VIH La Puerta A La Iluminación
VIH La Puerta A La Iluminación
VIH La Puerta A La Iluminación
La puerta a la iluminación
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INDICE
Prólogo 3
Presentación por el Instituto de Salud Natural de Chile. 9
I. El origen de esta historia. 12
II. Lo necio no se quita fácilmente. 18
III. Enfrentando la realidad. 24
IV. Una prueba de amor. 30
V. Emociones mezcladas. 40
VI. La puerta del sol. 50
VII. En busca de la luz. 58
VIII. Como en casa. 68
IX. El tratamiento. 79
X. Reflexiones y otras historias. 91
XI. De vuelta a mi caso. 101
XII. Una duda lo acaba todo. 109
XIII. VIH, la puerta a la iluminación. 118
Glosario. 129
Otros artículos:
Tonglen: una práctica de meditación. 131
La confianza de clara. 142
El Factor Miedo. 149
El VIH, Virus Inventado por el Hombre 161
1
AGRADECIMIENTOS
A mis padres.
Doña Irma, una encantadora, sabia y hábil mujer que me enseño
con el ejemplo que “el que no vive para servir, no sirve para vivir”.
Mi papá, que pese a todo, sus deseos e intenciones siempre fueron positivas.
Al amor y la compasión.
A mis maestros, externos e internos.
A Shiori, la mujer que transformó mi vida en luz
y fuente e inspiración de este libro.
A Norm , el amigo - hermano que jamás me abandonó
y sin el cual este libro y mi salud no existirían.
Al pueblo y la medicina Tibetanos e Hindúes.
Al Dr. Tenzin Pechock y al Dr. Ricardo Munguía.
A Yuritzi, mi esposa espiritual.
A todos los seres de luz que he conocido
y que me han brindado su amistad y afecto.
Muy en especial, a mi hijo Carlos Iván Escudero Azar, que ha tenido que pagar
con la ausencia de su padre el que yo sea ahora un mejor ser humano.
Gracias hijo, SIEMPRE TE QUISE Y TE QUIERO.
Y finalmente a Dianita, futura madre de un verdadero ser de luz y correctora-
remodeladora de este libro, gracias por todas tus horas de trabajo duro y por soportar
mis exigencias literarias con respecto a este texto, pero sobre todo gracias por los mil
poemas con que has llenado mi vida..
2
PRÓLOGO
Derrotando el miedo
Desde los tiempos de Galeno [200 d.C.] ha sido del dominio público que la mente puede
influenciar al cuerpo (1), especialmente en enfermedades relacionadas con la
inmunidad (2,4). Sin embargo, sólo en las últimas décadas se han clarificado los
mecanismos bioquímicos íntimos por medio de los cuales el estrés mental deteriora el
sistema inmune y causa inmunodeficiencia. También se han esclarecido las reacciones
bioquímicas que ocurren cuando controlamos el estrés mental y sus efectos
estimulantes sobre el sistema inmune, necesarios para prevenir y curar enfermedades
inmunológicas (5-13).
Hoy se sabe por ejemplo, que los linfocitos producen toda clase de hormonas y de
neurotransmisores al contrario de lo que se pensaba originalmente, que sólo las
neuronas producían neurotransmisores y sólo las glándulas endocrinas producían
hormonas (14,15). De igual manera, los linfocitos tienen receptores para todo tipo de
hormonas y de neurotransmisores, inclusive para endorfinas y encefalinas (15,16).
Además, las neuronas y las células de las glándulas endocrinas tienen receptores para
las linfoquinas producidas por los linfocitos durante las respuestas inmunes (16,17). De
tal suerte que el cerebro, la mente, las glándulas endocrinas y los órganos y células del
sistema inmune se encuentran interconectados bioquímicamente para estructurar una
porción importante de nuestros mecanismos de defensa contra agentes nocivos
externos e internos (18-20).
3
Desde los inicios de la epidemia del SIDA se viene insistiendo científicamente que el
estrés mental, es decir, las diferentes manifestaciones del miedo, son agentes
estresantes que juegan un papel importante para que se generen las manifestaciones
clínicas del SIDA y para que aparezcan las complicaciones que pueden llevar a la
muerte. Además, el estrés mental de las personas “seropositivas” (aquellas que
reaccionan positivamente en las mal llamadas pruebas para VIH) y el estrés mental de
los enfermos con SIDA (aquellos con infecciones oportunistas, tumores y enfermedades
metabólicas), determina tanto el curso de la enfermedad como su pronóstico (21-25).
Por consiguiente, el curarse o el morirse de SIDA dependen en gran medida del miedo
que se le tenga al VIH y al SIDA.
El poder de la mente es infinito tanto para bien como para mal: con nuestras emociones
positivas podemos controlar y curar muchas enfermedades; pero también las
emociones negativas causan, agravan y empeoran las enfermedades e inclusive
pueden conducir a la muerte. Las emociones positivas y las negativas ejercen acciones
bioquímicas estimulantes o dañinas, sobre muchos órganos y sistemas corporales y
particularmente sobre el sistema inmune (9-10).
Las erróneas creencias generalizadas de que VIH = SIDA = MUERTE, y que el SIDA es
una enfermedad contagiosa y que generalmente se adquiere por relaciones sexuales,
ha estigmatizado a las personas “seropositivas” o aquellas con SIDA, como ninguna
otra enfermedad lo ha hecho a través de la historia de las enfermedades. Además, las
personas “seropositivas” serias, sienten miedo de infectar a otros a través de sus
relaciones sexuales. Las madres “seropositivas” sienten pánico de trasmitirle el
supuesto “virus del SIDA” a sus hijos durante el parto o la lactancia.
Desafortunadamente para la supervivencia de la especie humana, las creencias
equivocadas y los mitos acerca del SIDA han transformado inclusive a la leche materna
en algo peligroso. Las personas “seropositivas”, los enfermos con SIDA y las personas
pertenecientes a los grupos de riesgo para este síndrome, viven el más inhumano de
los calvarios.
4
Salud, la ONUSIDA, los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) y los
Institutos Nacionales de Salud del gobierno de los Estados Unidos, para promocionar
los tóxicos e innecesarios medicamentes antiretrovirales. Los medios de comunicación
hacen eco de su mensaje: “si eres seropositivo y no tomas antiretrovirales te dará SIDA”
o “si ya tienes SIDA y no tomas antiretrovirales te mueres” El miedo es un arma que
solo sirve a los intereses de los enemigos de la especie. ¡Toca derrotarlo!
Los profesionales de la salud y los terapistas que deseen sinceramente ayudar a las
personas “seropositivas” o a aquellas con SIDA, sólo podrán hacerlo sí siguen el
ejemplo del médico tibetano Tenzin Pechock. El Dr. Pechock estaba convencido como
el que más, de la posibilidad de curar el SIDA y por eso pudo guiar a Carlos por los
senderos de la curación. La duda en los profesionales de la salud y en los terapistas
puede costar la vida a las personas que buscan sus servicios.
5
las causas reales del SIDA, 2) Se diagnostique con bases clínicas y de laboratorio, 3)
Se evite la exposición a agentes estresantes inmunológicos, 4) Se desintoxique el
sistema inmune y otros sistemas, 5) Se estimule y regenere el sistema inmune y otros
sistemas, 7) Se traten las manifestaciones clínicas del SIDA, 7) Se prefieran medidas
naturales y 8) Se haga en el momento apropiado (26,27).
Carlos Escudero lleva una vida digna y fructífera pues sabe muy bien que “el que no
vive para servir, no sirve para vivir”. Seguramente será premiado con una vida larga
pues aprendió de Sogyal Rimpoché que “Dar vida alargara tú vida y que quitar vida
disminuirá la tuya”.
“VIH, la puerta a la iluminación” cumple a cabalidad el objetivo del autor: “Lo que sí
deseo con todo mi corazón a través de este libro es destruir en mil pedazos la mayor y
mas temiblemente asesina de las mentiras del extinto siglo XX, eso de que el SIDA es
incurable. Quisiera lograr, aunque sea de manera modesta, ayudar a cualquier persona
que se vea amenazada por este mal, y si de paso se puede también hacer que la gente
afectada salga adelante y viva, que aprenda a abrir su corazón y hacerles entender que
sí se pueden curar, que existen muchas terapias alternativas que si se siguen junto con
un buen entrenamiento mental y espiritual, de seguro curan a cualquiera que así lo
desee y crea firmemente en ello”.
Gracias Carlos por atreverte a escribir este bellísimo libro de utilidad infinita para tantos
que viven el martirio social del SIDA,
Roberto Giraldo, MD
Nueva York, 2003
6
REFERENCIAS
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7
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basicos para una alternativa no toxica, efectiva 66-75.
27. www.robertogiraldo.com
******************************
8
PRESENTACIÓN
9
contradicen esta "sentencia", más aún, para los científicos disidentes, el llamado SIDA
africano simplemente se confunde con las enfermedades más comunes de la pobreza
de ese continente.
Toda esta información está disponible hoy en una de las secciones del sitio Web del
IESN y es enteramente gratuita.
Las dificultades de romper los mitos modernos, en especial aquellos que se manejan
desde complicados y muy cerrados sistemas, a veces llamados "carteles", crean una tal
dependencia de los medios de información que es casi imposible lograr en ellos una
tribuna que nos permita develar engaños cuidadosamente urdidos. Sin embargo,
afortunadamente hoy el medio electrónico está compensando maravillosamente y a muy
bajo costo esa carencia. Por ello, que a través de este medio estamos difundiendo el
aporte que nos ha realizado Carlos Escudero.
Él ha puesto a través de nuestro medio su testimonio personal de un modo literario real
a disposición del lector. Sin propósito oculto alguno, se ha propuesto ayudar a remover
una de las falacias más tristes de la medicina farmacológica moderna, que el SIDA sea
causado por un virus llamado "VIH" y no posea curación.
Gracias a su terrible experiencia, Carlos Escudero pudo acercarse a un método correcto
de la salud, basado exclusivamente en el modelo espiritual tibetano. Ello le permitió el
necesario umbral para percibir las verdaderas causas de su problema, introducir
cambios estructurales a su forma de vivir, sanar y desarrollar un interés notable por la
verdad.
El texto es vívido, lleno de experiencias narradas con extraordinaria franqueza; es
grácil, fluido, simpático, muy mexicano, creíble, gran parte conmovedor, cualidades que
hace que el lector inmediatamente sincronice en su lectura y desee leerlo en una sola
jornada. Los devenires de los últimos diez años de su existencia, transcurren entre sus
líneas. Contrastes como su fallida experiencia de gerente de condominios en Puerto
Vallarta, su paso por Chiapas, experiencias laborales multifacéticas, sus entrevistas con
S.S. el XIV Dalai Lama, S.S. el XVI Karmapa, el tratamiento espiritual del Dr. Tenzin
Pechock, sus emociones y sentimientos conmueven en la lectura. Conceptos asociados
a la cultura filosófica budista y tibetana son comprendidos con palabras claves que nos
transfieren un grato encuentro con el Oriente. Impermanencia, ignorancia causal, miedo
existencial, mantras, amor, compasión y meditación son tal vez los términos claves que
Carlos Escudero usa de una manera tan personal que nos los hace muy familiares. De
10
una manera grata, en ellos podemos encontrar posiblemente la mayor significación de
esta práctica que predomina como expresión "espiritual" de la humanidad en nuestros
días. En suma, un texto que invita a regalarlo.
11
I.-
I.- El origen de esta historia
Nací por fortuna en el país más bello, colorido, cálido y amable que pueda existir:
México. Sin duda el hecho de haber nacido en éste país y ser mexicano me ha librado
de muchísimos problemas durante mis viajes y mi vida.
Ahora me encuentro en uno de los tres lugares que son mis favoritos y que si pudiera,
escogería para vivir, estos son: Pátzcuaro, un hermoso lago en el estado mexicano de
Michoacán, lugar donde se desarrolló parte de mi infancia; la isla de Ko-Tao en
Tailandia, un paraíso creado por la mano divina del amor y que jamás olvidaré; y por
último, Mc Leod Ganj, en el norte de la India, lugar de residencia de S.S. el XIV Dalaí
Lama, puerta de entrada a los Himalayas y lugar desde el que te estoy escribiendo esta
historia. Estos tres lugares sin duda representan lo más bello que he visto en mi vida,
esto sin contar Cuzco, en el Perú, del cual me enamoré y pienso volver algún día.
12
En ésta historia todo comienza un 14 de Mayo de 1992 en la Ciudad de Morelia
Michoacán como a las 4 de la tarde cuando mi amigo y hermano de renacimiento Jaime
Rodríguez, quien era director de cámaras en un programa de televisión para niños que
yo conducía y producía. Ese día, nos encontrábamos detenidos en un semáforo en rojo
cuando de pronto un camión de volteo sin frenos impactó el auto arrastrándonos unos
20 metros y estrellándonos contra otros dos autos que se encontraban detrás de
nosotros. El resultado... Jaime al Hospital del Seguro Social en estado de coma pero sin
un solo hueso roto y yo al Hospital Civil. En mi caso, debido a que me encontraba
atrapado entre el volante del auto, el tablero y el asiento, pasó más de una hora para
poderme liberar, para cuando me habían sacado de ahí yo tenia casi 20 minutos de
haber sido declarado muerto, ya me habían cubierto con una sabana blanca. No, no
crean que ahora viene la típica historia del túnel que uno ve y todo ese rollo de la vida
después de la muerte, lo único que recuerdo es que durante todo ese tiempo alguien
cuya obscura sombra me cubría, sostenía mi mano y me decía. ”No te preocupes, todo
estará bien, no te preocupes”, era una hermosa voz de mujer. Lo siguiente que recuerdo
es haber despertado en la ambulancia repitiéndome ¿cuál era el mensaje que tenía que
dar? ¿cuál era el mensaje?, y me perdí de nuevo... Cuando desperté fue porque un
médico me estaba extrayendo pedazos de vidrio que tenía incrustados en el brazo
izquierdo. El dolor era insoportable así que me sedaron de nuevo; 24 horas después del
accidente desperté en una cama del Hospital de Fátima en lugar de estar en el pobre,
sucio y deteriorado Hospital Civil de la ciudad de Morelia, lugar al que fui llevado por la
primer ambulancia que me recogió del lugar del accidente. Tiempo después me dijo una
enfermera que habían sido mi hermana y mi madre quienes habían realizado el cambio
de hospital ya que cuando se les informó del suceso, salieron de la ciudad de México
rumbo a Morelia y me relataron que, cuando llegaron y vieron el estado en que me
tenían en el Hospital Civil casi se desmayan de la impresión al verme en ese
deprimente lugar donde lo menos eran las moscas volando sobre mi, imagínense el
resto de la escena.
El día que pude hablar con el traumatólogo, me entero que mi omoplato izquierdo
estaba roto en ocho partes y que mi nariz se había salvado de milagro, mi cara parecía
la de un contrincante de Julio Cesar Chávez todo desfigurado y tremendamente
golpeado, pero lo más grave era que el impacto del volante y el tablero del auto en mi
13
pecho y estómago tal vez habían dejado muerto mi sistema digestivo. El médico me dijo
que si no obraba dentro de las siguientes 24 horas la única solución sería la cirugía.
Esa noche y en medio de todos mis dolores, comencé a concentrarme en los pujidos
que daba por el dolor, después de un rato, me di cuenta de que mientras más me
concentraba en la vibración que mis pujidos generaban, menos me dolía todo. Habré
pasado así unas dos horas y de pronto le pedí ayuda a la Virgen de Guadalupe
diciéndole que yo no quería que me “metieran cuchillo”, como decimos en México, así
que desde el fondo de mi corazón elevé mi plegaria y con lágrimas en los ojos y casi en
trance por el dolor recé y recé pidiéndole que me ayudara, curiosamente esa
madrugada como a las tres, me desperté con unas tremendas ganas de ir al baño... ¡Ja!
¡Ja! !Ja! ¡Ni un niño de cinco años hubiera obrado como lo hice yo ese día!. Parecería
que éste acontecimiento no tendría relevancia alguna si no fuera por el hecho de que
los doctores lo consideraban casi imposible, lo que recuerdo claramente ahora es que
con todos los golpes y rupturas de huesos que tenía me concentraba en el dolor y
mientras más lo hacía junto con mis oraciones que levantaba a la Virgencita, el dolor iba
desapareciendo... Al día siguiente no fue necesaria la cirugía y en menos de cinco días
de hospital ya caminaba contando chistes por los pasillos. Pero ¿por qué les cuento
todo esto?... Porque éste acercamiento hacia la muerte y sus consecuencias, sin duda
alguna fueron el parte aguas del Carlos de antes del accidente al Carlos de después.
Para no extenderme demasiado en esta historia solo les diré que ahora entiendo por
qué tenía que vivir todo esto y brevemente explicaré la lección que me fue dada por
esta abrumadora experiencia. Debo aclarar que varias de éstas reflexiones, llegaban a
mi cabeza durante los 3 meses que pasé recuperándome en cama. Años mas tarde
descubrí que muchas de ellas eran parte de lo que los tibetanos llaman “Dharma” que
son las enseñanzas que Buda dejó al mundo.
Casi tres días después del accidente y tras una pésima noche, de ésas típicas de
hospital, en la que todos y cada uno de los huesos, articulaciones y músculos me
dolían, encendí el televisor para poderme distraer en algo, pero en lugar de poner
atención a lo que transmitían, mi mente comenzó a cuestionarse un sin número de
cosas relacionadas con la razón para vivir y el sentido de la vida, algunas de las que
más recuerdo son: “Nunca sabes cuando llegará el día en que vas a levantarte de tu
camita y no volver”, “Disfruta de cada día por que quien sabe si será el último”. De
14
pronto en el televisor comenzó a pasar un reportaje sobre Puerto Vallarta, ahí viví de
chico, en esa época abandoné la escuela para trabajar en las deliciosas y doradas
costas del Pacifico mexicano como instructor de ‘windsurf’ y después como maestro de
buceo. En cuanto vi las imágenes de Vallarta, comencé a recordar con nostalgia la vida
tan simple que llevaba en ese entonces; tenía 19 años, vivía sólo en una micro
habitación muy humilde y aunque nunca tenía un peso en la bolsa vivía feliz, hubo
ocasiones en las que las cosas se ponían tan difíciles que tuve que meterme en la
cocina del hotel (donde se encontraba la escuela de buceo) a robarme un café y unos
panes fríos para comer, o algunas veces me mantenía con el agua de los cocos que
caían de las palmeras y los aguacates del jardín del vecino del hotel.
15
así obtener un buen empleo con un ‘super’ sueldo, nos casáramos, tuviéramos hijos,
vendiéramos pedacitos de nuestra vida a cambio de un cheque quincenal y si bien nos
va... tener dos semanas de vacaciones en una saturada playa y seguir así en este
círculo hasta morirnos en la ignorancia y estupidez total? ¿Será posible? Creo que la
respuesta que obtuve en mi cama la tienen ustedes ahora ¡Claro que no es posible que
la creación sea para vivirla dentro de toda esta absurda basura!. Mi reacción después
de pensar esto me cuestioné: ¿Qué podría yo hacer para lograr que los demás
entendieran todo esto sin tener que vivir el dolor y sufrimiento que viví durante los días
que siguieron al accidente?. Súbitamente recordé la sombra aquella que sostuvo mi
mano mientras estuve clínicamente muerto: “No vas a morir porque tienes un mensaje
que dar”... “No eres un elegido, ni iluminado, ni enviado, ni mensajero, pero tendrás que
hablar algún día”...y recuerdo que en cuanto pregunté, cuál era el mensaje, me desperté
en la ambulancia mientras una rescatista de la Cruz Roja Mexicana sostenía mi mano y
me decía “Cálmese, cálmese todo va a estar bien, esta usted vivo” ¿Dónde había yo
oído esto antes? ¿No acaso la sombra que sostenía mi mano cuando aún me
encontraba atrapado dentro del auto me decía lo mismo? Desde esa cama de hospital
me había quedado claro que encontrar el sentido de para qué “es” ésta vida, sería algo
que me guiaría a partir de ese momento y que no creía que existiera otra mejor razón
para no haberme muerto en el accidente.
En esos días pude valorar el amor y afecto que una madre tiene hacia sus hijos, al ver
todo el trabajo y dedicación con las que mi madre me atendió, gracias a sus cuidados
me puede recuperar, tuve tiempo para meditar las cosas y descubrí que lo único que
podía hacer que mi vida fuera tan feliz como en aquellos años de joven en Puerto
Vallarta, dependía de ésta misma reflexión:
Lo primero era que la diferencia entre el pasado y mi presente en ese momento era que
antes vivía solo y era un ‘chavo’ sin responsabilidades ni compromisos y además nadie
dependía económicamente de mí, por otra parte en el momento del accidente yo tenía
una esposa ‘super’ exigente, un hijo, un empleo que generaba el sustento familiar y una
audiencia de niños que esperaban que me recuperara del accidente para continuar
todas las tardes de 5 a 6 aprendiendo con ellos y de ellos. Así que me encontré con que
las dos posibles soluciones para recobrar la felicidad perdida eran: Una, ser millonario
para poderlo pagar todo, incluso las responsabilidades y compromisos; o dos, renunciar
16
a todo y largarme de ahí. Obviamente a los 26 años opté por la primera y me dediqué a
ambicionar una gran fortuna y a trabajar con más empeño y más codicia que nunca,
esto muy en contra de todo aquello que había razonado desde mi cama de hospital.
Pero el destino me tenía preparada una lección más, ya que obviamente no había
aprendido nada en la primera llamada y todo por terco, por cerrado y por ignorante. Lo
que acababa de vivir parecería suficiente, pero lo que siguió fue aún más fuerte y
mucho más doloroso que el dolor físico.
17
II. Lo necio no se quita fácilmente
A los pocos meses del accidente se me presentó una muy atractiva propuesta de
trabajo y la oportunidad de volver a Puerto Vallarta, me ofrecieron un empleo como
asesor en equipo de computo en un condominio de esa localidad y un muy buen sueldo,
mucho mejor que el de Morelia, así que me encontré con la “casualidad” de que por fin
se cumpliría el sueño que había tenido de volver a vivir como en mi juventud y además
en Vallarta de nuevo. Poco tiempo después de mi cambio de residencia, el gerente del
condominio en que trabajaba renunció a su puesto y como el constructor y dueño
original del condominio era la misma persona que tenía el hotel donde yo había
trabajado años atrás, me ofreció la gerencia y aún más, un jugoso sueldo... ¡Bingo!
Ahora sí, pensé, a hacer dinero a lo grande y asunto solucionado, de aquí en adelante
la vida será de bajadita y sin esfuerzos. Y sí, comencé a ganar y a ganar más y más,
me cambie de departamento a uno más lujoso y con vista al mar, compré un jeep, una
motocicleta, una tabla nueva de ‘windsurf’ y todos los juguetes que pude, me daba una
vida de rey cenando en lugares costosos, haciendo todo tipo de deportes de rico, pero
mi relación con la madre de mi hijo empeoraba cada día. Ella jamás estaba satisfecha
con lo que teníamos y no paraba de repetirme a diario lo idiota e incapaz que me
consideraba.
Pero uno jamás termina de aprender y llegó a mi vida la peor de las enfermedades: La
cocaína, con sus secuelas y consecuencias, digamos que fue en este momento de mi
vida cuando comencé a atentar en contra de mi mismo Esta desastrosa adicción llegó a
mi vida y a mi bolsillo, me aferré tanto al dinero y las posesiones, que la vida me dio una
nueva y más dura lección. Como al año y medio de haber comenzado mi trabajo y mi
locura vallartense, se me acusó de un fraude que nunca cometí, en contra de la
administración del condominio por la cantidad de 15 mil dólares. Esa cantidad, descubrí
al analizar a fondo la contabilidad del administrador anterior, fue “tomada” por mi
predecesor y sus empleados, y como yo acababa de presentarles a los condóminos un
reporte de todos los materiales de segunda clase que se habían utilizado en la
construcción del condominio, pues el constructor llegó un día a verme a mi oficina y me
ordenó que mandara una carta a todos los dueños de departamentos en el edificio
diciendo que me había equivocado y que no era cierto lo que había declarado con
18
anterioridad. Orgullosa y estúpidamente le contesté que él no pagaba mi sueldo, que a
mí me pagaba el consejo de administración del condominio y que yo me debía a ellos y
no al constructor. Al oír esto su cara se enfureció y me dijo que más me valía desmentir
mi reporte o que lo iba a lamentar; por supuesto que le recalqué que no haría tal cosa y
que hiciera lo que quisiera. Por mi ignorancia e inexperiencia, jamás se me ocurrió
realizar una auditoria al recibir la administración del inmueble, así que este señor le
ordenó a mi contador (yo no sabía que él también llevaba la contabilidad del
constructor) que modificara las cifras o que hiciera algo para ‘tronarme’. Cuando
modificaron la contabilidad del edificio descubrieron lo del administrador anterior y en
lugar de buscarlo a él, le hicieron creer al consejo de administración del condominio que
yo era el responsable directo del desfalco. Consulté a tres abogados diferentes, y como
el demandante era un hombre muy poderoso en ese estado, ninguno quiso tomar mi
caso.
Cuando le platiqué la situación a mi esposa, su reacción fue salir corriendo del puerto,
se marchó en cuanto pudo y me abandonó a mi suerte porque según ella “aquí ya no
había para más”. Se marcho con mi hijo, mis muebles y demás pertenencias, vació la
cuenta del banco y tuve que vender el auto, la moto y todo lo que pude para cubrir el
45% del total del desfalco y así poder negociar las cosas en lo que se descubría la
verdad para medio frenar mi posible aprehensión y posterior encarcelamiento. No
obstante, gracias a los meses en que fui gerente, descubrí una serie de irregularidades
de los constructores con los pagos de impuestos federales. Éste señor y sus socios
habían estado descontando impuestos a sus trabajadores sin pagarlos a hacienda
federal y estatal, así que llegamos al acuerdo de que él me dejaba en paz y retiraba la
demanda y yo mantenía la boca cerrada ante las autoridades. Así que por favor amable
lector “que nadie se entere”, ¿sí?.
Total que en menos de treinta días todo lo que me había costado un año y medio de
trabajo y esfuerzo lo perdí, y mi supuesta “estabilidad” con todo lo demás se fue por un
caño… Terminé viviendo en la Ciudad de México en casa de León, un amigo de toda la
vida; tenía un cuartito con una cama, una silla y un montón de cosas y’ tiliches’ que
guardaban ahí. Terminé solo, sin dinero, ni fiestas, ni paseos, ni idas a bucear, ni cenas
costosas y sólo con los que realmente puedo decir que son mis dos amigos de México
de toda una vida: Armando y León. Comía lo que amablemente la mamá de León
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cocinaba para nosotros, me cuidaron y trataron de levantarme el ánimo, viví de a gratis
no sé cuanto tiempo durante el que estuve dando tumbos, cada empleo que tomaba se
desvanecía inexplicablemente. Por ejemplo, en una agencia de publicidad me ‘corrieron’
porque presenté una campaña de publicidad mejor y a menor precio para un cliente,
que la que el dueño de la empresa había presentado un mes antes a los propietarios de
un importante laboratorio de medicamentos. Después, al aplicar con una solicitud de
empleo, fui seleccionado entre más de cien candidatos a ocupar un puesto en la
embajada de los Estados Unidos, una de las más importantes que hay en la Ciudad de
México; pasé todos los exámenes de manera sobresaliente así como un minucioso
chequeo médico y otro del departamento de seguridad y hasta del FBI. Pero, a los
pocos meses, mi jefa inmediata me dijo que yo poseía demasiado potencial y
habilidades y que no quería dos líderes en su oficina, así que amablemente me sugirió
que o renunciaba o me despedirían, pero si tenían que ‘correrme’ sería con una jugosa
indemnización y un reporte en mi expediente para jamás poder entrar en su país, y
dada la situación geográfica del mío, no me convenía tener semejante reporte, o sea
que fue una "amable amenaza". Finalmente, busqué irme a los Estados Unidos para
trabajar en un barco pesquero que partiría de la ciudad de Seattle, Washington. A los 15
días de haber llegado y justo la noche en que iba a tomar el barco, en mi camino al
muelle fui asaltado por tres negros que me robaron mi dinero, mis documentos de
identidad y de trabajo y todo lo que pudieron. Uno de ellos de pronto le dijo a sus
amigos: "Hey man... ¡Shoot the white guy!”. Cuando me di cuenta de que yo era el único
‘white guy’ en cuadras a la redonda y que estos tipos traían una pistola, lo que me salvó
fue que se me salió decir en ese momento: "Come on man, be nice to mexican guys”.
Esto los hizo ‘botarse’ de la risa y me dijeron que tenía tres para correr, ahí, les
demostré a estos tres ‘black guys’ que lo de “Speedy González” no es sólo una
caricatura y que los mexicanos podemos correr 10 kilómetros en 4.8 segundos. O sea
que, pasados casi dos años del accidente, era octubre del 93 y al no haber entendido la
lección que la vida me había querido dar en aquella cama de hospital, una vez más
estaba ‘empelotado’ en la vida que el sistema nos obliga a vivir y no podía ver
claramente que lo que “mi” vida me pedía, era un cambio de actitud, un cambio en los
objetivos, formas y metas de la misma. ¿Qué me dejaron y me enseñaron esos casi dos
años de dar tumbos y estar perdido en la inmensidad de mi ignorancia? Lo primero que
me gané con todo esto fue la perdida de mi autoestima y mi autoseguridad, ya que no
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había logrado el "éxito" que la sociedad te exige tener. En mi opinión, en ese momento
era un fracasado e inútil, bueno para nada. Entendí por ejemplo, en el caso de Puerto
Vallarta o en el de la embajada, que por mucho que te esfuerces por crecer y ser el
mejor en tu trabajo y en tu vida, el mismo sistema no te dejará porque a los peces
grandes no les conviene, ya que si creces mucho, después tú te los puedes comer a
ellos. Es mejor ser un ignorante y borrego, que tratar de ser creativo y original en tu
trabajo, dedícate sólo a hacer tu trabajo como se te diga y nunca llegues con
propuestas innovadoras u originales porque en ese instante el jefe de tu oficina sabrá
que eres peligroso para su carrera y te ‘correrán’ al día siguiente. Como me diría alguna
vez un jefe que tuve: "Hasta la eficiencia es mala en exceso”. Si, así es la realidad, este
sistema en que vivimos jamás te dejará crecer lo suficiente ya que estás diseñado,
programado y educado para ser solamente un engrane más de su gran maquinaria, así
que nunca dejarán que seas tú quien maneje "su maquinita". Desde que tuviste uso de
razón, te sentaron frente a un televisor o cualquier otro de sus "avances tecnológicos",
mismo que fueron en realidad quienes te educaron y no tu mamá o tu maestro en la
escuela, y ¿qué es lo que te enseña la televisión desde ‘peque’?: “Compra, usa, obtén,
con esto tu vida será mejor y valdrá la pena, para tener un mejor nivel de vida compra
esto y lo otro, no hay nada mejor que tener tus propias cosas”. Y así podría seguir por
tiempo indefinido... Recuerden que trabajé en publicidad y televisión por eso sé de lo
que hablo. Si ahora se ponen a observar a los jóvenes se darán cuenta de que cada
uno de ellos se autodevalúa si no tiene los tenis de moda, el celular y a los pobrecitos,
cuando llegan a los 20, el hecho de ponerse una corbata y un traje los hace creer que
así serán respetados. Uno de los más crudos ejemplos que he tenido en mi vida sobre
cómo somos manipulados, fue cuando el gerente de producción de la estación más
grande de televisión en México me dio a entender que la forma de hacer televisión no
se podía cambiar por las ideas que le había propuesto para hacer televisión inteligente
porque ”les convenían más 80 millones de mexicanos idiotas, que pensantes”, ésas
fueron sus palabras (sic).
Así que te enseñan en este mundo que “hacerla en la vida” es ser mínimamente Bill
Gates y si no lo logras "Ni modo ‘chavo’, eres un fracaso" o "Ahí la llevas más o menos".
¿Se pueden imaginar con qué duermen en sus mentes y corazones todas las noches la
mayoría de las personas económicamente ‘jodidas’ en nuestro planeta?: "Tengo que
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hacer más dinero, mañana se vence la letra del coche, no tengo dinero para la escuela
de mis hijos, ojalá me saque hoy la lotería, mañana tengo que trabajar el doble para
pagar la tarjeta de crédito, seguro que ahora si me gano la lotería”. ¡Qué martirio de
vida! ¿No? Somos como un perro bóxer queriendo alcanzarse la cola, y ¿saben cuando
un bóxer podrá alcanzar la suya?... Total que nos programan para vivir dentro de una
horrible y abominable oscuridad creada por nosotros mismos y de la cual no hay salida
aparente para la gran mayoría de los habitantes de este planeta ya que siempre que
desean hacer cualquier evolución para dejar sus cosas materiales lo primero que dicen
es: “Esto es muy difícil”... Pero sí hay salida, simplemente tenemos que dejar de jugar el
juego de quienes manejan “nuestro” planeta y no permitirnos el ‘entrarle’ a lo que ellos
quieren que sigas jugando; y cuando digo ellos me refiero a los “económicamente
poderosos”. Quitémonos la venda de la ignorancia que nos hacen vivir y descubramos
la grandeza que existe dentro de cada uno de nosotros, cuando nos demos cuenta de
esto, se nos hará ridículo ver como todos esos centros de poder y riqueza que
representan las grandes corporaciones multimillonarias y el poder que ejercen sobre
nuestra vida, quedará inutilizado por el poder de tu amor y compasión. La compasión,
como el deseo de que todos los habitantes de éste planeta se liberen también del
sistema autocreado y por ende puedan vivir en paz y con una felicidad “real” y no con la
ficción que nos han embutido por los cinco sentidos diciéndonos “no se cuestionen
nada, pues el infiernito que hemos creado es la realidad de la vida”.
Después de toda la experiencia vivida en esos dos años lo único que logré fue generar
dentro de mí un enorme sentimiento de odio y rencor en contra de todo y de todos, así
como una inmensa y estúpida capacidad de autodestrucción a través de mi mente, mis
acciones, mis palabras y mis actos. Por ende, la felicidad se alejaba cada vez más y
más de mi vida, así como la alegría de vivir y las ganas de seguir adelante. Ahora que
he estudiado un poco más, entiendo que esta fue mi primera lección de lo que los
tibetanos llaman “la impermanencia” y “el desapego”. Ojalá hubiera sabido acerca de
cómo trabajar con estos dos conceptos en aquellos años.
Y si piensan que con esta experiencia había tenido ya suficiente, les contaré que para el
primero de enero de 1994 la vida aún me tenía reservada otra jugada más. Otro evento
que cambió de nuevo mis conceptos e ideas sobre la vida y este mundo y que jamás
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olvidaré, pues durante los primeros dos meses de ese año la vida me mostraría su más
terrorífica cara. Me daría una muestra de lo que los intereses creados y el poder hacen
con los destinos de la humanidad en este planeta y lo que la injusticia y el abuso hacia
los más débiles pueden hacer con sus vidas... Fui testigo de la muerte, el dolor, el
despojo, el abandono, la enfermedad y todo el miedo que una guerra pueden crear; en
ese 1994 me tocó vivir la guerra iniciada por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) y su carismático líder y de su oscuro origen, el Subcomandante Marcos.
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III. Enfrentando la realidad
Juro que lo que estoy a punto de contar fue una experiencia real y que únicamente por
la seriedad de algunos hechos, he cambiado los nombres de ciertas personas y lugares
en donde se desarrolló todo esto. Era el 31 de diciembre de 1993 y como todo buen
mexicano me tomé mis tequilas esa noche... ¿Qué buen mexicano no hace esto en fin
de año? A la mañana siguiente me desperté con un ‘crudón’ marca “Acme” y cuando me
levanté, curiosamente no hice lo usual, prender la televisión. Para este entonces
trabajaba como camarógrafo independiente para diversas casas productoras de la
Ciudad de México, así que en medio de una resaca tremenda me di cuenta de que
había dejado un suéter nuevecito que mi madre me había regalado justo la Navidad
anterior, y lo había olvidado en una de las agencias de publicidad que más me
contrataba y que por “casualidad” quedaba no muy lejos de mi casa. Así que decidí
tomar mi auto y pasar a comer un menudito pa’ la cruda y de ahí ir a recuperar el suéter
ya que no quería tener que confesarle la pérdida a mi madre. Ya saben cómo se ponen
las mamás cuando se trata de los suéteres...
Ahora me pregunto ¿qué loco se levanta antes de las diez de la mañana en un día
primero de enero a recuperar un suéter? Sólo yo. Pero verán los resultados y las
“casualidades” que se juntaron por este incidente del suéter. Curé mi resaca con un
plato de delicioso menudo y fui a la agencia de publicidad, “curiosamente” hubo quien
me abriera la puerta, entré, tomé el dichoso suéter y cuando me disponía a abandonar
la agencia sonó el teléfono…¡riiiiing! Contestó la misma persona que me había abierto y
de pronto me gritó: ¡Charlie, es para tí!... ¿Para mí? –pregunté–¿Quién podría ser?
Tomé el teléfono y una nerviosa voz de mujer me preguntó:
- ¿Tú eres Carlos el camarógrafo de César? ¿no?
- Sí –respondí– ¿En qué te puedo servir?... Perdón ¿quién habla?
- Mi nombre es Susana, soy la asistente del Lic. Monroy Caborca, director de
comunicación social de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CND). El Lic.
Jorge Madrazo, que es el presidente de la comisión, va a dar una conferencia de prensa
como en dos horas ¿puedes venir a cubrirla? Te pagaremos bien, pero es urgentísimo
saber si puedes venir o no ‘ahorita’ mismo.
- Fíjate que no tengo cámara -le contesté- y no tengo las llaves de donde guardan el
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equipo.
- No importa, nosotros tenemos cámara y todo el equipo necesario. Pero entonces qué
¿puedes venir?
- Claro que si, no faltaba más, en menos de una hora estoy por allá. Sólo paso a mi
casa para bañarme y cambiarme y allá nos vemos.
- ‘Okay’. Gracias Charlie.
- ¡Ah! Perdona Susana ¿de qué se trata la conferencia de prensa?
- ¿Qué no has visto la televisión Carlos?
- No ¿por qué?
- ¡Ah! Pues préndela y acá te espero. Nada más no te tardes porque es importantísimo
¿’Sale’?
- Si, ‘sale’ adiós.
En el momento que colgó salí disparado a la primer televisión que pude para ver de qué
se trataba todo esto, sintonicé el canal de noticias y no podía creer lo que veía:
¡Hombres armados que tomaron San Cristóbal de las Casas en Chiapas! Y un loco que
se decía el Subcomandante Marcos declarándole la guerra al Estado y al ejército
mexicano. Sin pensar corrí al auto, me pasé todos los semáforos posibles para llegar a
mi casa, un rápido regaderazo (con la televisión encendida), cambio de ropa, rasurada y
me voy enterando más del conflicto armado: ¿Guerrilla en México? ¿Justo al fin del
sexenio de Carlitos Salinas de Gortari?
Corrí a la oficina donde había sido citado y ahí estaba Susana en la puerta
esperándome, me recibió y subimos corriendo al quinto o sexto piso del inmueble, me
pasó al cuarto donde tenían el equipo de video y me dijo: “Espérame aquí, revisa tu
equipo que voy por mi jefe”. Hice lo mío, revisar baterías, cables, casetes, tripié,
iluminación... en fin, todo. Susana tardó más de media hora en volver y cuando llegó me
presentó brevemente a su jefe, quien me dijo:
- ¿Ya viste lo que está pasando en Chiapas?
- Sí, ya lo vi y no lo creo.
- Pues bien, el presidente de esta comisión tiene que salir para allá a la
brevedad posible y queremos que cubras todos y cada uno de sus
movimientos y que si algo le llegará a pasar tú lo tengas grabado en casete
¿lo puedes hacer?
Pensé ¡Gulp! ¡Esto está ‘canijo’! Y acto seguido pregunté:
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- ¿Cuánto me van a pagar por día?... Porque es zona de conflicto y el
riesgo es mucho.
- ¿Cuánto cobrarías? –preguntó el señor–.
- Tanto. Más todos mis gastos de transporte, hospedaje, alimentación y
compras de mano.
