En economía, se entiende por capital un componente material de la producción,[1] básicamente constituido por maquinaria, utillaje o instalaciones, que, en combinación con otros factores, como el trabajo, materias primas y los bienes intermedios, permite crear bienes de consumo.[2][3] Según Michael Parkin, el capital son las herramientas, los instrumentos, la maquinaria, los edificios y demás construcciones que se utilizan para producir bienes y servicios, pero una parte de la teoría económica sostiene que el capital también puede ser humano, cuando las persona agregan a su trabajo, educación y experiencia.[4]
En sentido contable, se concreta en los bienes y derechos (elementos patrimoniales del activo) menos las deudas y obligaciones (pasivo), de todo lo cual es titular el capitalista. Así se dice que se capitaliza o se amplía capital cuando aumenta su activo o disminuye su pasivo o se incorporan nuevas aportaciones de socios o se reduce el endeudamiento con terceros. Cuando el pasivo es superior al activo se resuelve que la unidad económica está en situación de capital negativo (negative equity, en inglés).
El capital debe distinguirse analíticamente de la empresa en sí y de la gerencia, aunque en muchos casos los papeles sociales de capitalista o empresario y gerente se puedan dar simultáneamente en una misma persona, como suele suceder en las unidades productivas más pequeñas.
Igualmente debe diferenciarse el
interés que obtiene el prestamista, de la
ganancia que obtiene el
empresario o el
inversor por una exitosa actividad productiva o especulativa en el
mercado, de la renta que percibe el propietario de la
tierra, así como del
salario y el honorario que se recibe por el
trabajo y el capital humano.