Cien Poemas - Robert Graves
Cien Poemas - Robert Graves
Cien Poemas - Robert Graves
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Robert Graves
Cien poemas
Edición bilingüe
ePub r1.0
Titivillus 25.04.16
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Robert Graves, 1981
Traducción: Claribel Alegría & Darwin J. Flakoll
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Para Beryl
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PRÓLOGO
Los poemas traducidos aquí por Claribel Alegría y Darwin J. Flakoll constituyen una
pequeña pero representativa selección de la obra de Robert Graves, extraída de su
último volumen Collected Poems, publicado en Inglaterra en 1975. Graves ocupa una
posición solitaria y única entre los poetas ingleses del siglo XX; durante más de
sesenta años, como poeta practicante y dedicado a su labor, ha evitado todas las
modas y movimientos poéticos y ha caminado siempre su propio camino, siguiendo
la tradición inglesa del poema lírico clásico. Él es el individuo, el forastero casi, de la
literatura inglesa contemporánea.
Nació en Londres en 1895. Su madre era alemana y descendía del gran
historiador alemán Leopold von Ranke, a menudo llamado el primer historiador
moderno. Su padre fue Alfred Perceval Graves, uno de los dirigentes del
renacimiento celta en Irlanda, presidente de la Irish Literary Society y él mismo un
poeta.
Graves fue a un colegio privado para recibir «a gentleman’s education», que él
odiaba. Sin embargo, fue en ese colegio donde descubrió los grandes gozos de la
poesía, el alpinismo y el boxeo. Le gustaba mucho estudiar los clásicos y ganó un
concurso en St. John’s College, Oxford.
Antes de empezar sus estudios, se declaró la guerra contra Alemania, y Graves
inmediatamente entró a servir como oficial en el regimiento del Royal Welch
Fusiliers, hizo allí su entrenamiento y fue a pelear en las trincheras al norte de
Francia. Fue como poeta de la guerra que primero llamó la atención del público
inglés. Al igual que otros jóvenes poetas de la guerra (Isaac Rosenberg, Wilfred
Owen y el amigo y compañero de batalla Siegfried Sassoon), fue un impugnador de
ésta, reaccionó en sus poemas contra el enorme horror y la inhumanidad que
experimentaba. Describe sus experiencias en uno de sus mejores libros de prosa, su
autobiografía (escrita en 1929 a la edad de treinta y tres años), llamada Goodbye to
All That y considerada ahora como un clásico moderno y la mejor descripción
contemporánea en inglés de las condiciones en que se peleaba en la Primera Guerra
Mundial. En este libro habló de sus poemas de guerra: «Nosotros [Sassoon y Graves]
definimos la guerra en nuestros poemas haciendo definiciones de paz. Siegfried
hablaba de la caza, la naturaleza, la música y las escenas pastorales, yo casi siempre
de niños. Cuando estuve en Francia, pasaba mucho tiempo jugando con los niños
franceses de los pueblos en los cuales me alojaba. Los incluía en mis poemas e incluí
también mi propia infancia en Harlech (Wales)».
Dichos poemas aparecieron, durante la guerra y después de ella, en tres
volúmenes: Over the Brazier, Fairies and Fusiliers y Country Sentiment. Son poemas
sencillos, reflexivos y nostálgicos, llenos del suave paisaje del campo inglés al estilo
georgiano y llenos también de niños, como él dice.
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Sin embargo, en una serie de antologías poéticas publicadas en 1926, 1938, 1947,
1959, 1965 y 1975, Graves eliminó casi todos esos poemas de juventud. Entre los
pocos que dejó, Claribel Alegría y Darwin Flakoll han traducido dos: «Allie» y
«Advertencia a los Niños».
En julio de 1916, Graves fue seriamente herido en una pierna y en un pulmón en
la batalla del Somme. Inconsciente y dándolo por muerto, lo sacaron del campo de
batalla y lo llevaron en ambulancia al hospital. Advertido por los médicos de que el
caso era desesperado, su jefe notificó a las autoridades y a la familia que Graves
había muerto de las heridas. Pero para sorpresa de todos consiguió vencerlas y fue
enviado a Inglaterra, donde se restableció y preparó sus poemas para que fueran
publicados. Pocos meses después regresó al frente, pero su salud y sus pulmones
estaban tan débiles y sufría tanto de bronquitis, que el médico del ejército le ordenó:
«O regresas a Inglaterra o serás juzgado por un consejo de guerra». La guerra había
terminado para Graves, que decidió irse a Oxford a seguir su convalecencia y a
instruir a los cadetes del ejército. Fue entonces cuando se casó con Nancy Nicholson,
hija de William Nicholson, el pintor. Ella también era pintora y una ardiente
feminista. Graves sufrió mucho de las neurosis producidas por la guerra: «Aún estaba
mental y emotivamente organizado para la guerra. A pesar de que compartía el lecho
con Nancy, tenía la impresión de que todas las noches estallaban balas en nuestra
cama; durante el día personas desconocidas asumían rostros de amigos que habían
muerto en la batalla. Cuando estuve lo suficientemente fuerte para escalar la colina
detrás de Harlech y visitar de nuevo mi campiña favorita, no pude menos de verla
como un posible campo de batalla».
Después de vivir un año en Gales, Graves por fin fue aceptado en la Universidad
de Oxford como estudiante de literatura inglesa.
La experiencia de Oxford le gustó mucho, pero encontraba el curso tedioso y la
seriedad de los profesores nada inspiradora. Como ejemplo típico nos cuenta esto:
«Al final de mi primer trimestre, asistí al tradicional consejo universitario para rendir
cuentas. El interlocutor tosió y dijo de una manera un poco bestia: “Entiendo,
Sr. Graves, que los ensayos que usted escribe para sus preceptores son, por decirlo
así, un tanto temperamentales. Parece, sin duda alguna, que prefiere unos autores a
otros”».
Graves vivía en Boars Hill, justo en las afueras de Oxford, donde vivían también
John Masefield, Robert Bridges y varios poetas más con los cuales Graves trabó
amistad. Su gran amigo en Oxford fue T. E. Lawrence, «Lawrence de Arabia», por
entonces miembro del All Souls’ College, que estaba escribiendo un libro acerca de
las guerras árabes, Seven Pillars of Wisdom. Cuando se conocieron, Graves «no sabía
nada acerca de su organización de la revuelta árabe, sus hazañas, sus sufrimientos en
el desierto y su entrada final en Damasco», pero más tarde escribiría sobre todas estas
cosas en su biografía de Lawrence.
Graves y su mujer tuvieron cuatro hijos en rápida sucesión, dos muchachos y dos
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muchachas, y la pequeña pensión del ejército no les bastaba para cubrir sus crecientes
obligaciones, así que decidieron abrir una pequeña tienda de comestibles donde
también vivían. Publicó otro libro de poemas llamado The Pier Glass, que muestra
claramente el estado de «hechizamiento» en que la neurosis de la posguerra lo había
dejado. Estaba enfermo y neurótico, después de haber vivido tanto tiempo en las
terribles condiciones que ofrecían las trincheras y con un miedo constante a la
muerte. Esto se reflejó en sus escritos: «Pensé que a lo mejor le debía a Nancy el ir a
un psiquiatra para que me curara; sin embargo no estaba seguro. Presentía que el
poder de escribir poesía, que era para mí mucho más importante que todo lo demás,
desaparecería si me dejaba curar. Mi hechizo de Pier Glass se terminaría y yo me
convertiría en un escritor fácil y aburrido. Era menos importante estar bien que ser un
buen poeta».
Sus problemas financieros se multiplicaron, la tienda fue mal, y era demasiado
trabajo para Nancy, que tenía que atender a cuatro niños, y para Graves, que quería
graduarse. Cerraron pues la tienda, Graves dejó la universidad y se mudaron a una
casa de campo en un pequeño pueblo cercano a Oxford, llamado Islip. Allí él decidió
«abandonar todo trabajo, ver a tan poca gente como fuera posible, leer libros de
psicología moderna, aplicarlos a mi propio caso y curarme».
Durante ese período, Graves escribió varios libros de prosa (The Meaning of
Dreams, Poetic Unreason, On English Poetry, Another Future of Poetry y
Contemporary Techniques of Poetry); en su mayor parte estos libros mostraban el
aspecto psicológico de la poesía y particularmente su empleo terapéutico como «El
médico de desórdenes mentales», y el aspecto sensual de la poesía: «Estaba buscando
formas de capturar y mantener la atención del lector por medio de la sugestión
hipnótica». Contemporary Techniques of Poetry muestra que Graves estaba muy
enterado de los experimentos que se hacían a su alrededor. Sin embargo, continuó
empleando las formas tradicionales basadas principalmente en la balada y en la
tradición de Skelton. Repudió la mayor parte de esas tempranas teorías, diciendo en
1938: «Todo lo que valga la pena conservar de lo que escribí entre 1922 y 1926 fue
escrito a pesar de mis nuevas teorías, y no gracias a ellas».
En 1925 leyó por primera vez los poemas y los trabajos críticos de Laura Riding,
y él y Nancy la invitaron para que viniera a Islip desde los Estados Unidos. Se
conocieron en 1926 y fue por ella, dice Graves: «que poco a poco empecé a revisar
mi actitud para con la poesía». Así empezó una amistad y un trabajo compartido que
duraría trece años. Graves fue designado como Profesor de Literatura Inglesa en la
Universidad del Cairo en 1926 y Laura Riding los acompañó a él, a Nancy y a los
cuatro niños a Egipto. Graves encontró el trabajo fatigoso, poco satisfactorio y a
veces ridículo, y decidió renunciar y regresar a Inglaterra. En Inglaterra, sin embargo,
sus problemas domésticos se agudizaron, su matrimonio con Nancy se deterioró y
ambos decidieron separarse; Graves viajó al extranjero acompañado de Laura Riding
y resolvió no volver a vivir nunca en Inglaterra —de ahí el título de su autobiografía:
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Adiós a todo eso.
Su crisis doméstica pudo haber sido la provocación inmediata para dejar
Inglaterra, pero ya antes había decidido que en su país había exceso de gente y que
estaba demasiado mecanizado para su gusto. Viajaron a Europa y en la Haute Savoie
conocieron a Gertrude Stein. Fue ella quien les recomendó Mallorca como un lugar
donde vivir. Sus gentes, les dijo, son honradas y amistosas y el clima uno de los
mejores de Europa. «Mallorca es el paraíso», les aseguró, «si es que pueden
aguantarlo…». Se fueron pues a Mallorca, y encontraron el pueblecito de Deyá donde
decidieron establecerse. Graves construyó su propia casa con la ayuda de obreros
locales, mandó a Inglaterra por sus libros y mobiliario; y aún vive allí ahora, casi
cincuenta años más tarde.
Deyá es un pequeño pueblo de pescadores en la rocosa costa del noroeste,
rodeado y avasallado por la montaña del Teix, que tiene cerca de 1200 metros de
altitud. Hay unos cuatrocientos habitantes, y casi todas las casas de piedra están
construidas en la ladera de una pequeña y empinada colina situada frente a la
montaña. La iglesia, con su torre baja y ancha y su pequeño cementerio, descansa en
la cumbre de la colina. Deyá es un lugar espectacular y bello; los bancales de sus
grandes laderas fueron construidos hace varios siglos por los moros, para cultivar
aceitunas.
El primer período de Graves en Deyá, entre los años 1929 y 1938, fue muy
prolífico. Escribió seis volúmenes de poesía y cinco novelas: The Real David
Copperfield (1933), I, Claudius y Claudius the God (1934), Antigua, Penny, Puce
(1936) y Count Belisarius. Graves dice que escribía novelas y libros de prosa para
ganarse la vida, ya que era imposible vivir de su poesía, «pues no hay dinero en la
poesía —y no hay poesía en el dinero». Su «autobiografía» de Claudius, conocido
como «Claudius the Idiot», «Claudius the Stammerer» o «Clau-Clau-Claudius», que
se convierte en emperador de Roma a pesar suyo, está considerada como una de las
mejores novelas históricas del siglo, ha sido adaptada a la televisión y es popular en
todo el mundo. Además de poemas, novelas y trabajos críticos, escribió también
cuentos cortos durante este período, artículos y hasta una pieza teatral.
Laura Riding influyó, sin lugar a dudas, en la poesía y en la manera de pensar de
Graves. Sus poemas perdieron todas sus características infantiles y georgianas y se
volvieron más controlados e intelectuales; Graves empezó a pensar de una manera
distinta acerca de la poesía, la historia y las mujeres. La influencia de Laura Riding,
ha dicho Graves, es sobre todo «una influencia mutua», el resultado natural de haber
vivido y trabajado juntos.
Escribieron dos libros de crítica (Survey of Modernist Poetry y Pamphlet Against
Anthologies), y los agudos métodos críticos que emplearon en dichos libros dieron un
nuevo rumbo a la crítica literaria inglesa. Ambos empezaron también un anuario
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crítico que se llamaba Epilogue: A Critical Summary, que apenas duró unos pocos
años. Casi todos los libros que escribieron en esa época fueron impresos en su propia
prensa, instalada en su casa, a la cual nombraron «The Seizin Press».
