El documento cuenta la historia de una joven llamada Hilda, apodada Lita, hija de un patrón en Chile. Describe como Lita era una excelente jinete y muy querida por todos los trabajadores de la hacienda. Lita eventualmente se casa y se muda a Santiago, pero su matrimonio termina trágicamente cuando su esposo la mata de un disparo por celos.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
174 vistas3 páginas
El documento cuenta la historia de una joven llamada Hilda, apodada Lita, hija de un patrón en Chile. Describe como Lita era una excelente jinete y muy querida por todos los trabajadores de la hacienda. Lita eventualmente se casa y se muda a Santiago, pero su matrimonio termina trágicamente cuando su esposo la mata de un disparo por celos.
El documento cuenta la historia de una joven llamada Hilda, apodada Lita, hija de un patrón en Chile. Describe como Lita era una excelente jinete y muy querida por todos los trabajadores de la hacienda. Lita eventualmente se casa y se muda a Santiago, pero su matrimonio termina trágicamente cuando su esposo la mata de un disparo por celos.
El documento cuenta la historia de una joven llamada Hilda, apodada Lita, hija de un patrón en Chile. Describe como Lita era una excelente jinete y muy querida por todos los trabajadores de la hacienda. Lita eventualmente se casa y se muda a Santiago, pero su matrimonio termina trágicamente cuando su esposo la mata de un disparo por celos.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3
LA GRINGUITA
Por Víctor Domingo Silva
¡ Güeno que era relinda la Gringuita,
la hija mayor de mi patrón don Otto! Hilda de nombre, y por cariño Lita. ¡rubiecita, señor, y más bonita!…
Entuavía recuerdo el alboroto
que producía en la gallá e la haciendverla pasar, encabritando el pingo, una mano en la huasca, otra en la rienda, chaqueta larga y pantalón de gringo. Era más de a caballo que cualquiera e nosotros, y en la vara ni el más pintao la paraba el gallo. ¡y cuidao con que alguien le faltara! Una ocasión, por no sé qué diablura, a un futre santiaguino se le jué al bulto, y, sin perder el tino, lo sacó liempiecito e la montura.
Toititos la queríamos ¡Por ésta!
Más de menos la echábamos que el vino en los días de fiesta. “¿Vendrá la patroncita”? pensábamos, mirando p´al camino. Yo me aniñaba mi sombrero e pita, otro el núo, el pañuelo en la garganta, y otro , por no ser menos, se golpeaba las botas con la manta o se tantiaba los bolsillos llenos… A lo mejor llegaba ¡Qué alegría! En plena carretera remataba el caballo. Se ponía de un salto en pie como una maromera y dándome las riendas se reía. Les pasaba la mano a las mujeres que solían estar en sus quehaceres, y a nosotros los hombres, nos saludaba a todos por los nombres: Juan, Perucho, Mañungo, el ñato Mieres… Sacando su petaca de labores, nos convidaba a toos. –Yo no fumo-le icía yo. – Pues esos son los piores- me replicaba. s`iba pa una esquina y con la pierna arriba, echando humo, estaba pa comérsela la indina… Sonaba la vihuela y el acordión. Y al tiro,una tonaa y otra, de ésas el tiempo de mi abuela, con más malicia que una limonaa y con más sal y ají que una cazuela.
Y venía la ronda de copas en honor de la Gringuita, que era, para el trago, como tirá con honda. (¿Porqué extrañarse? Ella era señorita y seguía las moas de Santiago) Después ¡Quién dijo mieo!
Que venga un deca y otro media deca…
Es una gallina el que se l´entra el habla… Y al compás del puntiao y del rajeo, sacaba a relucir la zamacueca sus remolinos de chiquilla diabla. Y sacarse los guantes y apretarse la cincha, y alzarse, guasamacos, los tirantes. ¡porque aquí viene la de pata en quincha! Y en los rodeos y corriendo vacas en su yegüita Perla, ella, sin aspavientos ni alharacas, de corral en corral o en campo raso, daba mil gustos verla portarse mesmamente como un huaso. ¡Si era la número uno pa colocarle a una vaquilla un lazo o pillar un toruno!
Pasó el tiempo. Se jué la señorita
a vivir a Santiago. Jué pa toos la pena parejita.. Jué tan grande la pena que, por darnos al trago, casi echamos al diablo la faena. Como al año supimos que ella paraba en casa de unos primos con muchos billes…Y, entre copa y copa, en el diario leímos que se había casao y s´iba pa Europa Y hasta vimos el grupo el casamiento con su acompañamiento: ella, de velo y tupición de azahares, él la mar de contento… ¡Y onde no lo iba a estar, si se llevaba la flor de estos lugares!
¡La luz pa nosotros rebrillaba
como estrellita e gloria! (Ejeme hacer memoria. Como caa uno aprecie lo que tiene póngame atención, porque aquí viene lo mejor de la historia) El marío era el tigre e celoso y se supo que un día, hecho un loco furioso (éjeme desahogarme en un suspiro) por sí no lo quería o lo quería, sin darle tiempo a naa, peló el bufoso ¡y la mató de un tiro! ……………………………. que por qué estoy aquí. Por poca cosa, Se hablaba en un chinchel lo sucedido, y un forastero bocón, tirando prosa, se permitió decir que misiá Lita tuvo su merecío, porque era una……¡Señor! ¡Mi patroncita! Ey no más llegó. Clavé la espuela. Lo llamé por su nombre y su mal nombre, le saqué a relucir la parentela, y como quiso hacerse al aniñao, le desafié a peliar, y de hombre a hombre le cosí a puñalás por deslenguao Ni me arranqué ni me escondí. Juí preso ¿pa qué andar con engaños? me siguieron proceso y convicto y confeso me salió veinte años…… soy un reo, un penao…..¿y que hay con eso?