La trayectoria de Marika Gidali, de 85 años, tiene diferentes actos, así como los innumerables espectáculos que ha bailado y dirigido en las últimas décadas.
El primero está marcado por los pasos de los soldados y el sonido de las bombas que caen en Budapest, su ciudad natal, durante la Segunda Guerra Mundial.
El segundo incluye el movimiento de salir de esa parte de la historia, venir a Brasil y descubrirse a una misma a través de la danza.
La tercera está compuesta por pasos de brasilidad y cariño junto a su pareja, Décio Otero, quien también es bailarín. Juntos fundaron el Ballet Stagium, proyectos sociales para niños y maestros, y una familia.
"La familia, para mí, es un gran abrazo. Y me sentí abrazada por Brasil. São Paulo se convirtió en mi tierra", dice la artista, una de las escogidas para protagonizar la campaña "Obrigado, paulistanos", de la comunidad judía.
"La danza está dentro de mi cuerpo, como el judaísmo. Durante mucho tiempo cimenté la historia. Hasta el ballet 'Holocausto' [espectáculo], yo hablaba del Holocausto y lloraba. Hoy, ya no. Fue a través del baile que logré romper el muro, y fue de una manera espiritual, hermosa", completa Marika.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA