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Programa de Profesionalizacin Administracin- Contabilidad

Asignatura: Doctrina social de la Iglesia.


Prof. Dr. Francisco Reluz Barturn

LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA HISTORIA


Te presentamos 4 de las cartas Encclicas que responden a situaciones
cruciales en la historia de la Humanidad, y en las que la Iglesia, ha querido
trasmitir su enseanza en funcin de la dignidad de la persona, buscando su
bienestar fsico y espiritual.

1. Rerum Novarum
Significado: De las cosas nuevas o De los cambios polticos.

Contexto: Primera encclica social de la Iglesia catlica. Fue promulgada por el Papa Len XIII el
viernes 15 de mayo de 1891. Acontece en el contexto de la Revolucin Industrial o Primera
Revolucin Industrial como proceso de transformacin tecnolgica iniciada en la segunda mitad del
siglo XVIII en el Reino Unido y que no haba pasado desde el periodo neoltico, trayendo consigo
sustanciales cambios econmicos y sociales, extendindose despus a Europa occidental y
Norteamrica, trasladando de una economa rural y comercial a una economa de carcter urbano,
industrializada y mecanizada, trayendo consigo el surgimiento de empresas fabriles y masificacin
del trabajo con los problemas que esto conllev.

Fragmento selecto: Despertado el prurito revolucionario que desde hace ya tiempo agita a los
pueblos, era de esperar que el afn de cambiarlo todo llegara un da a derramarse desde el campo
de la poltica al terreno, con l colindante, de la economa. En efecto, los adelantos de la industria y
de las artes, que caminan por nuevos derroteros; el cambio operado en las relaciones mutuas entre
patronos y obreros; la acumulacin de las riquezas en manos de unos pocos y la pobreza de la
inmensa mayora; la mayor confianza de los obreros en s mismos y la ms estrecha cohesin entre
ellos, juntamente con la relajacin de la moral, han determinado el planteamiento de la contienda.
Cul y cun grande sea la importancia de las cosas que van en ello, se ve por la punzante ansiedad
en que viven todos los espritus; esto mismo pone en actividad los ingenios de los doctos, informa
las reuniones de los sabios, las asambleas del pueblo, el juicio de los legisladores, las decisiones de
los gobernantes, hasta el punto que parece no haber otro tema que pueda ocupar ms hondamente
los anhelos de los hombres. (RN.1)

2. Mater et magistra
Significado: Madre y maestra

Contexto: Carta encclica del Papa Juan XXIII promulgada el 15 de mayo de 1961. Juan XXIII, advierte
que la cuestin social tiene una dimensin mundial y que as como se puede hablar de personas
pobres, tambin se ha de hablar de sectores pobres y naciones pobres. El desarrollo de la historia
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muestra cmo las exigencias de la justicia y la equidad ataen tanto a las relaciones entre
trabajadores dependientes y empresarios o dirigentes, como a las relaciones entre los diferentes
sectores econmicos, y entre las zonas econmicamente ms desarrolladas respecto de otras
menos desarrolladas dentro de una misma nacin, de igual manera que entre pases. Un problema
de fondo es cmo proceder para reducir el desequilibrio entre el sector agrcola, y el sector de
la industria y los servicios; y para que mejore la calidad de vida de la poblacin preferentemente
agrcola-rural. Sostiene que la justicia y la equidad exigen que los poderes pblicos acten para que
las desigualdades entre zonas econmicamente ms desarrolladas y menos desarrolladas sean
eliminadas o disminuidas y en las zonas menos desarrolladas se aseguren los servicios pblicos
esenciales.

