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Sonia Sanoja-Informe

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Ser en la duración poética, no el poema,

ser arte no obra de arte, ser centro no búsqueda del centro,


ser origen y no expresión de un origen
es éste el límite sobrepasado en la danza
por el cuerpo en embriaguez.

Hanni Ossott

El tema de la danza es la vida, lo que vive.

No lo anecdótico de la vida...

Sonia Sanoja

Superando las vinculaciones con el espectáculo, la distracción y la


diversión Sonia Sanoja asume la danza como fuente expresiva, deseo
comunicante que ausente de palabras revela la profunda, compleja e intensa
realidad emocional del ser.

“Estoy en un mundo donde no puedo más que sumergirme. A veces lo palpo


con el ángulo de un brazo, con un giro circular del torso, en una huida libre de
la cadera.

Eso es la danza. El único dominio donde puedo expresarme.”

Sonia Sanoja

Es sin duda una de las más destacadas creadoras de nuestro país,


quien a pesar de afirmar poseer un único dominio, el lenguaje del movimiento,
logra traducir su danza en palabra poetizante, verbo danzado, hecho cuerpo.

Su integralidad la define no sólo como bailarina y coreógrafa sino


también como poeta y filósofa. Además, mantiene fuertes vínculos con la
literatura y las artes plásticas, de donde nutre significativamente sus obras.
Ejemplo de ello, es su relación con Gertrud Goldschmidt, mejor conocida como
Gego, escultora moderna venezolana de origen alemán; creadora de Chorros y
Recticuláreas de donde Sonia se inspira para construir Coreogegos, piezas
coreográficas presentadas en el Museo de Arte Contemporáneo, en el marco
expositivo de dicha escultora, en el año 1977.

Sonia Sanoja, nacerá en 1932 en la ciudad capitalina de Caracas bajo el


régimen de Marcos Pérez Jiménez, una de las dictaduras más represivas
dentro de la historia venezolana. En medio de una sociedad rural y fuertemente
conservadora, desconocedora del arte de la danza, esta notable bailarina logra
construir su camino en esta disciplina y en muy poco tiempo diseña su propio
lenguaje, siendo reconocida tanto a nivel nacional como a nivel internacional
como una de las principales creadoras de Latinoamérica.

Gracias al interés de su padre por la danza, y a la fuerte convicción que


ya desde niña desarrollaba Sonia hacia el acto de bailar, inicia sus estudios de
educación media en el Liceo Andrés Bello, donde paralelamente comienza su
formación en la Cátedra de Ballet con los maestros Gray, bailarines irlandeses
provenientes del Ballet del Coronel de Basil. Luego, continúa sus estudios con
el maestro mexicano Grishka Holguin, que tras su llegada al país en 1948
genera espacios donde nuestra maestra se acercará a la danza moderna. En
Febrero de 1960, la asociación francesa Danse et Culture la invita a participar
como coreógrafa y solista en el Festival de Jóvenes Coreógrafos celebrado en
el Teatro de la Ciudad Universitaria de París. Donde presenta la pieza titulada
Duración Uno y Cuatro, la primera de más de 60 coreografías que gestará en
toda su trayectoria artística. Dentro de sus creaciones también encontramos la
publicación de tres ejemplares: Duraciones Visuales (1963), junto a la fotógrafa
suiza Bárbara Brundli, A Través de la Danza, con fotos de la bióloga Heide
Herbig (1971) y Bajo el signo de la danza (1992).

La verdad es que Sonia desde que emprende su camino en el


movimiento, no se detendrá y habitará desde espacios de formación, hasta
espacios de dirección y creación. Pero más allá de su impresionante
curriculum, es su filosofía hacia la danza, la cual define como una forma de
vida, a la cual hasta hoy día se mantiene fiel.

“Danzar es una actitud ante la vida, un riesgo vital, una osadía austera, diaria,
apasionada.
Es el goce desafiante de los días, de la vida de todos los días y el deseo de
saltar y quedar suspendidos en el aire, atemporales, como en un sueño de
levitación.”
Sonia Sanoja

Profunda en su hacer como en la reflexiones de su oficio, despertará la


admiración de grandes poetas y escritores, quienes le dedicarán
impresionantes líneas. Tal es el caso de Luis Alberto Crespo, poeta y ensayista
venezolano, quien en su última publicación, redactará el prólogo titulado ELLA
O EL AIRE, texto donde describe el movimiento de Sonia como la conjunción
entre el poeta, el danzarín y el iniciado. Un ritual donde la palabra y el cuerpo
son unidad cómplice, complemento pleno y no evidencia contradictoria.

La danza de Sonia, fue descrita por las bellas letras y es que ella al
moverse es metáfora viva, ingravidez arraigada, huida enraizada, ancestralidad
encarnada.

“Primitiva, casi salvaje en su múltiple lenguaje corporal donde se encarna el


grito y el silencio, el allá y el abismo, la tierra y el cosmos, Sonia Sanoja deja de ser ella
para dejarse poseer por su propio gesto de crispación o vehemencia, a penas
semejante a su apariencia, apenas, porque mientras danza pierde condición humana,
se arboriza, desde la raíz al follaje; se animaliza, es pájaro y felino o mejor, es vuelo y
acecho; se cosifica, es piedra y polvo. Hay como algo naciente siempre en el
movimiento de sus brazos y sus piernas, algo genésico. Pareciera que al danzar nos
diera el sentido primero de lo que vive, lo que permanece gestándose desde el afuera
hacia nosotros y viceversa, en una perenne correspondencia hechizada por las
errancias las quietudes que dirigen –o más bien suscitan- su ser danzante.”

Luis Alberto Crespo, Ella o el Aire- Prólogo Bajo el Signo de la Danza (1992).

A través de la Danza, Sonia supera toda forma, está ya no la contiene y


cual la serenidad de una lágrima interpretará a sus 84 años, junto a Graciela
Henríquez y bajo la dirección de Leyson Ponce, su última escena Amor
Amargo, inspirada en una novela de Rómulo Gallegos.
Profunda, intensa y sobre todo humilde Sonia Sanoja es evidencia plena
de la danza-vida, porque para ella el movimiento es el lugar donde se
reconoce, donde se afirma consigo misma.

Nosotras afortunadas, gozamos de su transitar…

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