- ‘Okay’. Trato hecho, te quiero aquí con tu maleta y tus cosas en dos
horas, trae lo necesario para estar una larga temporada por allá porque el
trabajo será mucho y todo el día. Vete ahora y cuando vuelvas tu boleto de
avión ya estará listo; sólo dale tus datos a Susana y ella se encargará de
ahora en adelante de todo lo que necesites para que puedas hacer tu
trabajo ¿Sabes usar cámaras fotográficas también?
- Sí claro.
- Muy bien, entonces le diré a Susana, que te proporcionen también una de
las cámaras que tenemos y sacas todas las fotos que puedas sobre las
actividades del licenciado ¿’okay’?
- Si señor, entendido perfectamente.
Todo el camino a casa me estuvieron temblando las piernas y me repetía a mi mismo:
“Tú eres un profesional en tu trabajo ¿no? Este es tu mayor reto y el trabajo más
importante que te han asignado hasta hoy, es tu ‘chance’ de ‘hacerla’ güey! Sabes
cuántos camarógrafos quisieran estar en tu lugar ‘ahorita’?”... En un abrir y cerrar de
ojos estaba en Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas. Esa misma tarde
salimos rumbo a San Cristóbal de las Casas y luego de pasar varios retenes del
ejército, la tensión en el ambiente crecía a cada minuto y el silencio de quienes íbamos
en la camioneta era sepulcral. Ante esta situación, comprendí la seriedad del asunto en
el que estaba metido y que me encontraba ingresando realmente en una zona de
guerra. Empecé a comprender que había aceptado jugarme hasta el pellejo y que sin
duda los próximos días serían duros y difíciles, esto me llenó de adrenalina y mi primera
reacción fue ponerle una batería y un videocasete a mi cámara, sabía que siempre tenía
que estar preparado para lo imprevisto y que un ataque podría llegar en cualquier
momento. En los siguientes 45 días mi destino y la vida me enfrentaron con las más
duras situaciones que he vivido.
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A la mañana siguiente de mi llegada a San Cristóbal, lo primero que me mandaron a
grabar fue la autopsia que estaban a punto de realizar unos médicos forenses –debo
confesarles que hasta ese día, jamás había visto un muerto–, para mi desgracia dos de
las cuatro víctimas de un microbús de pasajeros que estuvo metido en medio de un
enfrentamiento entre ‘zapatistas’ y el ejercito mexicano eran niños, cosa que me dolió
en lo mas profundo de mi alma por todos los años que yo había trabajado para ellos en
televisión. La autopsia fue dentro de un panteón, estábamos encerrados en una
pequeñísima cripta con un fétido y concentrado olor a cadáver. El trabajo de los
forenses como pueden ustedes imaginar no es nada agradable, al terminar con mi
trabajo, salí vomitando como loco y en las 24 horas siguientes no pude probar bocado,
esa noche me fue imposible conciliar el sueño. Esta fue sólo la primer experiencia de
los 45 días siguientes, en los que no dejé de vivir día a día tragedias e historias
desgarradoras de dolor y sufrimiento; más de una vez estuve en balaceras y
enfrentamientos durante los que las ráfagas de AK47 pasaban demasiado cerca... En
una ocasión en Ocosingo quedaron las marcas de las balas en la pared como a 30 o 40
centímetros de mi cabeza... Vi niños muertos en la calle, gente agonizando, vi la
tragedia y la estupidez que una guerra simboliza, comprendí que nada, pero nada en
absoluto la justifica y que no quería que mi hijo viviera en un planeta donde existe esta
monstruosidad llamada guerra. Nació en mi un gran sentimiento de que éste planeta
tiene que cambiar y que por alguna razón esto que estaba viviendo tenía que ver con mi
accidente años atrás y que pronto encontraría el supuesto mensaje que algún día
tendría que dar, según me había dicho la mujer que me sostenía la mano mientras
estuve clínicamente muerto.
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mundo... ¿Qué puede uno pensar al enterarse de que a cada ‘zapatista’ se le pagaba
en aquel entonces 50 pesos diarios, que comían despensas del ejército alemán y que
usaban botas italianas?
En cierta ocasión en San Cristóbal de las Casas, fui al helipuerto con la gente de la
CNDH a recibir a un ministerio público que vendría con nosotros a dar fe de una
autopsia. Al llegar, éste venía con dos escoltas y resultó que no tenían vehículo para
acompañarnos, así que nos pidieron que si los podíamos llevar en una camioneta que
tenía logotipos de la comisión en las puertas y el techo; así que fuimos con ellos, me
tocó grabar toda la autopsia de un ‘zapatista’ y de un soldado. Nada más para que se
den idea de este ‘móndrigo’ trabajito, me tocó grabar cómo a un cadáver se le
serruchaba el cráneo... Sabrán todo lo que pasó por mi cabeza, mi corazón y la mezcla
tremenda de sentimientos que toda esta guerra me producía día a día. Pero lo peor fue
que al día siguiente en la nota de un periódico decía que la CNDH y la procuraduría se
encontraban “coludidos” ocultando información, ya que se había visto a personal de la
comisión en un vehículo oficial llevando a un ministerio público y varios elementos de
esa corporación, y que de seguro algo ocultaban... ¡Qué mentira más grande!
Solamente fue un ‘aventón’ el que les dimos a esos señores. Me consta que el trabajo
del presidente de esta comisión durante todo el tiempo que estuve en Chiapas fue
impecable e intachable y nadie me paga por decir esto, es la verdad y nada más. A
partir de ese día me dediqué a ‘checar’ más las cosas que la prensa decía y compararlo
con lo que yo vivía y para nada se parecían. Por último y a manera de actualización les
contaré que el pasado mes de mayo del 2001 conocí en el norte de la India a un tipo
que decía ser el “Comandante Cabrera”. Yo jamás le dije de mi presencia en Chiapas,
pero decía ser asistente de Marcos y muy conocido suyo; este loco me platicó que a
Marcos lo protegen los Babanandas, que según dijo son brujos africanos que protegen
a Castro en Cuba y que hay todo un plan ‘super’ negro para desequilibrar a todo
América y reventar a los ‘yanquis’. Insisto... ¡Qué asco!
Conclusión…Este sistema nos esta matando lentamente y está diseñado para que
siempre se cumplan los deseos y proyectos de quienes tienen el poder o de quienes
quieren quitárselos para quedarse con él, y no hablo de los presidentes o primeros
ministros, sino de quienes realmente deciden quiénes serán los presidentes en varios
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países del mundo, porque quien crea que hasta en los Estados Unidos de Norteamérica
los ciudadanos eligen a sus presidentes, creo que están un poco dormiditos...
¿Qué aprendí en Chiapas? Lo primero es qué tan inconscientes somos de todas las
cosas que pasan a diario en el mundo y ni cuenta nos damos ni nos podemos imaginar
todo lo que se disfraza y maneja por ‘debajo de la mesa’. Cuán encerrados vivimos en
nuestros munditos personales, dentro de nuestras viditas inconscientes y qué
insensibles nos ha vuelto la televisión, hemos visto tanta violencia en ella que cuando
nos toca vivir un hecho violento no reaccionamos. Alguna vez, estando en medio del
conflicto chiapaneco me tocó ver junto con otras personas cómo se bombardeaba a
todo un pueblo ¿saben qué dijo una de las personas que estaba ahí?: “Mira tú, antes
era en el Golfo Pérsico ahora nos tocó aquí”; seguidamente, entendí que nada justifica
la guerra y las tragedias que conlleva, los niños muertos, las familias disueltas, el dolor
de los heridos y mutilados y todo el infierno que familias inocentes y que no tienen nada
que ver, viven. En más de una ocasión me tocó tener que ir a casas a mostrar
fotografías de los cadáveres encontrados en fosas comunes y ver la reacción de toda
una familia al identificar a su ser querido. Una vez reconocieron a uno por el llavero que
traía pegado al pantalón... así era el grado de descomposición de los cadáveres que
aparecían en las fotos que teníamos que mostrar a las familias; algunas, obviamente yo
las había tenido que tomar. Por último, entendí que la vida no pudo haber sido creada
para esto que viví, esto llamado guerra y que la humanidad tiene que entender que este
camino no es el correcto y tenemos que cambiar o como dice la ley natural: “Si no
evolucionas, te extingues”.
Fue así como en enero y febrero de 1994 tuve que aprender en forma directa los
caminos del dolor y el sufrimiento, la ignorancia y la insensatez que el hombre se ha
autocreado y aún años después sigo sin entender ¿qué tenemos que vivir para que
entendamos que nos estamos autoconsumiendo, autodestruyendo? Meses después de
haber salido de Chiapas encontré uno de los orígenes que según los mayas han llevado
a la humanidad a estar en este estado tan lamentable y al punto de la extinción. Me
tocaría recorrer un camino que además de quitarme lo poco de fe que tenía en las
personas, me llevó a “adquirir” el supuesto virus “VIH”, que hasta hoy es una inmensa
mentira y a vivir la muerte de mi segunda y querida compañera de vida.
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IV. Una prueba de amor
En este libro Ludovica presentaba un pequeño escrito que se titulaba “El llamado
mítico”, una historia corta en la que se narra la preparación que según los mayas se
realizó en un lejano pasado para que en esta época crítica de la humanidad en que
vivimos, los seres de luz de este planeta comiencen a despertar. Se plantea la idea de
que todos llevamos dentro una semilla cósmica plantada, que con las resonancias
solares (o manchas solares) van a comenzar a activar la memoria genética del hombre
y éstas le recordarán a la especie humana para qué ha sido enviada aquí y podamos
entonces entender la verdad de la creación. Léanlo ustedes mismos:
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separación son fuertes maestros. Llamo a aquellos con los dones y
talentos necesarios para que actúen como mis
mis emisarios allá, para elevar y
transformar las frecuencias del planeta Tierra, simplemente incorporando y
anclando la presencia del Amor allí. En este mito ustedes serán los
creadores de una nueva realidad, la realidad de la octava dorada”.
El Amor de las
las Galaxias del Girar continuó: “En otros viajes cada uno de
ustedes han demostrado ser navegantes intuitivos, capaces de despertar
vuestras conciencias y alinear vuestro corazón a los impulsos del amor
puro y el servicio compasivo. Como mensajeros del Sol y portadores de la
antorcha, ustedes ya han comprobado que mantendrán la Luz en alto, y
así los invito a encarnar masivamente entre las tribus de la Tierra para
ayudar a Gaia y a todos sus hijos en su transformación. Esta es la parte
del plan en que ustedes
ustedes serán velados por el olvido. Sin embargo, mientras
recuerden el sentimiento de la inocencia infantil y la confianza, llegarán a
ser los elevadores armónicos, en este ciclo de iniciación para la Tierra.
Encarnarán estratégicamente, a menudo, en las áreas vibracionales más
densas del planeta. Para algunos, esta ilusión de separación del amor
podrá crear sentimientos de desolación, falta de apoyo y alienación. Pero
reconociendo su humanidad, vuestro amor transformará las profundidades
de la dualidad y vuestra
vuestra Luz animará a muchos.
Vuestra participación en este desafío es puramente voluntaria, sin
embargo, este cambio transformador sobre la Tierra es extraordinario y
precioso. Si ustedes llegaran a aceptar esta misión, tendrán la oportunidad
de catalizar y sintetizar
sintetizar todo lo que han logrado durante muchas
encarnaciones, recibiendo un extraordinario ofrecimiento de un salto
cuántico de vuestras consciencias. Es importante para ustedes escoger
cómo danzarán con Tierra Gaia y sus hijos mientras ella completa su
ceremonia de Luz”. De tal modo habló el Creador, la Luz de las Galaxias
del Girar. Y así fue como los seres luminosos, quienes formaron las
innumerables Alianzas, Federaciones y Concilios de los fieles a las
estrellas, escogieron encarnar en el planeta Tierra
Tierra para ayudar en este
crucial evento, el despertar del sueño planetario.
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Hubo incluso un proceso de protección del plan, elaborado para despertar
a esos seres de la ilusión de separación y del velo del olvido que es tan
común sobre la Tierra. Los seres luminosos
luminosos que viajarían a ayudar a Gaia
acordaron avivar unos a otros el recuerdo. Así esas semillas estelares
dejaron códigos en varias formas, como sonidos, colores, luces, imágenes,
palabras y símbolos, una resonancia vibracional que los ayudaría a
recordar
recordar su compromiso con la Luz. Fue acordado que esas claves
codificadas aparecerían por todas partes, en el arte y la música visionarias,
en miradas penetrantes, en conversaciones y sentimientos, todo creando
un profundo anhelo de despertar y llegar a ser la
la encarnación del Amor.
Así que ustedes, los hijos del sol, están ahora siendo bañados con el agua
del recuerdo, preparados como guerreros del arco iris para completar la
promesa del nuevo y antiguo mito, simplemente afianzando la presencia
del Amor en la Tierra. Tu elección amorosa descansará en el manto de los
dioses, enviando ondas de sanación y amor a través del cuerpo receptivo
de Gaia. Mientras tú despiertes en este tiempo, tus dones despertarán y
habilitarán a otros. Utilizando las herramientas de la risa, el canto, la
danza, el humor, el gozo, la confianza y el amor, estarás creando una
profunda oleada de transformación que transmutará las limitaciones del
antiguo mito de la dualidad y separación, haciendo el milagro de la Paz y
Unidad sobre la Tierra.
Tierra.
Utiliza tus dones en beneficio de Gaia. En una supernova de consciencia,
Gaia y sus hijos ascenderán en vestiduras de Luz, formando un luminoso
cuerpo de Luz de Amor para renacer hacia las estrellas. El llamado mítico
ha sido emitido. El gran desafío ha
ha comenzado. Despierten, guerreros del
arco iris, mensajeros del sol, seres luminosos de las Alianzas Galácticas,
Federaciones y Concilios. Antiguos caminantes del cielo, formados
nuevamente en este momento, permanezcan en la belleza y el poder del
Amor de Gaia. Dejen de lado la desconfianza. Ustedes son niños divinos
del Sol. Vayan donde vuestros corazones los lleven para compartir
vuestros grandes dones. Entréguense a la magia de la Tierra. Recuerden
que danzamos y cantamos aquí por el Único Corazón.”
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Al terminar de leer esto, algo insólito me sucedió y jamás olvidaré ese momento. Mi
corazón comenzó a brincar de alegría y felicidad y una extraña certeza se apoderó de
mi... ¡Esto es! Éste es el mensaje que por fin encontré y que me dijeron que algún día
tendría que dar. Lloré de felicidad y un silencio abrumador se adueño de todo el espacio
a mi alrededor, en ese momento dentro de mi mente apareció un anciano maya muy
sonriente que tiempo después bauticé con el nombre de Tata Juan (y eso que jamás
había leído yo a Carlos Castañeda, pues como he dicho antes, no puedo presumir de
ser un buen lector). Cada vez más frecuentemente ésta imagen venía y sigue viniendo a
mi mente y me dice increíbles cosas que después leo y confirmo en libros de filosofía y
teología de distintas religiones del mundo, con el tiempo descubrí que todos tenemos
uno como él pero que nunca creemos en su voz. Yo le llamo “la voz del corazón” que te
habla con un tono diferente que la voz de tu cerebro. Más adelante platicaremos de todo
lo grandioso y maravilloso que tienes en ti, pero que siempre dudas tener y dudas
mucho más de que exista, prefieres vivir con un inmenso miedo a todo y a todos ya que
es a través del miedo que este sistema te controla y te limita. Pero como dicen los
tibetanos: “El origen del miedo siempre será la ignorancia”. Y no quiere decir que seas
un ignorante como persona, si no que ignoras muchas verdades. Sin embargo, todos
tenemos grandeza interna, o como dirían los mayas: ‘In La kéch’ (¡Yo soy otro tú!).
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el tiempo atendiéndose el uno al otro, ya que a fin de cuentas los dos veníamos
saliendo de situaciones dolorosas de pérdida de nuestras parejas.
Fue meses más tarde que decidí tomar la iniciativa y proponerle a Lucero que
viviéramos como pareja; ese día, al oír mi propuesta ella lloró y lloró y no me decía
nada, hasta que por la tarde que salimos a caminar por el río me dijo: “¿Sabes qué?
Creo que me tengo que alejar de ti para siempre”... Me quedé mudo y no entendí ni
‘jota’ del por qué de su reacción, así que le pedí que hablara más claramente y con
honestidad conmigo. Le dije que no importaba, que fuera lo que fuera yo quería ser su
pareja. Así que me miró a los ojos y me dijo: “No te culparé si en cuanto sepas esto
sales corriendo de mi lado". Le contesté que se tratara de lo que se tratara no saldría
corriendo... Así que tomó valor y me confesó: “Soy seropositivo”. En ese momento, yo
entendía que ser "VIH positivo" indicaba tener SIDA y por ende estar enfermo y cercano
a morir. Ignoraba que uno solo puede halar de enfermedad como tal (SIDA) solo cuando
existen ya síntomas y signos de infecciones oportunistas, tumores y enfermedades
metabólicas (esto es lo que se conoce como manifestaciones clínicas). Ahora, gracias a
lo estudiado e investigado entiendo que, si no las hay y se es solo "VIH positivo" es
mejor hablar simplemente de "seropositivo" lo cual no es sinónimo de enfermedad. En la
actualidad, debe hacerse la diferencia clara entre seropositivo y enfermo de SIDA por el
bien de la verdad y de la vida de muchos seres.
Ante la confesión de Lucero mi primera reacción fue decir: “¿Y? ¿Eso qué? A mi no me
importa lo que tengas sino quién eres”, la abrace y le dije que el amor más bello del
mundo es aquel que es incondicional y que sólo ese amor puede funcionar.
Honestamente confieso desde el fondo de mi corazón que así lo pensé y que así lo
pienso hasta el día de hoy y que si pudiera tomar de nuevo esa decisión de unirme a
alguien con SIDA lo haría de nuevo porque el amor debe de poder vencer esas barreras
y mucho más. Lucerito no podía creerlo, así que se abalanzó sobre mí y me beso,
desde ese momento vivimos siempre juntos y lo que más cuidó siempre fue el que yo
no sufriera daño alguno por su enfermedad y que no saliera afectado, en ese momento
de nuestras vidas los dos creíamos en la versión oficial de que el SIDA era un virus
asesino y por eso mismo tanto ella como yo suponíamos que nuestra relación seria algo
así como de “alto riesgo”. Por desgracia para todos, lucero jamás se pudo enterar de
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que ella murió por un virus inexistente, lo más trágico de todo es que ella era una mujer
llena de luz, como su nombre lo indicaba, fue vegetariana por muchos años y jamás
ingirió drogas o alcohol, hacía ejercicio todos los días y vivió casi siempre en lugares
tranquilos y apacibles, así que de ninguna manera le puedo “achacar” su muerte a
agentes tóxicos o estresantes, ella murió debido al miedo mental, al apego y la falta de
decisión. Así que jamás se le podrá culpar a ella de cualquier cosa que a mí me llegara
a pasar en un futuro ya que, como ahora se, y puedo constatar, el SIDA es una
enfermedad tóxica y no un virus así que el posible “contagio” TAMPOCO EXISTE. Esta
fue sin duda una prueba de amor que la vida me ponía y que honestamente estoy muy
contento con la decisión que instintivamente tome en el río con mi Lucerito.
Para mayo de 1995 Lucero y yo salimos en nuestro primer viaje fuera de México, que
duraría un año y sería por Suiza, India y Tailandia. Fue durante este primer viaje a la
India en el que por primera vez llegué a Mc Leod Gang en el norte de la India, es ahí
donde conocí y supe por vez primera de la existencia de los tibetanos y de Su Santidad
el XIV Dalai Lama. Conocí su pueblo, su comida, su cultura y su gente; en aquella visita
y sin saber por qué, me llamó mucho la atención un edificio que contiene las
instalaciones del Instituto de Astromedicina “Men Tsee Khan”. Nunca me imaginé que
mi vida renacería en el interior de aquel edificio y que ahí conocería al más maravilloso
y amoroso maestro y doctor que alguien pueda imaginar, la reencarnación del buda de
la salud en persona, el venerable Dr. Tenzin Pechok. Mi interés inicial en ese instituto se
debió a que había comenzado a estudiar el calendario Maya y sus secretos, así que me
dio curiosidad descubrir que los tibetanos tenían algo llamado el Kalachakra, o rueda
del tiempo tibetano, y que tenía mucha similitud con lo que yo estaba estudiando sobre
el Tzolkin o calendario solar Maya. Así que a través de este Instituto supe que los
tibetanos manejaban la medicina y la astrología conjuntamente y que según ellos estas
dos ciencias deben mantenerse unidas para que la medicina funcione mejor. Supe que
el origen de la gran mayoría de las enfermedades se ubica en nuestras propias
acciones, pensamientos, palabras y actitudes; se me mostró que para poder curar
cualquier enfermedad hay que trabajar con astrología, medicina, meditación, mantras y
un camino espiritual interno.
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Así que creí que habíamos encontrado el remedio para la seropositividad de Lucerito,
pero ella no acepto todas estas ideas y no quiso ponerse en manos de estos médicos
pues tenia más ganas de viajar que de enfrentar la realidad de su seropositividad y de
ella misma, ya que hasta este momento físicamente ella no presentaba ningún síntoma
que diera cuenta de alguna enfermedad. Decidimos continuar nuestro viaje por India,
duró ocho meses a bordo de una motocicleta “Einfield” de manufactura hindi y
tecnología inglesa; en esos ocho meses conocí más de la pobreza y miseria humana
que se pueda imaginar, pero a la vez el pueblo hindú me enseño la humildad, la
espiritualidad, el desapego, la magia, la sencillez y el humor con que se debe vivir esta
vida sin sufrir mucho. Todo esto me fue enseñado no en un Ashram, ni en un
monasterio tibetano, mucho menos en un retiro de Osho o en las enseñanzas del
adorable y respetado Sai Baba, no mis queridos, esto me fue enseñado en las calles de
la India, en los pueblos, en las plazas, en los mercados y los templos; en las escalerillas
de Varanasí, donde al caminar tres calles pasas de ver una boda con toda la alegría
que ésta representa, a ver una pila enorme y monumental de madera que arde con
varios cadáveres de personas que llegan ahí a morir, ya que así logran un lugar junto a
Shiva... Acto seguido, vi a una cabra dando a luz en un rincón de este caos y por si
fuera poco, en el río donde se tiran los cadáveres ya cremados, la gente se lava los
dientes, se bañan y hasta hacen su te con ella; jamás pensarán que les hará daño en su
salud, pues el agua de este río es “santa”, es agua del Gánges o Ganga.
No recuerdo que día, o más bien qué noche, mientras dormíamos decidí darle una
muestra de mi amor y confianza incondicional a Lucero, decidí que, desafiando al
absurdo mito que se ha creado en torno al “sexo seguro”, que de paso les cuento, este
es otro punto de la agenda comercial creada por toda esa gigantesca maraña de
intereses comerciales, que han aprovechado la mentira VIH y la han unido con la
falsedad de que “el virus del SIDA se transmite si tienes contacto sexual” para hundirte
más en su miedo, para reprimirte y hacerte vivir angustiado por tus preferencias
sexuales y para que su industria condonera gane un ‘montón’ de lana y por eso nos han
atiborrado de condones que ha llevado mi capacidad de asombro a sus límites, ya hasta
fluorescentes y de sabores han inventado los muy creativos... y ahora nos vienen con el
cuento de que el sexo es malo, y no nos cuentan que utilizar toda las bola de
porquerías sociales y químicas que han inventado para “mejorar tus relaciones
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sexuales” como sus clubes de swingers, pornografía, cremas, píldoras, estimulantes
afrodisíacos y demás son realmente los que te intoxican y te dan SIDA, en fin, que, sin
tomar en cuenta todo esto, y entendiendo que en ese momento yo no era más que otra
victima de esa bola de... en fin, Lucero y yo hicimos el amor sin ninguna protección. En
mi interior, me entregue ciegamente a demostrar mi amor sabiendo bien lo que hacía y
lo que esto significaba en el mundo en que vivimos, era casi una locura ya que según
los medios de información corría el riesgo de contagiarme con un virus que hasta ese
instante yo no sabia que en realidad no existe, pero para mi representó ese momento
una gran prueba de amor incondicional de la cual nunca me he arrepentido y no creo
que lo haré jamás, mucho menos podré culpar a Lucerito por haber adquirido SIDA,
pues fue algo en mi karma pasado lo que me hizo desarrollarlo, esto aunado a la gran
cantidad de alcohol, mota, coca, pastas y demás cosas que ingería, como dirían en
México, “era yo un METODISTA” me metía de todo. Éstos, y otros tipos de tóxicos que
durante tantos años utilice, eso fue lo que me “contagio”, como dirían los médicos que
afirman que el virus existe, pero no su cuerpo y mucho menos nuestra relación. Ahora,
seis años después, le agradezco el “supuesto contagio”, que, aunque no existió, gracias
a él yo pude transformar mi vida y la de otros, pude purificar mi mente y mi cuerpo, pude
ser mejor ser humano y pude “curarme” de una aparente enfermedad terminal.
Creo que esta frase es de Su Santidad el Dalai Lama: “Después de que pase tu peor
tragedia, con el tiempo entenderás que tal vez ha sido tu mayor bendición”. O esta otra,
que no recuerdo donde leí: “Las enfermedades son grandiosas oportunidades que nos
da la vida para cambiar y ser mejores”. Así que, sabiendo ya la historia, les haré notar
que desde el accidente en Morelia hasta la fecha, todo lo que he vivido, incluso la
muerte de Lucero, todos y cada uno de estos eventos han sido grandes enseñanzas en
mi vida y curiosamente el budismo tibetano contempla y enseña, entre algunas de ellas:
La “impermanencia”, el hecho de que nada es para siempre y todo cambia
constantemente; y, “el desapego”, ya que has entendido que todo cambia
constantemente y que todo es inpermanente, comprenderás que es inútil querer que
nada cambie. Tienes que aprender que cuando te quiten “tus cosas” no debes sufrir por
ellas, es decir, tienes que aprender a tenerlo todo sin ser dueño de nada.
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La salud de mi Lucerito empeoró después del año de 1998, la cándida en su boca y
garganta, las constantes diarreas, la perdida de peso y el cansancio constante eran ya
obvias, pero, aún cuando tuvo a su lado al mismo doctor que a mí me ayudó, ¿saben
cuál fue la razón para que ella no consiguiera salir adelante? Ella era una lindísima
mujer que nació en una familia muy muy humilde, con los años se casó con un suizo
que la llevó a su país a vivir y como todos los suizos este joven tenía un montón de
dinero, Al morir, le heredó una muy buena cantidad de francos suizos, que fueron los
que finalmente le costaron la vida a mi Lucerito, pues le daba pánico el perder “la
estabilidad” que su dinero le proporcionaba y se la pasaba constantemente preocupada
por los gastos para seguir pagando nuestra estancia en la India. En vez de que ella
fuera la dueña del dinero, el dinero se adueñó de ella; aunque sabía que se encontraba
en una situación de vida o muerte no pudo gastarse una parte en recuperarse, tampoco
pudo gastárselo en viajar y recorrer el mundo cuando gozaba de plena salud. En una
ocasión hasta me llegó a decir que me había unido a ella para hacer mi vida más fácil o
para quedarme con su herencia (sic)... Que dios la perdone por haber pensado eso de
mí... Pero en fin, la “verdadera” historia con Lucero fue así.
Recuerdo bien que un día, ella se quejaba de su enfermedad con una ancianita que
vivía en la casa de al lado en el pueblo donde vivíamos, San Pedro. La viejita jamás
había ido a la escuela y no sabia ni leer, ni escribir, pero le dijo las palabras más sabias
que jamás hubiera imaginado: “Todas las enfermedades que a uno le llegan son las
ideas doña Lucero, las ideas nos matan o nos curan”. Sólo un ser iluminado por sus 70
años de vivir sin una vida mecánica y en convivencia diaria con la naturaleza puede
enseñarnos esto sin haber leído nunca a Buda. Si, nosotros somos más ignorantes que
la gente humilde del campo, que los indígenas del mundo y que los ancianos que tanto
despreciamos. Creemos que sabemos casi todo gracias a nuestra ciencia y tecnología,
pero esto no ha podido contestarnos ¿para qué es la vida, para qué estamos aquí?
Curiosamente, los tres grupos de gentes arriba mencionados sí saben esa respuesta, y
ustedes también, pues está dentro de sus corazones. Pero no vamos a conocer las
respuestas mientras continuemos viviendo bajo las ideas “comunes” que este sistema
nos impone: “Primero yo y luego los demás”, “el chiste es hacerla, es la lana”, “lo que
tienes es lo que vales”... Y cosas así o por el estilo. Mientras ocupes tu vida, cuerpo,
mente, tiempo y trabajo dentro de este sistema que se alimenta de las vidas de todos
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nosotros y que destruye todo en la naturaleza con el fin de mantenerse en pie a costa
de todo y de todos, mientras vivas así de dormido, no podrás recordar la verdad de para
qué estás aquí, ni podrás tampoco curarte de una enfermedad, la que sea, y digo
cualquiera, desde un simple resfrío hasta una terminal.
Gracias a mis vivencias con el “SIDA” encontré todo lo que relataré de aquí en
adelante, muchos datos no han salido de ningún libro, sino de mi maestro interno –con
quien si me puedo dar por más que agradecido–, así que declaro que en lo que sigue,
podría estar equivocado, aunque mi corazón sabe que no.
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V. Emociones mezcladas
Fue por ahí del año de 1996, cuando un amigo de mi hermano Adán me regaló un juego
que según él me gustaría mucho estudiar, pues tenía que ver con el calendario maya, el
nombre de este singular juego: ”Encantamiento del Sueño” o “Dreamspell” en inglés.
Este, resultó no ser en realidad un juego, sino algo muy serio que transformaría mi vida
y mi trabajo. Así como todo lo que me rodeaba y el sentido de las cosas para mí. El
“Encantamiento del Sueño” es la reproducción de un calendario solar maya o “Tzolkin”,
rescatado del olvido por el pintor e investigador José Argüelles, quien después de 33
años de investigaciones y sabias deducciones pudo descifrar para qué sirve y servía
uno de los calendarios antiguos de los mayas. Por desgracia, parece que el tamaño de
su descubrimiento deslumbró tanto a todos que hasta él enloqueció, e incluso, él mismo
se decretó “descubridor de las leyes del tiempo”... ¡Uf! ¡Por Dios!... ¿Y qué cree este
señor que enseñó Buda a los tibetanos después de iluminarse en Bodghaya, India hace
2,500 años? ¡El Kalacharkra! ¡La rueda del tiempo tibetano!
Una vez que recibí este calendario, me dediqué más a fondo a buscar información
sobre los mayas y por fortuna conocía a Marta Zertuche, una amiga del pueblito donde
vivía en Michoacán que resultó ser mi maestra en el uso del calendario maya. Gracias a
ella y al estudio por mi cuenta de este pueblo, sus profecías, cosmogonía, y a la
búsqueda de los escasísimos y mutilados documentos que sobrevivieron a la mano
española, pude ir poco a poco entendiendo que todo lo que se dice de los mayas en los
libros de primaria y en nuestra educación básica estaba equivocado. No eran pueblos
indígenas atrasados, ni salvajes que realizaban sacrificios, pero ¿qué iban a reportar los
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españoles que llegaron a México frente a la corona española? Claro que tenían que
decir que habían encontrado una serie de salvajes ignorantes, porque sino, la conquista
no tendría justificación. Lo que encontraron los españoles que arribaron a México fue
una civilización tan avanzada y pacifista que les dio miedo y prefirieron destruirla que
aprender de ella ¿se imaginan la cara de Cortés cuando vio el mercado de México-
Tenochtitlán?... ¡Bueno! En Europa no existía uno así.
Con toda esta información bajo el brazo decidí realizar una serie de viajes a la zona
maya y lo único que conseguí fue quedar aún más deslumbrado de lo que estaba por
las maravillas creadas por ellos: Palenque, Tulúm, Chichen-Itza. Sitios increíbles y
bellos como nada en el mundo. Así fue como me enteré poco a poco lo que me parece
el mayor logro del pueblo y la cultura maya: ”El manejo del tiempo” –el poder viajar en el
tiempo, el espacio y las dimensiones–. Pero, como no me gusta ser ni mayista, ni
budista, ni partidista de algo, empecé a buscar en otras culturas antiguas: Los mayas,
los Incas, los Hopi, Aztecas, Egipcios y Tibetanos y... ¿Saben qué? El resultado fue
asombroso. Todas tenían el culto al sol, todas tenían por lo menos un calendario solar y
uno lunar, la historia sobre el origen de la vida es más o menos la misma, sus profecías
son casi idénticas, todas fueron invadidas, se dispersaron, ocultaron su conocimiento y
más de una construyó cosas que en la actualidad ni con nuestra más avanzada
tecnología podemos reproducir. Es decir, que el hombre moderno sigue sin poder
siquiera entender su pasado antiguo. Quienes sigan creyendo que las culturas de la
antigüedad eran una ‘bola’ de pueblos primitivos, atrasados e ignorantes, que se dé una
vueltecita por Palenque, Teotihuacan, Machupicchu o Egipto, nada más para ver de qué
tamaño es nuestra ignorancia sobre el pasado y lo importante que resulta dedicarnos
ahora a redescubrir la verdad que por alguna buena razón se nos ha ocultado por tanto
tiempo.
Después de estudiar todo esto fue más que claro que todas ellas tenían puntos en
común con el pueblo tibetano, pero con la ventaja de que todo el conocimiento y
sabiduría tibetanos se encuentran intactos en Dharamsala, India.
Así que cuando tuve que viajar a India de nuevo para llevar a Lucero a intentar
reponerse físicamente con medicina tibetana, lo primero que metí a mi mochila fue el
“Encantamiento del Sueño”. Mi objetivo inicial era el de podérselo mostrar al personal
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del Instituto de Astromedicina “Men Tsee Khan” que pertenece al gobierno tibetano en
exilio en Dharamsala. Les juro que jamás imaginé el desenlace que tendría toda esta
historia, pero fue más allá de cualquier idea que pudiera haber tenido.
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a cada segundo, cuando de pronto se abrió la puerta del salón y entraron primero dos
jóvenes tibetanos vestidos de traje, luego el secretario de Su Santidad que nos saludó y
nos dijo que sólo tendríamos unos minutos. Josefina le explicó que yo traduciría la
entrevista y que quería presentarle rápidamente algo que traía desde México... Nos
sonrió amablemente y volteó a la puerta para señalarnos que podíamos pasar al
privado, que Su Santidad nos alcanzaría en un minuto.
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rueda del calendario maya o “brújula del tiempo”, en cuanto observó su forma circular y
los colores de la misma Su Santidad lo comprendió todo y exclamó: ¡Mayan
Kalachakra!. Sí –le dije–. Con una sonrisa me contestó en su perfecto inglés británico y
con esa dulzura y suavidad que sólo su voz tiene: “Qué bueno que ya existen nuevos y
más ligeros materiales, así no tuviste que traer cargando desde México unas
piedrototas ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!... Acto seguido guardó todo y puso sus manos sobre la caja, se
inclinó sobre ella hasta poner su frente sobre la misma, hizo una oración y volteó a
verme diciendo:
- ¿Sabes lo que es esto?
- Más o menos –contesté–.
- Cuando tú llegaste a ésta oficina, esto era un calendario sagrado maya,
ahora es sagrado maya y santo tibetano.
Yo no lo podía creer, y en medio de mi nerviosismo pregunté si se parecía al
Kalachakra. Me dijo que los colores utilizados por los dos son los mismos y que las
posiciones cardinales (este-rojo, norte-blanco, oeste-negro o azul y sur-amarillo) no son
iguales, pero se parecen y Su Santidad me afirmó que él era un asiduo practicante de
Kalachakra. Me atreví a comentarle sobre los datos que había logrado obtener de mi
investigación sobre diversas culturas de la antigüedad y las impresionantes
“coincidencias” que todas tienen. Le comenté sobre una serie de dudas que tenía y
pregunté si acaso me permitiría planteárselas. Una vez más, una luz destello de su
sonrisa y asintió con la cabeza, se echó hacia atrás sobre su sillón como diciendo
‘dispara’ y me puso atención (hay que recordar que una de las pasiones de los tibetanos
es el debate). Si no recuerdo mal, mi primer pregunta fue ¿por qué varias culturas
antiguas se parecen tanto en cuanto a sus hechos históricos, desarrollo, filosofía,
religión, profecías y demás, por qué todas fueron invadidas y se dispersaron o
desaparecieron “misteriosamente”? Aunque muchas de ellas crearon y construyeron
increíbles obras que ni en la actualidad sabemos cómo. El Popol Vhu, El Corán y la
Biblia se parecen muchísimo y las profecías de todos son más o menos las mismas,
todas tenían dos calendarios (Solar y Lunar) y el culto al sol (Rá, Taita Inti, Surya,
Helios, etcétera). Su Santidad pensó por unos segundos y me respondió: “El arroz es el
mismo acá en la India que allá en México, sólo nos enseñaron a cocinarlo diferente y
que cada quien se coma la receta que más le guste... ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!”.
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Analicé su respuesta y entendí de inmediato lo que me quería decir, pero me atreví a
abrir de nuevo la bocota que dios me dio y pregunté ¿y quién repartió el arroz? Su
santidad me miró como asombrado por la pregunta, soltó de nuevo una enorme
carcajada, me vio y juntó sus manos mirando al cielo y sólo sonrió. Con ese gesto creo
que de nuevo entendí a qué se refería.
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Sí se pueden curar el SIDA y el cáncer, yo lo sé, lo viví y me consta. Tu recuperación
tiene una parte que es muy fácil y una muy difícil; la fácil es que para sanarte sólo tienes
que cambiar tu actitud y vencer el miedo que los medios de comunicación nos han
creado. Por supuesto que es tu mente la que te hace pedazos basada en lo que desde
bebé has visto y lo que los medios te han enseñado. Sin duda, como leí por ahí algún
día: El miedo es el verdadero asesino.
Pero la parte difícil es que te puedas desapegar de todas tus cosas sin limites, aprender
a no reaccionar automáticamente sin razonar cuando se te presentan personas que te
humillan, te insultan o te agreden, tienes que aprender que el ayer es historia, que el
mañana es ficción y que por ende lo importante es vivir hoy y solamente el hoy. Tienes
que aprender a jamás desperdiciar un minuto de tu vida y de tu energía en hacer daño o
pensar mal de los demás; reprogramar tu mente y redireccionar tu vida, eso es lo que
se necesita, solo esto... ¡Ah! Y mucho amor a todos y a todo. Entiende que todo lo que
pienses, digas y cómo actúes después, es lo que genera eso que llamas “realidad”, no
lo que diga el resultado de un análisis clínico de un laboratorio. Es tu mente lo que te
mata o te sana, pero aunque tengas una mente y actitud positivas, si no cambias tus
acciones y eliminas tus odios, rencores, deseos, culpas, miedos, ansias y creencias. Si
no haces nacer en ti la autoseguridad de que sí puedes vencer a ese ego que no te deja
ser mejor y superarte, simplemente no sucederá y morirás como todos esos enfermos
que no logran curarse y que se convierten en estadística por no tener la humildad
suficiente para autoperdonarse, autoaceptarse, reconocer sus errores y así poder
cambiar, o en muchos de los casos por no saber que en realidad lo que los está
matando es un invento culpa de los médicos que “descubrieron el virus del sida”.
Pero resulta que es “normal” entre nosotros lo humanos que nos la pasemos
minimizándonos y haciéndonos menos día y noche, y por si esto fuera poco, siempre
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estamos negando que en realidad poseemos en nuestro interior un inimaginable poder
creador. Esto hay que entenderlo así, ya que nadie puede curarnos de lo que nosotros
nos hemos causado, no existe pastilla o medicamento alguno que pueda eliminar todo
el karma negativo que nuestras mentes, palabras y acciones han creado en el pasado.
Al final de este libro contaré un secreto que mi médico tibetano me enseñó y que
confirmará lo que aquí digo. Por lo demás, el 4 de abril de 1999 murió Lucerito en Delhi.
Me dejó con un gran dolor y en medio de un país difícil y extraño, y como todo buen
extranjero, sin saber qué hacer en un caso similar. Pero gracias a la señorita Rani
Jethmalani, a su padre y a su equipo de trabajo, todo se resolvió, me ayudaron con
todos y cada uno de los trámites necesarios en caso de muerte de un extranjero en la
India. A Lucero se le organizó una sencilla pero lindísima ceremonia de cremación.
