Factores Que Afectan La Solubilidad

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Factores que afectan la solubilidad

La solubilidad se define para fases específicas. Por ejemplo, la solubilidad


de aragonito y calcita en el agua se espera que difieran, si bien ambos son
polimorfos de carbonato de calcio y tienen la misma fórmula molecular.
La solubilidad de una sustancia en otra está determinada por el equilibrio
de fuerzas intermoleculares entre el disolvente y el soluto, y la variación
de entropía que acompaña a la solvatación. Factores como
la temperatura y la presión influyen en este equilibrio, cambiando así la
solubilidad.
La solubilidad también depende en gran medida de la presencia de otras
sustancias disueltas en el disolvente como por ejemplo la existencia de
complejos metálicos en los líquidos. La solubilidad dependerá también del
exceso o defecto de algún ion común, con el soluto, en la solución; tal
fenómeno es conocido como el efecto del ion común. En menor medida,
la solubilidad dependerá de la fuerza iónica de las soluciones. Los dos
últimos efectos mencionados pueden cuantificarse utilizando la ecuación
de equilibrio de solubilidad.
Para un sólido que se disuelve en una reacción redox, la solubilidad se
espera que dependa de las posibilidades (dentro del alcance de los
potenciales en las que el sólido se mantiene la fase termodinámicamente
estable). Por ejemplo, la solubilidad del oro en el agua a alta temperatura
se observa que es casi de un orden de magnitud más alta cuando el
potencial redox se controla mediante un tampón altamente oxidante
redox Fe3O4-Fe2O3 que con un tampón moderadamente oxidante Ni-
NiO.1
La solubilidad (meta estable) también depende del tamaño físico del grano
de cristal o más estrictamente hablando, de la superficie específica (o
molar) del soluto. Para evaluar la cuantificación, se debe ver la ecuación
en el artículo sobre el equilibrio de solubilidad. Para cristales altamente
defectuosos en su estructura, la solubilidad puede aumentar con el
aumento del grado de desorden. Ambos efectos se producen debido a la
dependencia de la solubilidad constante frente a la denominada energía
libre de Gibbs asociada con el cristal. Los dos últimos efectos, aunque a
menudo difícil de medir, son de relevante importancia en la
práctica [cita requerida] pues proporcionan la fuerza motriz para
determinar su grado de precipitación, ya que el tamaño de cristal crece de
forma espontánea con el tiempo.

Temperatura
La solubilidad de un soluto en un determinado disolvente principalmente
depende de la temperatura. Para muchos sólidos disueltos en
el agua líquida, la solubilidad aumenta con la temperatura hasta
100 °C,2 aunque existen casos que presentan un comportamiento inverso.
En el agua líquida a altas temperaturas la solubilidad de los solutos iónicos
tiende a disminuir debido al cambio de las propiedades y la estructura del
agua líquida, el reducir los resultados de la constante dieléctrica de un
disolvente menos polar.
Los solutos gaseosos muestran un comportamiento más complejo con la
temperatura. Al elevarse la temperatura, los gases generalmente se
vuelven menos solubles en agua (el mínimo que está por debajo de 120 °C
para la mayoría de gases) pero más solubles en disolventes orgánicos.
El gráfico muestra las curvas de solubilidad de algunas sales sólidas
inorgánicas típicas. Muchas sales se comportan como el nitrato de bario y
el arseniato ácido disódico, y muestran un gran aumento de la solubilidad
con la temperatura. Algunos solutos (por ejemplo, NaCl en agua) exhiben
una solubilidad bastante independiente de la temperatura. Unos pocos,
como el sulfato de cerio (III) y el carbonato de litio, se vuelven menos
solubles en agua a medida que aumenta la temperatura. Esta dependencia
de la temperatura se refiere a veces como «retrógrada» o «solubilidad
inversa». En ocasiones, se observa un patrón más complejo, como con
sulfato de sodio, donde el cristal decahidrato menos soluble pierde agua
de cristalización a 32 °C para formar una fase anhidra menos soluble.
La solubilidad de los compuestos orgánicos casi siempre aumenta con la
temperatura. La técnica de la recristalización, utilizado para
la purificación de sólidos, depende de un soluto de diferentes
solubilidades en un disolvente caliente y frío. Existen algunas excepciones,
tales como determinadas ciclodextrinas.
Presión
La solubilidad de los gases varía no sólo con la temperatura sino además
con la presión ejercida sobre el mismo. De esta manera, la cantidad de un
soluto gaseoso que puede disolverse en un determinado solvente,
aumenta al someterse a una presión parcial mayor (véase Ley de Henry). A
nivel industrial, esto se puede observar en el envasado de bebidas
gaseosas por ejemplo, donde se aumenta la solubilidad del dióxido de
carbono ejerciendo una presión de alrededor de 4 atm.

Estado de subdivisión
Este factor tiene especial importancia en la disolución de sustancias
sólidas en solvente líquidos, ya que, cuando más finamente dividido se
encuentre el solidó, mayor superficie de contacto existirá entre las
moléculas del soluto y el solvente. Con ello, se aumenta la eficiencia de la
solvatación. Es por eso que en algunas situaciones la trituración de los
solutos facilita bastante la disolución

Naturaleza del soluto y del solvente 

Una regla citada en química es: lo semejante disuelve lo semejante. En


otras palabras, la solubilidad es mayor entre sustancias cuyas moléculas
sean análogas, eléctrica y estructuralmente. Cuando existe semejanza en
las propiedades eléctricas de soluto y solvente, las fuerzas
intermoleculares son intensas, propiciando la disolución de una en otra.
De acuerdo con esto, en el agua, que es una molécula polar, se pueden
disolver solubles polares, como el alcohol, acetona y sale inorgánicas. Así
mismo la gasolina, debido al carácter apolar de sus moléculas disuelve
solutos apolares como aceite, resinas y algunos polímetros.

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