Aislamiento geográfico
El aislamiento geográfico es un proceso por el cual poblaciones son separadas del resto debido a una formación geológica natural o artificial. Dependiendo de su tamaño, el aislamiento geográfico puede provocar el surgimiento de nuevos comportamientos sociales e incluso de nuevas especies, lo que se conoce como especiación alopátrica, pero también la extinción del grupo aislado.
No existen unas dimensiones mínimas para que un accidente geográfico produzca el aislamiento, depende mucho de la capacidad de las especies aisladas. Igualmente, tampoco se conoce una cantidad de individuos por encima o por debajo de la cual surjan nuevas especies. De lo que sí se tiene certeza es de constituir un acicate importante para incrementar la biodiversidad, pero no el único.
Definición
[editar]El aislamiento geográfico es un fenómeno por el cual un grupo de seres vivos se ve privado físicamente de la relación con sus congéneres del mismo las poblaciones aisladas pueden seguir dos caminos distintos: o bien desarrollan sus propias pautas de conducta, e incluso sus propias tipologías, o bien terminan extinguiéndose.[2]
El aislamiento suele deberse a fenómenos geológicos, como el surgimiento de una montaña, la separación de dos continentes o el afloramiento de islas por actividad volcánica.[1] Pero acciones humanas transformadoras pueden producir el mismo efecto, sería el caso de grandes obras de infraestructura, talas masivas, cultivos extensivos..., según García (2002, p. 47 y siguientes).
Autores como Audesirk y Byers (2004, p. 275) recogen la idea de que los aislamientos geográficos son una fuente de biodiversidad, al constituir un estímulo para que los grupos se aíslen reproductivamente, llegados a este extremo el grupo es considerado una especie nueva. Sin embargo esta postura no es unánime ya que no necesariamente un fenómeno desemboca en el otro. El aumento de la biodiversidad dependerá también de otros factores como la cantidad de individuos aislados, hacen hincapié Audesirk, Audesirk y Byers (2003, p. 315).[nota 1]
Contribución a la extinción
[editar]Uno de los efectos del aislamiento es la extinción si su población no encuentra suficientes recursos para mantener la diversidad genética suficiente. En ese momento la endogamia puede terminar con la población. Sin embargo, el número mínimo de parejas y la extensión que necesitan para vivir puede variar con las especies. Entre los mamíferos suele considerarse imprescindible una cantidad no inferior a treinta individuos, veinte contando con suerte.[3]
El aislamiento que desemboca en la extinción puede deberse tanto a fenómenos naturales como a otros de origen humano.[4] Un caso típico lo constituyen las grandes infraestructuras de comunicaciones. En varios países las autopistas deben estar valladas en su totalidad, para evitar accidentes por la entrada de peatones o de fauna. Con las mismas protección deben contar los trenes de accidentes mucho mayores, por ejemplo el coyote supera ríos caudalosos, cadenas montañosas o cañones, puntualizan Campbell, Mitchell y Reece (2001, p. 286).[nota 2]
Una segunda influencia negativa del aislamiento aparece cuando este no consigue restringir el movimiento de las poblaciones, pero las priva de las suficientes fuentes de alimentos y del espacio para subsistir. Sería el caso de los cultivos o las simples carreteras sin vallar. Los primeros pueden recortar tanto el hábitat que los seres vivos no son capaces de conseguir los recursos suficientes. El trazado de una carretera, por su parte, puede fragmentar el bosque en dos, tres o más partes, dejando masas boscosas que juntas serían suficientes para garantizar el sustento, pero no separadas.[4] Con todo, que la transformación humana llegue a producir extinciones depende también de la especie aislada y su capacidad de adaptación. Así, los lobos españoles son capaces de vivir y procrear en los estrechos linderos entre fincas, constatan Banco y Cortés (2002).