Desde su fallecimiento y a lo largo de las primeras veinte horas jamás lloré, pero en el
momento de su ceremonia de cremación justo cuando llegó el momento de encender el
fuego que consumirían sus restos, se acercó a mi el hombre santo quien dirigía la
ceremonia con un montón de pajas encendidas y me hizo la señal de que debía de ser
yo quien iniciara el fuego que se llevaría el cadáver de mi mujercita... en ese instante
me solté llorando como loco y acto seguido encendí la flama que devoró sus restos.
Cuando volví a la ciudad de México estaba solo, triste, cansado y con rabia por no
haber conseguido recuperar la salud de Lucero. Lo único que traía conmigo eran los
recuerdos de mi audiencia con Su Santidad el Dalai Lama, la amistad con Rani y la
gente tan interesante y amable que ella me presentó en India. Y sobre todo me traje de
ese viaje los maravillosos doce días de enseñanzas que S.S. impartió en marzo de
1999, curiosamente esas enseñanzas se trataron sobre dos temas principales, el
“desapego” y “la impermanencia”. ¿Qué son estos dos conceptos? De manera básica y
sencilla en términos de budismo tibetano la impermanencia es la ley natural que no
permite que nada en el tiempo y espacio se mantenga sin transformación, evolución o
cambio alguno; en la naturaleza y el cosmos todo está siempre en constante cambio,
por esto es absurdo que el hombre actual trate siempre de mantener una “vida estable”
y más absurdo resulta aún que dicha estabilidad la quiera basar en lo grueso de su
cuenta de banco o en sus pertenencias materiales, no en lo que él es como persona. Su
Santidad dice: “El hombre actual se la pasa tan preocupado por tener un futuro estable
que no disfruta su presente y quién sabe si llegue vivo a ese futuro”. Para tener un
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futuro estable sólo hay que entender una simple ley kármica: “Todo lo que vives hoy es
el resultado de tus acciones pasadas”, así que ¿qué te preocupa el futuro?. “Si hoy
actúas bien, piensas bien, hablas bien y procuras que todos los seres vivan en felicidad,
mañana estarás bien”. Y recuerda siempre, como dice Sogyal Rimpoche, gran maestro
tibetano: “Dar vida alargará tu vida, quitar vida disminuirá la tuya” por eso no se debe
matar ni a un insecto, según la tradición tibetana. El desapego es aún más simple, pero
básico para vivir sin sufrimientos, el desapego es ser capaces de “tenerlo todo sin ser
los dueños de nada”, poder tener dinero y bienes y que no nos preocupe en lo mas
mínimo si llegamos a perderlos o que la calificación que le demos al valor de nuestra
vida no se base en los montos de lo obtenido, si no en el monto de lo cedido a otros; en
base a la humildad se llega a la riqueza humana, la riqueza del corazón, la fuente
inagotable de felicidad y paz... El amor.
Una vez que has entendido la impermanencia, entenderás que es inútil quererse apegar
a las cosas o a las personas ya que por ley natural todo cambia. El hecho de poder
perder hasta a seres queridos sin sufrir, no significa que debemos ‘montarnos’ en una
frialdad sentimental estéril y seria, o cerrar nuestro corazón a los sentimientos, se trata
simplemente de entender que nada es nuestro en realidad, que todo lo material no son
más que “utensilios” y que no pueden ser el soporte de nuestra persona. Es decir, que
si tengo fortuna o no, eso no debe afectar mis cimientos como persona, ya que cada
uno somos lo que nuestra mente, corazón, manos y cerebro pueden crear, no lo que
poseemos. Si mañana te quitaran todas tus posesiones ¿qué quedaría de ti? Yo
aprendí en mi experiencia en Vallarta que el perderlo todo no significa nada, que el fin
de algo es en sí el comienzo de algo nuevo.
Creo que haber estado en las enseñanzas que justamente explicaban estos dos temas,
me preparó para poder soportar el hecho de que el día que regresé a mi casa en
Pátzcuaro –a la que de por sí llegaba sin mi mujercita– al abrir la puerta me doy cuenta
de que la familia de Lucero había vaciado la casa, se habían llevado todo... Y me refiero
a todo. Mi primer reacción fue pensar en demandarlos, la segunda, “no eres bienvenido
ni en tu casa”, el tercer pensamiento fue la voz del Dalai Lama diciendo: “Desapego e
impermanencia, a ver si aprendiste algo”. ¡Examen final! A ver si lo pasas...
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¿Saben qué pensé después de reflexionar?: “Vaya, ahora tengo menos cosas que
cargar, el día que me quiera cambiar de casa no necesitaré mudanza ni pagarle a
nadie, ahora todo es más sencillo”. Así que sin duda la vida nos va poniendo a todos
ante situaciones difíciles para enseñarnos “en vivo” lo que son las enseñanzas más
profundas del budismo tibetano. Pero ¿cuántos nos damos cuenta? ¿Cómo
reaccionamos normalmente? ¿Pasaríamos el examen?
Una de las enseñanzas de Buda que más me impactó cuando la conocí fue la que dice
que “La base de todo el sufrimiento es el deseo” y después de analizar mi pasado les
puedo decir que esto es muy cierto. Esta sociedad de consumo se la pasa ofreciéndote
una felicidad basada en la compra de sus productos y te educa y programa para que
ciegamente y sin cuestionar te dediques a “desear” todo lo que supuestamente te hará
feliz, pero una vez que consigas todo lo que según tú te hará más feliz en tu vida, dos
cosas pasan: Primero, al adquirir todos esos objetos materiales costosos y pagados con
pedacitos de tu vida que dejas en una oficina o una fábrica, lo único que logras es
apegarte más a “tus cosas” y en caso de perderlas te dolerá mucho más; además, para
poderlas mantener funcionando se requiere de mantenimiento, refacciones, pagar
impuestos, un seguro... o pagarás una renta mensual por su servicio y todos estos
gastos sólo te crean más responsabilidades, cargas económicas y presiones mentales.
Por si fuera poco, te encadenas más a tu escritorio de trabajo ya que tienes que ganar
más para poder mantener este absurdo “mejor nivel de vida”. En segundo término, lo
que sucede es que ni eres feliz realmente, ni tienes paz en tu vida, ni disfrutas el ver
crecer a tus hijos, ni habrás visto jamás el sentido real de la vida en este planeta y para
qué nos crearon. Morirás insípidamente sin haber logrado algún avance “real” en tu
evolución como ser humano y hasta morirás ignorando qué gran bendición representa el
ser encarnado como humano; piensa, sobre todo, que no te llevarás nada de lo
obtenido cuando llegue tu muerte. Si aprendieras toda la asombrosa sabiduría que el
budismo tibetano enseña, te darías cuenta de que eso si te lo llevas incluso hasta
futuras reencarnaciones, y lo más importante, toda esa sabiduría tibetana es básica al
momento de morir.
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VI. La puerta del sol
Desde mi regreso a México entré en una larga etapa de depresión que no fue fácil
sobrellevar, regresar a casa sin mi mujer en realidad resultó insoportable, la casa entera
estaba llena de sus risas y recuerdos, de momentos de mucho amor y de alegrías
compartidas, así que decidí tomar el poco dinero que me quedaba y dedicarme a seguir
viajando. Tomé mi auto y unas cuántas cosas y para comenzar decidí pasar unos días
en las soleadas playas de Vallarta, era como un acto que tenía que realizar para cerrar
un ciclo del pasado, vencer el miedo de regresar a ese puerto donde tantas cosas me
sucedieron. En realidad me la pasé muy bien, de reventón en reventón y no muy
sanamente que digamos, así que después de un mes de este ritmito de vida me dirigí a
la Ciudad de México a conseguir un boleto para viajar al Perú. Tenía ganas de visitar a
una amiga que conocí en la India, Marta Vázquez Sotomayor, esta mujer y mi
curiosidad por ver Machupicchu fueron los motivos para escoger el Perú como siguiente
destino y nunca imaginé la cantidad de sorpresas que este país me tenía reservadas.
Para octubre de 1999 me encontraba aterrizando en Lima, capital del Perú, el centro de
esta ciudad me recordó muchísimo al de la Ciudad de México, me pasé unos cuantos
días recorriendo los museos y visitando a la familia de mi amiga Marta. Pero como Lima
no tiene mucho más que enseñar, tomé el vuelo de Lan Chile a la maravillosa y mágica
ciudad de Cuzco a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, el vuelo toma
sólo 50 minutos y como Lima esta a nivel del mar, ya se pueden imaginar lo que siente
el cuerpo cuando lo suben a esa altura en tan poco tiempo. Al abrirse la puerta del
avión, el impacto sobre los oídos y los pulmones es más que evidente, traté de jalar aire
varias veces y recordé lo que algún día me enseñó un amigo alpinista, que cuando
llegues a un lugar así, no te muevas mucho y cada movimiento que hagas sea muy
despacio para consumir el menor oxígeno posible. Así que comencé a caminar
lentamente fuera del avión y pasé a recoger mi mochila; fui hacia la calle ‘en cámara
lenta’ y tomé el taxi que me llevaría a un lugar llamado “El Grial”, una casa de
huéspedes que me habían recomendado unos amigos del Hotel España en Lima. En
cuanto llegué, como a las 6:30 de la mañana, toqué a la puerta y fui recibido por un
amabilísimo joven peruano de nombre Fernando Chaparro, era el dueño de la casa. De
inmediato me dio una sencillísima pero agradable habitación y lo primero que hizo fue
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darme un mate-coca para que el cuerpo levantara la presión y me acostumbrara a la
altura; me sugirió que por ese día no tratara de caminar mucho y que me la llevara
despacio, ya que mucha gente había sufrido serios desajustes por el cambio de altura.
Me fui a dormir y a tratar de recuperarme de la desmañanada que significó salir de Lima
en el vuelo de las 5:00 a.m., porque déjenme decirles que en Perú hay que llegar al
aeropuerto tres horas antes de la salida del vuelo, aunque éste sea nacional. Cuando
desperté me sentía muchísimo mejor y con un hambre ‘de los mil demonios’, me sentía
como “viajando”, como que todo se movía y parecía irreal. Fernando ya tenía el
desayuno listo y amablemente, por ser recién llegado, me invitó de lo suyo y de su
familia, comencé a platicar y salió a relucir el tema de los tibetanos. Curiosamente,
Fernando comenzó a reír cuando me dijo que en la habitación en la que ahora yo me
estaba quedando, se acababan de hospedar un par de monjes tibetanos que habían
estado algunos días en Cuzco y que le habían dicho que alguien venido de donde ellos,
ocuparía pronto esa habitación.
¡Qué manera de comenzar mi aventura por Cuzco! Aún no había salido ni a la calle y
las “coincidencias” comenzaban a pasarme. Terminamos el desayuno con mi anfitrión y
le dije que saldría por lo menos a conocer el centro de Cuzco, él, gentil como siempre,
me dio las indicaciones necesarias para encontrar la plaza principal. Mi primer contacto
con las calles cuzqueñas fue más que mágico, en el aire se respira la antigüedad de su
historia y la energía de la cultura Inca que parece salida de un cuento... Al llegar a la
plaza principal, o Plaza de Armas, me quedé encantado con el pueblito, muy parecido a
algunos que hay en México, pero con la cordillera de los Andes como fondo, con un
clima entre cálido y frío y en constante cambio. Pero lo más notable a primera vista, es
la gran cantidad de mujeres hermosas que hay en Cuzco, yo no sé si sea el agua con
que las bañan o la comida del lugar pero en realidad el 80% de ellas son más que
hermosas.
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cigarros. Toma, uno para ti y uno más para tu oreja, ya que nunca sobran”. Le puse un
cigarro en la boca y otro en la oreja izquierda, él sonrió y me preguntó de dónde
provenía. De México –respondí–. ¡Ah Mexicano! –sonrío–. Y me dijo: “Ven acá mano”. A
partir de este “casual” encuentro, mi querido “Chimbombo”, de quien sólo sé que se
llama así, se convertiría en mi guía, amigo y hermano peruano que no olvido nunca.
Curiosamente, según el calendario maya, el día que llegué a Cuzco fue un día “uno
caminante del cielo” y qué sorpresa nos llevaríamos Chimbombo y yo el día que, al final
de este viaje al Perú le hiciera su carta astral, donde resultó que su signo era
justamente ese: “uno caminante del cielo”.
De regreso en Vallarta, casi todos los días volvían a mi mente las palabras de Chimbo y
la fuertísima imagen de los Andes. Parecía que el fin del milenio en el puerto sería
magnífico y que todo estaba listo para la fiesta del milenio. Pero un día, fui a revisar mi
correo electrónico y me encontré con un mensaje de mi hermana Bellina insistiéndome
en que ella también quería ir a Perú y me decía que por qué no nos íbamos al fin del
milenio a Machupicchu, que sería maravilloso y una experiencia diferente... Como soy
tan difícil de convencer, para el 21 de diciembre de 1999 Chimbombo cumplía su
profecía y yo aterrizaba por segunda ocasión en mi vida en Lima, pero esta vez con mi
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hermana Bellina y su inseparable perro “Boy-toy”. Así que pasamos sólo dos días en
Lima y volamos a Cuzco. A nuestra llegada nos instalamos nuevamente en “El Grial”,
ese mismo día me enteré de que mi hermano “Chimbo”no estaba en Cuzco sino que se
encontraba en Aguas Calientes, punto obligado de paso para ir a Machupicchu, así que
al día siguiente tomé el tren para ir a buscarlo y mi hermanita se quedó a disfrutar de
Cuzco. Al llegar a Aguascalientes no pasó mucho tiempo antes de encontrarlo, en
cuanto me vio comenzó a reírse y me gritó: ¡Mexicano! ¡Te lo dije que ibas a volver, ven
acá hermano para darte un abrazo y entregarte el regalo que te prometí!
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la tarde, cuando desperté, me sentía completamente lleno de energía y bajé corriendo
la empinadísima cara de la montaña de Huainapicchu con una habilidad y a una
velocidad increíble... Como si conociera el camino a ciegas. Una certeza me invadía y
supe que pronto iba a descubrir algo que le daría sentido a mis dos viajes a Perú.
Regresé al cuarto y Chimbo aún dormía, agarré mi espada y mi mochila y agradeciendo
infinitamente al lugar por todo lo recibido y dada mi urgencia de volver al hotel con mi
hermana, decidí tomar el costoso, pero incomparable vuelo en helicóptero de regreso a
Cuzco.
La segunda noche que fui, me levanté de la mesa para ver un librero que estaba del
otro lado del bar frente a mi, desde lejos un libro de color verde llamó mi atención pero
no fue el primero que tomé, sino que vi la guía turística de Cuzco y después de un rato y
antes de regresar a mi asiento fue que leí el nombre del libro verde que estaba en el
estante y que inicialmente había llamado mi atención: “La profecía celestina”... ¡Que
coincidencia! –pensé–. El libro habla de una historia que curiosamente se lleva a cabo
en Perú.
Así devoré, digo, leí el libro en dos noches de no salir ni a la esquina, y a la tercera
noche por ahí de las 4 a.m. cuando terminé de leer la novena revelación del libro me
quedé en un profundo silencio dada la conmoción de entender a fondo lo que dice. Así
que para no dejar las cosas en mera ilusión mental, tomé la decisión de subirme al tren
que salía a Aguascalientes en dos horas –sin haber dormido más que una–; estaba
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decidido a comprobar si lo que decía el libro era realidad o no, me refiero a que
podemos crear coincidencias si es que nos hacemos conscientes de ello.
En este evento confirmé que el conocimiento que poseían las culturas antiguas era
mucho más poderoso y profundo que lo que la ciencia-ficción puede imaginar y que en
la actualidad nos encontramos tan dormidos en nuestro sistema y tan controlados por la
sociedad moderna que no podríamos creer lo que los ancianos indígenas nos pueden
contar si tan sólo tenemos un poquito de humildad ante ellos. Pero como no lo
podríamos creer, mucho menos podríamos entenderlo o aplicarlo a nuestra vida diaria,
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pero no se duerman hermanos... ¡Despierten! El conocimiento de las culturas antiguas
es inmenso e invaluable, por eso la mayoría de ellas lo escondieron antes de
“desaparecer misteriosamente”... ¿Se imaginan si los españoles ignorantes que
invadieron América hubieran entendido todas las matemáticas y los complejos ciclos
calendarios que los Mayas manejaban?
Pero no quiero hacer este libro “tibetanizado”, no, para nada, éste fue el camino que a
mí me toco caminar y tu puedes encontrar en muchas otras tradiciones tu propio
camino. Lo que sí quiero a través de éstas líneas es despertar en ti, estés enfermo o no,
no sólo la esperanza, sino la seguridad de que puedes tener una vida feliz y sana, y si
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tienes alguna enfermedad “terminal”, la solución no es difícil, nada más no dejes influir
tu mente por todo lo que te dicen. Hay una historia que dice que alguien repitió tantas
veces una mentira hasta que se volvió realidad... Jamás repitas hasta el cansancio “me
estoy muriendo, me estoy muriendo”, porque así nadie se cura.
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VII. En busca de la luz
Para el seis de enero del 2000 y apenas digiriendo todo lo aprendido en el Perú, estaba
de regreso en México. Luego de unos días en la Ciudad de México salí rumbo a
Pátzcuaro, a la misma casa donde los recuerdos de Lucerito y toda la historia sobre esa
etapa de mi vida seguían atrapados. Después de unos días de tratar de sentirme
cómodo, decidí dejarlo todo ya que simplemente la energía de la familia de Lucero y las
constantes preguntas que todo el pueblo me hacía a diario terminaron por cansarme,
así que cedí los derechos de la casa que Lucerito y yo habitábamos a su familia que tan
hostilmente me había tratado y no quise saber nada más de ellos ni de la herencia de
Lucero, tomé mis poquísimas pertenencias y me mudé a vivir a la capital del Estado,
Morelia. Aquí, durante los meses de mayo a octubre, regresé a trabajar como productor
y conductor de un programa de televisión para niños que de nuevo contaba con la
dirección de Jaime Rodríguez, mi hermano de renacimiento en aquel accidente en
1992. En esta edición del programa, Jaime y yo nos dedicamos en seis meses a
mostrarles a los niños la historia de la creación según los Incas, Mayas, Griegos, Vedas,
Egipcios, Hopis, Aztecas y demás. ¿Para qué? Pues sencillamente porque Jaimito y yo
planeamos cómo poderles enseñar a los niños la verdadera historia de la humanidad, o
la otra parte que no se nos ha contado. Así que entre juego y juego, en ese programa
transmitíamos a los niños toda la información que podíamos encontrar sobre las
increíbles creaciones de estas culturas, así como sus libros sagrados y sus historias
sobre la creación de vida en el planeta, obviamente esto significó que Jaimito y yo
tuviéramos que ponernos a estudiar a fondo toda la información relacionada con estas
culturas antiguas y casi siempre consultábamos a Tata Joel sobre el contenido de lo
que íbamos a decir y cómo decirlo “medio disfrazado” para que los papás no se fueran a
espantar. En una ocasión un amigo mío que sabe mucho sobre los Mayas y demás
culturas, al terminar de ver el programa me dijo: “¿Cómo te dejan decir todo eso en este
canal? ¿No ven que estás criticando a todo el sistema que los mantiene?”. Sólo le
respondí que todo se lo debíamos a Tata Joel... ¿Y quién es Tata Joel?... Este
programa me dejó mil satisfacciones que sin duda nunca olvidaré, pero sobre todo me
sirvió para conocer a un ser formidable, a un sabio y encantador maestro, a alguien que
me vino a confirmar que nuestros ancianos indígenas son realmente quienes deberían
explicar la importancia de lo que aquí sucedió desde 1492 hasta ahora, y de
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recordarnos lo importante que es mantener la tradición oral viva y todo lo que estos
pueblos aportaron al enorme caudal de conocimientos y cultura de México.
El gran regalo que la vida me dio en el año 2000 fue sin duda el haber conocido al
Profesor Joel Torres Sánchez, Premio Nacional de Narrativa Indígena en 1995. Él es a
quien, amorosa y respetuosamente llamo Tata Joel. Este gran viejo de puro origen
indígena michoacano, a lo largo de cuatro meses me platicó y me enseñó la historia de
su gente, el pueblo P’urhépecha, me contó casi todo, desde sus fábulas hasta su
cosmogonía, pasando por sus tradiciones y su historia. Un día me llevó a la oficina, en
‘Tele Michoacán’, unas copias fotostáticas de un documento P’urhépecha y me las
entregó, diciéndome: “Mira Carlos, acabo de terminar de traducirlo del P’urhépecha al
español... es inédito”. Lo que Tata Joel me entregó fue realmente único, se trataba de la
historia de la creación según los abuelitos Phurépechas. Más que una historia, es el
más hermoso poema que jamás haya leído; narra como “Tata Juriata” el sol y “Nána
Cútsi” la luna, al ser creados giraban uno en torno del otro y de tanto girar y girar de
frente y de estarse viendo se enamoraron... y eso que el creador supremo “Curicaveri”
les había prohibido su unión, así que sin importarles nada de esto, durante un eclipse, el
amor los unió dejando encinta a la Luna, la cual después de algún tiempo dio
nacimiento a la más hermosa de las mujeres que había nunca existido, la Tierra, su
belleza era tal que el mismísimo Curicaveri se enamoró de ella y decidió que para
hacerla aún más bella y única en el universo, la dotaría de variadísima vida animal y de
todo un paraíso vegetal.
Así de bellas e ilustradoras eran las enseñanzas de Tata Joel, un día por ejemplo me
preguntó: “¿Tú sabes quiénes han sido los más grandes mentirosos en la historia de la
humanidad?”. No –respondí–. “Los supuestos traductores indígenas que los españoles
usaban cuando trataban de entender los códices que teníamos guardados ¿tú crees
que esos traductores les iban a decir la verdad a los españoles de lo que sabemos
sobre cómo funciona esta pelotita que llamamos tierra? ¡No Carlitos, eso nunca!
Entiende que a punta de espada cualquiera se convierte al cristianismo o trabaja para
ellos, por eso la historia que cuentan los libros que tú leíste en la escuela, o con los que
enseñan en universidades, carecen de veracidad o fundamento... Por todo el mundo de
conocimientos que compartió conmigo, quiero agradecer a Tata Joel todo lo que tuvo a
bien transmitirme a través de sus enseñanzas, que algún día compartiré con todos
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ustedes en otro libro (pues son demasiado amplias, profundas y extensas). El motivo
por el cuál lo menciono en este libro es porque la principal enseñanza que este hermoso
ser me dejó y que deseo compartir con ustedes, es que sí es posible que la sencillez y
la humildad generen a un gran hombre, a un gran ser humano con una presencia
imponente, capaz de hacer surgir el respeto de los demás y que esto se crea con la
sabiduría y el buen juicio, no según el monto de tu cuenta de banco o el poder que
ejerces sobre los demás seres. El conocimiento verdadero da la seguridad y la
confianza que ningún puesto político o ejecutivo puede darnos.
Sin duda que el año 2000 me dejó varias cosas hermosas que hasta hoy sigo
agradeciendo. Por ejemplo, por ahí del mes de febrero, sucedió algo que parecía
imposible, que jamás imaginé y que sería uno de los momentos más felices de mi vida,
sólo comparable con el día en que nació mi hijo. Resulta que vía correo electrónico
conocí a la amiga de unos chicos que conocí en Dharamsala en mi viaje anterior a la
India, estos dos amigos la conectaron conmigo, ya que esta chica de nombre Shiori iba
a viajar al Perú y requería de unos ‘tips’ para saber a dónde llegar en Lima y cosas por
el estilo. Shiori se mantuvo en contacto vía mail antes, durante y después de su viaje,
pasaron casi cinco meses sin que nos conociéramos en persona pero con un intenso
intercambio de correos que poco a poco fueron creando una amistad y luego una
profunda confianza recíproca. Después de que nos conocimos en persona nació él más
bello amor que jamás había vivido y llegaba a mi vida justo en el momento en que por
mi situación de salud pensaba imposible que me pudiera llegar un amor y una mujer tan
lindos únicamente con el fin de ayudarme a salir del fondo de mi cueva y creer que el
amor sí existe. Aunque tiempo más tarde este amor me abandonaría sin una
explicación, de la manera más cobarde se negó a darme la cara y mirarme a los ojos,
dejándome el corazón hecho trizas.
Cuando Lucerito falleció, yo sabía, o creía saber que con esta enfermedad en mi, iba a
ser casi imposible tener en mi futuro una mujer que me amara, me aceptara y que
realmente no había posibilidades de que una mujer tan bella, dulce, compasiva,
amorosa y femenina como Shiori se fijara en mí. Desde que la conocí y después de
tratarla más y más, llegue a amarla tanto que en más de una ocasión pensé en ponerle
fin a nuestra amistad antes de encariñarme demasiado con ella, ya que de seguro al
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enterarse de mi situación económica y de salud su huída me dolería más entonces que
al comienzo de nuestra amistad, así que tomé valor y le platiqué absolutamente toda la
historia de mi pasado y del SIDA que podría yo tener... ¿Saben cuál fue su reacción?
Me abrazo y me dijo las mismas palabras que tiempo antes yo le había enseñado: “Para
que el amor funcione debe ser incondicional”. No lo podía creer, la misma reacción que
años antes yo tuve con Lucero cuando me confesó su seropositividad, ahora Shiori la
tenía conmigo, ella me demostraba que la teoría que había utilizado con Lucero, esa de
amar sin que te importe el estado del ser amado y que hasta pensé en momentos que
había sido mi más grande error, no era tal, pues alguien más en este planeta
reaccionaba igual que yo lo hice años atrás, así que el libro del I-ching tiene la razón
cuando en uno de sus exagramas dice que: “Si tú haces las cosas con constancia,
desinteresadamente y de corazón la vida te regresará lo mismo”.
Como les he contado ya, dada la posición económica de Lucero, en varias ocasiones ya
cuando se encontraba muy malita al final de su vida, me decía que de seguro yo me
había unido a ella para quedarme con su dinero. Un día en Pátzcuaro, ya que había
fallecido, su madre me llegó a casa a decirme a gritos: “Tal vez te llevaste a mi hija a la
India para matarla allá y quedarte con todo”... Mi querida Doña Consuelo, que a usted
también la perdone Dios por haberlo pensado así. Lo que hice con Lucero, lo hice por
amor y por tener fe en que mi amor por ella la podía curar, pensé que si entendía que
pese a su estado de salud había alguien que la amaba, ella pelearía por su vida y por
nuestro amor, pero creo que “realmente” no fui capaz de hacérselo sentir en su corazón,
esto, unido a su tremendo apego por el dinero fueron los detonadores de su partida y no
hay más, ésta es mi humilde opinión.
Así que cuando escuché de labios de Shiori que me amaba, que se quedaría a mi lado
y que me ayudaría incluso a vencer el SIDA si al hacerme los análisis estos salían
positivos, (les recuerdo que hasta ese momento de mi vida yo seguía pensando
erróneamente que me encontraba luchando contra un virus y que podría incluso llega a
“contagiar” a esta persona.) Entendí que no debía cometer los mismos errores que
Lucero cometió conmigo, supe que debía amar a esta mujer como a nada en el mundo
y que no tendría otro objetivo en mi vida que hacerla feliz, ya que sé que se necesita ser
una “gran mujer” para decirle te amo a alguien en mi situación, se requiere creer en el
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amor ciegamente y en su magia, se requiere de un total desapego y el aniquilamiento
del ego para vencer el miedo con que han vestido a este virus-espectro y decirle a
alguien “me entrego a ti basado en el amor que hay entre los dos”. Así que a Shiori, que
es la mujer a la que dedico este libro al decir que transformó mi vida en luz, ojalá
entienda algún día que no me importa su carácter, sus reacciones, sus arranques, sus
furias, su físico, ni nada por el estilo, la amé por ser quien es, no por cómo sea. Creí y
creo ciegamente en su amor y le agradezco por él, ya que fue en gran parte lo que me
curó, la felicidad y la energía que Shiori inyectó a mi vida durará por muchas
encarnaciones, así como mi amor por ella. Estaré contigo “siempre” Shiori.
Y en nombre de ese amor y ante la insistencia de Shiori, en noviembre del 2000 decidí
finalmente realizarme unos estudios de sangre en el Consejo Estatal del SIDA
(Coesida) de la ciudad de Morelia; el resultado: Positivo, y gracias a que desde los años
ochentas los medios de comunicación se han encargado de difundir una mentira de
dimensiones diabólicas argumentando que el virus del VIH si existe y que se transmite
por contacto sexual y toda esa bola enorme de excremento e intereses financieros con
las que se ha cubierto a la verdad, solo lograron que en ese momento mi vida se fuera
por un escusado al ver el resultado positivo en mi boleta, y pensar que los mismos
laboratorios que producen lo necesario para realizar las pruebas de sangre indican con
letras muy pequeñas en sus empaques que no deben de ser tomadas como prueba
específica de que alguien tiene el VIH, NINGUNA DE LAS TRES PRUEBAS QUE SE
REALIZAN EN LA ACTUALIDAD LO ES y pese a todo lo que había pensado en los
años anteriores mientras vivía con Lucero, sobre cómo sería mi reacción en caso de
que los resultados salieran positivos, todo lo que hubiera podido imaginarme de cómo
sería mi reacción se quedó, muy pero muy corto, respecto de lo que realmente viví los
siguientes doce días; después de recibir la noticia de que era seropositivo, y estando
aún engañado con la idea de que las pruebas de detección eran validas y de que el
virus existía les hago responsables a las compañías de laboratorios y a los médicos
creadores de esta mentira por el infierno que me hicieron vivir, y te pido perdón una y
mil veces mi querida Shiori por el dolor y sufrimiento que te causé con tan horrible
noticia, tu llanto en el teléfono jamás se borrará de mi memoria y por lo menos me
queda la tranquilidad de poderte decir que la tristeza que te causé queda compensada
ahora con la buena noticia de decirte que estoy curado y que lo único malo es que
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decidiste apartarte de mí y no estás aquí para disfrutarlo juntos, que gracias a ti ahora
me puedo dedicar a difundir la enorme mentira que es el origen del SIDA sin tener
miedo a que nada me pase, por que a fin de cuentas yo ya morí y regrese para servir a
los demás y para hacer del conocimiento publico la verdad que salvará la vida de otros.
Los doce días que siguieron a la noticia de que “oficialmente” era seropositivo fueron el
mismísimo infierno en la tierra. Durante todo este tiempo, 288 horas, mi cerebro no dejó
de repetir constantemente “Estás muerto”, “Es el fin”, “No hay más”, “Es el fin”, “Estás
muerto”, “Se acabó”. Imagínense, sin dinero, el programa no se vendía, ya no tenía la
casa en Pátzcuaro, ni muebles, ni coche, ni nada y ahora, debido a que me dejé
engañar por las pruebas y según la opinión de los médicos expertos del COASIDA ¿con
SIDA? ¡No! ¡Qué infierno!... Pero en ese momento surgió la gran mujer que es Shiori,
primero me calmó durante varios días por teléfono y pasaba incontables horas
escuchándome y dándome aliento, me decía cosas tiernas y llenas de cariño, además
de ir a visitarme a Morelia tan seguido como podía, repito, se requiere de una gran
mujer y de un enorme corazón para poder hacer lo que Shiori hizo por mi, y no me
extraña, porque sus padres son los dos seres más maravillosos del mundo y antes que
a nadie a ellos agradezco la felicidad de los meses que viví junto a su hija, ya que sin
ellos, ella jamás habría nacido y sin ella, sin su apoyo, sus palabras y su amor jamás
me habría curado. En una de mis visitas a la Ciudad de México para ver a mi ángel-
novia, me concertó una cita para visitar al médico de su familia, el Dr. Ricardo Munguía.
Según Shiori y toda su familia “que muy bueno el tal doctor” y no sé qué tantas
maravillas hablaban de él.
Honestamente, pensé que en ese momento iba a comenzar mi danza y martirio por los
consultorios de no sé qué tanto médico que me llenarían de cochinada y media
medicinal, así que a decir verdad llegué a la consulta con la no más óptima actitud y
ánimo. Pero, después de charlar durante unos 10 o 15 minutos con el médico, mi
opinión era la misma que la de todas la personas que había yo escuchado hablar de él.
Sencillamente este señor es “una maravilla de la ciencia médica” y su máxima habilidad
es la forma en que toma los conceptos de “salud” y “medicina”. En particular, me
encantó la forma en que tomó las cosas, de entrada cuando le conté mi caso, su rostro
no tuvo reacción alguna, ni lástima, ni preocupación, ni nada que significara para él algo
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terminal o final en mi vida. Una de las cosas que más recuerdo de esa primera visita al
Dr. Munguía es una pregunta que me hiciera sobre cuál es la diferencia entre el virus
del SIDA y el de la gripe; al responderle que lo ignoraba, me dijo muy calmadamente:
“Son idénticos, es más, se podría decir que son primos, así que lo que te mata en el
caso del sida es toda la información que te han metido en la cabeza”... ¿Saben una
cosa? En ese momento pensé que tenía razón. Pero indiscutiblemente el virus de la
gripa de ninguna manera se parece a algo que no existe, como el tal virus del VIH, de
todas maneras esas palabras dichas por él sirvieron como para tranquilizarme y al ver
su tranquilidad también me ayudo a sentir que alguien más pensaba que el SIDA era
curable. Durante esa visita también me comentó sobre el trabajo que actualmente está
realizando con lo que llamó “Terapia Celular”; éste tipo de tratamiento se está
desarrollando en un hospital de la Ciudad de México y parece que la razón para que
esto sea en mi país se debe a que está prohibida en otros países a los que no les
conviene que la industria farmacéutica se hunda en un hoyo.
Déjenme decirles que el día que entré por vez primera en el consultorio de este médico
tenía sobre mi 12 días de no dormir, de llorar como un recién nacido, de no comer y
además, con una terrible diarrea sumada a la debilidad física que ésta causa y todo
únicamente por el miedo que generó en mi el resultado positivo del laboratorio. ¿Se dan
cuenta? Con sólo el resultado de un papel de laboratorio, sin saber que sus pruebas NO
SON VALIDAS y creyendo todo lo que la medicina moderna tiene casi 20 años diciendo
sobre el VIH en televisión y demás, bastaron para hacerme pasar 12 días de
enfermedades psicológicas y por si fuera poco toda su mentira médica me dejo sin fe y
mucho menos esperanza. Y eso que durante el tiempo de la enfermedad de Lucero
había estudiado, entendido y aplicado en mi vida una “realidad alternativa” y la
seguridad que siempre dije tener acerca de que el SIDA si se puede curar, esto desde
que conocí a Lucero fue algo que siempre sostuve... Hasta que me tocó vivir toda la
historia de ve y recoge tus análisis positivos y cómo te miran todos los empleados del
laboratorio desde que entras por la puerta, la reacción de la psicóloga que atiende el
centro y el nerviosismo evidente en todas las caras por ver cómo vas a reaccionar al
enterarte de algo que ellos mismos ya te dejaron saber con sus caras y actitudes.
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Todas estas ideas que tenía de que el SIDA es curable se las expuse al Dr. Munguía y
él me contestó que ese tipo de actitud y convicción ayudaba mucho a curar cualquier
enfermedad, pero él también ignoraba que el origen del SIDA no es un virus, en ese
momento me auscultó de pies a cabeza y centímetro a centímetro, decidió que, para
detener mi diarrea debía dejar de tomar leche, comer pan y hacer ayuno una vez a la
semana. Me recetó arcilla disuelta en agua para limpiar todo el sistema digestivo y así,
sin una sola pastilla y en menos de 5 días mi sistema digestivo estaba de maravilla y lo
más importante que este médico me había curado eran el ánimo, la fe, la esperanza y la
motivación para seguir adelante. ¿Cómo ven? En vez de atiborrarme de químicos, él se
dedicó primero a darme una desintoxicada mayor y limpieza interna, y no se equivocó,
gracias a él me recuperé anímicamente y esto me hizo sentir mejor y me permitió poder
dormir en paz.
En esos días de noviembre del 2000 dos queridísimas personas a quienes les debo mi
salud y mi vida se lucieron conmigo apoyándome en una idea que me surgió: ¿Por qué
no viajar a la India a ver al doctor Tenzin Pechok que había atendido a Lucero? Pero,
como podrán recordar, yo no tenía ni medio peso para comer, así que ¿cómo ir hasta
allá a limpiarte a fondo entre tibetanos, mantras, magia, el aire de los Himalayas, la
comida tibetana, el bellísimo paisaje y la medicina del Instituto “Men Tsee Khan”?. Ahí
fue cuando le planteé la idea a Norm Hacker, un australiano simpatiquísimo que conocí
en la India en 1999 y que en ese mismo año visitara mi casa en Pátzcuaro para
quedarse una larga temporada. Norm fue una de las primeras personas con las que
hice contacto en la India mientras Lucerito convalecía, así que él llegó a conocerla bien
y sabía toda la historia, siempre le he llamado “Big Bro”. Cuando le platiqué mi idea, su
impresionante respuesta siempre será más que valorada y recordada por mi... Me
mandó un correo diciéndome que él pagaría mi boleto para viajar a la India y que no me
preocupara. Es por esto y mucho más que estás en la dedicatoria de éste libro mi
querido amigo, recuerda que fue idea tuya el que se escribiera el libro.
Una vez con el boleto en la mano apareció en escena la segunda persona que me
ayudaría a llegar a mi destino, una amiga de Morelia, Yuritzi Parra, a quien considero mi
esposa espiritual, ya que estoy seguro de que en otra vida fuimos un gran amor. Llegue
a contarle sobre mi problemita y le dije que ya tenía un médico y hasta el boleto de
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avión... ¿Saben qué hizo? Abrió su bolsa y me donó el salario que había ganado en un
trabajo para una revista que como diseñadora gráfica acababa de cobrar. Mi amadísima
amiga... ¡Nadie como tú!
Días antes de partir, fui por segunda ocasión a consulta con el Dr. Munguía. Me
comentó que tendría todo listo para comenzar con la “terapia celular” a mi regreso de la
India, en caso de que fuera necesario y ese mismo día me puso cuatro inyecciones en
el plexo solar. Así, el 1 de diciembre de 2000 salí rumbo a la India con toda la felicidad
de volver a ese mágico país y sobre todo, de volver a encontrarme con el Dr. Pechok a
quien yo le tenía toda la confianza de que podía ayudarme a sanar, por todo lo que vi
que hizo y las cosas que le decía a Lucero el tiempo que la atendió; además de que
este doctor es uno de los más reconocidos entre los médicos tibetanos. Y con esto no
quiero decir que solo a través de la medicina tibetana se puede uno curar, o que solo él
sabe como hacerlo, recuerda que hay varios caminos para llegar a Roma.
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Pero sin duda el viaje a la India, que salió no se cómo, ni de dónde, me tendría muchas
sorpresas preparadas, y a decir verdad, yo estaba seguro de que encontraría mi
recuperación allá y que no tenía mucho por qué preocuparme. Pensé que ya saldría la
manera de regresar a México y que lo más importante que tenía que hacer era
dedicarme en cuerpo y alma a mi curación, a transformar mis hábitos y costumbres y
principalmente a estudiar a fondo el budismo tibetano, ya que el hecho de poder pasar
tanto tiempo en un retiro prácticamente, rodeado de monjes y grandes maestros, no se
le da a muchos seres en esta vida.
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VIII. Como en casa
A la mañana siguiente hicimos su lectura y todo lo que salió de ella le impresionó tanto
que al finalizar simplemente me dijo: “¿Sabes que esto es increíble? Todo lo que me
dijiste ha sido lo más impresionante que alguien me ha podido platicar sobre mi vida y lo
más importante es que ahora entiendo el por qué de muchas cosas que me han
pasado. Desde hoy quiero apoyarte en tu trabajo y todo lo que necesites mientras estés
en la India solo dímelo”. En ese momento se me ocurrió comentarle sobre el estado de
salud de Lucero; Rani se interesó mucho en verla y me pidió conocerla. Y sin más, Rani
me comenzó a platicar que ella es uno de los milagros médicos más grandes del doctor
Ayurvedico Deeprak Chopra; me contó que estuvo al borde de la muerte y que se sanó
cuando todo parecía perdido y por esto le había impresionado que cuando yo le había
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hecho su lectura del calendario Maya las palabras iniciales que utilicé para describirla
fueron: “Usted ha sobrevivido a las cosas mas impresionantes de ésta vida” y esto se lo
dije porque dentro del calendario Maya ella es una “once serpiente” (el número once
representa la disolución y liberación, es el número “disonante”), la gente con este
número en su “signo” suele tener una vida difícil y la serpiente significa la supervivencia
y la fuerza vital, así que unidos el número once y la serpiente se entiende que esta
persona siempre tendrá problemas justamente con la salud.
