Insumision Popular Aura Rojas PDF
Insumision Popular Aura Rojas PDF
Insumision Popular Aura Rojas PDF
1830-1848
Colección Bicentenario
Independencia y Revolución
INSUMISIÓN POPULAR
1830-1848
Caracas, 2009
Colección Bicentenario
Independencia y Revolución
Comisión Editorial
Pedro Enrique Calzadilla
Luis Felipe Pellicer
Asistente Editorial
Joselin Gómez
Corrector
César Russian
Diagramación
Orión Hernández
Diseño de portada
Aarón Lares
Imagen de portada
Toma de las Flecheras. Tito Salas, 1921. Colección Museos Bolivarianos.
Impresión
Printanet, C.A.
Introducción 7
Capítulo I
Caracterización de los movimientos de desobediencia popular......17
Capítulo II
La desobediencia popular y su incidencia en la desarticulación
del proyecto nacional..............................................................................91
Capítulo III
Otros movimientos desobedientes: los líderes locales
ante el pueblo...........................................................................................151
Movimientos locales.......................................................................................152
Capítulo IV
Contención y persecución de rumores y desórdenes........................227
Conclusiones.................................................................................................279
Fuentes consultadas....................................................................................285
Archivos............................................................................................................285
Hemerografía...................................................................................................289
Bibliografía.......................................................................................................290
Apéndice documental.................................................................................300
Introducción
que también contribuyó en ese quehacer desde esferas locales más modestas,
pero de importancia central para el devenir de la nación.
Un Estado que propugnaba establecer un sistema “soberano, popular,
representativo, alternativo, electivo y responsable”, tal como quedó señalado
en el Decreto de Convocación a Elecciones de 1830, y que firmó José Antonio Páez,
en su condición de jefe Civil y Militar, a objeto de elegir los representantes
del Congreso Constituyente de Venezuela1. De allí en adelante, todas las
Constituciones que se ha dado Venezuela han resaltado la cualidad popular
que signa los proyectos democráticos, y que de período en período, los
aspirantes y grupos políticos han profundizado en sus discursos para acceder
a los primeros eslabones del ejercicio del poder.
El pueblo suele aparecer en esos momentos precisos como el
detentor de conceptos como el de soberanía, pero también como un
grupo heterogéneo, sin rostro ni pensamiento, sin un accionar propio.
Nuestra historiografía ha dirigido su atención mayormente, respecto del
proceso de fundación y formulación de la nación venezolana, hacia aquellos
líderes principales y dirigentes político-militares que ocuparon puestos
de vanguardia en el proceso independentista y que luego pasaron a ser
los dirigentes en campos sociales, políticos, económicos o ideológicos;
descollando entonces como los responsables y ductores del mismo; la
participación activa del pueblo venezolano en estos estadios ha estado
relegada, por no decir, invisibilizada, en función de un estereotipo heredado
en mucho de la dinámica colonial.
De modo que esta investigación procurará, basada en el análisis
hermenéutico de fuentes de primera mano, conocer las prácticas, postulados,
acciones y/o demandas de buena parte del pueblo venezolano, a partir de
los movimientos de desobediencia en los que estuvo inmerso o en los que
por razones exógenas a él, tuvo alguna relación.
Una de las razones por la cual los estudios sobre el pueblo venezolano
y su participación en movimientos políticos, ya sean de desobediencia o
no, han sido marginados de nuestra historiografía, consiste en el hecho
de que se han destacado mucho más las concepciones negativas sobre el
pueblo, insistiendo en presentarlo como una fuente de oscurantismo, terror
e incivilidad.
2 Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo democrático. Estudios sobre las bases sociológicas de la constitución
efectiva de Venezuela, p. 48.
3 Laureano Vallenilla Lanz, Disgregación e integración, p. 89.
10 Aura Rojas
4 Nelson Prato Barbosa, “Prologo”, en Gastón Carvallo, Ocarina Castillo, Nelson Prato Barbosa,
Desobediencia social en Venezuela, p. 10.
12 Aura Rojas
patria en las que se destacan las acciones de los grandes líderes. El apoyo o
el desacuerdo que se generó entre la población “común” es prácticamente
nulo. El pueblo no aparece como actor principal dentro de la concreción del
proyecto nacional sino que se exaltan las figuras de ilustrados, pensadores,
dirigentes políticos, en fin, lo que se denominó en el siglo XVIII venezolano,
la “gente decente”, distinta de la llamada “multitud promiscual”.
Vemos cómo para el pueblo se aplican nominaciones tales como
“turbas”, “populacho”, “canallas”, “la hez de la sociedad” y otros; lo que nos
ha llevado a indagar en las categorizaciones de “ciudadanía” y “soberanía”,
a partir del pensamiento modernizador o de tendencia hacia el “progreso”
que se instala en la mentalidad de la sociedad venezolana del siglo XIX.
Sin embargo, debemos dejar por sentado que el intento es más bien un
balance historiográfico al respecto, dejando que sean las voces de los actores
involucrados en las disputas las que den luces en tal sentido.
Un elemento de vital importancia es el referido justamente a los
estereotipos y/o visiones sobre el “pueblo”, los cuales están relacionados
con las ideas de ciudadanía y soberanía que se desarrollaron al calor de la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, devenido del
proceso revolucionario francés (1789); allí se asientan las bases para el
reconocimiento de los valores civiles de todo hombre que vive en sociedad
y que aspiraba un nuevo contrato social.
Esos estereotipos del “pueblo”, como lo mencionamos, han
tenido gran influencia en la manera como ha delineado la historiografía
a la propia sociedad. La ausencia de una crítica exhaustiva de fuentes ha
originado interpretaciones subjetivas sobre la sociedad venezolana del siglo
XIX, impregnadas en múltiples ocasiones de criterios clasistas, racistas y
excluyentes. De allí han surgido imágenes de nuestra sociedad y se han
creado estereotipos del “venezolano común” que, como parte de una
mentalidad, poseen gran longevidad manteniéndose hasta nuestros días
casi inalterables. Esas representaciones han sido internalizadas, a su vez,
por la propia sociedad a través de distintos medios, tales como el caso de
la educación basada en los criterios impuestos por la historia patria.
Es así como muchas de las características que se le han atribuido
al “pueblo”, o que han sido aceptadas como válidas por él mismo, son
de vieja data; muchas de ellas estaban presentes en los discursos de las
élites en el siglo XVIII venezolano. En tal sentido, debemos tomar en
consideración que muchas revueltas, revoluciones, levantamientos o
Insumisión popular 1830 -1848 13
movimientos en contra del orden legal establecido, entre los que destacan
las ideas emanadas del pueblo sobre sus creencias y prácticas religiosas.
La utilización del análisis hermenéutico parte de la revisión de
testimonios producidos en el período de 1830 a 1848, no sólo de quienes
dirigían al país, pues los documentos constituyen en su generalidad los
informes, correspondencias, leyes y decretos emanados desde el gobierno
central, los regionales o locales; se incluyen en estos memoriales los climas
de opinión de los contingentes humanos (pequeños o grandes) que tomaron
partido o no en movimientos de desobediencia social.
La revisión y análisis de las fuentes de primera mano ha tomado en
consideración las particularidades signadas por las visiones y tendencias
culturales que incidían notablemente en la vida cotidiana del país y la época.
Por tanto, se hizo un intento por rastrear la esencia de esos movimientos
de desobediencia y las representaciones sociales que sobre el orden, el
desorden y el “pueblo” se tenían para ese entonces.
Se atienden las visiones que delinean los dirigentes políticos, los
funcionarios y/o gente influyente que describen las luchas de las clases
dominadas por la libertad, igualdad y equidad; esto es, por reinvidicaciones
sociales, cuyos reclamos podían estar expresando aspiraciones de vieja data
o los que simplemente habían surgido producto de la construcción colectiva
en términos locales, regionales y nacionales.
Este balance historiográfico nos acerca muy especialmente a los
contextos más inmediatos de cada uno de los actores. Ahondar en las
estructuras mediatas que se amalgamaron en el tiempo y en el espacio
constituye el diálogo crítico entre los grandes movimientos revolucionarios
respecto de los movimientos de desobediencia social.
Las fuentes de primera mano constituyen la columna vertebral de esta
investigación; no obstante también hemos echado mano de documentación
tales como los memoriales ministeriales, leyes y decretos, impresos
periodísticos, recopilaciones documentales de corporaciones, como las
de la Sociedad Económica de Amigos del País de Caracas; para apoyar,
complementar, propiciar el diálogo, analizar, lo más objetivamente posible,
las posturas ante la posibilidad del orden o el desorden político, social,
económico, en suma, cultural. Estas fuentes primarias fueron consultadas
principalmente en el Archivo General de la Nación (AGN), en sus secciones
de Interior y Justicia y la de Expedientes por Causas de Conspiración. Fue
de gran utilidad la compilación que reposa en la Academia Nacional de
Insumisión popular 1830 -1848 15
8 Elías Pino Iturrieta, “Caballeros, clérigos y hombres de armas: o por qué los ciudadanos no existen
en Venezuela”, en Fueros, civilización y ciudadanía. Estudios sobre el siglo XIX venezolano, p. 45.
Insumisión popular 1830 -1848 21
9 Simón Bolívar, “Congreso de Angostura (15 de febrero de 1819)”, en Doctrina del Libertador,
p. 111.
22 Aura Rojas
virtud del término derivado de soberanía, para el siglo XIX ésta tenía
que ver con:
13 Ibídem, p. 16.
14 Ibídem, p. 17.
15 Ibídem, pp. 19-20.
Insumisión popular 1830 -1848 25
16 Ibídem, p. 201.
26 Aura Rojas
Es así como el pueblo que podemos ubicar desde este punto de vista,
ante la realidad novedosa de la modernidad y, por ende, la de la formación
de los estados nacionales o repúblicas, va referido siempre al grupo o clase
social privilegiada, al igual que en el período colonial, ostentaban el derecho
de asumir las riendas de las nuevas repúblicas aquellos que, como dijera
Bolívar en Angostura, poseían las luces, las virtudes y las aptitudes acordes
con los nuevos tiempos.
El “pueblo”, así entrecomillado, no muestra esos atributos que sí
poseen las élites; su caracterización esta íntimamente ligada a esos sectores
sociales que históricamente han estado participando de lo vulgar y de la
violencia; que no parecerían hallarse aptos para asumir cargos y acciones
que generen bienestar colectivo; pero que además han estado también
históricamente marginados de los procesos de formación educativos que
les permitan cierto nivel de entendimiento de las formas de sociabilidad
establecidas. Sea por motivo de que estos contingentes o clases sociales
estuviesen insertas en un modelo de organización social rígido, en donde
las posibilidades de escalar niveles más altos a través de la educación o del
trabajo sean bastante precarias; sea porque sus intereses individuales no les
18 Ibídem, p. 353.
28 Aura Rojas
Este pueblo libre no hay manera de que tenga una fuerza militar respetable
y permanente para impedir la rebelión y mantener el crédito de la nación
por medio de la tranquilidad, y ni siquiera se prestan a establecer una de
Insumisión popular 1830 -1848 29
19 Sir Robert Kerr Porter, “Abril 1837, martes 18”, en Diario de un diplomático británico en Venezuela,
p. 796.
20 “Mayo 1837, sábado 17”, en Ibídem, p. 803.
30 Aura Rojas
a una estratificación que signaba las diferencias entre grupos y clases. Por
tanto, se entendía que todo el ordenamiento social provenía del orden natural
implantado desde antiguo; todo está por la naturaleza colocado en gradas
de tal manera adaptadas a las diversas condiciones de los hombres.
Hacia 1829 se organiza la Sociedad Económica de Amigos del País de
Caracas (SEAP), con el objeto de construir un diagnóstico sobre Venezuela
y aportar soluciones posibles para iniciar el tránsito hacia una sociedad
moderna. En sus distintos intentos por analizar la situación nacional, se
conviene en acoger los nuevos valores que proclama la modernidad, a saber,
el amor al trabajo, la protección a la industria, la erradicación del ocio y la
vagancia. ¿Por qué se lo planteaban? En un discurso que pronunció José
María Vargas, presidente del cuerpo, el 3 de febrero de 1833, asegura:
21 “Discurso del Dr. José María Vargas en la Sociedad Económica de Amigos del País, de la Provincia
de Caracas. Pronunciado el 03.02.1833”, en Sociedad Económica de Amigos del País. Memorias y estudio.
1829-1839, vol. II.
Insumisión popular 1830 -1848 31
La sociedad trabaja sobre un campo devorado por las llamas de una guerra
desoladora de veinte años, que sólo ha dejado cenizas y escombros, tristes, pero
patéticos monumentos del furor de los partidos. Aún humean las hogueras
en que se inmolaron a la patria las más brillantes fortunas; estos fragmentos
no es fácil transformarlos repentinamente en campiñas doradas de espigas,
ni en majestuosos bosques en que vegeten nuestras preciosas producciones;
aún se resiste al arado la endurecida tierra cubierta de malezas; aún desalienta
las fatigas del agrónomo la falta de recompensa de su sudor; aún teme los
asaltos del crimen, o deplora la crueldad de las estaciones22.
22 Juan Rodríguez del Toro, “Junta General Memoria de 1830, 27 de diciembre”, en Ibídem.
32 Aura Rojas
El aislamiento de las luces y de los talentos del país dentro del recinto de
las casas o de pequeños círculos, a la vez que detienen el curso progresivo
de los conocimientos útiles, no brinda beneficio alguno a la dicha común.
La empresa más popular y de más provecho público es la de reunir a los
hombres de inteligencia, poseídos de amor patrio y de espíritu nacional,
bajo de un instituto benéfico que procure el bien de todos, restablezca
entre nosotros el afecto al trabajo y nos estimule a tareas ventajosas y
productivas23.
23 José María Pelgrón, “Extracto razonado de las actas de la SEAP, desde el 28.10.1829 al 27.12.1830”,
en Ibídem, vol. I.
Insumisión popular 1830 -1848 33
Siendo Venezuela, como es, un pueblo nuevo, sin leyes propias, sin prácticas
conocidas, y lleno de elementos heterogéneos, necesita con urgencia que
los encargados de los poderes supremos sean idóneos para remover los
24 Miguel José Sanz, Semanario de Caracas. Caracas, Academia Nacional de la Historia, edición
facsimilar, 1959, n° VIII, p. 60, en Elías Pino Iturrieta, Ob. Cit., p. 41.
34 Aura Rojas
Entre 1830 y 1854, las bases de la riqueza de la clase dominante siguen estando
representadas por la propiedad de las tierras y esclavos primordialmente;
desde el siglo XVIII tales bases de producción (especialmente en el café)
habían comenzado a asimilar formas de trabajo libres y semilibres. Al criollaje
terrateniente de origen colonial, luego de 1820, se le agregaría un nuevo
contingente de propietarios, en buena medida emergido de los próceres
del proceso de emancipación. También, de manera anexa y embrionaria,
aparecería un sector dedicado a las actividades mercantiles y financieras. Se
trataba de cambios de naturaleza particularmente extensiva o ampliaciones
de las tendencias ya existentes, sin modificaciones substanciales en materia
del patrón social y tecnológico tradicionalmente implantado. Aunque,
indudablemente, la presencia de nuevos elementos socio-individuales en
la estructura de índole tradicional, sí podía implicar variaciones notables
en los estilos de asociación y articulación de la clase dominante ampliada
en el sistema político26.
26 Alberto J. Navas, Las elecciones presidenciales en Venezuela del siglo XIX, 1830-1854, p. 58.
27 El Venezolano, Caracas, lunes 31 de agosto de 1840, n° 2.
36 Aura Rojas
del voto; esto es, en la elección de los individuos idóneos para la conducción
y toma decisiones de la nación y que, en general, no pertenecían a ese grupo
que señala Guzmán, de firmes pero cansados vividores… a los que no
participan de manera activa… en sentido absolutamente político. Teniendo
esto como cierto, más adelante, en septiembre de ese mismo año, se deslinda
de esta concepción ideal sobre la multitud o pueblo venezolano, pues el
quehacer político tenía otra dirección, la del ejercicio de la soberanía por
parte de un pueblo más reducido encarnado en los políticos de entonces:
…es el pueblo el soberano, pero por sí, no ejerce sino el poder electoral,
fuente de donde emanan luego, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Este
último, distante de la formación de las leyes y de su administración en
lo político y lo gubernativo, no tiene para que entrar en este análisis [el
ejecutivo] no consta como aquel [el legislativo] de miembros escogidos
por el pueblo, o por sus electores; pues que el tren entero de la cancillería,
o del despacho, es del libre nombramiento del Presidente. Por estas dos
razones, han creado y separado los pueblos modernos el poder legislativo,
encargándole a sus comisarios inmediatos, verdaderos representantes del
pueblo, para que dicte las reglas que el ejecutivo ha de observar, y para que
juzgue su conducta como un gran jurado nacional28.
Pero esta multitud, este popularis tiene cara y tiene cuerpo, como ya
apunto George Rude; desde las distintas ópticas que hasta ahora hemos
intentado manejar sobre el concepto que históricamente se ha implantado
sobre el pueblo, tenemos varias caracterizaciones desde el pensamiento
dominante. El primero tiene que ver con el pueblo en tanto estructura
geográfico-político-administrativa que particulariza una nación, región o
cultura específica, por ejemplo, el pueblo venezolano de 1830 a 1848. Una
segunda visión trata al pueblo como un grupo que detenta la posibilidad
revolucionaria de lucha política o social y por tanto capaz de asumir los
cambios necesarios para la consecución de un nuevo orden. Un ejemplo
precedente de esta perspectiva lo puntualiza Miguel José Sanz hacia 1810
en el Semanario de Caracas, respecto de la soberanía:
29 Miguel José Sanz, “Soberanía”, en Teoría política y ética de la independencia, pp. 62-63.
30 Ídem.
38 Aura Rojas
Así es, que abusando de la lenidad con que fueron tratados por V.E.,
concibieron un plan efectivo de trastorno; y aplicándolos constantemente
a él, principiaron para hacerse nuevos prosélitos (…) por familiarizarse
más y más al pueblo con el desprecio de los primeros magistrados (…)
desde las dos de la tarde empezaron a observarse movimientos alarmantes
que siguieron aumentándose hasta dejarse verse grupos de hombres en la
Plazuela de San Francisco (…) convocaban en el barrio del Empedrado
la gente de su devoción, al modo que lo hacían otros en los demás de la
ciudad, para reunir de todas partes al populacho mismo…31.
Parroquial, los Padres de Familia y vecinos del mismo pueblo y todos los
jefes y oficiales de la Fuerza Armada…”32.
De un mismo tenor fue el acta levantada en Maturín para apoyar
el orden legal; quienes la suscriben son los padres de familia y vecinos de
los cantones Maturín y Aragua. Allí se entiende que la Venezuela de 1835
estaba conformada por varios pueblos en el sentido geográfico-territorial.
