Para hallar a una niña que desapareció en circunstancias de lo más extrañas, un joven cura elige creer en un cazador de demonios conocido por sus métodos poco ortodoxos.
Una habitación que apesta a demonio tipo 2 conduce al equipo a un club de pelea clandestino, donde Nancy cierra un trato con el dueño. Keta busca el cuerpo de Lucía.
Keta cree que su pasado con Isaac está vinculado al caso. Mariana conoce a su protectora, una mujer que asegura que puede mantenerla a salvo.
Con Nancy como vehículo y la garra que le clavaron en la espalda, Elvis realiza un antiguo ritual para invocar al diablo con resultados perturbadores.
Aterrada, Mariana huye en busca de ayuda, mientras Elvis recurre a la sabiduría de su padre. Keta descubre que es mucho más poderosa de lo que creía.
Mamá Chabela revela sus planes para el futuro, y el cardenal Morelo quiere saber de qué lado está Ventura. Elvis busca a las Diableras.
Elvis y su equipo se apresuran a encontrar a mamá Chabela y los niños. Isaac se comporta extraño por culpa de un hechizo.
Todo parece indicar que el fin del mundo es inminente, pero el equipo junta provisiones y se prepara para defenderse... o morir en el intento.
La misteriosa dueña de un bar le pide ayuda a Elvis. Una voz familiar envía un mensaje sobre un portal que no puede cerrarse... y la llave para mantenerlo abierto.
Elvis, Keta y Nancy cruzan al inframundo para hallar a Ventura y traerlo a casa. En alguna otra parte, Mayakén, mucho mayor, muestra poderes inquietantes.
Algo es seguro: un monstruo anda suelto. Pero nadie sabe bien cómo matarlo... o por qué los huesos de sus víctimas son negros como la oscuridad.
El equipo prepara una trampa para el monstruo con la ayuda de Lupe y la última lágrima de demonio. Pero, mientras esperan, la muerte acecha a Elvis.
Una serie de escenas del pasado revelan lo que le sucedió a Mayakén y dan a conocer detalles sobre su atípica infancia.
El tiempo para proteger el portal se agota, y Elvis y compañía unen fuerzas para infiltrase en el cónclave y liberar a Mayakén.