La única contrariedad seria que sufrieron durante su pacífica estadía en Mallorca
ocurrió en 1936, cuando las fuerzas armadas de Italia y Alemania decidieron
intervenir a favor de Franco en la Guerra Civil española, y se aconsejó a todos los
súbditos ingleses que dejaran inmediatamente España para evitar incidentes
internacionales. Graves, Laura Riding y su secretario alemán fueron evacuados en un
buque de guerra británico, y durante los tres años siguientes vagaron
desconsoladamente por Suiza, Francia y los Estados Unidos, esperando que se les
permitiera volver. Fue, sin embargo, en los Estados Unidos, donde la amistad y la
asociación literaria con Laura Riding llegó a su fin. La Guerra Civil duró hasta 1939,
y para entonces la Segunda Guerra Mundial era inminente, y Graves tuvo que
postergar su regreso a Deyá. Cuando la guerra se declaró, él se encontraba visitando
Inglaterra y se presentó como voluntario para las fuerzas de infantería, pero cuando el
gobierno le informó de que sólo se le encomendaría una «misión burócrata», él se
retractó y volvió a la literatura. Tres de sus hijos sirvieron en el ejército; el menor
quedó eximido debido a una sordera causada por el sarampión mal atendido en
Egipto. Su hijo mayor, David, que también se incorporó a los Royal Welch Fusiliers,
fue muerto en acción en Birmania en 1943.
Graves se divorció de Nancy, se casó de nuevo y tuvo otros cuatro hijos, tres
varones y una niña, de su segunda mujer, Beryl Pritchard. Durante la guerra vivieron
en un pueblecito de Devonshire, en Galmpton, donde Graves escribió varios libros de
prosa pero pocos poemas. En 1940 escribió Sergeant Lamb of the Ninth y el año
siguiente Proceed, Sergeant Lamb, novelas históricas acerca de un miembro de los
Royal Welch Fusiliers durante la guerra revolucionaria en Norteamérica. Después
colaboró con Alan Hodge en una historia social de Gran Bretaña de 1918 a 1939,
llamada The Long Weekend, y en 1943 escribió otro libro con Alan Hodge, un tratado
de gramática inglesa y del estilo en la prosa inglesa llamado The Reader Over Your
Shoulder. En el mismo año escribió otra novela histórica, esta vez acerca del poeta
inglés del siglo diecisiete, John Milton, llamado Wife to Mr. Milton. Fue hacia el final
de la guerra, sin embargo, cuando Graves escribió quizá su libro más importante en
prosa: The White Goddess. Este libro, en el cual prueba la existencia de una antigua
fe religiosa en la Diosa y afirma que su invocación es la función de toda poesía
verdadera, marcó su obra y tuvo una gran influencia en las ideas y las obras de
muchos de sus contemporáneos.
El tema, en pocas palabras, está basado en su interpretación de un poema galés
medieval, «The Song of Taliesin», que hasta entonces se había considerado sin
sentido. Se trata, según Graves, de una serie de adivinanzas deliberadamente confusas
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que esconden los nombres de las letras de un alfabeto antiguo; este alfabeto, llamado
el Beth-Luis-Nion, que era sagrado y custodiado celosamente por los poetas, servía
también como calendario: las letras representaban una secuencia de árboles (ya que
«árboles» en todas las lenguas celtas quiere decir letras o enseñanza), las consonantes
del nombre del árbol representaban los meses de los cuales los árboles eran
característicos, y las vocales representaban las estaciones trimestrales del sol. Su
contrapartida en Grecia era el alfabeto órfico prefenicio y ambos alfabetos estaban
asociados con la adoración de la triple diosa lunar cuyos nombres son innumerables:
es la Diosa de la Montaña adorada en el Helicón, el Olimpo y el Parnaso, es
Leucothea, la Diosa Blanca, la antigua Diosa de Muerte-en-Vida, la Diosa del Amor,
de la Luna y el Mar y los Arboles, es la Triple Diosa Musa y la Madre Diosa, la
Creatrix Rhea. Su contrapartida en Irlanda es Brigit; en Gales, Carridwen; y en Italia,
Carmenta.
La Triple Diosa Musa que inspira a los verdaderos poetas fue hace mucho tiempo
conquistada y relegada por el dios solar Apolo; sus nueve musas fueron
transformadas en ninfas. Apolo es el dios de lo racional y lo intelectual, es el dios
civilizado y habita en el Parnaso inspirando el verso racional e intelectual. La
interpretación mitológica de Graves acerca de la escritura poética propone dos
categorías muy distintas de poesía: la poesía apolínea y la poesía de la Musa. «La
poesía apolínea se compone en la parte delantera del cerebro: ingeniosamente debe
servir a la ocasión, siempre razonablemente, siempre sobre un plan preconcebido,
derivado de un conocimiento sólido de la retórica, la prosodia, el ejemplo clásico y la
moda contemporánea. Lo apolíneo no permite intrusas emociones personales, ningún
incidente inesperado que rompa el musical y terso fluir de su verso. El placer que
ofrece es conscientemente estético… La poesía de la Musa se compone en la parte
posterior del cerebro: un producto extraño de un trance en el cual las emociones de
amor, miedo, rabia o dolor son profundamente padecidas pero al mismo tiempo
poderosamente disciplinadas; en el cual el pensamiento intuitivo reina
supralógicamente y el ritmo personal subyuga el metro a su designio. El efecto de la
poesía de la Musa en los lectores, con sus polos opuestos de éxtasis y melancolía, es
lo que los franceses llaman un frisson y los escoceses grue —significando el
escalofrío provocado por experiencias terribles o supernaturales».
Su tema central en este libro es, por lo tanto, la persistente sobrevivencia de la fe
en la Musa entre los poetas llamados «románticos», que derivan su imaginería, ya sea
consciente o inconscientemente, del culto de la Diosa Blanca. Quizá, continúa
diciendo, la magia que ejercen sus poemas depende de su exactitud para describir la
diosa o su presencia. Keats y Coleridge registraron su experiencia de ella en el siglo
diecinueve:
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la pesadilla Vida-en-Muerte era ella,
que espesa con frío la sangre del hombre.
(El viejo Marino)
La Musa no es ya una deidad nacional sino personal, una para cada poeta. Para
experimentar la Musa el poeta debe enamorarse de una mujer «poseída» por la Musa.
