Algunos Petrograbados de Sinaloa J Vicente AIRA Vol 31
Algunos Petrograbados de Sinaloa J Vicente AIRA Vol 31
Algunos Petrograbados de Sinaloa J Vicente AIRA Vol 31
2005 American Rock Art Research Association ARARA Publications Deer Valley Rock Art Center P.O. Box 41998 Phoenix, Arizona 85080-1998
Copyright remains the property of the individual authors. All rights reserved. No part of this publication may be reproduced in any form or by any means without written permission from the author. ISBN 0-9767121-1-3 This volume contains papers delivered at the 30th annual American Rock Art Research Association Conference held at Nuevo Casas Grande May 2004. The American Rock Art Research Association is a non-profit organization. Printed and bound in the United States of America. Editor: Marilyn Sklar Layout: Jim Blazik Cover Art and Design: Scott Seibel
about the cover.... This issues cover art features a scratchboard drawing by artist Scott Seibel of a panel at the Bairds Chevelon Steps site in northern Arizona. The site is located in a sandstone canyon carved by Chevelon Creek near Winslow. The petroglyphs range in style from Archaic (more than 2,000 years old) to ancestral Hopi styles several centuries old. In 2003, it was listed on the National Register Of Historic Places.
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Preface
Teddy Stickney ...................................... vii
Las Pinturas Rupestres de El Plpito, Sonora The Cave Paintings of El Plpito, Sonora
Csar A. Quijada y Jane Kolber ............... 1
Rock Art Conservation, Dating and Protection on the Helena National Forest, West-Central Montana
Sara A. Scott and Carl M. Davis .......... 11
Beyond Stargazing: Preservation and Organization of Data Regarding the Navajo Star Ceilings of Canyon de Chelly and Canyon del Muerto
Gay Gaea Bailey, M.A. ...................... 23
A Niche in Time: JD-5, Caribbean Cave Art, and the Fourth Dimension
Reinaldo Morales Jr. and Melisa A. Quesenberry .......................... 35
Los Petrograbados y las Pinturas de La Pulsera, Cucurpe, Sonora The Petroglyphs and Pictographs of la Pulsera, Cucurpe, Sonora
Dan Frey, Cesar Quijada and Jane Kolber ........................................... 136
his copy of the AIRA is the first that ARARA (American Rock Art Research Association) has attempted to publish with a neighboring country. This volume will be of great value to the readers and researchers. We wish to thank the authors that contributed their papers for this AIRA Volume #31. Publishing a volume in two languages presents special problems for an all volunteer organization. We are very grateful for the time so freely given by knowledgeable scholars and researchers. This publication would not have been possible without the papers presented at the ARARA conference. American Rock Art Research Association has accomplished 30 year of rock art research, education and conservation of our Rock Art resources. This 30th year was conducted in Mexico our
neigbhor to the south. We shared the program podium with researchers and students of Mexico. Our hosts city of Nuevo Casa Grandes, Mexico were exceptionally great and attended to all needs. The Museo of de las Culturas de Norte, Director, Mercedes Jimenez, hosting our reception on Friday evening with local talent entertain the members. Our Annual Meeting was conducted at the Hacienda Inn Conference room. (Many people help make this Annual Meeting very successful.) I wish to thank the Editor, Reviewers, Layout Person, Cover Artist, Authors and the many volunteers who helped in both small and large ways for the successful completion of this volume. Teddy Stickney
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El tema de los petrograbados, en el estado de Sinaloa, ha sido abordado por muy pocos especialistas. La complejidad que guardan los discursos plasmados sobre la roca proporcionan una buena fuente de informacin referente a procesos sociales y cosmognicos, siendo esta una importante herramienta para el entendimiento de las culturas antiguas. De manera general, al ser abordada la problemtica cultural prehispnica, se han utilizado los materiales arqueolgicos como principal medio para su esclarecimiento. Por su parte la grfica rupestre ha sido tomada por separado, siendo la tipologa estilstica el indicador cultural de tradiciones pictricas. Ambos aspectos han permanecido desconectados uno del otro sin perjuicio alguno. En este escrito se presenta la problemtica con respecto al empleo de los materiales arqueolgicos o la grfica rupestre por separado, como herramientas par poder llegar a un conocimiento sobre las culturas prehispnicas, especficamente dentro de la tradicin Aztatln en Sinaloa. Se presentan algunos sitios de petrograbados en reas que han sido investigadas arqueolgicamente. Y finalmente se aborda la temtica con respecto a como la conjuncin de las dos lneas de investigacin antes expuestas pueden llegar a proporcionar resultados ms sustentables.
