La Vigencia Del Sistema Inquisitivo en El Derecho Procesal Civil Del Paraguay
La Vigencia Del Sistema Inquisitivo en El Derecho Procesal Civil Del Paraguay
La Vigencia Del Sistema Inquisitivo en El Derecho Procesal Civil Del Paraguay
1. Introduccin
Todo sistema legal se basa en principios esenciales, entendindose por
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principio a todo aquello a partir de lo cual derivan todas las cosas .
Los sistemas procesales, correspondiendo al orden legal, no pueden ser la
excepcin, razn por la que reconoce bases fundamentales, que le sirven de
pilares a la estructura formada por sus instituciones y disposiciones. Esas bases
determinan el tipo de proceso que constituye su consecuencia, por lo que el
estudio de los principios procesales es esencial en todo anlisis de las
caractersticas del proceso vigente en un lugar y poca determinados, dado que
permite establecer la corriente filosfico-poltica a la que responde. Queda, pues
ya, implcitamente dicho que tambin la cuestin se relaciona con los diversos
sistemas caracterizados por la ciencia poltica.
Podemos pues resumir que los principios a los que hacemos referencia
constituyen las bases en las que se sustenta el ordenamiento procesal. Es as,
pues sirven de fundamento para la estructuracin de las leyes procesales,
constituyen medios de interpretacin de las normas procesales y facilitan el
estudio comparativo entre los diversos ordenamientos procesales. Por ello,
Carnelutti, citado por Casco Pagano, expresa: Los principios son las leyes de las
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leyes .
Numerosos son los sistemas procesales, derivados de la mayor o menor
amplitud de los principios que los sustentan. Pero la distincin primordial para
inferir el carcter esencial de todo proceso es aquella relacionada con la mayor o
menor potestad del rgano jurisdiccional para actuar de oficio, sea en la iniciacin
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con l, de suerte a lograr un fallo que sea consecuencia del conocimiento acabado
de todos los extremos compro-metidos en la cuestin. De ah que pueda afirmarse
que la mediacin, materializada por la intervencin de terceros en la recepcin de
la prueba entindase Secretarios, Oficiales de Secretara y an simples
Dactilgrafos constituya una desnaturalizacin de una regla que hace a la
esencia de todo proceso.
Nuestro ordenamiento procesal se adscribe al sistema de la inmediacin,
conforme resulta de diversas disposiciones, entre las que puede ser destacada la
del art.153, inciso a) que manda que Las audiencias, salvo disposicin expresa
en contrario, se ajustarn a las siguientes reglas: a) se llevarn a cabo con la
asistencia del juez, y tratndose de un Tribunal, con la del Presidente de ste o el
miembro designado por l. Tal disposicin se halla corroborada por la del art.15,
inciso e) que establece entre los deberes de los jueces asistir a las audiencias de
prueba y realizar personalmente las diligencias que este Cdigo u otras leyes
ponen a su cargo, con excepcin de aquellas en que la delegacin estuviere
autorizada. Pero la realidad nos indica otra cosa: que los jueces raramente toman
las audiencias o asisten a la recepcin de pruebas. Sin embargo, no se trata de un
problema legal, sino de limitaciones presupuestarias y de infraestructura, que
hacen que los juzgados se hallen permanentemente atiborrados de actividades,
como consecuencia del gran cmulo de expedientes que deben atender.
2.1.2. La escritura o la oralidad
En ntima relacin con los principios de inmediacin o de mediacin se hallan
los de escritura y oralidad. Es as, dado que este ltimo es el que se adecua a la
inmediacin, desde el momento que es el juez el que preside la audiencia, en la
que verbalmente se van aportando los elementos de juicio que sern considerados
en la sentencia. Muchos son los argumentos que se esgrimen en pos de uno u
otro mtodo. As, se advierte que la oralidad, si bien puede contribuir a la mayor
celeridad en la conclusin de los procesos, encuentra mltiples obstculos que
terminan por desnaturalizarla. Entre ellos, el consabido recargo de trabajo, que no
permite, luego de la constitucin del proceso, el pronto sealamiento de la
audiencia de discusin de la causa, recepcin de la prueba, formulacin de los
alegatos y el dictamiento de la sentencia.
Este problema no es exclusivo de pases afectados por limitaciones
presupuestarias como el nuestro, sino incluso de aquellos que no enfrentan tantas
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origen latino. De hecho, el art.103 del Cdigo Procesal Civil dispone: Clausurada
una etapa procesal, no es posible renovarla, aunque haya acuerdo de partes. Por
la cosa juzgada se opera la preclusin del proceso.