Pero también reconocen a los líderes de la Revolución de las Reformas
como una “…horda de piratas y facinerosos, traidores, rebeldes, criminales,
inmorales y viciosos”. Era a ellos a quienes los padres de familia y vecinos
responsabilizaban por la incorporación de los “pueblos a pronunciarse
contra el gobierno constitucional…”33.
Igualmente sucede con un modelo de acta que recibe el jefe político
de Soledad de parte de José Tadeo Monagas a los fines de contar con los
pronunciamientos por escrito a favor de las reformas. El encabezado de
dicho modelo era:
En la parroquia de tal a tanto del tal mes del 1835, el Señor Alcalde Párroco
de aquí, no pudiendo ensordecerse a los continuos pedimentos de amores y
deseos de los padres de familia, propietarios y demás ciudadanos y vecinos
por la reforma del gobierno de Venezuela…34.
es la casa en la jerarquía, más derechos y deberes tiene. Así el ‘vecino’ tiene el derecho de poder
ser miembro del cabildo y el deber de servir en la milicia, mientras el ‘morador’ no tiene derechos
políticos, y por lo tanto, sólo excepcionalmente sirve en la milicia”, Ruggiero Romano, Marcelo
Carmagnani, “Componentes sociales”, en Marcelo Carmagnani, Alicia Hernández de Chávez,
Ruggiero Romano, Para una historia de América I. Las estructuras, pp. 369-370. Más adelante afirman:
“… la organización estamental de la sociedad americana proviene de la interacción de tres vectores:
la riqueza, el prestigio y el honor, que poseen en manera extremadamente diferenciada todos
aquellos jefes de familia a quienes se les atribuye la condición social de vecinos. El resultado es
que cada uno de ellos posee determinado rango social en una jerarquía, a condición de que posea
un mínimo de cada uno de esos tres elementos, mínimo que varía según la región y la localidad,
pues el principio jerárquico tiene fuerte connotación espacial. Los jefes de familia que no alcanzan
los requisitos mínimos, y, por lo tanto, no son reputados como vecinos, figuran en la condición de
estante, morador, dependiente o ‘criado´, condición que especialmente a finales del siglo XVIII
y comienzos del siglo XIX es fácilmente mutable por la de vecino”, en Ibídem, p. 374.
36 “Rumores sobre una asonada que debía estallar en Valencia el 24 de junio de 1839, día de San
Juan”, (1839), en Ibídem, t. CLXXXIX.
37 “Acerca de una rebelión de esclavos en las cercanías de Coro”, 1840, Ibídem, t. CXVI.
Insumisión popular 1830 -1848 41
38 “Comunicación del Secretario de Guerra y Marina, coronel Francisco Hernaíz, al del Interior.
Transcribe una del Gobernador de Barinas, en que informa haber ocurrido varios desórdenes en
aquella población, provocados por un tal Gualdrón”, (1840), Ibídem, t. CCVII.
42 Aura Rojas
39 “Expediente de la causa seguida por conspiración al Juez de Primera Instancia del circuito de
Oriente”, (1842), Ibídem, t. CCLXIII.
40 “Expediente sobre el conato de trastornos habidos en Carúpano con motivo de las elecciones
de 1842”, Ibídem, t. XXLXVI, f. 70.
Insumisión popular 1830 -1848 43
41 “Sobre la causa seguida a un señor Briceño, quien repartía en Maturín impresos sediciosos”,
(1843), Ibídem, t. CCLXVII.
42 Ibídem, t. CCLXXII.
44 Aura Rojas
43 Idem.
Insumisión popular 1830 -1848 45
Las personas a quienes palabras he oído son de aquellas que nada tienen
que perder y que fácilmente se entregan a los crímenes (…) porque son de
los que andan para arriba y para abajo (…) mostrando en sus semblantes
y acciones muy siniestras intenciones…46.
…los hombres de aquel lugar son imbéciles y tienen una tendencia natural
a lo perverso y a lo malo; y no es de dudarse que un individuo poseído de
las mismas ideas y valiéndose de una época tan crítica como la que hoy
experimenta Nirgua, llegue ahí, meta la tiranía, y se haga de una fuerza difícil
después de debilitar y que puede traer muy graves resultados…47.
Movimientos
revolucionarios
1848 -
1835 - Revolución
Levantamiento de
de las Reformas
J.A. Páez
1844 - Revueltas de
1846 - Revolución
Lezama, Calabozo,
de Río Chico
Villa de Cura
cuyo poder es carismático y regional. En una Venezuela rural, disgregada, con enormes dificultades
de comunicación y que la guerra de independencia dejó sobre las armas, acopiar recursos para la
guerra y, en definitiva, ser obedecidos por el prestigio o temor que provocaba su persona”, en La
organización del estado en Venezuela en el siglo XIX (1830-1899), p. 9. Para Diego Bautista Urbaneja,
los caudillos: “…son pues el respaldo armado de ese orden legal y de ese proyecto liberal que las
elites civiles están tratando de construir y que también los caudillos (…) comparten y quisieran
ayudar a construir. (…) Los caudillos con frecuencia ocupan los cargos que están previstos en
la estructura formal del gobierno establecidos en la Constitución y en las leyes que expresan el
proyecto liberal en realización. Son presidentes, ministros o jefes militares. Pero su control de
la fuerza armada no deriva, en principio, del hecho de que ocupen esos cargos. Deriva de que
son caudillos. Un jefe normal que no es caudillo o que no cuenta con el respaldo de un caudillo
está en bancarrota inminente”, en La idea política de Venezuela: 1830-1870, pp. 41-42. Con Inés
Quintero seguimos el fundamento sobre el fenómeno caudillista por su profundo nivel de
complejidad: “El fenómeno del caudillismo como uno de los elementos característicos del siglo
XIX latinoamericano, es un problema complejo con manifestaciones diversas y peculiares de
acuerdo a las circunstancias concretas en que se manifiesta, a las especificidades de cada país, o
bien, a las distintas formas de ejercer su liderazgo los numerosos caudillos”, en El ocaso de una
estirpe (la centralización restauradora y el fin de los caudillos históricos), p. 19. En el Diccionario de historia de
Venezuela, Quintero refiere un concepto general sobre el caudillo: “Una definición útil del término
caudillo es la que ofrece Domingo Irving, quien ubicándolo en el contexto político venezolano
del siglo XIX, dice que “…es un jefe, guerrero, político, personalista con un área de influencia
directa, cuando más regional, jefe de grupo armado, especie de ejército particular el cual emplea
como elemento fundamental su poder”. Éstos serían los rasgos fundamentales del fenómeno,
una jefatura política personalista basada en el control de una hueste armada que obedece sus
designios y que determina su capacidad de negociación en la disputa por el poder, al margen de
los principios y normas de un marco institucional, a lo que podría agregarse la posesión de ciertas
cualidades personales que sostienen su autoridad carismática”, en Diccionario de historia de Venezuela,
t. 1, p. 755. Otro tipo de interpretación sobre los caudillos puede verse en Gastón Carvallo, quien
introduce la idea de la indisciplina social como elemento fundante en el accionar de los caudillos,
en Próceres, caudillos y rebeldes: crisis del sistema de dominación 1830-1908.
Insumisión popular 1830 -1848 51
Señala este autor que desobedecer es “No hacer uno lo que le ordenen las
leyes o los superiores”, siguiendo la definición contenida en el Diccionario de
la Real Academia Española. El sentido exacto del término tiene que ver con
una connotación política y social; sin embargo, aclara que la desobediencia
se hace más amplia cuando se le conecta con figuras de autoridad como el
padre o la relación animal-humano.
En el Diccionario de Ciencias Sociales, la desobediencia está asociada al
acto de no acatar lo establecido por la autoridad paterna, lo que se consensua
en términos sociales-grupales; en el ámbito jurídico, político y social en
general. Es así como el término desobediencia necesita recrearse no sólo en
estas consideraciones generales, sino también en aquellas desarrolladas por
varios autores clásicos que ven en la idea de orden los elementos sociales y
políticos que diferenciarían el acto de desobedecer y la revolución.
Para ejemplificar la amplitud y complejidad de estos términos, Gastón
Carvallo apunta cómo para John Locke la desobediencia violenta debía ser
apoyada en los casos en los que el “soberano o los legisladores atentan contra
la propiedad y pretenden someter a la esclavitud al pueblo”. En la misma
tendencia se halla James Mill, agregando que la desobediencia se justifica
cuando los gobernantes y las leyes “faltan a sus deberes de equidad”. Los
idealistas apoyan la desobediencia en tanto constituye revolución y lucha
de clase. Henry Thoreau, a quien se reconoce como el primer estudioso de
la denominación “desobediencia civil”; la entiende como “la no violencia
o resistencia pacífica”, que siglos más tarde acogería Mahatma Gandhi
en sus luchas sociales en la India. Por su parte, Max Weber reflexiona
contraponiendo las ideas de desobediencia-obediencia, para anteponerlas
como desobediencia social, ya que tienen ambas implicaciones sociales.
Una vez que Carvallo y su equipo de trabajo analizaron cada una de
estas perspectivas, se inclinan a nominar a los movimientos de desobediencia
como de “desobediencia social”, distinguiéndola de la civil; y ello en virtud
de que la desobediencia social constituye un concepto:
…lo suficientemente amplio como para que dentro de ella tengan ubicación
toda una diversa gama de formas de desobediencia, las cuales abarcan desde
la desobediencia civil (…) hasta aquellas formas violentas e inarticuladas
(…) así como otras de carácter más político…53.
53 Gastón Carvallo, Ocarina Castillo, Nelson Prato, Desobediencia social en Venezuela, p. 12.
Insumisión popular 1830 -1848 53
58 Ibídem, p. 34.
59 Ibídem p. 35.
Insumisión popular 1830 -1848 59
63 Ibídem, p. 115.
Insumisión popular 1830 -1848 65
¡Ay! Estas Repúblicas son una triste parodia de buen gobierno y libertad,
y sus ciudadanos, qué pueden ser sino dignos de tan alienados y utópicos
sistemas de absurdidad humanas en semejantes pactos mutuos socialmente
políticos.64
65 Ibídem, p. 532
66 Ibídem, p. 499
68 Aura Rojas
Del apartado anterior hemos visto como son los líderes locales,
regionales o nacionales los que protagonizan los movimientos desobedientes,
ya sean de corte revolucionario, ya sean intentos focalizados por subvertir el
orden. De la naturaleza de estos movimientos surgen sentimientos a favor o
contrapuestos en el seno de las sociedades como es natural. También hemos
adelantado el hecho de que buena parte de las motivaciones del pueblo al
incorporarse en movimientos desobedientes tienen, en general, su génesis
en aquellos de alcance más amplio; sin embargo, la situación económica,
social y política de la naciente república abonó buena parte del terreno para
que dichas manifestaciones buscaran rendijas de salida, a través del estallido
social, la denuncia o simplemente la adhesión a grupos focalizados.
La situación de Venezuela entre 1830 a 1848 era bastante dura,
producto del desmembramiento de la República de Colombia, de las deudas
contraídas por este hecho, pero también por la herencia de violencia y
70 Aura Rojas
71 Ibídem, pp.205-206
Insumisión popular 1830 -1848 73
Sus raíces se hallaban en la severa crisis económica que sufría el país desde
1842; en le descontento con que diversos sectores del agro (hacendados,
arrendatarios, arrieros, peones, esclavos, entre otros) veían la política
económico-fiscal del gobierno, presidido desde 1843 por Carlos Soublette;
en las campañas oposicionistas del Partido Liberal, cuyo máximo dirigente,
Antonio Leocadio Guzmán, acusaba de oligarca a Soublette, al ex presidente
José Antonio Páez, quien seguía siendo el hombre fuerte del régimen, y a
sus partidarios que controlaban el comercio y la finanzas en Caracas (…)
los participantes de las clases sociales bajas [jornaleros y peones de hatos]
vieron en las rebeliones un movimiento de reivindicaciones sociales.74
73 “El Jefe político de la Soledad remite las órdenes que ha recibido del General Monagas, pues lo
desconoce como revolucionario.” Archivo General de la Nación, Secretaría de Interior y Justicia, Tomo
CX, 1835, Fs. 143-vto/144
74 Manuel Pérez Vila. “Revolución Popular”. En: Diccionario de Historia de Venezuela, Tomo 3,
p.923
Insumisión popular 1830 -1848 75
colectivo.
76 “La esencia e inspiración de la Sociedad se percibe en sus Estatutos: reunir a los hombres de
sabiduría, talento y espíritu de servicio para que hicieran los diagnósticos precisos y difundieran
las soluciones que condujeran al progreso de la sociedad venezolana de 1830, que enfrentaban
numerosos problemas como consecuencia de la Guerra de Independencia y de la crisis mundial.”
Haydee Farías de Urbaneja, Manuel Pérez Vila, “Sociedad Económica de Amigos del País”. En:
Diccionario de Historia de Venezuela, tomo 3, p. 1.162. Las Sociedades de Amigos del País tuvieron
gran proliferación en la Europa moderna, como fundaciones del poder central, no solo para
diagnosticar y proponer planes económicos, sino también para impulsar áreas de desarrollo en la
educación y la atención a los gremios organizados. Sin embargo, quienes dirigen estas sociedades
son precisamente los ciudadanos o quienes detentaban virtudes ligadas al sentido de lo que
significaba el concepto de ciudadanía: luces, propiedad y virtudes cívicas. Puede verse a Jean
Sarrailh, La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII; también, para el caso de Venezuela:
Elías Pino Iturrieta, Las ideas de los primeros venezolanos; y Haydee Farías de Urbaneja, La autoridad
de la sociedad económica de amigos del país en la política gubernamental. 1830-1840.
Insumisión popular 1830 -1848 79
como tales clases. Es así como, buena parte de la reflexión que se hace
en el seno de la Sociedad Económica de Amigos del País de Caracas,
entiende que cada individuo ocupa un lugar en esa sociedad en función de
una jerarquización basada en las capacidades individuales de cada quien;
éstas contribuyen con el bienestar colectivo y con el nacional, por tanto, el
problema no es hacer ricos a todos, ni procurar traspasar el concepto de
igualdad legal, sino poner al servicio de la sociedad dichas capacidades sin
menoscabo del orden estamental:
77 “Discurso del Dr. José María Vargas en la Sociedad Económica de Amigos del País, de la Provincia
de Caracas. Pronunciado el 03.02.1833”. En: Sociedad económica de amigos del país. Memorias y estudio.
1829-1839, Vol. II
78 Idem
80 Aura Rojas
79 “Discurso pronunciado por Domingo Briceño en la Sociedad Económica de Amigos del País, el
30.03.1834” En: Idem
Insumisión popular 1830 -1848 81
80 “Extracto razonado de las actas de la Sociedad Económica de Amigos del País. Desde el 28.10.1829
en que se instaló, hasta hoy 27.12.1830”. En: Ibídem, vol. I
82 Aura Rojas
las empresas arduas, se complace en roer como la polilla las obras de los
ingenios superiores que están consignadas en mil ejemplares y que no puede
aniquilar su furibunda rabia.81
82 Rogelio Pérez Perdomo, La organización del estado en Venezuela en el siglo XIX (1830-1899), p. 1
83 Elías Pino Iturrieta, País archipiélago. Venezuela, 1830-1858, pp.12-13
84 Aura Rojas
86 “La imagen que tiende a darse del federalismo latinoamericano es la de haber sido una copia del
modelo norteamericano, un injerto mal logrado en una tradición erróneamente considerada de
corte centralizador derivado del régimen colonial. Probablemente, por no decir seguramente, esta
imagen negativa del federalismo depende del hecho de que se tiende a proyectar hacia el pasado
una realidad del presente caracterizada (…) por una inclinación de los gobiernos federales a
concentrar en sus manos competencias que corresponden a los estados. Diferente puede ser, en
cambio, nuestra imagen del federalismo de hoy si proyectamos sobre el presente las formas que
tuvo en el pasado. De su estudio emerge que no sólo existen antecedentes y motivaciones históricas
precisas para el federalismo en América Latina, sino también que cada país que lo adoptó tuvo
la capacidad de saber traducirlo en una racionalidad constitucional en la cual el principio federal
norteamericano sirvió, a lo más, como escribe Bidart Campos, de ‘fuente normativa”. Marcello
Carmagnani, “Conclusión: el federalismo, historia de una forma de gobierno”. En: Marcello
Carmagnani (coordinador), Federalismos latinoamericanos:México/Brasil/Argentina, p. 397
87 “El poder de las clases dominantes se construye a través del control del Estado, que se convierte en
el instrumento de acción directa para la aplicación de determinadas medidas económicas favorables
a sus intereses. El sistema político que se impone expresa precisamente la ‘alianza’ de las dos clases:
terratenientes y comerciantes. Se trata de una etapa de transición orientada al fortalecimiento
86 Aura Rojas
de los vínculos con el sistema capitalista, cuya expansión hacia las zonas periféricas, requiere la
conformación de un tipo de Estado no interventor en la economía, pero capaz de garantizar el
desarrollo de nexos económicos entre las naciones metropolitanas y los países dependientes. Paz
y unidad se convierten en dos factores esenciales para afincar las bases de la nueva Nación, sobre
cuya estructura tradicional se aplicarán algunas reformas relativas al funcionamiento político-
administrativo, libertad de tránsito, de comercio, reducción de cargas impositivas, disminución
del poder económico detentado por la Iglesia y el estímulo a la construcción de algunas obras de
infraestructura como vías de comunicación, puertos, etc.” Catalina Banko, El capital comercial en
La Guaira y Caracas (1821-1848), pp. 121-122
88 Josefina Hernández de Ríos, “El proceso de conformación, fraguado y crisis de la formación
social venezolana.” En: Formación histórico social de Venezuela, pp. 103-104
Insumisión popular 1830 -1848 87
libertad; valores que debían ser manifestados por quienes, en especial, tenían
la obligación de someterse a los dictámenes de las clases dominantes; dicho
en otras palabras, era el pueblo quien debía manifestarse en consecuencia
con ese sistema de valores aunque el proyecto de país no les considerara
como parte fundamental para la consolidación del mismo.
Buena parte de las manifestaciones de desobediencia, ya sean
militares, civiles o sociales en el siglo XIX venezolano, venían oponiéndose
a la implantación de la idea de la independencia como máximo valor,
pues en la práctica funcionó como uno falso. Un discurso que privaba la
independencia parangonada con la libertad, la igualdad y el progreso pero
que en la dinámica social no aportaba respuestas a las demandas que se
venían arrastrando desde tiempos coloniales, en especial para las clases
dominadas y/o los componentes históricos del pueblo venezolano. A la
aspiración de acceder a una nación integrada y cohesionada, se contraponía
la realidad de una porción geográfica y humana que se hallaba desarticulada
y con vías debilitadas de comunicación entre sí. Esta situación la describe
Germán Carrera Damas:
Capítulo II
La Desobediencia popular y su incidencia
en la desarticulación del proyecto nacional
92 “Al finalizar su período presidencial de cuatro años, Páez escogió dos posibles candidatos para
sucederlo: su favorito, el General Soublette y el Dr. J.M. Vargas. Vargas fue electo en un esfuerzo
de la oligarquía civil por contener el poder militar e indirectamente la influencia de Páez, tal
como se lo había prevenido Monagas. Vargas era considerado un hombre honesto, y parecía
estar dispuesto a actuar como un Presidente leal que seguiría los consejos de Páez en asuntos de
política. Desgraciadamente no era soldado, y las actitudes y pronunciamientos de Páez parecían
decir que el Gobierno se estaba olvidando de recompensar a sus antiguos héroes y soldados.
La elección de Vargas parece haber reforzado esa creencia. Las provincias, nunca contentas
con el control que emanaba de Caracas, estaban en un grave estado de agitación, y diferentes
regiones comenzaron a rebelarse. El alzamiento de Maracaibo, de junio de 1835, declaró su
apoyo a Mariño, quien había sido aislado por el Gobierno desde 1831. La guarnición de Caracas
se amotinó el 8 de julio y tomó el control de la ciudad. Dirigidos por Mariño y otros miembros
liberales de la aristocracia, como Diego Ibarra y Pedro Briceño Méndez, los soldados exiliaron a
Vargas a la isla danesa de San Thomas, pero no sin antes haber logrado Vargas nombrar a Páez
para que restaurase el orden. Páez marcho desde Apure y tomó Caracas a finales de julio, pero
Puerto Cabello, Barquisimeto y de nuevo Maracaibo se habían unido a la rebelión. Monagas
lanzó una proclama el 15 de julio desde Aragua de Barcelona, llamando a los orientales a tomar
las armas en apoyo de las reformas que salvarían al país”. Rafael Castillo Blomquist, José Tadeo
Monagas: auge y consolidación de un caudillo, p.33. En su autobiografía, José Antonio Páez relata este
acontecimiento: “Capitaneaba a los revolvedores el comandante Pedro Carujo, siempre alistado
en las filas del desorden, quien con la mayor arrogancia se introdujo, pistola en mano, en la casa
del tranquilo Presidente [se refiere a José María Vargas], a la sazón acompañado de unos pocos
amigos. Encarándose con él insolentemente le dijo: que todos los gobiernos son de hecho, que
había acabado el que principió en la revolución del 26 de noviembre: que la fuerza armada había
recuperado en aquel día sus glorias para salvar al país dándole la libertad de adoptar las reformas
que deseaba, y que en esta virtud, sus compañeros y él suplicaban al señor Doctor hiciese lo
que estaba de su parte para evitar la efusión de sangre, porque todos estimaban y respetaban
su persona; pero que debía dimitir el mando, puesto que la suerte de Venezuela se hallaba en la
fuerza armada que estaba resuelta a llevar a efecto las reformas.” José Antonio Páez, Autobiografía,
Tomo II, pp.294-295. En otro pasaje señala las causas que llevaron a varios militares a tomar
la vía de la revolución para hacer prevalecer el proyecto reformista: “La última revolución de
1835 que se llama también en Caracas Revolución de Julio, porque tuvo lugar el mismo mes, fue
obra de algunos hombres que se habían ilustrado en la guerra de la Independencia, pero cuyas
pretensiones exageradas rechazaban los beneficios de una libertad sabia. Guerreros por hábito,
acostumbrados a toda la licencia de los campamentos, no se habían sometido sino con disgusto
a la ley común, y buscaban la ocasión favorable de salir de la condición pasiva que les imponía
un nuevo orden de cosas. Sus maquinaciones no cesaban de espantar a los amigos del orden, y
habían puesto varias veces la patria en peligro: la impunidad no era ya para ellos una gracia, pues
la miraban como un privilegio. Pero el buen sentido de la Nación triunfó en esta última lucha:
el pueblo había comprendido sus intereses; él sabía que la prosperidad del país dependía de la
estabilidad del Gobierno, del respeto a la ley y de su inviolabilidad. Quería la libertad y con ella
la paz, el orden, la justicia, esas tres grandes garantías de un porvenir durable…” Ibídem, pp. 469-
470
92 Aura Rojas
Para mi más absoluto asombro esta mañana estalló la voz de una revolución
militar al grito de ‘Viva Mariño, Muerte a Vargas’. Las tropas habían sido
arrastradas a esto por varios de los generales y oficiales (para decir verdad,
todos los de ese partido) que habían seguido la suerte de Bolívar hasta su
fin, y habían regresado del exilio, acogiéndose al indulto del Congreso de
hace tres años. En medio de la noche anterior un grupo de éstos se habían
dirigido a casa del Presidente, y lo había detenido, mientras que otro se
apoderaba del arsenal, etc. Unos 250 [soldados] según la cifra dada, estaban
concentrados en la plaza del mercado, bajo el mando de los Generales
Ibarra, B. Méndez, Silva y Justo Briceño, con otros dirigentes de ese partido,
sin olvidar a un coronel de nombre Carujo, que mató a tiros al coronel
Ferguson en la noche del 25 de septiembre en Bogotá, mientras trataba de
abrirse camino para asesinar al Libertador, y el joven Andrés Ibarra resulta
que está ahora con Carujo como uno de los oficiales que intenta perturbar
el orden de cosas actual. Creo que no ha habido ni un herido, pues todo se
ha desarrollado, hasta ahora, con la mayor tranquilidad, pero hay mucho
descontento soterrado entre los ciudadanos pacíficos. Se celebró en casa
del doctor Vargas una reunión del Vicepresidente y miembros del Consejo,
estando presentes algunos de los jefes del otro partido. No se ha hecho
nada, sino esfuerzos para que el Presidente firme su abdicación, cosa que
impidió la firmeza de Domingo Briceño y el señor Chávez quienes, según
me han dicho, hicieron pedazos el documento en las narices de los que lo
presentaron. Una especie de mensaje oral fue enviado a la redonda por
alguien, pero en nombre del Presidente, para pedir a todos los amigos del
respeto y el orden que hicieran presentes en su casa, pero la guardia no
permitió que se acercara ninguno, de lo cual resultó un poco de lucha y
confusión, pero no se derramó sangre. El cónsul francés vino a verme para
preguntar qué había que hacer. Pero al momento se presentaron el señor
Ackers y el señor Mocatta que nos pidieron que saliéramos urgentemente a
ver cómo se desarrollaban las cosas, a fin de averiguar algo acerca de quién
era el jefe al mando. Pero fue inútil: los soldados no dejaban pasar a nadie.
Una guardia de oficiales custodiaba la entrada de la casa del Presidente y
había centinelas en cada una de las esquinas de la calle.93
93 Sir Robert Kerr Porter, “Miércoles 8 de julio [1835]”. Diario de un diplomático británico en Venezuela
1825 – 1842, p.700
Insumisión popular 1830 -1848 93
Colombia. Pero del proceso de las reformas nos señala el historiador Manuel
Vicente Magallanes lo siguiente:
96 “Impreso de los reformistas.” Archivo General de la Nación, Secretaría de Interior y Justicia, Tomo
CXII, 1835, F.296-vto.
96 Aura Rojas
experiencia que sólo les unía por la situación de intranquilidad en las que
se hallaban.
Al referirse al pueblo, el Gobernador señala cómo dirigiéndose
a todos aquellos miembros de la sociedad que conformaban la región
maracaibera. Sin embargo, al referirse a los líderes políticos que arengaban
a toda la colectividad, los describe con los términos de “cizaña mortífera
de aspiraciones y miras criminales”. En virtud de que éstos habían incluso
impreso un panfleto titulado “Casio y Bruto”, con el cual pretendían
granjearse el favor del pueblo, consiguiendo convocar más bien al
populacho:
… oídos los del Jefe Político Lino Celis, del Alcalde 2° Municipal Andrés
Sánchez y esta Gobernación (…) da primero por sentado que aquellos
expusieron en Maracaibo la tranquilidad pública, los días 21 y 22 de julio y
ofendieron la consideración y respeto debido a los magistrados; y después en
la parte resolutiva increpa la conducta del Jefe Político, por el hecho de haber
pedido auxilio al Comandante de Armas para sostener como se sostuvo en
sus empleos (suspenso que estaba legalmente por un Juez de 1° Instancia)
contra las providencias del Gobernador; a lo que unida la desobediencia
del Alcalde 2°, rehusando encargarse de la jefatura; el obstinado empeño
de algunos miembros del Concejo Municipal del partido del Jefe Político,
reuniéndose bajo su presidencia; sin justicia y sin el quórum de reglamento
o con menos de la mitad, a nombrar los jueces (…) la excitación del
populacho agolpado y arengado por sus corifeos en la plaza mayor, a cuya
sombra y en medio de su clamor por mi deposición, celebraba un acuerdo
el llamado Consejo…97
Me valí del influjo de los mismos que acaudillaban a los tumultuados para
hacerles entrar en razón (…) habiendo también pedido de antemano al
Comandante de Armas, señor Natividad Villasmil una escolta de soldados
para hacer guardar el orden; pero todo fue en vano (…) lejos de procurar
poner [los líderes] en buen término a los del populacho que acaudillaban, se
desprendían en turno a uno después a otro con disimulo a seguirles lo que
debían gritar (…) a fin de que no se notase que era instigación suya sino
producción del mismo populacho (…) empezaron a gritar: no le queremos,
no le queremos…99
98 Ibídem, f.275
99 Ibídem, Fs. 276-vto./278
98 Aura Rojas
…el día 11 de noviembre fueron citados por los Alguaciles, a orden del
Jefe Político Celis para concurrir a la casa de la Maroma, donde estaban
reunidos en Cabildo Abierto (…) que llegaron allí algunos de los testigos,
creyendo que iban ser presos (…) que los Alguaciles llevaban lista de los
vecinos que se hacían concurrir a dicha casa, resultando de este número dos
esclavos y un hijo de familia (…) que la reunión se dirigía principalmente
a dar a Celis la investidura de Gobernador; que luego se dispuso firmasen
todos (…) muchos de los concurrentes iban armados, ya se ve, como que
pertenecían a la facción de la tarde y noche del día anterior, de cuyo modo es que
debe entenderse la espontaneidad de la concurrencia de los ciudadanos que quiere suponer
(…) para que jamás pueda engañarse al mundo sustituyendo una miserable facción que
obró a la sombra de la fuerza armada a lo que es y debe llamarse pueblo.100
102 “Causa seguida a Carlos Sandoval por seducción de la tropa de Maracaibo.” Ibídem, Tomo CVIII,
1835
100 Aura Rojas
Descontando de esta población las masas formadas por los facciosos, las
personas complicadas en la conspiración que se han puesto a salvo, o han
sido aprendidos, los que se han ausentado por huir del servicio militar,
y los peligros de la guerra, los ciudadanos que están sobre las armas, los
empleados de distintos ramos de la administración pública y los hombres
notoriamente indiferentes a desconocidos, en quienes no es prudente confiar
en estas circunstancias; no quedan otros vecinos capaces de tomar armas
que los padres de familia pobres, que no pudiendo estar constantemente
ocupados en el servicio sin dejar en mendicidad a sus hijos, que se reservan
para cualquier comisión urgente que ocurra y para las fatigas de algunas
rondas durante la noche.105
A pesar del apoyo prestado por el pueblo de Perijá para sostener las
reformas, los capitanes o líderes de la misma fueron derrotados entre el 28
y 30 de junio en un sector llamado La Candelaria. Cecilio y Mariano fueron
presos pero buena parte de la gente del pueblo complicada prefirió huir y
refugiarse en sus hogares o lugares distantes esperando que la situación se
calmara para así regresar a sus hogares o para acogerse a los respectivos
indultos que normalmente se expedían en situaciones tumultuarias de esta
magnitud. Muchos militares complicados así como funcionarios locales
no pudieron evadir la prisión siendo muy notorias la participación en
los sucesos, tales como el Capitán Agustín Gobea, Sargento 1° José Luis
Acevedo, Soldado Eduvigis Almarza, Soldado Remigio Guerra, Ayudante
Remigio Landaeta, Soldado José Jesús Montero, Soldado José Trinidad
Martínez; otros individuos como Lorenzo Arrieta, José Manuel Marín,
Fernando Nucete, José Ignacio Puche, Francisco Valdivieso y Calixto
Gutiérrez; y solo cuatro esclavos, José María Graterol, José Trinidad Rubio,
Pedro Rodríguez y José de los Santos Fuenmayor.106
Una amplia lista da cuenta de la captura de mucho más individuos
del pueblo que participaron en la asonada, destacándose el Fray Joaquín
Enríquez, la señora Francisca Josefa la Cucarracas; también se denota
como miembros de un mismo grupo familiar unieron sus esfuerzos a favor
de las reformas.107 Buena parte de las razones por las que a la gente del
pueblo no se les persigue o instruyen expedientes judiciales tenía que ver
con el hecho de que la mayoría en sus declaraciones sostenían haber sido
obligados por los “facciosos”; por otra parte, algunas autoridades locales
no mostraban mucho interés en la captura de los alzados, los cómplices y
seguidores de modo que las causas marcharon lentamente o simplemente
se hacían las vistas gordas los alcaldes y jueces de paz que compartían su
vida cotidiana con la gente del común; pero quizás la razón más utilizada
por las autoridades para no capturar a la gente del pueblo la basaban en el
hecho de que los alzados habían utilizado la seducción y manipulación de
las carencias entre la gente de pueblo a objeto de ganárselos como sujetos
activos de sedición. Las motivaciones deslindadas de las iniciales de las
Reformas tenían así como objeto más particular “… incendiar la ciudad,
saquear a los propietarios, matar a determinadas personas y derrocar las
instituciones”108; tal como una y otra vez lo manifiestan las autoridades
civiles y los vecinos, padres de familia que interrogaban a los seducidos en
distintas partes de Maracaibo.
Otra dificultad la constituía el hecho de no contar con jueces y
abogados suficientes para encargarse de las causas, tal como se hallaba
establecido en al Articulo 10 de la Ley sobre Juicios de Conspiración,
Jamás había visto este pueblo, en el estado que presenta hoy día, con
semejantes sucesos ni jamás tampoco había visto un pueblo tan lanzado en
la insolencia y el desenfreno a que los han abrazado las mismas autoridades,
que debían reprimirlo con su ejemplo de moderación y obediencia a los
Magistrados.110
118 “Causas de conspiración en el Juzgado 1° Municipal de Guayana.” Ibídem, Fs. 237 a 258
119 “Se viola la correspondencia particular para leer las cartas de varios tildados de conspiración.”
Ibídem, f.186
110 Aura Rojas
122 “Aprobación impartida por el Congreso Nacional a los decretos de indulto expedidos por el Poder
Ejecutivo a favor de los conspiradores del 8 de julio de 1835.” Ibídem, Tomo CCXXIII, 1841
123 Respecto de lo contenido en periódicos como El Venezolano, señala José Antonio Páez, como
desde esta tribuna: “… continuo asestando contra mí los tiros de la calumnia, dando torcidas
112 Aura Rojas
interpretaciones a los actos más inocentes de la tranquila vida a que yo me había entregado al
terminar la Presidencia. Dijo que los valles de Aragua habían sufrido y sufrían escaseces (sic) de
comestibles desde que yo me había propuesto convertir en potreros de ceba para mis ganados las
cosas más pobladas de la laguna de Valencia, y que como consecuencia de la carestía de dichos
frutos, había disminuido la población y el comercio en el cantón Maracay.” José Antonio Páez,
Autobiografía, Tomo II, p.316
124 Manuel Vicente Magallanes señala que el Partido Liberal hacia principios de 1841 viene calando
con sus ideas y principios entre las clases populares o el pueblo: “Lenta pero progresivamente el
partido se irá extendiendo y sus campañas periodísticas formarán conciencia en la masa popular.
Su prestigio irá en ascenso ganando hitos hacia su metal final. En las elecciones presidenciales de
1842, ante las candidaturas de Soublette, Urbaneja y Michelena, adopta la de este último. Triunfante
Soublette aceptará con agrado la formación del nuevo gabinete, sobre todo porque ha quedado
fuera el doctor Ángel Quintero, el más calificado enemigo de los sectores democráticos.” En:
Historia Política de Venezuela, p.399. Más adelante afirma: “Aunque quiera decirse lo contrario, por la
distorsión que sufren después sus principios, no es posible negar que la conducta de sus dirigentes
–durante la oposición de 1840 a 1846- fue esencialmente liberal. Ellos querían avanzar y estaban
con las tendencias progresistas que deseaban una reforma social. Fue la actuación de ellos la que
hizo que los sectores populares adquieran conciencia de lucha, que se manifiesta tímidamente
primero, pero que luego será torbellino en la época de la revolución federal.” Ibídem, p.400
Insumisión popular 1830 -1848 113
125 “Agitación de dos partidos en el cantón Carúpano de la provincia de Cumaná.” Ibídem, Tomo
CCXCVIII, 1844
126 “Exaltación de los partidos eleccionarios de la provincia de Barinas.” Ibídem, f.104
Insumisión popular 1830 -1848 115
de armas.
La revuelta que a continuación estalla aludiría en mucho esta diatriba
política a esferas más amplias, acentuándose la idea de que el pueblo lo
componían facinerosos, ignorantes, malvados, rufianes. El punto inicial se
dio en el cantón Calabozo hacia el mes de junio, apareciendo como líderes
locales el Alférez Pedro Pérez, Prudencio Toro y Jacinto Villavicencio;
acompañados de un grupo de 20 hombres, habían empezado a recoger
bestias y armas entre la población. En Guardatinajas, el hato de Belén y
Tiznados también se habían organizado hombres que recorrían dichas
localidades, con el objetivo de realizar “asesinatos y robos”, según las partes
oficiales. El Tribunal de 1° Instancia en Caracas informa el 21 de julio
que los encausados no eran conspiradores sino que sus causas se habían
procesado por robos.
No obstante, en la declaración que se le tomó a Prudencio Toro, este
señalo que la motivación de la sublevación era “…proclamar el Gobierno
de Colombia e ir a Caracas para reclamar la libertad, casa de Guzmán…”127
Reafirmó que en las reuniones que sostenían los amotinados se organizaba
la visita que harían a Antonio Leocadio Guzmán, pues se iba a desatar la
guerra. Aunque en la primera reunión solo asistieron 10 personas, más tarde
lograron juntar 80; al revelar los nombres de los cabecillas y de quienes
se fueron sumando al plan, trató de convencer a sus amigos para que se
les unieran, dejando por sentado que “… la revolución era contra la raza
blanca”; es decir, tenía que ver con pugnas sobre desigualdad racial y social.
También hace alusión a la ojeriza de algunos ciudadanos que pechaba
con altos réditos a la gente pobre y que solo una vez había “oído leer” el
periódico El Venezolano. En Lezama y Villa de Cura estaban en pleno
proceso revolucionario, actuando Pedro Vicente Aguado, Simón Flores,
Santos Salazar, Celestino Centeno, José María Alvarado y otros.
El 13 de junio de 1844 inició la revuelta en el cantón Villa de Cura
liderado por Juan Silva, acusándolo de pretender asaltar la cárcel publica,
matar a los individuos que cumplían las rondas municipales en calidad
de policías, incorporar los presos a la causa, para así iniciar el robo y el
pillaje en las casas de familia y los comercios. El grupo comandado por
Silva alcanzaba la cantidad de 30 a 60 personas aparte de los presidiarios
127 “Copia de la declaración de Prudencio Toro, encausado por conspiración.” Ibídem, f.31
Insumisión popular 1830 -1848 117
… el mismo Siso le dijo a ellos que él no hacia nada por si, sino mandado
por Caracas, a lo cual agrego [Juan] Silva que aquello era mandado por
[Antonio Leocadio] Guzmán, y que su plan era tomar Calabozo, después
a Ocumare y de allí salir a posesionarse de Caracas, para lo cual contaba
con doscientos hombres para destruir todos los señoritos que gobernaban
ahora, como también los isleños, ingleses y holandeses…128
128 “Expediente relativo a la conspiración que estallo en el cantón Villa de Cura el día 13 de junio
de 1844.” Ibídem, Tomo CCCII, 1844, F.163
118 Aura Rojas
mayoría tenían todas las características de ser gente del pueblo: sin ninguna
instrucción educativa ya que muchos no sabían leer ni escribir; ocupados
algunos de las faenas derivadas de la actividad agrícola, esto es, peones,
jornaleros, servidumbre; algunos vendían y compraban ganado a menor
escala; otros eran desempleados; y en algunos se exaltaban sus pocas
prendas morales y cívicas, siendo señalados como vagos, alcohólicos
consuetudinarios, etc. A ello se aunaba las consideraciones prejuiciados
sobre las diferencias condiciones raciales de la gente del pueblo; de hecho
se había llegado a realizar un reclutamiento forzoso de 20 hombres en la
población de Cura, enviados a Carabobo bajo las ordenes del Comandante
de Armas, de modo que al Secretario de Guerra y Marina manda averiguar
las razones de dicho reclutamiento lo cual se hallaba prohibido en la ley.
Sin embargo el Juez de 1° Instancia de Paz explica lo motivos:
131 “Sobre la conspiración que estallo en Villa de Cura el día 12 de junio. Segunda pieza.” Ibídem, Fs.
274/378
132 Ibídem, f. 421
Insumisión popular 1830 -1848 121
El ideal de líderes pero sobre todo del pueblo era la lucha por la
libertad económica y social, la igualdad real de manera que la aspiración
de una nación no solo soberana, sino de paz y progreso alcanzara para
todos, o por lo menos fuese extensiva a las mayorías que aun esperaban ver
materializadas las proclamas por las que había el mismo pueblo acompañado
la gesta emancipadora. Aún cuando la revuelta fue sofocada en Villa de
Cura y sus alrededores, en Carabobo se había levantado otro grupo, que
convocaba a las personas a unírseles de manera voluntaria, abrazando los
mismos ideales que adelantaron Siso, Silva y compañía; ahora quienes
proclamaban la libertad eran José de la Cruz Galean, Juan Salazar, Isidro
Caldera, Lorenzo Aguilar, José de la Cruz Salazar, Simón Tovar, Santos
Guarate, Juan Bautista Ochoa, Saturnino Infante, Eusebio Ruiz, José Pereira,
Vicente y Luis Izaguirre.
También en Cumana y Barcelona se manifestó la gente del pueblo,
pero bajo el tamiz de la contienda electoral. En Cumanacoa, Aragua y
especialmente Cariaco el grupo de simpatizantes de los liberales habían
provocado varias manifestaciones al observar que las tropas milicianas
tomaban ese pueblo que creían estaban apoyando al bando contrario, los
electores de cantonales que apoyaban la candidatura gubernamental en
cabeza de Carlos Soublette. La confusión y los reclamos también señalaban
la poca organización y falta de disciplina entre los milicianos, a quienes se
les había encargado vigilar que el orden no fuese turbado. Pascual Navarro,
Gobernador de la provincia de Cumana relata que los temores en Carúpano
y Cariaco no cesaban y por tanto había comisionado a “gente influyente”
de ambos partidos para tratar de contener las pasiones, confiando en que
las cosas no llegaran a tanto pues ello “… desdicen mucho de la cultura y
la civilización del país”; en Cariaco se terminaron las elecciones el 16 de
agosto en la que solo votaron 8 personas del partido Liberal, el resto no lo
hizo aduciendo que “… no tenían la libertad necesaria para ello.”134
En Maracaibo, el Gobernador José Aniceto Serrano había mandado
a custodiar la ciudad para evitar enfrentamientos entre los grupos
políticos pero que no llegaron a ser conatos de enfrentamientos135. Pero la
intranquilidad se respiraba por muchos lugares de la Republica; Antonio
Almea criador de San Juan Bautista en la localidad del Pao, relata en su
declaración como en Maracay, San Joaquín, Guacara, Villa de Cura, Ortiz,
El Sombrero, Chaguaramas, La Pascua, Tucupio, entre otras, de lo único que
se hablaba era del levantamiento de Julián Siso, al que se le venía uniendo la
gente de tropa de guarnición y milicias, algunos vecinos simpatizantes del
partido liberal; y buena parte de la porción que conformaban los pueblos.136
En el caso de Cumana, hubo de comisionar a los curas Dionisio Centeno
y Julián Llamozas para que se entrevistaran con los miembros principales
de los bandos políticos, que habían logrado esparcir el sentimiento de la
revolución, no solo entre la gente sencilla, sino también a través de la disputa
electoral del año 1844137. El estallido que había comenzado en Villa de Cura,
134 “El Gobernador de Cumana da cuenta de algunos sucesos acaecidos con motivo de las elecciones
en la provincia.” Ibídem, Tomo CCCIV, 1844, Fs. 463 a 468
135 “Medidas de seguridad dictadas por los Gobernadores de Maracaibo y Cumana con motivo de
la agitación de los partidos eleccionarios de 1844.” Ibídem, Fs. 187 a 194
136 “Declaración del testigo Antonio Almea referente a los sucesos que han perturbado la tranquilidad
publica en la provincia de Barcelona.” Ibídem, Tomo CCCVI, 1844, Fs. 374 y 374-vto.
137 “Oficio del secretario de Hacienda al del Interior. Transcribe lo resuelto por la Junta Económica
de Hacienda de Cumana, sobre pago de transporte de los Pbros. Dionisio Centeno y Julián
Llamozas, quienes fueron a Cariaco a restablecer la calma a raíz de los disturbios ocurridos entre
los partidos políticos de aquel cantón.” Ibídem, Tomo CCCVII, 1844
Insumisión popular 1830 -1848 123
138 “Documento relativo a la insurrección de mas de 300 hombres capitaneados por el coronel
Centeno en la parroquia de Lezama, Chaguaramas.” Ibídem
139 “Testimonio de los actos principales del proceso seguido contra Florencio Reyna y demás cómplices
en la conspiración de Lezama.” Ibídem, f.281-vto.
140 Ibídem, Fs.284 a 302-vto.
124 Aura Rojas
con el alzamiento144. El resto del grupo que a la fecha ya alcanza las 600
almas, decidieron desertar y/o huir hacia otras localidades, llevando consigo
la esperanza de que en el futuro llegaría la ocasión para “reformar las leyes”
en pro de justicia social145; las autoridades por su parte se congratulaban de la
victoria contra los insurrectos pues “…quedo satisfecha la vindicta nacional
confiada a los fieles ciudadanos, y promulgando un ejemplar que refrenara
en lo sucesivo las malignas intenciones de los desvergonzados y díscolos.146”
El gobierno ofreció el perdón a quienes se acogieran a él voluntariamente,
sin embargo, muy pocos se presentaron ante las autoridades competentes,
de modo que buena parte del grupo revoltoso andaba deambulando en
diversas localidades del país, hacia el 26 de noviembre; es así como el
Gobernador de Caracas, Mariano Ustariz ordena la persecución de los no
arrepentidos147. 113 personas implicadas en la conspiración, la mayoría
pobladores de Lezama, algunos de Altagracia y otros de Taguay, prefirieron
enmendar su conducta; a diferencia del resto de los participantes que había
alcanzado una tropa de hasta 600 hombres como ya lo señalamos148. Los
lezameros perdonados alegaban que habían sido forzados a participar
en la sublevación, a través de líderes locales pero de menor jerarquía que
Centeno y Alvarado; la mayoría tenían como profesiones las de labrador,
conuquero o jornalero; muy pocos eran esclavos; y en general se les “había
hecho creer” que serían “reclutados y embarcados para Inglaterra”, con el
objeto de esclavizarlos149.
144 “Oficio del Secretario de Guerra y Marina al del Interior. Participa la destrucción del motín
acaudillado por el Coronel Celestino Centeno y Capitán José Maria Alvarado.” Ibídem, f.250
145 “Documento relativo a la faccion de Lezama.” Ibídem, f.335
146 “Documentos relativos a la facción de Lezama.” Ibídem, f.358
147 “Comunicación del Gobernador de la provincia de Caracas, Mariano Ustariz, al Secretario del
Interior, relativa a los sucesos en el cantón Orituco.” Ibídem, Fs. 23 a 23-vto.
148 “Expediente relativo a la facción de Lezama.” Ibídem, Tomo CCCXII, 1844, Fs.88 a 89-vto.
149 Ibídem, Fs. 103 a 116
126 Aura Rojas
Podemos afirmar que la Revolución de Río Chico del año 1846 viene
a constituir en mucho la continuación de las revueltas que se iniciaron
en 1844; los elementos de crisis económica golpeando al pueblo y a los
pequeños productores, la agitación periodística y el tema eleccionario, serán
los mismos condimentos que llevaron a individuos como Manuel María
y Juan Bautista Echeandía, Domingo Briceño y otros representantes del
partido Liberal a ser reconocidos como líderes de esta asonada; teniendo
como norte elevar a Antonio Leocadio Guzmán a la silla presidencial. Pero
también aquí descuellan otros liderazgos locales tales como los del indio
Francisco José Rangel, Ezequiel Zamora, Rafael Flores (el Calvareño), Pedro
Vicente Aguado, Pedro Aquino, Pedro Nolasco Urbina.
Los antecedentes de esta revuelta se hallan en la explosión que estalló
hacia el año 1844, como lo hemos señalado; la motivación para que el pueblo
venezolano decidiera esta vez acompañar a los líderes políticos en ella, no
era otra sino la lucha por reivindicaciones sociales para jornaleros, peones,
esclavos, desempleados, etc. Mucho del accionar del pueblo dentro de este
movimiento se hallaba ligado a la promesa de repartir las tierras entre los
pobres y la libertad de los esclavos, cosa que no se halla en ninguna de las
proclamas ni registros periodísticos revisados en esta investigación.
No solo el pueblo tenía vertidas sus esperanzas en la revolución;
también un grupo de propietarios y comerciantes vieron con simpatía el
movimiento pues hubiese podido significar mejoras en sus actividades
productivas y políticas, al decir de lo que ellos mismos manifestaron en su
momento.
Es así como los motivos que se manifestaron en la época para que se
iniciara esta revolución eran variados, según lo apuntado por José Antonio
Páez:
153 “Sumario iniciado contra Diego Antonio Márquez por haber proferido palabras subversivas
contra el orden público.” Ibídem, Tomo CCCXXXII, 1846, Fs. 348 a 350-vto.
154 “El Presidente de la República obtiene el consentimiento del Consejo de Gobierno para emplear
la fuerza armada permanente contra las facciones que conmueven la República.” Ibídem, Tomo
CCCXXXVII, 1846, F.353
130 Aura Rojas
155 “Circular de la Secretaría del Interior, referente al orden público.” Ibídem, Fs. 368 a 390
156 “El Ejecutivo excita al señor Provisor y Gobernador del Arzobispado de Caracas a separar temporal
o perpetuamente a varios curas párrocos de las provincias de Caracas y Carabobo, porque se han
lanzado en la política de una manera ofensiva al gobierno.” Ibídem, Tomo CCCXXXVIII, 1846,
Fs. 201-bis a 221-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 131
era un engaño el que se nos estaba haciendo, que lo que querían eran
esclavizarnos y que era preciso sacar el limpio el partido liberal160.” Mateo
Sojo aseguró que el movimiento era “…para defender el partido liberal
de Guzmán”; este hombre de más de 60 años, aunque no sabía leer y
escribir y en muchas ocasiones no entendía las motivaciones de los líderes,
aseguraba:
El mismo Echeandia hacia citar a los vecinos a sus casas y después se ponía
a persuadirlos, leyendo unas veces unas gacetas en que se decía una porción
de cosas que muchos no entendían y otras amenazando con que mataría,
quemaría las casas y haría huir la gente y que el Gobierno que existía iba a
coger toda la gente de color y a embarcarla para la Inglaterra.161
José Jesús Rengifo alegó que la idea era “… sostener el partido liberal
a favor de Antonio L. Guzmán y contra los oligarcas”; Ramón Hernández
se unió al grupo de Echeandia porque le habían asegurado que el partido
liberal “… era muy bueno y que íbamos a gozar de muchos fueros”; agrego
además que cuando elevaran como presidente a Guzmán “…se le daría
dinero a todos los pobres y cogería a todos los grandes del otro partido para
ponerlos a servir”; otros reos que declararon fueron José Félix Rondón,
Juan de Mata Madera, Francisco Hernández (esclavos), que adujeron haber
sido obligados por Juan María Echeandía bajo amenazas de muerte, palos,
etc.; no todos participaron de las acciones pues eran más bien enrolados
como soldados de tropa que otra cosa; parece evidente que efectivamente
su accionar fue bajo coacción de los sublevados, engañados en la especie
de que todo el país estaba con el partido liberal; lo más resaltante es que
el mismo argumento de Napoleón Arteaga en Barinas sobre la venta de la
gente de color a los ingleses, fue usado por Echeandía para convencer o
“persuadir” a la gente del pueblo de Río Chico, lo cual podría entenderse
si lo hubiesen esparcido entre los esclavos, pero fue un argumento que
avaló el Concejo Municipal de la zona. La declaración de un anciano que
tomo parte en la facción oyó decir entre la gente del pueblo que “… los
Localidad N° de personas
comprometidas en la revuelta
Aragua 4
Araure 1
Areo 4
Baúl 2
Boca de Tacarigua 1
Calabozo 1
Camatagua 1
Caracas 3
Caucagua 1
162 “Expediente relativo a las causas seguidas a varios reos de conspiración.” Ibídem, Tomo CCCXL,
1846, F.3
Insumisión popular 1830 -1848 135
Cura 1
Curiepe 4
Encantada 5
Guanare 1
Guapo 4
Guarive 4
Güigue 3
La Guaira 1
La Palma 1
Los Guayos 4
Magdaleno 8
Mamporal 1
Margarita 1
Maruria 1
Onoto 12
Pan de Palo 1
Panaquire 8
Pao 4
Parapara 1
Potrero 4
Pueblo Nuevo 8
Río Chico 15
San Lorenzo 3
San Mateo 2
San Pablo 26
Santa Cruz 1
Santa Rosa 11
Tacarigua 7
136 Aura Rojas
Tacasuruma 1
Tapipa 1
Tacarigua 1
Turmero 1
Valencia 3
Vallecito 1
Villa de Cura 5
Sin Información 15
Agricultor 6
Armero 1
Carpintero 2
Comerciante 5
Criador 3
Conuquero 24
Enjalmero 1
Esclavo 3
Hacendado 3
Industrial 1
Jornalero 16
Labrador 100
Latonero 1
Negociante de Ganado 1
Pulpero 1
Insumisión popular 1830 -1848 137
Quincallero 1
Registrador/Maestrescuela 1
Zapatero 1
Sin Información 19
163 “Listas de los individuos comprendidos en el Decreto de Indulto de 8 de junio de 1847.” Ibídem,
Tomo CCCXLIX, 1847, Fs. 385 a 391
164 “Causas seguidas por conspiración en el Tribunal de Primera Instancia del primer circuito de
Barcelona.” Ibídem, Tomo CCCXL, 1846, F.130 y siguientes.
138 Aura Rojas
septiembre y octubre de ese año de 1846. Las acciones en Santa Lucía habían
provocado que los vecinos y la gente notable durmiera en la plaza principal,
reunir las pocas armas con las contaban y asegurar los bienes materiales que
tenían; la motivación de los insurrectos se debía que deseaban “…impedir
que en su pueblo se cogiesen los vecinos, que el gobierno debía entregar
un millón de venezolanos a los ingleses en pago de la deuda165”; un oficio
del Gobernador Agustín Codazzi al Secretario de Interior y Justicia informa
sobre la captura de un espía del grupo insurrecto, quien declaró sobre la
asonada y el liderazgo de Arteaga como cabecilla de la misma; éste se hallaba
en Sabaneta de Obispos, donde todos los habitantes estaban pronunciados
a favor del partido guzmancista.
En las solicitudes de indultos que a partir del mes de octubre del 1846
y por el resto del año 1847, los testimoniales refrendan las ideas que alegaban
los jornaleros, conuqueros, labradores y otros como participes en la contienda.
A pesar de que el gobierno nacional decretó un indulto que entró en vigencia
el 3 de noviembre del 46, el cual firmó el Presidente de la República Carlos
Soublette166, los efectos de la revolución habían incidido negativamente en la
vida cotidiana y económica de los habitantes de varias provincias, tal como
fue el caso de los franceses que habitaban en Calabozo y Chaguaramas y que
fueron despojados de cabezas de ganado y caballos por parte de los alzados.
