4 Aproximacion Critica Ec Europea
4 Aproximacion Critica Ec Europea
4 Aproximacion Critica Ec Europea
LA ECONOMÍA DE LA UNIÓN
EUROPEA 1
Miren Etxezarreta
ÍNDICE
Introducción
Las premisas básicas
La conformación de la UE desde los ochenta
La naturaleza de las políticas de la UE
Liberalización comercial y financiera
La política macroeconómica de los noventa
La profundización del modelo y la necesidad de legitimación
La política social
La ampliación de la Unión
La UE en el mundo
Algunos comentarios al texto ‘Constitucional’
En conclusión
Introducción
Un proceso político tan amplio y prolongado como el desarrollo de una
región supraestatal en Europa occidental (la inclusión de Europa central se ha
dado sólo muy recientemente) no puede dejar de ser el resultado de una combi-
nación de fuerzas que interactúan, de un complejo entramado de estrategias y
conexiones que, conjuntamente, van conformando lo que hoy conocemos como
1
Aunque toda la responsabilidad por este artículo es únicamente mía, quiero señalar que para
el mismo he hecho amplio uso de los materiales del grupo de los ‘Economistas Europeos por una
Política Económica Alternativa’ al que pertenezco. Asimismo, quiero agradecer a los miembros del
Seminario Taifa, y particularmente a Nuria Giménez sus comentarios sobre el tema objeto de este
trabajo.
Una aproximación crítica a la economía... Miren Etxezarreta
Unión Europea. Ello hace más difícil desvelar cuales son las corrientes profun-
das que la impulsan y guían. A pesar de ello, si realmente se pretende entender
su naturaleza y carácter no queda más remedio que intentar ‘deconstruir’ las apa-
riencias para alcanzar el núcleo que puede explicar los ejes fundamentales de su
desarrollo. Es lo que voy a intentar hacer aquí, pero, consciente que es un empe-
ño muy ambicioso me conformaré con intentar ahondar en algunos aspectos fun-
damentales. Aunque son muchos los aspectos relevantes, pues con el tiempo se
han ido ampliando sus competencias, me limitaré esencialmente a los aspectos
económicos, tanto porque juzgo que son los elementos esenciales, como por ser
aquellos en los que puedo tener alguna competencia. Por lo tanto, ni entraré a
evaluar la estructura institucional de la Comunidad- el famoso ‘déficit democrá-
tico’, ampliamente reconocido- ni me detendré en aspectos como el de Política
exterior y de Seguridad Común (PESC), la política de movilidad de personas
(Schengen), la de justicia y asuntos interiores, ni en su evolución militar u otros
múltiples e importantes aspectos.
La UE no nació con un diseño preciso, sino que a partir de unas circunstan-
cias específicas y unos amplios objetivos, se ha ido formando siguiendo los ava-
tares de los principales intereses que en ella inciden. Iniciada en 1957, esencial-
mente como un intento de reestructuración y racionalización de la recuperación
económica europea (recordemos que el origen de la UE se encuentra en la reor-
ganización de la CECA y el EURATOM2), es en los sesenta cuando se diseñan
las principales instituciones que iban a regirla. En esta década hay indicios que
señalan que la idea era de avanzar por una senda bastante centralizada3 - la única
política comunitaria establecida, la PAC, era y es todavía4 totalmente dependien-
te del centro, los Informes Mc Dougall recomendando un presupuesto comunita-
rio de entre 5 y 7%, el Informe Werner que en 1969 planteaba ya la Unión Mone-
taria...-, y, además, con fuerte presencia del sector público en la economía, según
las ideas dominantes en aquella época. Durante los setenta, el impacto de la cri-
sis económica condujo a los países a debilitar su interés por la región y a preo-
cuparse más por sus problemas estatales; después de todo, los gobiernos se eli-
gen con votos nacionales. Cada país siguió la política que consideró más ade-
cuada a sus circunstancias y el Mercado Común fue relativamente relegado. Fue
a fines de los setenta, cuando se inició con Roy Jenkins (laborista inglés) de Pre-
sidente de la Comisión, el debilitamiento de la visión intervencionista de la eco-
nomía. Hasta los ochenta, no se detectan muchas sintonías entre las políticas
seguidas en los distintos países (en los extremos encontramos simultáneamente
2
No se trata de negar que el objetivo de evitar más guerras en el continente europeo estuvie-
ra también presente en ‘los padres fundadores’ como mantienen las explicaciones al uso; incluso
que alguno de ellos soñase con una comunidad europea de ciudadanos, pero no constituyeron los
elementos fundamentales.
3
Una estructura superestatal se puede formar de muchas maneras distintas, en relación al
poder concedido a las instituciones centrales de la misma: desde una laxa confederación, hasta un
sistema fuertemente centralizado. Observaremos como las relaciones entre el centro y los estados
van cambiando a medida que cambia la filosofía económica dominante.
4
Vease pie de página Nº. 7
5
Hay quien señala que la existencia de unos amplios servicios sociales hace que no se pueda
calificar de esta forma a la UE, comentaremos más adelante sobre este aspecto.
6
Desde los últimos noventa los aspectos negativos de la política de la UE para partes impor-
tantes de la población, han hecho que esta ‘neutralidad’ se vaya poniendo en cuestión (más por las
capas populares que por los profesionales de las ciencias sociales). Pero de todos modos, se sigue
estudiando la UE como un cuerpo político, muy distinto de las relaciones que se plantean para el
estudio de las sociedades-estados individuales.
fuerzas más potentes que tienen la capacidad de tomar las decisiones que orien-
tan su evolución son los intereses económicos establecidos principalmente en los
grandes países de la UE (Alemania, Francia, Reino Unido, seguido a bastante dis-
tancia por Italia), y también en otros centros hegemónicos del mundo (Estados
Unidos, Japón, con creciente presencia de algunos países emergentes del sureste
asiático y grupos como la OPEP), aunque en algunos momentos otros vectores
incluso puedan ser dominantes. Son las estrategias de los grandes capitales con
base en los países más potentes de la UE, junto a las de los demás países ricos,
sus cooperaciones y complicidades pero también sus fuertes rivalidades, las que
generan las decisiones y tensiones en que se desarrolla la UE. La organización
política e institucional regional, constituye un agente de mediación principal, por
el que el ámbito privado de las grandes empresas consigue convertir en público
y general lo que conviene a sus intereses; pero no es válido mantener la ilusión
que son fuerzas autónomas, y mucho menos neutrales.
A pesar de iniciar el análisis desde este punto de partida, es obvio que no se
pueden considerar a los demás agentes sociales como meramente pasivos. Dado
que la UE afecta a la vida de la poblaciones europeas, han de considerarse tam-
bién sus reacciones frente a la misma, tanto en sus organizaciones políticas y
sociales como en sus movimientos sociales menos estructurados e incluso en sus
individualidades. La cooperación y el apoyo, las discrepancias y resistencias de
la población son también elementos significativos para el resultado social.
El análisis de las políticas comunitarias necesita considerar también los
distintos niveles a los que se plantea la política comunitaria: la política que emana
de las instituciones centrales de la Comunidad y que ella misma ejecuta- política
agraria, moneda única, legislación aduanera...- y política que la Comunidad
impone en los estados miembro o cuya realización aconseja - condiciones del
Tratado de Maastricht, Pacto de Estabilidad y Crecimiento, Política de compe-
tencia, política social ...7 Esta asimetría lleva con frecuencia a la confusión analí-
tica, pero, lo que es más grave, tiene importantes consecuencias en la relativa
importancia de las políticas, como iremos viendo en este trabajo.
Finalmente, siguiendo a Myrdal, es conveniente explicitar desde que posición
se escribe. Parece una precisión especialmente necesaria para el análisis del fenó-
meno europeo8. Quizá debido a esa hipervaloración de lo político que he señalado
más arriba, y a la aceptación de su aparente neutralidad, una gran mayoría de ana-
listas siguen, parece que sin muchas dudas, unos criterios de evaluación que implí-
citamente aceptan la existencia de unos resultados únicos para el conjunto del fenó-
meno integrador, que, además, en la inmensa mayoría de los casos, coinciden con
los intereses expresados por los poderes económicos y los dirigentes políticos. No
7
En la Constitución aprobada recientemente y pendiente de ratificación por los países miem-
bros, los artículos 11 a 17 establecen formalmente nuevas categorías de competencias, pero que,
aunque introduce la categoría de ‘competencias compartidas’ operativamente no creo que alteran
lo que aquí señalo, aunque la política agraria deja de ser competencia exclusiva de la UE.
8
A pesar de la ampliación, la UE no abarca todavía toda Europa, por lo que utilizar la expre-
sión europeo o Europa para referirse a la misma constituye licencia poco rigurosa. No obstante,
aunque intentaré no utilizarla con profusión, en algunas ocasiones el habito me llevará a ello.
me parece el enfoque adecuado y por ello manifiesto desde el principio que mi aná-
lisis de la Unión Europea (UE) parte de que la sociedad está formada por distintos
grupos sociales, con distintos intereses, clases los llamamos algunos, y se sitúa
desde el punto de vista de los intereses y el bienestar de la mayoría de las pobla-
ciones de la misma, y, por tanto, de aquellos que no disponen de capital o de capa-
cidad de decisión sobre el mismo9, incluyendo, también alguna consideración
sobre las consecuencias para las poblaciones del resto del mundo.
9
Parece que desde que Thatcher inventó ‘el capitalismo popular’ hay que precisar que aun-
que hay trabajadores que son también propietarios de capital, lo son en magnitudes que no les per-
miten tener ninguna capacidad de decisión sobre los activos y estrategias empresariales.
10
En 1972 se estableció la Serpiente Monetaria que fracasó rápidamente. Es interesante cons-
tatar que un mercado común con sólo seis países hasta 1973 y nueve a partir de la primera amplia-
ción en 1973, no pudo aguantar mucho tiempo tras la depreciación del dólar y la creciente inestabili-
dad de los mercados monetarios mundiales, sin intentar, por lo menos un nuevo sistema que diera cier-
ta estabilidad a sus monedas. A pesar del fracaso, se tuvo que probar de nuevo con un SME, pues la
flotación de las monedas introducía enormes peligros de inestabilidad en el proyecto europeo.
