Dino Segura
Dino Segura
Dino Segura
Dino Segura
Escuela Pedagógica Experimental
Junio de 2008
PERSPECTIVA INICIAL
Queremos con estas consideraciones argumentar a favor de la
necesidad de innovar en educación. A la vez, nuestra intención es
enfatizar en que esta necesidad no debería ser simplemente un
retoque a lo que se hace en el aula, sino una transformación radical,
que debería incidir y transformar el significado de la educación, los
métodos que se siguen y las dinámicas del aprendizaje. Uno de los
puntos centrales de la exposición es que lo que se logra en términos
de aprendizajes en la escuela no son las metas que se proponen los
maestros o los estudiantes cuando se embarcan en las actividades
escolares, sino los aprendizajes que se dan en tales procesos, que
pueden traducirse o no en actitudes y seguridades, en formas de
relacionarnos con otros y con nosotros mismos y en las formas
espontáneas de actuar que se construyen en todas las interacciones
cotidianas pero para las cuales son especialmente importantes las
interacciones escolares. Es por esta razón que enfatizamos en la
importancia de consolidar en la escuela un ambiente educativo que se
proyecte como un contexto deseable y rico en interacciones; de
organizar la cotidianidad en términos de trabajo de colectivos, que
plantee una forma alternativa de ser, en cuanto se opone a la soledad
del individualismo e inventa alternativas a las tendencias universales
del consumo.
•
Documento presentado en Costa Rica en el evento 10º Congreso Nacional de Ciencias y Estudios
Sociales, Sede Brunca, Pérez Zeledón, Agosto de 2008.
No debemos ver las quejas que se plantean al sistema educativo como referidas la
escuela tradicional, sino a la escuela que tenemos, que aunque se parece mucho a la
escuela de siempre, permanentemente ha sido objeto de cambios. La institución
escolar se ha transformado en muchos aspectos, en particular, en cuanto cada vez
más ha centrado su atención en las disciplinas, especialmente en las matemáticas,
las ciencias y el lenguaje. Esta tendencia está en resonancia con lo que se pide en las
pruebas internacionales TIMSS (Trends in International Mathematics and Science
Study ) o PISA (Programme for International Student Assessment) y en las pruebas
nacionales, por ejemplo en las pruebas SABER (en Colombia). Una de las
consecuencias de esto es que las formaciones humanística y ciudadana han pasado a
un segundo plano, y en algunos casos han desaparecido, como ya había sucedido en
otro momento con respecto al arte y al deporte. Por otra parte, en los métodos y
concepciones de aprendizaje usuales son raras las preocupaciones por la creatividad
o la imaginación. Estas tendencias, que se hacen cada día mayores, son universales
y posiblemente se harán cada vez más imperativas ya que suelen justificarse por la
necesidad de una formación para el empleo. Es por ello que merecen una
consideración especial.
*
En terminos del autor del término Marc Augé:
"Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no
puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un
[no lugar].". weblogs.javahispano.org/rugi/entry/el_no_lugar.
Cuando desde esta perspectiva volvemos los ojos al aula, nos encontramos
exactamente con lo contrario; esto es, con la existencia de tareas que son
propuestas por alguien externo a la actividad misma, que consisten en aprender algo
que ya está establecido. Es por esta razón entre otras, que, en el desarrollo de esta
•
En palabras de Chevallard: La transposición didáctica es la transformación del saber científico
o saber erudito en un saber posible de ser enseñado.
actividad no existe una tensión; es decir, no existe una emoción que la haga
deseable y la dinamice. En algunas oportunidades, en el aula se trata de subsanar la
carencia de esta tensión buscando que en el desarrollo de la actividad esto es, en el
aprendizaje de las explicaciones, existan los conflictos develados por Piaget, en el
desarrollo cognitivo o las incertidumbres encontradas por Kuhn (1974) cuando no se
trabaja en los periodos de la ciencia normal, que alimenten procesos similares a la
acomodación o que desencadenen la revolución (¿cambio conceptual?). Pero eso no
es posible ya que lo que se está buscando en el aula es llegar a una explicación que
ya existe y que debe lograrse porque tal es la decisión de individuos ajenos a la
actividad misma (diseñadores curriculares, maestros, textos, especialistas, etc.) y no
por las urgencias de quien como estudiante está aprendiendo. Es entonces cuando,
por ejemplo, desde las perspectivas constructivistas se plantea que los estudiantes
busquen explicaciones a situaciones cognitivamente conflictivas, pero se mantiene
presente siempre que la explicación a que debe llegarse tiene que ser la del texto o
la de la disciplina constituida1. Desde nuestro punto de vista y considerando
precisamente el carácter cultural de la actividad científica, las explicaciones poseen el
distintivo de la época en que fueron propuestas y de las experiencias individuales de
quien las propone. Es por ello que difícilmente alguien podría inventarlas
nuevamente en un proceso auténtico de búsqueda en el aula.
Estas consideraciones nos ayudan a comprender el sentido que tiene la clase para el
maestro y para el estudiante. Mientras el primero se constituye en un mediador para
que de alguna manera se traslade lo que ya se sabe en el dominio disciplinario al
dominio intelectual o experiencial del estudiante, el segundo se concibe a sí mismo
como un ser pasivo que asiste al proceso de aprender lo que otros han determinado
que tiene que aprender, proceso que es independiente de sus propias urgencias y
deseos.
1
Este punto de vista tiene como telón de fondo el que las explicaciones poseen un carácter
ineluctable e independiente de las metáforas posibles y que representan además, el ejemplo
más claro de lo que es pensar bien. Cualquier explicación alternativa es un error
(missconception).
activamente, con una dosis grande de voluntad para poseer la entereza y disposición
a fin de lograr lo que se quiere, a pesar de las dificultades. Podría argumentarse que
en las actuales circunstancias esos no son los atributos de los estudiantes de hoy,
que para esa escuela se necesitarían otros estudiantes. Pero es que así como los
estamos pensando son los estudiantes de corta edad, antes de ir a la escuela o en
los primeros años de esta. Se trata entonces de emprender la tarea de recuperar
esas cualidades de la infancia y de proyectarlas como una manera de vivir y de
convivir. Es pues, la necesidad de volver a ser curiosos, confiados (en los otros y en
nosotros mismos), persistentes y perseverantes. Por otra parte, si realmente se
quiere garantizar el sentido, esa escuela sería un espacio en el cual existirían
múltiples opciones de entre las cuales el estudiante podría elegir y que él mismo
podría transformar y proponer. Visto así el horizonte de la escuela, en ella, más que
tratarse de aprender (mediante la enseñanza) unos determinados contenidos, se
trataría de aprender a aprender, de aprender a preguntar, de aprender a organizarse
para conseguir una solución a los interrogantes que se plantean. Se trataría de
aprender a aprender mediante aprendizajes de alto nivel (haciendo, inventando,
intuyendo, conversando, etc.) y no simplemente de aprender por repetición y
memorización.
Indudablemente el estudio del clima es uno de los problemas de mayor dificultad por
su complejidad, representada en las múltiples variables que deben considerarse y
por la manera como estas variables se relacionan entre sí. Baste decir que fue tal
estudio el que llevó a E. Lorentz a desarrollar la teoría del caos y a hacer énfasis en
el estudio de las interacciones en lo que se denomina teoría de la complejidad y el
estudio de los sistemas complejos (ver, por ejemplo Stewart, 2001). Sin embargo,
para nuestro caso, tal complejidad no nos puede llevar a despreciar la incidencia de
las variables que dependen de las actividades humanas, relacionadas con la
agricultura, el flujo poblacional, el corrimiento de las fronteras agrícolas y en parte la
desertificación que de ellas se desprende.
Es claro que las inundaciones tienen que ver con el ciclo del agua, la retensión y la
escorrentía, pero no debemos olvidar que algunos de estos factores están a su vez
relacionados entre otras cosas con la erosión y la deforestación, que a su vez nos
llevan a cuestionarnos por problemáticas sociales como la pobreza y el
desplazamiento (Figura 1).