En un reclamo que hacen desde la Legación y Consulado General de Francia
en Venezuela, exponen las calamidades que les habían sobrevenido:
… cuando el Concejo Municipal del cantón sacó a remate todos los ramos
productivos y que componen parte de las rentas municipales, fue admitida la
proposición que hice respecto del derecho de peaje que se cobra en el sitio
de Garrapata y también del consumo de reces de la parroquia Curiepe (…)
En virtud de este remate quedé comprometido a pagar en la administración
la cantidad de 500, 03 centavos por lo primero, y de 828,52 centavos por
lo segundo, debiendo hacer los abonos mensualmente (…) Más es el caso
en que hoy me encuentro por consecuencia de los trastornos políticos en
estos valles (…)168
167 “Reclamo de súbditos franceses saqueados por los facciosos.” Ibídem, Tomo CCCXL, 1846,
F.29
168 “Julián Hernández, rematador del impuesto de reses en Curiepe solicita rebaja por los perjuicios
que ha sufrido con motivo de la insurrección de Río Chico.” Ibídem, Tomo CCCXLI, 1846,
F.279
140 Aura Rojas
169 “Recomendaciones del Gobernador de Barinas, Agustín Codazzi para que las autoridades civiles y
eclesiásticas colaboren en el restablecimiento del orden y el trabajo.” Ibídem, Tomo CCCXXXIX,
Insumisión popular 1830 -1848 141
1846, F.329
170 “Decreto de indulto de 8 de junio de 1847.” Ibídem, Tomo CCCXLIX, 1847, Fs. 392 a 396-vto; y
“Decreto del 21 de junio por el cual se amplía el de indulto del 8 del mismo mes.” Ibídem, Tomo
CCCL, 1847, Fs. 152 a 154
142 Aura Rojas
por los constantes rumores, que van y viene como livianas bolas rodantes,
la masa popular concentrada trata de asaltar el local.
Sonó un disparo, preludio de la tragedia. Fuerte y cerrado tiroteo hay a
las puertas del edificio. Los diputados conservadores tiemblan de pánico.
(…) Muertos, los representantes José Antonio Salas, Francisco Argote y
doctor Manuel María Alemán. Herido de gravedad el representante Santos
Michelena, quien falleció poco después a consecuencia de una bayoneta
anónima.171
Si me equivoqué, soy solamente culpable por esto, nunca por haber querido
dañar a la República. Pensé que el General Monagas llegaría sin prevenciones
al primer puesto nacional, y que por sus cualidades de Jefe antiguo, de padre
de familia y de gran propietario, apoyaría decididamente la cuasa [sic] del
orden. La República temió lo contrario: siempre desconfiaron los patriotas
de las intenciones del General Monagas, y hasta las [sic] víspera de la
elección, una gran mayoría estuvo fuertemente pronunciada contra él. Nunca
he tenido que agradecer más a mis compatriotas, que cuando deferentes a
mis indicaciones, se decidieron por un candidato que, a sus ojos, no ofrecía
ningunas garantías a los principios proclamados en 1830.172
171 Héctor Mújica, La historia en una silla ¿Quiénes fueron los Guzmán? pp. 107-108
172 “Manifiesto del General en Jefe, José Antonio Páez”, San Thomas, 1 de agosto de 1848. En:
Marjorie Acevedo Gómez, José Antonio Páez repertorio documental, p. 368
144 Aura Rojas
Si todos los oligarcas son como tú se jodi… conmigo porque a todos los
cogo por el pescuezo y me cag… en ellos; ustedes se han metido un palo
en el cul… con la presidencia de Monagas.175
174 “Raimundo Manzano puesto a disposición del juez por proferir palabras obscenas y sediciosas.”
Ibídem, Tomo CCCXLIX, 1847, F.45-vto.
175 Idem
146 Aura Rojas
176 “Cartas del General José Antonio Páez y del General José Tadeo Monagas en las que se comprueba
que aquel reúne gente armada para turbar el orden público.” Ibídem, Tomo CCCLXV, 1848
177 “Varias causas seguidas a los afectos del levantamiento de José Antonio Páez”. Ibídem, Tomos
CCCLXV a CCLXXXVI, 1848
Insumisión popular 1830 -1848 147
por una fuerza organizada por el mismo Gobierno. ¿No tiemblan los autores
de tamaña maldad al divisar los días de amargura que han preparado a la
patria? ¿Hay quien imagine que un pueblo que ha hecho tantos sacrificios por
la libertad, el heroico pueblo de Venezuela, deje pasar sin contradicción, sin
traer a un severo juicio, el degüello de varios de sus dignos Representantes,
en el mismo salón de sus sesiones, y de otros estimables ciudadanos? Yo
pienso todo lo contrario.178
Quien fue acusado alguna vez como tirano, oligarca y otros epítetos,
178 “Apéndice. Comunicación al Excelentísimo Señor General José Tadeo Monagas.” En: Marjorie
Acevedo Gómez, José Antonio Páez repertorio documental, pp 381-382
179 Ibídem, pp.387-388
148 Aura Rojas
ahora vuelve por sus fueros y devuelve la moneda hacia los representantes
del Estado, a quienes ayudó a elevar a dichas posiciones. Los partidarios de
oposición y aún la gente del pueblo que se lanzó en la lucha revolucionaria-
reivindicativa, eran los receptores de esta proclama; atrás quedaron las
luchas del año 30 y 31, la de la Revolución de las Reformas y la Revolución
Liberal, así como las revueltas de Lezama; para mencionar solo los grandes
movimientos producidos en el período 1830-1848. El llamado era para
defender la libertad que había sido moldeada al fragor del pensamiento de
las clases dominantes; no a la que el pueblo aspiraba y que había estado
tratando de modelar, algunas veces de manera abstracta, otras veces para
derribar las diferencias raciales y económicas que mediaban entre las clases;
las más de las veces de manera violenta, pero con un contenido, que aunque
impregnado de las pugnas político-partidistas, pujaba por la construcción
de una sociedad ideal.
En una comunicación dirigida al redactor del periódico El Revisor,
José Antonio Páez hace un balance sobre los prejuicios y las desigualdades
sociales como puntas de lanza de dichas pugnas y rivalidades. Señala lo
siguiente:
181 José Francisco Farfán fue un oficial, con el rango de Coronel obtenido por sus servicios en la
Guerra de Independencia; había batallado junto con José Antonio Páez desde 1816; finalizada la
Guerra se retiró a su residencia en el Estado Apure, hasta 1836-1837, años en los que se alzó en
contra del gobierno venezolano: “A comienzos de 1837 nuevamente se declaró en rebeldía en
Guayana y marchó hacia San Fernando y le puso sitio; Páez organizó una fuerza y con Agustín
Codazzi de Jefe de Estado Mayor, se traslado al Apure contra el insurrecto en las cercanías de
San Juan de Payara se enfrentaron (26 de abril)…” Héctor Bencomo Barrios. “Farfan, José
Francisco”. En: Diccionario de Historia de Venezuela, Tomo 2, p.316. Francisco González Guinan
dice sobre el origen y causas del levantamiento de Farfán lo siguiente: “… a mediados del mes de
abril [1836] apareció insurreccionado en las costas del río Arauca, provincia de Apure, el Coronel
José Francisco Farfán. Apure era el centro o la residencia de terribles guerreros, muchos de ellos
antiguos conmilitones de los Jefes realistas Boves y Yánez, y después tenientes distinguidos del
ejercito republicano regido por el General Páez. La guerra les había endurecido el carácter, y más
que a la razón no sabían ceder sino a la fuerza. De ese número eran los Coroneles Juan Pablo y
José Francisco Farfán, más ensimismados todavía después del triunfo de la Independencia porque
todos ellos habían venido a ser dueños de fincas pecuarias confiscadas a los realistas.” Historia
contemporánea de Venezuela, Tomo II, pp. 473-474
152 Aura Rojas
a. Movimientos Locales
182 Francisco María Farías fue un oficial que combatió tanto en el ejercito realista como en el patriótico
en el proceso de la Guerra de Independencia; una vez conquistada para Venezuela la libertad,
fungió como político, siendo incluso elegido como Jefe Civil y Militar en el estado Trujillo. Sin
embargo, se unió al movimiento de las reformas entre 1834 y 1835, siendo el líder del movimiento
en los Puertos de Altagracia en Maracaibo, en donde fue nombrado jefe supremo de la localidad.
Ante la derrota, se dirige a los Estados Unidos para planear otro movimiento revolucionario, el
cual intenta en 1838, con pocas armas y recurso humano; fue capturado en febrero de ese año y
condenado a la pena de muerte por conspirador; esto se realizó en la Plaza de San Sebastián de
Maracaibo ese mismo año. Rutilio Ortega González. “Farías, Francisco María.” En: Diccionario de
historia de Venezuela, tomo 2, p.317
Insumisión popular 1830 -1848 153
183 “Expediente relativo a la conspiración proyectada por el excoronel Farfán, para invadir a Venezuela
por las provincias de Apure y Barinas.” Archivo General de la Nación, Sección Secretaría de Interior
y Justicia, Tomo CXC, 1839, Fs. 329-329-vto.
184 Francisco González Guinan, Historia contemporánea de Venezuela, Tomo II, p.474
154 Aura Rojas
187 En octubre 14 de 1830 se sancionó la “Ley sobre Delitos de conspiración o traición, su juicio
y penas”, que venía a sustituir la aprobada el 20 de febrero de 1828 cuando todavía Venezuela
formaba parte de la Republica de Colombia. En ella se establece que estos delitos debían ser
sustanciados en los tribunales ordinarios juridisccionales y que se podía apelar las decisiones a las
Cortes Superiores de Justicia. También se establecía una gradación para la conspiradores según la
clase de los actos perpetrados: “Art. 2° Son traidores o conspiradores de primera clase, y sufrirán la
pena de muerte: 1° los que residiendo en el Estado de Venezuela tomen las armas voluntariamente
para hacerle guerra a favor sus enemigos, o por destruir o trastornar las bases del Gobierno
establecido por su Constitución, o para impedir o disolver las reuniones constitucionales ordinarias
o extraordinarias del Congreso, de la corte suprema y cortes superiores de justicia, del Consejo
de Estado, de las diputaciones provinciales y asambleas electorales y parroquiales, o para coartar
o violentar la libertad en el ejercicio de las atribuciones que les designa a dichas corporaciones la
Constitución, o para deponer al Presidente del Estado o a cualquier otro magistrado, coartarles
o violentarles el ejercicio de sus atribuciones legales: 2° los que se coligan entre sí, o con algún
enemigo del Estado para ejecutar crímenes expresados en el número anterior: 3° los que mantengan
inteligencia de palabra o por escrito con o los enemigos de Venezuela para facilitarles la entrada
en su territorio, o para entregarles alguna parte de él, de su marina o ejército, o proporcionarles
cualesquiera auxilios para sostener la guerra contra el Estado: 4° los que persuaden o aconsejen
todos estos delitos. Art. 3° Son traidores o conspiradores de segunda clase, y sufrirán la pena
de cinco años de presidio y separación perpetua de la provincia en que cometieren el delito, los
que sabiendo que se trama o que está tramada una traición o conspiración de primera clase no
la descubrieren o denunciaren a la autoridad pública. Art. 4° Son traidores o conspiradores de
tercera clase, y sufrirán la pena hasta de cuatro años de expulsión de Venezuela, o confinación a
un lugar determinado de ella: 1° los que esparcen noticias o papeles manifiestamente seductores
del enemigo, o de cualquiera otro contra el Estado; y 2° los que resistieren directamente
cumplir las providencias decretadas por el Gobierno para salvar el país, fuera de los casos de los
artículos 136, 186 y 187 de la Constitución.” Leyes y Decretos de Venezuela, 1830-1840, p.102. Más
tarde entra en vigencia la Ley de 15 de junio de 1831 “reformando la de 1830 N° 61, Sobre el
modo de proceder contra los conspiradores y las penas en que incurren”, la cual buscaba que
la administración de justicia fuese más expedita para solucionar los casos de conspiración y
traición a la patria, visto que en la república no se contaban con jueces aptos para llevar adelante
la ordenanza establecida en la ley, por lo que se delega en los jueces civiles la potestad de iniciar
y sustanciar estos casos. Ver: Ibídem, pp.123-125. Los Artículos 136. 186 y 187 de la Constitución
de la República de Venezuela de 1830, establecía el procedimiento legislativo para la aprobación
de las leyes y decretos en el territorio venezolano, así como también las limitaciones que acusaban
156 Aura Rojas
los funcionarios públicos para emanar leyes contrarias a las garantías sobre derechos individuales
y civiles. Ver: Las constituciones de Venezuela (Compilación y estudio preliminar de Allan Randolph
Brewer Carías), pp. 439-460
Insumisión popular 1830 -1848 157
que no los matase y se llevaran lo que quisieran, les repusieron que no los
dejaban vivos porque iban a decir donde estaban.188
[que] no había matado persona alguna, que se encontraba allí con armadas
mandado por el coronel Farfán y a las órdenes de Antonio Franco; que
éste le comisionó para tomar una casa y cumplió su comisión sin derramar
sangre alguna, sino haciendo sólo un prisionero y que los asesinatos los
cometieron los demás a las órdenes del capitán Franco. Confiesa, pues,
que hubo invasión a mano armada; que él era de la partida invasora y que
hubo asesinatos; y aunque éstos los atribuye a otros y él mismo se supone
subalterno…189
188 “Sentencia de muerte impuesta a Pedro García. Ibídem, Tomo CCXV, 1840, F.295
189 “El Presidente de la Corte Superior de Justicia, José de Sistiaga, acompaña al Secretario del
Interior, testimonio de la sentencia pronunciada por aquella corte en la causa criminal seguida
contra Domingo Chacón, por el delito de conspiración.” Ibídem, Tomo CCXLI, 1841
158 Aura Rojas
tomado las armas a favor de la República el año 12, bajo las órdenes de
Féliz Roso.191
193 “Copia de la sentencia pronunciada por el Juez Letrado de Hacienda del Circuito de Río Hacha,
en la causa contra los auxiliadores del faccioso Coronel Francisco María Farías.” Ibídem Tomo
CCIX, 1840
194 “Expediente relativo a la facción del General José María Obando en la provincia de Maracaibo.”
Ibídem, f.26
162 Aura Rojas
195 “Expediente relativo a los partes de los Gobernadores de Provincia, sobre los trastornos de la
Nueva Granada.” Ibídem, Tomo CCXVII, 1840, F.12
Insumisión popular 1830 -1848 163
196 “Oficio del Gobernador de la provincia de Caracas, al cual adjunta copia de lo actuado en la
averiguación para conocer las personas comprometidas en la conspiración denunciada por el
señor José R. Fuentes.” Ibídem, Tomo CCLXXXIII, 1843, Fs.88/88-vto.
197 La Ley de Libertad de Contratos fue quizás una de las reformas jurídicas que más impacto causó
en la sociedad venezolana, que venía en proceso de recuperación del erario público, debido a
los gastos generados por la Guerra de Independencia y la necesidad de reactivar la economía
interna. En un intento por insertar a Venezuela en la égida de los países capitalistas y dinamizar
164 Aura Rojas
sus relaciones de intercambio, se puso en funcionamiento esta Ley como parte de un grupo que
pretendía modernizar la economía venezolana. En su artículo 1° se establece no sólo el objeto
de la misma sino que también se estipula lo referido a los procesos de remates de bienes de los
deudores: “Puede pactarse libremente, que para hacer efectivo el pago de cualquiera acreencia
se rematen los bienes del deudor, por la cantidad que se ofrezca por ellos el día y hora señalados
para la subasta.” En el artículo 4 se establece la imposibilidad de no retractarse por parte, sobre
todo, de los deudores: “En los remates que se celebren a virtud de lo dispuesto en el artículo 1°
de esta ley, cesa el privilegio del retracto; y ninguna corporación ni persona, podrá reclamar lesión
ni restitución in integrum.” Tomado de: “Ley de 10 de abril de 1834 sobre libertad de contratos).
En: Leyes y Decretos de Venezuela 1830-1840, p.22
198 “Sucesos en los cantones del Tuy en el año de 1843.” Ibídem, Tomo CCLXXXVI, 1843, F.318
Insumisión popular 1830 -1848 165
… una de éstas, vecina de este pueblo, que hace poco días regresó de
Caracas, condujo tres o cuatro cartas para otros tantos indios, los cuales
tuvieron por objeto brindarles con la revolución y los medios que son
consiguientes, marcándoles como más halagüeños la posesión de los
destinos civiles y militares. El conductor de estas cartas lo ha sido el Señor
Juan Vicente Mirabal, quien maquina también en el atolladero de revolución
de clases.201
200 Juan Antonio Sotillo fue un soldado que participó en la Guerra de Independencia bajo las órdenes
de José Tadeo Monagas. Fue Comandante de Armas de la provincia de Barcelona en 1833; Jefe
Militar de la Provincia de Apure en 1849; fiel servidor de José Tadeo Monagas, se va al exilio
hacia 1858 y luego intenta invadir a Venezuela sin éxito. Participó en la causa federal a partir de
1859 hasta 1863. En 1868 se alista como militar en el grupo de José Tadeo Monagas en lo que se
denominó la Revolución Azul. Tomado de: Diccionario de Historia de Venezuela, Tomo 3, pp.1177-
1178
201 “El Gobernador de la provincia de Apure, transmite al Gobierno las noticias sobre preparación
de una revolución.” Ibídem, Tomo CCXC, 1843, F.349
Insumisión popular 1830 -1848 167
… los hombres de aquel lugar son imbéciles y tienen una tendencia natural
a lo perverso y lo malo; y no es de dudarse que un individuo poseído de
las mismas ideas y valiéndose de una época tan crítica como la que hoy
experimenta Nirgua, llegue ahí, meta la tiranía, y se haga de una fuerza difícil
después de debilitar y que puede traer muy graves resultados.203
202 “Disturbios en el cantón Nirgua de la provincia de Carabobo.” Ibídem, Tomo CCXCIII, 1843,
F.5
203 Ibídem, f.9-vto.
168 Aura Rojas
De esta larga acta muchas son las aristas que se pueden analizar; el
punto quizás más relevante es cómo las autoridades locales y nacionales
consideran estúpidos y perversos a una porción de la población que fue
capaz de reunirse, discutir y decidir sobre el presente y el futuro de su nación.
Probablemente el acta no fue redactada por el mismo pueblo o por aquel
cabecilla que fue considerado un loco, pero sí se ve cómo dan cabida a una
serie de aspiraciones que les son propias y que consideran redundarían
en beneficios para ellos. Al inicio del acta les otorgan preeminencia a los
padres de familia y a los ciudadanos, no se les desconoce como cabezas
dentro del todo social; podría pensarse que este pueblo se parangona con
aquellos que clásicamente se consideraban ciudadanos; por ello insisten
en la igualdad. Y ven cómo todo un entramado jurídico perjudica desde
el hombre principal de las clases dominantes, así como a la gente sencilla
del pueblo que sentía y vivía la discriminación social por sus condiciones
de humildad, ignorancia, ocupación o por su color de piel. La plebe como
lo denominan las autoridades locales, apoya este documento, que además
aboga por el mantenimiento de nomenclaturas antiguas enseñadas y acatadas
desde la iglesia católica y que les condicionaron y les dieron cuerpo a una
idea de mundo.
Al final de la fallida acta se inserta un verso, escrito por Adelaida,
sobrina de alguno de los posibles cabecillas de este intento de revolución,
como demostración de afecto, pero también para destacar las cualidades
positivas de un hombre de pueblo.
