resulta

descorazonador, Desde la escuela clásica, iniciada por Beccaria, hasta nuestros días, pasando

por el positivismo lombrosiano, la escuela de Chicago, el funcionalista, las subculturas, el

aprendizaje, el marxismo o feminismo, hallamos una sucesión de propuestas muchas de las

cuales consisten en tópicos y lugares comunes, que se van repitiendo hasta la sociedad.

Algunas de estas perspectivas inciden en el libre albedrío humano como base de la

delincuencia, otras en la importancia de los factores biológicos, otras realzan el papel de


ciertos aspectos psicológicos como la inteligencia o la personalidad, mientras que la mayoría

abundan en diversos factores sociales como explicación de la génesis de la delincuencia.

En muchas ocasiones estas teorías tienen muy pocos elementos en común, e incluso

son contradictorias entre ellas, debido a diversas razones, la primera es una razón lógica y

conveniente. En todas las disciplinas, diferentes teorías entran en sana competencia para

explicar de modos diversos un mismo problema u objeto dc análisis, en este punto la variedad

y diversidad teórica constituye un mérito y una riqueza de la correspondiente disciplina.

4.2.2. Dificultades que Presenta la Comparación entre Teorías Criminológicas

Lo dicho hasta ahora resulta obvio; para que una serie de teorías científicas sea

comparables y competitivas entre sí, deben hacer referencia al mismo objeto de estudio. Sin

embargo, con frecuencia las teorías criminológicas no solo varían en los modos de explicar

la realidad delictiva, sino que también difiere entre ellas en los propios objetos de análisis

que se pretenden explicar. A menudo los criminólogos proponen explicaciones sobre

problemas criminológicos diferentes. Estas explicaciones o teorías, como es lógico, no son

comparables y competitivos entre sí, ya que no explican la misma realidad.

En la criminología existen diferentes teorías entre esta tenemos a Akers “la

criminología tiene tres objetos de estudio principales”: 1. El análisis de la creación de leyes.

2. El de la infracción de las leyes por los individuos en la conducta delictiva. 3. El de la

aplicación de leyes, o sea el sistema de justicia que implementa en cada Estado.

Las preguntas más comunes en el ámbito de la criminología son: ¿Cuáles son las

causas de la delincuencia en un sentido amplio?, ¿Cuáles son los ciertos tipos de conducta

delictiva en particular?, ¿Cómo y por qué estructuran las sociedades y los sistemas legales

una cierta definición de las conductas delictivas, y no otras?, ¿Cómo operan selectivamente

los sistemas de justicia penal, priorizando su atención a ciertos delitos y no a otros?


4.3. Los Paradigmas Criminológicos

Aunque en Criminología existe una amplia variedad de teorías, es menor el número

de paradigmas o presupuestos de partida en los que todas ellas se basan. Los paradigmas

criminológicos comportan, en cada caso, un conjunto de asunciones previas y de creencias

sobre el funcionamiento de la sociedad en general y de la delincuencia en particular. Además,

la adscripción de un autor a uno otro paradigma encuentra su acercamiento al fenómeno

criminal, delimitando conceptos generales, lenguaje, objetivos de estudio y métodos. “Un

paradigma (…) es una escuela de pensamiento dentro de una disciplina. Provee al científico

de un modelo de selección de problemas que deben analizarse, de métodos para analizarlos,

y de presupuestos teóricos para explicarlos” (Curran y Renzetti, 1994: 5-6). Los paradigmas

son necesarios para el trabajo científico porque sirven de guía y de marco de referencia. Sin

embargo, a la vez, también pueden constreñir el campo de acción de los investigadores.

Existe un amplio acuerdo sobre la existencia de tres paradigmas o modos de

pensamiento básicos en Criminología relativos a cuál debe ser el objeto principal de análisis

criminológico y cuál es la perspectiva más apropiada para su estudio (Vold y Bernard, 1986;

Curran y Renzetti, 1994). Los dos primeros son el paradigma del “Libre albedrío” y del

castigo y el paradigma científico, que dirigen su atención a un idéntico objeto de análisis, la

explicación de la conducta delictiva, aunque difieren entre sí en la perspectiva explicativa

que adoptan. Un tercer paradigma es el del conflicto social que prioriza el análisis de la

conducta de la ley y de la justicia por encima del estudio del comportamiento delictivo.

