Según la Real Academia Española (RAE), literatura es el «arte de la expresión verbal» (entendiéndose como verbal aquello «que se refiere a la palabra, o se sirve de ella») y, por lo tanto, abarca tanto textos escritos (literatura escrita) como hablados o cantados (literatura oral). En un sentido más restringido y 'neotradicional' (ya que las primeras obras literarias fueron compuestas para ser cantadas o recitadas); es la escritura que posee mérito artístico y que privilegia la literariedad, en oposición al lenguaje ordinario de intención menos estética y más práctica. El término literatura designa también al conjunto de producciones literarias de una lengua, nación, época o incluso de un género (la literatura griega, la literatura del Siglo XVIII, la literatura fantástica, etc.) y al conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia (literatura médica, jurídica, etc.). Es estudiada por la teoría literaria.
El concepto de literatura ha cambiado con el tiempo por ser parcialmente subjetivo; en su sentido genérico es el conjunto de cualquier producción escrita u oral de una nación, época o género y, en su sentido restrictivo, se considera que debe tener un valor estético o intelectual.
La literatura es una de las Bellas Artes y una de las más antiguas formas de expresión artística, caracterizada, según el Diccionario de la Real Academia Española, por la “expresión verbal”. Es decir que alcanza sus fines estéticos mediante la palabra, tanto oral como escrita. Sin embargo, nunca resulta fácil justificar qué cosa es y qué cosa no es literatura, ya que este se trata de un concepto construido históricamente. Así, fue revisado y redefinido numerosas veces a lo largo del tiempo, y existen muchas definiciones posibles .
Shakespeare es generalmente reconocido como el más grande de los escritores de todos los tiempos, figura única en la historia de la literatura. La fama de otros poetas, tales como Homero y Dante Alighieri, o de novelistas tales como León Tolstói o Charles Dickens, ha trascendido las barreras nacionales, pero ninguno de ellos ha llegado a alcanzar la reputación de Shakespeare, cuyas obras hoy se leen y representan con mayor frecuencia y en más países que nunca. La profecía de uno de sus grandes contemporáneos, Ben Jonson, se ha cumplido por tanto: «Shakespeare no pertenece a una sola época sino a la eternidad».
El crítico estadounidense Harold Bloom sitúa a Shakespeare junto a Dante Alighieri, en la cúspide de su canon occidental:
Ningún otro escritor ha tenido nunca tantos recursos lingüísticos como Shakespeare, tan profusos en 'Trabajos de amor perdidos' que tenemos la impresión de que, de una vez por todas, se han alcanzado muchos de los límites del lenguaje. Sin embargo, la mayor originalidad de Shakespeare reside en la representación de personajes: Bottom es un melancólico triunfo; Shylock, un problema permanentemente equívoco para todos nosotros; pero 'sir' John Falstaff es tan original y tan arrollador que, con él, Shakespeare da un giro de ciento ochenta grados a lo que es crear a un hombre por medio de palabras.
Shakespeare es el menos inglés de los poetas de Inglaterra. Comparado con Robert Frost (de New England), con William Wordsworth, con Samuel Johnson, con Chaucer y con los desconocidos que escribieron, o cantaron, las elegías, es casi un extranjero. Inglaterra es la patria del 'understatement', de la reticencia bien educada; la hipérbole, el exceso y el esplendor son típicos de Shakespeare.
Shakespeare fue poeta y dramaturgo venerado ya en su tiempo, pero su reputación no alcanzó las altísimas cotas actuales hasta el siglo XIX. Los románticos, particularmente, aclamaron su genio, y los victorianos adoraban a Shakespeare con una devoción que George Bernard Shaw denominó 'bardolatría'.
En el siglo XX, sus obras fueron adaptadas y redescubiertas en multitud de ocasiones por todo tipo de movimientos artísticos, intelectuales y de arte dramático. Las comedias y tragedias shakespearianas han sido traducidas a las principales lenguas, y constantemente son objeto de estudios y se representan en diversos contextos culturales y políticos de todo el mundo. Por otra parte, muchas de las citas y aforismos que salpican sus obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en inglés como en otros idiomas. Y en lo personal, con el paso del tiempo, se ha especulado mucho sobre su vida, cuestionando su sexualidad, su filiación religiosa, e incluso la autoría de sus obras.
Es la obra final de la llamada «tetralogía Lancaster»: viene precedida por Ricardo II, Enrique IV, parte 1 y Enrique IV, parte 2. Por lo tanto, el público estaba ya familiarizado con Enrique, el personaje principal, que da título a la obra, pues fue representado en el Enrique IV como un hombre salvaje e indisciplinado conocido como «Príncipe Hal». En Enrique V, el joven príncipe ha madurado y se embarca en la conquista de Francia. La obra se centra en los acontecimientos ocurridos inmediatamente antes y después de la batalla de Azincourt, durante la Guerra de los Cien Años.
Su título original aparece en la primera edición —en quarto— (1600) como The Cronicle History of Henry the fifth y, más tarde, en el First Folio (1623), como The Life of Henry the Fifth.
... originalmente los cuentos de hadas tenían con frecuencia finales tristes?
... el autor de No tengo boca y debo gritar afirma que la máquina que lidera la guerra contra la humanidad en la saga Terminator está basada en su visión del ordenador AM en este libro?
« Casi todos se figuran en su imaginación a España como una región meridional preciosa, con los suaves encantos de la voluptuosa Italia; pero es, por el contrario, en su mayor parte —si bien se exceptúan algunas de sus provincias marítimas—, un país áspero y melancólico, de escarpadas montañas y extensísimas llanuras desprovistas de árboles, de indescriptible aislamiento y aridez, que participan del salvaje y solitario carácter de África ».