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Desventura: Un viaje no tan gratificante
Desventura: Un viaje no tan gratificante
Desventura: Un viaje no tan gratificante
Ebook368 pages5 hours

Desventura: Un viaje no tan gratificante

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About this ebook

Edward and Jacob are a couple of men who are about to celebrate their fifth anniversary, both on their special day have decided to celebrate it in New York City, in a luxury restaurant just the two of them, however due to certain delays caused by Edward , both end up leaving very late on their anniversary day and what is worse, they have gotten stuck in endless traffic which makes Jacob disproportionately angry with poor Edward, in the middle of the traffic they meet a group of nice people who invite them to spend their anniversary in their hometown, which is close to their current location, taking advantage of the fact that due to traffic, it is impossible for Edward and Jacob to arrive on time for their reservation.
Jacob, is not sure about going since he does not consider that spending his anniversary in a simple town is to his liking, but Edward wanting to repair his mistake and intending for Jacob to have a good time, agrees without problems. They both finally decide to follow him. group to his hometown and on the way everything is going well, but Jacob is still in a bad mood due to the change of plans, but Edward remains positive, trusting that this unexpected trip will be truly satisfying and rewarding for both of them.
They both arrive at the town, and Edward tries by all means to try to cheer up Jacob and make him stop being angry with him, trying in every way possible to make him feel that the unscheduled trip to this town is going to be the one. best trip of their lives ... but however, Edward is about to discover that just because you go on a trip in a good mood or being positive does not mean that you will have a good time ... and that is something that on this trip he will discover, whether for better or for worse… Edward found that not all trips are… satisfying… or rewarding.
LanguageEnglish
PublisherLulu.com
Release dateSep 1, 2020
ISBN9781716616587
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    Desventura - Jesús Arias

    Epilogo

    Capítulo I: Un viaje atrasado

    —Ya despierta de una vez… es hora de que nos vayamos —dijo un hombre, que estaba parado al lado de una cama, con otro hombre durmiendo en ella.

    —Solo un momento más, festejamos mucho anoche, Jacob —dijo el hombre acostado somnoliento.

    —Vamos Edward… tenemos que irnos antes que sea tarde —dijo el hombre, llamado Jacob.

    —Bien —después de decir esto, el hombre llamado Edward, se levanto lentamente de la cama, mientras veía como Jacob salía de la habitación, ya vestido y preparado para el viaje.

    —Vaya… ya han sido, ¿Cuánto?, ¿Cinco años? —murmuro Edward, para sí mismo. Él y el hombre llamado Jacob, habían tenido una relación que había durado años, y hoy era su aniversario y tenían planeado celebrarlo en la ciudad de Nueva York.

    Edward, se levanto lentamente de la cama y fue a bañarse lentamente, y mientras lo hacía podía escuchar como Jacob, lo llamaba a gritos urgiéndole que se diera prisa.

    Después de un muy largo baño y un tiempo aun más largo preparando sus ropas, Edward por fin estaba listo, pero antes de salir de su habitación fue a verse en el espejo para ver su apariencia.

    Edward, era un hombre alto de un metro ochentaicinco de altura, de piel blanca, con cabello castaño y ojos verdes y además, también tenía una cara de aspecto amigable.

    Al mirarse en el espejo, Edward termino de arreglarse los detalles que vio en su vestimenta, se había puesto una camisa de botones roja con mangas junto con un pantalón negro algo simple y después de asegurarse de que todo estaba bien, bajo a encontrarse con Jacob.

    Cuando bajo a la planta baja de su casa, vio Jacob claramente enojado por su tardanza. Jacob era un hombre blanco aunque de una tez un poco más oscura que la de Edward y tenían aproximadamente la misma altura, su cabello y ojos eran de color negro lo cual combinada con su cara de aspecto un poco frio, hacía que las demás personas sintieran que era un hombre guapo indiferente.

    Jacob, estaba vestido con una camisa de botones blanca con mangas y un pantalón negro que se veía elegante, claramente se había peinado ya que su cabello negro, como sus ojos, estaba muy bien arreglado y brilloso.

    —Pensaba que habías decidido no venir —dijo Jacob, mirándolo directamente a los ojos, al ver esto Edward sabía claramente que estaba enojado.

    —No te enojes, solo que quería ponerme lo más bello para ti... después de todo hoy es nuestro aniversario —dijo Edward, despreocupadamente y sin prestarle atención al enojo de Jacob.

    —Olvídalo… solo pongámonos en marcha.

    —Bien, pero antes muéstrame una sonrisa, si no. No voy a ir.

    —Estas tentando tu suerte Edward.

    —Acaso no es uno de mis muchos rasgos que te gustan.

    —Cada vez te estás hundiendo más y más.

    —No lo creo… vamos muéstrame esa sonrisa.

    Ya sea porque estaban retrasados o porque solo quería que el asunto terminara aquí, Jacob tal como le dijo Edward, le mostro una sonrisa y una muy grande.

    —Bien así está mejor…ahora vámonos.

    Mientras Edward y Jacob, salían de su casa y se dirigían a su auto, Edward noto que Jacob todavía sonreía.

    —Parece que estas de buen humor Jacob.

    — ¿Tú crees?... yo me siento igual que cualquier otro día.

    —Si tú… lo dices.

    Pero cuando subieron al auto y empezaron su viaje, Edward noto que Jacob todavía sonreía, lo cual por alguna razón, puso a Edward nervioso.

    — ¿Por qué sigues sonriendo? —pregunto Edward.

    — ¿No me dijiste que sonriera? —pregunto Jacob.

    —Sí pero… olvídalo.

    Pero Jacob seguía sonriendo y Edward ya no fue capaz de soportarlo.

    —Jacob, ¿Estás enojado conmigo?

    — ¿Por qué preguntas eso?

    —Intuición, supongo.

    —Vaya, ahora de repente tienes buena intuición… dime… ¿Adónde se fue esa intuición en la casa?

    — ¿Enojado por eso? Pero si no fue gran cosa.

    —No fue gran cosa… no fue gran cosa —repitió Jacob, mirando a Edward, y este supo que había dicho algo incorrecto.

    — Bueno digamos que fue algo serio… pero tan poco es necesario que te enojes… ¿Cierto?

    —Así que no fue algo serio —dijo Jacob, solo que esta vez se quedo mirando el camino mientras Edward conducía.

    Después de que Jacob, pronunciara esas palabras, se hizo un silencio incomodo que duro un rato.

    —Este… estas muy callado Jacob.

    —Tú crees —Jacob, solo dijo estas palabras, antes de volver a quedarse callado.

    Nuevamente se había hecho un silencio incomodo en el auto y así siguió durante un rato, hasta que Edward se encontró con un gran tráfico, al cual no podía verle el final.

    —Parece… que… llegamos en la hora pico en la carretera —dijo Edward

    —Me pregunto… ¿De quién será la culpa? —dijo Jacob, sin mirar a Edward, pero este supo que quería decir con esto.

    —Jacob… no fue mi intención.

    —Desde luego que no…después de todo un retraso de horas, lo cual nos hizo atorarnos en el trafico que va a terminar quien sabe cuándo, justamente en el día de nuestro aniversario no fue gran cosa, justamente cuando tenemos una reservación en un restaurante para una hora determinada, reservación que me tomo semanas poder obtener justamente en este día, y ahora cuando creía que todo iba bien… cierta persona decidió darse su tiempo y ahora, por su culpa estamos en un tráfico, que es probable que haga que perdamos nuestra reservación… pero después de todo no es gran cosa.

    Cuando Edward escucho esto, por fin había entendió porque Jacob estaba tan enojado… él había metido la pata.

    —Jacob perdón… no era mi intención.

    —Nunca lo es.

    —Estoy… estoy seguro de que este tráfico va pasar rápido…es más, seguro que llegaremos con tiempo de sobra.

    —Ojala Dios te escuche.

    Pero al parecer, no solo Dios no escucho a Edward, si no que pareciera que el diablo estaba haciendo de las suyas, y el tráfico a penas se había movido en horas.