11
El derrumbe del ámbito soviético conlleva que el capitalismo se convierta en el único sis-
tema económico existente, con todas las importantísimas consecuencias económicas, políticas e
ideológicas que ello supone.
12
La ERT en 1985 elaboró un documento titulado 'Europa 1990.Un programa de Acción' que
sirvió de elemento de presión para que la CEE aprobase el Acta Única y en el que se decía "solo
así podrá la industria europea, gracias a las economías de escala, enfrentarse a una competencia
mundial'. La coincidencia de orientaciones entre estas recomendaciones y el Libro Blanco del Mer-
cado Interior es bastante ilustrativa.
13
UNICE: Unión de las Confederaciones de la Industria y los Patronos de Europa. ERT: Euro-
pean Round Table of Industrialists /Mesa Europea de Industriales.
14
Para un amplio tratamiento de este tema puede consultarse la obra Europa S.A. Ed. Icaria,
2003.
15
En otoño de 2004 la persona designada como Comisaria de la competencia – Neelie Kroes-
está teniendo problemas para que se acepte su designación debido a sus fuertes vínculos con gran-
des empresas europeas Volvo, compañías de móviles, material militar, de construcción, etc. (El
País, 29/9/04). Se ha aceptado su designación con la condición de que dimitirá si no cumple su
compromiso de abstenerse en temas que afecten a sus intereses particulares. Hasta la Cumbre de
Niza sólo era posible la dimisión colectiva de la Comisión, pero actualmente el Parlamento puede
hacer dimitir a los Comisarios individualmente.
16
Y ello de una forma totalmente legal, sin incluir en su consideración la posibilidad de ins-
tancias de corrupción que, por su propia naturaleza, muy pocas veces salen a la luz.
17
En 1985 la Comisión elaboró el Libro Blanco del Mercado Interior que iniciaba el proceso
para el establecimiento del mismo a través del Acta Única - un Tratado internacional que revisa y
amplia los textos constitutivos de la Comunidad Europea-, que se firmara en 1986, y entrara en
vigor en 1987, con un largo periodo de transición, ya que su acuerdo más importante, el Mercado
Único, no se programó que se completase hasta Diciembre de 1992.
18
Aunque ello no implica que la única solución era el establecimiento de una moneda única.
miembro deben realizar. No parece, tampoco, que tengan como objetivo que sus
prescripciones se cumplan anualmente, pues se han ido publicando entre
marzo/abril y junio del año correspondiente, es decir, casi transcurrido la mitad
del año para el que se supone son emitidas, pero apuntan con claridad la direc-
ción en que la política debe orientarse.
El modelo neoliberal en su vertiente macroeconómica va ocupando firmemen-
te los espacios en la política comunitaria. Aunque presentan algunas diferencias
cada año, las ‘Orientaciones’ en conjunto insisten en las mismas líneas que el TM:
La estabilidad de precios se convierte en el criterio central en torno al cual se irá arti-
culando el resto de la política macroeconómica; estrechos límites para la política
presupuestaria (3% máximo) con el objetivo situado en el famoso ‘deficit cero’ o
más deseablemente el superavit presupuestario y, hasta el comienzo del siglo XXI
altos tipos de interés, junto con las recomendaciones para la disminución de la impo-
sición fiscal directa. Rematando el edificio una política de austeridad salarial –se
recomienda el aumento de los salarios por debajo de la productividad-, y especial-
mente, se justifica la necesidad de la ‘flexibilidad salarial’. La receta es monótona
y recurrente. Las líneas de acción están solidamente establecidas aparentemente para
poder competir en los duros mercados de un mundo globalizado.
La política de privatizaciones también era estimulada, especialmente a tra-
vés de la política de competencia, forzando al sector público a despojarse de
todas sus empresas públicas, y a la prohibición de que pueda obtener recursos en
cualquier régimen que le favorezca (además de no tolerar el déficit, si este se pro-
duce las condiciones de financiación del mismo han de ser las del mercado),
impidiéndole, incluso que pueda ayudar a las empresas privadas que juzgue estra-
tégicas, ‘por temor al falseamiento de la competencia’ (¿qué competencia en unos
mercados absolutamente oligopolizados?)
La estrategia establecida en el TM y completada con el PEC y las Orienta-
ciones de Política Económica emanadas de la Comisión, no sólo condujeron con
relativa facilidad al logro de la ambiciosa operación del establecimiento de la
moneda única para un grupo de once países, que inició su andadura en 1999, sino
que logró un éxito completo para sus otros objetivos reales: estabilidad moneta-
ria, flexibilidad laboral, austeridad salarial, aumento del paro y una sustancial
mejora de la distribución de la renta a favor del capital.
Al mismo tiempo, esta política macroeconómica ha tenido, y sigue teniendo
muy graves consecuencias en el bienestar de las poblaciones europeas: la priori-
dad concedida a la estabilidad de precios y los altos tipos de interés que para ello
se mantuvieron durante largo tiempo, junto con la tendencia a disminuir la
imposición directa y una política presupuestaria regresiva han hecho de los
noventa un periodo de bajo crecimiento22 (2,1% como media de la década, como
22
Hacer referencia al crecimiento, sin más matización, es siempre contradictorio, pues es bien
sabido que es un objetivo cada vez más cuestionado a causa de los elementos negativos que para
la ecología y la sostenibilidad integral implica. Es bien sabido que, a pesar de una amplia retórica
y a algunas acciones bastante limitadas a favor del mismo, la política comunitaria dista mucho de
contemplar un esquema de política que verdaderamente tenga como objetivo el desarrollo sosteni-
ble. Lo que habrá de tenerse en cuenta siempre que nos refiramos al crecimiento en estas líneas.
política central las más duras consecuencias de estas políticas. Por ejemplo
financiando políticas de empleo específicas, obras públicas en los países con
mayor nivel de paro, o estableciendo mecanismos de coordinación entre las
políticas de los países miembros ... Nada de esto se ha llevado a la práctica.
Con el TM y el PEC, la UE centraliza las políticas macro económicas y limi-
ta y vacía la política macroeconómica de los estados (sólo les queda la polí-
tica social y laboral como único instrumento interno, e incluso ésta muy
limitada por el Pacto de Estabilidad), pero no se compensa esta debilidad
con una política más activa y equilibradora por parte de la UE. En este con-
texto hay que destacar la insuficiencia del raquítico presupuesto de la
Unión. El que éste se limite a un porcentaje tan bajo del PIB comunitario -
1,27% del mismo, junto a la pretensión de los principales países de dismi-
nuirlo al 1,1%23-, muestra con claridad que sus autoridades centrales no tie-
nen voluntad de realizar en ningún caso políticas activas compensatorias de
cierta entidad.
23
El 1,27% se refiere a los compromisos de pago, mientras que el presupuesto real (los cré-
ditos para pagos) son en realidad mucho menores, no habiendo llegado nunca al 1,2%.
24
Las diferencias no son suficientes para calificarlas como etapas, ni siquiera periodos dis-
tintos, pues ambos corresponden al mismo modelo, pero me parecen lo suficientemente significa-
tivas como para permitir una diferenciación.
25
Menciono como excepción, aunque no estoy demasiado segura que pueda considerarse
como tal, el libro Blanco sobre Crecimiento, Competitividad y Empleo de Delors, publicado en
1993, que, por lo menos vinculaba los problemas de crecimiento y competitividad con el del
empleo, intentando proporcionar algunas vías de mejora de este último, aunque fuese en unas líne-
as tan tímidas y, al mismo tiempo, tan ‘estadounidenses’ que no dieron mucho resultado, como se
puede comprobar observando la evolución del empleo en los noventa. En torno a las recomenda-
ciones del Libro Blanco se puso también mucho énfasis en cambiar las políticas de apoyo a los
parados – que se bautizaron como políticas pasivas- por políticas de formación y preparación para
el empleo de los parados, además de ayudas directas a las empresas para proporcionarles incenti-
vos para la creación de empleo, denominadas ‘políticas activas’.
26
No hay que creer que el modelo neoliberal supone la disminución del papel del estado. En
ningún momento este disminuye- véase la trayectoria del gasto público en los países de las Unión-
, sino que se reestructura hacia la disminución de su política social y el traslado del apoyo a los
intereses económicos de los grandes conglomerados internacionales en los espacios estatales res-
pectivos.
27
El prestar atención a otros elementos no quiere decir que varía esta primera parte, como lo
muestra la polémica existente en 2004 acerca de la necesidad de seguir cumpliendo o no el Pacto
de Estabilidad. Aunque es obvio que a pesar del debate motivado por el flagrante incumplimiento
de Francia y Alemania y las manifestaciones formales sobre la necesidad de su cumplimiento dicho
Pacto es ya una figura del pasado. La tozuda realidad ha venido a dar la razón a los pocos que lo
criticamos desde el principio.
30
El incremento de las tasas de participación en el mercado laboral por sí sólo no es un bien
que pueda valorarse al margen de la manera cómo se ha promovido dicha participación o la cali-
dad del empleo que se consigue. La participación que se promueve reduciendo los niveles de pro-
tección social, reglas de acceso más duras a los subsidios de desempleo o el sacrificio de las con-
diciones de trabajo establecidas representa una auténtica amenaza para los modelos sociales euro-
peos.
falta de puestos de trabajo, sino en la falta de interés de los parados para aceptar
las ofertas de trabajo existentes debido a las altas prestaciones de desempleo,
concluyendo que una de las causas importantes del paro es que el estado del bie-
nestar proporciona a los parados beneficios excesivos que les desmotivan para la
búsqueda de empleo. Lo que lleva a las instituciones a impulsar lo que denomi-
nan ‘un estado del bienestar dinamizador’, es decir, a ser más exigentes a la hora
de conceder las ayudas a los parados. Toman de los programas de Clinton la idea
de exigir a los parados que acepten cualquier tipo de trabajo que se les ofrezca y
que estén dispuestos a viajar extensamente para acudir cotidianamente al traba-
jo; sólo si aun cumpliendo tales requisitos continúan parados, tendrán derecho al
subsidio. Se convierte el ‘welfare’ (bienestar) en ‘workfare’ (obligación de tra-
bajar) en una versión actualizada de lo que suponían los trabajos forzados. No se
modifican las prescripciones de la política de empleo de la Cumbre de Luxem-
burgo sino que se supone que con la presión que ejercerá el ‘workfare’ aumen-
tará el número de empleados, al tiempo que se acepta que las estadísticas consi-
deren como ‘empleada’ a cualquier persona que la semana anterior a la encuesta
que sirve de cómputo para el paro haya trabajado por lo menos una hora. En este
marco, la racionalidad central para la intervención acerca del paro a largo plazo
es convertir un grupo no competitivo de trabajadores en una fuerza disciplinaria
real para la formación de salarios….Tras cierto periodo de recepción "pasiva" de
subsidios, estos trabajadores deben ser "activados", es decir, exigirles que acep-
ten trabajo de cualquier tipo, incluso empleos subsidiados o formación profesio-
nal en los términos establecidos por las autoridades. Se reconoce y se presenta
como una ventaja de este enfoque que llevara a algunos parados que no quieran
someterse a esta disciplina reforzada, simplemente a desaparecer de las listas de
los parados sin derecho al subsidio. Los ‘progresistas’ planteamientos de Lisboa
quedan así no sólo neutralizados sino que endurecen la suerte de muchos para-
dos31 y, al mismo tiempo, comienzan a poner en cuestión los derechos de los tra-
bajadores ante el estado del bienestar. ¿Es posible dudar del acentuado carácter
neoliberal de la política comunitaria?
La política social
Todavía nos falta considerar otra faceta de la política comunitaria, la refe-
rente a la política social, es decir, estrictamente a la que se incluye en la consi-
deración del Estado del Bienestar32. Aunque el Tratado de la UE considera la
cohesión económica y social como un objetivo explícito, y establece que la Unión
tiene como objetivo disminuir las diferencias en el desarrollo de las diferentes
31
No tenemos datos para la UE al respecto, pero se sabe que las disposiciones similares que
Clinton tomo anteriormente supusieron la disminución de dos millones y medio de trabajadores de
las listas de parados, sobre todo de trabajadoras, madres de familias monoparentales. No tanto por-
que lograron un empleo, sino porque al no poder cumplir las condiciones que se les imponían para
estar integradas en las mismas, fueron eliminadas.
32
A menudo se considera la política de empleo y laboral como parte de la política social, y
no parece haber inconveniente para que así sea. No obstante, las características de ambas políticas
conducen cada vez más a separarlas para su estudio. En este artículo se ha optado por esta segun-
da línea y consideramos separadas ambas políticas.
33
Lo que no estaría mal, si no fuera por el limitado volumen total del presupuesto.
34
Actualmente existe ya una amplia bibliografía sobre este tema. Para una revisión de la
misma más amplia que estas líneas pero también esquemática véase el trabajo Etxezarreta M.,
(2004) así como la bibliografía allí señalada. Respecto al sistema de pensiones en España, además
del trabajo pionero editado por J. Torres (1996) se han publicado recientemente dos trabajos de
interés : Zubiri (2002) y Serrano F. et al (2004).
35
Servicios esenciales como suministro de aguas y electricidad, disposición de residuos, lim-
pieza de las áreas públicas. En España el agua y la electricidad están privatizadas desde hace
muchos años, no así en otros estados. En conjunto las disposiciones recientes de la UE, apoyándo-
se en la OMC, facilitan ampliamente la privatización, también, de estos servicios.
36
Se acepta que dichos servicios pueden seguir existiendo sobre una base pública pero sólo
en la medida en que no abarquen a las actividades transfronterizas y no afecten a las empresas.
Dado que la competencia se refiere a todo tipo de empresas, todos los servicios públicos suminis-
trados por empresas (ya sean públicas o privadas) deben someterse también a la competencia. A
pesar de que la administración pública de cada país puede exceptuar a algunas iniciativas de dicha
norma, estas excepciones tienen que ser justificadas y serán sometidas a una vigilancia y escruti-
nio continuos por parte de las direcciones de la competencia y del mercado interno de la Comi-
sión. El objetivo de dicho escrutinio es acabar con el carácter excepcional de dichos servicios que
ahora se les ha atribuido y transferirlos al área de la competencia.
37
Ello no implica que no existen algunos elementos específicos de política social a nivel cen-
tral. Ya hemos mencionado anteriormente los Fondos Estructurales que no constituyen una política
social propiamente dicha, y que además son cofinanciadas y ejecutadas por los estados miembro,
y también que existen también algunas políticas de igualdad de género, seguridad en el trabajo,
calidad del empleo y algunas otras provisiones establecidas en el Acta Única, pero son sólo una
parte reducida de la política social de la UE. Respecto a la política de Empleo que hemos señala-
do, en todos los casos son recomendaciones y prescripciones que mantienen la política de empleo
bajo la responsabilidad de los estados miembro.
38
La Porte C. & P. Pochet, 2002, Building Social Europe through the Open Method of Coor-
dination. P.I.E. Peter Land, Brussels, p. 223.
39
Lo que sería una razón aparentemente sensata, si no fuera porque al mismo tiempo se han
unificado once monedas distintas, que es un elemento también fuertemente integrado en elemen-
tos nacionales. Y uno de los símbolos más importantes de la soberanía nacional.
