Conciencia Versus Cuerpo. Algunas Reflexiones Sobre Una Critica de A. Gurwitsch A Hubert L. Dreyfus
Conciencia Versus Cuerpo. Algunas Reflexiones Sobre Una Critica de A. Gurwitsch A Hubert L. Dreyfus
Conciencia Versus Cuerpo. Algunas Reflexiones Sobre Una Critica de A. Gurwitsch A Hubert L. Dreyfus
Introducción
Quiero agradecer muy sinceramente los comentarios del Profesor Lester Embree a una
versión previa de este ensayo. También, como siempre, tengo que mencionar la atenta lec-
tura de Gema R. Trigo.
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1
H. L. Dreyfus (ed.), Husserl, Intentionality and Cognitive Science, Cambridge, The MIT
Press, 1982.
2
A. Gurwitsch, “Husserl’s Theory of the Intentionality of Consciousness”, en H. L.
Dreyfus, op. cit., pp. 59-71.
3
Un excelente libro que recoge y discute críticamente ambas interpretaciones acerca del
noema es el de J. J. Drummond, Husserlian Intentionality and Non-Fundational Realism.
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Noema and Object, Dordrecht, Kluwer Academic Publishers, 1990. Para un buen resumen de
la polémica, cfr. la “Introduction” escrita por B. Smith y D. W. Smith en B. Smith / D. W.
Smith, The Cambridge Companion to Husserl, New York, Cambridge Universtity Press, 1995,
pp. 22-27. En castellano han recreado esta polémica, entre otros, J. San Martín en
“Psicología cognitiva y fenomenología”, en Antropología filosófica. Ensayos programáticos,
Estella, Verbo Divino, 1995, pp. 123-160; R. Walton en “El noema como entidad abstracta”,
Análisis Filosófico, vol. IX, 2 (1989) 119-138. También resulta de interés, en relación con el
presente ensayo, Mª C. López Saenz, “Del cuerpo fenoménico como origen del noema al
cuerpo de carne”, en R. Lorenzo / C. Moreno / A. De Mingo (eds.), Filosofía y realidad virtual,
Zaragoza, P.U.Z., 2007, pp. 271-284.
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4
En esta primera parte de la exposición utilizo por extenso fragmentos de un artículo
anterior titulado “Internet y los peligros del olvido del cuerpo. Una invitación a la lectura de
On the Internet de Hubert Dreyfus”, Phainomenon. Revista de fenomenologia 8 (2004) 119-
132. Aquí puede encontrar el lector una narración más detalla de la interpretación que
Dreyfus hace de Husserl. La bibliografía sobre Merleau-Ponty es ingente. Una excelente
introducción general a su obra con interesantes calas en algunos de los temas que toca este
ensayo es la de Taylor Carman. Cfr. T. Carman, Merleau-Ponty, London / New York,
Routledge, 2008. En castellano existen, entre otras, dos sólidas e informadas presentaciones
recientes. Cfr. X. Escribano, Sujeto encarnado y expresión creadora. Aproximación al
pensamiento de Maurice Merleau-Ponty, Barcelona, Prohom Edicions, 2004; J. M. Bech,
Merleau-Ponty. Una aproximación a su pensamiento, Barcelona, Anthropos, 2005. También
son de obligada mención los constantes y numerosos artículos de Mª Carmen López Sáenz y
Mª Luz Pintos. Dentro de la generación más joven, los de Karina Trilles.
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5
H. L. Dreyfus / S. E. Dreyfus, "The Challenge of Merleau-Ponty's Phenomenology of
Embodiment for Cognitive Science", en G. Weiss / H. Fern Haber (eds.), Perspectives on
Embodiment. The Intersections of Nature and Culture, New York / London, Routledge, 1999,
p. 111.
6
Ibidem, pp. 113 y 111.
7
A. Gurwitsch, “The Life-World and the Phenomenological Theory of Sciencie”, en
Phenomenology and the Theory of Science (ed. Lester Embree), Evanston, Northwestern
University Press, 1974, pp. 3-32.
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que él practica, a fin de ver las diferencias entre ambos tipos de pensamien-
to y rechazar la supuesta idea de que Sartre, Merleau-Ponty o Heidegger se
mueven en un nivel de radicalidad filosófica superior al del viejo maestro y
sus más fieles seguidores. Gurwitsch pretende, de este modo, atajar la
idea, tan en boga por aquella época, y que tiene hoy todavía cierta vigen-
cia, de que Husserl no era más que un precursor de los citados Heidegger,
Sartre o Merleau-Ponty; un maestro útil con el que foguearse y aprender,
pero cuyos postulados sobre la conciencia debían ser superados, pues esta-
ban enfermos, como poco, de idealismo y solipsismo. Frente a esta tesis, el
aventajado discípulo afirmará justo lo contrario. Sólo si situamos, como
hacen Husserl y él mismo, la conciencia y sus actos como el solo y único
modo de acceso al mundo rompemos cualquier posibilidad de solipsismo o
mal idealismo y alcanzamos un nivel suficiente de radicalidad filosófica que
nos sirva para enfrentarnos a los dilemas teóricos y prácticos que la reali-
dad nos plantea. En este sentido, si Dreyfus y Merleau-Ponty situaban, co-
mo ya hemos visto, al cuerpo como la puerta que abría el mundo, Gurwitsch
sostendrá que semejante afirmación es errónea y conduce a paradojas in-
salvables. Sólo la conciencia, la vida mental y sus actos ―y no el cuerpo en
cuanto tal― son la llave que da acceso y explicación cabal a la realidad.