Desigualdades
La democracia
FIGURA 1. A partir de lo que se hace en la escuela se pueden ver los problemas de una manera diferente hasta
el punto en que YO me siento involucrado. El estudio de las inundaciones es un asunto que para comprenderse
requiere de las ciencias sociales, naturales, de la política y de la experiencia. Es un problema real y como tal,
no posee filiación disciplinaria.
Cuando llegamos a este punto se hace evidente la necesidad de ver los factores e
intereses políticos y con ello la necesidad de sentirnos involucrados en el problema.
En este caso particular la relación que se encuentra entre lo que sucede en nuestro
medio ambiente, la organización del Estado y nuestras propias conductas, es tanto
más importante en cuanto, por una parte tomamos conciencia de que nuestro país es
sumamente in-equitativo y, por otra, encontramos un ejemplo de algo que se ha
reconocido como un factor determinante (si no el principal) de los problemas medio
ambientales, la pobreza (Lovelok, 1986).
Haciendo una analogía con lo que plantea Toulmin (1960) sobre las características de
la inferencia en la ciencia, en el aprendizaje que se debe dar en la escuela, no se
trata de ver cosas nuevas de una manera familiar sino de ver cosas familiares de una
manera diferente y con ello, de transformar nuestras conductas. Si lo que se aprende
no nos lleva a actuar de otra manera, a entender de otra manera, a relacionarnos de
otra manera, entonces, para qué la escuela?
ELEMENTOS DISCIPLINARIOS
ACTIVIDAD EN EL AULA
LA CONVERSACIÓN, LA EXPERIENCIA
Esta propuesta se complementa con una dinámica para el aula en la que el asunto,
tema o interrogante que motiva la actividad se mantiene en el centro de la atención
Los procesos y bucles que se ilustran se pueden ejemplificar con las actividades que
solemos hacer en nuestra cotidianidad y que para el caso del aula son mucho más
ilustrativas cuando se trata de trabajos emprendidos en colectivo. Se trata por
ejemplo de eventos tan elementales como lo pueden ser, hacer un jardín, buscar una
explicación, o construir una cometa.
En todos los casos si de verdad queremos hacer el jardín o construir una cometa,
seguramente requerimos de información acerca de cómo se elaboran estas cosas,
con qué materiales, siguiendo qué procedimientos, etc.
Y todos sabemos que para emprender estas tareas es necesaria la información, pero
ésta no nos muestra de manera definitiva cómo debemos orientar nuestra acción
para hacer lo que queremos hacer. Para ello es necesario conjugar las informaciones
que obtenemos de las bases de datos y los especialistas con nuestras experiencias y
creatividad, nuestros principios y valores, las exigencias estéticas y los
razonamientos y, todo esto, en un entorno de conversaciones. Y, es en tal entorno
de conversaciones y procesos de comunicación, en donde surge la orientación de la
acción, esto es, el conocimiento. Cuando la acción se realiza, tal acción no está
comprometida con el éxito, perfectamente podemos equivocarnos y al final no
conseguir la meta que nos proponemos, sin embargo, ello no constituye un fracaso
desde la perspectiva cognitiva. Desde el punto de vista del aprendizaje, es tal vez
tan exitosa una actividad que conduce a la solución o concreción de las metas que se
buscan, como otra que no nos lleva a ellas. Esto nos conduce a discutir qué significa
eso que es tan importante para la vida, el aprender de los errores y nos remite a la
forma básica de aprendizaje, la prueba y el error.
VALORES LÓGICA
CREATIVIDAD RAZONAMIENTO
CONVERSACIÓN EXPERIENCIA
PROBLEMA
O CONOCIMIENTO ACCIÓN
INTENCIÓN
comprometido particular
FUENTES DE LA INFORMACIÓN:
Especialistas, maestros, textos, bases de datos, familiares,
general
neutral
INFORMACIÓN:
Teorías, principios, procedimientos, algoritmos, datos.
FIGURA 3.- Procesos recurrentes de construcción múltiple: del problema, de la actividad, de cómo
orientamos la acción, de la información y la experiencia, entre otras.