Contribución a la biodiversidad
[editar]Charles Darwin ya intuyó que los aislamientos podían producir nuevas especies.[5] Posteriormente se ha descubierto la capacidad de las poblaciones pequeñas para diversificarse con más facilidad que las grandes. Un caso estudiado es el de las islas Galápagos, donde las trece especies de aves existentes derivan de una inicial que debió llegar en un número pequeño.[1]
Pese a todo,Campbell, Mitchell y Reece (2001, p. 288) subrayan que no todas las especies surgen por aislamiento geográfico. Este constituye un acicate, pero el mismo Darwin ya resaltó la tendencia a la diversificación dentro de la misma comunidad, pese a no descubrir el modo en que se producía esta diferenciación.[5] Posteriormente se ha constatado la importancia de las mutaciones y de la recombinación genética de los cromosomas durante la fecundación.[6]
Véase también
[editar]Notas
[editar]- ↑ Según Campbell, Mitchell y Reece (2001, p. 287), el aumento de especies, la biodiversidad, se produce cuando los individuos aislados desarrollan el aislamiento reproductivo. De lo contrario, pueden aparecer comportamientos y tipologías diferentes, pero no una nueva especie como lo entiende la zoología, es decir, seres solo interfértiles entre ellos.
- ↑ La capacidad de una autovía para detener el avance de los cánidos debe ser tratada con cuidado. Como indican Banco y Cortés (2002), las grandes vías de comunicación construidas en España no han detenido la expansión del lobo desde Galicia, porque los animales habían aprendieron a superar el obstáculo utilizando los pasos elevados.
Referencias
[editar]- ↑ a b c Campbell, Mitchell y Reece, 2001, p. 287.
- ↑ Nodarse, 1985, p. 21.
- ↑ Ramos Castellanos, 2007, p. 358.
- ↑ a b García, 2002, p. 47 y siguientes.
- ↑ a b García Alonso, 2007, p. 65.
- ↑ Campbell, Mitchell y Reece, 2001, p. 288.
Bibliografía citada
[editar]- Audesirk, Teresa; Audesirk, Gerald; Byers, Bruce E. (2004). Biología: la vida en la tierra. México, D. F.: Pearson Educación de México. ISBN 9702605385.
- Audesirk, Gerald; Byers, Bruce E. (2003). Biología: la vida en la tierra. México, D. F.: Pearson Educación de México. ISBN 9789702603702.
- Blanco, Juan Carlos; Cortés, Yolanda (2002). Ecología, censos, percepción y evolución del lobo en España: análisis de un conflicto. Málaga: SECEM. ISBN 9788460738961.
- Campbell, Neil A.; Mitchell, Lawrence G.; Reece, Jane B. (2001). Biología: conceptos y relaciones. México, D. F.: Pearson Educación de México. ISBN 9684444133.
- Garca Alonso, Rafael (2007). Las huellas de la evolución (una historia en le límite del caos). Sevilla: Publicaciones Digitales. ISBN 9781409202882.
- García, Radal (2002). Biología de la conservación: conceptos y prácticas. Santo Domingo de Heredia: Editorial INBio. ISBN 9789968702768.
- Nodarse, José J. (1985). Elementos de sociología. Selector. ISBN 9789684030404.
- Ramos Castellanos, Pedro (2007). Uso eficiente y sostenible de los recursos naturales. Salamanca: Universidad de Salamanca. ISBN 9788478003877.
Bibliografía recomendada
[editar]- González Candelas, Fernando (2009). La evolución, de Darwin al genoma. Valencia: Universidad de Valencia. ISBN 9788437084947.
- González, Wenceslao J. (2009). Evolucionismo: Darwin y enfoques actuales. La Coruña: Netbiblio. ISBN 9788497454094.
- Heslop-Harrison, Jack (1967). Nuevos Conceptos Sobre la Taxonomia de Plantas Superiores. Bogotá: Instituto interamericano de ciencia agrícolas de la OEA.
Enlaces externos
[editar]- Crespo, José Luis (9 de diciembre de 2014). «Selección natural». Madrid: Radio Televisión Española. Consultado el 3 de diciembre de 2015.
- «Mecanismos de aislamiento reproductivo». Educatina. 23 de octubre de 2012. Consultado el 14 de diciembre de 2015.
- «¿CÓMO SE FORMAN NUEVAS ESPECIES POR EVOLUCIÓN BIOLÓGICA?». 16 de marzo de 2015. Consultado el 14 de diciembre de 2015.