2.1.5. La publicidad o el secreto
Estas alternativas determinan la posibilidad o no de que las actuaciones
procesales estn a disposicin de las partes, y aun de los terceros. En el estado
de la civilizacin actual, es obvio que los procesos deben ser pblicos,
entendindose por esto la posibilidad de que la ciudadana tenga acceso a las
actuaciones judiciales. De hecho, se trata de un logro derivado de las ideas
libertadoras de la Francia de 1789, que han impuesto no slo la necesidad de que
los fallos sean fundados, de suerte a impedir las iniquidades derivadas de meros
caprichos personales, sino el control popular de la actuacin de las autoridades,
que han pasado a ser concebidas como mandatarios de los ciudadanos. El
proceso secreto corresponde pocas a todas luces perimidas. Actualmente, no es
posible ya concebir una acusacin en la que el acusado desconozca a su
acusador, o ignore qu medios probatorios se utilizan en su contra. Basta sealar
que todo ello va de contramano con el moderno concepto de los derechos
humanos.
De ah que nuestro proceso civil sea de carcter pblico, lo que se adecua al
sistema democrtico de gobierno constitucionalmente estatuido. Aplicacin
concreta de ello es el art. 153 del C.P.C., que manda: Las audiencias, salvo
disposicin expresa en contrario, se ajustarn a las siguientes reglas: ...; b) sern
pblicas, a menos que los jueces o tribunales, atendiendo a las circunstancias del
caso, dispusieren lo contrario mediante resolucin fundada....
Se advierte, por ende, que slo en forma excepcional, como lo hace nuestro
ordenamiento procesal vigente, puede admitirse, fundadamente, la declaracin de
reserva de los procesos judiciales, esencialmente cuando se trata de cuestiones
de familia, o de menores, en cuyos casos media un inters superior. Entre el
inters de la ciudadana de controlar la actuacin de sus autoridades y el de
resguardar la unidad y la privacidad de la familia, la ley debe ponerse del lado de
sta, dado que la propia Constitucin Nacional, en su art.49, le reconoce como
fundamento esencial de la sociedad.
Pero he aqu que tal principio de publicidad, bsico por estar comprometido el
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la vigencia del derecho objetivo, ms all del inters particular de los litigantes. Por
eso, puede ser iniciado de oficio, puede el juez investigar ms all de las
proposiciones de las partes y puede tambin decidir sobre aspectos no invocados
por stas.
Se advierte, por ende, que ambos sistemas llevan implcita la puja entre el
inters individual y el del Estado, en otros trminos, entre la libertad y la autoridad.
Por eso, decimos en otro punto que se halla ntimamente ligado al sistema poltico
imperante en un lugar y poca determinados. Por eso tambin, sostenemos en
otra parte que el sistema dispositivo es propio de los regmenes polticos donde
imperan la libertad, mientras el inquisitivo responde a aquellos donde se da
prevalencia a la proteccin del Estado.
Es oportuno sealar que el proceso originalmente ha sido de tinte claramente
dispositivo. Slo posteriormente se ha advertido que median situaciones en las
que el inters colectivo est por encima del individual, apareciendo el sistema
inquisitivo, principalmente en el orden penal, en el que la normativa tiene un claro
carcter protector de la sociedad, por encima de los intereses individuales.
2.2.1. El sistema dispositivo
Hemos dicho ya que lo atinente al mayor o menor protagonismo de la
autoridad pblica en la iniciacin y prosecucin del proceso judicial se relaciona en
gran medida con los sistemas polticos imperantes. As, caracteriza a los
regmenes autoritarios el sistema inquisitivo, en tanto que el dispositivo es propio
de los sistemas democrticos, con control popular, donde prevalece el derecho de
los individuos por sobre los del Estado. De ah que ste no se halle facultado a
iniciar procesos de oficio, rigiendo el adagio nemo iudex sine actore; tampoco el
juez, representante de aqul, puede instar la prosecucin del juicio, razn por la
que el impulso procesal incumbe al actor.
Tal aserto es materia de una norma expresa en nuestro ordenamiento
procesal, segn resulta del art.98 del Cdigo Procesal Civil, que textualmente
reza: La iniciativa del proceso incumbe a las partes. El juez solo lo iniciar cuando
la ley lo establezca. A consecuencia de esto, son las partes las que aportan los
hechos, sin que el juez pueda apartarse de ellos o aludir a hechos no invocados
por los litigantes (principio de congruencia o de correspondencia). Por lo dems,
son esos hechos aportados por los contendientes los que marcan los lmites
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En virtud del sistema que nos ocupa, el Estado slo resuelve los casos que los
particulares requieren de tal solucin, salvo situaciones excepcionales, donde
prima el inters pblico. Por eso, existen institutos procesales, como el de la
caducidad de la instancia, de suerte a evitar el dispendio de actividad jurisdiccional
la cual de por s se halla generalmente recargada en el estudio y solucin de
conflictos que, por el desinters de las partes, han dejado de ser tales.
