Capitulo 5 Inmunologia
Capitulo 5 Inmunologia
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Resumen conceptual
La inflamación es una respuesta biológica normal de los tejidos
vascularizados a las agresiones físicas, químicas o biológicas: no es una
enfermedad. Durante la inflamación ocurren cambios vasculares en el tejido donde
ésta se establece; esos cambios pueden ser visibles si se encuentran, por ejemplo,
en la piel. Sin embargo, también es posible que la inflamación se presente en un
órgano interno y, por tanto, los cambios que induce no se perciben a simple vista. La
inflamación puede afectar el funcionamiento del órgano u órganos donde tiene lugar
el proceso, pero también produce cambios sistémicos como fiebre. Están
identificados los elementos celulares, bioquímicos y moleculares que participan en
este proceso dinámico que tiene las dos caras de la moneda: por un lado, protege y
contribuye a la salud y, por otro, es responsable de daño tisular y disfunción
orgánica en diversas enfermedades. Es importante resaltar el papel de este proceso
tanto en la homeostasis como en la patología humana, es decir, su importancia en la
salud y la enfermedad.
Introducción
La inflamación es un proceso biológico que se presenta solamente en los tejidos
vascularizados como respuesta a una agresión, la cual puede ser física (calor,
radiación, traumatismo), química o biológica. La inflamación no es una
enfermedad, pero está involucrada en el daño y las molestias generales o locales
del órgano o tejido donde tiene lugar. La persistencia de este proceso en algunos
órganos origina pérdida de su función (Tabla 5-1).
La inflamación es responsable del daño que se observa en las
enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso, la
glomerulonefritis por complejos inmunes, la psoriasis, la enteritis regional, la colitis
ulcerativa y trastornos que afectan el hígado, entre otras. La inflamación también
causa el daño tisular inducido por infección aguda o crónica; en este último caso se
sabe que en algunas infecciones por bacterias intracelulares (como Mycobacterium
tuberculosis) la etiología del daño tisular es la respuesta inflamatoria del paciente y
no la bacteria misma. Causas físicas o traumáticas, químicas y biológicas pueden
iniciar la inflamación, pero también pueden hacerlo estímulos de la respuesta
inmune innata o de la adquirida, como se detalla más adelante. Esta respuesta
biológica llamada inflamación está sujeta a mecanismos de regulación positiva,
es decir, que estimulan, favorecen o inician el proceso; la naturaleza química de
estos estimuladores o promotores de la inflamación es variable e incluye
quimiocinas, citocinas e interleucinas. Este proceso de inflamación también está
regulado de manera negativa, esto es, a través de compuestos o mediadores que
disminuyen o controlan a la baja el proceso, cuya acción es entonces
antiinflamatoria.
En la Tabla 5-1 se lista una parte de las alarminas. proteína 1 del grupo de
alta movilidad y anfoterina HMGB1 es una proteína nuclear que se une al
nucleosoma y es liberada cuando ocurre muerte celular no programada. Por el
contrario, cuando ocurre apoptosis, esta proteína no se secreta. La presencia de
HMGB1 en las secreciones puede provenir pasivamente de las células muertas o
activamente de células que la secretaron en respuesta al daño tisular o inflamación
inducida.
Las proteínas de choque térmico (HSP) son una familia de moléculas
proteicas que funcionan como chaperoninas, cuidando el plegamiento y
replegamiento de las proteínas recién sintetizadas.
Las alarminas son moléculas endógenas, a diferencia de los patrones
moleculares asociados a patógenos PAMP, que son de origen externo. Los
patrones moleculares asociados a daño tisular DAMP son ejemplo de alarminas que
se liberan de manera inmediata después de la muerte no programada de células de
cualquier tejido.
La inflamación exagerada, fuera del control fisiológico, como se observa en el
choque séptico que acompaña a algunas infecciones, llega a producir la muerte;
esto sucede con mayor frecuencia de lo que parece a simple vista, debido a las
infecciones graves que experimentan algunos pacientes hospitalizados. Los
mecanismos que participan en esta reacción descontrolada se comentan más
adelante en este capítulo.
Los tejidos que no tienen vasos sanguíneos, como la córnea, no
experimentan el proceso de inflamación.
El proceso dinámico llamado inflamación se clasifica en agudo o crónico
según el tiempo de evolución y las células que predominan en el tejido
inflamado; se dice que es aguda cuando el tiempo transcurrido entre la aparición
de las manifestaciones anatómicas, sistémicas o celulares es de minutos u horas
hasta algunos días y predominan los leucocitos polimorfo nucleares (PMN) en el
tejido afectado. En el caso de la inflamación crónica, el tiempo de evolución dura
desde meses hasta años y se caracteriza por la presencia de linfocitos y
macrófagos, es decir, células mononucleares (MN). La inflamación también puede
clasificarse de acuerdo con el agente causal que la induce. De manera general se
dice que la inflamación es de origen inmunológico cuando algunos de los
efectores de la respuesta inmune inician el proceso inflamatorio.