La ampliación de la Unión
No se me oculta que, por su magnitud, habría de decir algo acerca del pro-
ceso de ampliación de la UE de 15 a 25 miembros. Sólo mencionaré algunos
puntos muy brevemente: a) la sorprendentemente rápida aceptación de la inte-
gración de unos países con unas condiciones económicas muy por debajo inclu-
so de los países más pobres de la Unión a 15, que llevan a preguntarse si la misma
no estará más impulsada por el deseo de garantizarse un mercado, un ámbito de
inversión y un espacio económico de producción que por una genuina integra-
ción de las economías40; b) la dureza de esta integración para los países candida-
tos, a los que se les ha obligado a aceptar previamente, integro, todo ‘el acervo
comunitario’ (20.000 normas obligatorias), al mismo tiempo que se les reducen
las prestaciones de la PAC al 25%, se les obliga a pagar integro el monto total de
sus contribuciones como estados miembros, se establecen fuertes controles y un
periodo de transición para el movimiento de personas; c) el modelo neoliberal de
la UE resulta reforzado con la integración de estos países que ya lo estaban lle-
vando a la práctica de forma muy acusada debido a la imposición del Banco
Mundial durante el periodo de transición de sus economías al capitalismo; y, d)
que todo ello se pretende realizar, por primera vez en la historia de las amplia-
ciones de la Unión, sin alterar el presupuesto de la Unión, ya fijado hasta 2013 y
que en esta fecha se pretende reducir al 1,1%. Lo que pone claramente en evi-
dencia que no se pretende ayudarles mucho a solventar los graves problemas que
tienen sus economías. La decidida voluntad de no alterar el presupuesto comuni-
tario, implica que el coste de la ampliación habrá de cubrirse reajustando los gas-
tos actuales (siendo uno de los principales candidatos para ello los Fondos de
Cohesión que actualmente se proporcionan principalmente a España). Y que todo
el proceso se gestiona a modo de una competencia entre los nuevos países miem-
bro y los comunitarios anteriores más pobres, que perderán parte de sus ayudas a
favor de los recién llegados, además del temor que se ha generado de que los nue-
vos territorios favorecerán las deslocalizaciones empresariales a causa del fuerte
diferencial salarial y otras condiciones existentes para favorecer la inversión pro-
ductiva. No parece que el trato que reciben ni unos ni otros sea muy generoso y
que la solidaridad internacional sea una de las características del proceso. Menos
40
Incluso para contraponer la presencia europea a la creciente influencia de Estados Unidos
en el área.
La UE en el mundo
Siquiera muy brevemente quiero hacer referencia al papel de la UE en la
sociedad global.
La política europea tiende a presentarse como si hiciese un cierto contrape-
so 'humanitario' a la política más agresiva de Estados Unidos, como si el mode-
lo europeo de economías de mercado fuese más sensible a los aspectos sociales
que el estadounidense. Probablemente es así, pero no es posible olvidar la cons-
trucción de la 'Europa fortaleza', su durísima actitud ante los inmigrantes, los
acuerdos de Schengen o su participación en las guerras de la antigua Yugoslavia.
Juzgada en sus propios méritos su actuación deja mucho que desear. Para abre-
viar voy a limitarme a tomar algunos párrafos de un informe que la Sociedad
Internacional para el Desarrollo realizó acerca del papel global de la Unión
Europea41, que nos parece resume adecuadamente el balance que puede hacerse
del papel de la UE en el exterior. A pesar del lenguaje ambiguo y matizado que
utilizan estas instituciones la evaluación que se presenta no ofrece lugar a dudas:
El informe repasa el papel de la UE en la estructura institucional y en la eco-
nomía global, su impacto en el medioambiente, en las políticas y sociedades
nacionales y en los problemas generales del mundo. En todos ellos, sin excepción
el dictamen es negativo. A modo de ejemplo señalamos la evaluación que en el
informe realiza del papel en el medio ambiente, sobre lo que dice: 'La UE en su
conjunto vive bien por encima de lo que sería una justa participación de su espa-
cio ambiental. Consume demasiados recursos y genera demasiada polución. A
pesar de que la UE tomó una postura relativamente progresista en las negocia-
ciones internacionales sobre el medio ambiente, están muy lejos de lo que sería
necesario. Tampoco la UE ha tomado una posición responsable para gestionar el
impacto de las ETN en las negociaciones sobre etiquetaje, en su política pes-
quera, o en la reorientación de los modelos de desarrollo hacia el desarrollo sos-
tenible. El resultado general es particularmente negativo.' El informe insiste tam-
bién en el impacto particularmente negativo de la PAC y otras muchas políticas
en todos los ámbitos que hemos mencionado, para presentar como evaluación
general: 'El proceso actual de integración europea esta contribuyendo a la amplia-
ción de la diferencia entre la realidad de la globalización y la capacidad de los
ciudadanos y de las naciones de gobernar este proceso de globalización. En lugar
de construir una UE capaz de jugar un papel global responsable y constructivo,
impone en otros el coste de sus éxitos económicos, siendo al mismo tiempo inca-
41
SID, 2001.The European Union facing global responsability. Summary and Main conclu-
sions. (Resumen del Informe completo). Roma.
paz de catalizar la voluntad política para lograr el poder político sobre poderosas
organizaciones globales como el Banco Mundial, el FMI y las empresas transna-
cionales. En resumen se construye una UE globalmente irresponsable: irrespon-
sable porque las acciones de los actores basados en la UE debilitan la búsqueda
de la justicia social en otros lugares, a nivel local, nacional y global; irresponsa-
ble porque la UE y sus estados miembro no contribuyen efectivamente a enfren-
tar algunos de los problemas más urgentes del mundo' (SID, 2001).