Debe sealarse, sin embargo, que, llevado al extremo, este sistema tiende a
disociar la verdad, dando lugar a una verdad real, representada por los hechos
objetivamente considerados, tal como ocurrieron, de la verdad formal, consistente
en la que surge de la actividad probatoria cumplida por las partes, que por
insuficiente o imperfecta puede dar lugar al apartamiento de la realidad.
En tal caso, la situacin que encuentra el juez al sentenciar no coincide con lo
que sucedi realmente, esto es, con los hechos y circunstancias que dieron lugar
a la demanda. Y nada puede hacer al respecto, aunque tuviese un conocimiento
directo y personal de la realidad, pues quod non est in actis non est in mundo.
Desde luego, esa disociacin constituye una desnaturalizacin que conspira
contra el fin ltimo del derecho, que es restituir el equilibrio a la vara de la justicia,
que ha sido inclinada por el acaecimiento de un hecho antijurdico. De ah que,
aunque en nuestro medio, prevalezca el sistema dispositivo, existen excepciones
que facultan al magistrado a investigar sobre los hechos controvertidos, de suerte
a encontrar la verdad real a la que aludiramos.
2.2.2. El sistema inquisitivo
Vimos ya que este sistema responde a la concepcin publicista del proceso,
en el cual, por encima de los intereses particulares de los litigantes, se hace
prevalecer el inters general de la vigencia de la ley. Por ello, se caracteriza por la
mayor amplitud de las facultades del juez, que puede intervenir en la investigacin
de la causa, ordenando incluso la produccin de medios probatorios, de oficio.
El procedimiento inquisitivo si bien tiene su germen en la ltima etapa del
imperio romano, debiendo a ste su denominacin, derivada de los quaesitores,
que eran los encargados por el Senado de investigar ciertos delitos especiales,
hall su apogeo en la Edad Media, ms precisamente en los juicios impulsados
por la iglesia catlica contra apostatas y herejes, aunque ms tarde se extendi
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El Procedimiento Inquisitivo. Luis A. Bramont Arias, en Enciclopedia Jurdica Omeba, t.XXIII, p.265, Buenos Aires,
Edit. Driskill S.A., 1986.
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Diccionario de Ciencias Jurdicas, Polticas y Sociales, p.614, Buenos Aires, Edit. Heliasta S.R.L, 1978.
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este caso, el juez puede llamar a declarar incluso a aquellos que no han sido
ofrecidos como testigos en la etapa procesal pertinente; basta que hayan sido
citados en la demanda o en la contestacin como terceros vinculados a la causa.
Asimismo, el 350 autoriza la realizacin oficiosa de la prueba pericial, al disponer:
Cuando el juez lo estimare necesario podr disponer, de oficio, la prueba pericial.
En este caso designar uno o tres peritos, atendiendo a la importancia de la
cuestin. Igual cosa sucede respecto a las pruebas de reproducciones y
exmenes cientficos, dado que el 364 establece que: El juez podr disponer, a
pedido de parte o de oficio, ejecucin de planos, calcos, relevamientos,
reproducciones fotogrficas, cinematogrficas u otras, de objetos, documentos,
lugares o sonidos. Podr igualmente ordenar la reconstruccin de los hechos y los
exmenes cientficos necesarios para su mejor esclarecimiento. Se aplicarn en
cuanto fuere pertinente las disposiciones relativas a la prueba pericial, o a la de
reconocimiento judicial. En el mismo sentido, el art.367, dispone que El juez
podr ordenar, a peticin de parte o de oficio, el reconocimiento de lugares o
cosas. Al decretar la medida determinar su objeto, as como el lugar, fecha y hora
en que se realizar. Tambin el 371, respecto a la prueba de informes, manda:
Los jueces podrn, de oficio o a peticin de parte, requerir informes a las oficinas
pblicas, escribanos con registros o entidades privadas.
Constituyen igualmente manifestaciones de lo que nos ocupa la declaracin
de perentoriedad de todos los plazos del proceso (art.145), que permite al juez,
una vez vencido el plazo pertinente, dictar la resolucin que corresponda sin
necesidad de peticin de parte; las potestades disciplinarias que autorizan al juez
a sancionar las faltas o incorrecciones de los litigantes (art.17); las facultades
otorgadas por la ley a los Secretarios (art.175), por el que puede informar de oficio
el transcurso del plazo de caducidad de la instancia, que podr ser declarada aun
sin gestin de parte. En el mismo sentido, el actuario se halla facultado a informar
sobre el fenecimiento del plazo de prueba, lo que permite al juez disponer su
clausura sin peticin alguna.
Es fcil advertir, por tanto, la extensin de los poderes del rgano
jurisdiccional, que pueden ser ejercidos incluso despus de cerrado el debate con
la providencia de autos para sentencia, por va de lo que comnmente se
denominan medidas de mejor proveer Estas, como se ha visto, permiten
continuar la investigacin incluso despus de clausurado el debate, esto es,
despus de la conclusin de la causa para definitiva.