El año de 1843 fue bastante convulsionado como puede apreciarse
y fue el caldo de cultivo para la Revuelta que estallaría hacia 1844. En
Altagracia de Orituco, Donato Mejías gritaba públicamente que se iba
a invadir la parroquia en agosto de 1844; todo ello lo expresó estando
ebrio. Sin embargo, producto de la investigación que se adelantó, se pudo
constatar que un grupo de hombres comandados por Gregorio González,
José Félix Sojo, Pablo Paredes, Juan Núñez, Andrés Vargas y José Isturres,
sí pretendían asaltar Altagracia para “asesinar algunos vecinos”, es decir,
gente notable205. De las averiguaciones adelantadas no se infiere los motivos
por los cuales este grupo decidió tomar la vía revoltosa, sólo que Gregorio
Gonzáles había estado repartiendo pasquines en contra del gobierno. Es de
205 “Plan de revolución descubierto en Altagracia de Orituco.” Ibídem, Tomo CCCIII, 1844, Fs. 218
a 228
Insumisión popular 1830 -1848 171
206 “Muerte del faccioso Juan Aponte en la parroquia de Guardatinajas.” Ibídem, Tomo CCCVIII,
1844, Fs. 128 a 132
172 Aura Rojas
207 “Desordenes acaecidos en el cantón Cabudare, provincia de Coro.” Ibídem, Tomo CCCXXXV,
1846, F.118
208 “Noticia de las causas seguidas por conspiración en el Tribunal de Primera Instancia del tercer
circuito de Carabobo.” Ibídem, Tomo CCCXLII, 1846, Fs. 337 a 345
209 Nómina de varios individuos comprometidos en la facción de Turén que han sido pasados a
disposición del Alcalde parroquial de El Baúl para las averiguaciones del caso.” Ibídem, Tomo
Insumisión popular 1830 -1848 173
Una causa por desórdenes de tipo electoral dio pie para abrirle
un juicio por conspiración a Guillermo Álvarez, Antonio Marzal, Justo
Higuera y José Rafael López, en el cantón Casigua en 1847. En esta fecha
se debía reunir el colegio electoral a objeto de su instalación y posterior
proceso en el Concejo Municipal. Los imputados apoyaban a un grupo
político denominado Los Progresistas; al intentar la instalación, Álvarez
y su grupo:
211 “Captura y juicio contra el Comandante José María Hermoso por conspiración y otros excesos.”
Ibídem, Tomo CCCXLVII, 1847, Fs. 47/47-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 175
212 “Causa de conspiración contra Antonio Fermín.” Ibídem, Tomo CCCXLVIII, 1847, F.160-vto.
176 Aura Rojas
213 “Sucesos en la provincia de Margarita.” Ibídem, Tomo CCXCIX, 1844, Fs. 4-4-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 177
Aumentabase la reunión del Norte, según los avisos que recibía y como
esta novedad agitaba el ánimo de los vecinos, resolví comisionar al señor
Comandante de Armas para que marchase al Norte y se impusiera del
objeto del movimiento, su origen, autores y cómplices (…) A pesar de los
esfuerzos del dicho señor Comandante de Armas, no logró disolver las
fuerzas porque ésta rechazó cuantas reflexiones él le hiciera (…) el objeto
con que aquella gente se había reunido era con el de pedir se hiciera efectiva
la solicitud que habían hecho en mayo último, para que se depusiera de la
Jefatura Política del 2° cantón al que la estaba ejerciendo y se expulsase
del país junto con otros señores más. A esto contestó que yo no podía
prestarme a tan ilegal pretensión porque el modo con que se hacía era
inconstitucional, que depusieran las armas y se retirasen a sus hogares, y
que si desgraciadamente continuaban desoyendo la voz de la ley y la razón
e insistían en sus demandas, obraría por la fuerza para hacerles entrar en
la línea de su deber.215
… A pesar de que fue una falta enorme la que se cometió por la tropa
reunida inconstitucionalmente en el Norte, ella es disculpable, porque
puede asegurarse que no obró sino por instigaciones o sugestiones de
algunos descontentos, pues siendo la mayor parte de los naturales de este
país de carácter dócil y sencillo, obra con facilidad en ellos la seducción y
el engaño. Así es que los que componían la reunión, en las diversas veces
que les excite a retirarse a sus casas, pretextaban respeto y sumisión al
gobierno y a las leyes.216
Entre diciembre del año 1845 a marzo del año 1846, sucedió una
especie de revuelta en Calabozo, en la que se hallaban involucrados los
hermanos Juan y José Gabriel Rodríguez, quienes asaltaron la cárcel pública
de dicha localidad con el fin de liberar al padre de los mismos. En virtud de
que en el año de 1846 se desarrollaba la Revuelta de Río Chico o Revolución
Popular, el Poder Ejecutivo decidió aplicar la pena de muerte de José Gabriel
Rodríguez, visto que las ramificaciones de esta revuelta habían penetrado
varias poblaciones del Llano venezolano, incluido Calabozo.
La situación del padre y de la familia de los hermanos Rodríguez fue
descrita de una forma desgarradora por parte de cuarenta y ocho vecinos
de San Fernando de Apure, a objeto de lograr la clemencia del gobierno
217 “Oficio del gobernador de Margarita, Ramón Pérez, al Secretario del Interior. Remite copia de la
sonada del 6 de octubre e informa acerca de las consecuencias de ésta.” Ibídem, Tomo CCCXII,
1844, F.71-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 181
218 “Testimonio de la sentencia de muerte pronunciada por la Corte Superior de Justicia contra José
Gabriel Rodríguez por el delito de conspiración.” Ibídem, Tomo CCCXXIX, F.330
219 Ibídem F.330-vto.
182 Aura Rojas
… sí temo, es por el pueblo, nada por mi persona que consagrada una vez
a la patria y al servicio público, sacrificaría gustoso en obsequio de sus
derechos (…) hablo en este lugar, no como Eduardo Hopford acusado ante
la Corte del Distrito de Oriente, sino como Gobernador de la Provincia en
ejercicio de las funciones de tal.220
220 “El Presidente de la Corte Superior del Distrito de Oriente participa que el Gobernador de
Cumaná amenaza a dicho cuerpo con una revolución.” Archivo General de la Nación, Sección
Secretaría de Interior y Justicia, Tomo CVII, 1835, F. 356
Insumisión popular 1830 -1848 183
221 “Expediente sobre el conato de trastornos habidos en Carúpano con motivo de las elecciones
de 1842”. Ibídem, Tomo CCLXVI, 1843, F.70
184 Aura Rojas
del gobierno local y el nacional. Por su parte, los curas involucrados en este
conato subversivo eran ambos de la orden de los capuchinos, que hacían
proselitismo político entre los pobladores, vecinos y pueblo, tal como sucedió
en el pueblo de Coicuar, donde el cura Luciani ante un auto de detención,
se escapó de lugar llevándose a todos los indígenas con él. La situación de
alteración llevó a la persecución de los sacerdotes y de los miembros del
partido eleccionario en los que hacían política; pero no hallaron apoyo ni
pruebas contundentes por parte de los vecinos y del pueblo, quienes temían
por represalias; buena parte del pueblo, sin embargo, apoyaba las acciones
desobedientes de éstos y les ayudaban a escapar y a ponerlos a salvo de las
autoridades, como lo hacían los indígenas.
La ausencia de los sacerdotes en sus labores pastorales obligó a la
iglesia nombrar nuevos párrocos para atender la población del Pilar; en
octubre de 1842 se desconocía el paradero de Pérez y Luciani quienes al
parecer se habían trasladado a Angostura junto con los vecinos del lugar.
En una carta de los nuevos curas se denota la queja sobre la actitud del
pueblo respecto de los primeros:
Siento mucho no poder dar una placentera noticia (…) nosotros llegamos
a este pueblo sin algún buen resultado, de suerte que no ser el Sr. Jesús
Manuel Paz y primer Juez, no hubiéramos tenido ninguna acogida; tanto es la
oposición de estas gentes que parece que seamos sus principales enemigos;
ni siquiera el saludo que les dábamos nos devolvían; pero todo esto sería
nada. Lo peor es que hemos hallado la Iglesia cerrada, habiéndose el padre
llevado la llave y ornamentos, según nos dicen (…) mucho más viendo
que los indios y otras gentes se han ido del pueblo, luego que han sabido
que nosotros íbamos. Todo esto con todo, me parece soportable, lo peor
es que parece que los pueblos están dispuestos a resistir y a no obedecer y
por consiguiente a nunca reconocernos por párrocos; y qué haremos sí se
levanta alguna revolución como es probable.222
223 “Expediente relativo a los sucesos políticos ocurridos en la provincia de Coro, con motivo de las
elecciones primarias.” Ibídem, Tomo CCLXXII, 1843, F.131-vto.
186 Aura Rojas
225 “Acusaciones de varios vecinos de Coro contra el Gobernador Manuel Hidalgo y los Concejales
de Casigua y Paraguaná, por infracciones al Código de Elecciones.” Ibídem, Tomo CCCXXXIX,
1846, Fs. 341-439
188 Aura Rojas
Se reunió la noche del día 1° del corriente, una masa de hombres, ascendente
más no menos a cuatrocientos, titulados Liberales, con el designio de
nombrar sus candidatos para electores. En la misma noche, los del bando
opuesto, titulados Cristianos también se reunieron en número de doscientos
más o menos, con el fin de divertirse en un baile de joropo. Concluida la
operación de los primeros se dirijeron después de media noche hacia el
lugar en que estaban los segundos, y hete aquí que encrespados como están
las pasiones, muy poco o nada fue necesario para un choque entre los dos
partidos contendentes.229
228 “Tumultos ocurridos en la ciudad de Cumaná con motivo de las elecciones del presente año.”
Ibídem, Tomo CCCIII, 1844, F.57
229 Ibídem, f.58
190 Aura Rojas
230 “Tumultos en el cantón Cariaco con motivo de las elecciones pasadas.” Ibídem, Tomo CCCIX,
1844, F.115
Insumisión popular 1830 -1848 191
231 “Estado de alarma y desmoralización en el cantón La Guaira con motivo de elecciones y después
de la asonada por el marino Chico.” Ibídem, Tomo CCCXXXVII, 1846, Fs. 2/2-vto.
192 Aura Rojas
sanos, organizan una pequeña tropa para repeler los ataques de la “turba
rabiosa”, en el momento que fuese preciso. Más sin embargo, y como
hemos visto en algunos otros casos, había mucho de rumor pero también
de “acaloramiento” por el proceso eleccionario que se desarrollaba.
Lo importante no era tratar de entender las razones y necesidades del
populacho; lo importante era la economía nacional y la vida material y
espiritual de los “buenos ciudadanos”:
No son siempre de igual carácter los efectos que producen las elecciones,
porque no es igual la civilización e ilustración de los hombres y ciertamente
que en las capitales, en donde siempre hay más cultura, la razón a pronto
restablece su imperio y pronto desaparecen los rencores producidos por
el combate eleccionario. No así en los pueblos de este llano, compuestos
la mayor parte de tribus Caribes y Cumanagotos, a quienes sí es fácil, que
un mal intencionado o que no preve los resultados que pueda traer su
indiscreción, los alucina, viene a ser muy difícil después sacarles del error
que se les impregnó. La ignorancia y carácter vengativo de los Caribes no
les permite olvidar pronto el deseo de vengarse, mucho menos si después de
haber pasado la furia del 6, no han faltado indiscretos ni mal intencionados
que les hayan hecho, comprenderán a tratarles como conspiradores.233
233 “Acerca del estado de alarma del cantón San Mateo, con motivo de un alzamiento de los Caribes
por razón de elecciones.” Ibídem, Tomo CCCXXXVII, 1846, Fs. 182/182-vto.
194 Aura Rojas
1. Ser venezolano.
2. Ser casado o mayor de veintiún años.
3. Saber leer y escribir; pero esta condición no será obligatoria hasta el
tiempo que designe la ley.
4. Ser dueño de una propiedad raíz cuya renta anual sea de cincuenta pesos o
tener una profesión, oficio o industria útil que produzca cien pesos anuales,
sin dependencia o gozar de un sueldo anual de ciento cincuenta pesos.236
catalogados como tales: con moral, luces y propiedad. No así los Caribes,
y por extensión los indígenas, quienes llevaban en su espíritu y su accionar
“elementos de disociación”.
237 “Sobre la causa seguida a un señor Briceño, quien repartía en Maturín impresos sediciosos.”
Ibídem, Tomo CCLXVII, 1843, F.71
Insumisión popular 1830 -1848 197
238 “Se acusa de delinquir el número cuarto del periódico titulado Diario de Caracas.” Ibídem, Tomo
CCCXXXI, 1846, F.228
198 Aura Rojas
244 “Informe sobre varios individuos que divulgan noticias falsas y alarmantes.” Ibídem, Tomo
CCCXLVII, 1847, F.394
245 Ibídem, Fs.394/394-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 203
tercera clase246. Los dos peones negritos eran tenidos por tales, además
de arrojárseles actitudes de malignidad, pues el objeto era crear zozobra
entre la población y no contribuir al restablecimiento de la paz que había
estado empañada por la revolución de Río Chico. Al iniciarse el proceso en
el tribunal respectivo, se tuvo que suspender la acusación contra Arena y
Barrios, entendiendo que no se trataban de noticias alarmantes y calumnias
contra el gobierno central, pues:
Reuniones de sospechosos
Las consideraciones peyorativas sobre el pueblo se hallaban
impregnadas de todo cuanto pudiese ser tenido como foco de disturbios y
desorden, tal como sucedía cada vez que se tenían noticias de grupos que
se reunían en sus localidades para compartir, debatir ideas, disfrutar los
momentos de ocio, etc. En 1839 el Gobierno Superior de la Provincia de
Caracas hizo girar instrucciones a los “vecinos” y “ciudadanos” a prepararse
ante una noticia no confirmada de una “reunión cuantitativa” de hombres
en el sector de Caricuao, todo ello basado en rumores sobre conatos
atentatorios contra el orden público. No se detallaron de dónde provenían
las noticias, ni las características de los supuestos alzados, sólo que había
que defenderse ante un posible ataque de revoltosos.248
El General Carlos Soublette quien se desempeñaba como Secretario
de Guerra y Marina en 1841, informa al del Interior sobre la reunión de
7 individuos en la población de La Noria, cerca del Castillete de Puerto
Cabello. Sin una averiguación completa sobre esta reunión, sólo se indica que
249 “Oficio del Secretario de Guerra y Marina al del Interior. Transcribe una comunicación al
Comandante de Armas de Carabobo, relativa a las sospechosas reuniones en La Noria, al pie del
Vigía y en el Castillete de Puerto Cabello, que se temen estén preparando algo para trastornar el
orden y la tranquilidad de la población.” Ibídem, Tomo CCXXIII, 1841, F. 159
250 “Relativo al denuncio de la existencia de un grupo de gente armada que proyectaba atacar a Puerto
Cabello y medidas tomadas en consecuencia.” Ibídem, Fs. 411 al 417
Insumisión popular 1830 -1848 205
251 “Sobre existencia de una partida de hombres armados en las inmediaciones de Guarenas, y
medidas tomadas para su apresamiento.” Ibídem, Tomo CCXXIV, 1841, F.207-vto.
252 Ibídem, Fs.211/221-vto.
253 “El gobernador de la provincia de Apure, aclara que la partida de 20 hombres a que se refiere su
oficio N° 228 no es de facciosos, sino una reunión de vaqueros.” Ibídem, Tomo CCLXXII, 1843,
Fs. 97-97-vto.
206 Aura Rojas
256 “Sobre los tumultos ocurridos en Caracas, la noche del 10 de marzo de 1845.” Ibídem, Tomo
CCCXVI, 1845, F.394
257 Ibídem, f.396
208 Aura Rojas
… levantar las esclavitudes y darles libres, sacrificar los blancos y robar los
pueblos de Tarma, Carayaca y Petaquire; volver con la reunión del Tuy para
marchar hasta su desembocadura haciendo lo mismo…258
…extrajeron licores, que bebieron ropa hecha, géneros y otras cosas, que
se distribuyeron papeles y quemaron (…) con el designio de (…) pelear la
tierra de los indígenas y los diezmos y primicias…259
258 “Expediente relativo a la facción levantada por Prudencio, esclavo del señor Domingo Briceño,
en los contornos de Las Cocuizas.” En: Ibídem, Tomo CXCII, 1839, F.279-vto.
259 “Acerca de la conmutación de la pena de muerte de Juan B. Borjes, José A. Fagundes y Justo
Aranguren, permitiendo que se cumpla con respecto a Prudencio Briceño”. Archivo General de
Insumisión popular 1830 -1848 209
La ignorancia de estas esclavitudes les hace creer que las gracias que por
la Ley de Manumisión se conceden a los hijos de los esclavos, es extensiva
a ellos; así es que estando ya en la época de ir los manumisos saliendo de
la servidumbre, por virtud de la Ley anterior, de 21 de julio de 1821, es
indispensable mantener una estrecha vigilancia para precaver cualquier
tumulto, originado por aquel error, pero sin una fuerza que sirva de
apoyo a las disposiciones del Magistrado, el celo y la vigilancia se harían
261 “Ley de 19 de julio sobre la libertad de los partos, manumisión y abolición del tráfico de esclavos.”
