Resultado de Lot y Sus Hijas
Resultado de Lot y Sus Hijas
Resultado de Lot y Sus Hijas
Bíblico
Logos
Elaborado Por:
MARIO JOSÉ ZELEDÓN C.
26 de diciembre de 2020
Lot era un hombre bueno, sobrino de Abrahá n, que vivía en Sodoma junto con su
mujer y dos hijas. Sodoma y su vecina Gomorra eran ciudades libertinas. Dios no podía
consentir semejante conducta por lo que envió a dos á ngeles a avisar a Lot que
abandonara la ciudad con su familia porque iba a destruir ambas ciudades por el
fuego, pero Lot temiendo al “monte” por alguna razó n (Génesis 19:19), con la
aprobació n de los á ngeles se refugia en la pequeñ a Soar (Zoar). Así, Lot, su mujer y sus
dos hijas partieron rumbo a un pueblecito cercano, Soar. “Entonces el Señ or hizo que
cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. Así destruyó a
esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetació n del
suelo”. (Génesis 19:24-25)
Estando Lot temeroso en Soar, tal vez esas gentes hicieran cosas parecidas a las
ciudades destruidas, y temiendo que pasará lo mismo (quizá s por ser la ú nica ciudad
sobreviviente), se aisló de toda la civilizació n, habitando en una cueva de un monte
con sus dos hijas (Génesis 19:30).
Los hechos que se describen son simplemente que una noche, al poco de retirarse a
dormir Lot, después de tomar el vino que le dieron sus hijas, entró la hija mayor y
durmió con su padre, sin que él se diera cuenta o sintiera cuando se acostó con ella, ni
cuando se levantó ella (Génesis 19:33). A la noche siguiente pasó lo mismo, pero en
esta ocasió n fue la hija menor la que durmió con su padre, e igualmente, Lot no se
enteró de cuando entró y cuando se levantó ella de dormir con su padre.
Inmediatamente, la Biblia afirma que ambas hijas concibieron de su padre y que
dieron a luz, la mayor, un hijo llamado Moab (que fue el padre de los moabitas), y la
menor otro hijo llamado Ben-ammi (padre de los amonitas) - Génesis 19:36-38; dos de
los peores enemigos del pueblo de Israel, eran idolatras y enemigos del Dios
verdadero. Má s tarde estas naciones fueron reducidas a escombros.
Debe notarse que no hay nada en el registro bíblico que indique que Lot era un
borracho habitual, ni estuvo envuelto habitualmente en actos de incesto. Su
reputació n era la de “hombre justo,” y él tenía esta reputació n con Dios, que examina
el corazó n. Lot deploró los “hechos” de la gente de Sodoma (2 Pedro 2:7 y 8). Y,
evidentemente, para que el Examinador de corazones lo considerara justo, Lot
también debe haberse afligido por la conducta incorrecta en la que él mismo se
envolvió .
Orígenes, uno de los primeros escritores cristianos, argumenta que esta acció n, tan
desconcertante para nosotros, no pudo ser resultado de un vicio, pues nunca fue
repetida. Es evidente que el ú nico propó sito de las hijas de Lot era la concepció n, y
esto debió ser guiado por la falsa noció n de que no podía lograrse de otra manera. La
hija mayor expresó algunos de sus temores: su padre ya era viejo, por lo que no
tendría má s hijos, y ella pensaba que ya “no quedaba varó n en la tierra” (v. 31).
Es extrañ o ver que estos fugitivos tuviesen vino en esa cueva. Debían haberlo traído
consigo cuando se fueron de Soar (Zoar). El vino era la sustancia que los embotaba.
Cuando estaban en la cueva, las hijas de Lot no tuvieron la comunió n apropiada con él,
diciendo: “Padre, nuestra madre se ha convertido en una columna de sal, y nosotras
no tenemos maridos. ¿Có mo podremos tener prole? Debemos hacer algo al respecto.
¿Podemos orar todos juntos?”. Si hubieran hecho eso, no se habría producido el
incesto. Pero no oraron al Señ or. La hija mayor, la que tenía má s experiencia, ya que
sabía de las consecuencias de beber mucho vino, propuso a la otra que emborracharan
a su padre con vino y durmieran con él a fin de producirle descendencia.
El hecho de que sus hijas lo emborracharan indica que sabían que su padre no
consentiría en mantener relaciones sexuales con ellas mientras estuviera sobrio. Pero
al ser extranjeras en el país, sus hijas pensaron que esa era la ú nica manera de evitar
que se extinguiera la familia de Lot.
Lot debió haber dicho a la hija que le presentaba vino: “¿Qué está s haciendo? tira eso”.
Pero Lot no era una persona sobria; él bebió , y lo hizo sin restringirse.
Parece que, para la época de Moisés, el có digo genético humano se había contaminado
lo suficiente como para que el matrimonio cercano ya no fuera seguro. Por lo tanto,
Dios ordenó en contra de las relaciones sexuales con hermanos, medio hermanos,
padres y tías / tíos (Génesis 2:24 parece indicar que el matrimonio y las relaciones
sexuales entre padres e hijos nunca fueron permitidas por Dios).
¿Por qué permitió Dios el pecado de las hijas, por qué no las condenó por lo que
hicieron?
Dios respeta el libre albedrío de las personas que son capaces de hacer lo malo, así
como lo bueno. Dios no privó al rey David de castigo por su maldad, pero no lo
condenó a muerte por una promesa, ya que de su linaje vino la descendencia
prometida, Jesú s de Nazaret. Los hijos de las hijas de Lot, con el tiempo fueron
exterminados de la faz de la tierra. Todo lo que se relaciona con los moabitas y los
amonitas se encontraba bajo la condenació n de Dios, y no se les permitía a los hijos de
Israel procurar la paz de ellos ni su bien (Deuteronomio 23:1-6).
¿Pero por qué se las permitió tener descendencia fruto de un incesto? Vemos la
misericordia ilimitada e inescrutable de Dios en uno de los descendientes de ese
incesto. Rut (Lea en la Biblia su historia), una moabita, descendiente de Lot con una de
sus hijas, llegó a ser la bisabuela de David y una antepasada de Cristo (Mateo 1:1,5).
¡Qué extrañ a paradoja, el Cristo es la descendencia de un incesto!
¿Por qué Dios castigó a la mujer de Lot por su desobediencia y no castigó después a las
hijas por el mal tan grave que cometieron? En ello hay que notar cuan
significativamente debe de ser la obediencia puesto que nuestros primeros padres,
Adá n y Eva pecaron en desobediencia, por lo que la obediencia es una de las mayores
virtudes que deben ser observadas y llevadas puntualmente en su realizació n. Se
puede pecar y desobedecer, y aun así obtener la salvació n si se produce un
arrepentimiento sincero, pero la desobediencia sin arrepentimiento es un grave
pecado ante Dios.