    —Dios me odia… ¿No es así? —pregunto Edward al aire con resentimiento.

    —Difícil de saber… aunque es probable, que después de este día yo sea el que te odie.

    Después de oír esto, Edward sintió un escalofrió por su espalda y justo después se hizo un silencio incomodo en el auto.

    —Mira algunas personas bajaron de sus autos a tomar cervezas, ¿Por qué no nos unimos? —pregunto Edward.

    Jacob, se quedo mirando a Edward durante un rato, poniéndolo nervioso, haciendo que este se preguntara que estaba pensando.

    —Bien, vamos.

    Después de decir esto, Edward y Jacob, bajaron del auto y fueron con el grupo de personas que estaban bebiendo al lado de la carretera. Eran cuatro hombres y dos mujeres que se habían bajado todos de la misma camioneta y estaban charlando alegremente cuando llegaron Edward y Jacob.

    —Hola, buenas tardes. ¿Podemos unirnos a ustedes? —pregunto Edward con Jacob a su lado.

    Los hombres y las mujeres, se les quedaron viendo a ambos durante un instante hasta que uno de ellos hablo.

    —Claro vengan… aquí hay cerveza para todos —contesto uno de los hombres.

    —Gracias —dijo Jacob.

    Después de decir esto, ambos se sentaron en unas piedras que había  junto al camino cerca de las dos mujeres y mientras ellos hacían esto, uno de los hombres le pasó una cerveza a cada uno.

    — ¿Qué van a hacer en Nueva  York? —pregunto uno de los hombres.

    — ¿Cómo sabes que vamos hacia allá? —pregunto Edward sorprendido.

    —Debe ser porque esta es la ruta hacia la ciudad… ¿O será que de repente la ciudad cambio de lugares con otra? —dijo una de las mujeres sarcásticamente.

    —Es… cierto… se me había olvidado.

    —Estúpido —dijo Jacob

    —Sigues enojado conmigo… cuando se te va a pasar.

    —Bien… ¿Qué van a hacer en Nueva York? —siguió preguntando el mismo hombre.

    —Tenemos una reservación en un restaurante y vamos a comer allá —contesto Edward.

    —Más bien deberías decir… teníamos una reservación —dijo Jacob.

    —Vamos. No seas así, todavía podemos llegar.

    —Con este tráfico… yo no contaría con eso —dijo una de las mujeres.

    —Dos hermanos van hacia Nueva York a comer… eso no se ve todos los días —dijo uno de los hombres.

    —No somos hermanos —contesto Jacob —.Yo jamás seria familia de semejante ser.

    — ¿Entonces son amigos? —dijo uno de los hombres.

    —Somos novios. Llevamos actualmente cinco años juntos —dijo Edward abruptamente.

    Después de que dijo esto, los cuatro hombres y las dos mujeres se quedaron en silencio y se miraron entre sí, aun que solo fue durante un breve instante.

    —Cielos… no me digan que estas personas son de las que rechazan la homosexualidad —pensó Edward para sí mismo.

    —Gracias por su tiempo. Nos vamos —dijo Jacob abruptamente levantándose para irse.

    — ¿Hombre por que te vas? —pregunto uno de los hombres del grupo.

    —Creo que nuestra presencia aquí los incomoda —contesto Jacob.

    —No es eso… si no que nos quedamos mudos nada mas —dijo una de las mujeres.

    —Cuando vinieron pensamos que eran hermanos o amigos… el que dijeran que eran pareja, nos dejo sorprendidos —dijo uno de los hombres del grupo.

    —No somos homofóbicos… estamos en pleno siglo veintiuno por Dios.

    —Vamos siéntate y sigamos hablando.

    —Bien… lo hare —dijo Jacob quien volvió a sentarse nuevamente.

    A pesar del incidente, el grupo pronto empezó a hablar nuevamente y sin recordar el malentendido anterior, durante la conversación, Edward y Jacob aprendieron los nombres del grupo, se llamaban, Miguel, Mitchell, Juan, Arturo, Selena y Teresa y ellos no se dirijan a Nueva York, ellos eran de un pueblo algo grande que difícilmente se encontraba en los mapas, y al cual podían llegar tomando un desvió atraves del monte y la hierba, que tomaban más adelante en la carretera y ellos, se dirigían actualmente hacia ese pueblo.

