Tecnicas Argumentativas
Tecnicas Argumentativas
Tecnicas Argumentativas
Es importante señalar que antes vimos cómo se clasifican las premisas según un criterio de
contenido respecto de cuál podría ser la naturaleza de aquello que puede avalar un enunciado-
conclusión [premisas entimemáticas]. En esta sección, la clasificación apunta a la interacción
entre premisa-conclusión, tal como la realiza CH. Perelman (1989). Es decir, la clasificación de
las técnicas debe tener en cuenta, dado X (conclusión), debe examinarse si P (premisa) actúa
como causa, consecuencia, etc.
Una serie de delimitaciones resultan necesarias. Las estrategias discursivas y argumentativas
tienen en común el ser acciones/actividades que se constituyen en base a una meta. En el
caso de las discursivas, funcionan no sólo para convencer sino también para informar, para
obtener un efecto estético, etc., mientras que las argumentativas atienden únicamente a lograr
la adhesión a la posición sustentada por el locutor. Las primeras son más genéricas y
abarcativas; en un esquema comunicacional, las últimas se incluirían dentro de lo apelativo,
aunque no sólo dependientes de elementos lingüísticos.
Por último, tanto el orden de los argumentos -su ubicación en función de la persuasión o
convencimiento- también forma parte de las acciones finalistas o actividades seleccionadas en
función de una meta.
Por ejemplo, dada una conclusión:
VOTE A X
las razones esgrimidas pueden ser:
a.- Premisa: porque traerá bienestar a la población (avala a la conclusión en función de las
consecuencias que podrían resultar del triunfo del candidato).
b.- Premisa: porque es su segundo período de gobierno y se pueden constatar sus obras
y esfuerzos (avala la conclusión en función de que hay causas, entendidas éstas como...).
c.- Premisa: porque pertenece a un partido con gran trayectoria en el sector popular
(avala el pedido de voto en función de la pertenencia del candidato a un grupo).
d.- Premisa: porque es una persona capacitada y honesta (avala la conclusión en función de
una determinada concepción o definición de la persona)
A continuación, ofrecemos una clasificación -aunque no es la única posible- respecto de los
tipos de razones que sustentan una conclusión. Para la misma, nos guiamos especialmente por
Perelman (1989).
El fin que se propone el autor es analizar la estructura de los argumentos aislados, aunque
advierte que toda estructura argumentativa se realiza en una situación y que es el resultado de
la interacción de los argumentos. Además, advierte que la clasificación que propone no es la
única posible ya que un mismo enunciado puede traducir diferentes esquemas.
Explicita que si la finalidad es la del análisis de los esquemas argumentativos, esta tarea
supone dividir las articulaciones que son parte integrantes del discurso, disociarlas del todo y
advierte que esto constituye un peligro, ya que no se puede analizar un argumento
aisladamente, sin su contexto.
La primera gran clasificación de las técnicas es:
ARGUMENTOS CUASILÓGICOS : aquellos semejantes al pensamiento formal y matemático. Su
propiedad diferencial es que son más convincentes que persuasivos ya que son semejantes a
los razonamientos formales, lógicos o matemáticos. La diferencia entre los lógicos y
cuasilógicos es que sólo por un esfuerzo de reducción o de precisión, de naturaleza no formal,
se puede dar a los segundos una apariencia demostrativa. El valor de los argumentos
cuasilógicos consiste en que extraen su fuerza persuasiva de los modos de razonamiento
incuestionable con mayor prestigio. Subdivide los argumentos cuasilógicos en:
LOS QUE APELAN A ESTRUCTURAS LÓGICAS :
- Contradicción o incompatibilidad
- Identidad total: Definiciones persuasivas, tautología.
- Identidad parcial: regla de justicia, - reciprocidad, transitividad.
LOS QUE APELAN A RELACIONES MATEMÁTICAS:
- Parte con el todo: inclusión de las partes en el todo; división del todo en sus partes.
- Argumento de comparación; por el sacrificio.
ARGUMENTOS BASADOS EN LA ESTRUCTURA DE LO REAL : es decir, argumentos fundamentados
en la naturaleza de las cosas. Si los argumentos cuasilógicos tienen validez por su aspecto
racional, los que trataremos ahora se sirven de la estructura de lo real para establecer una
solidaridad entre ideas admitidas y otras que intenta promover. Los subclasifica en:
ENLACES DE SUCESIÓN; unen fenómenos con sus causas o consecuencias. Incluye: causa,
consecuencia, medio/fin, argumento del despilfarro, de la superación, de la dirección.
ENLACES DE COEXISTENCIA: consisten en asociar una persona con sus actos: acción del acto
sobre agente, del agente sobre el acto; asociar una esencia con su manifestación; asociar un
grupo con los individuos.
Estos argumentos se basan en la estructura de lo real para establecer una solidaridad entre
juicios admitidos y otros que intenta promover. El modo más evidente de evidenciar la
solidaridad consiste en presentarlos como partes de un todo. Es posible clasificarlos en:
1.- Argumentos que se aplican a ENLACES DE SUCESIÓN : aquí se unen fenómenos con sus
consecuencias o sus causas.