Al día siguiente, recibimos con Lucero la visita de Rani, por desgracia la salud de
Lucero ya era muy precaria y no pudo mantener la plática con Rani ya que se quedó
dormida, pero a partir de ese día la visitó diariamente y se hicieron buenas amigas, ya
que ella entendía a la perfección el proceso que Lucero estaba viviendo. Al salir, Rani
me dijo que recordara que cualquier cosa que llegara a necesitar sólo le llamara, me
entregó su tarjeta y hasta ese momento me enteré que la señora que yo tan
confianzudamente había estado tratando aquellos últimos días era nada más y nada
menos que la Presidenta del Supremo Tribunal de Justicia de la India. Después, y
gracias a una tibetana que la acompañaba siempre, me enteré que ella era la hija de el
Sr. Ram Jethmalani, uno de los más prominentes abogados en la historia de la India y
ministro del gobierno Hindú. Rani y su padre, como mencioné antes en otro capítulo,
fueron quienes me auxiliaron en todo momento tras el deceso de Lucero... ¡Qué
“casualidad” que conocí a Rani días antes de que Lucero falleciera! ¿No?
Jamás imaginé que aquellas palabras que le dije a Rani (“usted ha sobrevivido a las
cosas más impresionantes de esta vida”), se las estaba diciendo a alguien que dos años
atrás había estado en una cama de hospital convertida en huesos y desangrándose por
cada orificio que el cuerpo tiene debido a un problema en el hígado y que se complicó
con otros varios males más. A Rani un médico ya le había dado 24 horas de vida y
hasta a la familia tenían reunida esperando sólo el momento de comenzar el sepelio,
pero la increíble aparición de un donador de último momento que era compatible con el
organismo de Rani le salvó la vida. Aunque esta serie de coincidencias ayudaron, el
más impresionante resultado lo obtuvo el Dr. Chopra por el milagro Ayurvedico que fue
la recuperación del organismo de Rani al 100%.
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Así que ahora me encontraba de vuelta en la India y mientras el chofer de Rani me
llevaba hasta la lujosa y bella residencia del Sr. Ram, sentado en el asiento trasero del
auto y cobijado por la oscuridad absoluta de la noche de Nueva Delhi, recordaba aquel
día que conocí a Rani e inevitablemente regresaban a mi cabeza todas las escenas del
fallecimiento de Lucerito casi 2 años atrás, sin embargo en ese momento pensé: “Qué
mejor guía puedo tener en India para sanarme que alguien como Rani, que conoce a
todos los médicos y todas la terapias que hay en este país, pues ella ya lo hizo, ella
sabe el camino hacia una recuperación cuando parecía el fin”. Como decimos en
México, “el que a buen árbol se arrima...”.
Al día siguiente de mi llegada a Delhi y tan pronto como se pudo, tuve la oportunidad de
estar cinco minutos con Rani, que es una mujer sumamente ocupada, brevemente le
platiqué el motivo de mi visita a India y le pedí guía y consejo sobre qué era lo mejor
que podía hacer. Lo primero que me dijo fue que lo más importante era nunca perder la
convicción de que te vas a sanar, me dijo que el poder de los mantras y la oración son
impresionantes y que antes que nada tenía que aprender meditación o yoga, ya que no
se puede sanar un cuerpo que no ha sanado primero su mente y espíritu, también me
hizo entender que una mente educada, clara y bien entrenada es indispensable en el
proceso de curación.
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seas y a tú capacidad para resolver situaciones o adaptarte a ellas, y no en relación a
cuánto tienes de dinero en la bolsa para que respalde económicamente ese futuro.
Imagínate que mañana se cayera todo el sistema monetario mundial... ¿Qué te
quedaría? ¿Y, si tu dinero no valiera? o ¿Qué pasaría si tu tarjeta de crédito no te
sirviera ni para un jitomate? ¿No serían esa “bola de campesinos ignorantes” los únicos
que tendrían que comer? Ojalá y te des cuenta de qué tan “amarrados” al dinero nos
tiene esta cárcel “autoconstruida”.
Luego de un viaje de más de 10 horas en tren y otras cuatro en minivan llegué por fin a
Mc Leod Gang. Tan pronto como estuve instalado decidí ir inmediatamente al Instituto
“Men Tsee Khan” a buscar al Dr. Pechok, por fortuna ahí estaba, toqué a su puerta y
escuché su voz en tibetano que entendí era algo como “Paseeen”, al verme como que
no me reconocía, pero me miró fijamente y de pronto sonrió, me abrazó, salió de su
habitación y fue a buscar quién pudiera traducir del inglés al tibetano, llegó entonces un
joven médico y comenzó a traducir las palabras del doctor:
- Hola, bienvenido, creo reconocerte pero no estoy seguro, ya soy viejo y a
veces la memoria ya me engaña, ¿Acaso no eras tú la pareja de una chica
que atendí de un desorden en su sangre?
- Sí doctor, soy yo.
- Veo que vienes sin ella.
- Si doctor, Lucero falleció.
- Eso quiere decir que el presentimiento que tuve si fue cierto.
- Si doctor, ella falleció el 4 de abril del año pasado.
- Qué lástima, pero se lo advertí, que no se podía ir y que su tratamiento
sería por lo menos de un año, pero bueno. ¿Tú cómo estás?
Mejor no me lo hubiera preguntado, me solté llorando como loco y no podía
contenerme, ni mucho menos hablar, me arrodillé frente a él y le tomé la mano para
contarle todo, al escuchar el relato y la milagrosa forma en que había podido pagar todo
para estar ahí me dijo:
- ¿A poco vienes desde el otro lado del mundo solamente para verme y
para que yo te atienda?
- Si doctor, así es –respondí–.
- Bueno, no se diga nada más, yo te voy a curar, soy el único médico que
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puede curarte porque para hacer lo que tú has hecho creyendo en mí, en
mis conocimientos y experiencia, eso me compromete a no fallarte, tengo
años pidiendo a la dirección de este instituto recursos para más
investigación para dar solución a ese desorden que tienes tú pero nunca
me han hecho caso. Es más, muchos médicos jóvenes de ésta institución
se niegan a creer que yo sé cómo curar esto, pero contigo les vamos a
demostrar que sí sé cómo y que tú puedes hacerlo ¿aceptas?
- ¡Pero claro doctor, cuente conmigo!
- Necesito que sigas mis instrucciones al pie de la letra y no tengo que
decirte que creas en mí porque evidentemente ya lo haces, pero, para que
veas qué tan comprometido estaré contigo, voy a poner tú enfermedad
dentro de mi cuerpo para darte las medicinas que me daría a mí mismo y
además quiero que todo lo que pase por tu cabeza y por tu mente, es decir
tu corazón, me lo cuentes absolutamente todo ¿aceptas?
- ¡Por supuesto que sí doctor!
Acto seguido puso su mano derecha sobre mi antebrazo derecho y comenzó con sus
dedos a tocar diversos puntos, era como si mi antebrazo fuera tocado como una flauta.
Luego me dio una llavecita y un pequeña taza de porcelana y el traductor me pidió que
fuera al baño (para eso la llave) y que trajera una muestra de orina; así que fui, preparé
mi muestra y se la entregué al doctor. Él sacó una escobetilla de bambú y comenzó a
batir la muestra, la analizó y luego la olió, meditó por unos minutos y se quedó mirando
un pequeño cilindro de madera (como del tamaño de una lata de puré de tomate de un
kilo) que dentro tenía una pequeña ventanilla, en un costado se encontraba otro cilindro
más pequeño y con un eje metálico en el centro que sobresalía por la parte superior del
cilindro mayor que al girar hacia que el cilindro interno girara; al detenerse dejaba ver
diferentes dibujos por la ventanilla del cilindro exterior, de pronto el doctor giró el eje
metálico y al detenerse una imagen de algo que yo creo era un dragón apareció, el
doctor sonrió y me dijo: “Nos van a salir muy bien las cosas. Primero debes dejar de
tomar leche y evita comer papas, come mucho jengibre y lleva una dieta balanceada.
Me entregó en un papel una receta escrita en tibetano, de la que no entendí ‘ni jota’ qué
decía; me pidió que regresara en 7 días. Salí de su humildísimo cuarto lleno de alegría y
con el ánimo más que reconstituido, realmente esa entrevista fue para mí como una
escena de película, ese anciano sabio y con la tranquilidad que los años dan, su altar, la
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atmósfera oscura y con olor a incienso en su habitación, su sonrisa y sus bromas, su
amor y compasión incondicionales hacia mí... Fue simplemente un momento mágico en
mi vida que no puedo ni quiero olvidar.
Acto seguido, bajé al dispensario del Instituto y después de pagar la suntuosa cantidad
de 50 rupias, un dólar, me entregaron la medicina en sobrecitos. Por fortuna para mí,
una muy bella mujer tibetana hablaba un poco de inglés y me explicó perfectamente
cómo debía tomar mi medicina y cuál a qué hora. La medicina tibetana son unas
esferitas de color café como de .75 cm de circunferencia que saben horrorosamente y
no huelen mejor que el lomo de un yak; están hechas de combinaciones de plantas,
metales y hasta piedras preciosas, polvo de rubí, diamante, zafiro, en fin, nadie más que
los médicos tibetanos saben exactamente cuánto y de qué combinaciones de metales y
plantas usar. Por lo que sé, es tan vasto el estudiar medicina tibetana que por lo menos
toma unos 12 años aprenderla. Para tomarse éstas esferitas algunos médicos te dicen
que las mastiques y acto seguido te las pases con agua caliente, pero a mi, el doctor
me sugirió que primero las moliera y las vaciara en una tacita con agua caliente, una
vez ahí me pidió que me pusiera a repetirles encima el mantra del Buda de la salud y
una vez “energetizadas” me las tomara y después bebiera una taza más de agua
caliente.
Durante el tiempo que Lucero recibió tratamiento de éste mismo doctor yo aprendí
varias cosas que un paciente de médico tibetano debe tener para lograr restablecerse.
Lo primero es una confianza inmutable en tu médico; si andas brincando de un médico
tibetano en otro es porque tienes las expectativas incorrectas en lo que debe de ser un
proceso de desintoxicación. Un buen médico tibetano va a ser en ocasiones muy duro
contigo con tal de que entiendas qué cambios debes hacer en tu vida para sobreponerte
a los daños que tú mismo te has causado; la medicina y la meditación tibetana curan el
alma y el cuerpo, el corazón y la mente. Una vez conseguida ésta confianza en tu
médico y una fe casi ciega en él, lo que sigue es disciplina y constancia en tomar tu
medicina cuando es y a la hora que te toca. Pero yo creo que lo más difícil del proceso y
de la relación entre mi médico y yo fue llegar a entender que en realidad éste señor no
es nada menos que una reencarnación del mismísimo Buda de la salud y cada vez que
lo veía y me tocaba consulta yo tenía que ser consciente de lo que significaba tener la
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oportunidad única en la vida de estar junto a una reencarnación suya, y mucho más, el
honor de ser atendido por él y que se dignara darme un poco de su tiempo, es decir,
humildad ante él. Por esto, cada vez que lo visitaba me daba tanto gusto y alegría, ese
día era feliz y estaba lleno de buenas cosas; como tenía que caminar unos cuántos
kilómetros para ir a su casa, siempre iba cantando y viendo el paisaje, algunas veces
con incienso y fruta para él, aunque esto no le gustaba mucho, decía que no quería que
yo estuviera gastando mi dinero en él y que mejor comprara cosas para mi.
Ahora que todo esto ha pasado me doy cuenta de qué diferencia tan enorme hay entre
las cosas que yo sentía y pensaba en mi camino a las visitas que hacía a mi médico, a
las de otros intoxicados con SIDA que tienen que ir a un hospital a encontrarse con un
médico “moderno” en medio del ruido y el caos que se genera dentro de una ciudad que
solo logra seguir estresándonos y no ayuda en nada a la recuperación de un paciente..
Otra cosa que ayudó muchísimo en mi proceso de recuperación, fue haber aprendido el
mantra del Buda de la salud, éste me fue enseñado por Lobsang Paldem, el monje
tibetano que durante toda la convalecencia de Lucero no se movió de nuestro lado y fue
siempre un gran apoyo para que pudiera sobrellevar y entender mejor el proceso que
ella estaba viviendo. Gracias Lama Paldem por haberme enseñado este mantra que
ayudo muchísimo en mi objetivo de recuperar la salud. El mantra en español suena así:
“DEATA OM BEKANTZÉ BEKANTZÉ MAA BEKANTZÉ RANZA SAMÚ KATÉ YÉ SÓ
JÁ.
Desde entonces, todas las mañanas, como a las 5:00 a.m. dedico unos minutos de mi
meditación a repetir éste mantra, cuando lo hago, imagino que cada una de las partes
del mantra elimina tóxicos mi sangre; en ocasiones imagino pequeñas escobitas que
van barriendo mis células una a una. Es más, una vez de plano imaginé una aspiradora
limpiando mi cuerpo por dentro, esto se me ocurrió para “facilitar el trabajo”... También
la práctica de repetirle este mantra al vaso que contenía el medicamento ayudó a
incrementar la potencia de las medicinas, visualizaba a mi médico dándomelas
amorosamente y lo veía repitiendo el mantra conmigo haciendo que se activaran y
llenaran de energía sanadora. Sé que todo esto puede sonar ridículo pero ¿saben
qué?... ¡Funciona! El recuperar la salud está en nuestras mentes, palabras y actitudes.
Cada vez que dudes de lo que aquí expongo ó cada vez que digas: “Eso es ridículo”,
“eso no puede ser”, “yo no podría”, “es muy difícil”, “si, pero ¿cómo?”, etcétera, etcétera,
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me estarás dando la razón de que vivimos y somos producto de la “sociedad de la
negación, la prohibición, el miedo y la incredulidad”. Nuestra autoconfianza ha sido
diluida por el sistema que hemos dejado crecer sin control, con una iglesia que te dice
que sólo el Papa y los sacerdotes son el contacto entre Dios y los hombres; con
gobiernos que son rehenes de intereses multimillonarios y un sistema económico y
social que disminuye tu valor humano si no logras obtener todos lo bienes materiales
que “te dan una mejor vida”, y lo único que hemos logrado con todas estas creaciones
de la “civilización moderna” es que sólo te dejan a la deriva, sin rumbo, fe o idea del
para qué sirve esta vida. Requerimos siempre de confirmaciones de un psicólogo, gurú,
maestro, chamán o lo que sea dada nuestra inseguridad, y cuando surge un momento
de iluminación real, decidimos mejor creer en lo divino o en lo sagrado, lo milagroso o lo
santo antes de creer en nosotros mismos.
Repetiré unas palabras que dijo el gran maestro Buda: “No creas en nada ni en nadie, ni
siquiera en lo que yo he dicho... Busca dentro de ti, ahí están las repuestas”... ¿Por qué
decía esto Buda? Ahora que he podido estudiar un poco de la filosofía y la medicina
tibetana, encontré dos datos que me parecen interesantes y que tienen que ver con esto
de que “todos sabemos todo, pero no nos acordamos de nada”. La primera viene de mi
médico tibetano, quién me platicó que en la parte inferior izquierda de nuestro corazón
existe una molécula de antimateria que contiene lo que llaman los “registros akashicos”,
es decir, un gran almacén de información que contiene toda la historia desde el origen
del cosmos hasta el día de hoy. La segunda, viene de la idea tibetana de que “todos sin
excepción, somos un Buda en potencia”, esto significa que dentro de nosotros están
almacenadas todas las bondades de un Buda: El amor, la compasión, el desapego, la
impermanencia, etcétera... Y que por ende, somos “potencialmente” seres iluminados,
que no lo sabemos por nunca mirar dentro de nosotros mismos mediante la meditación
y la reflexión... O como dirían los Mayas “In La kéch”, que significa, como recordarás,
“yo soy otro tu”... Si acaso yo te diera una bofetada ¿en realidad a quién le estaría
pegando?
Una hermosa historia Inca cuenta que un día los Dioses decidieron ocultar el
conocimiento al hombre porque éste comenzaba a creerse superior a ellos y porque
tenía la tendencia de utilizar las cosas positivas en acciones violentas o destructivas.
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Así que se reunieron en gran consejo para decidir el lugar donde esconderían el
conocimiento. Uno de ellos proclamó: “Escondámoslo en el fondo del mar, ahí estará los
suficientemente lejos de ellos”. “¡No! –dijeron los demás–, algún día van a crear una
máquina capaz de llegar hasta el fondo del mar y podrían encontrarlo”. El Dios de las
montañas dijo: “Yo lo ocultaré debajo de las piedras y en la montaña más alta que
encuentre, ahí jamás podrán llegar”. Tampoco ésta idea convenció a los demás dioses
ya que sabían que algún día la curiosidad del hombre lo podría hacer llegar hasta ahí.
También les surgió la idea de ponerlo en otro planeta, pero aún ahí el conocimiento
corría el riesgo de ser reencontrado por las personas equivocadas y usarlo para hacer
el mal, así que de pronto una diosa, la Diosa del Amor, tomó el conocimiento en sus
manos y comenzó a destruirlo en millones de pequeños pedazos. “¡Noooo! –gritaron los
demás– Pero ¿qué haces? ¿Estás loca?”. “Calma –pidió la Diosa del Amor–. Qué les
parece si escondemos un pedacito del conocimiento dentro de los corazones de cada
uno de ellos, así, hasta que no llegue el día en que se unan todos y se comporten como
un panal de abejas, es decir, como una sola mente, no podrán entender nada, ni
siquiera la razón por la que están aquí... Después de escuchar ésta historia de boca de
un ´taita’ peruano entendí cuál es el interés del sistema en que vivimos por
mantenernos divididos como humanos, porque el día que seamos uno su poder
económico y control sobre nosotros se desmoronaría. Esto sólo quiere decir que somos
6 000´000,000 de Budas en potencia que estamos bajo el control de la televisión, el
Internet, visa electrón, etcétera... Y todo para mantenernos sin saber quienes somos en
realidad.
¿Sabías que hay un plan para que desaparezca el dinero en efectivo, es decir el ‘cash’?
Sí, el objetivo final de las tarjetas electrónicas es nada más y nada menos que
desaparecer el flujo de efectivo, así cuando tú usas tu tarjetita, quienes manejan este
planeta saben exactamente cuánto ganas, dónde lo gastas, qué compras, dónde
estuviste en vacaciones y no importa el lugar, ya que “hay cobertura mundial y las
facilidades para que pagues donde quieras”. Luego, gracias a tu teléfono celular saben
a quién llamas y cuándo, quién te llama y de dónde, y pueden escuchar todo lo que
digas; esto sin contar con que desde Internet saben a quién le escribes, dónde
compras, qué te gusta y qué no, a quién conoces, tus tendencias y preferencias. En fin,
todo sobre ti. Les estamos dando lo más valioso que pueden tener estas gentes:
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Información, la base del nuevo desarrollo.
¿Que pasará cuando todos entremos en la red de Mr. Gates y éste la cierre con todos
nosotros adentro como pescaditos? Ahora mismo en Inglaterra les están poniendo
brazaletes geoposicionadores (GPS) vía satélite a los niños para “saber si sus hijos
están en la escuela”... ¿Y luego qué? ¿Al nacer nos van a poner un chip de
computadora en el cerebro? o ¿Que tal mejor la manipulación genética? Esto que aquí
expongo son sólo más motivos para que si tienes o no cualquier enfermedad, ¡cambies
por el amor de Dios!
Poder comprender estas verdades y esa convicción, a veces terca, de que es posible
encontrar una solución si se es seropositivo me llevo a aprender que es muy importante
dejar claro que como dice el Dr. Roberto Giraldo “El fenómeno conocido como VIH, es
una suma de anticuerpos y proteínas del estrés acumulados durante muchos anos de
exposición a agentes estresantes químicos, físicos, biológicos, mentales y nutricionales.
Una vez se es VIH positivo, la condición permanece toda la vida e indica cierto grado de
intoxicación de órganos y tejidos. Por esto las precauciones para evitar el desarrollo del
SIDA deben ser tomadas toda la vida.”, destruir el miedo que me habían generado los
medios, estar en manos de un médico tibetano que sabía que no estaba trabajando con
un virus sino con una enfermedad tóxica, y confirmar todo lo que suponía, con la opinión
de cientos de médicos que ahora proclaman el replanteamiento sobre el origen del
SIDA como enfermedad tóxica y no viral, es lo que me sanó a mi y te puede sanar a ti.
No necesitas viajar a la India y hacer todo lo que yo hice, ni tener los mismos médicos
que yo tuve, lo que sí se requiere es que creas que es posible curarte con todo tu
corazón y convicción, y que le pidas a Dios, Buda, Mahoma, al ratón Miguelito o a quien
gustes, su ayuda. Pero si en tu proceso de curación, por causa del miedo, dudas
aunque sea por tres segundos, todo se desmorona y tendrás que comenzar de nuevo;
pero te aseguro que si tú lo pides, lo crees y luego lo dices (es importantísimo el
decretar las cosas), los hechos que te llevarán a tu curación comenzarán a suceder, y si
no lo crees ¿por qué tienes este libro en tus manos? Que “casualidad” que entre
millones de libros, de alguna manera u otra éste llegó a tus manos... Insisto en que el
“VIH” no existe y que el SIDA es curable y no sólo eso, afirmo que el llegar a ser
seropositivo puede ser transformado en una magnifica oportunidad para evolucionar
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como humano mientras te desintoxicas, y si tu estado es ya muy avanzado, fíjate que
también es una magnifica oportunidad para que te ilumines. Según “El libro tibetano de
los muertos”, el objetivo de esta vida es crear acciones y karma positivo porque al
momento de la muerte se abren “puertas dimensiónales” que, si sabes como pasar y
conoces el proceso del “bardo” te pueden llevar a los reinos de Buda.
Pero como no soy autoridad en ésta ni en muchas otras materias mejor te recomiendo
que leas “El libro tibetano de la vida y de la muerte” o en inglés “Living & Dying” del gran
maestro tibetano Sogyal Rimpoché. Este libro, si yo pudiera, se lo regalaría a toda la
humanidad, es una obra maestra que sin duda alguna, a todos quienes lo han leído, les
ha cambiado en algo sus vidas, así que mejor dejo que sea el maestro Sogyal quien
explique las cosas, pero sin duda éste libro debe ser leído por personas que tengan una
enfermedad terminal ya que da soluciones para cualquiera de las dos cosas que te
pueden pasar, vivir o morir, y cualquiera de las dos cosas que te llegaran a pasar,
entiende que en ambos casos saldrás ganando y ambas son grandiosas oportunidades
para verdaderamente llegar a una mejor vida o hasta poder evitar tu próxima
reencarnación liberándote del ciclo de muerte y renacimiento, pero si esto no es posible
por lo menos podrás escoger una mejor encarnación en tu próxima vida para ayudar a
la humanidad, en este texto descubrirás el poder de tu oración y el poder de tu mente, si
unes todo ese conocimiento con las terapias naturales adecuadas... ¡Seguro te curas!
Lo que a mi me tocó vivir para nada quiere decir que “es el camino a seguir”, hay miles
de alternativas de curación para ésta y muchas más enfermedades, lo que trato de
hacer en este libro es únicamente darte unas pistas y la seguridad de que sí se puede y
que sólo tienes que buscar un poco para encontrar tu sistema natural y de
desintoxicación, puedes visitar si lo deseas el sitio www.vivoysanomexico.com para que
veas los avances de un médico mexicano que tiene 200 casos curados bajo protocolo
médico, o también puedes ver la pagina del Instituto de Salud Natural de Chile
www.geocities.com/iesnchile/ , y si no, www.geocities.com/vihlapuerta/ mi página
personal en Internet.
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IX. El tratamiento
Durante las primeras cuatro semanas del tratamiento, con sus respectivas visitas cada
jueves a las 2:00 p.m. al humildísimo cuartito del Instituto “Men Tsee Khan” en donde
vivía el Dr. Tentzin Pechok, fue doloroso para mi ver en qué condiciones tan difíciles
viven estos médicos, que además de haber desarrollado la maravilla que ahora es la
medicina tibetana y ser realmente sabios, tienen los secretos para curar cualquier
enfermedad y es increíble que no vivan en la opulencia que “los buenos médicos” tienen
en occidente gracias al lucro que hacen con los enfermos que atienden. Pero en fin, en
esas cuatro semanas iniciales, el doctor se concentró en corregir los daños que tenía mi
sistema digestivo y en optimizar mi alimentación, así que durante la segunda visita me
insistió mucho en no consumir leche y papas; en cambio, me pidió que consumiera
jengibre ya que es un purificador muy bueno para la sangre, pero me indicó que no lo
hiciera en exceso ya que los occidentales solemos sobrepasarnos siempre que
sabemos que algo nos ayuda a recuperar la salud.
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bien lo que comes... No comas comida sintética, como todo ese montón de productos
nuevos que comen ustedes en occidente. Lo malo es que muchas de sus cadenas de
restaurantes hacen crecer al ganado que usan para producir lo que venden, con
hormonas y alimentos “balanceados” que terminan en tu torrente sanguíneo, en tu
cerebro y casi todas las partes de tu cuerpo, y en cada una de esas partes causan
desordenes a los que ustedes les llaman enfermedades y que sus médicos tratan de
curar con más químicos. El origen de las enfermedades son casi siempre psíquicos o
químicos, para mi, éstas enfermedades son producidas por lo que comen y piensan el
99% del tiempo que duran sus vidas, así que si realmente quieres estar sano,
solamente come y vive natural, piensa amorosamente, y auxilia a los demás cada día
de tu vida, eso es todo”.
Fue durante mi cuarta visita, que el Dr. Pechok comenzó a relatarme una historia sobre
una especie de SIDA en el Tibet. En un capítulo anterior prometí que encontrarías una
gran revelación en este libro, esa revelación es esta historia que me contó mi doctor-
maestro-guía y que comenzó diciéndome así: “Hace ya bastantes años, cuando yo
apenas era un estudiante en etapa inicial que por fortuna vivía en el Castillo Pótala,
residencia de S.S. el Dalai Lama hasta antes de la invasión china en Lhasa, capital del
ahora casi extinto Tibet, mis maestros de medicina y varios médicos más que formaban
parte del original Instituto “Men Tsee Khan” fuimos testigos de cómo algo parecido a ese
tipo de “desorden” que presentas tú comenzó a propagarse por todo el país, de
inmediato parte del equipo de astromédicos del Instituto comenzaron el estudio de esa
manifestación, por eso al ver tu caso me acorde de este desorden como “un viejo
enemigo de batalla” que conocí hace ya muchos años en Tibet. Para que puedas
visualizar mejor contra qué estamos peleando y así podamos sanarte, te contaré que
este desorden es como un espíritu. Si, digamos que este es una energía que va de
cuerpo en cuerpo alimentándose de la vida y vitalidad de las personas y las seca
lentamente hasta matarlas... ¿Pero sabes de qué parte de las personas se alimenta una
vez que entra en ti? Se alimenta del miedo, de tus malos pensamientos, de tus palabras
nocivas, de tus negatividades, de tus malas tendencias y tus adicciones nocivas, de tus
miedos internos y de tus rencores, es decir, de cualquier cosa negativa que generes.
Así que lo primero que tenemos que hacer para que te puedas curar es dejarle de dar
de comer para que se salga por donde entró, y es ahí donde yo no puedo curarte si no
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tú, y tu trabajo diario en dejarle de dar de comer a esa energía que traes dentro, para
que se sienta incómoda y se quiera salir de ti. Más o menos así también funciona lo que
ustedes llaman Cáncer. Pero, una vez que esta energía o espíritu salió de ti, el riesgo
que seguirá latente puede ser que regrese en unos años, si vuelves a abrirle la puerta
retomando tus actitudes y acciones nocivas. Por eso el incremento tan rápido de casos
en el mundo, por el miedo y la tensión en la que viven ustedes actualmente, el medio de
transmisión de esta energía es el miedo nada mas que eso.
En aquel entonces lo que hicimos para poder contener a esta energía una vez fuera del
cuerpo de los afectados, para que no volvieran a retomar dichas acciones nocivas, fue
que descubrimos que si construíamos cientos de “estupas” pequeñas por todo el
territorio del Tibet podíamos realizar con el afectado una ceremonia para encerrar ahí a
esos hábitos nocivos que generan lo que ustedes llaman SIDA y cáncer, el problema
mundial es porque durante la invasión China a Tibet, los chinos destruyeron todas esas
estupas liberando así de nuevo a estas dos energías”.
¡Caracoles! ¿Se imaginan lo que esto significa? Yo, honestamente quedé atónito ante
esta historia y no sé por qué algo dentro de mi me decía y me dice que sí, que es cierta
y que hasta cierto punto y después de haber conocido de cerca la magia y la cultura
tibetana me suena “lógica”. Días más tarde, durante una meditación me pregunté ¿si
estas stupas contenían a esas energías, entonces qué contendrán dentro las pirámides
de Egipto?... ¿Qué tantas “energías” y “fuerzas mágicas” circulan en este planeta que
nosotros somos incapaces de percibir por mantenernos hundidos en la ignorancia que
nos provocan los “científicos” y su tecnología, apartándonos de nuestra esencia natural
y humana? Vivir una vida mecanizada y químicamente alterada por lo que comemos
sólo nos enferma, nos atrofia la mente y no nos dejará entender, ni creer en todo lo que
por necios no podemos, o más bien, no queremos ver. Pero existe una verdad que llega
mucho más allá que cualquier “realidad” que tus sentidos actuales, que se encuentran
bloqueados, te permitan percibir. La única manera de recobrarte como ser humano y a
tu salud, es que te conviertas nuevamente en ese ser sensible y protector de esta su
tierra, lleno de poder que su mente genera a voluntad y seguro de la igualdad que existe
en todo lo que vive, lleno de la sabiduría que está contenida dentro de ti mismo, en tu
ADN. El día que descubras esto, descubrirás también que el único camino en esta vida
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es el dar amor incondicional, el desapego total a las cosas y la meditación. Por tu
naturaleza humana, eres un ser con poderes increíbles, ocultos dentro de tu mente,
tienes un instructor interno que en el momento en que aquietas tu mente comienza a
hablar y a darte el conocimiento más puro y cierto del cosmos, y en cuanto lo recibas,
seguramente te darán ganas de llorar durante tu meditación por el sentimiento de
certeza que desde ese momento tienes al saber que la “verdad” de tu visión de la
realidad que es cierta y válida, y que todos tenemos una pequeña parte de esa verdad.
Lo más importante de todas estas verdades es que son ciertas y válidas, absolutamente
todas. En resumen: ”TODOS SABEMOS TODO, PERO NO RECORDAMOS NADA”.
Así que, de los conocimientos que recibas durante tu meditación no tienes porque tener
la confirmación de nadie, esa información es sólo para ti, pero es universal, en diferente
“receta” para cada uno, así aprenderás “tolerancia”.
¿Qué tan mágica y maravillosa debe de ser entonces la verdad sobre el motivo y la
forma para la que se creó este hermosísimo planeta? Una creación que funciona a base
de energía mental y luz... ¿Cuánto podríamos aprender de los escasos médicos que
quedan como el Dr. Pechok?... Creo que hasta que no nos bajemos de nuestra
prepotente, escéptica y orgullosa maquinaria mental-mecánica que hemos autocreado y
autoaceptado como la jaula cuyos barrotes están hechos con el sacrificio de nuestras
vidas, felicidades, autonomías, espiritualidades e increíbles y poderosas capacidades,
no podremos entender “la verdad” de nuestra creación... ¿Acaso se requiere que todo
mundo viva una experiencia como la mía para entender las respuestas a todas estas
preguntas?
En fin, ahí les dejo esta historia del desorden parecido al SIDA en Tibet para que cada
quién piense y saque sus conclusiones. Sólo como nota, les diré que gracias a esta
seropositividad pude aprender cómo vivir y realizar todo lo que arriba escribo, y que
pienso deberíamos hacer todos.
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enfrentas en tu vida a algo así, o cambias a buscar un camino espiritual y aprendes a
dejar todo lo humanamente nocivo, o te mueres. Y si te mueres, puedes guiar esa
muerte y si la guías bien, te puede llevar a tu iluminación y para esto puede llegar a
servirte la mentira del “VIH”, para iluminarte de una u otra forma. Si vives, tendrás que
vivir la vida casi como un iluminado, si mueres, puedes aprovechar el proceso para
obtener una mejor reencarnación o hasta tu liberación del ciclo de reencarnaciones.
Obviamente es mejor que no te enfermes, ni te mueras, ni que nada malo te pase, para
detener la marcha por unos días y sentarte a meditar sobre tu vida.
Poderte hacer entender mis palabras para cambiar tu vida hoy, es la intención de todo
este libro, así que tú decides. Por otra parte, y sólo a manera de comentario, les diré
que ya que me había enterado de cómo en Tibet se habían encerrado estas actitudes
nocivas, por si las dudas, un buen día caminé hacia el lugar donde se encuentra la
residencia de S.S. el Dalaí Lama y en una ladera de la montaña que rodea la residencia
me puse a construir con pequeñísimas piedritas un “chutop” (pequeño montículo de
piedrecillas que se ofrenda). Con cada pequeña piedrita que coloqué, repetí un mantra
“Om Mani Padme Hum” y visualicé que cada una de ellas era una acción negativa de mi
pasado que estaba purificando al colocarla en su sitio. Una vez terminada, después de
dos días, compré cal blanca y llevé agua conmigo para pintarla como dicta la tradición
Tibetana. Esto lo hice sólo porque sentí muy lógico que la historia del SIDA en Tibet es
cierta.
Fue por ahí de la quinta o sexta visita al médico que estaba absolutamente seguro de
que saldría adelante, entre la lectura del libro del maestro Sogyal Rimpoché y lo que el
doctor Pechok me dijo en esa visita ya no había dudas en mi cabeza, corazón y mente.
Sus palabras fueron: “Sin duda alguna nos esta ayudando mucho tu actitud mental, tu fe
en mí y la confianza que me tienes, tus meditaciones y la devoción y seriedad con que
tomas tus medicamentos, así que te puedo decir hoy que en unos cinco meses
sacáremos de raíz ese desorden que traes y una vez que te sanes jamás tendrás que
volverte a preocupar por esta enfermedad mientras mantengas una vida recta, y quiero
que olvides toda esta historia y que seas feliz ¿de acuerdo?”.
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Una vez más, este amoroso monje tibetano me hacia llorar de alegría con las noticias
que me daba, pero yo tenía varias dudas, así que le dije que había algo en mi cabeza
que no me dejaba en paz. Le comenté que si había algo que me aterraba por las
noches o durante mis meditaciones, era la posibilidad de transmitirle esta enfermedad a
Shiori ya que se afirmaba por la medicina accidental que esto era posible –le mostré
una fotografía de un día en que bailamos juntos en una boda, como pensé que sería
para siempre en ese entonces– y le expliqué que ella era mi novia, que yo la amaba y
que la posibilidad de hacerle daño era lo que causaba un enorme miedo y culpabilidad
en mi. El doctor sonrió, me vio y dijo: “Que bonita y simpática se ve la mujer de los ojitos
jalados ¡parece Tibetana! Y se ve que te hace muy feliz por las sonrisas en las caras de
los dos, ahora sé por qué cuando tomo tus pulsos tu corazón siempre está feliz, tienes
lo más preciado que la vida da, el amor de una bella mujer, pero ni te preocupes por
ella, yo sé que está bien y si algo negativo se llegara a presentar yo me encargo de ella
y la atendería con todo mi amor, pero no te preocupes yo se que nada le puede pasar”.
Para variar, se me salieron las lágrimas. Jamás olvidaré todas las veces que salí
envuelto en amor y lágrimas de ese cuartito del “Men Tsee Khan”... Teniendo ese
corazonzote cómo no quieren que cuando pienso en el doctor Tenzin Pechok, lo vea
como a la mismísima reencarnación del Buda de la Salud. Su amor y compasión hacia
mi fueron inmensos y constantes, su habitual forma de ridiculizar mis más hondos
miedos y temores me enseñaban siempre lo ignorante que soy y lo que las palabras
“hombre sabio” significan.
Nunca imaginé que en mi vida algún día estaría tan cerca de conocer y de sentir lo que
es estar junto a seres iluminados; recordar mis audiencias con S.S. el Dalaí Lama, los
nervios mientras lo esperaba sentado en un sofá de su despacho y esa energía con la
que se llenaba el ambiente cuando él entraba: Todo el amor, toda la paz y toda la
sabiduría del mundo que te hace sentir, así como una profunda seguridad que emana
de él –esa seguridad que sólo has sentido en brazos de tu mamá cuando tienes miedo-
sólo te dejaban una salida: soltar en llanto. Puedo asegurar que más o menos así de
intensas resultaban las visitas a mi médico, cada una fueron experiencias realmente
iluminadoras y llenas de amor, siempre con una lección que aprender y un nuevo reto
interno por superar, siempre enriquecedoras y de utilidad para poder ir dando forma a
una nueva manera de aceptar la vida, de vivirla y hasta de morirla. Cada una de las
palabras que Pechok me decía, aunque algunas veces eran muy duras, críticas y hasta
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demoledoras, sin duda tenían como objetivo último hacerme aprender para dejar de
“sufrir” la vida en vez de vivirla y darme las herramientas para ser “realmente” feliz, con
una felicidad duradera que trascenderá esta vida y que no me abandonará cuando
muera. Sin duda que todo lo que Pechok me enseño tuvo por objetivo quitarme lo
ignorante.
El jueves cuatro de enero del 2001, me dijo al final de la cita que quería verme el
próximo martes, en vez de esperar hasta el jueves siguiente. No pregunté el por qué
pero sentí que había algo importante llevándose a cabo en mi vida y que debería dejar
todas las dudas y hacer lo que él me pidiera sin cuestionarlo. También ese día me dijo
que no tenía mucho más que platicarme y que de ahora en adelante mis sesiones
serían más cortas. Podría decir que hasta me entristeció oírlo decir eso y que ese día
sentí mucha frialdad de parte de mi médico. Pero en fin, regresé al martes siguiente en
que por “casualidad” fue el día de un eclipse muy visto en todo Asia –por cierto, ese día
fui sin traductor, el Dr. Dorjee–, entré en la habitación y Pechok me recibió con una
sonrisa, me indicó dónde sentarme y comenzó a cantar “OM MANI PEMME HUM”... A
manera de alumno comencé a seguirlo, él se sorprendió mucho y pude ver en su rostro
que le dio gusto ese detalle, acto seguido sacó de debajo de su cama una serie de
papeles que se veían muy muy viejos, de entre ellos escogió uno que presentaba el
templo Pótala en Lhasa (actualmente semidestruido por lo chinos que invadieron Tibet).
Comenzó a explicarme en tibetano y con señas dónde vivía dentro del templo y dónde
quedaba el Instituto original; fue algo raro y curioso pero yo podía entender todo lo que
decía el Dr. Pechok y él entendía mis preguntas. Sacó también una foto de él con no sé
qué paciente, y junto con el dibujo me los regaló. Para proseguir con la rutina de cada
cita le expliqué como pude que había olvidado mi libreta donde me apuntaban las
recetas para luego ir a comprar las medicinas al dispensario, la había dejado en mi
cuarto. Él me calmó y me indicó que no había problema, se levantó de su cama y una
vez más de debajo sacó un viejísimo costal de gamuza, comenzó a sacar unos
costalitos más pequeños de adentro, por lo menos eran 50 diferentes, todos tenían una
pequeña etiqueta escrita en tibetano; buscó tres sobrecitos de papel y comenzó a poner
en cada uno diferentes envoltorios, tanto de polvitos como de pequeñas esferitas. Me
indicó con señas cuáles eran para la mañana, tarde y noche, y me explicó que estas
medicinas habían sido elaboradas en su totalidad por él, ahí en su habitación y que era
muy importante que no se me olvidara tomarlas justo a las horas que ya sabía. Tiempo
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después entendí que a partir de esa sexta semana comenzaba el ataque sobre el
enemigo o el desorden como el le llamaba, pero ahora con las “armas secretas” del Dr.
Pechok.