as caractersticas geogrficas del estado de Sinaloa son muy diversas y particulares, la presencia de zonas serranas, de mares, de marismas y de planicies costeras, hacen que el medio en el cual las sociedades prehispnicas sinaloenses se asentaron, fuera sumamente diverso y complejo. Pues no es lo mismo habitar en la sierra, en donde abundan los bosques de pino, la fauna se compone por mamferos de buen tamao y donde la precipitacin pluvial es considerable; que a orillas del mar, en donde la vegetacin principal son palmeras, la tierra es pobre para la agricultura debido a su alto contenido salino y donde la fuente de alimento principalmente es la pesca. Esta diferenciacin ambiental condiciona de alguna manera la forma en que los grupos sociales se estructuran internamente.
American Indian Rock Art, Volume 31. Marilyn Sklar, Editor. American Rock Art Research Association, 2005, pp. 79-89.
Esto queda reflejado en los discursos plasmados sobre la piedra. Ligado a esto, tenemos un aspecto social de suma importancia: la cosmovisin. Es decir, la manera en que un grupo social recibe e interpreta su realidad, su entorno. Esta, junto con el medio geogrfico y las actividades econmicas: estrategias empleadas para la subsistencia del grupo; se reflejan directamente en la discursiva grfica rupestre. De esta manera tenemos una mezcla entre lo natural y lo cultural, lo cual trae como resultado un complejo discurso ideogrfico. Tomar por separado cada uno de estos apartados nos podr llevar a un entendimiento parcial y superficial, pero el tomar en conjunto los atributos antes mencionados nos ayudara a un entendimiento mas completo, es decir, nos permitir comprender la vinculacin que el medio natural tiene con lo social y sus resultados cognitivos, primeramente intangibles, pero posteriormente tangibles. As tenemos, que los puntos a tomar en cuenta en el momento de tratar de comprender un discurso grfico rupestre, van vinculados con aspectos tanto naturales, sociales como cognitivos. Sin embargo, esta aseveracin, no busca dejar de lado otros aspectos culturales ligados al desarrollo de una sociedad. Cada uno de ellos conforma categoras generales, que a la vez se componen por categoras ms particulares. Las cuales al enlazarse entre si llegan a reflejar una unidad tan estrechamente vinculada y generalizada a travs de los tiempos, que llegan a volverse complejos conceptos abstractos, representados posteriormente mediante un signo o smbolo; los cuales llegan a distribuirse por un determinado espacio y tiempo, desarrollndose de esta manera una tradicin o estilo pictrico. Muchos de los estudios sobre grfica rupestre, toman esto como indicador de un rea cultural, basndose principalmente en la ausencia y presencia de determinados rasgos estilsticos. Sin embargo, pocas veces llegan a ser tomados en cuenta en
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las investigaciones arqueolgicas, pues son vistos como un aspecto ajeno a la problemtica social basada en los restos materiales. La vinculacin de ambos puede llevar a conocer o confirmar aspectos relacionados con lazos de comunicacin entre grupos sociales y a cuestionar la presencia de una tradicin cultural basada principalmente en los materiales arqueolgicos, sean estos cermica, ltica, o cualquier otro. En Sinaloa la problemtica se enfoca en esta direccin. Por un lado tenemos las investigaciones arqueolgicas que emplean los materiales arqueolgicos como medio para la comprensin y conocimiento de las sociedades prehispnicas (Sauer y Brand 1932; Kelly 1938, 1945; Ekholm 1942; Kelley y Winters 1960; Scott 