No podía ser de otra manera. Al asumir la estrategia de competitividad glo-
bal bajo la égida de los mercados, la UE forma parte activa de la estrategia de los
grandes poderes mundiales, de los cuales forma parte. En ocasiones, se hace refe-
rencia a la globalización como si fuera el resultado indeseado de leyes económi-
cas inevitables, sin inquirir donde las mismas tienen su origen y la razón de su
actuación. Pero las grandes empresas y capitales financieros de la UE constitu-
yen por su propia voluntad uno de los agentes activos más relevantes que con-
forman la economía mundial. La UE no es una victima inocente de algo etéreo
llamado globalización que obliga a los poderes políticos a actuar de una deter-
minada manera. Por el contrario, son los grandes negocios de la UE, y su rela-
ción de connivencia, rivalidad, colaboración y competencia con los demás gran-
des negocios del mundo entero los agentes que impulsan la dinámica de la eco-
nomía mundial actual. Por eso no es válido contemplar a la UE como el resulta-
do de fuerzas ajenas, sino como parte activa y bastante autónoma de su propia
realidad y de la economía mundial. La UE no es sólo responsable de lo que ocu-
rre dentro de sus amplios límites, sino es también un significativo elemento de la
estrategia global actual.
42
Es sabido que no constituye una Constitución propiamente dicha, pero como tal se ha pre-
sentado ante la opinión publica y manifestado su aprobación. Así que utilizaremos el término de la
misma forma.
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‘La Constitución no presenta progresos hacia una Europa social. No es suficiente invocar-
como en el Art. I-2- los valores tradicionales burgueses-democráticos de la Revolución Francesa
[¿o habríamos de decir del ‘republicanismo, que es más moderno?] –el respeto por la dignidad
humana, la libertad, la democracia, la igualdad y el estado de derecho. Los principios del estado del
bienestar- solidaridad y responsabilidad social- y el más reciente de la integridad ecológica del pla-
neta tendrían también que incluirse en los valores básicos y los objetivos de una Unión moderna.
Este no es el caso…Esta Constitución no es un paso adelante hacia una Europa social’ (EE.EE.
Memo 2003, 14. Paréntesis añadido).
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Por su propia naturaleza las medidas de política económica son transitorias y no deben
incluirse en un documento de carácter constitucional. Son precisamente los economistas neolibe-
rales más de derechas, como Friedman y Buchanan los que proponen incluir algunas medidas de
política económica en la Constitución.
incorpora. Por eso no es posible añadirle algunos aspectos ‘sociales’ para con-
vertirla en lo que queremos. Ratificar esta Constitución, que se propone sea de
larga duración, es un obstáculo para avanzar hacia propuestas alternativas en el
futuro. Si se pretende otra sociedad, sólo un No rotundo y tajante puede ser la res-
puesta a esta Constitución.
En conclusión
Aunque todavía hay muchos más aspectos que se podrían comentar, parece
posible evaluar las consecuencias de la UE, especialmente las de la etapa que ini-
ciada en los ochenta se prolonga hasta la actualidad.
Intentado evaluar la evolución de la Unión desde su propia óptica los resul-
tados son ambiguos. No parece que haya tenido mucho éxito en sus objetivos
manifiestos: La política económica y social que está practicando desde los seten-
ta no ha logrado dinamizar su economía – al contrario, parece estar entre las razo-
nes de su estancamiento-ni generar un proyecto social que interese a las poblacio-
nes europeas. El crecimiento es cada vez más débil -en noviembre del 2002 la pre-
visión de crecimiento de la Comisión Europea para la Eurozona era del 1.8%, Fue
revisado a la baja hasta el 1.0% en primavera del 2003 y corregido de nuevo a la
baja hasta el 0.4% in octubre. Y todavía parece que incluso esta modesta cifra es
demasiado optimista, ya que la productividad avanza muy poco y el aumento de
cotización del euro amenaza su comercio exterior. En política macroeconómica la
consecución de la estabilidad monetaria parece su gran logro, aunque es posible
preguntarse si vale la pena el alto precio pagado por ella en bajo crecimiento y
lento avance de la productividad, los países más potentes del área no cumplen las
exigencias de política económica establecidos en el PEC, resquebrajando toda cre-
dibilidad y posibilidad de exigencia a otros países (no es que se haya renunciado
–como debería hacerse- al PEC, sino que simplemente se ha roto y volverá a rom-
perse en los próximos años a consecuencia de las peligrosas y desviadas políticas
fiscales que la UE impone). Parece que el enfoque predominante basado en el
mercado y la competencia han contribuido considerablemente al actual estanca-
miento y deprimida situación económica que, evidentemente, no es capaz de
superar, y que se agravarán todavía más en una Unión ampliada.