Fue también en esa sexta semana que tuve por vez primera la oportunidad de ir a una
audiencia pública con S.S. el XVI Karmapa, este joven tibetano es reconocido por su
gente como la reencarnación actual de uno de los más grandes maestros y líder de una
de las familias del budismo tibetano. Para esta visita llevé conmigo mi calendario Maya
para que me lo bendijera, dos fotografías de él mismo y mis medicinas. Al estar frente a
él le ofrecí la caja del calendario y lo demás, su santidad el Karmapa las tocó con una
mano y puso sobre ellas una cinta roja que representa su bendición, acto seguido nos
sentaron a todos los presentes y comenzó Su Santidad a hablar en Tibetano.
Durante mi entrevista con S.S. el Dalaí Lama, en marzo de 1999, le pregunté cuál es la
forma más sencilla de obtener la iluminación. Su respuesta, como siempre acompañada
por una carcajada, fue: “De las 84 mil formas y métodos sobre los cuales Buda enseñó,
el método más sencillo, accesible para todos, rápido y que no requiere de maestro
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alguno es el camino del amor y la compasión, siempre y cuando esto sea sincero,
honesto y de corazón”. En la enseñanza que ese día recibiera de Su Santidad el
Karmapa, él apuntó que es muy importante la atención, la sinceridad, la honestidad, la
seriedad y devoción que debe uno tener al realizar cualquier práctica espiritual, y dijo
que se sentía admirado del profundo respeto y gran devoción que veía reflejados en las
caras y en los corazones de los extranjeros que ahí nos encontrábamos, y que aunque
nunca antes nos había visto o conocido, sentía el amor y respeto que emanaba de
nosotros hacia él. Indicó que esto le hacia entender lo que representaba ser quien era y
que lo hacía comprometerse consigo mismo y con el pueblo tibetano para trabajar más
arduamente por la paz y la liberación no solamente del Tibet, sino de toda la
humanidad.
Sin duda alguna todo el tiempo que tomé en el viaje de regreso a Dharamsala desde el
monasterio de S.S. Karmapa fue como un sueño, sus palabras resonaban una y otra
vez en mi cabeza y me sentía muy muy raro. Esa noche tuve un sueño en el que vi al
Karmapa parado frente a mi muy sonriente y me decía: ”Ya estas curado y no debes
preocuparte, pero piensa bien para qué vas a utilizar tu salud y la oportunidad que ella
representa”. Acto seguido, me hizo una señal con su mano izquierda, una posición de
mudra muy especial. Durante los siguientes días me dediqué a meditar mucho sobre
ese sueño y, a decir verdad, no me fue difícil encontrar la respuesta a la pregunta que
me hiciera el Karmapa. Mi salud, mis pocos conocimientos y el tiempo que me quedara
de vida lo dedicaría a tres cosas: 1) Escribir este libro; 2) Ayudarte a ti y a cuantos
pueda a sanarse, ser felices y vivir en paz a través de difundir la falsedad de las
enfermedades que nos han inventado los científicos; y 3) Amar a mi novia Shiori.
A los pocos días de mi visita al Karmapa, del sueño con él y de llegar a la conclusión de
para qué iba a usar mi “nueva vida”, estaba sentado meditando, cuando de pronto se
me ocurrió pedir a mi guía que me diera una señal de que todo lo que estaba pensando
era lo correcto y que tanto el sueño como todo lo demás no era una locura mía.
Increíblemente, al día siguiente fui invitado por mi amigo Joe a comer a casa de alguien
muy cerca de Mc Leod Ganj. Fuimos en un taxi al sitio que resultó ser la casa de
Adhytia Katoch, un mahará del norte de India cuya familia se remonta a 2000 años
atrás. Este señor amable, sencillo y de buen humor fue nuestro anfitrión esa tarde y en
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realidad comimos como ‘maharás’. Fue ahí también donde conocí a una guapísima
mujer holandesa de nombre Alejandra, esta dama fue secretaria y asistente del gran
Sogyal Rimpoché, autor del libro que cambió mi vida... ¿Coincidencias una vez más?
Por si esto no fuera suficiente señal, de regreso a casa y debido a lo angosto del
camino, nuestro taxi quedó atorado entre varios otros en una angostísima saliente del
camino, de pronto Joe me dice: “Mira, en ese auto va Tai Si Tún Rimpoché (maestro del
Karmapa) ¡Abre la ventana!”. Abrí la ventana y saludamos a Tai Si Tun Rimpoché, pero
después de que este pasó frente a nosotros, se detuvo el auto que venía detrás justo en
la ventanilla de nuestro taxi, de pronto me di cuenta de que en ese segundo auto venía
nada más y nada menos que Su Santidad el Karmapa. Junté mis manos para saludarlo
y su santidad volteó, al ver que yo aún traía en mi cuello la cinta roja que días atrás me
había regalado, me miró, hizo el mismo gesto que yo para saludarme con las manos
unidas, y de pronto hizo la misma mudra de mi sueño con la mano izquierda... ¡Wow!
¿Qué más puede uno pedir?... La medicina secreta de mi médico, las bendiciones de
Su Santidad el Dalaí Lama y el Karmapa y todo un mundo de mágicas “coincidencias”,
hermosas todas ellas y llenas de amor. Sí, sin duda fue una buena decisión haber
tomado el riesgo de irme a India a buscar mi salud, mi vida y a mi mismo.
Una semana después de mi primer visita al Karmapa decidí atender de nuevo a una
audiencia, en esta ocasión tuve además la oportunidad de ir acompañado por dos
guapísimas mujeres que había conocido días antes en circunstancias diferentes cada
una. La primera de ellas, neocelandesa de profesión, periodista y de nombre Header; la
otra, una chica holandesa que se dedicaba al entrenamiento de personal para
industrias, su nombre, Marike. Habíamos estado platicando toda la mañana sobre
diversos temas, pero tres de estos fueron la base de la mayoría de nuestra charla: i.
Quién es el Karmapa, su historia y lo que él representa; ii. La era en que vivimos, su
vacío espiritual y la incapacidad que tiene el “orden” mundial para ser justo y hacernos
felices; iii. El poder de la fe y la convicción que se requiere para que ésta funcione...
Entramos a la audiencia, recibimos nuestra cinta roja a manera de bendición, pero esta
vez se me ocurrió llevarme la fotografía que me había dado mi doctor de él mismo y mi
dotación de medicinas para esa semana. Cuando estuve frente a S.S. el Karmapa, me
puso mi cinta roja en el cuello, pero en ese momento, en vez de caminar para seguir la
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fila, me quedé parado frente a S.S., levanté la mirada, le señalé la foto de mi médico
junto con mis medicinas y él amorosamente las bendijo y me dio una cinta más para
que se la llevara a mi doctor. Agradecí con una sonrisa su noble gesto y él me sonrió de
vuelta. Pasé a sentarme con los demás y en pocos minutos S.S. el Karmapa comenzó a
dar su enseñanza de ese día. Cuál fue mi asombro al escuchar al traductor que
comenzó diciendo que ese día, debido a que había una gran cantidad de niños
tibetanos que venían de diversas escuelas a visitarlo, nos explicaría que representa su
persona y a qué tradición o familia budista pertenece. Así comenzó a dar la explicación
para todos los presentes, acto seguido les dijo a los niños ahí reunidos que jamás
olvidaran su origen y lo que representan, que amen a su patria original y que entiendan
que su fe, aunada a la convicción y a una buena educación del cuerpo y de la mente
pueden lograr cualquier cosa, hasta la paz e independencia del Tibet. Por último S.S.
advirtió a los chicos que el mundo que les tocará vivir no es sencillo y que por esto
mismo es aún más importante que estudien las enseñanzas de Buda, ya que son una
gran herramienta que se puede usar para crear un nuevo y más justo orden mundial.
En ese momento recordé la pregunta que Su Santidad me hiciera en mi sueño: “¿Qué
vas a hacer con esta oportunidad que se te está dando a través de tu salud?”. Me
quedé pensando en eso cuando de pronto sentí como si me hubieran regresado al
salón del monasterio sólo para escuchar de labios de S.S. el Karmapa: “Una vez que
alguien logra un avance hacia la iluminación, por pequeño que este sea, lo debe utilizar
para ayudar a los demás a que lleguen por lo menos a su mismo nivel”... ¡Ándale! En
menos de 25 minutos, S.S. había hablado sobre todo lo que mis amigas y yo habíamos
estado platicando toda la mañana y me confirmaba que tenía que utilizar mi salud para
ayudar a otros a sanarse y a encontrar el camino de vuelta a su vida “normal”. Esto me
alentó aún más a escribir este libro y prometí en ese templo y ante la imagen de Buda
que dedicaría mi tiempo y vida a recolectar fondos para el Instituto “Men Tsee Khan” y a
trabajar para crear una institución seria que asista a seropositivos y enfermos de SIDA,
donde se apliquen nuevas terapias que utilicen lo poco o mucho que he aprendido
uniéndolo con diversas corrientes no tibetanas –pero análogas–. Si se fusiona esto con
lo más moderno en ciencia y tecnología médica puede crearse una nueva terapia que
tenga como soporte una profunda transformación mental y espiritual de los pacientes.
Se trata de crear una terapia humana que tenga el poder de demoler la serie de
mentiras sobre el “VIH”, que ponga fin al miedo, a los tóxicos y la ignorancia que son el
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origen de esta desastrosa enfermedad y que ofrezca la certeza a las victimas de los
médicos inventores de toda esta desgracia, de que ésta es una gran oportunidad para
que cambien su vida. Ese fue el compromiso que poco a poco pienso cumplir cueste lo
que cueste, pues recientemente me he encontrado con “intereses” creados para que
este tipo de centros no se realicen. Pero de esto hablaré más adelante.
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X. Reflexiones y otras historias
Desde el día que siguió a la muerte de Lucero, mi atención tuvo que volver a la vida
cotidiana y hasta cierto punto volver a la “realidad”, ya que los dos años anteriores el
estado de salud de mi chaparrita requirió de toda mi atención día y noche. El hecho de
volver a la realidad y de ignorar la verdad sobre como se origina el SIDA, me llevó a
tener que pensar más a fondo lo que cualquier persona promedio pensaría si su mujer
murió de SIDA, la posibilidad de que yo también podía ser portador del “VIH” y
contagiar a otros, ésta idea comenzó a meterse en mi cabeza y a devorarlo todo, fue
como si una tenebrosa sombra fuera cubriendo con su tétrica oscuridad cada parte de
mi vida y sobre todo de mi corazón y mis sentimientos. Ahora que puedo ver más
claramente todo el pasado, me doy cuenta de la sincronicidad de cada uno de los
eventos de estos últimos años; por ejemplo, qué curioso que por “casualidad” en mi
segundo viaje a India haya comprado una caja con esferitas de una medicina tibetana
que se llama “rinchen manjor”. Ésta medicina es un depurador de la sangre y se debe
tomar en luna llena y con ciertas restricciones en cuanto a dieta y reposo; desde 1999, y
sin saber si yo era seropositivo o no, comencé a tomarlas porque un monje me había
dicho que “eran buenas para todo” y como yo quería fortalecer mi cuerpo, ya que estaba
sometido a un gran stress y drogas, quería algo que me ayudara a reacomodar todo mi
metabolismo. Sin duda, mi tratamiento comenzó en ese viaje, ya que todo lo que viví
ese año en India me cambió por completo y me hizo replantearme toda mi vida al tener
que enfrentar la muerte de mi pareja.
En este viaje, también me tocó conocer a viajeros de todo el mundo que obviamente al
ver a Lucero sabían de qué estaba enferma y por ende el tema del SIDA fue más que
repetitivo en nuestras conversaciones. Y lo más triste de todo fue encontrar que el
100% de las personas creían que el SIDA es un virus. Después, en mi tercer viaje a
India, cuando fui a recibir mi tratamiento, conocí cada día a personas que al enterarse
de mi tratamiento me platicaron todo tipo de historias y anécdotas sobre el asunto, así
que al decidir escribir este libro me dediqué a buscar mucha más información entre la
gente, que son quienes creía yo que tienen la verdad, ya que los medios sólo dicen lo
que les conviene y la ciencia trata de ignorar lo que no puede entender en relación a lo
que llaman SIDA y su origen. Por otra parte también por fortuna encontré que varios
médicos modernos y renombrados científicos afirman que el virus del “VIH NO EXISTE”,
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y si eres lo que los doctores dicen ignorantemente un “portador” de ese “virus”, te
sugiero que busques en Internet todo lo que existe sobre este grupo de científicos y
médicos, (www.robertogiraldo.com www.visoynomexico.com ) como por ejemplo la
opinión del Dr. Kary B. Mullis, Premio Nobel de Química que aparece en el sitio de
Internet propiedad del Instituto de Estudios Salud Natural de Chile.
www.geocities.com/iesnchile/
Total que hablé con cuanta gente pude, gente de los más diversos orígenes, culturas,
credos y edades. En varias ocasiones me encontré con la versión que tiene cierto grupo
de gente, de que el virus del sida fue creado en un laboratorio auspiciado por la CIA
para control de población masivo. Es decir, un sistema para “deshacerse” de ciertos
núcleos de población que son “molestos” o “improductivos” para el sistema, por ejemplo,
la población gay del mundo, o los drogadictos, o los africanos o... lo que ustedes
quieran imaginarse. Otra versión afirma que es un virus que viene de África y que se
originó entre la población de gorilas. La versión de mi médico ya la conocen ustedes; y
por otra parte, hay la versión de que es una enfermedad que se transmite
“electromagnéticamente” y que si dos personas con los mismos “miedos” se unen eso
es lo que genera el contagio.
En una ocasión alguien, por ahí, me contó sobre supuestas atrocidades que nos hacen
ciertas compañías multinacionales de alimentos y sus cadenas de restaurantes, quienes
“energetizan” con mantras negativos la comida que nos venden, desde salchichas,
hamburguesas, bebidas artificiales y comida de microondas que para acabarla de
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‘fregar’ llaman “tv dinner”. Es decir, te idiotizan vía los cinco sentidos, mientras tu
cerebro es “programado para vivir bajo el miedo” con todo lo que ves por TV; por tu
boca te dan alimentos que son “manipulados” para que produzcan reacciones en tu
química y subconsciente para que te mantengan dormido, y así jamás te cuestiones tu
paso por este planeta, y no puedas, o no quieras quitarte de encima el dominio que
estas empresas tienen sobre ti y sobre la humanidad. A manera de novela de terror,
digamos que, mientras ves la tele, te estás comiendo tu dosis de “Soylent Verde”...
¿Dónde he visto esto?... Recuerda que todo lo aquí dicho no es mi opinión si no lo que
“la gente dice en las calles de este planeta”.
La respuesta a ésta última pregunta es el libro que estás sosteniendo en tus manos y
que mágicamente, en estos instantes en que tú lees, se está creando un puente en el
tiempo entre mis manos que están escribiendo, y tus ojos y mente que leerán mis
palabras, así de fácil estamos tú y yo rompiendo la falsa barrera del tiempo y el espacio,
ya que a fin de cuentas esto que estás leyendo no es otra cosa más que el reflejo a
través de mi mente y manos, de la mente infinita y creadora que algunos llaman Dios.
Esto no lo digo porque yo me haga llamar escribano de Dios, ¡eso jamás!, lo intuyo
porque el maestro Sogyal Rimpoché dice que en uno de sus libros, que desde su punto
de vista toda idea o creación surge del “Rigpa” o “naturaleza de la mente”, es decir, del
vacío infinito, puro y multiopcional de la mente donde cualquier cosa puede ser creada...
En mi muy humilde entendimiento concluí que toda creación artística tiene su origen en
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la mente de Dios, son inspiraciones divinas, y si esto es así, concluiría citando algo que
no recuerdo bien donde leí: “Nosotros no somos otra cosa que el flujo constante
materializado de los pensamientos de Dios”.
Pero entonces, si nosotros somos la creación de los pensamientos constantes de Dios
¿Qué o quién crea la “realidad” que percibimos?¿Hasta donde la realidad es “real”?
¿Quién tiene la razón en cuanto a la realidad? ¿Quién puede decirme que la realidad
era que yo tenía que morir de “VIH”? Basado en lo que aprendí en Dharamsala puedo
decir que la respuesta a estas preguntas es muy simple en esencia, pero muy profunda
cada vez que medita uno en ella, una buena manera de exponerla es esta:
“Son nuestras mentes, a través de nuestros cinco sentidos los que perciben esos
pensamientos generados colectivamente; a través de los sentidos puedes percibir eso
que llamamos realidad”. O para decirlo de manera más sencilla, con la ayuda de la
mente de todos creamos este planeta, la luna, las montañas y todo lo demás, y son
nuestros sentidos o “censores” los que la perciben, pero, como cada quién percibe las
cosas de manera única, por nuestras diferencias naturales, resulta que “la realidad”
tiene tantas verdades como seres humanos existen, ya que la realidad no es más que
una percepción. ¿Será por eso que los soñadores somos tan felices? ¿Para qué tratar
de imponer toda tu vida tu punto de vista de la realidad a otros? ¿A dónde has llegado
haciéndolo? ¿Has conseguido que las cosas cambien? Acepta que todo mundo está en
lo correcto cuando da su opinión, jamás trates de imponer tu visión de los hechos a
otros, nadie esta mal y nadie está equivocado, es sólo “su percepción de la realidad” y
si logras entender esto y puedes aplicarlo en tu vida diaria, habrás aprendido un
concepto que India me enseño en sus calles y trenes: “la tolerancia”.
¿Para qué las peleas entre esposos, entre gobiernos, entre culturas y religiones? Si se
dan cuenta, todo el conflicto en este planeta es porque unos quieren imponer su visión
de la realidad a otros. Así como los españoles, al no poder entender lo que habían
encontrado en América, impusieron su visión de la realidad para hacerle más daño a la
humanidad que todas las guerras de la historia. Pero esto ya estaba previsto, y los
mayas, artífices de las realidades y de las dimensiones, pronto darán su sorpresa.
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Cambia tu visión de la realidad. Eso ayuda muchísimo a recuperar la salud y si acaso te
han dicho que eres portador, te puedo asegurar que SÓLO DEPENDE DE TI decidir en
qué realidad quieres creer: En la que te han formado la televisión y la prensa, que te
han dicho hasta hartarse que te vas a morir porque eres un sidoso y que es tu fin; o, en
la realidad que tú quieras crear con tu mente, tus palabras, tus acciones, tu
autoconfianza y hasta con tus sueños entendiendo que si te puedes curara y que eres
victima de una mentira. Si esto lo juntas con un profundo cambio en tu vida cotidiana y
con una nueva forma de darte a los demás, no habrá manera de que no te sanes.
Las puertas de estas dos realidades están frente a ti y ahora las conoces, es tú
elección, eso es lo más difícil, entender que no está en manos de nadie tu sanación,
que ésta se dará cuando desde el fondo de tu corazón le pidas a Dios, Buda, Shiva,
Mahoma o como quieras llamarle, que te dé ayuda y la fuerza para poder cambiar y ser
útil a los demás. Entiende que esa fuerza divina “en realidad” SI existe, que está dentro
de ti y que eres parte de ella, eres todo un Buda en esencia, pero como no lo sabías y
ahora que lo sabes no lo puedes creer, pues por eso justamente es que no hemos
evolucionado como especie en el aspecto mental y seguimos con solo 5 sentidos.
Pero, si puedes cambiar esta simple idea sobre la realidad, o digamos, aceptar este
concepto aunque sea por un instante, te darás cuenta de la grandeza interna que todos
poseemos.
Tus ideas, si las diriges bien, pueden un día llegar a cambiar “la realidad” de tu vida y la
de otros, e incluso hasta ayudar a que los que han muerto tengan una mejor
reencarnación y liberación. Así que, lo primero que hay que vencer en esta vida para
poder realmente transformarnos, cambiar al mundo y ser felices es vencer al miedo. Él
es el verdadero enemigo, está en nuestras mentes y en la forma en que nos
preprogramamos para percibir la realidad y sus acontecimientos, pasamos la vida
aterrados por la idea de que algo malo nos pase sin razón o motivo alguno. Esta
sencillísima verdad, la verdad de que todo es manejado por nuestras mentes, que el día
que las manejemos colectivamente tendremos un poder increíble y de que si entrenas
tu mente podrás dominar tu entorno, es lo que la hace tan difícil de creer.
Pero me pregunto... ¿Si tomara a medio millón de Incas y los sentara al mismo tiempo a
meditar y a canalizar su energía mental en mover y moldear una piedra de 8 toneladas,
sería posible construir una ciudad como Machupicchu a tres mil y ‘pico’ metros de
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altura?... ¿Y si en vez de Incas, tomo a un millón de Nazis y los pongo a crear
pensamientos destructivos?... ¡Podríamos hasta volar el planeta en mil pedazos sin
disparar un sólo misil! ¿Será por esto que ante las invasiones que sufrieron todas las
grandes culturas de la historia ocultaron el conocimiento? ¿Por qué si los grandes
imperios Inca y Maya eran tan avanzados se dejaron conquistar por unos cuantos
españoles? Parece que en la historia hay un hueco o un retroceso inexplicable, por
ejemplo, en Egipto se construyeron las impresionantes e inexplicables pirámides.
Curiosamente, menos de mil años después de su construcción, los egipcios no tenían ni
idea de como construir una... Los indígenas mexicanos actuales no tienen ni idea de
cómo se construyó Palenque y mucho menos saben cómo domar a la selva para que no
se trague cualquier construcción en una temporada de lluvias típica de la zona Maya.
¿Por qué lo primero que sacan los tibetanos de sus monasterios ante la invasión china
fueron “unos extraños rollos de papel y librillos escritos en tibetano”? ¿No será que –
como indica la práctica tibetana llamada Dzogchen– todas estas culturas decidieron
“absorber la derrota” militar con tal de salvaguardar el poder de ese conocimiento
sagrado y tan superior a la “tecnología de punta” de los invasores que por ambiciosos y
violentos solo se autodestruirían con él, y los viejos lo ocultan con tal de que no cayera
en manos de personas ignorantes que utilizarían todo este poder para “conquistar”
violentamente todo a su alrededor? Precisamente por el poder que genera ese
conocimiento, es que en Tibet se requieren muchos años de monasterios, prácticas,
meditaciones y demás, si se quiere llegar a los niveles superiores de sabiduría, ya que
ningún maestro te dará esa enseñanza que abre la puerta a grandes poderes a alguien,
hasta que no esté absolutamente seguro de que ni tu ego ni tu ignorancia te harán
usarlo para algo que afecte a los demás... Bueno, esto es sólo lo que yo creo, o mejor
dicho, lo que siento. Una vez más, aclaro que todo lo que aquí escribo no es más que
mi opinión, análisis y reflexión, sabiendo que puedo estar equivocado, pero con la
certeza, de que la mente que habita en mi corazón dice la verdad... ¿Y la tuya? ¿Qué
dice?
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o intuyen algo similar dentro de ellos? ¿Será –como dice James Redfield en su libro “La
Profecía Celestina”– que somos una “masa crítica” que en cuanto sea consciente se
despertará conjuntamente? ¿Por qué al oír la palabra Apocalipsis nos da frío e
inmediatamente la relacionamos con destrucción y muerte masivas?... En la Biblia lo
dice muy claro “Apocalipsis o Revelación”, para los Mayas según José Argüelles,
Apocalipsis significa “Revelación de la verdad” y en el Budismo existe una rama de
enseñanzas que se llama el “Vehículo Apocalíptico”, vehículo que te lleva a la
iluminación y no creo que te ilumine destruyéndote o matándote, sino más bien es un
vehículo que te ilumina revelándote la verdad. En conclusión ¿no será que estamos
viviendo la “era de la revelación de la verdad”? Pero entonces ¿quién nos ha metido en
la cabeza la idea de que la palabra Apocalipsis es igual a destrucción y muerte? ¡Bingo!
Las religiones, los medios y un montón de locos que sólo pretenden distorsionar la
verdad e infundir miedo en la humanidad para obtener algunos privilegios. ¿No será que
detrás de esto hay alguien interesado en sembrar el miedo y la ignorancia entre
nosotros para que nunca lleguemos a ser una “masa crítica consciente”?... Pero
decíamos que incluso en la Biblia jamás se habla de “destrucción y exterminio de la
raza humana”. ¿Qué acaso no dice que después del Apocalipsis vendrán en la tierra
miles de años de Amor, Paz y Luz, y que todo será purificado por el poder del fuego?
Para entender esta parte de la “purificación a través del fuego” citaré algo que me dijo
un gran monje tibetano: “Si te digo toda la verdad de lo que estamos viviendo, mi lengua
ardería en llamas y tus oídos volarían en mil pedazos”. ¿No será que las verdades
queman más que el mismo fuego? ¿Qué pasaría con nuestra vida si se nos revelara la
verdad sobre nuestra creación? Tal vez, vivir este tipo de experiencia nos volaría el
cerebro en mil pedazos a más de uno. ¿Quién soportaría tal verdad?
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también es información... ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Pobrecitos, ni se imaginan lo que la luz es en
realidad, pero pronto lo sabrán, y no es que yo lo sepa.
Para cerrar este capítulo expondré una conclusión “loca”: La razón que he encontrado
para la existencia del uso de los calendarios solares y el culto al sol en la antigüedad,
basado en los estudios que he realizado los últimos 9 años, es que todos los días el Sol,
a través de la luz y las radiofrecuencias que envía a la Tierra –a manera de un tono
musical–, hacen resonar un cuarzo gigantesco de veinte caras (que describe José
Argüelles en su libro “El Factor Maya”) y la Tierra comienza a resonar como un
diapasón. Esta vibración es de una altísima frecuencia y comienza a recorrer todo lo
que sobre la tierra existe. Todos los seres de todos los reinos vibramos bajo esa
frecuencia al mismo tiempo y al unísono, el destino final de esas vibraciones es nuestro
ADN. Éstas resonancias, que varían de tono y de frecuencia cada día, se encuentran
decodificadas en los calendarios solares de todas esas culturas antiguas, e indican qué
tipo de información circula en la Tierra y en todo este sector del cosmos cada día, según
el tipo de información que emite el sol, debe de ser la actitud mental con la que se vive
cada día.
Por esto, resulta lógico que tanto Mayas, Incas, Egipcios y demás tuvieran un
calendario solar y uno lunar, el primero indica la resonancias solares que rigen la vida
consiente de los seres (energía masculina), y el segundo, regula el ciclo de trece meses
con veintiocho días cada uno, que suman 364 días, más un día “verde”, o año nuevo,
dan los 365 días. Este calendario lunar es el que calibra el cuarzo interno de la tierra y
su ciclo alrededor del sol, además de controlar la vida subconsciente de los seres
(energía femenina). Pero a toda esta maravilla de la ingeniería bionatural, nosotros, los
humanos, con nuestras señales de satélite, microondas, televisión, teléfonos celulares,
radios, etcétera, le estamos creando una gran “disonancia” a este planeta. Y es esta
disonancia la que nos mantiene encerrados en esta cárcel tridimensional, dormidos sin
poder realmente evolucionar; esto, sumado al hecho de que vivimos bajo un calendario
asincrónico de doce meses (con diferente cantidad de días cada uno). Eliminando por
completo el uso del calendario lunar, hemos provocado que la mujer pierda su control y
su poder, y todo porque hace algunos miles de años los “falsos sacerdotes hombres”
transformaron el calendario lunar y crearon uno de 12 meses con diferente cantidad de
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días cada uno. Si tienen dudas, analicen la historia de la mujer en los últimos miles de
años... ¿No habrá sido esto hecho intencionalmente por los hombres para tener el
poder? ¿Por qué vivimos en un patriarcado cuando es la mujer la que tiene el poder de
la concepción? ¿No será que el famoso “fin de los tiempos” se refiere al fin del tiempo
erróneo y mecanizado en que vivimos? ¿O tal vez, en realidad se refiere al fin del
sistema económico y tecnológico en que vivimos?¿Podría ser que sea esto justamente
lo que todos sentimos que está pasando? ¿Sentimos que se nos esta cayendo el
sistema? Y sí, así es, todos tenemos un gran motivo por el cual decidimos
reencarnarnos en este tiempo y en este lugar, al fin de un ciclo de 26,000 años del
calendario Maya, o como se conoce en la India, al fin del Kali Yuga o era obscura de la
humanidad. Si nada de esto es cierto, dicho sea de paso, me reservo todos los
derechos de esta historia para hacer de ella la mejor película de todos los tiempos, una
película que ni Steven Spilberg ha sido capaz de poder imaginar. Pero ¿si esto es
cierto? Si todo lo que he narrado es cierto, entonces vivamos en amor, paz, compasión
y armonía, dediquémonos a transformar nuestra vida hoy y eduquemos a nuestros hijos
sin miedos y de forma diferente. En fin, estemos preparados para un mágico y
maravilloso cambio que obviamente tendrá también dolorosas consecuencias para una
buena parte de esta humanidad... ¡Pero por Dios! ¡Qué falta hace que algo así suceda
en este planeta!
¿Por qué me atrevo a aseverar que hace falta que algo así suceda? Simplemente
porque tenemos que terminar con las atrocidades que el sistema actual y su manejo del
materialismo genera en las personas, cegándolas con la avaricia y el apego hacia lo
material, aunque para lograr lo que se desea, se tenga que pasar por encima de otros,
aunque conseguirlo sea a costa de las vidas de seres enfermos y con quienes además
se lucra. Considero inhumano que una serie de laboratorios que están ganando
millones de dólares vendiendo “medicamentos contra el SIDA”, bloqueen toda la
información que se genera en contra de la teoría que sostiene que no es un virus,
porque se demostraría el enorme fraude que están cometiendo y todo lo que nos han
mentido en vano. En la reunión mundial sobre el sida que hubo en España en el 2002,
donde no se le permitió el acceso al Dr. Giraldo y su grupo por no ser “invitados” ¿Se
dieron cuenta quién patrocinaba el evento? ¡Si! ¡Los laboratorios transnacionales! ¿Qué
decentes, no?... Mientras se siga permitiendo que los intereses económicos de unos
cuántos se sostengan sin importar los medios que se utilicen para mantenerlos
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generando riqueza, y mientras continúe esta humanidad empecinada en degradar todo
el planeta hasta sus últimas consecuencias, estoy y estaré más que contento de saber
que tal vez, en un futuro no muy lejano, se les caiga todo su teatrito... Que Dios los
agarre confesados y libres de karmas, porque lo que están haciendo no solamente es
inhumano, es más que diabólico.
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XI. De vuelta a mi caso
Haber tenido la oportunidad de ser paciente de un médico como éste y recibir todo su
amor y compasión, sin duda me enseñaron perfectamente bien el ejemplo de hasta
dónde quería llevar mi vida para poder ser un poco como él, y hasta dónde tendría que
llevar mis estudios sobre Dharma, para continuar con mi aprendizaje y mi camino
espiritual. Sin duda, el haber estado junto a este gran sabio por tanto tiempo, me hizo
ver el motivo de mi vida de una forma diferente y con sentido. Gracias a su constante
ejemplo, ahora sé muy bien cómo se debe dar amor y compasión, porque me tocó
recibirlos de él; su tolerancia hacia mi y su paciencia me enseñaron a ser tolerante y
paciente con todos y con todo, es por esto que sigo y seguiré mis estudios sobre
Dharma porque quiero llegar a ser alguien tan sabio, amoroso y compasivo como él.
Cuando lo consiga, podré estar satisfecho con esta encarnación. Aún así, creo que lo
más importante que aprendí fue a entender un refrán que decimos en México: “Hay que
pregonar con el ejemplo”.
Faltaban pocos días para festejar lo que los tibetanos llaman “Lossar”, o año nuevo
tibetano, que esta vez caía a principios de marzo, las calles se notaban con más
movimiento de lo usual y todo mundo hacía los preparativos para la gran fiesta. Durante
este tiempo el doctor Pechock se dedicó únicamente a tomar mis pulsos y checar mi
orina, no más pláticas agradables y no más consejos sobre qué comer y qué no comer,
es decir, parecía que íbamos bien en cuanto al tratamiento. Sentí que la emoción inicial
de nuestra relación había entrado en una segunda etapa, una etapa de acercamiento y
101
estudio, él no hablaba mucho pero con una o dos cosas sencillas que me decía, me
daba claves que yo interpretaba bastante bien, creo. En una ocasión me preguntaba
sobre cómo estaba manejando el miedo. Con lo que había estudiado hasta ese
momento ya podía responder acertadamente que gracias a la disminución paulatina de
mi ignorancia, cada vez lo controlaba mejor, y que gracias a que él estaba a mi lado
sabía que nada me podía pasar, pues estaba en las mejores manos que se podría. Le
platiqué que había comenzado a pintar una tangka de Gurú Rimpoché y que también
me había aprendido su mantra, para que su imagen y su poder me ayudara a
transformar en luz cualquier tipo de miedo que me pudiera nacer; pero sobre todo, le
contesté que sabía perfectamente que tenía que seguir al pie de la letra sus
indicaciones y que con todo esto resultaba imposible que siguiera teniendo miedo. Así
que sonrió y me comentó: “Por hoy es todo y nos veremos la semana que entra”. Me
seguía dando la misma medicina que elaboraba en su cuarto e invariablemente me
preguntaba por mi digestión y mi apetito.
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de limpiar la mesa y servirme la enésima taza del espeso y caliente té, se sentó y su tío
abuelo comenzó a hablar: “Estoy muy muy contento por ver que estás mejorando
semana a semana, eres joven y lleno de alegría, sé que te espera un brillante futuro y
ahora te puedo decir que sé que tendrás una larga vida, en unos dos meses no tendrás
que volver a tomar medicina alguna pero te tengo que explicar lo siguiente, quiero que
te olvides por completo de este desorden que tuviste y que no pienses más en él, haz
con tu vida lo que quieras. Ahora que tenemos tanto tiempo de conocernos te confieso
que aún recuerdo bien el amor con que cargabas hasta mi cuarto a tu novia... Sin duda
fue duro para ti, pero ahora te toca vivir, hazlo feliz y sé un buen hombre, realiza a diario
tus prácticas y oraciones. Por último, te voy a decir que eres parte de ésta familia y por
eso estás aquí compartiendo con nosotros, sé que no tienes dinero, pero no te faltará;
me preocupa mi sobrina Amye, ella es joven y quiero que el día que puedas la ayudes,
no te preocupes por lo económico que ya trataremos de ver como lo solucionamos con
el tiempo, pero mi tranquilidad depende de saber que tendrá un mejor futuro, te conozco
más de lo que tú crees y por eso me atrevo a hablarte así ¿me comprendes?”...
¡Claro que le entiendo! Respondí, y prometí que haría lo posible por ayudarla mientras
tenga vida, y que si él me pedía que yo no me preocupara nunca jamás del SIDA, yo le
pedía humildemente que no se preocupara por su sobrina, él únicamente sonrió y una
vez más llenó hasta el tope mi taza con té de mantequilla, digamos que fue la onceava
o doceava taza de la tarde, sonreí, tome la taza entre mis manos y con bastantes
trabajos me la tomé. Así que ese día salí con una tremenda barriga y una capa de
mantequilla en la garganta, pero feliz, muy feliz de haber compartido con mi familia
tibetana tan bella festividad. Por si fuera poco, antes de salir de casa de mi médico, me
dio un último regalo: Resulta que mi nombre, Carlos, siempre fue un poco difícil de
pronunciar para él, y me dijo: “Para facilitar las cosas y para que seas una parte más
integral de esta familia, si no te molesta, desde hoy tu nombre tibetano será Tenzin
Karma, o simplemente Karma”. ¿Queeé? ¡Buuuaa! Se me salieron las lágrimas por
todos lados y no me quedó más que darle un gran abrazo a mi viejo adorado, fue claro
que a él también se le salieron las lágrimas aunque trató de ocultarlo. Tiempo después
me enteré que mi nombre, “Tenzin Karma” significa “el tenedor de la acción”... Y vaya
que sí he tenido que transformar tremendo karma en mi vida. Por lo demás, resultó
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curioso para mi que desde la primera vez que visité a Su Santidad el XVI Karmapa, me
haya identificado tanto con él.
Para mi consulta del 4 de marzo, una vez más el doctor Pechok realizó su rutina de
siempre, analizar orina, pulsos y digestión, pero esta vez al darme mi dotación de
medicinas para la semana me dijo: “Felicidades, estamos a punto de terminar todo
nuestro trabajo”. Le di las gracias como siempre, me miró y dijo: “¿Qué pasa en tu vida
que te veo más feliz que nunca?”... ¡Ah! –-suspiré–, es que mi novia Shiori, la más
noble, más linda y más amorosa de las mujeres que he tenido en mi vida viene a India y
eso me hace el hombre más feliz del planeta ya que su vida ilumina la mía y es el amor
encarnado en mujer, el decir que la amo sería poco para poder describir lo que esta
mujer significa para mi”. “¡Qué bueno! –respondió–, recuerda traerla conmigo para poder
revisarla”. Le di las gracias y le prometí que así sería. Le platiqué que mi siempre
amada Shiori sufría mucho de su piel y que a veces ella sentía una mano muy fría y otra
muy caliente, a esto inmediatamente contestó: “De seguro se debe esto a un shock que
sufrió de pequeña”. Curiosamente, ella recibió un fuerte golpe cuando era bebé y esto le
causó un paro respiratorio que casi le cuesta la vida. Por último, antes de salir de la
habitación el Dr. Pechok me dijo: “Aún no entiendo para qué necesitan los médicos
occidentales sacarle sangre a alguien para diagnosticar ciertas enfermedades, pero
deberías de ir a que te hagan unos análisis”.
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Y por fin llegó el diez de marzo y el amor más grande que había tenido en mi vida arribó
a India, su visita relámpago tuvo a cada minuto algo mágico y maravilloso.
Parecería que con esta visita al médico ya habían sido muchas emociones para un solo
día, pero esa misma noche como a las 10:00 llegó hasta mi cuarto el dueño del “Tak-
Ten Guest House” –la casa de huéspedes donde vivía en ese momento–, con gran
apuro llegó a tocar a la puerta y cuando abrí me dijo con ojos desorbitados:
- Carlos, habló Tenzin Takla, sobrino de Su Santidad el Dalaí Lama, para
avisarte que debido a la solicitud que hiciste desde hace meses, tendrás
una audiencia junto con un pequeño grupo de latinos, los que puedas
reunir esta noche, para visitar a S.S. mañana como al medio día, diles que
tienen que estar ahí con su pasaporte como a las 9:00 a.m. ¿Entiendes?
- ¿Queeeeeé?
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- ¡Si! Mañana a las nueve.
- ¡Wow!
En ese momento mi corazón brincó de alegría y caí de rodillas frente al altar que tenía
instalado en mi cuarto. Shiori no entendía bien la magnitud de la noticia que me
acababan de dar, pero veía mi reacción ante la noticia y sonreía con esa sonrisa de
perlas que dios le dio y que tan bellamente adorna su cara. Sólo le dije: “Chaparrita de
mi vida, mañana conocerás al Dalaí Lama”. Tomé una chamarra y salí corriendo a la
calle para tratar de encontrar a tantos latinos como pudiera, pero como eran ya casi las
10:30 de la noche y en ese pueblito todo mundo se acuesta temprano, fue únicamente a
mi amigo Javi, un chico de origen vasco, a quién le pude avisar del encuentro, por
fortuna también le pude dejar un mensaje a mi amiga Marta en su hotel para que llevara
a la audiencia a los 10 peruanos y ecuatorianos que viajaban con ella.
Así que, por increíble que parezca, al tercer día de su llegada, el amor de mi vida y yo
tuvimos dicha audiencia. Curiosamente fue un martes trece, asistimos trece personas
de origen latinoamericano, entre los que había peruanos, colombianos, ecuatorianos y
un gallego, que por cierto en el calendario maya era tono trece, igual que yo. Con todos
estos treces como señal, nos encontrábamos en el ingreso a la residencia de Su
Santidad El Dalaí Lama... ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!... Y dicen que las sincronicidades numéricas no
existen... Treces por todos lados. Fue realmente un momento mágico en las vidas de
todos nosotros, pasamos uno por uno a recibir su bendición y pudimos cruzar unas
palabras con él. Primero pasó Shiori y no sé qué le habrá dicho a Su Santidad, pero lo
que si sé es que él le preguntó que de dónde era, y cuando ella le respondió que de
México se sorprendió muchísimo ya que los rasgos de Shiori son totalmente tibetanos.