1969; Carpenter 1996; Manzanilla y Talavera 1992a, 1992b; Cabrera 1989; Moguel 1993;Grave 2000, Santos 2002; Vicente 2003); y por otro, las que emplean la grfica rupestre con el mismo fin (Howarth 1894; Pompa y Pompa 1960; Ortiz de Zarate 1976; Lizarraga 1980; Mendiola 1994)1 . Desafortunadamente, al no vincular un estudio con otro, las proposiciones basadas en la grfica rupestre han perdido credibilidad entre los arquelogos en general, pues crearon ideas errneas sobre las culturas que los realizaron, descalificando la capacidad intelectual de las culturas locales2 . Los estudios sobre las sociedades prehispnicas de la regin, que se asentaron entre el 700 D.C. y 1250 D.C. (Kelly y Winters 1960: 560;), durante el desarrollo de la tradicin cultural denominada Aztatln (Sauer y Brand 1932:10), han sido abordados principalmente desde el primer enfoque antes expuesto. A grandes rasgos se puede decir que la tradicin Aztatln se origin en el sur de Sinaloa y Norte de Nayarit. Su presencia principalmente se extiende a lo largo de la planicie costera, desde Guasave, Sinaloa, al norte, hasta Baha de Banderas, Jalisco, al sur; sin embargo, desde Durango hasta el Lago de Chapala han sido encontrado indicios de su
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presencia (Carpenter 1996). Uno de los principales indicadores arqueolgicos de Aztatln, es la presencia de cermica de color bayo con motivos en color rojo, la policroma y la incisa. De esta manera, tal pareciera que la cermica del complejo Aztatln fuera un indicador cultural fiable; sin embargo no lo es. En estados como Jalisco, Nayarit, Durango y Sinaloa, es comn encontrar este tipo particular de vajilla; no obstante, las diferencias en los nombres con que se designa varan incesablemente, lo cual ha llevado a una extrema confusin para precisar a plenitud el rea de influencia de la Tradicin Aztatln, pero adems, para conocer su posible interaccin con otras regiones culturales del norte, centro y sur.
presenta algunas caractersticas que permiten obtener otra veta de informacin. La ausencia o presencia de determinados rasgos estilsticos, aunado a la distribucin de ciertos tipos cermicos, puede ayudar a establecer el rea dnde determinada tradicin cultural se desarrollo. En lo que aqu compete, dentro de Sinaloa, hasta el momento se han podido definir tres culturas arqueolgicas vinculadas con Aztatln (figura 1). En primer lugar, al sur esta Chametla, cultura que se desarroll entre el 250-300 D.C. y el 1250 D.C. (Kelley y Winters 1960: 560), en el espacio comprendido entre el ro Acaponeta al sur y Piaxtla al norte. En la porcin central tenemos la cultura Culiacn o Tahue, la cual se desarrolla del 900 D.C. hasta el momento del contacto espaol, es decir 1531 D.C. (Kelley y Winters 1960: 560), el asentamiento Tahue se da del ro Piaxtla al sur, hasta el ro Mocorito al norte; finalmente en la porcin norcentral se encuentra Guasave, la cual ha sido situada en varias fechas, la mas reciente le asigna una temporalidad que va del 750/650 D.C. al 1400/ 1450D.C. (Carpenter 1996:224) teniendo as dos periodos de ocupacin, el primero denominado Huatabampo, vinculado estrechamente con la tradicin del Sur de Sonora, el cual se presenta entre 650/750 y 1050/1100D.C. (Carpenter 1996: 224); y el segundo el periodo Guasave, de 1050/1100 a 1400/1450 D.C. relacionado con la tradicin Aztatln (figura 2). Dicha relacin, sucede en Culiacn hacia el 900 D.C. y hasta 1400D.C. (Kelly 1945) en las fases Acaponeta, La Divisa, y Yebalito, (Kelley y Winters 1960: 560). Y en Chametla entre 700/750 D.C. y 1250 D.C. (Kelly 1938) en las fases Lolandis, Acaponeta y El Taste (Kelley y Winters 1960: 560). Todo lo anterior sucede en la planicie costera sinaloense; de la parte serrana, en las faldas de la sierra madre occidental, muy poco se conoce; sin embargo, actuales investigaciones parecen indicar la presencia
