Los - Reto - de - La - Geografia. - en - Educacion - Basica. - Su - Ensenanza - y - Aprendizaje-1-10 (1) - 1-9
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Cómo enseñar
en educación básica
Pilar Benejam Arguimbau
Universidad Autónoma de Barcelona
1. La geografía figura en los currículos escolares porque, como dice Edward Soja, es
una manera extremadamente interesante de comprender el mundo. La geogra-
fía explica la organización espacial de las sociedades humanas; es decir, cómo las
relaciones sociales van transformando el territorio a lo largo del tiempo y cómo, si-
multáneamente, la configuración espacial de un territorio influye en las estructuras
sociales.
Para estudiar un lugar, las variables espaciales, temporales y sociales difícilmen-
te pueden separarse, lo cual justifica el creciente interés por el estudio integrado
de las Ciencias Sociales. Mientras esta empresa conjunta sigue sin encontrar la
formulación deseada y la aceptación necesaria, la geografía pone su énfasis en
el objetivo de que los alumnos vayan construyendo conceptos espaciales básicos
que les sirvan para conocer e interpretar el mundo en que viven.
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2. Debido al conocimiento que procura y a la manera como se enseña, la geografía
participa en la finalidad general de la educación, la cual consiste fundamental-
mente, en ayudar a los alumnos a que desarrollen tres capacidades básicas: pensar
por sí mismos, explicar el diálogo y participar. Estas intenciones son una aspiración,
pero saber a dónde se quiere llegar orienta e ilumina las acciones educativas.
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¿Qué enseñar de geografía? Conceptos espaciales básicos
La temática que estudia la geografía en cada nivel escolar se concreta en los progra-
mas que conforman el currículo nacional. Sin embargo, el conocimiento geográfico
debe desarrollar conceptos espaciales básicos en todos los niveles de la enseñanza,
de acuerdo con las capacidades de los alumnos. Por lo tanto, ellos deben:
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y culturales. Estas relaciones son interdependientes e inestables, de manera que una
alteración en una de ellas puede provocar cambios en todo el sistema. Estas alte-
raciones no siempre son previsibles; por ejemplo, la caída del muro de Berlín, que
cambió el equilibrio mundial en favor de una única potencia y dio paso al triunfo de
un capitalismo sin trabas. Todo ello demanda olvidar discursos didácticos lineales y
adoptar uno multi-causal, tan complejo como sea posible, en cada etapa escolar.
4. Reconocer el espacio en su desigualdad como un sistema polarizado de centros do-
minantes y periferias dependientes, debido a los diferenciales de poder que surgen
de clases sociales, etnias, género y formas de marginalización o exclusión espacia-
les. Esta desigualdad se entiende como un grave problema social que hace necesa-
rio lograr una mayor equidad. La didáctica crítica propone interesarse activamente
en los problemas de justicia social, para comprender la división territorial del trabajo
y del bienestar colectivo, dentro de la estructura global del capitalismo y dentro de
las estructuras del propio país. Los alumnos deben conocer que hay políticas sociales
y propuestas de planificación y organización del territorio que se orientan hacia una
mayor equidad, y políticas que no la favorecen. Este conocimiento puede mover a
un compromiso por mejorar la situación de la población marginada.
5. Valorar el espacio en su diversidad, considerando la multiplicidad de paisajes, pueblos,
culturas, lenguas, costumbres, artes, imaginarios, opciones políticas y religiosas como
una riqueza cultural. Esta diversidad constituye el bagaje cultural de la humanidad, el
cual debe ser valorado, preservado, enriquecido y reinterpretado. Desde nuestra cul-
tura, el respeto por la diversidad se sitúa dentro del marco de los derechos humanos.
Las regiones políticas y administrativas de cada país presentan gran variedad
de paisajes e integran diversos pueblos con identidad propia. La didáctica propo-
ne comprender y valorar la diversidad de pueblos y culturas que existen en los terri
torios y las regiones que integran un Estado, para favorecer actitudes de respeto,
conocimiento mutuo, aprecio y cooperación.
6. Analizar el espacio en su intencionalidad. Éste se ha conformado y modelado a
partir de elementos naturales e históricos, pero ha sido básicamente el resultado
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de procesos políticos. Además, es un producto cargado de ideologías. Los espa-
cios nacionales y regionales del mundo evidencian los procesos y las relaciones
sociales de producción y acumulación capitalista. Son ejemplos conocidos la divi-
sión territorial del trabajo y la segmentación del espacio residencial urbano.
7. Asumir los espacios de identidad y de alteridad. Un pueblo se forma cuando un
grupo humano comparte características, significados, valores, afectos y cultura.
Una persona se identifica como parte de un pueblo o nación cuando siente que
forma parte de este colectivo y considera sus problemas como propios. Los pueblos
abiertos son dinámicos y su cultura se construye, se transforma y se comparte. Una
persona forma su identidad cuando participa en proyectos en común con otras,
a la vez que puede ser leal a varias patrias. Un pueblo, al tiempo que se consolida
socialmente, se vincula a unos espacios de vida y de experiencia, los transforma y
es transformado por ellos. Algunos autores dicen que los seres humanos somos en
parte el resultado de nuestros paisajes.
