Tras reclamar el trono otomano, Mehmed II envía una señal inequívoca al emperador bizantino Constantino XI. Llegan los mercenarios genoveses.
Mehmed lanza un ambicioso ataque para derribar los muros de Constantinopla, pero los mercenarios de Giustiniani logran anticiparse a los jenízaros.
Los hombres de Mehmed cavan túneles en un intento de destruir los muros de la ciudad. El curso de la historia da un giro contra los otomanos.
Mehmed lleva sus barcos al Cuerno de Oro hacia una gesta visionaria y atrevida. Ante la sombra de la traición, Giustiniani ataca la flota otomana.
En medio de una espiral de brutalidad y baja moral, Mehmed le hace una oferta tentadora a Giustiniani. El gran visir exhorta a Mehmed a llegar a una tregua con su rival.
Los cañones otomanos reducen los muros de la ciudad a simples ruinas, y los refuerzos llegan muy tarde. Mehmed marca el inicio de una nueva era para el Imperio otomano.
Mehmed II fortalece su reino, pero en la cercana Valaquia, su amigo de la infancia Vlad el Empalador gana notoriedad y busca desafiar la hegemonía de Mehmed.
Mehmed envía a su madrastra a convencer al rey húngaro Matthias Corvino para formar una alianza. Se acerca una batalla épica a orillas del Danubio, y Vlad tiene el viento a favor.
Las tropas de Mehmed se adentran en Valaquia, y Vlad emplea tácticas de guerrilla para debilitar a su oponente. Una amenaza se cierne sobre el palacio imperial.
Mientras el ejército de Mehmed va perdiendo ánimos y recursos, Vlad desata una guerra biológica contra ellos. Radu llega al castillo de Vlad para secuestrar a Anastasia.
Mehmed prepara un golpe fatal para el ejército de Vlad. Encuentran a un espía en el campo de Mehmed. Vlad lanza un ataque nocturno, pero le espera una sorpresa.
Vlad y Mehmed se encuentran cara a cara. El plan de los valacos fracasa. Las tropas otomanas marchan hacia Târgoviște y vislumbran un panorama espantoso.