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Sin lugar a dudas, es importante que los investigadores involucrados en esta temtica nos pongamos de acuerdo en estos aspectos; para as poder llegar a conclusiones de ndole ms general; sin embargo, el empleo de los materiales arqueolgicos no es la nica herramienta para esto. La grfica rupestre
de cermica rojo sobre bayo en algunos lugares al norte de Sinaloa (Carpenter, comunicacin personal). Por su parte en la serrana del centro y sur de Sinaloa, no existen hasta el momento investigaciones arqueolgicas que permitan indicar la presencia de la tradicin Aztatln. Cabe mencionar que en estas reas existen importantes sitios con petrograbados, como Tacuichamona en el centroeste y El Cerro de la
CHAMETLA
A.D. 1530 1400
Middle Culiacan Yebalito
A muy grandes rasgos este es el panorama actual; Como se puede notar, la tradicin Aztatln se limita a determinado nmero de sitios arqueolgicos. Su extensin territorial es un tema que apenas empieza ha ser tratado en plenitud, por lo menos en lo que respecta a Sinaloa. Por su parte, las manifestaciones grfico rupestres pudieran ser una buena herramienta que ayudara a este fin; pues en lugares dnde supuestamente la tradicin
GUASAVE GUASAVE AMAPA
(Meighan 1976)
CHAMETLA
(Kelly & Winters 1960)
CULIACAN
(Kelly 1945a)
Late Culiacan
CULIACAN
(Kelly & Winters 1960)
GUASAVE
(Kelly 1945a)
AMAPA
Santiago
PENITAS
(Kelly 1938)
MARISMAS NACIONALES
Conchera Ixcuintla
El Taste
Early Culiacan I
La Divisa Acaponeta
Ixcuintla
Mitlan
Late Chametla II
Acaponeta
Cerritos Huatabampo Cerritos Tuxpan Amapa No Occupation ? Estero Gavilan Tamarindo Gavilan ? ?
Baluarte
Figura 2: Cuadro cronolgico de algunos sitios de la tradicin Aztatln. En: Scott y Foster 2000: 110
Mascara al noreste, este ltimo investigado por Mendiola (1994). Los resultados a los cuales llegaron sus investigaciones, plantean la existencia de dos estilos pictricos en el Norte de Sinaloa: el estilo Sierra CentralBarobampo y el estilo Ro Fuerte. Aunque su registro de los sitios resulta interesante, solo se aboco en el arte rupestre sin tomar en cuenta otros elementos culturales, lo cual no proporciona interpretaciones por dems firmes. Solo basta observar los diseos de mscaras en los petrograbados, los cuales, sin lugar a duda, nos remiten a las actualmente utilizadas por los Mayos/Yoremes en las danzas de Pascola durante las festividades de semana Santa. Sin embargo, no es objeto de este escrito abordar por el momento esta problemtica.
Aztatln no esta presente, existen algunas representaciones en petrograbados, que guardan una estrecha similitud con otros que si lo estn. Tal es el caso de algunos diseos, como cruces y caras, los cuales en muchos sitios con petrograbados son comunes. En lo que aqu respecta, nicamente se abordara el caso de los rostros, pues la intencin es poder demostrar de manera general la presencia de un solo elemento en reas tan distintas; lo cual consideramos, puede llegar a indicar cierto estilo pictrico compartido culturalmente. Desde esta perspectiva veamos algunos petrograbados de Sinaloa. El orden con que son presentados obedece a su ubicacin geogrfica, es decir partimos de los sitios ubicados en el sur, para posteriormente llegar a los del centro y finalmente llegar a los del norte de Sinaloa.