Dentro de cada uno de estos paradigmas existen diversas perspectivas teóricas que difieren

entre ellas en los factores explicativos utilizados. Siguiendo el esquema utilizando por Vold

y Bernard (1986) veamos estos tres paradigmas criminológicos de manera resumida:

4.3.1. Paradigma del “Libre albedrio” y del castigo

En esta línea de pensamiento se atribuye a los seres humanos de la capacidad y la

libertad para decidir acerca de cometer o no delitos (libre albedrío). El objetivo básico del

análisis criminológico será, por tanto, la indagación de los modos más efectivos para disuadir

a los ciudadanos de la delincuencia. Su dimensión aplicada fundamentalmente ha sido el


establecimiento de penas para aquellos que infrinjan la ley. Este paradigma teórico domina

ampliamente el terreno de la práxis en las políticas criminales de todos los países.

4.3.2. Paradigma científico

Su presupuesto de partida es el mismo de las ciencias naturales: el determinismo

científico. Según ello, existirán una serie de factores individuales y sociales vinculados con

la aparición de la conducta delictiva. El objetivo básico de la Criminología será, así pues, la

investigación de aquellos factores individuales y sociales vinculados con la aparición de la

conducta delictiva. El objetivo básico de la Criminología será, así pues, la investigación de

aquellos factores que se hallan en la base de la delincuencia. Esta perspectiva ha dominado

durante un siglo la Criminología científica, y domina en la presente la mayor parte de la

investigación criminológica. Sus principales propuestas aplicadas se dirigen a profundizar,

mediante la investigación empírica, en el conocimiento de las causas y factores determinantes

de la delincuencia para, de este modo, poderlos controlar más eficazmente.

Debemos realizar al lector algunas precisiones sobre los conceptos científicos de

“causalidad” y “determinismo”. Tal y como ha comentado Akers (1997) en la ciencia actual,

y desde luego en Criminología, los términos “causalidad” y “determinismo” no deben ser

interpretados en un sentido absoluto sino relativo. Cuando en la lógica formal tradicional se

habla de causas y efectos suele entenderse que para A sea causa de B, A debe constituir una

condición necesaria y suficiente de B. esto es, dando A, B se produce en todos los casos., Sin

embargo, las ciencias naturales y sociales (y entre ellas la Criminología) no operan desde esta

perspectiva de la lógica formal. En ellas, la causalidad posee un sentido relativo o probalistico

que, en el mejor de los casos, permite efectuar predicciones del tipo de A favorece la

presencia de B. “El concepto probalistico causalidad sugiere que la conducta humana ni se

halla completamente determinada por fuerzas externas ni es el resultado exclusivo del

incondicionado ejercicio de elecciones absolutamente libres” (Akers. 1997: 10-11).


4.4. Estructura de los Capítulos sobre Teorías

A la hora de presentar las teorías criminológicas los manuales las agrupan de

diferentes maneras. El modo más frecuente es estructurarlas en teorías biológicas,

psicológicas y sociológicas. El supuesto de partida de esta clasificación consideraría que cada

teoría tiene una vinculación principal con factores de los tipos mencionados. Es decir, que

existen teorías que explican la delincuencia a partir de elementos biológicos, otras desde

factores psicológicos, y las ultimas partiendo de variables sociales. En verdad, esta

clasificación resulta bastante injustificable en la actualidad. Las formulaciones teóricas más

modernas en general interrelacionan, a la hora de explicar el fenómeno delictivo, diferentes

elementos de carácter tanto biopsicologico como social.

En realidad, actualmente la mayoría de las teorías criminológicas se ubican de facto

en un nuevo paradigma que podemos denominar de la alteración. La razón de ello es que

vivimos en Criminología una etapa de síntesis teórica a partir de los conocimientos

adquiridos a lo largo de un siglo de Criminología científica; tanto las teorías más clásicas

como las más modernas toman en consideración adquiridos a lo largo de un siglo de

