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EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES.
Este libro contiene la historia de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte,
y detalla una serie de acontecimientos que experimentó en la tierra. Muestra principalmente el amor de Dios hacia la humanidad. Asimismo, permite reconocer la victoria constante de Jesús en comunión con el Padre; pero también nos da a conocer lo que implica la vida en la tierra, los errores que comete el hombre, y orienta al lector a evaluar y reflexionar acerca de la vida que está viviendo, saber si está viviendo por y para cristo. Durante la lectura muestra a Jesús como la figura central de la historia de la humanidad. Nadie ha tenido una influencia tan decisiva sobre la tierra como Cristo Jesús. Se nos relata los eventos de la vida de Jesús, lo presenta como el que puede satisfacer los anhelos más profundos del corazón humano. Inicia con la llegada y presencia de Jesús en la tierra, mediante la cual pudo revelar el carácter de Dios, a la humanidad. El nombre profetizado para Él fue Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Cristo recibió facultades de Dios, pero no se las guardó para sí, sino las compartió con la humanidad. En su diario vivir actuaba con el deseo de calmar todo dolor o sufrimiento. Y mientras extendía su mano para ayudar o atender alguna necesidad, brindaba palabra de aliento, y compartía las buenas nuevas. Durante su adolescencia, Jesús procuraba involucrarse en las cosas de su Padre, acudía a la sinagoga y escuchaba a los doctores de la ley. Al igual en su juventud, mantenía un carácter alegre y apacible. No se desanimaba, pacientemente toleraba las malas acciones e insultos de los demás. Ante alguna provocación, sus labios expresaban sabiamente un escrito está, de acuerdo a cada contexto; así también les hacía llegar algún mensaje que Dios tenía para ellos. Llegó el momento en que Jesús eligió a sus discípulos y los llamó como testigos, para que proclamen al mundo acerca de lo que vivieron a su lado. Son considerados parte del plan de salvación. Así como a los discípulos, Dios llama a los hombres en la condición que se encuentren; a pesar de sus imperfecciones.
En respuesta a ese llamado, Él los guía y prepara, y por la gracia de Cristo
pueden ser transformados a su imagen, para poder presentar a Cristo al mundo. El Padre en la actualidad, continúa llamando a hombres para cumplir la gran misión, Él desea manifestar su poder por medio de nosotros como los primeros discípulos. Cristo mora en el corazón por la fe; y mediante la colaboración con lo divino el poder del hombre se hace eficiente para el bien. Entre los discípulos, Jesús eligió a tres, Pedro, Juan y Santiago, quienes tuvieron el gran privilegio de acompañarle al monte de la transfiguración y poder presenciar brevemente la victoria de nuestro Señor sobre el pecado y la muerte. Pudieron ver y oír cosas que superaban su comprensión humana. En otra ocasión, Jesús les señaló también a los discípulos la importancia de la fe, cuando Jesús echó fuera un demonio del cuerpo de un hombre, habiendo intentado anteriormente los discípulos, pero fracasaron en ello, y al preguntarle a Jesús, por qué ellos no pudieron echarlo fuera, contestó: "Por vuestra poca Fé; porque les digo, que si tuvieran Fé como un grano de mostaza, dirias a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada les será imposible.
De esta manera, hace mención a un granito de mostaza, pues explica, si este
logra tener contacto con la tierra, por muy pequeño que pueda ser, aprovecha todo nutriente y como resultado permitirá el crecimiento del árbol más impotente; así también, si llegamos a fortalecer nuestra Fé, el poder celestial nos otorgará ayuda y nada será imposible. En la gran historia de Jesús, se resalta un acto mayor de amor, el cual fue evidenciado a través de su muerte en la cruz por cada uno de nosotros. Este acto también es señal de triunfo, puesto que Cristo se entregó totalmente a cumplir su misión, para finalmente poder exclamar ¡Consumado es!. Este clamor es muy significativo porque representó la obra de redención tanto para nosotros, como también para los ángeles.
Mediante la lectura reconocemos al bendito Redentor de modo que nos ayuda
a acudir a Él como a una realidad viviente, con la cual puede tenerse comunión íntima y vital, y hallar en él, como los discípulos de la antigüedad, al poderoso Jesús, que transforma de acuerdo con su propia imagen divina a los que acuden a Dios por su medio.
Nuestro plan de salvación no fue improvisado, Dios no ordenó que el pecado
existiera pero hizo provisión para combatirlo. Por su humanidad cristo tocaba la humanidad y por su divinidad se hacía del trono de Dios. Nos dio ejemplo de obediencia. El fue tratado como nosotros merecemos, a fin que pudiéramos ser tratados como el merece. El murió para que nosotros pudiéramos vivir en Él. Cumpliendo así, el ser Él nuestro señor Jesucristo El deseado de todas las gentes, A quien todos necesitamos en nuestras vidas para vivir plenamente y con esperanza; con seguridad de que en Cristo Jesús hay salvación sin excepción. MIMD