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Nuevo informe

Avanzando hacia la igualdad: El rol del cuidado en el mercado laboral de América Latina

Analizando la intersección entre género, empleo y cuidado, la OIT presenta un detallado informe que llama a una acción transformadora para redistribuir el trabajo de cuidados en torno a la corresponsabilidad y la justicia social.

7 de marzo de 2024

En conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe destaca, a través de un análisis profundo, tanto los logros significativos como los retos continuos que enfrentan las mujeres para acceder y mantenerse en el mercado de trabajo debido a las responsabilidades de cuidado.

Ana Virginia Moreira Gomes, Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, enfatiza: "El trabajo de cuidado, esencial para nuestras economías y sociedades, sigue subestimado y distribuido de manera desigual, perpetuando las desigualdades de género". Esta inequidad restringe no solo la participación laboral de las mujeres, sino que también las relega a una situación de desventaja económica y social.

El informe Las personas trabajadoras de América Latina con responsabilidades de cuidados: Una mirada regional al Convenio 156 subraya la urgente necesidad de reformar la organización social del cuidado. La adopción del Convenio 156 sobre personas trabajadoras con responsabilidades familiares es clave para avanzar hacia una igualdad de género y justicia social más profundas, otorgando el debido valor al trabajo de cuidado.

En América Latina y el Caribe, el desbalance en el tiempo dedicado al trabajo de cuidado no remunerado entre mujeres y hombres es notorio, siendo las mujeres quienes realizan la gran mayoría de este trabajo. En la región 12 países han ratificado el Convenio 156, proporcionando un marco para satisfacer las necesidades de todas las personas trabajadoras con responsabilidades familiares y erradicar la discriminación por este motivo.

Además, los Estados cumplen un rol fundamental en el fortalecimiento de sistemas de cuidados accesibles y de calidad, permitiendo que las mujeres ingresen, permanezcan y progresen en el mercado laboral en igualdad de condiciones. La inversión en servicios de cuidado es una inversión en nuestro futuro colectivo, creando las bases para una sociedad más justa, equitativa y próspera. El informe propone que el Estado participe atendiendo la demanda de cuidados a través de políticas inclusivas, como la licencia parental, esenciales para fomentar una responsabilidad compartida en el cuidado familiar. Esta estrategia es vital no solo para combatir la desigualdad de género en el ámbito laboral, sino también para responder al envejecimiento poblacional y la demanda creciente de servicios de cuidado.

Para reforzar el llamado a la acción y enfatizar la importancia del trabajo de cuidado en América Latina y el Caribe, es esencial destacar que, además de propiciar el avance hacia la igualdad de género, contar con políticas de cuidado transformadoras permite también consolidar el desarrollo económico y social sostenible. La participación igualitaria en el trabajo de cuidado no remunerado y en la fuerza laboral tiene el potencial de impulsar el crecimiento económico, mejorar el bienestar de las familias y fomentar una sociedad más inclusiva y resiliente.

La Directora Regional de la OIT, Ana Virginia Moreira Gomes, hace hincapié en que "la integración de políticas que apoyen el trabajo de cuidado dentro de las agendas nacionales no solo beneficiará a las mujeres sino a la sociedad en su conjunto, al promover una mayor inclusión laboral y contribuir al cierre de brechas de género". Este enfoque requiere una acción concertada de todos los sectores de la sociedad, incluidos gobiernos, organizaciones de empleadores, organizaciones de trabajadores y de la sociedad civil, para desarrollar e implementar estrategias que reconozcan, reduzcan y redistribuyan equitativamente el trabajo de cuidado no remunerado.


  1. Datos relevantes:

    – A nivel mundial, las mujeres realizan el 76,2% de todo el trabajo de cuidado no remunerado, dedicando 3,2 veces más tiempo a estas tareas que los hombres. Esto se traduce en que 606 millones de mujeres en edad de trabajar (21,7%) realizan trabajos de cuidado no remunerados a tiempo completo, en comparación con 41 millones de hombres (1,5%).

    – En América Latina, las mujeres dedican entre 6,3 y 29,5 horas semanales más que los hombres a realizar trabajos de cuidado no remunerados. Esto representa un total de 8.417 millones de horas semanales dedicadas al trabajo de cuidado no remunerado por parte de las mujeres en la región.

    – La inversión en América Latina en licencias y servicios de cuidados muestra un potencial significativo para la creación de empleo. Los cálculos realizados para siete países de la región estiman la generación de 25.8 millones de empleos directos e indirectos, mayormente formales y destinados a mujeres.

    – La necesidad de cuidados ha impulsado la migración de mujeres en busca de trabajos de cuidado, contribuyendo a la feminización de la migración en la región y al establecimiento de cadenas globales de cuidado.

    – En 2022, las mujeres en América Latina percibieron en promedio el 88,2% del salario mensual real de los hombres en zonas urbanas. Sin embargo, cuando se considera el total de los ingresos laborales, incluyendo los distintos tipos de empleo y las horas trabajadas, la brecha se amplía notablemente, con las mujeres percibiendo solo un 59% de lo percibido por los hombres.

    – Las madres enfrentan ingresos más bajos y tienen menos probabilidades de ocupar cargos directivos o de liderazgo en comparación tanto con mujeres sin hijos como con hombres (con o sin hijos). Esta "penalización salarial por motivo de maternidad" contrasta con una "brecha salarial por motivo de paternidad" en la que los padres tienen más probabilidades de recibir mejores salarios que los hombres sin hijos.

    – A pesar de que en 2020 el 67,4% de las mujeres de entre 20 y 24 años contaban con estudios secundarios completos, superando al 60,9% de los hombres de la misma edad, esto no se traduce en una igualdad en la participación laboral o en condiciones de trabajo, evidenciando una brecha significativa que no se justifica por diferencias educativas.

    – En 2021, por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres en la región, había 116 mujeres en similar situación. La menor tasa de ocupación de las mujeres, especialmente en hogares con niños y niñas, agrava esta desigualdad, incrementando la vulnerabilidad económica de las mujeres.

    – La informalidad, que afecta a casi la mitad de las personas trabajadoras en América Latina (48% en 2023), es más prevalente entre las mujeres que entre los hombres. Las mujeres no solo enfrentan mayores tasas de informalidad, sino que también se enfrentan a empleos de menor calidad y mayores déficits de trabajo decente, incluso cuando superan en promedio de años de estudios a los hombres.

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