Su capricho y su crueldad es lo que tiene que sufrir a cambio de la inspiración que
ella otorga en una reactualización del antiguo mito del cual Graves afirma que es el
arquetipo cuyas variaciones o fragmentos son todos los poemas de amor
subsiguientes. Esto es lo que quiere decir al principio de su primer poema de la Diosa
Blanca: «A Juan en el Solsticio de Invierno».
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eriza, y un escalofrío recorre el espinazo cuando uno escribe o lee un verdadero
poema, es que un poema verdadero es necesariamente una invocación de la Diosa
Blanca, o Musa, la Madre de Todo Ser Viviente, el antiguo poder de miedo y lujuria,
la araña hembra o la abeja reina cuyo abrazo es la muerte».
Aunque la mayor parte de los poemas de Graves son fácilmente comprensibles
para los que no han leído La Diosa Blanca, el poema que él escribió cuando nació su
séptimo hijo, Juan, llamado «A Juan en el Solsticio de Invierno», es una excepción y
necesita, creo, alguna explicación. El solsticio es el cumpleaños de casi todas las
deidades solares: Apolo, Zeus, Dionisio, Heracles, Adonis, Hermes, el dios asirio
Tamúz y los semidioses irlandeses Lugh y Cuchulain. Si es de árboles que hablas, «o
de extrañas bestias que te acosan / o de pájaros que te croan la Triple-voluntad», es
porque los árboles y las extrañas y fabulosas bestias como el unicornio, la quimera, el
fénix o la sirena y los pájaros proféticos como la grulla, el cuervo, el buitre o el búho,
le pertenecen a ella y le son sagrados. El zodíaco en el poema simboliza el ciclo de la
vida, el «nunca-alterado circuito» del destino del poeta. La Corona Boreal o Corona
Borealis era originalmente la corona de la Diosa cretense Ariadna, que en el mito
tracio-libio que llegó a Bretaña en la Edad de Bronce, era el purgatorio donde todos
los héroes solares iban después de su muerte.
La Diosa en este poema toma la forma de Afrodita, la diosa del Mar, la diosa del
Amor «… mitad mujer mitad pez. En su mano izquierda lleva un membrillo
frondoso…». El membrillo, un antiguo símbolo de fidelidad-en-el-amor, es sagrado
para Afrodita.
Esta serpiente es Ofión que, según los mitos de creación órficos y pelasgos, fue
creada del caos por Eurynome, la diosa primordial de Todas las Cosas y se unió a ella
para formar la tierra y el gran océano. La sexta estrofa («Cae mucha nieve…»)
demuestra la notable habilidad de Graves para evocar una atmósfera de terror o
misterio en una descripción del paisaje. De pasajes así él dice en La Diosa Blanca:
«A veces, leyendo un poema, los pelos se erizan con una escena descrita allí
aparentemente despoblada de gentes y acontecimientos, si los elementos demuestran
su presencia de una manera suficientemente clara: por ejemplo, cuando los búhos
ululan, la luna corre como un barco a través de una rápida nube, los árboles se mecen
juntos lentamente sobre una cascada impetuosa, y se escucha el distante ladrido de
los perros; o cuando el repique de campanas en tiempo escarchado repentinamente
anuncia el nacimiento del Año Nuevo».
El gran jabalí salvaje al cual se refiere en la última estrofa mata prácticamente a
todos los héroes solares de la mitología (incluyendo a Zeus según un relato) al final
del año: «El año de la hiedra es también el año del jabalí, mata a Osiris de la hiedra,
el amante de la diosa Isis. Apolo, el dios solar griego, disfrazado de jabalí, mata a
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Adonis, O Tamuz, el asirio, amante de la diosa Afrodita… Octubre era la estación de
la caza del jabalí de los Bassarids coronados de hiedra. El jabalí es la bestia de la
muerte y el otoño del año empieza en el mes del jabalí».
Este poema anuncia un nuevo período en la poesía de Graves, más rico y sutil. En
«A Juan en el Solsticio de Invierno», emplea estas imágenes mitológicas con gran
destreza, para mostrar la crueldad y el misterio del amor, el éxtasis y el terror
inextricablemente enlazados en el mito de la Diosa Blanca.
Al descubrir por sí mismo el mito de la Diosa Blanca y sus mitos periféricos,
clarificando así su comprensión de la «mystique» del amor y las mujeres, Graves
pudo fundir en sus poemas toda una gama de imágenes antiguas que proveen un
contexto unificador y que de otra forma serían fragmentarias presentaciones de su
experiencia personal. Registra, aún ahora, su experiencia personal en los poemas —
sin duda alguna, en casi todos los poemas que escribió Graves, está ahí, en el centro,
y sus reacciones y emociones son siempre el tema central del poema—, no puede
hacer más, nos dice; para experimentar la Musa el poeta debe enamorarse de una
mujer poseída por la Musa, para que el amor personal pueda relacionarse en los
poemas con algo mucho más amplio. Cuando lo entrevistaron en The Paris Review
(número 47, verano de 1969) en cuanto al papel de la musa personal, Graves dijo:
«Ella sirve como foco y como reto. Da happiness (alegría). Uso aquí con precisión el
inglés -hap: happening (suceso), happiness (alegría). La tranquilidad no le sirve a la
poesía. El primero en emplear la Musa en el sentido de la Diosa Blanca fue Ben
Jonson —después degeneró en una débil autoinspiración de poetas jóvenes».
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largo de la costa vecina; comerciantes pobres son ahora lingüistas prósperos y los
pueblos de Mallorca casi se han quedado sin trabajadores agrícolas. En Deyá nosotros
ahora (1965) empleamos gitanos de Andalucía, a precios muy elevados, para ayudar a
cosechar la aceituna; el año pasado algunos hacendados dejaron que la cosecha se
pudriera en el suelo. Los bancales que se caen no vuelven a ser reconstruidos. Los
olivos sirven ahora principalmente para ser convertidos en ensaladeras y cajas para
los turistas. Como dijo un mallorquín: Una vez corten todos los olivos tendremos que
ponerlos de plástico para que ellos los puedan admirar desde las ventanillas de sus
buses».
«No, nadie puede parar al progreso. Sólo se puede pasar de lado. Pero el interior
de la isla que está aún sin explotar se va encogiendo a medida que los caminos
mejoran. ¿Dónde nos retiraremos?». Graves escribió eso en un libro acerca de
Mallorca en 1965; desde entonces las cosas no han cambiado demasiado en Deyá,
aunque hay algunas tiendas más, un banco y un hotel para los turistas alemanes e
ingleses. Deyá es más próspera y por lo tanto, en cierto sentido, está más cerca de
arruinarse.
Grandes autobuses pasan a toda velocidad muchas veces al día, pero casi nunca
paran —salvo con alguna excepción— frente a la casa de Graves, para que el guía les
señale el hogar del «gran escritor americano, Robertson…».
De los libros en prosa que ha escrito desde la guerra los más importantes son: The
Nazarene Gospel Restored (escrito en 1953 en colaboración con el erudito hebreo
Joshua Podro), libro que reconstruye, dentro del enfoque de los modernos
descubrimientos históricos y arqueológicos, el Nuevo Testamento; The Greek Myths
(1955), un diccionario enciclopédico de todos los dioses y héroes griegos,
incorporando las conclusiones de la arqueología moderna, y The Hebrew Myths
(1964). En 1954 fue designado Clark Lecturer del Trinity College, Cambridge, y de
1961 a 1966 fue Profesor de Poesía en la Universidad de Oxford. Ha publicado esas
conferencias y otras que pronunció en los Estados Unidos, muchos ensayos y varias
colecciones de cuentos. También ha sido muy celebrado por sus traducciones de
algunos clásicos: El Asno de Oro de Apuleyo, El Niño de la Bola de Alarcón, Los
doce Césares de Suetonio, Farsalia de Lucano, La furia de Aquiles de Homero, las
comedias de Terencio, el relato de George Sand de cuando vivió con Chopin en
Valldemossa (pueblo vecino a Deyá) y El Rubaiyat de Omar Khayam, que tradujo en
colaboración con Omar Ali Shah de un manuscrito encontrado hace poco tiempo,
cuya autenticidad se discute.
Ha ganado dos medallas olímpicas por su poesía, una de ellas la Medalla de Oro
en las Olimpiadas Culturales de México en 1968. En 1960 le fue otorgada la Medalla
de Oro de The National Poetry Society of America, y en 1968 la Medalla de Oro para
Poesía que otorga la reina de Inglaterra. También en 1968 el pueblo de Deyá lo
nombró su hijo adoptivo, lo cual él considera un gran honor.
El desarrollo poético de Graves ha sido un proceso gradual pero continuo de
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incorporación de las imágenes de la mitología de la Diosa Blanca, dentro de un
lenguaje personal en sus poemas de amor, y para usar su visión del universo, para
unificar su obra. Ha escrito cada vez menos poemas acerca de la Diosa Blanca como
fenómeno mitológico y cada vez más acerca de ella como experiencia personal. Cada
poema que escribe delinea sus asociaciones con ella en una u otra persona.
En su discurso de «Michaelmas» en 1963 como Profesor de Poesía en Oxford,
anunció una considerable evolución en su mitografía personal: la aparición de la
Diosa Negra. Describió su naturaleza y la explicó a sus estudiantes de la siguiente
manera: Los Fragmentos Órficos cuentan cómo la Noche dio luz al dios de Amor,
Fanes, que puso al universo en movimiento. La Noche para los órficos apareció en
forma triple como Oscuridad (o, en otras palabras, Sabiduría), Orden y Justicia. En
todo el Oriente la Noche era considerada como una fuerza positiva y no como una
mera ausencia de la luz del día; y el negro, como un color primario y no como una
ausencia de color, fue celebrado por captar las virtudes del sol más que cualquier otro
color. Istar, la reina de Babilonia y virgen original del zodíaco, representada en
algunas estelas desnuda y cabalgando sobre un león (un poeta), una de las formas de
la Diosa Blanca, no gobernaba sola; reconocía a una hermana misteriosa, la Diosa de
la Sabiduría, cuyo templo era pequeño y poco frecuentado. «… Llámenla la Diosa
Negra: “las vírgenes negras” de Provenza y Sicilia son llamadas así porque derivan
de una antigua tradición de la sabiduría como oscuridad. Esta Diosa Negra, que
representa una certidumbre milagrosa en el amor, ordena que el poeta que la busque
debe pasar sin quejarse por todas las pruebas a que la Diosa Blanca lo pueda
someter». El gozo y el éxtasis que el poeta siente cuando ella derrama su amor sobre
él, Graves lo compara a un pájaro de fuego que es puesto en libertad:
«La poesía, se puede decir, pasa a través de tres etapas distintas: primero, la
iniciación al amor por Vesta en sus antiguas formas de afecto y compañerismo; luego,
su experiencia de la muerte y resurrección a cargo de la Diosa Blanca, y por último la
certeza en el amor, otorgada por la Diosa Negra, su más que Musa. Ella promete un
nuevo y apacible vínculo entre hombre y mujer, correspondiendo a una realidad final
del amor, en la cual el vínculo patriarcal del matrimonio va a desaparecer. A
diferencia de Vesta, la Diosa Negra ha experimentado el bien y el mal, el amor y el
odio, la verdad y la falsedad, en la persona de su propia hermana; pero ella elige lo
que es bueno, rechazando el amor de serpiente y la carne de cadáver que deleita a la
Diosa Blanca. Fiel como Vesta, alegre y aventurera como la Diosa Blanca, ella
conducirá al hombre de nuevo al instinto seguro del amor, que él desechó por el amor
intelectual».
El paisaje que enmarca este amor no está hecho de despojos helados y misterioso
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terror sino de gran fertilidad y profusión:
«GRAVES: Me acerco cada vez más al centro del fuego, por decirlo así… Uno llega al fondo de la cosa con
una serie de experiencias que tienen el mismo diseño pero distintos colores.
ENTREVISTADOR: En otras palabras, usted no aprende nada nuevo, pero llega a una comprensión más
honda.
GRAVES: Sí, una comprensión de lo que son las ordalías del poeta. Los poemas de amor deben ser rebotados
desde una luna. Las lunas varían. Ame a una mujer-musa diferente, y recibirá un poema diferente».