Trabajo en grupos 2
pequeños
1
La pregunta, el Confrontación
proyecto, la inquietud. expectativas – Discusiones en
vs- resultados. grupos grandes
Primeras
4 aproximaciones
FIGURA 4.- Estructura del trabajo. El proceso es cíclico y recurrente. Los significados y
metas se reformulan permanentemente.
Como el problema suele poseer una gran amplitud o verse desde múltiples
relaciones, es posible establecer diferentes grupos de trabajo con metas puntuales
definidas, que pueden adelantar autónomamente sus actividades. Incluso varios
grupos pueden embarcarse en la misma exploración, lo que en matemáticas, por
ejemplo, es muy exitoso por la diversidad de propuestas y caminos de solución que
resultan frente a un mismo problema (Segura y otros, 2004). Los pequeños grupos
puede entrar en diálogo entre ellos mismos en sesiones de socialización que suelen
conducir a la redefinición de las metas de trabajo en los pequeños grupos e incluso, a
reformular el punto de partida de la actividad como un todo.
El trabajo en los grupos pequeños y las socializaciones de todos en las plenarias son
particularmente interesantes por las posibilidades que brindan cuando se dan en
ambientes de confrontación, discusión y argumentación. En matemáticas es muy
clara la contribución de estas discusiones en la estructuración de la disciplina
(Malagón, J y otros 2004). Pero más allá de ello, las formas de organización que
asumen los grupos, sus dinámicas de trabajo y sus ocasiones de interacción
contribuyen, como ya lo anotábamos antes, a la formación en y para la convivencia.
HIPÓTESIS
FIGURA 5.- El pensamiento científico y sus dos espacios, la invención y la creatividad (a la izquierda) y
la verificación (a la derecha).
método científico en el aula de clase. Esto merece un discusión así sea muy breve:
en los procesos de elaboración de explicaciones existen al menos dos pasos muy bien
definidos (por los filósofos de la ciencia, ver Hempel, 1976), que se conocen como
los contextos de descubrimiento y los contextos de justificación.
Mientras el primer proceso no pose otra lógica que la propuesta por Pierce, que nos
la recuerda Bateson (1972) y que no es otra que la abducción o retroducción; esto
es, el pensamiento por analogía, que desemboca en la elaboración de una hipótesis
(la metáfora), el segundo proceso parte de la hipótesis propuesta y nos dice qué
hacer con ella; esto es, nos urge sobre la aplicación del método científico (Figura 5).
El primer proceso está signado por la incertidumbre, la búsqueda y la creatividad,
mientras en el segundo, lo que se hace con la hipótesis, está muy bien definido (así
pueda ser extremamente complicado y pueda requerir de una gran creatividad en la
invención de montajes experimentales) en alguna forma es meramente un
procedimiento. Lamentablemente lo que usualmente se publica como novedad no es
la historia de la hipótesis sino los procesos de verificación de ella.
Uno de los elementos de comparación más significativos entre los países del primero
y del tercer mundo es el poblacional. Para nadie es una novedad que en los países
altamente desarrollados las tasas de natalidad y de mortalidad para todas las edades
están disminuyendo. Esto conduce, entre otras cosas a que la pirámide poblacional
típica, se esté invirtiendo.
En la mayoría de los países del tercer mundo esta pirámide es aún vigente, mientras
que en el primer mundo, debido a los controles de natalidad, la base se hace más
estrecha y a la vez, como consecuencia de los logros en salud y seguridad social, la
cúspide de la pirámide se hace más ancha (ver la Figura 7 que corresponde a
Alemania - 2000).
Nos encontramos entonces con países en donde la franja poblacional más numerosa
se encuentra entre los 25 y los 40 años, especialmente en el primer mundo. Esto nos
lleva a dos consideraciones.
2. Por otra parte, muy pronto se carecerá de una fuerza de trabajo suficiente
para mantener en funcionamiento la producción, no solo en empleos casuales
y de servicios, sino en empleos productivos que exigen alta especialización y
profesionalización.