Los complejos antígeno-anticuerpo son capaces de activar el sistema del
complemento por la vía clásica Inmunoglobulina G e Inmunoglobulina M (IgG e IgM)
y con ello dar origen a los fragmentos C3a y C5a, que son quimioatractantes para
los leucocitos polimorfo nucleares (PMN). En otras ocasiones, la presencia de
cantidades altas de anticuerpos del isotipo IgE, por ejemplo, en pacientes alérgicos,
también induce e inicia una inflamación aguda. El anticuerpo IgE normalmente se
encuentra fijo en la superficie de las células cebadas y como consecuencia de su
interacción con el antígeno o alergeno se produce la liberación de histamina y otros
mediadores de la inflamación. Por otra parte, cuando la inflamación comienza por
una irritación física, como la radiación solar, una lesión traumática en la piel u otros
agentes físicos o químicos, se dice que la inflamación no es de origen
inmunológico, ya que los efectores del sistema inmune no participan como los
iniciadores del proceso infamatorio.
Inflamación
• Es un proceso biológico que ocurre en tejidos vascularizados, no una enfermedad.
• Se presenta como respuesta a una agresión física, química o biológica
• Su persistencia en órganos da lugar a pérdida de la función y enfermedad.
• Puede ser inducida o iniciada por una infección, por citocinas o por complejos
inmunes
La inflamación y la enfermedad
La inflamación es responsable del daño en las enfermedades autoinmunes.
• La inflamación es responsable del daño tisular inducido por infección aguda y
crónica
Manifestaciones clínicas visibles de la inflamación.
La inflamación aguda localizada en la piel, iniciada con participación de efectores
del sistema inmune o independiente de ellos, produce evidencia visible de su
existencia. Aparecen cambios que fueron identificados desde hace muchos años
como los signos cardinales de la inflamación, a saber: a) rubor, el cual se refiere al
color rojo del área involucrada en el proceso inflamatorio y se debe al aumento de la
circulación sanguínea y a la congestión vascular local; b) calor, elevación de la
temperatura en el sitio de la inflamación como consecuencia del incremento de la
irrigación sanguínea; c) tumor, lo que significa que hay un aumento de volumen o
edema local por congestión vascular y aumento de las células que llegan al sitio de
la inflamación; d) dolor, el tejido inflamado edematoso ocasiona dolor localizado en
el sitio afectado por la irritación local de terminaciones nerviosas; y e) pérdida de la
función, el quinto signo de la inflamación.
Cuando la inflamación aguda se debe a una infección por bacterias
piógenas, como Staphylococcus aureus y otras, se produce un material
purulento llamado pus. Este material constituye una colección de leucocitos
polimorfos nucleares PMN y detritus o restos celulares, y su presencia en un sitio
como la piel constituye otra manifestación clínica visible de inflamación. La
inflamación puede ocurrir en cualquier tejido vascularizado y por lo tanto
prácticamente todos nuestros órganos internos pueden presentar inflamación. En
caso de que éstos se inflamen, es imposible observar a simple vista el proceso
antes descrito, como sí es factible hacer en caso de una inflamación en la piel. Con
el apoyo de los instrumentos de endoscopia, hoy en día se tiene acceso a una
exploración visual de los órganos localizados en el tórax o el abdomen y a través de
ellos puede documentarse la presencia de los signos cardinales de la inflamación.
La terminación –itis, por ejemplo, en endocarditis, otitis, apendicitis, faringitis,
gastroenteritis, significa inflamación.
El doctor Ruy Pérez Tamayo, en su libro Introducción a la patología, dejó en
claro que la existencia de un quinto signo cardinal de la inflamación propuesta por
Rudolph Virchow, referente a la pérdida de la función del órgano afectado por la
inflamación, había sido erróneamente adjudicada a Galeno (Tabla 5-2).
La quimiotaxis
Se conoce con el nombre de quimiotaxis el desplazamiento de los glóbulos
blancos a favor de un gradiente de concentración de una sustancia atractante.