En ella se establece en sus considerándoos: “… 2° Que siguiendo los principios eternos de la razón,
de la justicia y de la mas sana política, no puede existir un gobierno republicano verdaderamente
justo y filantrópico, si no tratara de aliviar en todas las clases a la humanidad degradada y afligida…”;
y decreta: “Art. 1° Serán libres los hijos de las esclavas que nazcan desde el día de la publicación
de esta ley en las capitales de provincia, y como tales se inscribirán sus nombres en los registros
cívicos de las municipalidades y en los libros parroquiales. Art. 2° Los dueños de esclavas tendrán
la obligación precisa de educar, vestir y alimentar a los hijos de estas, que nazcan desde el día de
la publicación de la ley; pero ellos en recompensa, deberán indemnizar a los amos de sus madres
los gastos impendidos en su crianza con sus obras y servicios que les prestarán hasta la edad de
diez y ocho años cumplidos. (…) Art. 4° Cuando llegue el caso de que por haber cumplido los
diez y ocho años salgan los jóvenes del poder de los amos de sus madres, será una obligación
de estos informar a la junta de que se hablará después, sobre la conducta y procedimientos de
los expresados jóvenes, a fin de que promueva con el gobierno, el que se les destine a oficios y
profesiones útiles. (…) Art. 8° Se establecerá un fondo para la manumisión de esclavos, compuesto:
1° de un tres por ciento con que se grava para tan piadoso objeto el quinto de los bienes de los
que mueren, dejando descendientes legítimos; 2° de un tres por ciento con que también se grava
el tercio de los bienes de los que mueren dejando ascendientes legítimos; 3° del tres por ciento del
total de los bienes de aquellos que mueren dejando herederos colaterales; 4° En fin, del diez por
ciento que pagará el total de los bienes de los que mueren dejando herederos extraños.” Tomado
de: Cuerpo de Leyes de la República de Colombia, 1821-1827, pp.31-32
Insumisión popular 1830 -1848 211
262 “Acerca de una rebelión de esclavos en las cercanías de Coro.” En: Archivo General de la Nación,
Secretaria de Interior y Justicia, Tomo CXCVI, 1840, F.273
263 “Acerca de los desordenes ocurridos en la hacienda ‘Turiamo’ propiedad del señor Martín Tovar,
en la que varios esclavos libertaron a mano armada a otro esclavo que iba a ser castigado.” Ibídem,
Tomo CCXI, 1840, F.214
212 Aura Rojas
… habían los esclavos, en número de 60, sustraído del poder de los soldados
de la Guardia Nacional, 3 siervos, que capturados los conducían al juzgado
de paz, quedando desde aquel acto en actitud amenazante. El Juez de Paz de
Patanemo, jurisdicción del cantón Puerto Cabello, dice a este gobierno en
17 del mismo, que el acontecimiento de la fuga de los esclavos de Turiamo,
era debido al mal comportamiento del mayordomo o encargado de algunos
establecimientos agrícolas, quien a la vez ejercía el doble carácter de juez
en esta parroquia.264
264 “Desordenes en la Valle de turiamo, cantón de Ocumare de la provincia de Carabobo, con motivo
de una fuga de esclavos.” Ibídem, Tomo CCCXVI, 1845, F.309
Insumisión popular 1830 -1848 213
265 “Fuga de varios esclavos de la hacienda Uritapo pretendiendo su libertad.” Ibídem, Tomo CCCXV,
1845, Fs. 266-vto.
266 Ibídem, f.268
214 Aura Rojas
Estos individuos existen allí con independencia del poder local, viviendo
de un ejemplo pernicioso y burlándose de los magistrados.268
267 “El Juez de Primera Instancia de Puerto Cabello manifiesta que no hay nada que temer por los
negros de Morón.” Ibídem, Tomo CCCXXXVIII, 1846, F.238
268 “Referente a esclavos prófugos situados en Moroncito del cantón Tocuyo.” Ibídem, Tomo
CCCXLIX, 1847, F.328
Insumisión popular 1830 -1848 215
sobre terrenos ocupados por éstos. El problema surgido no tiene nada que
ver con un intento de rebelión sino de una disputa entre los propietarios de
los mencionados terrenos. La situación llegó a mayores pues los indígenas
Calisto y Gerónimo Salazar agredieron a los peritos que intentaban
establecer los límites de ocupación, es decir, el agrimensor, al Alcalde
Parroquial Rivas y a un abogado acusador que asistía a estos, de nombre
Francisco Villegas. Se dictó auto de captura contra los agresores, quienes
habían huido del lugar pero se presentó la denuncia para lograr la captura
y castigo de los indígenas. El relato es como sigue:
269 “Agresión de varios indígenas de Cariaco contra el alcalde parroquial José Antonio Rivas.” Ibídem,
Tomo CCXXV, 1841, F.26
270 Ibídem, f.26-vto.
216 Aura Rojas
…Aunque hasta ahora no han corrido en esta ciudad más que unas noticias
vagas de que entre Guarumen y Mesa de Paya anda una partida de bandidos
compuesta de 18 hombres. Como ésta hasta el presente (si es que la hay)
no ha cometido ningún exceso en este cantón de mi cargo, ni la jefatura ha
tenido el menor aviso de las autoridades de Ortiz, Sombrero y Barbacoas,
en cuyo tránsito es que se dice permanece, ni sabidose que haya invadidose
a dichos pueblos; la jefatura no ha dado parte al gobierno ni dictado las
medidas y providencias que en el caso estimaría conveniente…271
271 “Partida de facciosos en el sitio de Paya, cantón Calabozo.” Ibídem, Tomo CCXL, 1841, F.76
Insumisión popular 1830 -1848 217
Es así que lo que empezó con un denuncio en los que se les imputaba
acciones fuera del orden (robo, asesinato, saqueo), no tuvo ningún tipo de
consistencia y sí refleja cómo las autoridades y las clases dominantes sentían
un temor profundo al ver a un grupo de hombres, que suponen no se reunían
con buenas intenciones, sino para dañar el orden establecido y lastimarlos
a ellos, a los vecinos honrados, clases dominantes y autoridades.
En Obispos de la provincia de Barinas, se inicio todo un proceso de
investigación para la captura de una partida de amotinados, comandados
por Juan Antonio Mendoza, quien a la postre estaba incurso en delitos
como robo, perturbación de la vida de los vecinos, amenazas de muerte. Sin
embargo el comienzo de esta historia se debió a que se esparció la especie
ente los habitantes en Obispos, sobre un motín liderado por Mendoza y su
grupo, motivo por el cual los jueces y autoridades en Sabaneta, Obispos y
Mijagual organizaron a los vecinos para repeler el supuesto ataque de los
amotinados, lo cual nunca sucedió; como dice el Juez de Paz del 1° circuito
de Barinas, todo fue un “… rumor inconsulto, superfluo y exagerado.”
Aunque Mendoza y su grupo no eran precisamente vecinos o gente
de pueblo sencilla, pues se hablaba de su rudeza y malos caracteres, tampoco
llegaron a probar que calzaran en la nominación de amotinados, bandidos
o revoltosos. Pero el proceso da cuenta que estos conformaban un grupo
entre 8 a 9 hombres armados de “escopetas y trabucos”:
272 “Sobre una asonada en Obispos, parroquia de la provincia de Barinas.” Ibídem, Tomo CCXCI,
1843, Fs. 9/9-vto.
218 Aura Rojas
273 “El Gobernador de la provincia de Apure participa al Gobierno el alzamiento de una partida
de facineroso en la provincia de Barinas al mando del Capitán Santos Fuentes.” Ibídem, Tomo
CCXCV, 1844, Fs.109/109-vto
Insumisión popular 1830 -1848 219
274 “Sobre la revolución proyectada por los presos de la cárcel de Barquisimeto.” Ibídem, Tomo CXIII,
1835, F.218-vto.
275 “Levantamiento de los presos de la cárcel de la parroquia Constitución, provincia de Apure.”
Ibídem, Tomo CCCI, 1844
220 Aura Rojas
276 “Alzamiento de Juan Pedro Canelones en los bosques de Turén, provincia de Barinas.” Ibídem,
Tomo CCCXLVI, 1847, F.434
Insumisión popular 1830 -1848 221
… de allí es que (…) sin duda emisarios [riegan] noticias falsas y alarmantes,
pues no hace mucho que en aquella parroquia se aseguraba de un modo
positivo a personas que venían de Valencia que Guzmán había sido absuelto
y se paseaba por Caracas, y que pronto estaría a la cabeza del gobierno.278
277 Idem
278 “Movimiento faccioso de poca importancia en Barinas.” Ibídem, Tomo CCCL, 1847, F.45-vto.
222 Aura Rojas
[el] tal Gualdron (…) como alzado contra aquel gobierno, pues es notorio
que habiendo llegado a aquel Concejo Municipal una orden superior,
Gualdrón la hizo pedazos, apoyado sin duda de una horda de bandidos que
tenía a su disposición y con la cual amenaza y aflige las poblaciones y a los
transeúntes, motivo porque tiene a aquellos habitantes en continua alarma.
Esta partida de forajidos es compuesta de hombres, de quienes la mayor
parte ha fugado de las cárceles y aún de algunos quebrados mercantiles que
por sustraerse de las penas a que son acreedores, se han fugado y tomado
asilo en aquella parte; hombres de quien no puede esperarse otra conducta
que la que manifestaron a favor del faccioso Chacón y estarán siempre en
la devoción del que quiera levantar el estandarte de la rebelión…279
279 “Comunicación del Secretario de Guerra y Marina, Coronel Francisco Hernaíz, al del Interior.
Transcribe una del Gobernador de Barinas, en que informa haber ocurrido varios desordenes en
aquella población, provocados por un tal Gualdron.” Ibídem, Tomo CCVII, 1840
280 “Expediente relativo a una sorpresa dada por tres sujetos armados en la parroquia de La Urbana
(Alto Orinoco), y de las medidas tomadas por las autoridades locales.” Ibídem, Tomo CCXV,
1840
Insumisión popular 1830 -1848 223
281 “Copia de una requisitoria librada por el Juez de Primera Instancia del primer circuito de Caracas,
para la captura de Félix Rios y Simón Ochoa, complicados en el hurto de fusiles y carabinas del
parque de artillería de La Guaira.” Ibídem, Tomo, CXCI, 1839
282 “Sobre intento de robo del armamento existente en el Parque de la plaza de Maturín.” Ibídem,
Tomo CCCXIII, 1845
283 “Facciosos en los montes de Chaparralito, Hato Nuevo y Caño Seco del cantón del Pao en la
provincia de Carabobo.” Ibídem, Tomo CCCXXVIII, 1846
284 “Noticias sobre que en la montañas de Tamanaco y Guires se forma una reunión de facciosos.”
Ibídem, Tomo CCCXXIX, 1846, F. 459-vto.
224 Aura Rojas
285 “Partidas de facciosos que infestan los llanos de Calabozo, Tiznados, El Pao y Orituco.” Ibídem,
Tomo CCCXXXII, 1846, F.80-vto.
226 Aura Rojas
287 “Conato de conspiración atribuida a José Félix Buitragüeño.” Archivo General de la Nación,
Secretaria de Interior y Justicia, Tomo CXCVI, 1840, F.286
Insumisión popular 1830 -1848 231
aunque algo ebrio le descubrió el plan que tenían formado para defender
sus tierras por vía de hecho…288
288 “Expediente relativo a los rumores de una asonada en la parroquia San Joaquín, provincia de
Barcelona.” Ibídem, Tomo CIC, 1840, F.3
289 Ibídem, f.4
232 Aura Rojas
(…) Hoy se han presentado a este juzgado varios vecinos de esta parroquia
pidiendo auxilio o por mejor decir, se le ponga gente armada en persecución
de los indígenas de estas parroquia; pues se sabe positivamente que están
fabricando canoas para asaltar, quemar casas y matar a todos los que se
encuentran en la costa de Arauca…290
290 “El Gobernador de Apure manifiesta que ha tenido noticias que en la parroquia de Rincón
Hondo, varios vecinos habían pedido fuerza armada para rechazar a los indígenas de la misma
parroquia que estaban haciendo preparativos para asaltar, quemar casas y matar a todo el que se
encontrase en la costa del Arauca.” Ibídem, Tomo CCVIII, 1840, Fs. 275-280
Insumisión popular 1830 -1848 233
Juana María Insusarri ha dicho que sólo los chicharrones (los que tienen
paja) quedarán.291
… después de haberse hecho público en este pueblo un papel que vio de Río
Caribe al señor Juez de paz, presente en que el Gobierno señalaba algunos
manumisos que debían salir del poder de sus amos, por haber cumplido
su edad, Juan María, esclavo que es del señor Pedro Giral, le manifestó a
la que declara que de ser libres los manumisos también debían serlo los
demás esclavos; que estando destinado el día veintinueve que es San Miguel,
para remitir los manumisos a Río Caribe, pensaban todos los esclavos ir
juntamente a reclamar su libertad y que sí sus amos se lo impedían dejarían el
viaje e irían a trabajar, dando a entender que obedecían, pero que esperasen
el golpe, pues entonces reclamarían su libertad por la fuerza, y no dándosela
cometerían cuanto males pudieran porque a ello estaban dispuestos todos,
y que su determinación era con los que tenían la culpa; esto es, contra los
jueces y contra los blancos…292
291 “Expediente relativo a un levantamiento proyectado por los esclavos de las costas de Golfo
Triste.” Ibídem, Tomo CCXV, 1840, F.383
292 Ibídem, f.399
234 Aura Rojas
293 Ibídem, Fs.400-vto./401-vto. La Constitución de 1830 aseguraba la libertad que tenían los
venezolanos de reclamar sus derechos ante las autoridades competentes, sin ninguna distinción de
clases y condición. El Artículo 189 rezaba textualmente: “La libertad que tienen los venezolanos
de reclamar sus derechos ante los depositarios de la autoridad pública con la moderación y
respeto debido en ningún tiempo será impedida ni limitada. Todos, por el contrario, deberán
hallar un remedio pronto y seguro con arreglo a las leyes de las injurias y daños que sufriesen en
sus personas, en sus propiedades, en su honor y estimación.” Un artículo interesante representa
el artículo 193 que delimita las peticiones a favor del pueblo y las calificaciones que pudiesen
arrogarse intereses particulares: “Todo venezolano puede presentar por escrito al Congreso, al
Poder Ejecutivo y demás autoridades constituidas cuanto considere conveniente al bien general
del Estado; pero ningún individuo o asociación particular podrá hacer peticiones en nombre del
pueblo ni menos arrogarse la calificación de pueblo. Cuando muchos individuos dirigieren alguna
petición al Congreso, al Poder Ejecutivo y demás autoridades todos serán responsables de la verdad
de los hechos y los cinco primeros que suscribieron quedan responsables de la identidad de todas
las firmas.” “Constitución del Estado de Venezuela de 1830”. En: Allan R. Brewer-Carias, Las
constituciones de Venezuela, p.457
236 Aura Rojas
con las declaraciones e intentar poner coto a los rumores que tanto temor
levantaba al gobierno.294
Las conspiraciones que se suponían estaban por estallar a lo interno
de las provincias en Venezuela, provenían de rumores y de declaraciones
que individualidades hacían para acusar a personas que normalmente eran
tenidos como sospechosos o propensos al desorden; esto es, individuos
poco amantes de la institucionalidad y con poco sentido patriótico. Pero
también debido a características sociales y raciales que supuestamente
acompañaban a la gente ignorante, floja o libertina. De los indígenas hemos
visto como siempre se les acusa de ser bebedores consuetudinarios; de los
esclavos sus actitudes proclives a la vagabundería y al ocio. La necesidad de
lucha por espacios de libertad y del reconocimiento de derechos, tales como
la propiedad, eran vistos más bien como manifestaciones inoportunas y
criminales. Pero lo contenido en las leyes no les impedía a sectores como los
indígenas y los esclavos procurar rendijas para la consecución de derechos
que éstos consideraban justos. Aunque dichas manifestaciones fuesen
consideradas, de buenas a primera,s como actos de desobediencia al orden
legal, en los que los funcionarios, vecinos y ciudadanos trataban de accionar
las vías legales para contenerlos, es evidente como se muestran vigilantes
ante cualquier rumor de desorden. Sin embargo, el imaginario prejuiciado
de estos sectores da cuenta de planes subversivos que anunciaban muerte,
destrucción y caos.
Una denuncia que hizo el Juez de primera instancia del primer
circuito de Barinas, José E. Morales, en 1844, señalaba que por noticias de
una allegada, a este funcionario lo iban a deponer de forma violenta, siendo
que al enterarse del supuesto plan de conspiración en su contra, hizo salir
a toda su familia fuera de la ciudad. El cabecilla había sido identificado
como Nicolás Pumar, cuyas intenciones también consideraban el saqueo.
Inmediatamente se inician las averiguaciones, y el que supuestamente había
dado la noticia negó haber hecho tales comentarios, pues se trató sólo de
una conversación sobre los partidos eleccionarios al que le imprimió toques
de chanza y jocosidad.
El rumor se había esparcido de todas maneras, por lo que se ordenó
librar inquisitorias entre los habitantes de Barinas; incluso circuló un impreso
294 “Circular a los Gobernadores sobre una falsa noticia de revolución en el Apure.” Ibídem, Tomo
CCLXXIII, 1843
Insumisión popular 1830 -1848 237
295 “Sobre una conspiración tramada contra el Juez de 1° instancia del 1° circuito de Barinas.” Ibídem,
Tomo CCCIII, 1844, F.184
238 Aura Rojas
297 “Rumores sobre una asonada que debía estallar en Valencia el 24 de junio de 1839, día de San
Juan.” Ibídem, Tomo CLXXXIX, 1839
298 “El Gobernador desmiente falsos rumores de desordenes en la provincia.” Ibídem, Tomo CCXLV,
1842
299 “Oficio del Jefe Político del cantón San Luis (Coro) en el que se da cuenta al Gobernador de la
provincia de los hechos ocurridos en su jurisdicción y participa que el orden público no ha sido
turbado.” Ibídem, Tomo CCLXI, 1842
240 Aura Rojas
…este rumor, en momentos que existen aquí los electores de los cantones
para formar la reunión del Colegio Electoral, tan recomendado por las leyes
y la Constitución, no había tenido lugar hasta entonces, cuyo acto, porque
aun no habían las dos terceras partes (…) Cabalmente, el referido día tres
había ya este número, pero para el cuatro ya no recontaba con él, porque
una de las personas que se encontraron era un elector y los otros hubo de
decirse muy bien por virtud del rumor divulgado en La Vela y aún en esta
ciudad, se han aumentado también hasta seis días el aviso competente de
esta Gobernación, que de ningún modo lo habría permitido. Relativamente
a los Electores que con su ausencia han propendido a que no tenga lugar
o que se dificulte a lo menos la reunión del colegio, se ha proveído ya lo
necesario en otro lugar de este expediente.300
300 “Oficio del Gobernador interino de la provincia de Coro, en el que participa al Poder Ejecutivo que
el orden público no ha sido turbado en la jurisdicción de su mando e incluye varios expedientes
al respecto.” Ibídem, Tomo CCLXI, 1842, Fs. 304/304-vto.
301 “Sobre una falsa noticia de revolución o levantamiento de varios pueblos en la región de
Barlovento.” Ibídem, Tomo CCLXXXVI, 1843
Insumisión popular 1830 -1848 241
… las palabras que ha oído son, que la nochebuena iba a haber un rebullicio
muy grande para matar a los blancos, acompañadas de otras palabras
groseras e inhonestas; que bajo estos mismos conceptos son las palabras
que ha oído a los negros y sambos, gente vulgar; que algunas de estas
palabras las oyo (…) a unos cuatro o cinco hombres que conversaban
reunidos en la calle, arrimados a una casa ya cerca de la noche (…) que en
esos mismos días (…) oyó expresiones semejantes a unos tres hombres
que vio parados en un caminito de los lados de San Isidro, como a las diez
o las once del día y que tampoco conoció porque fue una casualidad la
que llevó al exponente por allí (…) y sólo que hoy oyó a un hombre que
acababa de separarse de un Ministro de Policía con quien hablaba sobre un
burro, decirle el Ministro a él, que tenía que llevar tres pesos al señor Jefe
Político sobre la conversación del mismo burro; que el hombre le contestó
que dónde hallaría al Jefe Político y el Ministro le dijo que en su casa o por
allí, a lo cual le dijo, no hay cuidado, mañana en la noche se acabará todo
eso y se joderán, pero que el Ministro no oyó estas expresiones porque ya
iba algo distante…302
302 “Rumores de asonada en el cantón Guaiguara de la provincia de Carabobo.” Ibídem, Tomo CCXCII,
1843, Fs. 95/95-vto.