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Los PETROGRABADOS Las Labradas Este sitio se encuentra a orillas de la costa occidental del ocano pacifico muy cerca del Trpico de Cncer. Se compone por conjuntos de rocas de origen volcnico, empotradas sobre la arena, distribuidas a lo largo de 400m de playa. Los diseos plasmados consisten principalmente en formas geomtricas y humanas, sin embargo, diseos zoomorfos y
cuerpo consiste en la unin de lneas simples colocadas vertical y horizontalmente representando por lo general los brazos, el trax y las piernas. Dos particularidades guardan estas representaciones. La primera es que, en la mayora de los casos, fueron grabados en la cara superior de la piedra, de tal forma que las imgenes quedan viendo hacia el cielo. Sin embargo, esto no indica que este sea un patrn en la representacin, pues las formas humanas con cuerpo tambin fueron plasmadas en las caras laterales de las rocas, pero el primer tipo es el ms generalizado en el sitio. La segunda particularidad son los rasgos faciales, los cuales parecieran dar la sensacin de sorpresa o sobresalto; la boca es el principal elemento que denota esto. Finalmente, cada uno de los diseos guarda una correspondencia directa entre si, aunque es evidente que su manufactura no se llev a cabo en un solo momento; pues, la gran cantidad de diseos y la diferencia entre algunos, as lo hace pensar. Este sitio de petrograbados es sin lugar a dudas el ms majestuoso del sur de Sinaloa. Arroyo Grande de las Habas Este sitio se ubica en el municipio de Cosal, al sur del actual estado de Sinaloa, entre Mazatln y Culiacn. El sitio se encuentra en las faldas de la Sierra Madre Occidental. En este lugar es posible observar dos conjuntos de petrograbados (figura 4). El primero denominado Arroyo de las Habas A, se encuentra a 300m del cruce entre un camino de terracera y el arroyo grande de las Habas; este conjunto se ubica en el extremo Oeste de dicho arroyo. Est compuesto por ocho petrograbados, 6 de los cuales se encuentran se encuentran aislados entre si, dos estn probablemente asociados uno con otro y uno conforma una escena, es decir, hay
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fitomorfos aparecen pero en baja frecuencia (figura 3). Dentro de los primeros, encontramos con ms frecuencia los crculos concntricos, los cuales al parecer no guardan un patrn en su orientacin. En segundo lugar, dentro del apartado de los diseos geomtricos tenemos los rectngulos, los cuales en la mayora de las veces hacen la funcin de marco o de cartucho, pues en su interior encontramos otros tantos diseos geomtricos, tales como cruces, lneas, etc. Por su parte, los diseos antropomorfos se pueden agrupar en dos grandes grupos: representaciones estilizadas del cuerpo humano completo y cabezas o rostros. Los primeros consisten generalmente en la cabeza con sus ojos boca y en ocasiones cabello o probablemente algn tipo de tocado. El
una asociacin de tres diseos, que evidentemente representan una accin: un discurso. Las formas de stos, se componen por representaciones humanas, de plantas y de animales. El conjunto denominado Arroyo de las Habas B, se ubica a 200m alejado del conjunto A; Al contrario del primero, ste se encuentra en el extremo Este de dicho arroyo. Esta conformado por un aproximado de 30 diseos; 28 de los cuales, estn tallados en una sola piedra, cuyas dimensiones son aproximadamente de 10 x 7m. Los dos restantes se ubican en otra roca aparte. Los 28 primeros conforman una serie de entre 3 y 4 diseos respectivamente. Algunos presumiblemente conforman una escena y otros nicamente se asocian a ella. Los diseos
petrograbados ubicado en la zona central del estado de Sinaloa sobre la planicie costera, a orillas del ro Tamazula, una de las afluentes ms importantes de agua en la regin. Los petrograbados se encuentran en el sector oeste del Cerro del Tlacuilole, orientados en esta misma direccin, teniendo de frente la afluente del ro. En total se puede manejar un aproximado de 56
grabados en la piedra consisten en representaciones humanas, de animales y formas geomtricas (figura 5 y figura 6). En el conjunto B, es muy probable que existieran mas petrograbados, pero el saqueo del sitio, no permite mas su apreciacin. De acuerdo a los informantes que nos guiaron al sitio, faltan un total de 4 petrograbados, los cuales han sido removidos. Los Naranjos Conocido tambin como cerro del Tlacuilole, Los Naranjos es un sitio de
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consistente en una lnea horizontal continua en forma de zigzag. Tanto dentro como fuera de los marcos o franjas se observan animales; por debajo del marco inferior se encuentra un signo o smbolo semicircular el cual es el contenedor de lneas cortas; un diseo compuesto por una lnea horizontal, rematada en sus lados por dos crculos, se encuentra muy cercano a este (figura 9). Ahora bien, los diseos antropomorfos representados difieren estilsticamente entre si considerablemente, pues existen diversas maneras en que los rostros fueron plasmados (figura 10). Los hay semicirculares con rasgos faciales y tocado, con algunos rasgos faciales representados y tambin los hay sin estos. La diversidad es notable.