2.- Argumentos empleados en ENLACES DE COEXISTENCIA: entre persona y acto, entre grupo e
individuo.
I.1. - ENLACES DE SUCESIÓN
En los enlaces de sucesión, los términos confrontados están en un mismo plano fenomenal.
Por el contrario, en los enlaces de coexistencia, se unen dos realidades del diferente nivel, una
de las cuales es más importante, más explicativa que otra. Este nivel desigual se da porque uno
de los términos está más estructurado que el otro. En general, los enlaces de coexistencia
permiten aproximar una esencia a sus manifestaciones. Y la manifestación más importante de
este tipo de argumentos es la relación persona/actos.
Respecto de la persona, su construcción está sustentada en los actos. Es decir, fundada en la
diferencia entre lo que se considera natural, propio del ser que habla y lo que se estima
transitorio, exterior al sujeto.
Entre persona y acto no hay una relación necesaria, pero la simple repetición de un acto puede
llevar a una reconstrucción de la persona o reforzar la reconstrucción anterior.
La idea de persona contiene en sí una mayor estabilidad, aunque ésta nunca está totalmente
asegurada. Sin embargo, hay técnicas lingüísticas que indican cierta permanencia (nombre
propio, epítetos, calificativos), procedimientos por los cuales se busca que ciertos caracteres
sean inmutables, y cuya estabilidad refuerza la de la persona. No obstante, la noción de
estabilidad de la persona se opone a su libertad, espontaneidad.
En la argumentación, la persona -considerada como soporte de una cualidad- es un ser
duradero alrededor del cual giran fenómenos a los que él da coherencia y significación. Pero
como ser libre, puede cambiar y transformarse.
La persona está asociada con las nociones de responsabilidad, mérito, culpabilidad. El acto, por
el contrario, con la norma, la regla.
La disociación entre acto/persona es siempre parcial y precaria. Es muy importante destacar
que estas dos nociones son independientes como para poder servirse de ellos aisladamente.
Pero también están tan vinculadas como para que su interacción conjunta caracterice campos
enteros de la vida social.
I.2.1.1.- ACCIÓN DEL ACTO SOBRE EL AGENTE
Se emplea para modificar la concepción de la persona por medio de actos pasados o recientes.
Casi siempre son más importantes los últimos.
En este tipo de argumentos, la concepción de la persona es el conjunto estructurado de sus
actos conocidos. La relación entre la esencia de la persona y sus actos (su manifestación)
aparece definida de una vez y para siempre. Pero esta rigidez no es absoluta, ya que se puede
introducir un elemento nuevo, una nueva concepción, etc.
En esta argumentación, el acto ya no es sólo indicio, sino el medio por el cual se accede a la
persona. En la concepción habitual, se trata de un elemento que permite construir y
reconstruir la imagen de la persona y clasificarla dentro de una categoría a la que se aplican
ciertas calificaciones.
El valor atribuido al acto es idéntico al que se atribuye a la persona. Todo lo que pueda
considerarse emanación de la persona -acciones, modos de expresión, reacciones emotivas,
tics, juicios-, son considerados aquí actos. Por ejemplo:
Conclusión Vote / No vote a X
Premisa porque hizo Y, Z.
Las técnicas de acción del acto sobre la persona -tanto demostrativos como refutatorios--
consisten en valorizar o desvalorizar a la persona; también aparece esta como medio que
permite pasar de actos conocidos a desconocidos, de actos pasados a la previsión de actos
futuros. Esta técnica es muy usada en los debates judiciales.
Para atacar al adversario, pueden atribuírsele muchos actos, todos errados y negativos.
La garantía de un acto con otro también se aplica a las opiniones de una persona: por ejemplo,
desconfiar del tomismo porque era aristotélico y Aristóteles no cuestionó la esclavitud.
Los actos pasados y los efectos pueden constituir un pasivo -de la persona--con valor
perjudicial o positivo. Se trata de un capital incorporado a la persona.
I.2.1.2.- ACCIÓN DE LA PERSONA SOBRE EL ACTO
La idea de la persona es la base de la argumentación y sirve para prever actos desconocidos o
evaluar los conocidos. La idea estable de persona es el eje que permite el empleo de esta
técnica, a punto tal que permite prejuzgar sus actos.
Muchos enunciados ambiguos son aclarados cuando se conoce el autor. En muchos casos, sólo
la persona permite apreciar el acto. Respecto de los actos futuros, el papel de la persona es
importante porque es el eslabón de unión. También se apela a la intención -según el carácter
permanente de la persona- para evaluar actos desconocidos.
La intención está ligada al agente: es su emanación. Puede evidenciarse por actos repetidos,
pero muchas veces sólo es central la idea del agente: un mismo acto realizado por otro será
interpretado de modo diferente, porque se le puede atribuir otra intención. El recurrir a la
intención puede ser central en la argumentación. Aquí se subordina el acto al agente, cuya
intención permite comprender el acto.