Criminología científica: tanto las teorías más clásicas como las más modernas toman en

consideración, por un lado, factores explicativos inherentes a los propios individuos y; por

otro, elementos del entorno social que reacciona frente al comportamiento delictivo. Hoy día

existe un mayoritario acuerdo en que la conducta delictiva no puede ser adecuadamente

comprendida si no atendemos a elementos diferentes, tanto de los sujetos como de su

contexto social. Los planteamientos teóricos más modernos, aunque focalizan su atención en

algún factor explicativo particular, reconocen que, si bien puede haber individuos más

agresivos y proclives a inmiscuirse en actividades delictivas, existen a la vez grupos sociales

que son injustamente discriminados por la sociedad y más severamente castigados por las

leyes.
4.4.1 Grupos teóricos principales

En esta obra hemos agrupado las principales teorías criminológicas en los tres

paradigmas ya mencionados y, dentro de ellos, en una serie de bloques teóricos. Las teorías

integradas en cada grupo teórico se vinculan entre sí a partir de dos posibles elementos de

conexión: o bien proceden de una línea teórica común (de la que constituyen nuevas

elaboraciones) o bien comparten, en mayor o menor grado, ciertos presupuestos y conceptos

comunes. Estas agrupaciones responden al esquema teórico que se recoge en el cuadro 4.1,

que explicaremos ahora brevemente y que define la estructura de los capítulos de la segunda

parte.

Cuadro 4.1. Principales grupos teóricos en Criminología: factores explicativos más

importantes y objetos de análisis.


El delito como elección

Dentro del grupo teórico del delito como elección (capitulo 5) se enmarcan algunas

teorías más antiguas, como la de la escuela clásica, a partir de Beccaria, y también una serie

de formulaciones teóricas modernas como la teoría económica del delito y la teoría de las

actividades rutinarias. Los presupuestos de partida de todas estas perspectivas son la

racionalidad humana y la “tendencia al placer” como base de la delincuencia. Según ello, los

individuos valorarían para delinquir estas perspectivas son la racionalidad humana y la

“tendencia al placer” como base de la delincuencia. Según ello, los individuos valorarían para

delinquir o no hacerlo las circunstancias de coste y beneficio que les comporta su conducta.

Su explicación de la delincuencia sería, por tanto, la existencia de una decisión racional para

delinquir. Consiguientemente, la sociedad debe disponer normas y sanciones penales que

contrarresten esta inclinación al propio beneficio. Implícitamente, la aseveración de que

existe una tendencia humana hacia la obtención de placer presupone, por un lado, una cierta

fundamentación biológica y, por otro, la existencia de un ambiente que ofrece la

disponibilidad de objetos y situaciones deseables.

Las influencias sociales

Un siguiente grupo teórico lo constituyen aquellas perspectivas que realzan el papel

de las influencias sociales (capítulo 6) que puede derivar en patología social y situaciones de

anomia. Su principal elemento común es la propuesta de que la delincuencia es el resultado

de la estructura y del funcionamiento social, y especialmente de los desequilibrios existentes

entre los objetivos sociales y los medios legítimos disponibles para su obtención. Esto es,

entre los objetivos sociales que se proponen a los ciudadanos (poseer más dinero y más status

social; ser más, en definitiva) y las posibilidades y recursos limitados de que disponen los

individuos más frágiles de la sociedad (los que cuentan con menores potenciales educativos

o económicos, o con menores habilidades) para el logro de tales objetivos. Esa discrepancia

entre objetivos sociales y medios para su obtención genera una tensión en los individuos, que

puede traducirse en la aparición de subculturas y de reacciones de ira, de cólera o de malestar

social. Como resultado de estas reacciones, y también de la ausencia de controles sociales


para su contención, algunos individuos cometerían actos delictivos para encurar el conflicto

generado.

Las predisposiciones agresivas

Un tercer conjunto teórico vendría integrado por los análisis de las predisposiciones

agresivas (capítulo 7), herederos de la línea de investigación iniciada por Lombroso a finales

del siglo XIX. En la actualidad, este sector teórico concibe la agresión como unas tendencias

agresivas serían el resultado de la selección natural operada a lo largo de la evolución de las

especies, de igual manera que el resto de características morfológicas o de comportamiento.

Según ello, la agresión cumpliría un papel adaptativo en la mayoría de las ocasiones,

mejorando la supervivencia de los individuos podrían excederse en sus manifestaciones

agresivas, ya sea por razones biológicas o ambientales, y podrían acabar delinquiendo.