representaciones de distintos tipos y tamaos, los cuales para desgracia, se encuentran seriamente afectados por graffiti (figura 7). En el sitio, encontramos formas geomtricas, antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas, siendo los diseos antropomorfos los ms frecuentes (figura 8). De manera general cada uno de los diseos grabados sobre la piedra se encuentran aislados entre si. Algunos pocos aparecen en asociaciones de dos, y nicamente se encuentra un conjunto de petrograbados estrechamente vinculados y que en conjunto forman un discurso. ste se compone de cinco personajes con caractersticas humanas, cuatro en conjunto y uno aislado, representados de distintas maneras. Se encuentran envueltos en una franja horizontal superior compuesta por diseos de lneas entrelazadas y una inferior,
Arroyo de los Mezquites Hacia el norte del estado de Sinaloa se encuentra este sitio de petrograbados en las faldas de la Sierra Madre Occidental sobre la afluente del arroyo del mismo nombre, el cual desemboca finalmente en el ro Petatln o Sinaloa. Llegando al Arroyo de los Mezquites se puede observar una piedra de considerable tamao, la cual contiene algunos petrograbados, ah comienzan los diseos (figura 11). En total el sitio se compone de varios conjuntos de petrograbados, de los
Figura 9: Los Naranjos o cerro del Tlacuilole. Culiacn, Sinaloa. En: Ortiz de Zarate 1976: 105.
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SIMILITUDES ESTILSTICAS Como se mencion anteriormente, la ausencia o presencia de ciertos rasgos estilsticos semejantes entre si, ha sido utilizada como indicador de una tradicin cultural. Tomando esto como lnea de investigacin y abocndonos a las representaciones faciales, tenemos que los sitios, Arroyo Grande de Las Habas y Arroyo del Mezquite, comparten un mismo tipo de diseo facial, compuesto nicamente por ojos y boca. Pues en una comunidad aledaa fue
cuales se pueden mencionar cinco. Los diseos representados se conforman en diseos aislados y algunos en asociacin. Los diseos representados consisten en antropomorfos, geomtricos y zoomorfos, siendo los primeros los ms frecuentes. A su vez los diseos antropomorfos se pueden dividir en caras y cuerpos estilizados (figura 12). La orientacin parece aleatoria, es decir, no es posible identificar un patrn en la orientacin. Por la informacin proporcionada por los pobladores de esta regin, en el rea existen un sin fin de sitios de petrograbados, desgraciadamente, el difcil acceso a la zona, debido al estado de conservacin del camino y el desarrollo de actividades econmicas ligadas no precisamente a la siembra del maz, no ha permitido un registro mas completo de stos.
Figura 13: Pieza encontrada por habitantes del ejido La Estancia, en el sitio Arroyo del Mezquite. Sinaloa municipio, Sinaloa.
posible observar una escultura de forma cilndrica, la cual en dos de sus lados tiene representaciones de rostros humanos (). Esta pieza, por informacin del propietario, fue encontrada en las inmediaciones del sitio de petrograbados, por lo cual asumimos su pertenencia directa. El parecido entre estas representaciones llama la atencin.