Este aumento de inmigrantes al primer mundo puede verse como una consecuencia
de las limitaciones que existen en el tercer mundo para la consecución de empleo y
de seguridad social. Es decir, la inmigración puede considerarse como una
continuación del llamado “sueño americano”. Sin descartar este factor, hoy juegan
un papel importante en la inmigración las necesidades de los países altamente
desarrollados que requieren de los inmigrantes para mantener andando sus
maquinaria de producción. Y es posible que esta variable sea cada día más
importante. Así pues, las motivaciones no se encuentran sólo en las carencias y
sueños de los inmigrantes, sino en las necesidades de los países anfitriones. Es por
ello que se encuentran invitaciones de Australia a parejas de jóvenes profesionales
para que presenten solicitudes para vivir allá, o se han establecido universidades en
la India en donde los estudiantes luego de pruebas muy exigentes se preparan para
emigrar al Reino Unido y ejercer allí su profesión o existen posibilidades llamativas
en los Estados Unidos para adelantar el doctorado vinculándose a equipos de
investigación.
Una de las explicaciones que se suelen proponer ante el fracaso de la escuela para
hacerla atractiva a niños y jóvenes es que esta, como una máquina trivial (Foester,
1996), se ha mantenido testarudamente asida a estructuras modernas, mientras
nuestra juventud, que es objeto de entornos contemporáneos relacionados con las
posibilidades de comunicación, la rapidez de los medios y la riqueza de propuestas
de todo tipo, posee otras perspectivas culturales y otras expectativas, relacionadas
con un mayor protagonismo, que se hace visible, sobre todo, con la posibilidad de
optar por sí mismo. Se llega plantear, incluso, que los niños actuales son
posmodernos, mientras las escuelas se mantienen como instituciones modernas.
(Colom, A. y Melich, J. (1997)).
Sea esta aserción cierta o no, lo que sí evidenciamos a diario es que para los jóvenes
lo que la escuela propone no es llamativo o interesante. Y no es un asunto de pereza
ya que también sabemos que cuando los estudiantes se encuentran ante propuestas
llamativas, así sean difíciles y complicadas, son capaces de comprometerse y
realizarlas.
LA CONVIVENCIA
Nos encontramos entonces con una triada: percepción – acción - micro-mundo que
determina las situaciones que vivimos, de tal suerte que como anotaba Ortega y
Así pues, mientras para algunas pocas conductas media el razonamiento y el juicio
moral, para la gran mayoría de nuestras conductas hay un automatismo que nos
lleva a actuar sin pensar, de tal suerte que nuestras conductas dependen de las
estructuras que han sido construidas y consolidadas en nuestra historia de
interacciones.
En palabras de von Foester (op. cit.), nos comportamos como sujetos históricos y en
este sentido como máquinas no triviales.
De estas consideraciones resultan elementos que nos pueden orientar con respecto
al papel de la escuela y a los medios que posee esta para contribuir a la formación
para la convivencia.
Las consecuencias que podrían derivarse para la vida escolar son múltiples y tienen
que ver con la vida en la escuela en todas sus dimensiones.
Ante todo, enfaticemos en que todo acontecimiento, esto es, toda vivencia escolar es
una vivencia de formación para la convivencia. La clase de matemáticas o cualquier
otra, las horas de descanso, las formas como respondemos a las circunstancias, la
manera como se solucionan o se da trámite a las inquietudes y necesidades de los
diferentes miembros de la comunidad, institucional o personalmente; todas, son
contribuciones a la conformación de esa determinación estructural que es la
responsable de la creación de los esquemas percepción – acción. Es por ello central
afirmar que de lo que se trata cuando hablamos de la formación para la convivencia,
es de consolidar un ambiente educativo deseable. (Ver Segura y otros, 2007).
