En la lista de diez libros obligatorios en el exámene de acceso al grado superior de la Fuvest de 1989, la primera vez que esto se exigía en la Universidad de São Paulo, solo había autores masculinos. Todos eran blancos, excepto uno: Machado de Assis, con "Memórias Póstumas de Brás Cubas". En la lista anunciada para el examen de 2026, la institución exige nueve libros y una mayoría de escritores negros. Pero solo hay una mujer: Ruth Guimarães y su "Água Funda", que serán obligatorios para los candidatos de 2025.
Gustavo Monaco, profesor de Derecho que asumió la dirección ejecutiva de la Fuvest a principios de año, ve esto como "un enorme problema". "Lo ideal sería que las candidatas, que son más de la mitad de los inscritos en el examen, pudieran reconocerse en la lista de libros". Este criterio, afirma él, será uno de los que guiarán las listas futuras.
"Existe la noción de que los hombres constituyeron la literatura brasileña, pero vemos que hay autoras anteriores que fueron olvidadas. La universidad tiene el papel de mostrar a la comunidad su investigación, y la nuestra mostró que estas mujeres fueron borradas por cuestiones de género, no por falta de calidad", explica Márcia Ivana de Lima e Silva, titular del Instituto de Letras de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul.
El poeta simbolista Cruz e Sousa, que es negro, suele aparecer en la lista de la institución federal de su Estado, Santa Catarina. Fue en el centro catarinense, por cierto, donde una mujer negra apareció por primera vez como lectura obligatoria: Conceição Evaristo con "Olhos d'Água", en 2017. Ruth Guimarães se convertirá, el próximo año, en la primera mujer negra exigida por la USP.