Cuando llegó mi turno –siendo esta la tercer audiencia privada, además de las otras dos
públicas a las que había atendido en el pasado–, al llegar a estar frente a Su Santidad le
repetí la frase que siempre dije en cada una de las ocasiones que tuve audiencias con
él, al entregarle la tradicional ‘katak’ (un lienzo de seda blanca) dije en inglés: “Éste es
un gran beso de todo México para usted”. Al oír esta frase que después de cinco veces
ya se le hacia familiar, sonrió, me vio a los ojos y se dispuso a escucharme, tan rápido
como pude le explique de mi tratamiento y de las maravillas que el Dr. Pechok estaba
realizando en mi, él me puso la mano en la cabeza y me dijo que eso le daba
muchísimo gusto. Acto seguido saqué un pequeño estuche que contenía tres fotografías
de su santidad en diferentes años de su vida y le pedí que me firmara una; al ver que
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las tres fotos eran de años bastante distantes entre si me dijo: “¿Cuál quieres que te
firme?”. Y yo contesté: “¿Cuál le gusta más a usted maestro?” Me vio y como que le
extrañó que le dijera maestro... “Me parece que la más reciente” –dijo–, la firmó y le di
las gracias en tibetano: “Tuchiché”. Esto lo hizo sonreír de nuevo, pero, en ese
momento, fui “carrereado” por los elementos de seguridad de Su Santidad y él
amablemente se ofreció a tomarse una foto con todos los presentes país por país.
Cuando llegó el turno de Shiori y mío parecía que tendríamos una foto muy personal ya
que éramos los únicos dos mexicanos de la audiencia, y cuando yo pensé que tendría
la foto del año, mi chica, Su Santidad y yo, se le ocurrió al gallego meterse... Y bueno,
por eso aparece en la foto que marcó mi ultima audiencia con Su Santidad en ese
viaje... ¡Tenía que ser un gallego!... Cuando terminó la visita y salimos todos juntos de la
residencia no había duda que aunque fuera por ese instante nuestras vidas se sentían
transformadas y llenas de amor, una gran felicidad nos invadía a todos y decidimos
irnos ‘en bola’, a tomar un té y comentar los sucesos.
Quedaban ya pocos días para que mi amor partiera y parecían esfumarse. Para el lunes
diecinueve de marzo fuimos de nuevo a consulta en compañía de Dorma, como siempre
fuimos recibidos por el doctor Pechok con una sonrisa, sin perder tiempo pidió a Shiori
su muestra de orina y tomó sus pulsos, meditó un poco los resultados, y comenzó por
preguntarle:
- ¿Has tomado tus medicamentos?
- Si, pero una noche olvidé tomarlos –respondió ella–.
- ¿Cómo te has sentido?
- Bien, bastante tranquila.
- Déjame decirte que ahora si es más claro para mi que no tienes el mismo
desorden que Carlos ¿entiendes?
- ¡Si! Claro que lo entiendo doctor, gracias, mil gracias.
En ese momento ocurrió algo que me gustaría contar. Cuando Shiori asintió con la
cabeza para agradecerle al doctor por las noticias tan agradables, él comenzó a hablar
en un tono mucho más severo de lo normal y más enérgico. Esto sucedió cuando el
doctor comenzó a decirle a Dorma que no estaba nada bien que Shiori olvidará tomar
sus medicinas por quedarse dormida. Este comentario en tono enojado, hizo que Shiori
me dijera al oído y en español que parecía que se había enojado con ella, su
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comentario fue: “Huy, parece que se enojó conmigo”. A los pocos segundos de que
Shiori me dijera esto, Pechok le dijo a Dorma algo que tradujo así: “Dice el doctor que
entiendas, Shiori, que él nunca se enoja, y que así habla con tono fuerte, que es parte
de su temperamento y que jamás se enojaría contigo porque eres su paciente, pero que
no olvides tomar tu medicina por quedarte dormida, tienes que entender esto”...
¡Andále! ¿Cómo le hizo el viejo para saber lo que Shiori me había dicho al oído?
Tiempo después, cuando Shiori me preguntó acerca de esto, no me quedó otra
respuesta más que decirle: “Sólo nos demostró una vez más quién es”.
Así, después de la partida de Shiori a México me quedé de nuevo solo en India, regresé
a concentrarme de lleno en mi tratamiento y semana a semana visité a mi médico,
medité, monté un bellísimo altar con una estatuilla del buda de la salud, la foto firmada
por S.S. y otra foto bendecida por el Karmapa, puedo decir que me sentía en completa
armonía. En ese mes de marzo del 2001, realmente llegué a estar muy cerca de lo que
la gente llama “ser completamente feliz”. Tenía el amor de una hermosa y talentosa
mujer, mi salud mejoraba y gracias a una socia tibetana que conseguí, se planeó la
apertura de un restaurante 100% mexicano en Mc Leod Gang de nombre “La Lupita”.
Parecía que por fin mi vida iba sobre rieles, pero todo esto, a lo único que me llevaría,
no sería a otra cosa si no a la demostración una vez más de lo que significa la palabra
“impermanencia” y lo difícil que es aprender a aplicar correctamente “el desapego”, ya
que estaba a punto de recibir una nueva lección de que nada permanece estable y que
por esto mismo tienes que estar toda tu vida sin generar expectativas ni de nadie ni de
nada.
Nunca pienses que tú tienes mucho que ver en el cómo se va a llevar a cabo tu vida, no
trates de resistirte a tu destino y a tu karma porque lo único que lograrás será generarte
dolor y sufrimiento. Recuerda que todo lo que hoy vives es el resultado de tus acciones
pasadas, y si quieres un futuro bello, comienza por construirlo HOY. Como dijera un
maestro pintor que vive en Pátzcuaro: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus
planes”.
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XII. Una duda lo acaba todo.
Lo que sucedió en los días posteriores a la partida de Shiori sólo me demostró una vez
más lo que la ignorancia y su producto final, el miedo, pueden generar en nuestras
vidas. Es decir, como nuestra mente mal entrenada y débil, una mente sin control y que
siempre reacciona como niño berrinchudo, nos puede arrastrar a tener actitudes
negativas y nocivas, que únicamente nos hacen sufrir, nos hunden en el pánico y la
inseguridad, y todo, absolutamente todo lo que pensamos que parecía ya dominado o
bajo control en nuestras vidas se puede desbocar en unos cuantos minutos y nos puede
arrastrar a los lugares más obscuros de nuestras conciencias y de nuestros
sentimientos.
Todo comenzó cuando a finales de abril fui como siempre a mi consulta. Ese día, el
doctor se veía más alegre de lo usual, sonreía mucho y cantaba alegremente su “OM
MANI PEMME HUM”. Tomó mis pulsos y checó mi orina, me miro a los ojos y supuse
que me estaba indicando que una vez más sacara los sobres donde ponía mi medicina
cada semana, pero al comenzar a sacarlos, Dorma, la traductora me dijo que el doctor
decía que ni los sacara, que no iban a ser necesarios... “¿Queeeé? ¿Cómo de que no?
¿Por qué no?” –pregunté–. En ese momento el doctor comenzó a hablar: “Hay algo que
es muy importante decirte, creo que te dará mucho gusto enterarte, la noticia es que
hoy terminamos tu tratamiento. Todos estos meses que hemos pasado trabajando
juntos por fin han dado sus frutos, tu entrega por completo a tus estudios, la seriedad y
aplicación con las que haz realizado tus prácticas, tu fe clara en mi y la profunda
transformación que has realizado en tu forma de ver el sentido de la vida, sin duda han
sido de muchísima ayuda. Sólo me queda decirte que ésta de hoy es tu última visita
conmigo, estás curado y no hay más trabajo para nosotros juntos”. Yo no entendía:
“¿Qué? ¿Pero cómo? ¡Nooo! Quiero seguir viniendo a verlo, no puede ser ¿está usted
seguro? ¡Buuuaaa!”... Me solté chillando como niño chiquito, era una mezcla entre
alegría por haber terminado el tratamiento y tristeza porque ya no vería a mi amado
doctor, sabía que esto significaba el fin de mis visitas semanales a ese hogar tibetano
que tanto amaba y a dejar de recibir mi dosis de amor y conocimiento que él me daba,
así que pedí a Dorma que le preguntara de nuevo y que fuera más específica.
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- Si, dice que ya terminaste tu trabajo con él y que no es necesario que
vengas más.
- Pero si no quiero dejar de verlo –¡Buuuaaa!– Mi querida Dorma, dile por
favor al doctor que no deseo dejarlo de ver, que necesito mucho de sus
sabias palabras y de sus consejos, dile que para mi él se ha convertido
casi como en un padre y también en un maestro, dile que sé que debo vivir
desapegado de todos y de todo, pero en este momento de mi vida no se si
soy capaz de seguir adelante por mi solo; me siento como un bebé que
justo cuando acaba de aprender a caminar, lo quieren dejar que camine
solo y honestamente me da miedo, o más bien no es precisamente miedo,
sino inseguridad de si estoy listo o no para caminar alejado de él y además
me gustaría seguir tomando mis medicamentos para poder reforzar mi
salud.
Mientras hablé con Dorma, el doctor Pechok miraba intrigado a la traductora como
tratando de entender toda mi palabrería. Ella comenzó a traducirle al doctor mis
palabras y después de escuchar todo lo que había dicho sonrió y comenzó a decirme
con una cara de amor infinito lo siguiente:
- No Karma, no te preocupes, siempre que tú quieras puedes venir a
visitarme y estar conmigo, pero tienes muchísimo que hacer y decir,
además creo que estás listo para seguir con tu vida y con tus estudios. Te
diré también que por dos razones ya no te daré más medicamentos, la
primera es porque sencillamente ya estás curado y la segunda porque
darte más te haría daño.
- ¿O sea que estoy recuperado al 100%? –pregunté–.
- Si, al 100%, y digamos que hemos sacado de raíz el desorden que traías,
también pienso que lo mejor que podrías hacer es olvidar toda esta historia
y lo que has vivido desde la muerte de tu mujer hasta el día de hoy. Se
feliz, tienes juventud y salud, además casi siempre estas de buen humor y
eso ayuda mucho a no envejecer prematuramente –y comenzó a reír–.
Me quedé petrificado por unos momentos, mil y una veces di las gracias a Dorma y al
Doctor y salí una vez más llorando de aquel cuartito del Instituto “Men Tsee Khan”, con
una mezcla entre felicidad, euforia, melancolía y tristeza.
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Dejé pasar unos días antes de avisar a mi amada Shiorita y su familia sobre el fin del
tratamiento, pero una vez que me animé a informarles a todos mis seres queridos y
amigos, ella se empeñó en que me tenía que ir a hacer unos estudios que comprobaran
los hechos... Ojalá nunca le hubiese hecho caso, ya que para mi bastaba la palabra de
mi médico para saber que estaba bien, pero mi amor por Shiori pudo más que todo lo
que pensaba y fui a realizarme los dichosos análisis; el resultado: Positivo otra ves. No
lo podía creer, regresé a mi casa y lloré por horas, a partir de ese momento una vez
más me desmoroné física, moral y mentalmente, dejé de meditar y me sumí en el dolor,
angustia y sufrimiento más hondo de mi vida entera, a tal grado, que decidí mentirle a
Shiori al decirle que me tenía cansado y que mejor me dejara, que yo no le convenía y
que sería mejor para ella alejarse de mi, inventé miles de excusas para terminar nuestra
relación ya que recordaba muy claramente aún su llanto el día que por primera vez me
salieron positivos los resultados de los análisis que me había hecho en Morelia y no
quería que el amor de mi vida viviera de nuevo algo así.
En este momento, más que nunca me dejé llevar de la mano de la ignorancia al fondo
del inframundo y tal vez más allá. Todo esto impulsado por la reacción de Shiori y mi
familia ante la noticia de que los resultados habían salido positivos de nuevo, esa
reacción que tuvieron por desgracia no fue la mejor, ya que cada vez que les llamaba
por teléfono me hablaban con ese dolor escondido en la voz, con ese tono de ”pobrecito
Charlie, hablémosle bonito, que se va a morir”. El dolor y la pena fueron tales que no
tenía ni siquiera el valor o las ganas de ir a ver a Pechok... Y sobre todo mi mente ¡ay
dios, cómo sufrió mi mente y mi corazón! Todas las preguntas me asaltaban, se me
agolpaban en la cabeza y sólo me llevaban hacia un punto: ¡Todo esto para nada! ¡Que
se vayan a la mierda la meditación, la espiritualidad, el amor y la medicina tibetana!
¡Idiota! ¿Realmente creíste que te podías curar? Eso no es posible y menos para
alguien como tú que vales tan poco y que a nadie realmente le importas? ¡A la mierda la
vida, ni para qué seguir!... Y así fue el infierno que me autoconstruí por dos semanas,
dos semanas que no tendría yo que haber vivido si en aquel entonces hubiera sabido
que todas las pruebas para la detección del VIH son falsas y sus laboratorios lo
reconocen, que el virus es un espejismo creado en una conferencia de prensa en 1984,
que no hay forma de que yo pueda contagiar a nadie, pero POR IGNORANTE como
111
dirían mis maestros, seguí de necio autodestructivo hasta que decidí ir de nuevo a ver al
doctor Pechok. Esta vez, en cuanto entré, se dio cuenta de que algo grave me pasaba,
así que fui al grano y le conté toda la historia ‘con pelos y señales’ –como decimos en
México–. Al terminar de contarle toda mi tragedia romana, su reacción fue la misma de
siempre: “¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Pero que necio eres!”.
Con toda su autoridad y energía comenzó por hacer pedazos mi ignorancia a base de
preguntas:
- ¿Dónde te hicieron los estudios?
- En un Laboratorio en Dharamsala, un laboratorista.
- ¿Quién o qué decidió que estás enfermo?
- Una máquina –respondí–.
- ¿Cuánta sangre te sacaron y de dónde?
- Un tubito así de chiquito y me la sacaron de aquí del brazo –le mostré–.
- ¿Cuántos kilos has subido en estos meses?
- Como cinco o seis.
- ¿Cómo está tu digestión?
- Hasta hace unos días bien, muy bien.
- ¿Y acaso no te sentías con fuerza?
- Si, me sentía bastante bien y sano.
- ¿Tú sabes cómo se desarrolla esta enfermedad en el cuerpo?
- No, no sé.
- ¿En qué te basas para dudar de mi palabra al decirte que ya estás
curado?
- En los resultados del laboratorio doctor.
112
- Bien, primeramente déjame explicarte algo, cuando yo te reviso, lo hago
de pies a cabeza, es decir, casi te reviso hasta la última célula de tu
cuerpo. Entiende que en tu torrente sanguíneo quedan aún pequeños
niveles de lo que fue el desorden que tenías y si la cantidad que detecta tu
maquina esta ajustada a un nivel erróneo cuando te sacaron sangre, pues
obvio que saliera positivo el resultado. Pero eso si, escúchame claramente,
RETO A CUALQUIERA DE TUS MÁQUINAS Y A TU MEDICINA
MODERNA A QUE ME DEMUESTREN QUE ESTÁS ENFERMO, RETO A
TODA TU TECNOLOGÍA Y A TODO TU SISTEMA PARA QUE ME
DEMUESTREN QUE HEMOS FALLADO. NO ES POSIBLE QUE SEAS
TAN DÉBIL E IGNORANTE PARA QUE A TRAVÉS DE TU MIEDO E
INSEGURIDAD PIERDAS TODO LO QUE HABÍAMOS LOGRADO... ¿En
qué crees más, en tus máquinas o en mis 60 años como médico y
fundador de este Instituto?
Fue en ese momento, en el que yo también comencé a reírme de mi situación, y me dio
una enorme pena siquiera mirar a los ojos a mi médico. Sin duda me estaba dando una
lección de cómo los occidentales nos hundimos siempre en el pánico por ignorantes e
inseguros; así que sólo me quedó mirarlo y decirle que me disculpara por irrespetuoso y
que esta vez, parecía que lo que necesitaba de él, era que me diera medicina para mi
mente y no para mi cuerpo, que disculpara mi ignorancia y el haber dudado así de él.
- Mira Karma –me dijo–, te voy a explicar cómo es que actúa este
desorden cuando ataca. Lo primero es que cuando esta energía entra
en tu cuerpo, invade tu sistema digestivo, es decir, tu estómago,
intestinos y riñones. Es por ahí que te comienza a debilitar y a ganar su
batalla, ya que tu cuerpo no es capaz de absorber los nutrientes que la
comida te debería dar y si lo juntas con las tremendas diarreas y las
deshidrataciones te manda al suelo. Ya que te tiene hecho pedazos por
ahí, luego se pasa a tu masa muscular, grasas y tejidos para
inmovilizarte, y como una boa, comienza a apretarte lentamente, o sea
que imagínate, si ya no llegan los nutrientes a tu cuerpo, cosa que te
debilita en extremo, este desorden comienza a comerse tus músculos y
cada gota de grasa o fuente de energía que te pueda quedar. Una vez
que lo consigue, pasa a tus huesos y devora todo el calcio que
113
encuentra; por último, se dedica a consumir todos los metales que
contiene tu cuerpo y así te mata y termina disolviéndote ganando así la
guerra ¿entiendes lo que quiero decirte?
- Si, claro que si doctor.
- Y perdóname, pero no veo en ti ninguno de los síntomas que te acabo
de describir, o ¿si?
- No doctor, para nada, disculpe mi ignorancia y gracias por su
explicación.
Medité por unos segundos lo que me acababa de decir el doctor y no tardé en darme
cuenta de qué era lo que él realmente me estaba diciendo y lo que yo estaba
enfrentando al haber vencido la seropositividad. No se trataba únicamente de vencer a
una enfermedad, no, esto iba mucho más allá de lo que entendía en ese momento,
ahora tiempo después puedo ver que al ser un caso curado de SIDA que quería decir la
verdad e informar al mundo que si es posible curarse, estaba enfrentando a todo un
planeta, a su sistema, a su visión de “la realidad”, a su medicina y sus médicos, a los
medios de información y por supuesto a la opinión pública que estos manipulan, me
gane una guerra personal contra los intereses de millones de dólares de compañías que
se tragaron el anzuelo del gobierno norteamericano y su mentira sobre el virus que
genera el SIDA, y que ahora estos laboratorios envenenan a personas EN TODOS LOS
PAISES DEL MUNDO con medicinas que ELLOS SABEN QUE NO CURARÁN A
NADIE por que no se puede curar una enfermedad tóxica con más químicos, expuse y
expongo mi vida y mi historia a los demás por que a mi ya me mataron una ves y
mataron a mi Lucero con sus mentiras, yo... no les tengo miedo.
Además entendí que yo era el típico producto de una gran mentira mundial que se llama
“sistema” y que iba a ser más difícil vencer a todos estos factores que a la enfermedad
en si... Seguí mirando a mi médico en profundo silencio mientras me daba cuenta de la
forma tan retrograda, ignorante y débil en que había reaccionado a todos estos eventos
desencadenados desde el análisis clínico. Con un simple pedazo de papel firmado por
un laboratorista en el que decía que mis resultados eran positivos, todo el poder y la
magia del budismo tibetano, todas mis meditaciones y oraciones, todo el trabajo de
meses, los mantras recitados y los constantes esfuerzos de este adorable anciano, los
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había puesto en duda en los últimos días, cuestionando, odiando y hasta maldiciendo,
llegando al punto de no saber si todo había sido real o inventado por mi... ¿Todo esto
por un resultado dado por una maldita máquina?... ¡Ja!¡Ja!¡Ja! También terminé
riéndome.
Una vez más no quedaba sino llorar y pedirle perdón por mi inseguridad, por dudar de
mi fe clara en él y por estúpido e ignorante, pero principalmente por débil y ante todo,
por haberle quedado mal a él que tanto había transformado mi vida y mi mente. Pensé
entonces: “¿Cómo me atrevo a dudar de este amoroso y sabio hombre? ¿Qué acaso no
lo veía como al buda de la salud? ¿Dudarías de Buda si te dijera algo? ¡Ay pero que
idiota eres Carlitos, no cabe duda! ¿Realmente necesitas de un laboratorio para saber si
estás sano o no? Porque si es así, mejor regrésate a tu hoyo en México y prepárate a
morir, y sobre todo, deja de quitarle tiempo y energías a este monje que son dos cosas
que no le sobran, y recuerda además que él no tiene porque soportar tus ridiculeces y
berrinches de niño tonto”... Al verme llorar me dijo con un tono más que paternal que
entendiera que tenía que olvidar todo y que lo único a lo que me debería dedicar de
ahora en adelante para mantener mi salud era lo siguiente: Primero, profundizar más en
mis estudios y prácticas de lo que enseñó Buda; segundo, reforzar mi mente por medio
de la práctica del Dharma; y tercero, meditar y aplicar en mi vida diaria lo que iba
aprendiendo... “Si haces esto –me explicó–, no te preocupes más por tu enfermedad,
pues las enseñanzas te darán los medios para salir siempre adelante, de aquí te
llevarás además de tu salud algo que también es invaluable, sabiduría discerniente”.
Para finalizar, le pregunté cómo podía hacer para cambiar mi actitud antes de sentarme
a meditar, ya que según dicen las enseñanzas, si no tienes la actitud correcta antes de
sentarte a meditar, mejor no lo hagas, y en las últimas semanas mi actitud no me había
ayudado a sentarme a meditar. Me dio como siempre un palo con su respuesta: “¿Por
qué no te sientas a meditar con la actitud de cambiar tu actitud?”.
Gracias a tan nobles y sabias palabras, esa noche por fin pude recuperar el sueño y al
día siguiente conseguí meditar de nuevo y cambiar mi actitud, para, como dicen los
maestros “meditar con la actitud correcta”. A partir de ese momento decidí que no
seguiría tratando de demostrarme a mi o a nadie a través de análisis clínicos que me
encuentro sano, más sano que nunca. Con esto no quiero decir que para casi concluir
115
este libro no tengo a la mano la “prueba científica” de mi salud, claro que la tengo, reto a
los científicos de los laboratorios de todo el mundo a que me muestren un tubo de
ensayo el virus VIH, y digo en cultivo en un tubo de ensayo, no la imagen de una
computadora.
Lo que entendí con todo lo vivido en esos días es que ya no me hace falta a mi
demostrarle a la “ciencia médica” y a las organizaciones “coludidas” en esta mafia
absolutamente nada, de todas maneras, si tuviera “las suficientes pruebas científicas”
no faltaría el típico médico retrógrada que me diría que esos resultados negativos que
demostrarán que estoy curado no serían válidos porque tal vez los anteriores habían
salido equivocados y que en realidad nunca tuve nada.
No es mi intención decretar que la medicina tibetana es la solución mundial para el
problema del SIDA. Mucho menos pretendo crear una estampida de enfermos al norte
de la India en busca de curación, ya que de todas maneras el Instituto “Men Tsee Khan”
no cuenta ni con los recursos ni con las instalaciones necesarias para atender sino a
unos pocos. Pero lo que si deseo hacer con todo mi corazón a través de este libro es
destruir en mil pedazos la mayor y más temiblemente asesina de las mentiras del
extinto siglo XX, eso de que el VIH es un virus y que el SIDA es incurable. Quisiera
lograr, aunque sea de manera modesta, ayudar a cualquier persona que se vea
amenazada por este mal, ese es el objetivo de este libro, y si ‘de paso’ se puede
también hacer que la gente afectada salga adelante y viva, que aprenda a abrir su
corazón y hacerles entender que sí se pueden curar, que existen muchas terapias
alternativas que si se siguen junto con un buen entrenamiento mental y espiritual, de
seguro curan a cualquiera que así lo desee y crea firmemente en ello.
Por supuesto que tu entrenamiento mental y espiritual no tiene que ser Budista o
Tibetano, eso me tocó a mi sin buscarlo. Ten cuidado de que la disciplina, religión o
técnica que decidas utilizar para educar y entrenar tu mente sea impartida por un grupo
serio, con honestidad comprobable y que no te pidan que hagas cosas que no te nace
hacer. Hay mucha charlatanería y comercialización de la espiritualidad y las emociones.
Dicen en Tibet que para saber quién es un buen maestro hay que saber quién fue su
maestro. Vence al miedo y a la ignorancia y verás que todo es posible, el descubrir las
verdades del poder de tu mente, de tu espíritu y de tus ganas de vivir para ayudar a los
116
demás te sacaran de cualquier asunto difícil que tengas en tu vida, incluso el ser
etiquetado como seropositivo por una sociedad que vive bajo las órdenes y lineamientos
de científicos y economistas que desconocen o tratan de ocultarnos a todos la esencia
del poderío individual que tenemos los seres humanos dentro de nuestras mentes y
corazones.
El día que todos descubramos ese poder y nos unamos, ellos estarán acabados y su
dominio caerá por los suelos siendo éste el verdadero fin del mundo. Como recordarán
ya he dicho que en cada uno de nosotros, según el budismo tibetano, reside un Buda,
un ser compasivo y amoroso, un ser sabio y poderoso que todo lo puede lograr, pero
esta dormido, se encuentra narcotizado por sus propias creaciones y se pasa su vida
deseando, acumulando bienes y haciendo todo lo posible por mantenerse “entretenido”,
comiendo alimentos sintéticos y artificiales que obviamente dañan su salud y su vida, y
por si esto fuera poco, no soporta ni por un segundo el silencio...
Despierta a ese maravilloso ser que llevas dentro, abre tu corazón y tu vida a los
demás, dedícate constantemente a velar por el bien de los demás seres y transforma tu
mundo. Total, la realidad no es más que una percepción y si aprendes a cambiar tu
forma de percibir la vida y cambias la forma como actúas en ella, transformarás tu
realidad. De acuerdo a la ley del karma “todo lo que vives hoy es el resultado de tus
acciones pasadas”. Entonces, como habíamos dicho ya ¿qué te preocupa el futuro?
Actúa bien hoy, habla bien hoy, ama a todo y a todos hoy, y mañana de seguro nada ni
nadie podrá hacerte daño. Piénsalo. Eres único, eres necesario para esta humanidad,
hay mucha gente que necesitamos de ti, y si en vez de preocuparte por tu salud te
dedicas mejor a ocuparte de tus palabras, acciones, sentimientos y deseos,
seguramente sanas y ‘de pasada’ sanarás a otros muchos en diversas dimensiones,
ayudarás a sanar a este planeta y lograrás el fin último de esta humanidad: ”Sembrar la
semilla del amor”. ¡Así sea!
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XIII. “VIH” la puerta a la iluminación
El nombre de este libro es lo que yo pienso que toda ésta vivencia ha sido para mi, una
puerta a la luz y al entendimiento que me llevó a abrir mi corazón a los demás y a
comprender el maravilloso potencial que tenemos como especie. Por supuesto que esta
puerta me abrió los ojos a la verdad de que todos los seres que hemos encarnado como
humanos somos un milagro de la creación y valemos muchísimo sólo por el simple
hecho de estar vivos. Aprendí gracias a esta “enfermedad”, el tremendo potencial que
tenemos si aprendemos a canalizar bien nuestras mentes y corazones en ayudar a que
todo lo que vive lo haga en felicidad. Para mi, realmente ésta historia fue la puerta a la
iluminación, y no es que me considere iluminado, no, para nada, pero si me considero
mucho más útil a esta humanidad, más feliz y con una mayor tranquilidad y seguridad
en mi vida cotidiana. Pero también sé que esta enfermedad ha sido para millones la
puerta al miedo, al abandono, a la soledad y finalmente a la muerte.
Lo peor de todo es que mueren sin estar preparadas sus mentes para hacerlo y sin
conocer lo que los tibetanos llaman el proceso del “bardo”, que es según la sabiduría
antigua tibetana lo que vas a ver, sentir y experimentar después de tu muerte y el
camino que recorrerás hasta tu siguiente reencarnación. Millones de seres mueren
porque hay médicos y laboratorios interesados en que se sigan vendiendo sus
porquerías de medicamentos y serán los responsables de las pilas de ataúdes que hay
y habrá en sus conciencias, lo malo es que las personas mueren sin saber que este
proceso, el de la muerte es básico para futuras vidas. Si no sabes esto y mueres de una
enfermedad tan triste como el SIDA que devora a los seres poco a poco, puedes hasta
llegar a afectar tu futura encarnación.
Meses después de mi regreso a México, por ahí de finales de mayo del 2002, estuve
tratando de ayudar a pacientes con SIDA en la ciudad de Cuernavaca, capital del
estado de Morelos. Fui invitado a dar una plática al grupo de enfermos o “detectados” –
como insultantemente les llaman– que atiende el Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS), les conté a los presentes mi historia y cómo me pude recuperar, les dije la
opinión del doctor Roberto Giraldo acerca de lo que los medicamentos antiretrovirales
hacen en el cuerpo y en la salud de los enfermos; les mostré toda la información que
tengo acerca de las opiniones de personajes de la medicina que aceptan la teoría del
118
doctor Giraldo y hasta la opinión de un premio Nóbel de Química que afirma que el VIH
no es un virus. En fin, hice lo mejor que pude para demostrarles que SI SE PODÍAN
CURAR, pero ¿saben qué sucedió? Resultó que, días después de mi visita, uno de los
jóvenes que había estado presente me contó que en cuanto salí de ahí, una doctora –
auxiliar del director de Inmunología, un tal doctor de apellido Oaxaca– se puso a decirle
a los enfermos que mi historia no era cierta, que no era posible curarse de SIDA y que
no creyeran todas las mentiras que yo había dicho. Se burló de toda esta historia, hizo
que una tanatóloga los asustara de nuevo y hasta les dijo que si dejaban de tomar sus
medicamentos antiretrovirales se morirían más rápidamente, que todos tenían el mismo
diagnóstico (es decir, que todos se iban a morir) y los hundió en el miedo y los atiborró
de ignorancia hasta los huesos.
Pero quién se iba a imaginar que días más tarde me enteraría de que, este mismo
doctor Oaxaca, gracias a su “honesta y capaz” ayuda a los enfermos, acababa de
recibir un auto del año “cortesía” de los laboratorios que le venden los antiretrovirales al
IMSS. También me enteré de que otra persona más (que había estado el día de la
plática), se había dedicado a decir que no creyeran lo que había dicho y que ninguno de
estos enfermos debería dejar sus medicamentos porque sin ellos no sobrevivirían. Por
“casualidad” me enteré que ésta persona es quien les vende a los enfermos
medicamentos antiretrovirales del “mercado negro”, tan negro como su conciencia...
Que a estas dos personas Dios las perdone por los seres que están matando sólo por
dinero y por proteger sus infrahumanos intereses económicos; y que no se preocupen,
yo ya entendí que no debo ir a dar pláticas a enfermos cuando éstas se realicen en sus
instalaciones, comprendí que a las personas que podré ayudar será únicamente a las
que se acerquen a mi, ya que ellos siempre tratarán de desvirtuar el trabajo de
personas como el Dr. Pechok o el Dr. Roberto Giraldo y eso no se los voy a permitir.
Realmente estos dos personajes que trabajan para el IMSS de Cuernavaca me dan
lástima, porque ni se imaginan el karma que se están generando y que algún día
tendrán que pagar, eso sí, estoy seguro que no se salvarán. Así que, imagínense si así
se manejan las cosas a este nivel en un hospital pequeño ¿qué no estará pasando
mundialmente?
119
Para poderse curar, se necesita entrenar a nuestra mente para que no reaccione
automática o instintivamente. Si no lo creen, miren este ejemplo: Cierto día alguien me
preguntó:
- “¿Quién te puede hacer enojar?”:
-¡Uff! Muchísima gente me puede hacer enojar –respondí–.
- Mentiroso... Sólo tú te puedes hacer enojar, sólo tú decides qué acciones de
otros catalogas como enojo; todo el tiempo esa decisión está en tus manos,
pero como te la vives “dormido”, en cuanto suceden los acontecimientos ya ni
piensas tu reacción, ésta sale impulsada como un resorte y como no sabes
controlar las emociones que surgen de tu mente, pasas tu vida a merced de
los acontecimientos externos de tu existencia.
Esto te da por clara conclusión, que en realidad sólo tú te puedes hacer enojar.
Entonces, querido lector, una vez que entendí esto, pude concluir con otra pregunta
similar ¿Quién me puede hacer feliz? ¿Quién me puede regresar mi salud?... Y a ti
querido amigo ¿Quién te puede hacer feliz?... Creo que la respuesta es más que obvia.
Entiende que sí puedes modificar la realidad en la que vives, y nadar entre toda la
cochinada del sistema en que nos hacen vivir sin que te afecte lo que ves, lo que
escuchas y todas las cosas absurdas que trae la gente en su cabeza, así como las
cosas infantiles que las hacen sufrir. Puedes vivir en Nueva York y que no te afecte su
entorno en absoluto, lo único que necesitas es aprender a controlar tu mente. Y si hablo
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acerca de que hay que cambiar sentimientos negativos por positivos, es que he vivido
constantemente con el ejemplo de lo mucho que se logra cuando cambias tu forma de
pensar. Justo cuando estaba terminando de escribir este libro, me tocó de nuevo
“presentar examen” en mi vida con otra experiencia, que sería, de nuevo, una
demoledora prueba en la que el desapego y la impermanencia me demostrarían qué
tanto aplicaba en mi vida lo que aprendí con los tibetanos.
Resulta que, si recuerdan, a lo largo de este libro les hable del amor de mi vida, de todo
lo sensacional que siempre era conmigo mi novia Shiori, esa belleza de ojitos jalados a
la que también le dedico este libro, y que fue el motivo por el cual abrí el restaurante en
la India. La mujer a la que le compuse canciones y que mil y una veces me dijo que me
amaba y me quería más que a nada en el mundo. La única mujer que realmente me
hizo sentir amado, que me atendía con un amor de esos bien honestos, invaluables y
bonitos, hasta que decidió terminar nuestra relación vía telefónica y por correo
electrónico tomando refugio en el pretexto de que la distancia había matado nuestra
relación y que yo no veía las cosas como ella quería... O tal vez como ella las veía.
Cuando regresé a México, jamás me abrió la puerta para que pudiéramos hablar cara a
cara y la única vez que la pude ver estaba tan nervioso que no pude hablar y ella sólo
me dijo de manera no muy amable: “Y tú ¿qué haces aquí?”. A lo que yo estúpidamente
respondí: “Vengo por mis cosas” –en lugar de haber contestado “vine por ti mi amor” –.
Jamás obtuve explicación alguna sobre el fin de nuestro amor, sólo el supuesto de que
no veíamos las cosas igual; cosa que no acepto ya que el verdadero amor para mi,
soporta la distancia, las diferencias y mucho más que eso, así que tal vez ese amor que
ella proclamaba nunca existió. O tal vez esto quiere decir que cuando alguien se te
entrega haciendo el amor contigo, no quiere decir que está contigo, o que te ama,
porque el amor es incondicional según me enseñó la propia Shiori, así que aclarando
las cosas te diré amada mía, que ya han pasado dos años desde que me cerraste la
puerta en la cara y sin embargo, mi amor por ti sigue intacto hoy y “siempre”.
Por si fuera poco la pérdida del amor, resultó que mi socia tibetana comenzó a tener
una serie de actitudes no muy amables y generosas, así que decidí regalarle mi parte
del restaurante para ni pelear con ella por algo que, en lo personal alucino, eso que se
llama dinero. Estos dos acontecimientos se unieron al hecho de que se vencería mi visa
para estar en la India pronto y tenía que salir del país. Así que en pocos días, me volví a
121
quedar sin casa, sin amor, sin negocio y sin dinero, todos estos eventos juntos fueron
sin duda un examen, y ¿saben qué? Aunque he llorado y sigo llorando a veces a Shiori
y al restaurante... ¡PASÉ EL EXAMEN! La gran diferencia entre este ‘trancazo’ y el de
Puerto Vallarta años atrás, fue que esta vez estuve armado con el conocimiento y la
seguridad que éste da. No fue ni ha sido fácil, pero me ha costado muchísimo menos
trabajo el sobreponerme y salir adelante que en cualquier otra ocasión de mi vida. Con
sólo estudiar mucho, y aplicar correctamente lo aprendido a través del budismo
tibetano, entendí que no tiene nada de espiritual todo este conocimiento, es decir, que
todo el budismo tibetano trabaja más lo mental que lo espiritual. El mejorar tu mente,
utilizando la meditación para ello, te llevará eventualmente a un camino espiritual por
todos los cambios de actitud que la meditación te genera, eso entiendo yo.
Estas enseñanzas me hicieron aprender y aceptar que mi novia no era en realidad mía,
que si lo del restaurante y la novia se terminó, fue porque tenía algo más importante qué
hacer para beneficio de otros y que vendría una mejor mujer para mi con el amor que
deseo si constantemente me preocupo por el bien de todos los seres que viven. Cada
vez que algo termina en nuestras vidas, hay que entender que esto no significa un fin
como tal, sino el comienzo de algo nuevo y positivo que nos hará evolucionar y ser
mejores. Y como dice Su Santidad: “Never give up”. Pase lo que pase en tu vida, jamás
te des por vencido, jamás pierdas el buen humor, recuerda que tus tristezas y alegrías
no son nada más que estados de ánimo creados por tu mente, así que son controlables.
122
trágica que fue creada por un grupo de médicos sobre el origen real del SIDA, ya sea en
mi país o donde quiera que mi destino y mi karma quieran llevarme.
No sé si fue por casualidad, pero en este capítulo en el que tenía pensado únicamente
agradecer a todos, resulta que antes de salir de India me llegó por correo electrónico
una entrevista realizada por el periodista mexicano Sergio Sarmiento con el Dr. Roberto
Giraldo, ésta fue transmitida por canal 13 de Televisión Azteca, una de las cadenas
televisoras más importantes de México. El Dr. Giraldo trabaja, como dije antes, en el
New York Presbyterian Hospital , Weill Cornell Medical Center de New York,
específicamente en el Departamento de Inmunología. En ésta entrevista el Dr. Giraldo
declara que el virus del “VIH” en realidad NO EXISTE, que jamás se ha podido aislar en
un laboratorio y que no se cuenta en la actualidad con una sola fotografía de
microscopio de tal virus, también declara que hay más de cinco mil casos de gente con
SIDA que obtiene resultados negativos de laboratorio; él no niega la existencia del
SIDA, pero la identifica como una enfermedad tóxica y no como viral. En palabras del
propio doctor: “El sida es el máximo estado de deterioro al que puede llegar el sistema
inmunológico del cuerpo humano por exposición a agentes tóxicos”. Esto para mi, no es
otra cosa, sino la más grande verdad del mundo. Si analizo mi vida, sin duda que yo
estuve expuesto a agentes tóxicos por largo tiempo, ahora, el Doctor Giraldo menciona
que hay cinco tipos de agentes tóxicos que nos pueden llevar a tal grado de desgaste,
según él son:
- Agentes Químicos. Alcohol, cigarros, drogas, bebidas sintéticas, aire
contaminado, etcétera.
- Agentes Biológicos. Los desechos industriales y todo lo que destruye y
contamina al medio ambiente.
- Agentes Mentales. Televisión, ruido, stress, actitud mental diaria, etcétera.
- Agentes Físicos. Las grandes urbes con su vida mecanizada y con
ciudadanos bajo constante presión.
- Agentes Nutricionales. Todas las ‘cochinadas’ sintéticas con las que nos
alimentan las empresas multinacionales y los alimentos transgénicos.
Así que ya hay médicos serios, como el Dr. Roberto Giraldo, que están reuniendo cada
vez a más miembros de la comunidad médica mundial para oponerse a la teoría del
SIDA como un “virus”. Ellos, en unión de miles de pacientes curados que habremos
123
algún día se encargarán en pocos años de hacerle entender al mundo que el SIDA ha
sido la más grande mentira del siglo XX, una mentira que ha costado miles, que digo
miles, millones de vidas ya que se ha estado tratando de atacar a una enfermedad
virulenta cuando en realidad es tóxica. Por eso y por el miedo que rodea a este mito, se
mueren los pacientes, no por el famoso“virus”.
¿No será que los responsables de todas éstas enfermedades son las empresas
transnacionales que nos venden porquería y que generan ésta alta toxicidad en el
cuerpo humano? ¿Y el uso masivo de drogas? ¿Quién estará realmente atrás de todo
esto? ¿Cuántos millones de dólares habrá en juego entre laboratorios y científicos para,
según esto, encontrar una vacuna contra un virus que no existe? ¿Y si se demuestra
que no existe tal virus, se resignarán a perder los millones de dólares que han invertido
por años?¿Qué sucedería si se demostrara que las compañías de refrescos, de
hamburguesas y los productores de alimentos de microondas son los responsables de
parte de estos agentes tóxicos? O que, por culpa de quienes tiran desechos químicos
todos los días en mares y ríos, se generan en el ADN humano enfermedades como el
cáncer y el SIDA. Obviamente que, aunque saliera a la luz esa información no se haría
mucho al respecto y quien la diga puede ser “eliminado” del panorama. Pero eso no
debe hacernos callar, no debe hacernos partícipes de su juego y no debe influir en
nuestra manera de querer vivir. Nosotros podemos aún tener una vida feliz, relajada y
plena, ya que pese a todo lo que intenten, jamás te podrán quitar tu libertad de decidir.