Las Diferencias Individuales

Vinculado al anterior, el sector teórico que hemos denominado diferencias

individuales (capitulo 8) propone que los sujetos difieren entre sí en una serie de

características personales relacionadas con la edad, el sexo, la inteligencia y la personalidad.

Todos estos factores pueden jugar un papel decisivo en su influencia sobre la conducta

delictiva. La variable edad aparece en su influencia sobre la conducta delictiva. La variable

edad aparece claramente relacionada con el desarrollo y la evolución de las carreras

criminales de muchos delincuentes. Los varones delinquen más que las mujeres, y la

investigación psicobiológica actual ha puesto de relieve la existencia de diferencias

hormonales y neurológicas asociadas al género que se relacionan con la agresividad. Muchos

delincuentes muestran algunos déficits en su inteligencia social o interpersonal. Por último,

algunas teorías psicológicas han planteado la existencia de ciertos rasgos de personalidad

vinculados al comportamiento delictivo. Aunque todos los anteriores factores tienen

evidentes componentes biológicos en su base, ello no significa que estas características

individuales no sean también el resultado final de diversos elementos ambientales y sociales.


El aprendizaje de la delincuencia

Las teorías del aprendizaje de la delincuencia (capitulo 9) enmarcan, en primer lugar,

distintos modelos de conducta como el condicionamiento clásico o por asociación estimular,

el condicionamiento operante o aprendizaje mediante las recompensas que siguen al

comportamiento, y el aprendizaje vicario o mediante la imitación de modelos. En segundo

término, la esencia de este bloque teórico la constituyen las teorías criminológicas del

aprendizaje, entre las que se encuentran la teoría de la asociación deferencial de Sutherlan, y

la teoría del aprendizaje social de Akers. Su perspectiva fundamental es que la conducta

delictiva es, al igual que el resto de la conducta humana, aprendida.

La reacción y el conflicto social

A final de los años se produjo un cambio de paradigma en Criminología. Aparecieron

las teorías que hemos agrupado bajo la denominación de la reacción y el conflicto social

(capítulo 10). Este nuevo paradigma del conflicto sostiene que las leyes no son, sin más, el

resultado del consenso social entre el conjunto de los ciudadanos. Además, se considera que

los factores individuales o sociales aducidos en los anteriores grupos teóricos no son los

responsables de la delincuencia, o, al menos, no son los elementos más importantes. El factor

fundamental es que la sociedad crea unas normas que coinciden esencialmente con

comportamientos característicos de los grupos más desvalidos de la sociedad. Ciertos

individuos son etiquetados como delincuentes, como toxicómanos, etc., por razón de su

diferencia o de su fragilidad social, ya sea económica o cultural. De esta manera, las leyes y

la reacción social frente al comportamiento de algunos individuos, los más débiles de la

sociedad, son, en realidad, las que definen y crean la delincuencia. Así pues, el foco de

atención de estas perspectivas criminológicas va a ser los procesos de creación de las leyes y

las reacciones sociales que siguen a ciertos comportamientos.

Teorías integradoras

Finalmente, hemos agrupado en un último bloque algunas modernas teorías

integradoras (capítulo 11), cuyo objetivo es desarrollar explicaciones más amplias y


comprensivas del fenómeno delictivo. Nos referiremos a tres grupos principales de

perspectivas integradoras: las teorías multifactoriales, que toman en consideración la

influencia de diversos elementos sociales, personales y económicos; las teorías de los “rasgos

latentes”, que consideran que algunos individuos poseen ciertas características personales

que los posicionan frente a un mayor riesgo de cometer delitos; y las teorías de las etapas

vitales, que plantean que del mismo modo que los individuos evolucionan a lo largo de su

vida también cambian, paralelamente, los factores que influyen sobre su conducta delictiva.

4.4.2. Estructura de los capítulos teóricos

Las teorías criminológicas suelen constituir una de las parcelas más áridas del estudio

de la Criminología. A ello contribuye el hecho de que con frecuencia las teorías son

presentadas en los tratados y manuales como una sucesión histórica de autores y propuestas

dispares, poco vinculadas entre sí, alejadas de la realidad delictiva presente y distantes de la

investigación criminológica. Este libro pretende ser, por encima de todo, una obra didáctica.