Fragmento selecto: Por todo lo cual, a los gobernantes, cuya misin es garantizar el bien comn,
se les pide con insistencia que ejerzan en el campo econmico una accin multiforme mucho ms
amplia y ms ordenada que antes y ajusten de modo adecuado a este propsito las instituciones,
los cargos pblicos, los medios y los mtodos de actuacin.
Pero mantngase siempre a salvo el principio de que la intervencin de las autoridades pblicas en
el campo econmico, por dilatada y profunda que sea, no slo no debe coartar la libre iniciativa de
los particulares, sino que, por el contrario, ha de garantizar la expansin de esa libre iniciativa,
salvaguardando, sin embargo, inclumes los derechos esenciales de la persona humana.
Entre stos hay que incluir el derecho y la obligacin que a cada persona corresponde de ser
normalmente el primer responsable de su propia manutencin y de la de su familia, lo cual implica
que los sistemas econmicos permitan y faciliten a cada ciudadano el libre y provechoso ejercicio
de las actividades de produccin.
Por lo dems, la misma evolucin histrica pone de relieve, cada vez con mayor claridad, que es
imposible una convivencia fecunda y bien ordenada sin la colaboracin, en el campo econmico, de
los particulares y de los poderes pblicos, colaboracin que debe prestarse con un esfuerzo comn
y concorde, y en la cual ambas partes han de ajustar ese esfuerzo a las exigencias del bien comn
en armona con los cambios que el tiempo y las costumbres imponen.
La experiencia diaria, prueba, en efecto, que cuando falta la actividad de la iniciativa particular surge
la tirana poltica. No slo esto. Se produce, adems, un estancamiento general en determinados
campos de la economa, echndose de menos, en consecuencia, muchos bienes de consumo y
mltiples servicios que se refieren no slo a las necesidades materiales, sino tambin, y
principalmente, a las exigencias del espritu; bienes y servicios cuya obtencin ejercita y estimula de
modo extraordinario la capacidad creadora del individuo.
Pero cuando en la economa falta totalmente, o es defectuosa, la debida intervencin del Estado,
los pueblos caen inmediatamente en desrdenes irreparables y surgen al punto los abusos del dbil
por parte del fuerte moralmente despreocupado. Raza esta de hombres que, por desgracia, arraiga
en todas las tierras y en todos los tiempos, como la cizaa entre el trigo. (MM.54-58)

3. Pacem in terris
Significado: Paz en la tierra

Contexto: Encclica del Papa Juan XXIII, publicada el 11 de abril de 1963, lleva por subttulo Sobre
la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, era
una especie de llamamiento del sumo pontfice a todos los seres humanos y todas las naciones para
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luchar juntos en la consecucin de la paz en medio del clima hostil generado por la Guerra Fra,
generada por los antecedentes de la 1ra y 2da guerra mundial, la construccin del Muro de Berln y
la guerra de Vietnam.

Fragmento selecto: La paz en la tierra, suprema aspiracin de toda la humanidad a travs de la


historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden
establecido por Dios.
El progreso cientfico y los adelantos tcnicos ensean claramente que en los seres vivos y en las
fuerzas de la naturaleza impera un orden maravilloso y que, al mismo tiempo, el hombre posee una
intrnseca dignidad, por virtud de la cual puede descubrir ese orden y forjar los instrumentos
adecuados para aduearse de esas mismas fuerzas y ponerlas a su servicio (...)
Resulta, sin embargo, sorprendente el contraste que con este orden maravilloso del universo ofrece
el desorden que reina entre los individuos y entre los pueblos. Parece como si las relaciones que
entre ellos existen no pudieran regirse ms que por la fuerza. Sin embargo, en lo ms ntimo del ser
humano, el Creador ha impreso un orden que la conciencia humana descubre y manda observar
estrictamente. Los hombres muestran que los preceptos de la ley estn escritos en sus corazones,
siendo testigo su conciencia. Por otra parte, cmo podra ser de otro modo? Todas las obras de
Dios son, en efecto, reflejo de su infinita sabidura, y reflejo tanto ms luminoso cuanto mayor es el
grado absoluto de perfeccin de que gozan ()
Por esto, la convivencia civil slo puede juzgarse ordenada, fructfera y congruente con la dignidad
humana si se funda en la verdad. Es una advertencia del apstol San Pablo: Despojndoos de la
mentira, hable cada uno verdad con su prjimo, pues que todos somos miembros unos de otros.
Esto ocurrir, ciertamente, cuando cada cual reconozca, en la debida forma, los derechos que le son
propios y los deberes que tiene para con los dems. Ms todava: una comunidad humana ser cual
la hemos descrito cuando los ciudadanos, bajo la gua de la justicia, respeten los derechos ajenos y
cumplan sus propias obligaciones; cuando estn movidos por el amor de tal manera, que sientan
como suyas las necesidades del prjimo y hagan a los dems partcipes de sus bienes, y procuren
que en todo el mundo haya un intercambio universal de los valores ms excelentes del espritu
humano. Ni basta esto slo, porque la sociedad humana se va desarrollando conjuntamente con la
libertad, es decir, con sistemas que se ajusten a la dignidad del ciudadano, ya que, siendo ste
racional por naturaleza, resulta, por lo mismo, responsable de sus acciones.

Carcter espiritual de la sociedad humana

La sociedad humana, venerables hermanos y queridos hijos, tiene que ser considerada, ante todo,
como una realidad de orden principalmente espiritual: que impulse a los hombres, iluminados por
la verdad, a comunicarse entre s los ms diversos conocimientos; a defender sus derechos y cumplir
sus deberes; a desear los bienes del espritu; a disfrutar en comn del justo placer de la belleza en
todas sus manifestaciones; a sentirse inclinados continuamente a compartir con los dems lo mejor
de s mismos; a asimilar con afn, en provecho propio, los bienes espirituales del prjimo. Todos
estos valores informan y, al mismo tiempo, dirigen las manifestaciones de la cultura, de la economa,
de la convivencia social, del progreso y del orden poltico, del ordenamiento jurdico y, finalmente,
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de cuantos elementos constituyen la expresin externa de la comunidad humana en su incesante


desarrollo.
El orden vigente en la sociedad es todo l de naturaleza espiritual. Porque se funda en la verdad,
debe practicarse segn los preceptos de la justicia, exige ser vivificado y completado por el amor
mutuo, y, por ltimo, respetando ntegramente la libertad, ha de ajustarse a una igualdad cada da
ms humana.

La convivencia tiene que fundarse en el orden moral establecido por Dios

Sin embargo, este orden espiritual, cuyos principios son universales, absolutos e inmutables, tiene
su origen nico en un Dios verdadero, personal y que trasciende a la naturaleza humana. Dios, en
efecto, por ser la primera verdad y el sumo bien, es la fuente ms profunda de la cual puede extraer
su vida verdadera una convivencia humana rectamente constituida, provechosa y adecuada a la
dignidad del hombre. A esto se refiere el pasaje de Santo Toms de Aquino: El que la razn humana
sea norma de la humana voluntad, por la que se mida su bondad, es una derivacin de la ley eterna,
la cual se identifica con la razn divina... Es, por consiguiente, claro que la bondad de la voluntad
humana depende mucho ms de la ley eterna que de la razn humana. (PT.1-2;4-5;35-38)

4. Humanae vitae
Significado: De la vida humana

Contexto: Encclica escrita por el Papa Pablo VI y publicada el 25 de julio de 1968, tiene como
subttulo Sobre la regulacin de la natalidad all se define la doctrina de la Iglesia catlica sobre el
aborto, los mtodos anticonceptivos y otras medidas que se relacionan con la vida sexual humana.
Debido al hecho de que la encclica declara ilcito todo tipo de control artificial de la natalidad. La
encclica reconoce que tal vez, las enseanzas que intenta diseminar no sern aceptadas por todos,
pero que la Iglesia catlica no puede declarar ciertos actos como morales cuando en realidad no lo
son. Luego, indica diversas consecuencias que podran darse del uso de medios no naturales para el
control de la natalidad: se abrira el camino para la infidelidad conyugal y la degradacin de la
moralidad, se perdera el respeto por la mujer que podra llegar a ser considerada como un mero
objeto de placer, y se "permitira" a algunos estados la posibilidad de intervenir en temas ntimos
de la pareja.

Fragmento selecto: El problema de la natalidad, como cualquier otro referente a la vida humana,
hay que considerarlo, por encima de las perspectivas parciales de orden biolgico o psicolgico,
demogrfico o sociolgico, a la luz de una visin integral del hombre y de su vocacin, no slo
natural y terrena sino tambin sobrenatural y eterna. Y puesto que, en el tentativo de justificar los
mtodos artificiales del control de los nacimientos, muchos han apelado a las exigencias del amor
conyugal y de una "paternidad responsable", conviene precisar bien el verdadero concepto de estas
dos grandes realidades de la vida matrimonial, remitindonos sobre todo a cuanto ha declarado, a
este respecto, en forma altamente autorizada, el Concilio Vaticano II en la Constitucin pastoral
Gaudium et Spes (Gozo y Esperanza).
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El amor conyugal