Los polimorfonucleares tienen un mecanismo eficiente que les permite desplazarse
o moverse con facilidad, ya que están dotados de un citoesqueleto con proteínas
como la actina que intervienen en esta función. ¿Por qué abandonan los neutrófilos
la sangre hacia el sitio de la infección en el tejido? Como se describió en párrafos
anteriores, tanto las células endoteliales como los PMF sufren cambios en su
superficie cuando ocurre una inflamación de origen infeccioso, pero además
los leucocitos tienen la capacidad de moverse a favor de un gradiente de
concentración de una sustancia llamada quimioatractante o quimiotáctica. Los
compuestos que tienen esta propiedad quimiatractante están presentes en un
número grande de microorganismos; entre estos productos bacterianos
quimiotácticos se encuentran un tripéptido formado por metionina-leucina y
fenilalanina (f-met-leu-phe), conocido también como formilmetionil péptido, y el
lipopolisacarido LPS. Otros compuestos que atraen a los glóbulos blancos son
originados como parte de la activación del sistema inmune, por ejemplo los
fragmentos C3a y C5a del sistema del complemento, los cuales cuentan con
propiedades quimiotácticas. La quimiocina CXCL8 atrae polimorfonucleares,
mientras que la MCP-1 o la CCL2 atraen monocitos. Existen otros factores
quimioatrac-tantes propios de los leucocitos polimorfonucleares como el factor
activador de las plaquetas (PAF, de platelet-activating factor). También las
citocinas proinflamatorias tienen una función quimiotáctica; éstas incluyen la IL-1,
el factor de necrosis tumoral alfa y la IL-8, la primera quimiocina conocida (Figura 5-
3).
La inflamación crónica
La persistencia de un proceso inflamatorio por semanas, meses o años en el mismo
tejido u órgano conduce a cambios en la arquitectura y aspecto del tejido; puede
llegar incluso a su destrucción y a la pérdida de su función.
Las causas de la inflamación crónica son infecciones por agentes como las
bacterias intracelulares (Mycobacterium tuberculosis, Nocardia brasiliensis,
Salmonella typhi y Brucella abortus, entre otras). En estos casos la respuesta del
huésped produce una intensa inflamación delimitada por fibras de tejido
conectivo que forman lo que se denomina un granuloma, el cual tiene
fibroblastos, linfocitos, macrófagos, monocitos, células dendríticas y células
mononucleadas gigantes y con citoplasma vacuolado llamadas células
espumosas (foamy cells); todas estas células generalmente se encuentran
rodeando las colonias del agente microbiano que indujo el proceso. En todos estos
casos, la infección no se resuelve, sino que persisten, por un lado, el agente
infeccioso y, por otro, la respuesta del huésped por meses o años destruyendo los
tejidos y órganos.
Otra causa de la inflamación crónica son las enfermedades autoinmunes,
como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso diseminado. En estos casos, las
manifestaciones clínicas dependen del órgano o tejido directamente involucrado en
el proceso autoinmune. Por ejemplo, en la artri-tis reumatoide, aunque puede haber
inflamación extraarticular, el órgano blanco del proceso autoinmune es el cartílago
articular. Con el paso del tiempo, además del cartílago puede afectarse la sinovia y
luego evolucionar hasta erosión de cartílago y destrucción de hueso. Estos cambios
producen dolor, enrojecimiento, aumento de volumen del área involucrada y
funcionamiento anormal de la articulación.
Si bien puede existir congestión vascular y edema en los tejidos con un
proceso inflamatorio crónico, casi nunca son de la magnitud que se observa en la
inflamación aguda. La diferencia más significativa en la inflamación crónica es el
predominio de leucocitos mononucleares, incluidos monocitos, macrófagos y
linfocitos. Otro cambio importante en el tejido es la presencia de fibroblastos y
fibras de colágena, así como de células plasmáticas. En la Figura 5-7 se muestran
estos cambios bajo el microscopio de luz.
Inflamación crónica
• Es la persistencia de un proceso inflamatorio por semanas, meses o años en el
mismo tejido, incluso con destrucción de la función del tejido afectado.
• Puede haber congestión vascular y edema.
• Existe predominio de leucocitos mononucleares: monocitos, macrófagos y linfocitos.
Conclusión
La inflamación es una respuesta de los tejidos vascularizados a estímulos del medio
ambiente para amplificar los mecanismos de protección. La inflamación puede ser
de origen inmunológico, pero también ser la respuesta a una agresión física,
química o biológica. Según el tiempo durante el que este proceso está activo, se
clasifica en aguda y crónica. La persistencia de este proceso por un período largo
de tiempo en los tejidos produce su daño o destrucción, con la consiguiente pérdida
de la función de ese órgano o tejido. Los seres vivos, capaces de montar una
respuesta de inflamación, también cuentan con mecanismos antiinflamatorios, es
decir, mecanismos de regulación negativa para frenar este proceso. La inflamación
produce manifestaciones locales y sistémicas que sirven de guía al médico para
orientar acerca de su naturaleza y localización. Muchas enfermedades infecciosas,
autoinmunes y alérgicas cursan con inflamación crónica descontrolada que culmina
con la destrucción de tejidos, como el articular en el caso de la artritis reumatoide. El
médico utiliza medicamentos que tienen la capacidad de disminuir la inflamación y
con ello ayudar a controlar parte del daño. La inflamación aguda exagerada sin
control es capaz de causar la muerte inmediata de los seres humanos.