Por ello, nuestro propósito en cada uno de los capítulos sobre teorías criminológicas es

presentar de manera sintética, integrada, y referida a la realidad criminológica actual, los

principales conceptos de cada conjunto teórico y de manera precisa sus teorías más

destacadas. Con esta finalidad, cada capítulo sobre teorías constará de cuatro partes

diferenciadas: (1) una síntesis de los conceptos fundamentales de cada bloque teórico, (2)

una visión global y resumida de sus antecedentes históricos y conceptuales, (3) una o varias

teorías actuales, presentadas con mayor detalle, y (4) un análisis de su validez empírica, esto

es del grado en que las teorías son confirmadas o refutadas por la investigación.

Mediante esta estructura nuestro objetivo es ofrecer al lector, por encima de todo, una

visión actual y rigurosa de las teorías criminológicas más importantes y de mayor actualidad.

Con esta finalidad, hemos renunciado a extendernos en los antecedentes más remotos del

pensamiento criminológico o en una presentación exhaustiva, pero incompleta, de todas y

cada una de las teorías criminológicas desarrolladas a lo largo de los años. Contrariamente a

ello, hemos seleccionado aquellas teorías más destacadas y las hemos presentado con
amplitud y precisión, de tal manera que el lector pueda hacerse una idea cabal de sus

presupuestos e implicaciones para comprender la realidad criminológica presente.

Principios Criminológicos Derivados

1. Una teoría es un conjunto de proposiciones cuyo objetivo es explicar un fenómeno

natural (por ejemplo, la delincuencia) a partir de otros fenómenos naturales.

2. Las principales características de las teorías criminológicas son las siguientes: (1)

definen relaciones entre una serie de factores explicativos y explicados

(generalmente, la conducta delictiva o los mecanismos de control); (2) tanto los

factores explicativos como los explicados deben poder ser observados: (3) las

relaciones establecidas deben confirmarse a partir de la propia realidad delictiva: y

(4) proponen aplicaciones para paliar el problema delictivo.

3. Una ley científica establece una relación simple entre un determinado factor

explicativo y un componente particular de la conducta delictiva. Un conjunto de leyes

científicas, vinculadas entre sí, forman una teoría criminológica.

4. Para que las teorías criminológicas sean comparables y competitivas entre si deben

hacer referencia al mismo objeto de estudio. Los dos principales objetos de análisis,

a los que se refieren la mayoría de las teorías criminológicas, son la conducta delictiva

y los mecanismos de control social.

5. Los paradigmas criminológicos constituyen un conjunto de asunciones y

presupuestos sobre el funcionamiento de la sociedad humana en general y de la

delincuencia en particular. Los principales paradigmas criminológicos son el del

“libre albedrío”, el “científico”, el del “conflicto” y el de la “interacción”.


Conclusión

- El delito será la acción u omisión ilícita y culpable expresamente descrita por la ley

bajo la amenaza de una pena o sanción criminal, por tanto, el solo pensamiento de

cometer una acción no constituye delito alguno, ya que para la existencia de este se

requiere de una acción u omisión en el mundo físico; desde luego, esa acción se

traduce en un hacer (acción propiamente dicha) o en un no hacer (omisión), que

produzcan un resultado en el mundo físico, es decir, consista en una acción u omisión

prevista en la ley penal.

- La criminología tiene tres objetos de estudio principales: a. El análisis de la creación

de leyes. b. El de la infracción de las leyes por los individuos en la conducta delictiva.

c. El de la aplicación de leyes, o sea el sistema de justicia que implementa en cada

Estado.

- A lo largo de la historia del pensamiento humano se han dado explicaciones diversas

sobre por qué los hombres se asocian en comunidad y porque algunos rompen esa

convivencia mediante el delito casi todos los sistemas filosóficos han prestado

atención a esta parte moral y política de la vida humana. También se ha formulado

propuestas y para solucionar el problema delictivo. La mayoría de ellas han consistido

para en recomendar el castigo de los infractores mediante penas diversas, como la

propia muerte los castigos corporales o, más recientemente, 1a privación de libertad.

También algunos pensadores han sugerido el empleo de medidas sociales y

educativas con la finalidad de prevenir la delincuencia.

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