Sílfides y doncellas fantasma se deslizan por el escenario con sus faldas flotantes, los tutús románticos que representan los llamados “ballets blancos”; el nombre hace referencia al color de la indumentaria.
Son bailarinas de la São Paulo Companhia de Dança, en dos estrenos de esta temporada, “Les Sylphides (Chopiniana)” y el segundo acto de “Giselle”. De las 11 contratadas en la última audición de la compañía, cinco son negras.
“No se abrió un cupo de diversidad. Todas fueron elegidas por su capacidad técnica y artística”, explica Inês Bogéa, directora de la compañía. No obstante, en Brasil todavía hay muy pocas mujeres negras que interpretan el repertorio clásico en grandes compañías. “Los coreógrafos brasileños entienden que es hora de dar más voz a esta diversidad”, dice Bogéa.
Voz y acceso. En el caso de la São Paulo Companhia de Dança, paradójicamente, la oprtunidad la brindó la pandemia. Como las audiciones se hicieron por Zoom, más personas de fuera de los grandes centros urbanos pudieron participar, a un menor costo económico.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA