Virginia Feito: «Las obsesiones te pueden llevar al asesinato»
La escritora, considerada la Patricia Highsmith española, publica “La señora March”, una intensa novela psicológica con la que debuta en la literatura por todo lo alto
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Virginia Feito, la nueva reina de la novela psicológica, es una escritora atípica que ha debutado en nuestra literatura con una obra escrita en inglés. «Toda la cultura que consumía estaba en esa lengua. Veo las películas en versión original y me cuesta leer en castellano. Creo que he leído dos en español en los últimos años. No estoy acostumbrada. Vivo, sueño y respiro en inglés. Y escribo mejor en esta lengua». Menuda, sonriente, pelirroja, ojos oscuros y con un abrigo de una calculada y premeditada amplitud, la narradora ha irrumpido con un libro insólito y de un inquietante suspense: «La señora March» (Lumen). «Se me ocurrió una mujer vanidosa, obsesiva, y sobre esa idea, después, decidí crear un personaje horrible, con las cualidades de las personas que no me gustan. En realidad, saqué de quicio todo eso y puse ahí todos los demonios». La trama arranca con un comentario casual que abre la caja de pandora de todas las pesadillas. George March, su marido, triunfa en las librerías con su último «best seller» y ella se siente orgullosa. Pero la alegría del éxito pronto se troncó en un temor incontrolable. Una imprevista «terribilità» que arrasará la cordura y cortará las amarras del sentido común y la conducirá por los peores meandros y corredores de sí misma. El comentario de una dependienta, que insinúa que su esposo se ha inspirado en ella para moldear al personaje femenino de su ficción, abrirá la puerta de los peores temores y desencadenará en ella la reflexiones más tenebrosas y oscuras.
Viriginia Feito, la nueva Patricia Highsmith, que se define «ansiosa», que reconoce que entra «en bucles constantemente por cualquier estupidez», que admite que sus «amigos no saben cómo aguanto mi cabeza», asegura que «hay mil maneras de que rompa una psique. No he vivido nada así, pero sospecho que puede ser un proceso lento, como el veneno, un proceso que te va comiendo por dentro. En el caso de la señora March, una duda repentina confirma todos sus miedos. Es algo que ha tratado de ignorar durante toda su vida, y, entonces, explota».
¿Dentro de cada persona hay una obsesión?
Me fascina la identidad, y cómo las personas se obsesionan por distintas razones. Dentro de cada persona existe una identidad. Todo esto tiene que ver en cómo se han formado las personas, las cosas a las que se han dado valor y porque de cada uno existen también pulsiones contradictorias.
¿Qué hacen las obsesiones con nosotros?
Te pueden llevar al asesinato o la muerte. En los mejores casos te pueden conducir a hacer el bien, a apoyar al prójimo, a cuidar a alguien. Es el otro extremo. Depende de lo que alimentes. En mi caso, la culpa es una de mis obsesiones. Es una de las reacciones constantes que tengo. No sé si tiene que ver con la educación católica. Así hago más bien que mal. Me preocupo y trato de no liarla.
La imaginación juega un papel
La imaginación es lo más parecido a la magia, sobre todo en la escritura, donde usas solo palabras. Claro que también puede haber magia oscura (risas). Todo lo que puede ser bueno también puede ser malo. Hay que saber usarla. En ocasiones, tengo que controlarla. Quién no ha pensado en su muerte o en la manera de morir. Yo en estos casos me pongo triste y hasta paso un pequeño luto... Pero, sí, tienes que controlar la imaginación.
Retrato de una clase social de estados unidos.
Es una sátira de la sociedad. Un vistazo superficial a cierta sociedad privilegiada, a esa en la que aquello que más te puede preocupar es la manicura. Pero esta es una sátira hecha con humor, cierto punto absurdo y algo de surrealismo. Pero si existe una cosa que caracteriza esa la sociedad es cómo se trata de la enfermedad mental de las mujeres. Todas ellas tienen que ser buenas madres y cuidar las apariencias.
Las apariencias... ¿Somos víctimas de ellas?
Todos somos un poco víctimas de ellas y, también, un poco producto de ellas. Pero, al final, tampoco eso es injustificable. O irredimible. La señora March tiene dinero. Es una privilegiada. Tiene una buena familia. Medios por los que podría luchar contra este asunto. Hace una crítica, pero no lo hace. Existen ocasiones en que no puedes culpar a la sociedad de todo lo que ocurre. Abusa de su victimismo.
¿Es una obra sobre la maldad?
Sobre lo que es el miedo. Ella es una víctima de las propias consecuencias que ha desencadenado. Es una mujer que nunca ha tenido conexión sana. No le han enseñado a hacerla o, inconscientemente consideraba que no era merecedora de amor por su verdadera personalidad. No es una antiheroína. Es una villana. Sin grises. Yo me siento muy cómoda escribiendo sobre la psique. Me veía más desarrollando una trama dentro de la cabeza de alguien que en un thriller. Lo que me interesa es la psicología. Y sin necesidad de introducir un mensaje.
Te comparan con Patricia Highsmith.
Sus historias son cortas, son muy turbias, macabras, en exceso. Me encanta. Lo que más me inspira, en realidad, es el terror cotidiano, lento, que va floreciendo a partir de hechos comunes como ir al dentista. El horror existe y todo puede dar mucho miedo. Patricia Highsmith eso lo tiene claro, aunque en ella hay unos malos muy fríos, muy psicópatas.