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Por otro lado tenemos las similitudes en los diseos faciales que se encuentran en el sitio Los Naranjos (figura 8) y Arroyo del Mezquite (figura 14). El parecido entre ambos es interesante; pero hay algo ms. Al visitar un poblado cercano al Arroyo Grande de las Habas, descubrimos en una casa, una escultura grabada en piedra de forma circular, en la cual, a pesar de estar fuertemente intemperisada, es posible observar un rostro humano cuyas caractersticas estilsticas son compartidas con las encontradas en los dos sitios antes mencionados.
De manera general, es posible observar la similitud entre algunos petrograbados geogrficamente distantes entre si. Sin embargo, las semejanzas no se restringen nicamente a Sinaloa. En estados aledaos, existen grabados sumamente parecidos a los sinaloenses. Por citar un ejemplo, el diseo presentado en la figura 6, ha sido encontrado de forma similar en Nayarit (C. Herrera, comunicacin personal) y de igual manera en el estado de Sonora, pero pintado al fresco (D. Fray, comunicacin personal). COMENTARIOS FINALES El tema de las manifestacin grfico rupestres, por lo menos en el noroeste de Mxico, es una veta aun sin explotar a su mxima capacidad. La gran cantidad de sitios arqueolgicos con estas caractersticas, poseen una importante fuente de informacin sobre distintos aspectos de las sociedades del pasado; la cual puede ayudar a esclarecer problemticas relacionadas con cuestiones de ndole regional.
Figura 14: Pieza encontrada por habitantes del ejido San Miguel, cerca del sitio Arroyo de las Habas. Cosal, Sinaloa.
Finalmente sealaremos el parecido entre tres representaciones, consistentes en lneas verticales y horizontales que al unirse forman una estilizacin del cuerpo humano, se encuentran en tres sitios distintos: Las labradas, Los Naranjos y Arroyo grande de las habas (figura 4).
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En nuestro caso particular, la existencia de ciertos diseos similares entre si, entre lugares dnde no se conoce informacin sobre la presencia de la tradicin Aztatln y en los que si, nos lleva a cuestionarnos el porque de su razn. Es muy probable que la tradicin Aztatln fuera la base en determinado momento, del desarrollo cultural prehispnico de la regin, tanto de manera local en lo tangible e intangible, como exterior en intangible. Tal vez sea esta la razn del porque se comparten rasgos estilsticos en los petrograbados. Esta cuestin nos lleva a plantear la posibilidad de una cosmovisin generalizada, compartida en forma entre sus distintas culturas, aun entre las aparentemente ajenas, pero particularizada en esencia. Dnde el signo pudo ser el mismo pero el significado otro; lo cual posiblemente se debi a una conformacin social distinta en cada espacio y tiempo, la cual obedecera a diferencias econmicas, ideolgicas y por
ende sociales. Sin lugar a dudas falta mucho camino por recorrer para poder esclarecer esta problemtica, pues el rea de influencia de la tradicin Aztatln junto con sus caractersticas, al menos en Sinaloa, no han podido ser esclarecidas a plenitud. Ser necesario vincular todos los aspectos arqueolgicos de la regin, incluyendo la grfica rupestre, a pesar de que los distintos medios difieran en forma, para de esta manera poder subsanar esta deficiencia. Esto, por obvio que parezca, debe ser prerrequisito para poder hacer interpretaciones de los discursos rupestres y sobre el contexto arqueolgico en general. Pues a final de cuentas, lo que se esta buscando es el conocimiento y comprensin de la dinamia social de las culturas del pasado, incluyendo todos los aspectos que la conforman.
De hecho, este ha sido un tema poco abordado en la escasa arqueologa de Sinaloa; por consiguiente, la mayora de las publicaciones sobre grfica rupestre, fueron escritas por aficionados al tema (Ortiz de Zarate 1976, Lizarraga 1980). Por mencionar un ejemplo esta la idea que designa la gnesis de los discursos grfico rupestres de Sinaloa, a los aztecas durante su peregrinar (Ortiz de Zarate 1976; Lizarraga 1980).
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