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Cdigo Procesal Civil Comentado y Concordado, t.I, pgs.65-66, Edit. La Ley Paraguaya S.A., Asuncin, 1995.
64
Tratado Terico Prctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, t.I, p.102, Edit. Ediar, ao 1963.
ob.cit., p.23.
9
Derecho Procesal Civil, t.I, pg.251, Buenos Aires, Edit.Abeledo-Perrot, 2 ed., 3.Reimpresin.
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dado una suerte de civilizacin del proceso penal, entendido esto en el sentido
de la tendencia hacia el sistema acusatorio, manifestacin sta que se da en el
mbito penal del principio dispositivo. Contrariamente, se tiende a dar mayor
rigidez al proceso civil, como consecuencia de su paulatina adscripcin al sistema
inquisitivo.
3. Conclusiones
A nadie escapa que, aun en los procesos donde se debaten cuestiones de
marcada connotacin privada, se halla igualmente comprometido el inters
pblico, pues importa no slo a los litigantes, sino a la colectividad en general, que
los procesos concluyan con decisiones esencialmente justas, y tal inters no halla
limitaciones de fueros. Tanto en lo penal, como en lo civil, en lo laboral o en lo
comercial, se impone el logro de dicho objetivo. Por eso, el sistema dispositivo,
propio del proceso civil donde se discuten esencialmente intereses privados,
reconoce aplicaciones del sistema opuesto. Pero, repetimos, es estrictamente
necesario ser cautos, dado que cualquier exceso puede dar lugar a abusos que
limiten las libertades individuales, se opongan a las garantas de la defensa en
juicio y violen el principio de igualdad, dado que si el juez puede salvar omisiones
probatorias se estara premiando al omiso, creando una suerte de privilegio
procesal inadmisible.
De ah que, si bien las razones tenidas en mira por el legislador, sean loables
desde el punto de vista del inters social, al pretender establecer las herramientas
que permitan la bsqueda de la verdad real como medio de alcanzar la justicia, no
est dems apreciar la situacin desde el punto de vista opuesto, es decir, desde
la ptica individual, de suerte a hallar el trmino medio que permita la mxima
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garanta social de los derechos con el menor sacrificio individual de la libertad .
Por ello, Lino Palacio apunta que el principio dispositivo, por ejemplo, es
susceptible de funcionar junto con las facultades concedidas a los jueces en
materia de iniciativa probatoria; ello en la medida que el ejercicio de tales
facultades no ocasione agravio al derecho de defensa ni comprometa la igualdad
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con que corresponde tratar a las partes .
En sntesis, un buen sistema procesal civil es el que logre hallar el equilibrio
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entre las atribuciones judiciales y las facultades de las partes, habra que
encontrar entonces el justo medio aristotlico entre el juez espectador y el juez
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dictador, es decir el juez director del proceso .
Entendemos, en consecuencia, como condiciones de un buen rgimen
procesal civil, que el mismo se funde esencialmente en el principio dispositivo, con
algunas aplicaciones del inquisitivo, pero slo en lo relativo a la complementacin
de la prueba, la cual debe producirse en una sola audiencia salvo la documental
tal como sucede actualmente en el procedimiento establecido para los juicios de
menor cuanta, que, en base al principio de concentracin, permite
indudablemente la ms rpida conclusin de los procesos de conocimiento
ordinario. No concordamos con la tendencia de privar a los particulares de la
potestad de disponer de sus derechos, entre ellos los de carcter procesal, salvo
que se trate de cuestiones de orden pblico, tales como las relativas a la
capacidad de las personas, estado civil, etc., en los que el inters individual de las
partes debe ceder en favor del inters general.
No obstante, debemos resaltar que los problemas que afectan a nuestra
justicia no obedecen esencialmente a los sistemas procesales vigentes, sino a
problemas fundamentalmente humanos. Desde la corrupcin generalizada en el
manejo de los fondos pblicos que no permiten la creacin de nuevos juzgados y
tribunales, que ponen a nuestro pas en un claro dficit en la proporcin que debe
existir entre la cantidad de juzgados y el nmero de habitantes, pasando por la
consecuente falta de infraestructura, hasta la falta de preparacin que no hace
sino retrasar el estudio y solucin de las causas sometidas a decisin.
En sntesis, estimamos que no debe esperarse un mejoramiento esencial de la
situacin actual mediante la sancin de nuevos Cdigos que, con el argumento de
la rapidez, lleven a una exacerbacin del principio inquisitivo, en desmedro de las
garantas individuales.
Consideramos que el actual Cdigo Procesal Civil contiene la combinacin
adecuada de ambos principios. El resto, debe quedar a cargo de los hombres
encargados de darles vigencia.
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