Eres tú quién decide qué comes, dónde vives, cómo piensas y cómo hablas, así de fácil
es poderte liberar. En caso de que los doctores Pechok y Giraldo estén en lo cierto, eso
quiere decir que modificando y eliminando los cinco agentes tóxicos mencionados y si
aunado a esto sigues algún tipo de terapia natural para purificar tu sangre y reforzar tu
sistema inmunológico, te puedes curar ya que no hay ningún virus que te pueda matar,
simplemente NO EXISTE.
Ahora que veo todo mi proceso de curación, me doy cuenta que, exactamente lo que
hicimos el doctor Pechok y yo, es lo que recomienda el Dr. Giraldo, primero el doctor
Pechock me desintoxicó el cuerpo, el budismo tibetano me desintoxicó el corazón, la
mente y el espíritu; los Himalayas son un lugar muy muy sano para vivir, así como los
alimentos que ahí se consumen y como se vive en contacto con la naturaleza,
constantemente se desintoxican los cinco sentidos; no hay ruidos de aviones ni
124
demasiados motores, los paisajes son bellísimos y el aire y el agua son limpios, así que
se puede vivir en armonía y paz. En conclusión, si puedes vivir por algún tiempo en un
lugar así, y llevar una vida sana y tranquila, lo único extra que se requiere para poderse
recuperar es desapego y renunciación. También sería excelente que la persona
seropositiva deje por un tiempo a todos y a todo, el retiro a un lugar tranquilo donde
reine el silencio y pueda uno meditar sin interrupciones, un lugar que te guste y que
tengas algún pasatiempo creativo... Sé que para muchos afectados por la toxicidad
esto es más que impensable, ya que la mayoría de nosotros tenemos compromisos y
responsabilidades, pero honestamente pienso que la familia de un seropositivo debe
unir esfuerzos y organizarse para facilitar que el miembro de la familia pueda vivir
prácticamente en retiro por un período de más o menos un año. Creo que esto no es
mucho pedir cuando lo que se busca es salvar una vida.
Aunque suene irónico o absurdo para algunos, doy gracias a mi vida por esta
experiencia, ya que sin ella jamás habría descubierto toda la magia y las maravillas del
mundo tibetano, gracias a ella pude iniciarme en el aprendizaje del Dharma, las
enseñanzas de Lord Buda. Y no por esto me considero budista, no, yo sigo siendo el
mismo ser de antes pero redefinido y replanteado por los preceptos de la palabra del
maestro Shakyamuni Buda; como diría Su Santidad el Dalaí Lama: “Cambia tu mente,
deja lo demás como está”. He visto muchas diferentes “doctrinas” o “caminos”
espirituales en el mundo y todos para mi son buenos y válidos, pero en ellos, por
desgracia, siempre he visto gente que “actúa” lo que aprende en sus clases...
Gente que es vegetariana porque creen que se harán más puros, pero que no cambian
un ápice en la manera en que ven a un indígena, a un enfermo o a un pobre. Gracias a
este desorden tóxico, a mis maestros y médicos, entendí el sentido de esta vida, que
para mi no es más que utilizar mi mente y mi cuerpo en ayudar TODOS los días a
TODOS los seres que viven en este hermoso planeta a ser felices. Aprendí lo que los
tibetanos llaman el “Bodhichita”, que significa tener el “corazón despierto”. Aprendí la
“compasión” que se traduce como el tener todos los días la intención y el deseo de que
todos los seres vivan en felicidad y sin dolor alguno, sin penas y sin sufrimientos,
trabajando constantemente en hacer lo posible para que así sea sin esperar
ABSOLUTAMENTE nada a cambio. Como dice una enseñanza tibetana: “Levántate
125
todos los días con el profundo deseo de no querer nada, de no llegar a ser nadie y de
no obtener nada”. La más importante de las enseñanzas, la recibí de Su Santidad el
Dalaí Lama en mi segunda audiencia, le pregunté cuál era el camino más sencillo para
obtener la iluminación. Él dijo algo que desde ese momento es para mi la línea que
dirige mi vida: “El camino más sencillo, que además no requiere de maestro alguno y
esta siempre a la mano para todos, es el camino del amor y la compasión sincera y
honesta”.
Gracias mil a todo el pueblo tibetano, gracias a la gente de la India y a todos aquellos
que me han dado su amor y apoyo. En verdad que sin gente como ustedes alrededor no
habría sido posible escribir este libro, que significa una victoria de la luz sobre la mentira
y ojalá dé esperanza y fuerza a muchos para que juntos podamos despertar a este
nuevo siglo como una especie realmente evolucionada y sin límites.
Muy en especial, gracias a tí, mi mujer espiritual, mi amada Isabel, tú sabes que eres
parte importantísima de esta historia y que al igual que yo has sufrido, porque la vida
nos quiere hacer más fuertes, seguiremos juntos por esta y muchas vidas, el amor que
nos tenemos sobrevive al tiempo y al espacio porque no tiene nada que ver con lo que
en ésta tierra llaman dos enamorados. Tu y yo casi nunca hemos estado juntos
físicamente pero sabemos que contamos el uno con el otro y que tanto yo soy
importante en tu vida como tú eres indispensable para la mía, que nuestras auras están
mezcladas desde hace muchos eones y que por azares del destino, en esta vida
tenemos siempre que estar separados por la distancia. Pero ya que he terminado mi
tratamiento y este libro, volviste a aparecer desde la distancia en mi vida y doy gracias
porque así ha sido, te amo y que este libro sea un tributo a tu corazón amoroso,
protector y compasivo.
Si acaso tú, que lees este libro, eres una más de las personas INTOXICADAS con
SIDA, estás ante un gran reto que además de ser complejo, requiere de muchos
126
cambios. Pero a la vez, estás frente a una gran oportunidad, o digámosle un buen
pretexto, para refundamentar y replantear tu vida y lo que haces día a día con ella.
Para aquellos que no tienen ninguna enfermedad y han leído este libro, para qué
esperar a que algo negativo les haga cambiar sus vidas por la fuerza, háganlo ahora
mismo, tienen hoy para comenzar a utilizar su cuerpo, habla y mente en ayudar a que
este planeta sea cada día un poquito mejor... Y no es utopía.
Que la luz y el amor cubran toda la tierra con su poder compasivo. Que la conciencia de
todos los seres evolucione y alcance el nivel que marca nuestro destino y nuestro
tiempo. Que la humanidad completa se ilumine y así podamos cumplir con el motivo que
originó la creación de vida en este planeta, y que todos alcancemos la siguiente etapa
evolutiva que por destino nos tocará vivir para renacer a las estrellas. Y que así, todo el
daño causado, todo el sufrimiento y las atrocidades humanas, toda la destrucción
insensible que le hemos provocado a la tierra y las muertes de niños inocentes en
nuestras guerras, todo el dolor de nuestras madres, hermanos e hijos que durante
incontables encarnaciones hemos vivido, no sea más que un vano recuerdo perdido en
el tiempo, en un lejano tiempo...
Más que doloroso me resulta tener que escribir estas líneas, el día de hoy me he
enterado que el pasado 18 de octubre de 2002 el doctor y maestro Tenzin Pechok
falleció en Dharamsala, India. Con él se ha ido sin duda uno de los más grandes
médicos que este planeta ha tenido y un maestro excepcional, por desgracia con él se
ha ido el secreto de qué tipo de medicinas me dio, ya que sólo él sabía qué tipo de
tratamiento y qué dosis se usan para tratar este desorden. En más de una ocasión el
doctor Pechok me comentó que los médicos más jóvenes del propio Instituto “Men Tsee
Khan” no creían que es posible curar el SIDA, así que, quedaré como constancia de su
sabiduría y trabajo que demuestre al mundo que SI SE PUEDE CURAR EL SIDA. Que
tu bardo sea bello y simple, que tu luz te lleve a la reencarnación que mereces, y le
ruego a mi karma que en otra vida nos volvamos a encontrar amado maestro.
127
Carlos Escudero Albarrán (Tenzin Karma)
Cuernavaca, Morelos, México, “casualmente” a 04 de Abril de 2000
–tercer aniversario de la muerte de Lucerito–.
www.geocities.com/vihlapuerta
http://mx.geocities.com/vihlapuerta
128
Glosario.
ADN.
ADN Ácido desoxirribonucleico.
Agentes estresantes.
estresantes Agentes externos o internos capaces de introducir en el
organismo una respuesta de estrés.
Ashram. Lugar de residencia del Gurú, centro de retiro espiritual y lugar donde
se enseñan los secretos del yoga y la meditación.
Ayurveda.
Ayurveda Medicina Tradicional antigua de la cultura Veda.
Bardo. El proceso que sufre un ser entre la muerte de una vida y la
reencarnación a otra.
Dharma.
Dharma La doctrina de Buda, que incorpora ambas tradiciones, la escrita y oral
que nos alejan de la no deseada experiencia del sufrimiento.
Ego. El impulso ignorante relacionado con la idea de que el YO tiene en si una
existencia inherente.
Enfermedad. solo puede halar de enfermedad como tal (SIDA) cuando existen
ya síntomas y signos de infecciones oportunistas, tumores y enfermedades metabólicas,
esto es lo que se conoce como manifestaciones clínicas.
Estrés. También se le llama respuesta al estrés. Es el conjunto de reacciones
bioquímicas y metabólicas que ocurren en un ser vivo como respuesta a la exposición
voluntaria o involuntaria a agentes estresantes de origen químico, físico, biológico,
mental o nutricional.
Estresantes biológicos. Agentes de origen biológico capaces de introducir una
respuesta de estés. Por ejemplo sangre, infecciones, parásitos, gérmenes, bacterias y
vacunas.
Estresantes físicos. Agentes de origen físico capaces de introducir una
respuesta de estrés. Por ejemplo ruido, radiaciones ionizantes o no ionizantes,
eléctricas, electrónicas y magnéticas.
Estresantes mentales. Agentes de origen mental psíquico capaces de inducir
una respuesta de estrés. Por ejemplo ansiedad, depresión, miedo y pánico.
Estresantes nutricionales. Agentes de origen nutricional capaces de inducir una
respuesta de estrés. Por ejemplo desnutrición, avitaminosis, exceso de grasas
saturadas en la dieta.
Estresantes químicos. Agentes de origen químico capaces de inducir una
respuesta de estrés. Por ejemplo cocaína, heroína, poppers.
129
Gurú. Maestro espiritual, guía en el camino espiritual el que debemos total
respeto y confianza.
Iluminación. El despertar total, la budeidad que nos revelará la verdad ultima del
origen de las cosas,
Karma. Acción: los resultados de causa y efecto, donde las acciones positivas
producen felicidad y las acciones no virtuosas generan sufrimiento
Mantra. Sílabas en sánscrito recitadas en conjunción con la práctica de una
deidad meditacionál.
Medicina tibetana. Sistema tradicional de curación creado en Tibet que basa sus
conocimientos en el estudio de la astrología, la botánica, la metalurgia en mircodosís, la
meditación y la visualización. Se dice que un rey de Tibet mando a 2000 médicos a
recorrer los reinos de Siam, China, Mongolia, India y el Medio Oriente para que, de lo
mejor de cada una se tomarán los conocimientos que fundaron la medicina tibetana.
Meditación. Técnica de respiración y concentración mental utilizada en la
generación de energía y transformación de negatividad, auxiliar en el control de las
emociones generadas por la mente ordinaria.
Mudra.
Mudra. Gesticulación: posición de la mano de un ser iluminado simbolizando una
actividad, como puede ser, enseñanza, protección, purificación etc.
Pruebas para VIH. Tres maneras erróneas de querer detectar un virus que no
existe, incluso los mismos laboratorios que producen los reactivos indican en sus
empaques que no pueden ser tomadas como pruebas específicas de la existencia del
virus en las personas.
Seropositivo.
Seropositivo Persona con altos índices de intoxicación u oxidación.
SIDA.
SIDA Síndrome de inmunodeficiencia adquirida, estado máximo de deterioro del
sistema inmunológico casado por agentes estresantes.
VIH positivo. Persona “supuestamente” contagiada con el virus VIH, pero sin
haber desarrollado síntomas físicos, por lo cual no tiene SIDA. Pero en realidad alguien
“VIH positivo” es una persona con un alto índice de toxicidad en el cuerpo que si no se
atiende puede llegar a desarrollar SIDA y sus manifestaciones físicas, si no hay todavía
manifestaciones físicas y se es solo "VIH positivo" es mejor hablar simplemente de
"seropositivo" lo cual no es sinónimo de enfermedad.
VIH. Nombre dado al supuesto Virus de la inmunodeficiencia humana, o como
ahora le llamo, el Virus de Invención Humana.
130
Tonglen: Una sencilla práctica de enorme beneficio.
Desde la publicación electrónica del libro “VIH la puerta a la iluminación” en el sitio web
del Instituto de Salud Natural de Chile (IESN) www.geocities.com/iesnchile/ ha sido
hermosa la reacción de quienes han podido tener acceso gratuito al libro. Les
agradezco todos los comentarios y las palabras de aliento para seguir adelante en esta
cruzada por desenmascarar la gigantesca mentira que se ha creado alrededor del SIDA.
Pongo a disposición de quien así lo desee la siguiente dirección de correo electrónico
[email protected] para la recepción de sus comentarios y consultas sobre el
tema; quiero también agradecer al IESN por todo el apoyo y colaboración incondicional
que me han brindado sin otro interés que no sea ayudarnos mutuamente a decir y
difundir la verdad sobre el VIH. Seguiremos trabajando conjuntamente en beneficio de
todas las personas que nos lo soliciten y que requieran de información sobre cómo
poder canalizar de una manera diferente un caso de SIDA.
131
del doctor Tenzin Pechok y sin duda que es en realidad una poderosa y emotiva
práctica que nos enseñará a dejarnos de estar constantemente automimando y
sobreprotegiendo para abrirnos a dar luz y recibir lo negativo.
La tradición budista tiene entre sus cualidades la de haber desarrollado una gran
variedad de prácticas de control mental, para poder hacer frente a situaciones que en
occidente conocemos como dolorosas o trágicas. Estas prácticas tienen la capacidad de
infundirnos con el poder y la sabiduría suficientes para tener claridad a cada momento,
dotándonos de recursos y habilidades para purificar nuestra mente, abrir nuestros
corazones y generar las energías curativas del amor y la compasión que nos permitirán
sobreponernos a prácticamente cualquier desafío o enfermedad, pues LAS
ENFERMEDADES TERMINALES NO EXISTEN.
Antes de poder comenzar a practicar Tonglen, se requiere que la persona que vaya a
realizar éste tipo de práctica haya conseguido una apertura completa de su corazón;
con esto no me refiero a convertirse en hippie o brincar en un pie vestido con ropajes de
color naranja, la forma de poder realizar esto es mediante el trabajo con el amor y la
compasión sinceras y honestas. No creo que sea necesario tratar de explicar lo que
para los tibetanos significa el concepto del “amor”, ya que supongo que este precepto
es igual en todas las culturas y civilizaciones de la tierra; pero descubrí que el concepto
que se tiene en Tibet de la compasión es bastante diferente del que tenemos en
occidente. En nuestros países, la compasión casi siempre es confundida con la lástima
y para poder diferenciarlas repetiré algo que leí alguna vez en cierto libro:
“Cuando tu miedo toca el dolor de otro ser, sentirás lástima. Cuando tu amor
toca el sufrimiento de otro, entonces sentirás compasión.”
Si, la diferencia es enorme, la compasión tiene varias funciones y utilidades que bien
manejadas, se transforman en poderosas herramientas que según la filosofía budista
tibetana, la compasión no tienen limites. Inicialmente diré que la compasión puede ser
entendida como “El generar dentro de ti a diario el deseo constante de que todos los
seres sensibles del planeta vivan en felicidad y con lo que les trae la felicidad y dedicar
cada día de tu vida para ayudar a que así sea”. Obviamente suena idílico o utópico,
132
pero si me permites, haré que en las siguientes líneas termines por convencerte del
poder que el amor y la compasión tienen y lo mucho que pueden ayudarte si aprendes a
utilizarlas; pero hay que saber que ellas son inválidas, no tienen manos y no pueden
hacer nada por ti, si tú no haces tu parte.
Sentir lástima por alguien no es lo mismo que sentir compasión por él y sin duda, los
efectos que genera nuestra lástima, en comparación con los que nuestra compasión
puede generar en los demás serán drásticamente opuestos. Poder “abrir el corazón” es
la primera fase para poder generar compasión por los demás en nuestras vidas; por
fortuna existen varias técnicas desarrolladas por los maestros tibetanos para comenzar
hacerlo, aún en los casos más difíciles en los que por ejemplo la persona que requiere
realizar esta práctica ha tenido una vida del todo sin amor y con una tragedia por
historia familiar, hasta para esa desilusionada y herida persona hay también una forma
de hacerlo aprender a abrir su corazón.
Tres de éstas técnicas para abrir el corazón son muy sencillas y sólo requieren de unos
minutos al día para probar su efectividad. La primera tiene que ver con un gran amor del
pasado, trate de recrear en su cabeza alguna situación que haya vivido con alguien que
le entregó mucho amor y que lo hizo sentir inmensamente amada, en ese momento en
el que usted estaba recibiendo ese amor ¿recuerda como se sentía? ¿Se da cuenta de
que ha sido muy amada aunque sea por una vez en su vida? ¿Qué sentía usted por esa
persona? ¿Se da cuenta de la gran capacidad de dar amor que tiene usted?. Si se tuvo
esa capacidad para dar amor ¿por qué ya no podemos seguir dando amor? Para
remediar esto, tome ese recuerdo y viva ese sentimiento de amor nuevamente, llénese
de él y comience a resarcir dentro de su corazón todos los daños causados por los años
y las vivencias, recuerde ese amor que recibió y todos los buenos sentimientos que le
hizo surgir por la persona que se lo daba, con esos sentimientos presentes, trate de
enviarlos ahora a otras personas que usted quiere y que recuerda con cariño, continúe
recordando todos los pequeños detalles de amor que tenga en su vida y repártalos
entre sus seres queridos. Cuanto más valla usted avanzando en esta práctica, con el
pasar de los días, intente ir agrandando el círculo de las personas a las que usted
manda ese amor, siga así hasta que sea capaz de enviarlo hasta a sus peores
enemigos o a las personas que le han hecho mucho daño, el día que logre hacerlo,
133
habrá usted despertado en si, uno de los tesoros que tiene la mente y que los tibetanos
reconocen con el nombre de “bodichitta” o la obtención del “la mente despierta del
corazón”. Si durante los días que usted practica esta visualización, de casualidad
comienza a llorar y salen las lágrimas: ¡Felicidades! Este es el primer indicio de que
algo se está moviendo dentro de usted y no debe preocuparse, el único que puede salir
herido de este trance es SU EGO.
La segunda técnica es mucho más simple, se trata de aplicar la idea de que los demás
son exactamente iguales que uno, para esto tenemos que intentar visualizar a toda le
gente como completos desconocidos para nosotros, mi mamá dejará de ser mi madre,
mi padre será solo un hombre común, mis amigos y hermanos serán como cualquier
otra persona y yo no seré más que una persona del grupo. Cuando se hace esto, es con
la intención de que dejemos de juzgar a las personas por lo que sabemos de ellas o por
las historias que hemos vivido juntos; cuando yo pueda dejar de ver a mi madre como
“mi madre”, podré ver lo que realmente hay detrás, una mujer con toda una historia casi
desconocida para mi, nunca vi su infancia, no conviví con sus padres y sus cosas
personales nunca han salido de su diario. Si continúo así con todas las demás personas
que conozco y me despersonalizo de las historias entre nosotros, nacerá dentro de mi
un enorme sentimiento de querer ayudarlos a todos porque habré entendido que el día
que todos ellos tengan menos problemas, por ende, yo tendré menos problemas, y
cuando ninguno de ellos tengan preocupaciones o sufrimiento, los míos serán
eliminados de raíz, y si decido avanzar más allá e incluir en mi práctica a todas las
personas que no conozco y recapacito al entender que todos los seres que viven sufren,
que todos desean vivir sin dolor ni sufrimiento, que no importa la religión o culto, todos
queremos la paz y armonía en este planeta, que todos queremos amor y una buena
salud y que a fin de cuentas todos somos iguales. Creo que quedará claro que se
requiere cambiar de actitud para poder tratar de igual manera a todos los seres que
existen, esa nueva actitud se llama actitud compasiva y sólo necesita transformarse de
actitud compasiva a acción compasiva, pero eso vendrá más adelante, cuando
hagamos la práctica de Tonglen.
Para quienes se sienten con un poco más de valor y desean avanzar de una manera
más directa en el camino hacia abrir sus corazones, la práctica de cambiarse por los
134
demás, resulta de mucha ayuda. Cuando alguna persona que usted conoce sufre, y no
encuentra la forma de poderlo auxiliar, la tradición tibetana recomienda ponerse en el
lugar de él sin contemplaciones y sin excusas; trate de imaginarse cómo se siente su
amigo, ¿qué pensaría usted si estuviera en su lugar? ¿Qué sentiría? ¿Qué miedos lo
estarían invadiendo? ¿Qué necesitaría que sus amigos hicieran por usted? ¿Qué le
gustaría decirles?.
Cuando podamos caminar por la calle sin cerrar los ojos de nuestros corazones para
ver la realidad del sufrimiento de todos los seres, cuando podamos sentarnos en una
esquina a compartir una naranja con quien pide limosna y quedarnos a comerla con él,
cuando en vez de rechazo logremos hacer que esa gente nos atraiga por ser una
magnifica oportunidad que la vida nos está dando para ser útiles, en vez de voltear la
mirada hacia el cielo, encontraremos que es mucho más refrescante, alentador,
motivante y sabio dar a los demás seres que sufren nuestra compasión que nuestra
lástima.
135
Al amor y la compasión los tibetanos le llaman “la joya que concede todos los deseos”, y
en realidad es cierto que esta joya cumple todos los deseos que se le piden, lo único
que tenemos que hacer para que esta joya nos conceda nuestros deseos es que todo lo
que le pidamos debe de ser hecho con o por amor y compasión. Si tú dedicas tu vida a
hacer todo por amor y compasión, no habrá cosa que no puedas lograr, si tratas a todos
y a todo con amor y compasión, todos y todo será tuyo mientras no quieras poseerlo, el
amor y la compasión son la herramienta más eficaz en esta nueva era que comienza a
vivir la humanidad. Tenemos que dejar de ser tan simios como hemos sido los últimos
1500 años, tenemos que evolucionar en un nuevo ser humano sensible que pueda llorar
en publico sus emociones, que comprenda la interdependencia de todo lo que existe y
deje de envenenarse con tanta TV, tanta violencia, tanta guerra y tanta enfermedad.
Creo que hasta aquí queda claro el concepto de abrir el corazón antes de realizar la
práctica de Tonglen. En suma, lo que se nos pide es hacernos concientes del dolor de
los demás y a partir de ese entendimiento se nos enseñará que con el poder de
nuestras mentes (corazones) y con las visualizaciones correctas, la respiración correcta,
la actitud mental correcta, la postura correcta y el conocimiento correcto, podemos
ayudar efectivamente y de manera tangible a eliminar desde enfermedades propias,
hasta el dolor y sufrimiento de otros. Si pudiéramos hacer esta práctica en grupos de
miles o tal vez millones de personas podríamos cambiar el mundo en un minuto, el gran
secreto de todas las culturas antiguas es que el poder de la mente del humano puede
generar energías capaces de modificar la materia y su entorno, o ¿cómo creen que se
construyó Machupicchu en Perú? Sin embargo, antes de poder hacer esas maravillas
tenemos que aprender a controlar nuestras mentes, ya que si esas energías se salen de
control, pueden afectarnos a nosotros o a los demás.
136
La práctica del Tonglen.
Para comenzar, citaré a los maestros tibetanos, ellos dicen que lo más importante en el
inicio de cualquier práctica que queramos realizar es con qué tipo de actitud nos
estamos sentando a realizar dicha practica. Si tu actitud no es la correcta, nada de lo
que hagas desde el principio servirá para algo, y será como ellos dicen “una práctica
estéril”. La actitud con la que debemos iniciar nuestras meditaciones y prácticas siempre
debe ser pensando “que sea por el bien y para el beneficio de todos los seres de luz en
todas las dimensiones existentes, que con ésta práctica todos se vean aliviados aunque
sea un poco de todo dolor o sufrimiento, y que mi práctica sea de utilidad para todos los
seres sensibles del planeta, que el amor y la compasión que yo genere sirva para poder
sanar las energías de la tierra y que sea yo siempre capaz de estar al alcance de todos
para poder ayudarlos y ser útil”. Esta es la actitud correcta con la que debemos iniciar,
si no es así y realizamos cualquier práctica “porque ya es la hora en que nos toca”, o
“porque si no medito no obtendré beneficios en mi salud”, o “porque mis amigos lo están
haciendo y yo no”, si hacemos meditaciones y prácticas por ‘quedar bien’ en un grupo o
por moda, entonces de nada sirve sentarse a meditar. Al hacerlo, lo menos importante
es uno mismo, jamás se buscan beneficios propios ni logro espiritual alguno, todo se
hace por los demás y en nombre de ellos.
Con una actitud correcta, siéntese en un lugar donde pueda estar en silencio y en paz,
tenga los suficientes cojines a la mano para poderse sentar con las piernas cruzadas
cómodamente y ponga su espalda contra la pared lo más derecho que pueda -este
truco de recargarse en una pared es en lo que usted se acostumbra a sentarse
completamente derecho sin cansarse-, ponga un incienso y un poco de música si gusta,
acto seguido concéntrese en sí mismo, junte sus manos y diga la siguiente oración:
“Por el poder y la verdad de esta práctica, que todos los seres vivan en felicidad y con lo
que les trae la felicidad. Que todos vivan sin pena y sin lo que les cause pena. Que no
se separen nunca de la felicidad sagrada donde no existe dolor o sufrimiento alguno.
Que puedan vivir todos sin demasiado apego ni aversión y que vivan creyendo siempre
en la igualdad de todo lo que vive.”
137
Una vez terminada la oración baje sus manos y ponga una sobre de otra al nivel de su
ombligo con las palmas de las manos hacia arriba, de forma que usted se sienta
cómodo. Ésta postura en la que siempre verá sentado a Buda y a los maestros
tibetanos, es llamada flor de loto, es la posición correcta que debemos asumir en
nuestras prácticas, las piernas cruzadas significan la unión de toda dualidad, el tener el
coxis a nivel del suelo con la espalda completamente recta nos unirá a la tierra de forma
natural y nos dará un sentimiento de fortaleza y serenidad, las manos, una sobre de
otra, permitirán relajarnos fácilmente, la mirada debemos dirigirla 45 grados hacia abajo
del horizonte. En la meditación no se deben cerrar los ojos, pues si lo hacemos es más
probable que nos quedaremos dormidos o divagemos con nuestros pensamientos; la
meditación no es aislarse del entorno, es asimilarse con él. En mi opinión, no es bueno
poner música pues el silencio es un gran maestro; por otra parte, para lograr una mejor
concentración al tener los ojos abiertos, ponga a unos 2 metros de usted una pequeña
vela y apague las luces de su habitación.
138
debemos reaccionar a ninguno de ellos, veámoslos como lo que realmente son, sólo
pensamientos que si no canalizamos bien crean sentimientos, todo lo que sentimos es
en realidad un pensamiento que toca nuestras fibras internas, y son ellas las que
reaccionan como felicidad o tristeza. Durante todo el tiempo que se mantenga usted
trabajando con ese humo negro es muy importante que exhale la misma cantidad de
aire que inhaló, para que así no se quede usted adentro con residuos de cada
inhalación. Terminados los 15 minutos, relájese, comience a regresar poco a poco al
lugar donde está meditando y abra finalmente todos sus sentidos, para finalizar con su
práctica junte de nuevo sus manos y de gracias a quien usted considere un ser
iluminado o a su guía espiritual, es muy importante siempre dar gracias al terminar una
práctica.
139
menos cosas negativas le pasarán porque el protegernos de algo que no existe nos
hace menos libres. Repito, sólo el ego saldrá dañado por este ejercicio.
A este personaje que llamamos ego, los tibetanos lo tienen en un concepto muy
diferente del que nosotros tenemos en occidente, donde al mencionársele, las personas
pensamos de inmediato en la vanidad, o en la gente que se ‘chulea’ a sí misma en un
espejo, y no amigos, el decirse al espejo “qué bonito eres” no es ego, eso es
autoestima. Para describir al ego del que tratamos aquí daré el ejemplo que me fue
dado por mis maestros. El ego es esa voz o ese ser que vive dentro de ti que no quiere
que seas mejor y que dejes de sufrir, cada vez que intentes algo para mejorar -como
dejar de fumar, por ejemplo- él no te dejará y te dará mil y un pretextos para que no
mejores: “tu no necesitas dejar de fumar”, “así eres y ni debes acéptarte con tus vicios”,
“luego lo haces, ahora ni te sientes mal por fumar”; así podría seguir dando ejemplos de
los pretextos que te dará tu ego para no dejar de fumar. En el caso de la meditación o
del tonglen, el ego hace cosas más drásticas para que no aprendas todo esto porque
sabe que con la meditación dejarás de ser un ignorante y él ya no podrá dominar tu vida
y se tendrá que salir de tu cuerpo que hasta hoy ha sido su lugar de descanso donde
vive tirado en una hamaca y se alimenta de todos tus dolores, tristezas y sufrimientos;
así que no creas que él dejará que tan fácilmente aprendas meditación y demás.
Cuando eres principiante en la meditación y lo intentas por las noches, de pronto
aparece el ego y te dice al oído: “¡Ay si, tú jugándole al iluminado! ¿Crees que ahí
sentadote haciéndole al idiota vas a lograr algo? ¡No, tú no eres para estas cosas, esto
de la meditación es puro cuento, mejor prende la tele y deja de pensar en tonterías!...
Te dije que no vas a lograr nada, eso que Carlos cuenta en su libro y en sus artículos es
puro rollo ‘espiritualoide‘, ni creas que en realidad alguien se puede curar de SIDA”.
Podría seguir por horas escribiendo la lista de pretextos que el ego tiene para lograr sus
objetivos, él tiene más de cinco mil tomos de pretextos y usará cada uno de ellos para
lograr que no mejores, que no evoluciones y mucho menos que dejes de arrastrarte por
el piso por no saber controlar tu mente, así que el enemigo que Buda descubrió que es
el causante de todos nuestros sufrimientos y tristezas somos nosotros mismos, nuestro
ego.
140
Cuántas veces hemos oído que alguien nos dice ante alguna situación difícil: “¿Vas a
dejar que abusen así de ti? ¿No ves que te están viendo la cara?”. Las personas
siempre se empeñan en decirte que tienes que imponerte a los demás para ser
respetado y que nunca debes dejar que nadie te hable mal, ni te menosprecie, pero lo
único que este tipo de actitud genera es alimentar a nuestro ego y hacernos una
sociedad prepotente e insultante. Cuando el ego desaparece de nuestra personalidad
nos volvemos más amables, más cariñosos y menos ofensivos, nace dentro de nosotros
una humildad natural y no deseamos ser atendidos por nadie ni buscamos el
reconocimiento de nadie, nace un nuevo ser que ahora está dedicado al bien de los
demás y eso sin duda nos brindara la felicidad real, no la ficción que el mundo moderno
nos ofrece comprar.
141
LA CONFIANZA DE CLARA
Definitivamente mi primera reacción ante tal correo fue el escribirle a esta chica y
alentarla para hacerle entender que no hay enfermedades terminales y que de ella
dependía que todo saliera bien, le expliqué que YO JAMAS LE RECOMIENDO A LAS
PERSONAS EL NO TOMAR DETERMINADOS TRATAMIENTOS, ya que para mi, si
alguien decide aplicarse una quimioterapia por creer que eso lo puede curar, eso y nada
más que eso lo podrá curar -no me considero autoridad médica o curandero espiritual,
sólo soy el paciente de un médico tibetano que gracias a aplicar lo que se le enseñó
pudo recuperar su salud-. El punto central de la preocupación de Clara en cuanto a
seguir otro tipo de tratamiento que no fuera la quimioterapia, era que en mi libro
menciono que si durante un tratamiento mental-natural surgía la duda dentro de
nosotros sobre la certeza de si nos curaríamos o no, todo se vendría abajo porque el
dudar debilita el poder de nuestra convicción que es tan necesaria en un proceso de
curación real. En las líneas que escribió en su correo, me decía que le resultaba muy
difícil poder desarrollar tal convicción pues no es tan fácil cambiar de manera de pensar
así como así.
142
con la que llegué por vez primera con Tenzin Pechock (om mani pemme hum), mi
amado médico tibetano que en paz descanse, y me di cuenta de que si, en efecto, se
requiere de una muy bien guiada introducción al poder regenerador de la mente para
desarrollar dentro de uno mismo la certeza de que con medicina natural y meditación se
puede curar cualquier enfermedad.
Por desgracia no me considero con la autoridad suficiente para poder dar tal
introducción y mucho menos tengo la sabiduría y experiencia que se requieren para
realizar tal acto, pero lo que si puedo hacer, es relatar a quien le interese, la manera en
que se me introdujo a conocer la esencia natural de la mente y el poder que ésta tiene.
Esta sutil comparación me parece de lo más ilustrativo que encuentro a la mano para
poder plantear la respuesta que le di a mi amiga canadiense y que le puedo dar a
cualquier persona: “La seguridad en uno mismo es como la amistad, el amor o la
confianza, se ganan con el tiempo, no son cosas que le puede uno dar o quitar a las
personas como si fueran objetos”. La confianza se gana con el tiempo, la amistad con el
trato constante, amable y recíproco y el amor se da y se recibe según lo dicta el
corazón, no el cerebro; así, la certeza de que uno se puede curar de alguna enfermedad
terminal sólo puede surgir si a la persona afectada se le da sabiduría, amor y tiempo,
mucho tiempo y atención a todo lo que pase por su mente.
143
La sabiduría le ayudará a controlar su mente y sus emociones a través de la meditación,
le enseñará que todo es inpermanente y que por ende debemos vivir constantemente
desapegados a las cosas materiales y emocionales; la sabiduría le dará al enfermo
además la información necesaria para poder procesar todas la emociones y los hábitos
negativos que están generando la enfermedad, en oportunidades para liberarse a si
mismo y a otros de la ignorancia en la que hemos sido educados por este sistema tan
antihumano en el que un puñado de empresas nos están queriendo hacer vivir, o mejor
dicho supervivir dentro de una mentira sensorial que es más ilusoria que cualquier
película de ciencia ficción. Durante los últimos cientos de años se nos ha hecho creer
que la ‘realidad’ material que nos rodea es todo lo que existe... ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Nada más
alejado de la verdad puede ser esta idea de la humanidad actual. Vivimos en un mundo
interdimensional que maneja una inmensa variedad de ‘realidades’ mezcladas en un
mismo instante, pero lo más hermoso de todo esto es que nuestra mente es la que
genera esas realidades y esas dimensiones, o para decirlo de manera más simple:
”Todo lo que nos rodea no es nada más que una proyección de nuestra mente colectiva
en una de las varias dimensiones que existen”. Pero como nosotros, los seres
sensoriales de este planeta, sólo sabemos percibir una de estas dimensiones, creemos
tercamente que sólo existe lo que un par de ojos pueden ver, lo que un par de manos
pueden tocar, o lo que un par de oídos pueden oír, sólo cinco sentidos para captar toda
una realidad física... ¿Cómo percibir entonces lo que no es material?
Sólo la mente humana bien entrenada puede develar las realidades de otras
dimensiones, ninguna otra especie de las que podemos percibir en este planeta tiene la
capacidad para manejar energía y materia con el poder de su mente, el estar encarnado
como humano en esta ‘realidad’ es realmente un sagrado regalo que debe ser
aprovechado día con día para investigar un poco más acerca de la naturaleza de
nuestra mente y el poder que ésta tiene. Busque información sobre sistemas de
meditación y dése el regalo más precioso que su vida le puede dar, atrévase a apagar
su televisor, su radio o su computadora para sentarse en silencio en la sala de su casa
y observar sus plantas por 20 minutos sin el menor ruido. La meditación puede hacerse
de muchas maneras ‘activas’ para que poco a poco usted por su propio deseo e
iniciativa, comience a buscar menos distracciones y más momentos de silencio para
poder relajarse y meditar.
144
Por lo demás, cuando hablo de sabiduría me refiero al conjunto de enseñanzas dejadas
por grandes maestros del pasado, en mi caso y por razones del ‘destino’ me tocó
aprender la sabiduría que dejara el gran maestro Buda. Con esto no pretendo declarar
que “el budismo cura personas”, sino que el budismo tibetano sí te puede ayudar a
controlar tu mente, tus emociones y a llenar tu vida de sabiduría, paz, amor y
compasión; como escribe Su Santidad el XIV Dalai Lama “no queremos hacer más
budistas, pero si más seres iluminados”. No te hagas budista, pero estudia los secretos
de tu mente y el poder que tienes dentro, existen decenas de culturas que conservan
sus métodos de meditación, sólo busca el que más te haga resonancia.
Con la explicación anterior creo que ha quedado más o menos claro que es tu mente la
que genera la realidad que vives, así que resulta más fácil entender el tremendo poder
que tienes si lo aprendes a controlar y a dirigir, esta puede ser una muy buena “primer
piedra” para tu confianza y aunque medio planeta opine que “el cáncer no es curable” -
por todo lo que han visto en televisión y escuchado de los médicos-, tú puedes cambiar
todo eso, puedes “transformar toda esa realidad creada por otros, no por ti”. Y en todo
esto no hay mejor maestro que tu propio corazón.
Como dije anteriormente, se requieren sabiduría, amor y tiempo. Sin duda alguna la
sabiduría nos transformará en seres más amorosos y compasivos; el amor y la
compasión tienen el gran poder de cumplir cualquier deseo que pueda uno tener,
cualquier cosa que quieras para ti, si la realizas con amor y compasión de seguro se
cumplirá. Pero ese amor y compasión deben siempre de nacer de tu corazón, no puede
ser una ‘actitud’ o una ‘pose’ -como he explicado en otras ocasiones-. Dentro del
budismo tibetano a la compasión se le reconoce como “el deseo constante que se debe
tener todos los días porque todos los seres que viven en este planeta sean felices y
vivan en paz, junto con el compromiso de que yo trabajaré todos los días por que así
sea” y cuando nos referimos a seres no sólo hablamos de seres humanos, sino a
animales, insectos y todo lo que habita este planeta en sus diferentes dimensiones y
realidades.
En mi muy particular opinión, es indispensable para toda aquella persona que desee su
curación, dejar completamente de lado los sentimientos negativos que todos bien
145
conocemos y sabemos de su nocividad ¿quién puede decirnos que el odio, la ira, el
rencor, el apego, la ignorancia, la violencia y demás no son malos? La única forma que
yo conozco para poder dejar toda esa negatividad es... el estudio de las enseñanzas
que durante 2500 años de transmisión ininterrumpida de grandes maestros tibetanos
podemos estudiar hoy día y que dejara para el bien de todos nosotros el gran maestro
Buda, esto y la meditación son las únicas salidas que conozco para poder transformar la
negatividad, la depresión, el odio y el rencor y cambiarlos por amor a todos y a todo, lo
que por cierto, te cambiará por completo. Para que ese amor se materialice en algo
positivo, debemos trabajar muy duro todos los días por ayudar a todas las personas y
seres que así lo pidan; entiendo que no por quererme curar voy ahora a salirme a las
calles a tratar de ser la madre Teresa de Calcuta, pero se trata de analizar bien:
¿Cuántas veces se te han acercado personas completamente desconocidas pidiéndote
algún favor y te has negado?. Abrirse al amor y la compasión requiere de una entrega
incondicional cuando sea solicitada tu ayuda, o cuando tu corazón, buen juicio y sentido
común te digan que debes actuar. Todos tenemos dentro una pequeña voz que nos dirá
cuando somos requeridos realmente.