Las mujeres poseídas por la Diosa Negra que inspiraron su nueva poesía
produjeron por cierto una poesía distinta en él: la recompensa de la agonía sufrida por
la Diosa Blanca, es una poesía mucho más calma y plácida:
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hacia la poesía y los poetas: «Desde que tenía quince años, la poesía ha sido mi
pasión dominante, y jamás me he comprometido con un trabajo o entablado relación
alguna que fueran incompatibles con los principios poéticos, lo cual me ha ganado
algunas veces la reputación de excéntrico. La prosa ha sido mi manera de ganarme la
vida, pero la he usado como un medio para afilar mi sentido de la totalmente distinta
naturaleza de la poesía, y los temas que elijo están siempre vinculados en mi mente
con grandes problemas poéticos. A los sesenta y cinco años de edad todavía me
divierte la paradoja de la obstinada continuidad de la poesía en la presente fase de la
civilización. Pese a que está reconocida como una profesión liberal, es la única para
cuyo estudio no hay academias abiertas y en la cual no existe medida alguna, por
basta que sea, por medio de la cual se pueda medir la pericia técnica. Los poetas
nacen, no se hacen. La deducción que se espera que uno saque de esto es que la
naturaleza de la poesía es demasiado misteriosa para ser examinada: es, sin duda, un
misterio más grande que la misma realeza, ya que los reyes se hacen tanto como
nacen y las expresiones que se citan de un rey muerto tienen tan poco peso en el
púlpito como en el bar. La paradoja puede explicarse por la sensación de que la
poesía, ya que desafía el análisis científico, debe tener sus raíces en alguna suerte de
magia y la magia está desacreditada. La sabiduría poética europea está, sin duda,
finalmente basada en principios mágicos, cuyos rudimentos formaron un apretado
secreto religioso durante varios siglos, pero que al final se pervirtieron, quedaron
desacreditados y olvidados. Ahora, sólo por raros accidentes de regresión espiritual
los poetas consiguen que sus versos tengan potencia mágica, en el sentido antiguo.
De otra manera, la práctica contemporánea de escribir poemas recuerda los
experimentos fantásticos y precondenados del alquimista medieval cuando quería
transmutar metal ordinario en oro; salvo que el alquimista al menos reconocía el oro
puro al verlo y al tocarlo. La verdad es que sólo el mineral de oro puede convertirse
en oro; sólo la poesía en poemas. Este libro [La Diosa Blanca] se refiere al
redescubrimiento de los rudimentos perdidos y a los principios activos de la magia
poética que los gobierna».
En sus «Clark lectures» en la Universidad de Cambridge, habló de lo que llamó el
«privilegio cumbre» del poeta: «… Esto es, su calidad de miembro de una profesión
totalmente anárquica. No hay escuela de arte que le garantice diplomas; no hay
academia real que califique su capacidad técnica; no hay autoridad constituida que le
aplique una disciplina. Su única responsabilidad es con la Musa, una patrona severa
que nunca está satisfecha con ninguna obra que se le ofrezca. El poeta hablará sin
ambages acerca de la poesía, sin ningún rodeo cortés (a menos de cometer una
traición o de incurrir en una calumnia obscena), pero permanece siempre en una
minoría de uno, a menos que rompa con la tradición poética organizando un grupo,
capilla o movimiento al estilo continental».
Graves siempre ha sido el forastero de la poesía inglesa del siglo XX; ha evitado
juntarse con cualquiera de sus contemporáneos o adherirse a sus movimientos; ha
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manifestado muy poco interés por la obra de Yeats, Eliot, Pound, Auden o Thomas;
ha mantenido su individualidad absoluta, ha evitado siempre lo que él llama «el
cómodo lugar de descanso» y no ha aceptado vínculos que pudieran dañar su
independencia crítica, impedirle decir la verdad acerca de cualquier cosa o forzarlo a
hacer nada que fuera ajeno a su esencia. Esto es lo que él quiere decir con probidad
poética y, como W. H. Auden escribió una vez acerca de Graves: «Ningún poeta ha
estado más preocupado que Graves por la probidad poética, por ser auténtico, cueste
lo que cueste, para con su verdadero yo».
PAUL O’PREY
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RECONOCIMIENTOS
Deseamos agradecerle a Cassel & Co. Ltd., London, el permiso para utilizar la gran
mayoría de los poemas aquí incluidos, que fue ron seleccionados de Robert Graves -
Collected Poems (1975), así como también a Chatto & Windus Ltd., London, por su
permiso para utilizar «The Last Post» y «Recalling War», extraídos de Men Who
March Away - Poems of the First World War, por I. M. Parsons.
Por último queremos agradecerles especialmente a Lucía Graves y a Aurora
Bernárdez sus valiosas sugerencias y la revisión final de las traducciones.
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But this is truth written by you only,
And for me only…
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ALLIE
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¡Allie, llama a los niños,
llámalos del campo!
Allie llama, Allie canta
y ellos acuden deprisa.
Primero llegaron
Tomás y Margarita,
luego Kate y yo
y nunca olvidaré
cómo jugamos a la orilla del agua
hasta esa puesta de sol en abril.
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EL ESPEJO CANDELABRO
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EL TOQUE DE QUEDA
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ADVERTENCIA A LOS NIÑOS
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►
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MORIRÍA POR TI
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LA TELARAÑA FRESCA
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SIN RUMBO
O arrojaba al aire
una hoja, una ramita,
cuya caída pudiese ser profética
apuntando «ahí»,
o bien, supersticioso,
me desviaba apenas
de una segura dirección
pero sin extraviarme,
o empezaba a subir
la cuesta que otras veces
eludía sin rumbo
o no había eludido,
o llamaba de acompañante
a un fantasma sin ojos
siguiendo su no rumbo
hasta que mis pies me perdían.
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EL CASTILLO
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LAS PIERNAS
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Aunque mi sonrisa era amplia,
las piernas no pudieron ver,
aunque mi risa era fuerte,
las piernas no pudieron oír.
Mi cabeza se aturdió:
me pregunté de repente
si yo también sería un caminante
de las rodillas para abajo.
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EN IMÁGENES ROTAS
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FRAGMENTO DE UN POEMA EXTRAVIADO
Momentos en nunca…
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RECORDANDO LA GUERRA
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por las cuales el mundo había aún resistido, la cabeza en alto,
profesando lógica o profesando amor,
hasta que el insoportable momento golpeó—
el oculto grito, el deber de volverse locos.
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WM. BRAZIER
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INCIDENTE GALÉS
«Pero eso no fue nada comparado con las cosas que salieron
de las cavernas marinas allí por Criccieth».
«¿Qué eran? ¿Sirenas? ¿dragones? ¿fantasmas?»
«Nada parecido a esas cosas».
«¿Qué eran entonces?»
«Toda una gama de cosas raras,
cosas de las que nadie ha escrito, que nunca se han visto o escuchado,
muy extrañas, nada galesas, cosas totalmente
peculiares. Oh, eran tan reales que podían tocarse
si alguien se hubiera atrevido. Maravillosa creación,
variadas formas y tamaños y no tamaños,
todas nuevas, cada una perfectamente distinta de su vecina,
a pesar de que todas salieron juntas moviéndose despacio».