La identificación con un grupo humano no presupone exclusión ni enfrenta-
miento con otros colectivos, con los que cabe mantener relaciones de respeto y
colaboración. En un mundo global donde aumentan las tendencias homogenei-
zadoras se tienen en común problemas, usos y valores. Pero, al mismo tiempo, los
pueblos afirman su especificidad y sus espacios.
8. Reconocer el espacio como una realidad vulnerable cuyos recursos deben ser
utilizados de manera sostenible. Cabe entender a la humanidad como parte del
Universo, del planeta Tierra y de la vida: un ecosistema cuyo equilibrio comprome-
te a todos sus elementos y actores. Estas consideraciones implican, en didáctica,
dedicar atención a los problemas derivados del uso y del abuso de los recursos, y
considerar la necesidad de trabajar y de implicarse en acciones orientadas a la
preservación y mejora del patrimonio natural y cultural.
9. Comprender la relación entre espacios globales y locales. Los espacios globales
son el resultado de la teorización del conjunto de los espacios locales. Los espa-
cios locales ejemplifican variables globales modificadas por las condiciones espe-
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cíficas de cada contexto. Hoy se acepta la complejidad que combina lo general
y generalizable con lo único y singular.
Los lugares y las regiones son objeto del estudio de la geografía, ya que en es-
tos ámbitos es donde se puede explicar y entender la interdependencia y la inte-
racción entre todos los procesos que actúan sobre el espacio. Las regiones forman
parte del sistema mundo y establecen redes de relaciones con el espacio global,
de manera que la escala a la cual se trata un problema geográfico depende del
objeto de estudio. Por esta razón el currículo de Geografía hace intervenir diversos
espacios geográficos, según convenga para la comprensión y posible interpreta-
ción de cada temática.
En los primeros grados escolares se prioriza el estudio del medio local en que
está situada la escuela, por ser un espacio sobre el cual los alumnos pueden tener
muchas referencias. Pero el lugar donde se vive debe ser comparado con otros
cercanos y parecidos y con otros distantes que presenten características que con-
trasten claramente.
Para saber cómo enseñar Geografía y optar por unas preferencias metodológi-
cas, de procedimientos, recursos o estrategias, es preciso saber por qué enseñamos
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esta materia y qué pretendemos enseñar en ella. Para responder a la pregunta de
cómo enseñar también parece esencial tener en cuenta como aprenden los alum-
nos. De la reflexión actual sobre las teorías del aprendizaje, y sin entrar en su debate
epistemológico, cabe destacar cuatro puntos a tener en cuenta:
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nes que le dan significado. Esta reconstrucción personal del conocimiento puede
no ser la más adecuada; por ello, la didáctica insiste en la necesidad de explorar
estas ideas, para poder reafirmarlas, completarlas, corregirlas o cambiarlas. Este
proceso pone la comunicación en primer plano. Los alumnos deben intervenir en
su proceso de aprendizaje, haciendo explícito de alguna manera lo que saben, lo
que piensan o lo que valoran. Sin esta comunicación no es posible establecer un
diálogo que permita que los alumnos pongan en funcionamiento sus capacidades
de aprendizaje, que atiendan a las razones de los demás, que acepten un conflicto
cognitivo y que corrijan, si cabe, su propio conocimiento.
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4. Importancia de un proyecto de vida
Este aspecto se refiere a que el alumno piense que aquello que aprende puede
ayudarlo, directa o indirectamente, a conseguir una meta. La pobreza influye en
el proyecto de vida porque el alumno no ve perspectivas de futuro. También el
fracaso escolar es un grave atentado a la autoestima. Éste, sumado a la actitud
de los padres que no confían en las capacidades de sus hijos, y de los docentes
que expresan su desconfianza con unas notas que llevan un mensaje implícito, no
ayuda a superar las dificultades. Generalmente, las malas notas y los castigos sólo
conducen a que los alumnos respondan con agresividad. La mayoría de las per-
sonas aprendemos cuando nos interesa algo, y es entonces cuando nos sentimos
capaces de superar las dificultades que se nos presentan, y de trabajar con gusto,
pese al esfuerzo que exijan.
Evidentemente no todos los alumnos resuelven del mismo modo ni al mismo
tiempo las dificultades de un aprendizaje, pero en el ámbito escolar siempre se
intenta ayudar, por todos los medios, a que cada alumno conozca sus dificultades
y a que encuentre caminos para superarlas. Los maestros tenemos una ética profe-
sional cuyo lema es: “Todos los alumnos que no tengan limitaciones especiales de-
ben llegar al nivel básico, y cada uno de ellos a su nivel máximo”. El fracaso escolar
de un alumno es, en parte, un fracaso profesional, y, en la educación básica, un
atentado a la salud del sistema democrático, en el cual cada persona importa.
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