Escenario:
Clínica de evaluación neuropsicológica infantil. Se presenta Sofía, una
niña de 4 años, acompañada de su madre, quien ha observado ciertos
comportamientos en Sofía que le generan preocupación. La evaluación
será realizada por la Dra. Rodríguez, neuropsicóloga clínica
especializada en trastornos del desarrollo.
Acto 1: La consulta inicial
(La madre entra a la consulta con Sofía, quien está agitando las
manos repetitivamente y evitando el contacto visual con la Dra.
Rodríguez. La madre se muestra preocupada y nerviosa.)
Madre:
Dra. Rodríguez, muchas gracias por recibirnos. Estoy muy preocupada
por mi hija. Desde que era bebé noté que era diferente. No solía
mirarnos mucho, y ahora que tiene 4 años, sigue sin hablar como los
demás niños de su edad. A veces se queda mirando fijamente un objeto
o repite movimientos, como agitar las manos. Apenas juega con otros
niños y no parece entender cuando le hablamos.
Dra. Rodríguez:
Entiendo, señora. Gracias por compartir estos detalles. Estos
comportamientos que describe son importantes para entender el
desarrollo de Sofía. Vamos a realizar una evaluación neuropsicológica
integral para entender mejor lo que está ocurriendo. ¿Ha observado
alguna otra conducta en casa o en la escuela que le llame la atención?
Madre:
Sí, le cuesta mucho seguir instrucciones, y a veces parece que no nos
escucha. Si cambiamos la rutina, se frustra y tiene berrinches muy
intensos. Pero cuando se enfoca en algo, como un juguete o un
programa de televisión, parece que nada más existe para ella. Estoy
muy preocupada. No sé cómo ayudarla.
Dra. Rodríguez:
Lo que describe son características que pueden estar asociadas con un
trastorno del espectro autista (TEA). Vamos a hacer una serie de pruebas
para evaluar sus habilidades de comunicación, interacción social,
cognición y desarrollo sensorial. Además, investigaremos cómo procesa
la información y cómo funciona su atención. Esta evaluación nos
ayudará a diseñar un plan adecuado para apoyar su desarrollo.
Acto 2: La evaluación neuropsicológica
(Sofía está sentada en una pequeña mesa. La Dra. Rodríguez
comienza una evaluación estructurada mientras la madre
observa desde una esquina.)
Dra. Rodríguez:
Sofía, vamos a jugar a hacer algunas actividades. ¿Ves estos cubos?
(Coloca varios bloques de colores frente a Sofía.) ¿Puedes hacer una
torre con ellos?
(Sofía no responde verbalmente, pero mira los cubos. Después
de unos segundos, comienza a apilarlos, aunque lo hace de
manera repetitiva y sin mostrar interés en interactuar con la
Dra. Rodríguez.)
Dra. Rodríguez:
Muy bien, Sofía. Ahora mira esta imagen. ¿Qué ves aquí? (Le muestra
una tarjeta con una imagen simple de un niño jugando con una pelota.)
(Sofía no responde y mira hacia otro lado, repitiendo su
movimiento de agitar las manos.)
Dra. Rodríguez:
(Dirigiéndose a la madre) Esto nos da algunas pistas importantes. Sofía
parece tener dificultades en la comunicación verbal y no verbal, y
muestra una conducta repetitiva que es común en niños con TEA. Voy a
realizar algunas otras pruebas que evalúan su cognición y su capacidad
para procesar información sensorial. Esto nos permitirá entender si
existen dificultades específicas en áreas como la memoria de trabajo, la
planificación y la atención, que también son esenciales en el desarrollo.
Acto 3: Análisis de los resultados
(Unos días después, la madre vuelve a la consulta para recibir
los resultados de la evaluación.)
Dra. Rodríguez:
Después de la evaluación, hemos confirmado que Sofía muestra signos
claros de un trastorno del espectro autista. En su caso, hay una marcada
dificultad para interactuar socialmente, junto con un patrón de
comportamientos repetitivos y una sensibilidad sensorial elevada.
Además, sus habilidades cognitivas están dentro de la media, pero su
lenguaje expresivo está significativamente retrasado en comparación
con otros niños de su edad.
Desde una perspectiva neuropsicológica, el autismo implica alteraciones
en las redes neuronales que gestionan la comunicación social, la
regulación emocional y la integración sensorial. En el cerebro de los
niños con TEA, hay diferencias en cómo se conectan estas áreas. Esto
puede afectar su capacidad para comprender el lenguaje, procesar
información social y adaptarse a cambios en el entorno.
Acto 4: El plan de intervención
(La Dra. Rodríguez entrega un plan de intervención a la madre.)
Dra. Rodríguez:
Nuestro objetivo es trabajar en fortalecer las habilidades comunicativas
de Sofía y ayudarla a manejar los cambios y estímulos sensoriales que
encuentra abrumadores. Vamos a empezar con intervenciones basadas
en la terapia conductual, específicamente en la técnica de Análisis
Conductual Aplicado (ABA), que es muy efectiva en niños con TEA.
También sería útil incluir terapia ocupacional para ayudarla a regular sus
respuestas sensoriales y mejorar su adaptación a los cambios.
Es importante que toda la familia esté involucrada. Los ejercicios y
estrategias que aprenderán en las sesiones terapéuticas también
pueden ser aplicados en casa, lo que será crucial para que Sofía se
sienta comprendida y apoyada.
Madre:
¿Ella va a poder mejorar?
Dra. Rodríguez:
Con el apoyo adecuado, Sofía puede desarrollar habilidades importantes
y mejorar su calidad de vida. El progreso variará, pero con un enfoque
temprano e integral, es probable que vean avances en su lenguaje, en
cómo se relaciona y en su capacidad para manejar el entorno. Lo más
importante es crear un ambiente donde Sofía pueda florecer y sentirse
segura.
Reflexión Neuropsicológica:
El caso de Sofía ilustra las complejas alteraciones neuropsicológicas
asociadas con el trastorno del espectro autista. En su evaluación, se
observaron problemas en la integración de la información sensorial,
déficit en la reciprocidad social y retrasos en el desarrollo del lenguaje.
Estas manifestaciones se deben, en parte, a alteraciones en las
conexiones neuronales que afectan áreas clave como la corteza
prefrontal, el sistema límbico y las regiones responsables del
procesamiento sensorial.
El abordaje clínico se basa en terapias que potencian el aprendizaje
estructurado, la intervención temprana y el apoyo familiar. Desde la
neuropsicología, es clave identificar las fortalezas cognitivas y áreas de
dificultad para diseñar intervenciones individualizadas que permitan la
mayor autonomía posible.