    —Saben pronto podremos tomar el desvió, ¿Porque no van con nosotros al pueblo y celebran su aniversario?… hay muchos lugares donde podrían celebrarlo —dijo la mujer llamada Teresa.

    — ¿Segura?, no es por ofender, pero no pensaba celebrar mi aniversario en un pueblo desconocido —contesto Edward.

    — ¿Hay sitios interesantes en su pueblo? —pregunto Jacob.

    —Claro que los hay… nosotros estaremos con ustedes y les daremos un recorrido —dijo Selena.

    —Podrá ser solo un pueblo, pero no subestimes las atracciones que puede ofrecer —dijo Mitchell.

    — ¿Qué piensas? —pregunto Edward a Jacob.

    —A estas alturas es ingenuo pensar que llegaremos a tiempo para nuestra reservación… de hecho, lo más probable es que lleguemos como en plena noche a Nueva York —dijo Jacob.

    —Entonces… ¿Qué hacemos? —siguió preguntando Edward.

    —Bien…Vamos a ir… ya hemos ido a Nueva York antes…. Supongo, que será bueno ir a otros lugares — dijo Jacob.

    —Bien esta decidió… irán con nosotros… dennos sus números de teléfonos y nosotros les daremos los nuestros para que no se pierdan durante el camino —dijo Teresa.

    —Bien —contesto Edward quien de inmediato saco su teléfono para intercambiar números con el grupo.

    —Tengo que advertírselos… en el pueblo no hay mucha señal, por lo que es difícil hacer llamadas, por lo que será mejor que se mantengan en contacto durante el camino, ya que una vez que lleguemos cerca del pueblo es probable que la señal se corte —dijo Juan.

    —No hay problema… siempre eh tenido buena orientación, no nos perderemos, si ocurre cualquier accidente los llamaremos en el camino por si acaso —dijo Edward.

    —Bien. Ya verán… que les va a gustar mucho el lugar —dijo Juan.

    El grupo siguió conversando un rato hasta que el tráfico volvió a moverse.

    —Sera mejor que nos subamos… sígannos y no se pierdan —dijo Teresa.

    —Descuida… no nos perderemos —contesto Edward.

    —Vámonos —dijo Jacob.

    Después de despedirse, Edward y Jacob se subieron a su auto y una vez que el tráfico empezó a moverse, ellos empezaron a seguir al auto del grupo de Juan y los demás.

    —Esto no salió tan mal… ¿Verdad? Vamos a tener una aventura —dijo Edward.

    —Quizás… pero no sabemos qué va a pasar al final… las personas siempre embellecen sus lugares de origen, pero la realidad se aleja mucho de la expectativa… puede que terminemos decepcionándonos —contesto Jacob.

    —Hombre, si vas con semejantes pensamientos es obvio que la vas a pasar mal desde el inicio… trata de tener la mente abierta.

    —Lo intentare.

    Después de un rato, la camioneta del grupo de Juan, salió de la carretera en dirección hacia el monte y la hierba que había al lado del camino donde se encontraban.

    Edward y Jacob, los siguieron mientras alguien del grupo de Juan les hacía señas con las manos desde su camioneta.

    — ¿Me pregunto quién pondría un pueblo en un lugar como este teniendo una ciudad no tan lejos?—dijo Edward.

    —Es un misterio —contesto Jacob.

    —Deberíamos llamar a la banda de Scooby Do —Dijo Edward tratando de aligerar el ambiente.

    — ¿Para que llamaríamos a un perro torpe?... si ya tenemos a uno aquí —contesto Jacob.

    —Pero Jacob… yo nunca eh pensado que tú eres torpe.

    La única respuesta de Jacob a este comentario de Edward, fue mirarlo directamente durante un rato, antes de volver a mirar por la ventana.

    —Además Jacob… si eres torpe, entonces eres mi torpe —dijo Edward.

