Cap Ii.
Cap Ii.
Cap Ii.
Una forma de evitar la formación de aguas ácidas es la neutralización de las mismas, en este
sentido la oxidación de una tonelada de pirita produce casi una tonelada de hidróxido férrico y
cerca de tonelada y media de ácido sulfúrico.
ETAPA I. La oxidación de minerales sulfurosos libera hierro ferroso que bajo condiciones
neutras se oxida químicamente y se transforma a hierro férrico que precipita como hidróxido y
aporta acidez al medio. En esta etapa del proceso la velocidad de oxidación es baja en los dos
mecanismos de generación ácida (directa e indirecta) y la formación de aguas ácidas por
oxidación debida al aire y a las bacterias (fundamentalmente Thiobacillus ferrooxidans) se
producen a un ritmo semejante. Por lo general, la alcalinidad disponible en el medio es
suficiente para neutralizar parcialmente la acidez que se ha producido lentamente.
imagen N° : oxidación de sulfuros.
En resumen el Thiobacillus ferrooxidans oxida el ion ferroso a férrico que a su vez oxida a los
sulfuros (pirita) produciendo más ácido. En este momento se producen grandes cantidades de
ácido y se deben tener en cuenta los siguientes puntos:
- Si el pH del agua desciende por debajo de 4,5 debe esperarse que todo el sulfuro de hierro
termine oxidándose.
Cuando los resultados de los ensayos estáticos dan señales inciertas de la generación ácida, los
ensayos cinéticos adquieren gran importancia en la determinación de la capacidad de
producción ácida. Una vez reconocido el potencial generador de acidez neta de cada unidad
geológica, en algunos casos se revisará y ajustará nuevamente el plan de minado de la
explotación en el que se incluirán determinadas medidas correctoras para minimizar la
generación ácida, incluso puede recurrirse al empleo de modelos matemáticos junto con los
ensayos cinéticos para predecir la generación ácida en un largo período de tiempo.
Todo proceso de predicción de generación ácida se inicia con la definición del volumen de
muestreo en la fase de exploración, para cada una de las unidades geológicas que comprende
el yacimiento a explotar. Entre los factores geológicos que regulan la generación de los
drenajes ácidos podemos considerar:
Por lo general existen dificultades a la hora de determinar todos los factores que intervienen
en el proceso de formación de aguas ácidas. Al respecto se han desarrollado diferentes
métodos para determinar el potencial ácido de un drenaje, los mismos que pueden clasificarse
en tres grandes grupos:
Grupo 1. Los que estiman la capacidad máxima de generación de aguas ácidas, mediante el
análisis del contenido de sulfuros se calcula el total de sulfatos que la muestra puede originar.
Grupo 2. Los que estiman la capacidad real de producción de aguas ácidas en un determinado
lugar y para un determinado material. Para ello, se realizan ensayos insitu aislando una parte
de la mina, escombrera o presa de residuos y controlando durante un período mínimo de un
año la evolución en la producción de aguas ácidas.
Grupo 3. Los que combinan los dos anteriores que estiman la producción máxima en
laboratorio y ajustan el rendimiento (la cinética) con ensayos insitu. Estimación de la capacidad
máxima de generación ácida.
El análisis de las formas de azufre fue considerado en primer lugar en explotaciones mineras
de carbón donde existía interés en conocer el contenido en pirita (entre otras razones debido a
que puede dar lugar a problemas medio ambientales mediante la generación de aguas ácidas o
a través de los gases de combustión generar lluvia ácida). Por lo tanto, todas las normas de
análisis para diferentes formas de azufre que existen han sido desarrolladas inicialmente para
carbón, aunque, actualmente se apliquen en otros campos como en la estimación del potencial
generador de aguas ácidas. En estas normas, al azufre sulfato se le denomina azufre pirítico y
sorprendentemente para su estimación no se analiza en ningún momento el azufre sino que se
analiza el hierro.
Se admite que todo el Fe, salvo el que está como pirita, es soluble en HCl y que incluso este
último es soluble en HNO3 en las condiciones del ensayo. Se mide entonces el contenido en Fe
soluble en HCl y se resta del soluble en HNO3, la diferencia correspondería a la pirita FeS2 y,
estequiométricamente de su formula se deduce el contenido en azufre que se denomina
azufre pirítico.
Este método consiste básicamente en asumir que el problema es tan complejo que la única
aproximación válida es mediante las medidas experimentales insitu. Para ello se construyen
lisímetros que no son más que depósitos más o menos grandes (por ejemplo bidones de
plástico de 2 m de altura y 1,2 m de diámetro) con uno o varios grifos para la toma de
muestras de lixiviados situados a diferentes alturas. Mediante estos lisímetros se sigue la
evolución de la producción de aguas ácidas durante largos períodos de tiempo no inferiores a
un año y se extrapolan los resultados para los años siguientes.
Esta aproximación al problema necesita de la estimación analítica ya que aunque no siempre
se realizan en forma conjunta, las condiciones y la cinética pueden variar drásticamente, a
peor, en cuanto se agote la capacidad amortiguadora del medio y el pH descienda por debajo
de 4,5.
Es el método más adecuado ya que combina los métodos insitu con lo que se logra estimar la
cinética real, con los métodos de laboratorio que predice la generación ácida a futuro o la
evolución del problema de contaminación ácida.
A la vista de los mecanismos de producción de aguas ácidas descritos anteriormente, hay que
señalar que una estimación por esta forma tiene únicamente una validez local, (dependerá de
la granulometría, mineralogía, etc.), y puede cambiar drásticamente en cuanto se agote la
capacidad amortiguadora del medio y el método empleado. Además la utilización de estos
métodos exige una inversión mínima y el desplazamiento periódico al lugar estudiado para la
toma de muestras así como de los datos de caudal de los lisímetros.