242 Aura Rojas
303 “Expediente relativo a los temores de trastornos políticos en Güría.” Ibídem, Tomo CCXXXIX,
1841, F.142-vto.
304 Ibídem, f.156-vto.
244 Aura Rojas
305 “Temores de trastornos en los cantones de La Guaira, Guarenas y Guatire.” Ibídem, Tomo CCCIV,
1844
306 “Estado alarmante del cantón Calabozo, por causa de varios crímenes cometidos en él y en sus
cercanías.” Ibídem, Tomo CCCXIX, 1845, F.450
Insumisión popular 1830 -1848 245
Debe tener en cuenta (…) que con motivo de los acontecimientos de junio
del año anterior, quedaron muchos hombres descontentos y dispuestos a
una revuelta, y sí a esto se agrega, que la administración de justicia (por
causas que no me propongo a enumerar) no es la más cumplida y eficaz.
Conocerá que el cantón ha perdido una gran parte de su moralidad y
antigua quietud…307
311 “Oficio del Gobernador de la provincia de Caracas al cual adjunta un oficio del Jefe Político de
La Guaira donde participa un conato de sublevación.” Ibídem, Tomo CCLXXXIII, 1843
312 “Conatos de conspiración en los sitios de La Mata y el Pao, cantón Victoria.” Ibídem, Tomo CCCV,
1844, F.262-vto.
248 Aura Rojas
313 “Conatos de conspiración en la ciudad de Coro”. Ibídem, Tomo CCCVII, 1844, F.265
Insumisión popular 1830 -1848 249
Nombres Argumentos
León de Armas Criador de 26 años. “…ha sabido que los indios (…) que
están remitidos a no obedecer si los llaman, porque ellos
son liberales y no quieren pertenecer a los oligarcas, que
se defenderán y que temían se los llevasen a la fuerza y
que tenían sus cascajos de flechas para defenderse (…)
es positivo que se le ha mandado a decir ayer con su
hijo, que esté con mucho cuidado porque Manaricuto
lo ha encontrado en la sabana y le ha dicho que está
muy sentido con los Domínguez por la causa que le
quisieron hacer…”
316 “Conato de levantamiento de los indios de la parroquia de Guanape, cantón de Río Chico.” Ibídem,
Tomo CCCXI, 1844, Fs. 198 a 199-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 253
Un pueblo aterrado por la inminencia del fin de mundo: esta imagen del
Año Mil sigue viva aún en el espíritu de muchos hombres de cultura,
pese a lo que escribieron, para destruirla, Marc Bloch, Henri Focillon o
Edmond Pognon. Prueba de que en la conciencia colectiva de nuestra
época, los esquemas milenaristas no han perdido su poder de seducción.
Aquel espejismo histórico se instalo, pues, con toda facilidad en un universo
mental dispuesto a acogerlo. La historia romántica lo heredaba de ciertos
historiadores y arqueólogos que en los siglos XVII y XVIII emprendieron
la exploración científica de la Edad Media, época oscura, sojuzgada, madre
de todas las supersticiones góticas que las Luces comenzaban entonces a
disipar. Y, de hecho, es precisamente a finales del siglo XV, con los triunfos
del nuevo humanismo, cuando aparece la primera descripción conocida de
los terrores del Año Mil. El retrato responde al desprecio que profesaba
la joven cultura de Occidente respecto de los siglos sombríos y toscos de
los que procedía, y de los que renegaba para mirar, más allá de este abismo
bárbaro, hacia la Antigüedad, su modelo. En el centro de las tinieblas
Insumisión popular 1830 -1848 255
317 Georges Duby, El año mil, una nueva y diferente visión de un momento crucial de la historia, p.11
256 Aura Rojas
318 “Sobre conato de trastornos políticos en el cantón Guanarito, provincia de Barinas y medidas
tomadas por el Gobernador de dicha provincia.” Archivo General de la Nación, Sección Secretaria
de Interior y Justicia, Tomo CCXXXIX, 1841, F.280
Insumisión popular 1830 -1848 257
que fueran cuando gustaran, que había doscientos hombres para cuando
se los quisieran impedir.320
que daba acceso a la plaza principal de pueblo y por donde los indígenas
generalmente transitaban. Los reclamos de los indígenas ante el inminente
cierre de esta vía para su tránsito, obligó al Gobernador a emitir la siguiente
resolución:
322 “Borrador de la Secretaria del Interior. Relativo a las revueltas de los indígenas y vecinos de
Caicara.” Ibídem, Tomo CCLXXIII, 1843, Fs. 330/330-vto.
260 Aura Rojas
323 Alzamiento de una partida de indígenas armados en el cantón Caicara, provincia de Cumaná.”
Ibídem, f. 339. Cursivas propias.
324 Ibídem, Fs. 339-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 261
mundo entre la población indígena puso sobre el tapete un tema álgido que
minaba la relaciones entre los distintos grupos sociales. El Jefe Político del
cantón sin haber adelantado una averiguación preliminar sobre lo sucedido,
organizó la milicia, ordenó también se organizaran los vecinos con armas
y caballos para repeler la supuesta agresión indígena; reseña que estos
vecinos habían colaborado de forma entusiasta para tales fines, facilitando
incluso pertrechos gratuitamente. Era evidente además que los indígenas
estuviesen molestos, sin embargo fueron como grupo a reclamar la apertura
del callejón, sin ningún tipo de violencia, tal como lo señalaron los propios
funcionarios que trataron de mediar en la resolución del conflicto. Pero la
dinámica entre los vecinos era otra; su temor los llevó a denunciarlos sin
ningún otro tipo de pruebas que los resultados de la entrevista entre las
partes; incluso quienes llevaban el liderazgo entre los indígenas eran sus
mayores reputados como los más notables de ellos.
La discordia entre vecinos e indígenas no quedó allí; el cura Felipe
Blasco del cantón Aragua, le envía una comunicación al Gobernador
de Cumaná, explicando que la actitud agresiva de los indígenas y sus
supuestos intentos de sublevación era causado por algunas autoridades
locales, interesados en que se produjeran trastornos políticos. El 11 de
mayo de 1843, se lamenta que no ha podido obrar con toda la energía y
carácter que le brindaba su investidura, gracias a los influjos de la seducción
que funcionarios civiles propiciaban sobre todo entre los indígenas de
Caicara:
… puedo repetir con San Pablo cuando en otro tiempo reunió en Amilleto
a los principales miembros de la iglesia que les protestó diciendo: que sí
alguno de ellos se perdía, era por su culpa (…) pues esto mismo puedo decir
de mis feligreses de las dos dichas parroquias; ésta ha sido una mudanza
que me ha sorprendido sobremanera y al mismo tiempo me llena de dolor
al ver que son las mismas autoridades las que causan escándalos y seducen
a los demás para que no concurran a la iglesia a fin de que oigan sus justas
representaciones, las que no tienen otro objeto que el aconsejarles la unión,
la paz y el respeto y obediencia a las autoridades constituidas, asistencia al
templo para que puedan oír la divina palabra e instruirse de los vicios que
deben evitar y las virtudes que deben seguir, pero todo esto lo estorban los
síndicos de dichas parroquias, diciéndole a los indígenas que yo no tengo
poder para hacerlos venir al pueblo ni tampoco hay ley que los obliguen
262 Aura Rojas
327 “Pronunciamiento de los vecinos de Sinamaica contra las reformas y a favor del gobierno.” Ibídem,
Tomo CVIII, 1835
Insumisión popular 1830 -1848 265
328 “El Jefe Político de la Soledad remite las ordenes que ha recibido del General Monagas, pues lo
desconoce como revolucionario.” Ibídem, Tomo CX, 1835, Fs.143-vto/144
329 Ibídem, Fs. 145-vto./146
266 Aura Rojas
330 “Muchos vecinos de Maturín piden se castiguen a los conspiradores del 1° de julio.” Ibídem, Tomo
CXI, 1835, F.455-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 267
332 Ibídem, f.457-vto. Sobre el artículo 193 de la Constitución de 1830 ver lo analizado en el capitulo
III de este trabajo.
Insumisión popular 1830 -1848 269
…[han] librado órdenes para sacarlos amarrados [los mejores vecinos] de sus
labranzas y de hacerles fuego si se refugiaban a los montes, y con ella y con
las armas en la mano se han precipitado sobre los milicianos para herirlos y
ponerlos en presiones aflictivas, porque con espíritu patriótico, se negaron
a tomar las armas contra el gobierno legitimo de la República.333
334 “La Junta Provincial de Barinas propone medidas para curar los males que aquejan la República.”
Ibídem, Tomo CXII, 1835, Fs. 373/373-vto.
Insumisión popular 1830 -1848 271
335 “El Gobernador de Barcelona remite copia de las noticias recibidas sobre una asonada en el
cantón Orituco.” Ibídem, Tomo CCCX, 1844, F.246-vto.
336 “Acta de los vecinos de Pedraza, provincia de Barinas, declarando estar dispuestos a sostener el
orden público.” Ibídem, Tomo CCCXXXV, 1846, F.353
272 Aura Rojas
Era evidente que los ánimos estaban divididos, así que los 53 vecinos
se animan a redactar el oficio que trascribimos antes; sabedor de esta
situación, le increpa a los escritores-militantes, que tenían capitalizadas
simpatías entre los ciudadanos pero también entre la gente común; lo
siguiente:
deja por sentado en esta solicitud que hace Codazzi. Le increpa al clero, eso
sí, su obligación de ayudar al sostenimiento de la paz, con sus consejas, por
lo que les solicita una presencia activa entre sus “coasociados”. Por tanto
emite un decreto para que los curas, entre otras cosas:
creen que es en contra de ellos; que los van a vender a los Ingleses, o que
van a pelear contra los que defienden sus derechos para la religión de sus
padres. Les aseguran que los oligarcas son godos, que quieren arrancarle
lo poco que tienen y hasta la religión de sus padres. Presentan pues una
fuerza de inercia peligrada.342
343 “Pastoral del Obispo de Guayana, Mariano Fernández Fortique, excitando a los feligreses al orden
y obediencia del Gobierno.” Ibídem, Tomo CCCXLII, 1846
Insumisión popular 1830 -1848 277
y que fueron repetidas una y otra vez en la formación de las causas en los
que el pueblo participó como agente de la desobediencia.
Es necesario resaltar que en la medida en la que el pueblo apoyó
las causas revolucionarias nacionales, no se aplicaron en su totalidad las
sanciones legales establecidas, porque se consideraba un alto grado de
candidez e ignorancia al mismo. No obstante, es obvio cómo los distintos
gobiernos fueron celosos en tratar de contener y perseguir a nivel nacional
y en la medida de lo posible, los grupos de gente común que podían estar
acariciando ideas revolucionarias o que sencillamente se unían a las voces de
líderes políticos que aseguraban un cambio social progresivo y representativo
de los sectores del pueblo.
De la importancia y penetración de ideas desobedientes, se produjeron
distintos movimientos, que como señalamos, podían ser consideradas
como revoluciones, revueltas, motines, alzamientos, etc. Si por revolución
entendemos que se trata de intentos de hacer cambiar radicalmente el
rumbo de un proyecto político, social, económico, vimos que la mayoría de
los movimientos aquí estudiados no buscaban una transformación total de
las ideas modernas del progreso; buena parte de las ideas vertidas a partir
de la Revolución Francesa se encuentran en el proyecto nacional en los
que se trató de afianzar los postulados devenidos del pensamiento liberal.
Los reclamos del pueblo trataban de darle una interpretación específica a
asuntos puntuales que chocaban con las dinámicas sociales y que tenían
que ver con temas como la igualdad legal, la cohesión territorial y/o local,
la participación política, la incorporación al aparato económico a través
del empleo, etc.
En el primer capítulo de la investigación señalamos que ante la
complejidad que conlleva el concepto ‘revolucion’, nos detuvimos a
desbrozar los distintos movimientos que recopilamos y apreciamos los
matices que se desprendían de cada uno de ellos; la Revolución de las
Reformas tuvo variados elementos político/ideológicos, diferentes de los
intentos de desobediencia que no llegaron a trastocar el orden y la vida
cotidiana a nivel nacional.
De modo que la desobediencia en las que participó el pueblo
venezolano se hallaba ligada a los reclamos sociales, visto que las demandas
puntuales tenían en unos y otros, distintos aspectos dependiendo de las
tensiones generadas a lo interno del mismo.
282 Aura Rojas
política del pueblo puede considerarse como una lucha que desde el inicio
de la República independiente de Venezuela, fue considerado por estos
contingentes como un derecho fundamental e imprescindible, de forma que
buena parte de los ‘hábitos coloniales’ no constituyeran la caracterización
de la venezolanidad.
Así las cosas, el ingrediente electoral y el discurso político tenían
una doble función en el pensamiento del pueblo venezolano; mientras
las individualidades que aspiraban ocupar posiciones de mando enviaban
mensajes de esperanza, progreso e inclusión social; el pueblo venezolano
ponderaba las posibilidades ciertas y cercanas de mejoras en su vida cotidiana
y material y a la vez hacia modestas evaluaciones de las políticas públicas
que los gobiernos impulsaban en el intento de consolidar el proyecto
nacional. Que muchas de ellas no estuviesen acordes con las intenciones de
los primeros, daba pie para que se acendraran los mecanismos de coerción,
lo que finalmente devenía en movimientos, pequeños y/o modestos, de
desobediencia al orden legal.
De manera que lo que ha podido llamarse las “luchas del pueblo” en
la historiografía patria y/o nacional, reviste de la necesaria aproximación
a sus motivaciones, estructura de valores y aspiraciones individuales y
colectivas más inmediatas; esto es, tratando de no acercarse al pueblo
como un grupo abstracto e informe, sino como una realidad concreta y
necesaria para la formulación de este y cualquier otro proyecto de país.
Por eso consideramos necesario que una visión idealizada o romántica
sobre el pueblo, sus luchas, sus avances y retrocesos, nos coloca, como
ha sucedido con esta investigación en las esferas más humanas del mismo
y por tanto de la relación armónica y dialéctica entre los temas sociales,
políticos y económicos que también afectan al pueblo, generalmente, de
forma contundente y definitiva.
Fuentes consultadas
1. Archivos
1.1 Manuscritas
PÁEZ, José Antonio. Autobiografía del general José Antonio Páez. Caracas,
Tipografía de Espinal e Hijos, tomo II, 1888, 642 p.
2. Hemerografía
3. Bibliografía
3.1 Específicas
MUJICA, Héctor. La historia en una silla. ¿Quiénes fueron los Guzmán? Caracas,
Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela,
colección Historia, X, 1982, 157 p.
PINO ITURRIETA, Elías. Las ideas de los primeros venezolanos. Caracas, Monte
Ávila Editores Latinoamericana, C.A., 1992, 160 p.
3.2 Generales:
DUBY, Georges. El año mil. Una nueva y diferente visión de un momento crucial de
la historia. Barcelona, Editorial Gedisa, S.A., 1992, 160 p.
296 Aura Rojas
GAOS, José. Historia de nuestra idea del mundo. México, D.F., Fondo de Cultura
Económica, 1992, 746 p.
MIRES, Fernando. El orden del caos. ¿Existe el tercer mundo? Caracas, Editorial
Nueva Sociedad, 1995, 192 p.
ROMERO, José Luis. Latinoamérica: las ciudades y las ideas. Buenos Aires, Siglo
Veintiuno Argentina Editores, S.A., 1986, 396 p.
3.3 Audiovisuales
Tomo CX – 1835
10. Causas de conspiración seguidas en la Provincia de Caracas.
11. Causa de conspiración seguida a Simón y Carlos Ruiz.
12. El Jefe Político de la Soledad remite las órdenes que ha recibido del
General Monagas, pues lo desconoce como revolucionario.
13. Movimiento revolucionario en Cumaná.
Insumisión popular 1830 -1848 301
223. Sobre la conducta del concejal Elías Landaeta, jefe político accidental
de La Victoria, con respecto a la asonada de Guzmán. Folio 377
282. Decreto del 2 de junio por el que se conmuta la pena del último
suplicio al reo de conspiración Antonio Leocadio Guzmán, por la de
extrañamiento perpetuo del territorio de la República. Folio 280
283. Acusación de Antonio Leocadio Guzmán contra el Gobernador y Jefe
Político de Caracas, por infracción de la Constitución. Folio 306
284. Referente a esclavos prófugos situados en Moroncito, del cantón
Tocuyo. Folio 328
285. Cuadro de los vecinos del cantón Caracas que tienen cualidad para ser
jurado y conocer en causas de imprenta. Folio 329
286. Listas de individuos comprendidos en el Decreto de Indulto de 8 de
junio de 1847. Folio 384
287. Decreto de Indulto de 8 de junio de 1847. Folio 392
292. Decreto del 21 de junio por el cual se amplía el de indulto del 8 del
mismo mes. Folio 151
293. Cirilo González, detenido por conspiración, se acoge al indulto dictado
por el Gobierno a este respecto. Folio 156
294. Se declara a Rafael Barrios, comprendido en el indulto del 8 de junio.
Folio 157
295. Los ciudadanos Pedro Blanco y Julián Díaz, son comprendidos en el
mismo indulto. Folio 161
296. El ciudadano Fermín Laya es comprendido en el indulto de 8 de junio.
Folio 197
297. Jesús González, alias El Agachado, se muestra inclinado a acogerse al
indulto del 8 de junio. Folio 239
298. Jurando de Imprenta en Mérida. Folio 242
299. El Gobernador de Barcelona comisiona al Pbro. Zenón de Arens para
que haga conocer al faccioso José García, el decreto a indulto del 8 de
junio. Folio 249
300. José María Rengifo y Candelario González piden se les declaren
comprendidos en el decreto del 8 de junio. Folio 258
301. José Fermín Fajardo, Matías Serrano, Leocadio Xedler, José Ruperto
Ruiz y Faustino Ramírez, solicitan se les declaren comprendidos en el
citado decreto de indulto. Folio 262
302. Hilario Cachique y Antonio Corao, representan para que se les otorgue
la gracia del indulto del 8 de junio. Folio 301
303. Consulta sobre aplicación de indulto a Pedro Pablo Hernández y
Eusebio Romero. Folio 307
304. Inconvenientes en Coro acerca del cumplimiento del novísimo Código
de Imprenta. Folio 322