    Jacob, no respondió a este comentario y el auto volvió a quedar en silencio, y así fue durante un rato hasta que por fin, vieron en la distancia, un pueblo algo lejos de su ubicación actual.

    —Por fin llegamos —anuncio Edward antes de voltear la cabeza hacia Jacob, el cual estaba hablando por teléfono.

    —Bien… muchas gracias —dijo Jacob atraves del teléfono.

    — ¿Quién era? —pregunto Edward.

    —Era Teresa… dijo que van a hacer unos recados y que nos buscaran mañana en la mañana… nos recomendó una posada a la cual ir y descansar —dijo Jacob

    —Bien… entonces los veremos mañana.

    La camioneta del grupo de Juan y el auto de Edward llego al pueblo poco después, y al llegar la camioneta tomo una ruta diferente, separándose de Edward y Jacob.

    Edward y Jacob continuaron recorriendo el pueblo hasta que un semáforo rojo los detuvo.

    — ¿Cómo se llama la posada donde nos hospedaremos? —pregunto Edward.

    —Teresa dijo que se llamaba…—antes de que Jacob pudiera terminar su oración, un ruido le impidió continuar.

    Mientras Edward y Jacob estaban hablando, sin saberlo, un grupo de hombres los había rodeado mientras estaban detenidos y habían empezado a golpear el auto.

    — ¡¿Que están haciendo?! —grito Edward.

    Pero los hombres no contestaron, si no que se apartaron cuando el semáforo se puso nuevamente en verde.

    Cuando el semáforo se puso en verde, Edward arranco el auto rápidamente para alejarse de los hombres que se habían agrupado alrededor de ellos.

    — ¿Qué fue eso? —pregunto Jacob.

    —No se… ¿Algún grupo de lunáticos?

    Después de este incidente Edward y Jacob, siguieron dando vueltas a baja velocidad recorriendo el pueblo mientras Jacob trataba de hablar por teléfono.

    — ¡Maldición! —grito Jacob.

    — ¿Qué paso? —pregunto Edward.

    —Estaba hablando con Teresa hasta que se corto la llamada.

    — ¿Qué hablaste con ella? —pregunto Edward.

    —Le estaba preguntando algunas cosas, pero sobre todo por lo que paso anteriormente…ella dijo que eso es normal aquí… solo son muchachos asustando a los conductores.

    —Pues vaya que nos asustaron —dijo Edward.

    — ¿Tienes hambre? —pregunto abruptamente Jacob.

    —No —dijo Edward mientras seguía conduciendo.

    Después de que Edward dijo eso, se hizo nuevamente un silencio incomodo en el auto, Edward lo sabía, ya que cuando Jacob se enojaba, se quedaba mirando la ventana del auto sin siquiera mirarlo a él una sola vez.

    — ¿Qué sucede? —pregunto Edward.

    —Nada —dijo Jacob fríamente.

    —Otra vez estas enojado… ¿Qué hice ahora? —pregunto Edward.

    —No es lo que hiciste… si no lo que no hiciste —dijo Jacob.

    Este comentario lo único que hizo fue confundir mas a Edward, y este se puso a pensar que había hecho mal otra vez, siguió pensando hasta que recordó que el ambiente se puso tenso, después de que Jacob le preguntara si tenía hambre mientras pasaban por un restaurante.

    —Espera… ¿Será que…?

    De repente Edward recordó algo que había escuchado en alguna parte, lo cual tenía que ver, que cuando las mujeres estaban con su pareja, y querían comer lo decían de forma discreta y sutil por alguna razón en vez de decir simplemente que tenían hambre y que querían comer.

    —Pero Jacob es un hombre —pensó Edward.

    Ya sea por cualquier razón, Edward decidió intentarlo y probar su teoría.

    —Jacob… tengo hambre… ¿Qué tal si comemos? —pregunto Edward a Jacob.

    Cuando Jacob escucho esto, casi de inmediato volteo a ver a Edward, y por alguna razón empezó a sonreír, pero no una sonrisa como la de esta mañana, si no una verdadera.

    —Yo sabía que tenias hambre… busca un restaurante… vamos a comer —dijo Jacob quien al parecer había recuperado la alegría.