Veamos como lo argumenta.
Para Gurwitsch el principal asunto que abordan los filósofos de corte ex-
istencial es, desde un punto de vista genérico, la vida o existencia de los
humanos en el mundo. Una vida o existencia considerada, por otro lado, en
su pura concreción y que, a su vez, puede plasmarse de varias maneras.
Unas tienen que ver más, desde luego, con la vida individual y con las si-
tuaciones, los proyectos y decisiones a través de los cuales nos jugamos
nuestro propio ser. Otras se refieren a la vida colectiva, a los aspectos so-
ciales, históricos y políticos en los que siempre se enmarca la vida individual
y hacen del mundo y de nosotros mismos entes ligados a un tiempo y una
época determinados. En tal sentido, no le sorprende que Hegel esté muy
presente en una gran parte de estos filósofos y que, en el caso del existen-
cialismo francés, Marx, el joven Marx, tenga un peso importante. Incluso
llega a afirmar que, dada esta preocupación existencial por la vida concreta
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Pero en el caso que aquí nos ocupa, lo que más nos va a interesar no es
esa concreción vital sociohistórica de la que habla Gurwitsch cuando descri-
be las preocupaciones de los filósofos existenciales, sino esa otra que tiene
como elemento central al cuerpo. En efecto, para el autor de El campo de la
conciencia, “tomado en su plena concreción, el humano se muestra como
una unidad psicosomática. Cada uno de nosotros tiene su cuerpo o, como se
encuentra a veces expresado, cada uno es su cuerpo. Por eso está en per-
fecta consonancia con la lógica de la orientación existencialista que ambos,
Sartre y Merleau-Ponty, aunque no Heidegger, hayan dedicado mucha aten-
ción al aspecto somático de la existencia humana y hayan presentado ex-
tensos y fructíferos análisis sobre él”8. Ahora bien, una cosa es afirmar la
importancia del cuerpo en la vida de conciencia o en ciertos aspectos de
ella, y otra muy distinta sostener, como lo hace Merleau-Ponty y, siguiéndo-
lo a él, Hubert L. Dreyfus, que es nuestro decisivo órgano de apertura al
mundo. Y es que si el problema del acceso al mundo se resuelve en térmi-
nos de cuerpo y existencia corporalizada, encarnada, lo cerramos en falso,
porque siempre es factible preguntarse de nuevo cómo sabemos, tenemos
noticia o somos conscientes del propio cuerpo como apertura9. Responder
que a través del mismo cuerpo, es una petición de principio y abrir la puerta
a un regreso al infinito. En efecto, da la impresión de que, para cerrar ca-
balmente esa cuestión, no queda más remedio que salirse de la propia órbi-
ta mundano corporal y acudir a los actos de conciencia, a los actos de pen-
samiento, a los actos mentales, que nos dan cuenta del cuerpo vivo en
cuanto tal. Pero, si esto es así, parece que es la propia vida mental, la vida
de conciencia, en tanto que distinta del puro cuerpo, la que abre la verda-
dera puerta de entrada al mundo. En este sentido, la parte de ella ligada de
8
Ibidem, p. 8.
9
Cfr. a este respecto, el primero de los textos que encabeza este artículo y que per-
tenece a “The Life-World and the Phenomenological Theory of Science”.
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modo indisoluble al cuerpo forma parte de esa apertura, desde luego, pero
en tanto que vida de conciencia. Expresemos ahora la tesis con las propias
palabras de Gurwitsch:
10
Ibidem, pp. 11s; A. Gurwitsch, “Introducction” en Studies in Phenomenology and
Psychology, Evanston, Northwetern University Press, 1966, p. xix; A. Gurwitsch, Marginal
Consciousness (ed. Lester Embree), Athens / Ohio / London, Ohio University Press, 1985, p.
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13
Sobre el cuerpo y los “márgenes” de la conciencia, cfr. A. Gurwitsch, Marginal
Consciousness. También es preciso consultar la parte V de su opus magnum, The Field of
Consciousness, Pittsburgh, Duquesne Universiy Press, 1964.
14
Para el tratamiento fenomenológico de la animalidad han de consultarse, entre
nosotros, los trabajos de Mª Luz Pintos y Javier San Martín.
15
Para algunas consideraciones sobre ese Descartes de la sexta meditación metafísica
que contempla al humano como pensamiento encarnado, cfr. J. M. Díaz Álvarez,
“Introducción”, en R. Descartes, Meditaciones Metafísicas, Madrid, Alianza Editorial, 2005,
pp. 7-60.
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