Como me dijera alguna vez Tenzin Pechok: “Carlos, eres un muy buen hombre, pero el
ser un buen hombre tiene dos cosas malas, la primera es que ES MUY DIFIICL ser un
buen hombre... y la segunda es que nunca serás famoso por ser un buen hombre”. Y si,
en efecto es muy difícil dar amor y compasión incondicionales a todos los seres, se
requiere de un cambio sincero hacia la vida, hacia la tierra y hacia todas las especies,
se requiere que te entregues por completo a los demás y que te desapegues de todas
tus cosas materiales para vivir con lo mínimo día a día. Pero a todo esto... ¿Quién dijo
que iba a ser fácil el librarse de una ENFERMEDAD TERMINAL? ¿Qué precio estas
dispuesto a pagar por recuperar tu salud?. Así de sencillo y así de imposible es
encontrar la salida para el cáncer o el sida, sencillo para aquellos que realizan un
drástico cambio en su forma de vivir y entienden que para curarse sólo se requiere de
una transformación amorosa y compasiva de SU parte; imposible para otros porque no
entienden que para curarse de estas dos enfermedades no hay ningún médico,
medicina, pócima, mantra, hechizo, brujería o remedio mágico y mucho menos una
divinidad o ser supremo en quien recargar la responsabilidad de su curación. A final de
cuentas todo está en las manos del enfermo, en sus pensamientos, acciones y palabras
146
cotidianas. Si cualquier enfermo cambia toda su vida por una dedicación al amor
incondicional hacia todos y hacia todo, estoy seguro de que no hay Dios que no
escuche el llamado de auxilio de ese hijo suyo, y así le dotará de más vida para que
pueda ayudar a los demás seres, ya que ese hijo suyo ha entendido que la misión a la
que hemos sido mandados a esta vida es a sembrar la semilla del amor entre todos y
hacia todo.
Visto desde otro punto de vista, todo es cuestión de karma, si yo dedico todo mi tiempo
a mandarle amor a todos y a todo ¿qué creen que me pasará? ¿Qué me regresaran a
cambio de ese amor y compasión todos y todo?. Si mi constante mental, ese que habita
en mi cerebro las 24 horas del día, lo dirijo hacia cosas positivas y amorosas, si lo
dedico a reconstruir todas las relaciones familiares rotas, a pedir perdón sincero a todas
las personas ofendidas, a aceptar a aquellos que siempre he rechazado y a perdonar a
aquellos que me han hecho tanto daño, de seguro se transformara toda mi vida y mi
realidad, y seguramente seré un “extraño caso médico que quién sabe como se curó”,
aunque creo que no habría misterio en tal curación, mucho menos se trata de un
milagro divino, porque como dijera Cristo: “Ayúdate, que yo te ayudaré”.
Es muy difícil poder aseverar cuánto tiempo se requiere para que un enfermo de cáncer
o sida pueda restituir su salud plenamente, pero en la mayoría de los casos, sin
147
importar la edad o el sexo, es muy probable encontrar remedio si nos dedicamos con
constancia y certeza a seguir al pie de la letra las instrucciones que nos de nuestro
médico naturista.
Entiendo que a muchos enfermos que lleguen a leer este artículo les parecerá más
ciencia ficción que realidad todo lo que aquí escribo, y sé que para la gran mayoría de
los médicos alópatas todo esto sonará como a un disparate, en verdad que no los culpo,
los entiendo porque igualmente descabellado y anormal me sonaba todo esto a mí
cuando comencé mi tratamiento, la única diferencia que hay entre ellos y yo es que ya
me he DESPROGRAMADO de toda la basura que me metieron desde niño en el
cerebro para tratar de domar mi espíritu y mi mente, aunque por poco lo logran, por
poco hasta me matan de una enfermedad que ellos han inventado. Por fortuna la poca o
mucha sabiduría que he recibido de mis maestros, las prácticas y enseñanzas
impartidas por S.S. el Dalai Lama que pude vivir en 4 ocasiones durante los meses de
marzo de cada año en Dharamsala, India, creo que sirvieron no solamente para
sanarme, también sirvieron para desprogramar mi vida y transformar mis ambiciones,
para valorar esta encarnación y apreciar lo que me ha dado y me ha quitado, entender
que la razón por la cual existimos es para servir a los demás y aprender cómo hacerlo
no es cosa de todos los días. Ahí, entre el pueblo tibetano eso fue lo que obtuve,
sabiduría, amor y una razón para vivir, ahora entiendo y valoro todo mucho más, ya que
he comprendido que la razón principal para que todas estas experiencias me hayan
sucedido y para lo que me sirvieron fue para prepararme en la dificilísima tarea de
hacerte a ti y a muchos seres más reaccionar y entender QUE ES CIERTO QUE TE
PUEDES CURAR SI CAMBIAS TU MENTE... SI CAMBIAS TU VIDA... SI VIVES EN
AMOR Y COMPASIÓN.
148
“El Factor Miedo”
149
vuelo lo que normalmente sería un viaje de 16 horas en el autobús. De todo
corazón, doy gracias a los que han hecho posible mi presencia en esas
ciudades.
En lo personal, considero que el más relevante de los acontecimientos de este
último año se suscitó cuando a través del correo electrónico, una persona que
leyó mi libro me puso en contacto con el Dr. Roberto Giraldo –presidente del
comité mundial por el replanteamiento científico del SIDA-, esta persona se
encontraba en Panamá donde había bajado una copia de mi libro por Internet y
por correo electrónico decidió mandarlo a N.Y. para que el Dr. Giraldo pudiera
“echarle un vistazo”; después de leerlo, al Dr. Giraldo le pareció interesante y
tomó la decisión de ponerse en contacto conmigo diciéndome que le interesaría
mantener comunicación constante para poder discutir el tema de mi curación y
saber un poco más de mi y del tratamiento tibetano con el cual fui curado. Fue
así como el ir y venir de correos electrónicos nos fueron contando nuestras
respectivas historias, hasta que finalmente gracias a un grupo de ciudadanos
tamaulipecos que invitaron al Dr. Giraldo a dictar una conferencia en esa ciudad,
y que también tuvieron a bien invitarme a dar mi testimonio como caso curado
de SIDA, el pasado 25 y 26 de mayo, conocí en la ciudad de Matamoros en
persona al doctor. Desde esa fecha hasta ahora, el trabajo que hemos realizado
en conjunto ha sido maravilloso y muy positivo a favor de las personas
seropositivas que han acudido a escuchar sus conferencias y mi testimonio, el
trabajo voluntario de personas interesadas en ayudar a que la verdad sea dicha
se ha incrementado en todo el país dando como resultado cuatro conferencias
posteriores que ofreció el Dr. Giraldo en las ciudades de Guadalajara,
Matamoros, Tepic y Morelia el pasado mes de octubre. Cientos de personas se
han enterado ya de la teoría tóxica del SIDA y el trabajo seguirá adelante con la
creación de nuevas organizaciones en varios estados de la República Mexicana
en donde ya hay gente trabajando en ayudar a desintoxicar y desestresar a los
pacientes con inmunodeficiencias logrando así su completo reestablecimiento;
inclusive se tienen ya los planes para la creación del Centro Internacional por el
150
Replanteamiento Holístico del SIDA que tendrá su cede en Tepic, Nayarit,
México.
Desde que supe de labios de mi médico tibetano que había terminado mi
tratamiento, decidí que dedicaría mi vida a ayudar a más personas a recuperar
su salud y salir del infierno que el SIDA representa, porque si no lo hiciera así,
definitivamente pienso que la recuperación que obtuve de mi salud y la nueva
oportunidad de vida que esto representó, no tendría sentido alguno si no lo
utilizo en beneficio de los demás. No creo que sería capaz, una vez sano, de
regresarme a vivir en México retirado de todo y en silencio sabiendo que miles
de personas están muriendo en todo el mundo engañados e invadidos por el
MIEDO que la mentira creada por Roberto Gallo creó (ver artículo “VIH Virus
Inventado por el Hombre”, http://www.geocities.com/vihlapuerta/ D.R. Carlos
Escudero 2003).
Tengo ya dos años realizando en compañía de Diana, mi mujer, la labor de
ayudar a quienes así nos lo piden sin cobrar absolutamente un quinto por ello,
ya que mi objetivo no es sacar provecho del trabajo que mi médico tibetano y
mis maestros hicieron en mi. Desde el principio de mi labor creí entender el tipo
de riesgo que estaba aceptando correr, ya que hablar en contra de los intereses
económicos que tienen los laboratorios transnacionales detrás del SIDA es
obviamente riesgoso, pero jamás imaginé que algún día sería amenazado por
hablar sobre este tema y mucho menos que recibiría insultos vía telefónica
durante una entrevista en radio, como sucedió el pasado mes de octubre
durante la visita de Roberto Giraldo a Morelia; en esa entrevista, además de un
seropositivo que llamó para retarme a inyectarme su sangre acusándome de
mentiroso y charlatán diciendo que era imposible curarse de SIDA y
preguntándome qué tipo de medicamento estaba vendiendo o quién me
patrocinaba me dejó atónito y perplejo, pero también Roberto y su servidor
recibimos las reacciones iracundas de los directivos de las asociaciones civiles
que trabajan en el estado y que son financiadas en muchos casos por los
mismos laboratorios que venden los antirretrovirales obviamente ven
151
amenazados sus intereses, o hay otras organizaciones “preocupadas por la
salud” que dentro de sus estatutos no tienen las facultades o personalidad
jurídica para aplicar tratamientos o recetar medicamentos y sin embargo recetan
antirretrovirales violando así sus propios principios y por ende las leyes
mexicanas, sus reacciones descalificando todo el trabajo de este científico
colombiano que está poniendo de cabeza a medio planeta por que está
demostrando CIENTÍFICAMENTE que el virus VIH no existe fueron realmente
intimidantes y por primera ves desde que comencé hace dos años a hablar en
publico de esto, he sentido preocupación por la seguridad de Roberto, la propia
y la de mi mujer y mi hijo Paulo. Todo esto me lo gané solamente por querer
ayudar a los demás y desear evitar la muerte de personas que no tienen por
qué morir cuando existen pruebas CIENTÍFICAS de que el SIDA es curable. Sin
embargo, quienes supuestamente deben “ayudarlos” los están matando con sus
medicamentos asesinos porque creen que sus pacientes tienen un virus que en
verdad NO EXISTE.
¿Si usted se curará de SIDA que haría?, ¿acaso no trataría de decírselo a los
demás?, ¿no intentaría darle las “buenas noticias” a todo el planeta? Ahora
entiendo por qué crucificaron a Cristo, el sólo venía a decirnos que debíamos
amarnos los unos a los otros, traía un hermoso mensaje de amor y esperanza
para toda la humanidad y... ¿qué le hicimos?.
Pese a todo lo sucedido, no dejaré que esas organizaciones y grupos logren que
pare de hablar sobre esto, no lograrán desanimarme y mucho menos
intimidarme, y aunque intenten bloquear mi presencia en los medios de
comunicación mandando cartas a los directivos de las estaciones de radio, y
aunque me desinvitaron a la entrevista que teníamos acordada para que frente a
todo el público radioescucha de Michoacán pudiéramos exponer cada uno
nuestros puntos de vista, eso no cambiará las verdad de las cosas; eliminar mi
presencia de esa entrevista en radio, para poder libremente y sin alguien que los
contradiga públicamente, utilizar los espacios radiofónicos y decir una tremenda
bola de mentiras insistiendo en que el virus VIH si existe y que sólo con
152
antirretrovirales es posible “controlar la infección” sólo me ha hecho más fuerte
frente a la opinión pública, y hagan lo que hagan no podrán detener el peso y el
paso de la verdad sobre ustedes.
La patética forma en que se ha manejado toda la información relacionada con el
VIH y el SIDA ha generado una profunda ignorancia de proporciones
descomunales entre la población de todos los rincones conocidos por el hombre,
en la mayoría del mundo médico y los más reconocidos círculos científicos del
planeta. En mi caso muy particular, resulta que en una ocasión estando en el
norte de la India donde viví 4 años, pude aprender de un maestro tibetano que
“el origen del miedo siempre será la ignorancia”, gracias a todo lo que estudié
basado en esta frase, puedo claramente entender el origen del MIEDO en todas
las personas que por alguna razón establecen alguna relación con el SIDA es la
ignorancia. Gracias a esa sabia frase, entiendo claramente por qué los efectos
de la ola de MIEDO que esta enfermedad ha causado son tan evidentes en las
personas que son detectadas seropositivas, he sido testigo de cómo el miedo
deja marcas profundas en sus familiares, la forma en que aleja a sus amigos y la
pena y desesperación que el miedo genera en sus seres queridos. Lo triste de
todo esto es saber que es la ignorancia la causa de todos sus miedos,
miedos y esto no
quiere decir que todos son una bola de ignorantes, no, de ninguna manera, esto
sólo quiere decir que ignoran la verdad que hay detrás de lo que desde hace 20
años nos han dicho: que el origen del SIDA es el virus VIH. El miedo es el peor
asesino de todos, y como el miedo monta el corcel de la ignorancia es muy fácil
caer presa entre sus patas y morir aterrado por el miedo ante la simple
presencia de un fantasma llamado VIH, que en realidad no es más dañino que
ver varias veces una calenturienta película de Almodóvar.
Sin duda alguna, el factor común en todas las personas seropositivas que he
conocido en el ultimo año, en sus familias y amigos es... El Factor Miedo.
Miedo A
continuación les presento una breve descripción de las diferentes caras que el
miedo nos ha enseñado puede tener, estas caras nos han sido mostradas tanto
a mi como al grupo de profesionales en los cuales me apoyo, durante el trabajo
153
realizado con seropositivos y sus familias, quienes se han acercado a nosotros
en busca de ayuda. Esto es lo que me ha tocado ver y vivir en compañía de el
grupo de personas que en México nos hemos dedicado a impulsar la aplicación
de tratamientos desintoxicantes y desestresantes y a apoyar la teoría del origen
tóxico del SIDA.
El factor miedo me lo he encontrado en todo tipo de grupos e individuos, por
ejemplo, familias a las cuales un grupo de nutriólogos, médicos alópatas y su
servidor hemos visitado y platicado con ellos sobre la teoría tóxica, a quienes un
ingeniero químico les ha contado lo que los antirretrovirales causan en sus
familiares y sin embargo y pese a todas las pruebas que les presentamos al
poco tiempo después de nuestras visitas nos enteramos que estas familias
siguen administrándoles los medicamentos a sus enfermos por MIEDO a que se
mueran, ignorando que si se sigue dando químicos a alguien que tiene una
enfermedad tóxica es imposible curarlo. Lo más triste de esta situación es que
las familias siguen creyendo que están haciendo lo correcto basados en que, lo
que hacen, es lo que sus doctores les han recomendado, al comenzar nuestro
trabajo con algún seropositivo que nos solicita ayuda, el simple hecho de
contradecir frente a estas familias lo que sus doctores les han dicho, casi
siempre genera desconfianza y miedo de esos familiares hacia quienes nos
oponemos a la teoría del origen viral del SIDA, ese miedo en la familia ha sido
causado porque durante 20 años les inventaron que hay un virus asesino que
anda suelto. Pero ahora que estamos demostrando que eso es mentira, poder
eliminar de la familia esa coraza creada por su miedo para que nos permitan
cambiarles gradualmente el tipo de tratamiento a sus familiares, nos está
costando muchísimo trabajo. Hacerlos entender que es posible lograr la
recuperación de su ser querido y que nos basamos en las pruebas científicas de
miles de pacientes ya curados en otras partes del mundo no es suficiente en la
mayoría de los casos para poder disolver esa coraza de miedo que traen encima
los familiares de un seropositivo, por desgracia, para poder curar a los
seropositivos que presentan inmunodeficiencias serias es indispensable que
154
toda la familia esté 100% convencida de que no se está luchando contra un virus
y que el miedo en todos ellos sea eliminado por completo.
Otra cara que el miedo nos ha dejado verle se dio después de la conferencia
que Roberto Giraldo diera en Guadalajara el pasado 6 de octubre, al terminar de
presentar mi testimonial sobre cómo fue que logre curarme de SIDA, Roberto y
yo fuimos estremecidos por la terrible historia de una casa hogar situada en la
ciudad de Guadalajara, esta casa es dirigida por un grupo de monjas que hacen
lo humanamente posible para atender a los niños que ahí llegan. Una jovencita
que dijo ser voluntaria de esa casa hogar, comenzó a relatarnos cómo en los
últimos años han muerto trágicamente seiscientos niños de SIDA dentro de la
casa hogar, todo esto ha estado pasando ante la impotencia de la monjas para
poder asistir a los niños enfermos haciendo de su casa hogar más bien un sitio
para que mueran los niños desahuciados que nadie más quiere atender. Con
lágrimas en los ojos nos enteramos de que tienen en la actualidad 80 casos más
a los cuales no pueden atender por falta de recursos y que parecía inevitable su
muerte de seguir en las condiciones en las que estaban, todos estos angelitos
de las calles de Guadalajara eran niños sin recursos y abandonados por sus
padres, niños que sufrieron de malnutrición, drogadicción, abusos sexuales y
una tremenda y constante tristeza, eso fue lo que causó que sus sistemas
inmunológicos se colapsarán y murieran de inmunodeficiencia. El factor miedo
en este caso es todavía más terrible, porque en la actualidad y gracias a que los
medios de comunicación y una bola de estúpidos inventaron el supuesto virus,
las monjas de la casa hogar andan por los pasillos del edificio usando cubre
bocas, tienen un profundo miedo a ser contagiadas, usan guantes para bañar y
cambiar a los niños y ¡evitan que los niños tengan contacto con cualquier familiar
para no sufrir contagios!, como se podrán imaginar, el miedo se ha apoderado
del inmueble y la tristeza se encuentra impregnada en los muros y las camas de
cada niño, LA IGNORANCIA esta arrasando con más vidas cada día y se
pueden imaginar el ambiente que rodea a los que ahí viven. A Roberto se le
ocurrió preguntar quién cocinaba para los niños y nos enteramos que el humor y
155
el miedo con el que cocina la encargada de los alimentos para todos estos niños
no es lo mejor, y sin duda que hasta este aspecto es importante en este caso.
En ese momento entendí por qué cuando el grupo que representaba a esta
institución terminó de escuchar todo lo dicho por Roberto y su servidor, una gran
alegría se pudo notar en los jóvenes voluntarios que ayudan a las monjas,
entendieron que tenían que cambiar de actitud y que el miedo en todos los que
trabajan ahí debía de ser erradicado, en el sitio surgieron varias personas
dispuestas a ayudar a la casa hogar y unos días después en otra conferencia en
Tepic, nos sorprendimos al notar la presencia de estos mismos chicos ahora con
la madre superiora de la casa hogar quienes habían realizado el viaje desde
Guadalajara sólo para escuchar de nuevo toda la información y poder rediseñar
la forma de trabajar con los niños. Al enterarse de toda esta historia las personas
ahí presentes comenzaron a ofrecerle a la madre superiora más apoyos para
darle solución al problema y poder auxiliar a los ochenta chicos que actualmente
tienen, se les apoyará dándoles un tratamiento desintoxicante y nutricional que
seguramente cambiará las cosas. Por razones como ésta es que no pienso
quedarme callado nunca. Seguiremos salvando vidas.
Otra cara más de este factor miedo son las inexplicables reacciones de los
jóvenes ‘gay’ a los que hemos demostrado la inexistencia del virus. Hemos
pasado interminables horas demostrándoles con hechos científicos que el SIDA
es curable y que pese a toda la información que se les presenta, les toma meses
quitarse el miedo que la simple idea de morir de SIDA les causa, hacerles
entender que no van a morir y ayudarlos a sobreponerse por encima de los
sentimientos de culpabilidad que cargan dentro por los “supuestos” contagios
entre ellos es realmente desgastante para quienes tratamos de ayudarlos. En
muchos casos y debido a que dentro de sus vidas han sido testigos de la muerte
de varios de sus amigos o parejas, dudan constantemente si a ellos les tocará
curarse, se sienten culpables por la muerte de otros y una vez más el miedo los
mantiene alejados de todos y de todo, los antirretrovirales sólo los ponen más
hipersensibles de lo que por naturaleza son y sus miedos se desatan sin control
156
haciendo el proceso de desintoxicación y de relajación necesarios para curarse
mucho más largo, mucho más tedioso y difícil. Por desgracia también he
descubierto que en este, como en la mayoría de los grupos de personas
seropositivas con las que he tratado, existe una negatividad y una desesperanza
tan profundas y arraigadas que se requiere de una paciencia de santo para
poder sacarlos de ahí, la relación entre ellos y nosotros debe de ir lentamente y
paso a paso creando un puente de confianza y amistad a toda prueba, cuando
ellos hablan de sus cosas personales, debemos prestar la máxima atención y
entender que no hay hecho que no sea importante tener en cuenta para ayudar
a esa persona a entender que no tiene ningún virus dentro de él y que puede
curarse. Es posible que dentro de 20 horas de plática, un detalle de 30 segundos
nos dé claves importantes de cómo poder auxiliar a esa persona de mejor
manera. Durante los cientos de horas que he pasado hablando con chicos
homosexuales -juro que en ciertas ocasiones he sentido que mis oíos revientan
por el contenido de las historias que he escuchado-, los relatos de tragedias y
enfermedades van muchas veces más allá de lo creíble o imaginable y es difícil
recordar en esos momentos que no debe uno personalizarse con cada caso si
deseas poder dormir esa noche, pero con tal de posiblemente poder salvar una
vida debemos hacerlo una y mil veces si es necesario.
Sólo con una sabiduría verdadera y cierta se puede vencer la ignorancia, y sólo
si las tinieblas de la ignorancia son desvanecidas con conocimientos verdaderos,
podrá brillar la luz de la sabiduría en el corazón de las personas, para vencer los
miedos que los mantienen presa de una cárcel que ignoran es creada por ellos
mismos.
¿Cómo hago yo para no caer en manos del miedo con todo lo que me toca ver y
oír? Ahora puedo decir que es fácil, pero cuando recuerdo el estado de pánico
en el que llegué a manos de mi médico y maestro tibetano, la verdad es que
daba pena ver mis reacciones y la manera de vivir constantemente aterrado,
defendiéndome o cuidándome de la vida. Lo primero que hay que hacer para
vencer el miedo es aprenderse de memoria la frase que dice “el origen del miedo
157
siempre es la ignorancia”, esto no quiere decir que seamos unos ignorantes
como ya dijimos antes, sino que IGNORAMOS la realidad de lo que está
pasando a nuestro alrededor y reaccionamos con miedo a cualquier cosa que
nos pasa en los eventos de la vida cotidiana, ese miedo surge de nuestro
cerebro mecánico, animaloide y reptiliano y solo a través de la meditación se
puede llegar a controlar estas reacciones animalescas. Lo segundo que aprendí
de mi amado doctor tibetano Tenzin Pechok que sin duda ayuda muchísimo a
vencer el miedo, fue el comprender que en realidad nada de lo que existe en el
mundo físico me puede hacer daño porque todo es una creación de mi mente,
las tristezas y alegrías no son más que estados de ánimo generados por ella,
por ende, si aprendo a dominar mi mente a través de la meditación son
manejables y controlables. Como tercer punto de apoyo para esta técnica contra
el miedo hay que aprender que en REALIDAD las leyes del karma si funcionan y
tienen un efecto diario en nuestras vidas, tenemos que aprender que todo lo
malo que nos pueda suceder será resultado de algo malo que hayamos hecho
en el pasado, tengo que aprender que YO soy responsable de mi propio futuro,
eso es una ley natural, la ley del karma. Si logro entender que todo lo que hoy
vivo es el resultado de mis acciones pasadas... entonces... ¿Qué me preocupa
el futuro?. Si me porto bien hoy, si ayudo a todos los seres a ser felices hoy, si
pienso y hablo bien hoy... ¿Qué creen que me pasará el día de mañana? ¿algo
malo?... Así de sencillo funciona la ley del karma, una ley que si logramos
entender y principalmente aplicar correctamente en nuestra manera de vivir,
elimina grandes cantidades de MIEDO y nos dotará de una extraña seguridad de
que en el futuro nada malo puede pasar. Por último, el miedo sólo se puede
controlar si hay serenidad mental, si se pierde la cordura y la tranquilidad
entonces todo estará perdido, por eso es básico aprender a meditar; la
meditación no es nada esotérico o espiritual, son una serie de ejercicios de
control mental y emocional que cuentan con una sabiduría y un método precisos
y comprobados por miles de maestros tibetanos durante mas de 1500 años. Con
todas estas armas es fácil vencer el miedo a cualquier cosa, incluso vencer el
158
miedo al espectro asesino llamado VIH que fue creado con cientos de mentiras
tan bien diseñadas que han hecho crecer fuertes y profundas raíces de miedo en
los cerebros y las mentes de la mayor parte de la humanidad, raíces que han
germinado en creencias que no se imaginan cuánto trabajo nos está costando
eliminar de los corazones y las cabezas de quienes queremos ayudar a sanar.
Siempre he dicho que no se puede criticar o plantear algún problema si no se
presenta también la solución al mismo, aquí he presentado mi propuesta para
vencer el miedo, investigar el método y sentarse a meditar depende de cada uno
de ustedes.
El SIDA es curable, sólo tienes que vencer el miedo, ésta es una frase que
constantemente utilizo y que describe perfectamente lo fácil pero a la vez lo
complejo que resulta salir de la pesadilla VIH; es fácil porque para vencer el
miedo sólo requieres de conocimientos, de conocer toda la información que
existe sobre el trabajo que realizan en todo el mundo diversas organizaciones, y
es complejo por que una vez que lees toda la información tardarás un tiempo en
aceptar y comprender que has sido terriblemente engañado, abusado y
manipulado, pero principalmente tardarás en entender que has sido víctima de
las mentiras que fueron creadas por un grupo de científicos y laboratorios que
pasaron por alto toda la metodología científica y de investigación que se debe
seguir cuando se presume la existencia de pruebas sobre el origen virulento de
una enfermedad. A estos mismos laboratorios y científicos, si se les pregunta
actualmente si ya se tiene al virus aislado, o si ya descubrieron de qué manera
un retrovirus mata células, reaccionan terriblemente ofendidos con palabrería
evasiva o en el peor de los casos con insultos y acciones violentas dando de
manotazos en el aire y saliendo corriendo del lugar.
No tienes que creer nada de lo que aquí escribo, pero dale una vueltecita a todo
lo que tenemos en Internet publicado y analiza la información científica que te
ofrecemos. Desde mi sitio en Internet podrás tener acceso a cientos de páginas
de investigadores, organizaciones dedicadas a la salud y científicos serios, que
159
están demostrando que el SIDA es curable y que si hay solución a esta terrible
enfermedad.
160
El VIH...Virus Inventado por el Hombre.
Hasta ese año se creía que sólo la población gay del planeta estaba
en problemas ya que eran principalmente personas con preferencias
homosexuales las que enfermaban por miles. Acababa de nacer una
enfermedad nueva cuya característica era la inmunodeficiencia, se le
bautizó con el nombre de SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida). Como el nombre lo indica, los médicos que bautizaron a
esta enfermedad y que seguían sin saber a ciencia cierta el origen
del SIDA, desde el principio “supusieron” que el motivo para que una
persona comenzara a enfermar y desarrollara “inmunodeficiencia”
era “adquirirla”, es decir, que cabía la “posibilidad” de que existiera
un agente transmisor del SIDA. Las cifras indicaban que para finales
de 1993 la presencia de casos de SIDA se había reportado en 33
países; en E.U. se decía que existían 3000 casos de los cuales 1,283
161
habían muerto. El misterio envolvía a esta nueva enfermedad y por
más que se trataba de encontrar su origen, los esfuerzos de miles de
médicos en todo el mundo parecían en vano, se había iniciado la
guerra entre las elites de la medicina mundial por obtener el
reconocimiento de ser quien descubriera el origen del SIDA, y ésta
guerra había desatado a su vez una carrera de ambiciones y egos
entre varios grupos de médicos y laboratorios que se peleaban por
encontrar una respuesta “científica” a qué era lo que estaba
causando que las personas desarrollaran inmunodeficiencia o SIDA.
Todo esto sucedía mientras la nueva “epidemia” seguía cobrando
vidas en todo el mundo a ritmo cada vez más acelerado como si
realmente se tratara de un caballo apocalíptico.
162
dar seguimiento a una investigación protocolaria completa; si se revisa a fondo
la información sobre su investigación se podrán descubrir varios “huecos” u
omisiones en los procesos que se siguieron previos a la conferencia de aquel
día. Gallo sabía esto y sabía también que en realidad el virus no había sido
aislado jamás en un laboratorio, lo que él y su equipo habían encontrado en sus
investigaciones no tenía el suficiente sustento científico para ser validado por la
ciencia médica mundial como el verdadero descubrimiento de un nuevo
retrovirus, como se hace siempre que algún médico del planeta descubre algo.
Cada vez que alguien realiza algún descubrimiento en el mundo de la medicina,
éste se somete a análisis por la comunidad científica del planeta a través de
publicaciones en revistas especializadas y teniendo congresos internacionales
para discutir los resultados de dichas investigaciones y sólo después de
confirmar toda la información se difunde como algo cierto. Sin embargo el Dr.
Roberto Gallo con este acto irresponsable de realizar una conferencia de prensa
y anunciar algo no comprobado, violó toda la metodología y el protocolo médico
reconocido y creado por la propia comunidad médica mundial que se aplica para
las investigaciones que estudian las enfermedades de cualquier tipo. Pero ¿por
qué hacer algo así?
163
manera de reacción iracunda, los Laboratorios Pasteur de Francia al ver el éxito
en las ventas de las pruebas de detección de Gallo, presentan una demanda al
NCI reclamando parte de las utilidades generadas por la venta de los test para
VIH argumentando que el Dr. Gallo había ROBADO el virus de sus
instalaciones. ¿Qué virus se habrá robado Gallo si todo indica que jamás ha sido
aislado? ¿En que planeta vivimos por el amor de Dios?... Esto es repugnante y
nos deja ver una pequeña parte de toda la verdad oculta en la historia que
conocemos detrás del VIH desde 1984.
Pero no se debe creer que Gallo solo logró imponer su mentira, resulta que para
terminar de “apuntalar” la afirmación sobre el nuevo virus, y a manera de “señal”
para todo aquel que quisiera retar a la versión de Gallo, la secretaria de Salud y
Servicios Humanos del gobierno norteamericano, Margaret Heckler, declara en
una entrevista a los medios de comunicación que “confiaba que ésta sería una
breve epidemia”, o sea que el gobierno norteamericano aceptaba oficialmente la
existencia de una epidemia por la existencia de un virus asesino, y para rematar,
en otra parte de esa entrevista dijo que “se tendría una vacuna para el virus y
una cura para el SIDA antes de 1990”. Señal inequívoca de que ya se había
echado a andar la maquinita que les dejaría cuantiosas ganancias a ciertos
laboratorios. Sin duda alguna para ese entonces, el dinero ya invertido durante
varios años en investigación de la teoría viral ya tenía bastantes ceros en las
chequeras de los inversionistas y los intereses de ciertas compañías de
laboratorios que fabricarían las vacunas y las pruebas de detección para el tan
buscado virus se convertían cada vez más en un factor de importancia y de
presión para que se dieran resultados a la opinión pública mundial confirmando
que ya se había encontrado al “enemigo a vencer”. Esta situación y la urgencia
del gobierno norteamericano por tenerle respuestas a quienes habían puesto
toneladas de dinero en esas investigaciones prácticamente obligaron a los
médicos del NCI a crear alguna teoría que fuera creíble y que los beneficiara de
una forma u otra.
164
Pero ¿cómo se CREO al famoso VIRUS?. Resulta que después de analizar
muestras de sangre de personas que habían fallecido de SIDA, éste grupo de
médicos del NCI, habiendo localizado restos de encimas y otras sustancias en la
sangre de los enfermos de SIDA, sin poder precisar el origen de estos residuos,
decidieron arbitrariamente y sin ningún fundamento científico que los restos
encontrados en la sangre de las personas analizadas eran seguramente un
retrovirus que se había “desintegrado”. Tomaron esta información, la metieron
en una computadora y LA COMPUTADORA reconstruyó, según ella, al
retrovirus que se había desintegrado; esa es la imagen que todos conocemos
del virus VIH, una imagen creada por una computadora y por las presiones de
un gobierno y un grupo médico sin escrúpulos que para finales de 1984 sabían
de la existencia de casos en 55 países y de 7000 “infectados” en los EUA, sin
duda un “atractivo” más para reforzar la CREACIÓN del virus, ya que de esa
manera los alcances comerciales por las ventas de ‘kits’ para detección del virus
y los medicamentos para curar a los pacientes en TODO EL MUNDO se
multiplicaban exponencialmente.
165
Parte de la responsabilidad de toda esta infamia recae también sobre los medios
de comunicación que como ciegos siguieron el juego del VIH, su peor error fue
no haber esperado el tiempo prudente para escuchar más opiniones de
científicos de todo el mundo, no se esperaron a revisar lo que Gallo decía y no
COMPROBARON lo que ese día declaró, no se tomaron el tiempo para
escuchar más opiniones calificadas de otras fuentes que por supuesto existían
ya que desde aquel entonces. En varias partes del mundo había médicos serios
que cuestionaban agudamente todo lo declarado por Gallo, por ejemplo, unos
meses después de su conferencia de prensa, en el mes de agosto la revista
New York Native entrevistó al Dr. Gallo, durante la entrevista el doctor fue
presionado con preguntas acerca de varias dudas que había dejado en el aire su
declaración referente al descubrimiento del VIH y la certeza de que era el
causante del SIDA, presionado por las agudas preguntas y ya notablemente
molesto declaró: “¿Por qué se resisten a la información que presento si ya es
aceptado mundialmente?. Nadie en los altos niveles científicos está
argumentando lo que presento ¿por qué ustedes si?”.
Así que, por edicto de un grupo de médicos con intereses comunes que se
encuentran comprados por el dinero de oscuros intereses y que utilizan a
quienes editan las principales publicaciones médicas reconocidas a nivel
mundial y manipulan la opinión de miles de médicos, es que existe lo que
conocemos como “virus VIH”, un virus creado por decreto y que es como un
insulto a los principios de todo método científico de investigación y a todos los
logros de los médicos serios de este planeta. La mafia del SIDA y la mentira del
VIH es tan extensa y poderosa que las principales publicaciones de ciencia
médica también están enredadas en esto hasta el cuello, y como NO VAN A
ACEPTAR EL ERROR QUE HAN COMETIDO DESDE 1984, ya que su
REPUTACIÓN se iría al caño, se han negado siempre y se niegan en la
actualidad, a publicar cualquier artículo de los miles de científicos
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comprometidos con la verdad que no concuerdan con la versión del virus de
Gallo y que con la ciencia en la mano han demostrado que el origen del SIDA
puede ser distinto a un virus.
Otro error fatal en toda esta historia fue que por desgracia al día siguiente de la
conferencia del NCI, el 25 de Abril de 1984 el New York Times, como si fuera
una inocente víctima que se dejo llevar por las mentiras de Gallo, desplegó en
su primera plana su “descubrimiento”, y hasta los editores del Times bautizaron
al nuevo virus como “el virus del SIDA”; hay que recordar que por ser parte del
Instituto Nacional del Cáncer del gobierno norteamericano, el grupo de
investigadores dirigidos por Gallo tenía la máxima autoridad y reconocimiento a
nivel mundial sobre el tema. Por este fatal error del Times al publicar una nota
sin confirmarla por otras fuentes, resulta ahora normal que si se le pregunta a
cualquier persona sobre el SIDA y su origen, TODO MUNDO DIGA que el virus
VIH es el origen del SIDA, que el SIDA es una enfermedad incurable y que se
contagia por contacto sexual, y estaremos repitiendo esto como borregos por
creer lo que nos dicen los médicos y los medios de “comunicación” sin
cuestionarlo, ¿o no será que también los del Times estaban coludidos con el
gobierno norteamericano en todo este teatrito?.
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tenían SIDA. Él solamente ha encontrado lo que decidió que eran anticuerpos de
el virus en menos del 70% de los pacientes” (Journal Science, 1984). “La
cuestión de que el VIH es la causa del SIDA debe de permanecer como algo
ABIERTO” (Dr. Joe Sonnabend. The New York Native).
En la actualidad resultaría difícil de creer, sino es que imposible, que existe una
salida para esta enfermedad, ya que la opinión de todo el mundo es que es
imposible curar el SIDA. Pero ¿y si todo lo que sabemos del VIH fuera falso?
¿Qué pasaría si descubriéramos que hemos sido víctimas de una mentira por un
error en la metodología de investigación y por el estúpido orgullo de ciertas
cúpulas médicas e intereses económicos de los laboratorios quienes mintieron
desde un principio? ¿Ustedes creen que los laboratorios que han invertido
millones de dólares para investigación del VIH van a dejar perder su dinero por
el error de una serie de seudo médicos?. Si mis queridos amigos, aunque la
mitad del planeta no lo quiera creer, EL VIRUS DEL VIH NO EXISTE y NO ES
EL ORIGEN DEL SIDA.
¿Cómo es posible que nadie esté enterado de esto? ¿Cómo es posible que
ningún médico cercano a nosotros nos haya hablado sobre una locura como la
que aquí escribo?. La respuesta es muy sencilla y compleja a la vez, para poder
responder a esto hay que tomar en cuenta varios factores, primero, es obvio que
quienes han invertido millones de dólares durante 20 años creyendo que el virus
existe no van a aceptar que les vengan a decir “lo sentimos todo fue un error”;
así que si después de leer esto van a contarle a un médico que el virus del SIDA
no existe, no esperen que diga que si, que el virus VIH no existe. ¿Saben por
qué la mayoría de los médicos defienden al virus?. Resulta que los laboratorios
que venden los antiretrovirales les regalan autos y grandes sumas de dinero a
los doctores que recetan sus medicamentos, los invitan a costosísimas cenas y
les dan sus “incentivos” para mantenerlos felices, por ello a estos mismos
médicos no les conviene que se sepa la verdad; y si tratas de preguntarle a una
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asociación civil resulta que también los laboratorios financian en muchos de los
casos a las asociaciones civiles creadas para “ayudar” a los enfermos de SIDA y
son quienes proveen los antiretrovirales que darán a quienes van a “ayudar”, así
que si te acercas a una de ellas y les comentas sobre la versión tóxica del origen
del SIDA, te dirán que no es verdad y que tienes que tomar los antiretrovirales o
te mueres. Alrededor del VIH y del SIDA ya se han gastado miles de millones de
dólares que han creado toda una “cultura del SIDA”, cientos de organizaciones
“altruistas” dependen del dinero que el VIH y el SIDA generan y es claro que
varias de estas SIDOindustrias quebrarían si se descubre la verdad. ¿Se
imaginan qué le pasaría a la industria de los condones?. Si NO HAY
TRANSMISIÓN del SIDA por algún virus ¿para que usar condones?
En fin que si lo analizamos a conciencia resulta claro que, la principal razón por
la que toda esta información continúa oculta a nosotros es que la VERDAD
afectaría los intereses económicos de cientos de organizaciones e industrias que
hace 20 años decidieron apostarle a una mentira que no “cuajo”. Y resulta que
ahora, 20 años después, se está demostrando que si se desintoxica los
principales sistemas vitales que hacen funcionar al cuerpo humano (sistema
digestivo, sistema nervioso etcétera) en los pacientes con SIDA, si se les diseña
correctamente un nuevo régimen alimenticio, si se logra des-estresar a la
persona afectada y se le enseña algún sistema de meditación para que aprenda
a controlar su miedo, los pacientes con SIDA se curan. Ahora que todo esto se
esta demostrando con cientos de casos en todo el mundo, ese conjunto de
industrias y organizaciones no quieren ceder a sus intereses y a sus millonarias
ganancias sin importar que SABEN QUE ESTÁN MATANDO PERSONAS POR
DINERO.
Cada vez seremos más los seropositivos que demostraremos que el SIDA si es
curable, cada vez seremos más las personas que podremos recuperar nuestra
salud y la sonrisa de nuestras familias, pero en el nombre de los cientos de miles
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de personas que han muerto y de las familias que han tenido que vivir la
tragedia de ver cómo sus seres queridos se transforman en un cadáver viviente,
les ruego a los responsables de todo esto que detengan el asesinato masivo que
están llevando a cabo y que por una vez en su vida tengan el valor de decir la
verdad a una humanidad que necesita desintoxicar su cuerpo, mente y espíritu.
El fin de esta pesadilla está en manos de nosotros los pacientes que hemos
logrado curarnos, y por ello, NO PODEMOS QUEDARNOS CALLADOS
NUNCA, y no lo haremos.
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