No obstante, han desaparecido las fronteras y se ha consolidado un gran
mercado único ahora con más de 400 millones de habitantes, que facilita gran-
demente el comercio continental y la operación de los capitales financieros. Las
grandes empresas y negocios europeos han visto enormemente facilitada su ope-
ración. Con riesgos muy disminuidos ya que se ha logrado controlar la inflación
y se opera con una moneda única. Parece que la UE ha sido una iniciativa muy
favorable para los capitales europeos. Si se comparan los gráficos 1 a 3 el avan-
ce de los intereses del capital es evidente.
La UE con la implantación de la moneda única, la ampliación a los países
del este y la Constitución parece haber cerrado un ciclo. En este momento, a nivel
interno, parece que no tiene más objetivo que consolidar estas posiciones y pro-
fundizar en la política que practica desde los primeros ochenta. Como si tras
estos costosos logros, la UE se hubiera quedado sin energía y sin otros objetivos
más que continuar en la línea anterior. De momento no aparecen otros proyectos
que lancen a la Unión hacia delante, Parece que la tarea de gestionar el día a día
de esta ingente construcción – y más cuando problemas como el del Pacto de
Estabilidad, la guerra de Irak y la sangría de Oriente Medio reclaman unas posi-
ciones- absorbe todas las energías de sus dirigentes . Tampoco parece que urge
demasiado un cambio de estrategia vistos los resultados para los poderes econó-
micos.
Desde su origen hasta la actualidad, y muy probablemente en el futuro, el
objetivo fundamental de la UE no ha sido otro que progresar hacia una raciona-
lización y avance de los grandes intereses económicos del continente, para man-
tenerse y expandirse como una de las tres grandes potencias mundiales. Sin duda,
en el contexto de Europa Occidental esto no podía hacerse sin legitimarlo frente
a las poblaciones correspondientes, pero a medida que el modelo de competiti-
vidad global se ha ido consolidando y convirtiéndose en el único sistema mun-
dial, las concesiones económicas y sociales de la legitimación son mucho más
limitadas45.
La naturaleza última de la estrategia económica y social de la UE vista desde
los intereses de las poblaciones europeas, presenta un balance diferente: el mode-
lo de competitividad global, basado en la libre46 operación de los mercados,
impulsando la liberalización comercial y de flujos de capitales más absoluta, la
privatización de todos los ámbitos de la economía y la sociedad (incluyendo los
sistemas de Seguridad Social y la provisión de servicios públicos), con una polí-
tica de estabilidad monetaria a ultranza, genera otros resultados. Ya nos hemos
referido al alto precio de la misma en términos del crecimiento, pero son más
relevantes todavía las graves consecuencias negativas del modelo en términos del
desempleo generado, con una política salarial y laboral tendente a disminuir las
rentas del trabajo y la calidad del empleo- la participación de los salarios en la
renta nacional en los últimos noventa era del 69,2% y ha disminuido al 68,1% en
2003- , que en ningún momento se ha intentado paliar o compensar desde las ins-
tancias centrales, ocasionando, por tanto, un aumento en la desigualdad, la pobre-
za y la marginación. Ya se ha dicho lo suficiente para mostrar que el modelo
actual de estrategia y de política económica de la UE es de carácter acentuada-
mente neoliberal y que el afamado ‘modelo social europeo’ no reside en la UE
sino en los sistemas históricos de los estados miembros y que, actualmente, desde
la UE se está potenciando su desmantelamiento como tales sistemas públicos y
se estimula fuertemente su privatización.
Las políticas que revisamos son dañinas para la mayoría de las poblaciones
europeas y del mundo entero, pero son beneficiosas para una poderosa minoría
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A medida que el capitalismo global pretende disminuir las concesiones legitimadoras de
orden económico y social, tiende a reforzar la legitimación a través de los valores –la crisis, la
competitividad, el bien contra el mal,- o, si todo falla, no vacila en recurrir a la represión.
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No deja de ser un contrasentido denominar ‘libres’ a estos mercados, acentuadamente oli-
gopolísticos y sometidos a todo tipo de acuerdos privados y forzados por las grandes instituciones
internacionales (patentes, por ejemplo).
Bibliografía
CONVENCIÓN EUROPEA 2003. Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa.
Comunidades Europeas
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ECONOMISTAS EUROPEOS POR UNA POLÍTICA ECONÓMICA ALTERNATIVA EN
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ETXEZARRETA M., 2001. La política social de la UE. Mimeo
ETXEZARRETA M., 2004. La privatización de las pensiones. ¿Qué esta en juego?. Mimeo
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Aunque se puede cuestionar hasta donde forman parte de las capas populares, podría decir-
se que además del mundo de los negocios y la mayoría de los políticos, son los académicos, los
estudiantes universitarios y las elites intelectuales quienes todavía parecen conservar una cierta
esperanza en la UE. Son capas sociales que se han visto bastante beneficiadas por la integración
que les ha permitido una mayor relación entre los colegas de toda Europa y algunos recursos más
para sus actividades. Pero no puede una dejar de preguntarse si en sus análisis han considerado más
sus deseos que lo que la realidad les muestra.