Ahora bien, de acuerdo con Martha Colorado (1998), la convivencia ciudadana como
toda forma de convivencia social se sustenta, en la construcción de dos tipos de
relación que entrañan limitaciones a la individualidad. Este planteamiento es
desarrollado por Colorado (op. cit), quien afirma que la construcción de las
relaciones
Sujeto - sujeto y
Sujeto – colectivo,
implican, por una parte, la construcción o el reconocimiento del otro, como un otro
legítimo y, por otra, la existencia del colectivo como elemento que limita y orienta las
actuaciones de sus miembros. La convivencia está mediada por dos rupturas al
individualismo, la primera que se concreta en los límites que nos impone el
reconocimiento del otro, la emergencia del respeto y la convicción de la posibilidad
de otros puntos de vista tan legítimos como los nuestros; y, la segunda, que surge
de los límites y condicionantes que se dan de la vida en colectivo con la emergencia
de la autoridad, el liderazgo y las normas. Si a estas afirmaciones añadimos las
posibilidades que surgen de las transferencias de los esquemas entre los micro-
mundos, debemos tratar de hacer de la vida escolar, una vida de múltiples
colectivos, en donde se vivencien a la vez, las dos limitaciones que a que nos
referimos antes y se consoliden y se hagan concientes las potencialidades de los
colectivos. La vida en colectivo nos limita de múltiples maneras, pero la vez nos
posibilita realizarnos como seres humanos y como sociedad. De otra parte, la única
manera de vivir es vivir en colectivo. Estas aserciones entran en conflicto con las
prácticas escolares usuales en las que debido al privilegio de la organización por
disciplinas surge que la única responsabilidad de algunos maestros es con su
disciplina y no con la formación y por lo tanto, no se consideran como sujetos activos
en la formación ética de sus estudiantes. Por otra parte, el tipo de exigencias que se
hace a los estudiantes se restringe a deseables individuales, que se pueden
conseguir independientemente de los otros y no a aspectos colectivos que
garantizarían otras dimensiones del conocimiento como la construcción en colectivo,
el valor de la argumentación, la importancia de los acuerdos y, consiguientemente,
las vivencia de convivencia.
Vivencias escolares
Situaciones autónomas
acompañadas
Situaciones espontáneas
FIGURA No 8.- Vivencias de convivencia: Las dinámicas y las formas de convivencia en colectivo se
promueven desde muy temprano mediante propuestas planeadas y organizadas por el maestro con
opciones cada vez más grandes de participación. En su dinámica las situaciones y la vida de los colectivos
serán cada vez más autónomas de tal suerte que se favorezcan las instancias de autoorganización.
En primer lugar, sobre lo que se hace en la escuela debemos reafirmar que sus
compromisos son a la vez con la sociedad, y por ello su carácter político, y con los
individuos y por ello su énfasis en la formación y su carácter pedagógico.
Las perspectivas generales, esto es, sus horizontes, deben moverse en el límite entre
dos extremos, o bien, enfatizar en la conservación del acervo cultural y cognitivo que
la distingue de la sociedad en que se da su existencia o proyectarse como un
elemento de cambio y transformación de dicha sociedad.
o El ambiente educativo está irrigado por las búsquedas con sentido que se
derivan de la identificación de problemas, dificultades y propósitos en
términos de proyectos cuyo origen nos remite no sólo a las curiosidades
naturales de los estudiantes, sino a las posibilidades de desarrollo del país y a
las necesidades nacionales en un mundo globalizado.
Tal vez la mayor contribución que puede hacerse desde la escuela para lograr una
sociedad deseable es que los estudiantes vivan el espacio escolar como un ejemplo
de esa sociedad que se quiere en un entorno de realizaciones que les permitan lograr
confianza en sí mismos y en sus compañeros y vivir las instancias de la felicidad que
se logra al haber superado las dificultades y los retos que aparecen en la conquista
de sus horizontes de deseo.
Bibliografía
Bateson, G. (1972). Pasos hacia una ecología de la mente Buenos Aires: Lumen.
Cañal, P y Porlán, R. (1992) Investigando la realidad próxima: un modelo
didáctico alternativo. En Enseñanza de las ciencias 5(2) pp 89, 96.
Sevilla, España.
Colom, A. y Melich, J. (1997). Después de la modernidad. Nuevas filosofías de la
educación. Barcelona:Paidos.