En la acción de la persona sobre el acto es central el concepto de prestigio. Esta noción alude a
la calidad de la persona que se reconoce en sus efectos; es la calidad de aquellos que
despiertan en otros el deseo de imitarlos. El prestigio o su carencia se define en base a un
sistema de valores determinados. En los casos de mala fama, se devalúa todo lo que dice; todo
lo que hace queda marcado con signo negativo por la identificación con la persona.
Esta argumentación tiende a invalidar otra argumentación y desacredita a la persona que la
sostiene. En su punto límite, le niega a esta persona el derecho a hablar sobre el tema en
cuestión.
La argumentación sobre la persona está mal denominada por dos razones:
. No se tiene que ver un proceso argumentativo “positivo” en el curso del cual se busca apoyar
una conclusión para un argumento, sino una táctica de rechazo que se relaciona con la
refutación: refutación “ad hominem”.
. La refutación recubre maniobras argumentativas muy diferentes en las cuales hay que
distinguir:
la validez o no validez lógica.
la eficacia retórica, no en relación con el adversario, sino con el público testigo.
La refutación sobre la persona puede ser válida en dos casos al menos, que señalan dos formas
diferentes del principio de contradicción. Es legítimo exigir del adversario que sus actos estén
de acuerdo con sus palabras y que las creencias que exhibe o defiende sean coherentes.
La refutación ad hominem es válida cuando Y demuestra que el conjunto de creencias de X es
incoherente y es a éste último a quien corresponde modificarlas en algo; puede ser
abandonando las creencias, que será considerada refutada.
I.2.1.2.1.- ARGUMENTO DE AUTORIDAD
La argumentación de autoridad apoya la verdad de la conclusión en la persona del enunciador.
La discusión de este modo de argumentar gira alrededor de la cuestión de saber en qué
condiciones y en qué medida ciertos locutores ven sus palabras acreditadas de un peso
suplementario por el simple hecho de que sean ellos quienes las sostienen. El argumento de
autoridad sería perfecto si la autoridad fuera omnisciente y si no mintiera jamás, condición
que no satisface ningún locutor ordinario.
Para que un argumento de autoridad esté bien formado, el verbo principal de la premisa
factual debe hacer referencia a un acto de habla del individuo revestido de autoridad, sin
presuponer la verdad o falsedad de su completiva: decir, afirmar, pero también sostener,
creer, pensar.
Hay casos que muestran la autoridad lingüística, en donde al argumento funciona
impecablemente. El acto se asimila al decir, producir el decir basta para atestiguar el acto.
Hay otros casos en donde los enunciados deben considerar un real que los preexista. Se
plantea entonces el problema de las relaciones de la autoridad con los expertos, del poder al
saber.
Se trata de un argumento cuyo alcance está condicionado por el prestigio de la persona que se
elige para avalar una conclusión. El caso más evidente de argumentación por el prestigio es el
de la autoridad: en estas argumentaciones, se usan actos o juicios de una persona o grupo de
personas como medio de prueba en favor de una tesis. En este caso, hallamos una
contradicción en la mención de que en este argumento se emplean los actos. Si sólo
relacionamos el empleo del argumento con la cita, podemos concluir que éste es menos
cuestionable que el modelo porque tiene que ver con el saber, de modo que es más
convincente, más racional. Se trata de palabras y no de personas que son ejemplos de
conducta. Así, el modelo es más persuasivo.
El argumento de autoridad es atacado en ámbitos científicos porque supone la paralización del
pensamiento crítico. Por el contrario, para Perelman es un tipo de argumento siempre
importante y lícito cuestionar la autoridad elegida. El autor señala que el ataque al argumento
de autoridad, en realidad, es un cuestionamiento a la autoridad invocada, no al procedimiento.
Los tipos de autoridades empleadas son variados: científicos, filosóficas, iglesia, de disciplinas
particulares, la opinión.
Casi nunca se usa sólo el argumento de autoridad, sino que se lo selecciona para completar
una argumentación. Se emplea cuando puede haber cuestionamiento, aunque él también
puede ser cuestionado. Ocasionalmente será necesario argumentar justificando la autoridad,
siempre y cuando sea indiscutible y pertenezca a un dominio específico.
Para el empleo de este argumento, se recomienda:
Citar las fuentes para dar mayor fiabilidad.
Calificar las fuentes: seleccionar expertos en el tema para evitar las falacias.
Siempre es importante evaluar si son fuentes interesadas o involucradas. Es necesario
buscar fuentes imparciales.
Que el lector pueda encontrar las fuentes por sí mismo.
Tener en cuenta que un ataque personal descalifica a la autoridad.
Un ejemplo de este tipo es:
Conclusión: Debemos ser solidarios
Premisa porque así lo ordenó XX.
I.2.2. - EL DISCURSO COMO ACTO DEL ORADOR