«Describe sólo una».
«No puedo».
«¿Cómo eran sus colores?»
«Casi todos colores sin nombre,
colores gratos de ver; pero una era lila
o quizá más carmesí, pero no morada.
Algunas no tenían color».
«Dime, ¿tenían piernas?»
«Ni una pierna ni un pie entre esas que vi».
«Pero ¿salieron esas cosas en algún orden?
¿Qué hora era? ¿Cuál el día de la semana?
¿Quién más estaba allí? ¿Cómo era el clima?»
«A eso iba. Eran las tres y media
del martes de la última Pascua. El sol brillaba.
La banda municipal de Harlech tocaba Marchog Jesu
en treinta y siete instrumentos resplandecientes,
hacían una colecta de fondos para el hospital Caernarvon.
Las poblaciones de Pwllheli, Criccieth,
Portmadoc, Borth, Tremadoc, Penrhyndeudraeth,
estaban reunidas. El alcalde de Criccieth se dirigió a ellas
primero en buen galés y luego en fluido inglés,
enroscando en los dedos su cadena ministerial,
dando a las cosas su bienvenida. Salieron a la arena
sin seguir el ritmo de la banda, moviéndose hacia el mar
en silencio, a paso de caracol. Pero al fin
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la más extraña, la más indescriptible de las cosas
que casi ninguno vio, tan asombrados estaban,
hizo algo reconocible como algo».
«Bueno, ¿qué?»
«Hizo un ruido».
«¿Un ruido aterrador?»
«No, no».
«¿Un ruido musical? ¿Un ruido de pelea?»
«No, un ruido fuerte y respetable
como gruñendo para sí en la capilla
un domingo en la mañana, poco antes del segundo salmo».
«¿Qué hizo el alcalde?»
«A eso iba».
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A PRIMERA VISTA
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SÓLO CON SUS LABIOS
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LOS CORREDORES DE BEDLAM
Prevenido de su locura:
dentro de tres días, al crepúsculo
lo domina el ataque.
Su caso no es infrecuente,
se pronuncian los médicos,
pero no recetan.
Su ambición de muchacho
era llegar a artista—
como cualquier funcionario de la City.
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el artista es bienvenido—
pincel valiente y paleta llena.
(Inminente genio,
problemas en la oficina,
normalmente, normalmente
como si ya loco fuera).
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ÉPOCAS DE JURAMENTOS
Encontrar un tulipán
en medio de primaveras silvestres de túmulos silvestres,
o un huevo de cuco en un nido de mirlos,
o un hongo gigante, una cesta entera—
¡Las memorables proezas de la niñez!
Hace tiempo, junto a los terraplenes, excavando en la tierra,
mi vara sacó a luz una cuenta de ámbar romano…
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NUEVAS LEYENDAS
Satisfecho de ti,
Andrómeda serena,
señora del aire y el océano
y de cada dragón llameante,
encadenado a ningún abismo,
sin pedir rescate de mí.
Satisfecho de ti,
Atalanta loca,
inclinándote sin pausa,
siempre adelante,
absolviéndome de rivalidad.
Satisfecho de ti
que conseguiste maravillar al rey Proteo,
demostrándole unidad
más allá de toda variedad.
Satisfecho de ti,
Niobe sin hijos,
sin calamidad.
Satisfecho de ti,
Helena, demoledora de la belleza.
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EL CLIMA DEL PENSAMIENTO
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NO MÁS FANTASMAS
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LOLLOCKS
Juegan al escondite
entre cuellos y novelas
y frascos vacíos de medicinas,
y cartas del extranjero
que nunca serán contestadas.
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pero debido a eso sufren más
en la nuca y en el vientre.
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EL SUICIDA EN EL MATORRAL
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LA PLAYA
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LA PUERTA
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A LUCÍA, AL NACER
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ELLA CONFIESA SU AMOR MIENTRAS ESTÁ
MEDIO DORMIDA
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TESEO Y ARIADNA
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A JUAN EN EL SOLSTICIO DE INVIERNO
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Cae mucha nieve, los vientos braman cavernosos,
ulula el búho desde el saúco,
el miedo en tu corazón implora el cáliz de amor:
dolor al dolor mientras las chispas se alzan.
El leño se queja y confiesa:
sólo hay una historia, una historia sólo.
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SIROCO EN DEYÁ
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DESDE LA EMBAJADA
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LA DIOSA BLANCA
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EL CANTO DE BLODEUWEDD
(Reconstruido del deliberadamente confuso poema medieval «Câd Goddeu», en el
Red Book of Hergest, considerado hasta ahora como disparatado).
Ni de padre ni de madre
fue mi sangre, fue mi cuerpo.
Fui embrujado por Gwydion,
primer hechicero de los bretones,
cuando de nueve capullos me formó,
nueve botones de varias clases:
de prímulas de la montaña,
retama, barba de cabra y cizaña,
todos entretejidos,
de la alubia llevando en su sombra
un espectral ejército
de tierra, de terrosa especie,
de capullos de ortiga,
roble, espinosa y tímida castaña—
Nueve fuerzas de nueve flores,
nueve fuerzas en mí integradas,
nueve botones de planta y árbol
Largos y blancos son mis dedos
como la novena ola del mar.
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INSTRUCCIONES PARA EL ADEPTO A LOS
MISTERIOS ÓRFICOS
(Traducido en parte de Timpone Grande y Las Tablas Órficas de Campagno).
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pero también del Cielo, vengo de Samotracia.
Comprobad el brillo de ámbar en mi frente.
De la Pureza vengo, como podéis ver.
Pertenezco también a vuestro linaje tres veces bendito.
Hijo de la tres veces Reina de Samotracia;
me he liberado totalmente de mis hechos sangrientos,
he sido por ella investido de púrpura marina,
y como un cabrito he caído en la leche.
Dadme de beber, ahora me quema la sed,
¡dadme de beber!»
Pero ellos aún te preguntarán: «¿Qué es de tus pies?»
Tú debes responder: «Mis pies me han traído aquí
fuera de la rueda fatigada, de los años en círculo,
hasta esa quieta rueda sin rayos: —Perséfone.
¡Dadme de beber!»
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LAMENTO POR PASIFAE
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CONTANDO LOS LATIDOS
¿Dónde estaremos?
(susurra ella), ¿dónde estaremos
cuando golpee la muerte, dónde estaremos
nosotros que fuimos tú y yo?