La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se revelan cuando ste es considerado en su
fuente suprema, Dios, que es Amor [6], "el Padre de quien procede toda paternidad en el cielo y en
la tierra".
El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o producto de la evolucin de fuerzas
naturales inconscientes; es una sabia institucin del Creador para realizar en la humanidad su
designio de amor. Los esposos, mediante su recproca donacin personal, propia y exclusiva de ellos,
tienden a la comunin de sus seres en orden a un mutuo perfeccionamiento personal, para
colaborar con Dios en la generacin y en la educacin de nuevas vidas. En los bautizados el
matrimonio reviste, adems, la dignidad de signo sacramental de la gracia, en cuanto representa la
unin de Cristo y de la Iglesia.

Sus caractersticas
Bajo esta luz aparecen claramente las notas y las exigencias caractersticas del amor conyugal,
siendo de suma importancia tener una idea exacta de ellas.

- Es, ante todo, un amor plenamente humano, es decir, sensible y espiritual al mismo tiempo.
No es por tanto una simple efusin del instinto y del sentimiento sino que es tambin y
principalmente un acto de la voluntad libre, destinado a mantenerse y a crecer mediante
las alegras y los dolores de la vida cotidiana, de forma que los esposos se conviertan en un
solo corazn y en una sola alma y juntos alcancen su perfeccin humana.

- Es un amor total, esto es, una forma singular de amistad personal, con la cual los esposos
comparten generosamente todo, sin reservas indebidas o clculos egostas. Quien ama de
verdad a su propio consorte, no lo ama slo por lo que de l recibe sino por s mismo, gozoso
de poderlo enriquecer con el don de s.

- Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. As lo conciben el esposo y la esposa el da en


que asumen libremente y con plena conciencia el empeo del vnculo matrimonial.
Fidelidad que a veces puede resultar difcil pero que siempre es posible, noble y meritoria;
nadie puede negarlo. El ejemplo de numerosos esposos a travs de los siglos demuestra que
la fidelidad no slo es connatural al matrimonio sino tambin manantial de felicidad
profunda y duradera.

- Es, por fin, un amor fecundo, que no se agota en la comunin entre los esposos sino que
est destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas. "El matrimonio y el amor conyugal
estn ordenados por su propia naturaleza a la procreacin y educacin de la prole. Los hijos
son, sin duda, el don ms excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de
los propios padres".
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La paternidad responsable

Por ello el amor conyugal exige a los esposos una conciencia de su misin de "paternidad
responsable" sobre la que hoy tanto se insiste con razn y que hay que comprender exactamente.
Hay que considerarla bajo diversos aspectos legtimos y relacionados entre s.

- En relacin con los procesos biolgicos, paternidad responsable significa conocimiento y


respeto de sus funciones; la inteligencia descubre, en el poder de dar la vida, leyes biolgicas
que forman parte de la persona humana.

- En relacin con las tendencias del instinto y de las pasiones, la paternidad responsable
comporta el dominio necesario que sobre aquellas han de ejercer la razn y la voluntad.

- En relacin con las condiciones fsicas, econmicas, psicolgicas y sociales, la paternidad


responsable se pone en prctica ya sea con la deliberacin ponderada y generosa de tener
una familia numerosa ya sea con la decisin, tomada por graves motivos y en el respeto de
la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algn tiempo o por tiempo indefinido.

La paternidad responsable comporta sobre todo una vinculacin ms profunda con el orden moral
objetivo, establecido por Dios, cuyo fiel intrprete es la recta conciencia. El ejercicio responsable de
la paternidad exige, por tanto, que los cnyuges reconozcan plenamente sus propios deberes para
con Dios, para consigo mismo, para con la familia y la sociedad, en una justa jerarqua de valores.

En la misin de transmitir la vida, los esposos no quedan, por tanto, libres para proceder
arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente autnoma los
caminos lcitos a seguir, sino que deben conformar su conducta a la intencin creadora de Dios,
manifestada en la misma naturaleza del matrimonio y de sus actos y constantemente enseada por
la Iglesia (HV, 7-10).

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