Aman Tokyo

Ha resultado que la cima de un rascacielos japonés es el lugar ideal para el tipo de experiencia que propone Aman. Una vez en el piso 33 de la torre Otemachi, las calles de la ciudad no son más que un recuerdo y el huésped solo tiene ojos para los interiores de estética contemporánea, envueltos en un aura de quietud casi religiosa. El responsable de los mismos no es otro que Kerry Hill: el interiorista australiano, artífice asimismo de otros resorts Aman, parece sentirse en su elemento manejando los códigos de la estética japonesa. Cierto que no verás tatamis, pero el marco globalmente es bastante tradicional.

¿Y qué más se puede decir aparte de que todo roza la perfección? Las estancias son la versión moderna y urbana del ryokan clásico, al igual que el impresionante y enorme spa es una interpretación, cómo no, de los tradicionales onsen. Las vistas, por supuesto, son espectaculares y la proximidad de los Jardines Imperiales las hace aún mejores. Aman logra incluso elevar el nivel gastronómico de una ciudad pródiga en estrellas Michelin: Arva, en la última planta, propone una cocina europea vista a través del prisma nipón, elaborada con ingredientes locales y digna de todos los halagos.

Cómo llegar: La torre Otemachi está comunicada con la estación de metro de Otemachi (cinco líneas de metro) y a poca distancia de la estación de Tokio, conectada con la red nacional de trenes de alta velocidad Shinkansen. El aeropuerto de Haneda, a 40 minutos, opera vuelos nacionales e internacionales, mientras que el aeropuerto de Narita, a 60 minutos, opera sólo vuelos internacionales.