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LA PAJA
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DESPOJOS
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EL ROSTRO EN EL ESPEJO
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SÍNTOMAS DE AMOR
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BAJO LOS OLIVOS
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VUELTA DE LA LUNA
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LA TIERRA SECRETA
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un albergue bajo su palacio personal
en un claro del bosque
donde crezcan las gencianas y los alhelíes
y podamos a veces encontramos.
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RARA VEZ, PERO AHORA
Y si no fuéramos así,
sino pájaros de similar plumaje enjaulados
en la paz de cada día,
¿conjuraríamos aún el incendio
de la tierra, como ahora?
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UN MUNDO PERDIDO
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SALA DE CIRUGÍA PARA HOMBRES
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CANCIÓN: VEN, GOZA TU DOMINGO
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AMATISTA Y RUBÍ
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►
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OUZO CRISTALINO
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NO ESPERES NADA
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UN ÚLTIMO POEMA
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EL HOMBRE HACE, LA MUJER ES
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LA DE TRES ROSTROS
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PÁJARO DEL PARAÍSO
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EL CASTILLO VERDE
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VIGILIA
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LA DIOSA NEGRA
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LOS COLORES DE LA NOCHE
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EL JARRÓN HUNG WU
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BUENAS NOCHES A LOS DIOSES VIEJOS
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NEGRO
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AMOR TOTAL
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CANCIÓN: LA LEJANA FAZ DE TU LUNA
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EL P’ENG QUE FUE UN K’UN
(Adaptación del chino de Lao Tse)
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EN PERSPECTIVA
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LA LLAMA ENCAPUCHADA
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CANCIÓN: GOTA DE ROCÍO Y DIAMANTE
Fue siempre más cruel, más brillante, más suave de lo que pudo ser dicho
aún en palabras animadas por el oscuro ojo de la verdad:
su ausencia, remolino; su presencia, diluvio;
su tiempo, asombro; su magnitud,
una punta asesina de daga.
Así nosotros abandonamos
nuestras voces a las secas hojas fugitivas
y elegimos nuestra propia senda predeterminada hace mucho
desde lo no dicho a lo aún indecible
en silencio de amor e intrepidez de amor.
No ahora, ni mañana,
sólo ayer:
un largo ayer
inventado por nosotros para tragar
hoy con mañana.
Derrama tu bendición
en ese verde retoño,
una súbita bendición
por el amor verdadero
para ese retoño verde
bordeado por la ventana
con sus hojas rutilando
mientras despiertos yacemos.
Dos pájaros volaron de él
al ojo de la mañana,
a sacudir al sol
sus encogidas plumas.
Registrado el augurio,
premiada la visión
con una flecha volando,
con repentina punzada,
con segura bendición,
con una doble saeta,
con un anillo estrellado,
con música de montañas
en el aire, en el corazón
esta brillante mañana de mayo
repercutiendo.
* * *
Muy bien, entonces: mi cabeza en la tabla,
una sonrisa en tus labios apretados y el hacha en alto
para un descenso piadoso. Abasteciéndote
aún en mi tormento, alabando tus muñecas firmes,
tu resuelta postura… ¿De qué otra manera puedo protegerte
de la maldición que mi muerte debe llevar, salvo
implorándote que no prolongues mi dolor
más allá de estos triviales años?
Soy joven de nuevo.
Te contemplo encogiéndote como una bruja arrugada.
Tus besos se hacen repulsivos, se arrastran tus pies.
Olvido tu nombre y olvido el mío…
Brotan de pronto
lágrimas de nuestros ojos
hasta que las enjugamos
con el suave susurro
de sólo tres palabras.
¿Y cómo ahogaríamos
el dolor y los celos
que nos separan
si no fuese por el oráculo
de sólo tres palabras?
Amor, te quiero,
aquí a los ojos del mundo
y siempre he de quererte
con una fe perfecta
en sólo tres palabras.
Dos generaciones
separan nuestro nacimiento,
sin embargo podía aún amarte
más allá de todo encubrimiento,
de todo miedo, de todo reproche,
hasta que siete años frescos
gobernando distancia y tiempo
hubieron establecido nuestra verdad.
►
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LOS VERDES PRADOS DE LA INQUIETUD
To go in no direction
Surely as carelessly,
Walking on the hills alone,
I never found easy.
Or in superstition
Edged somewhat away
Prom a sure direction
Yet could not stray,
Or called as companion
An eyeless ghost
And held his no direction
Till my feet were lost.
My legs at least
Were not in that rout:
On grass by the roadside
Entire I stood,
Moments in never…
Forewarned of madness:
In three days’ time at dusk
The fit masters him.
(Imminent genius,
Troubles at the office,
Normally, normally,
As if already mad.)
Content in you,
Andromeda serene,
Mistress of air and ocean
And every fiery dragon,
Chained to no cliff,
Asking no rescue of me.
Content in you,
Mad Atalanta,
Stooping unpausing,
Ever ahead,
Acquitting me of rivalry.
Content in you
Who made King Proteus marvel,
Showing him singleness
Past all variety.
Content in you,
Niobe of no children,
Of no calamity.
Content in you,
Helen, foiler of beauty.
I, an ambassador of Otherwhere
To the unfederated states of Here and There
Enjoy (as the phrase is)
Extra-territorial privileges.
With heres and theres I seldom come to blows
Or need, as once, to sandbag all my windows.
And though the Otherwhereish currency
Cannot be quoted yet officially,
I meet less hindrance now with the exchange
Nor is my garb, even, considered strange;
And shy enquiries for literature
Come in by every post, and the side door.
Cloudless day,
Night, and a cloudless day,
Yet the huge storm will burst upon their heads one day
From a bitter sky.
Augury recorded,
Vision rewarded
With an arrow flying
With a sudden sting,
With a sure blessing,
With a double dart,
With a starry ring,
With music from the mountains
In the air, in the heart
This bright May morning
Re-echoing.
Of sharp resemblances
What further must I show
Until your black eyes narrow,
Furrowing your clear brow?
* * *
Very well, then: my head across the block,
A smile on your pursed lips, and the axe poised
For a merciful descent. Ministering to you
Even in my torment, praising your firm wrists,
Your resolute stance… How else can I protect you
From the curse my death must carry, except only
By begging you not to prolong my pain
Beyond these trivial years?
I am young again.
I watch you shrinking to a wrinkled hag.
Your kisses grow repulsive, your feet shuffle
And drag. Now I forget your name and forget mine.
No matter, they were always equally «darling».
Nor were my poems lies; you made them so
To mystify our friends and our friends’ friends.
We were the loveliest pair: all-powerful too,
Until you came to loathe me for the hush
That our archaic legend forced on you.
◄
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THE GREEN WOODS OF UNREST