    En este momento Edward, había recordado otro comentario que había escuchado en alguna parte, el cual era que a veces las mujeres creían estar enfadadas pero en realidad solo era hambre.

    —Pero Jacob es hombre —pensó Edward.

    Deambularon por un rato hasta que Jacob, después de mucho intentar llamo nuevamente al grupo de Teresa para poder pedirles información.

    — ¿Lograste hablar con ellos? —pregunto Edward.

    —Un poco… pero más de la mitad de la conversación fue entrecortada, Arturo me atendió esta vez en lugar de Teresa y me dio una dirección de un restaurante más o menos grande, al menos así es un pueblo como este.

    — ¿Dónde está? ¿La comida es buena? —pregunto Edward.

    —Según Arturo, en ese lugar sirven la mejor comida en todo el pueblo, por lo que es más o menos concurrido, además tiene un gran letrero brillante en las afueras del restaurante por lo que es fácil de encontrar.

    —Bien vamos para allá entonces… ya es muy tarde y me quiero dormir, ah sido un largo día —dijo Edward.

    Después de conducir durante un rato siguiendo la dirección que les indico Arturo, Encontraron un restaurante más o menos grande similar a una estación de servicio con una gasolinera. Ambos bajaron del auto y entraron al restaurante donde se sentaron y ordenaron su comida, y después empezaron a  esperar  a que se la trajeran.

    — ¿Qué crees que nos muestren mañana el grupo de Teresa? —pregunto Edward.

    —No lo sé… no vi muchas atracciones mientras recorríamos el lugar —contesto Jacob.

    — ¿Quizás es que no vimos todo el pueblo?… es más grande de lo que creí cuando lo vimos de lejos —dijo Edward.

    —O quizás no hay nada memorable en el lugar… cuando lo vimos a lo lejos no note nada memorable… solo vi un simple pueblo y nada mas —dijo Jacob.

    —Estoy seguro, que hay más atracciones de las que se muestran en la superficie… cuando Teresa y los demás nos las muestren, ya las veras —dijo Edward.

    —Solo estás diciendo eso porque te aferras a la esperanza de que este viaje resulte placentero, y te salve de lo que hiciste esta mañana —dijo Jacob, el cual se quedo mirando fijamente a Edward al decir esto.

    —Eso… no… es cierto —Dijo Edward vacilantemente.

    —No es cierto…¿Entonces el hecho de que has estado diciendo que el viaje a este pueblo será memorable y divertido, desde que decidimos irnos con el grupo de Teresa, solo ah sido debido a tú intuición y nada más? —pregunto Jacob mirando fijamente a Edward.

    —Pues… obviamente… que así es —contesto Edward tratando de parecer lo más seguro posible.

    —Pues esperemos que tu instinto no se equivoque… si no… las vas a pagar cuando volvamos a casa —dijo Jacob con su voz cargada de amenaza.

    —Ya verás… que disfrutaremos este viaje, y cuando eso pase te lo restregare en la cara —replico Edward.

    —No creo que te atrevas —dijo Jacob.

    —Pues… mira ya llego la comida —dijo Edward tratando de cambiar de tema

    Poco después de que Edward dijera esto, dos mesoneros llegaron llevando la comida que ambos habían pedido. Edward había pedido dos filetes en salsa con ensalada y aderezos junto con algunas guarniciones, mientras que Jacob, había pedido dos hamburguesas de tres carnes cada una con papas y salsa de varios tipos, la comida estaba acompañada de dos grandes refrescos para ambos.

    —Gracias —dijo Jacob a los mesoneros.

    —No necesita darnos las gracias —contesto educadamente uno de los mesoneros.

    — ¿Me podrían decir antes de irse que tipo de atracciones turísticas tiene este pueblo? —pregunto Edward a los mesoneros.

    — ¿Vas a seguir con eso? —pregunto Jacob a Edward.

    —Es que tengo curiosidad, y no me puedo esperar hasta mañana —contesto Edward.

    — ¿Están de turismo aquí? —pregunto uno de los mesoneros.

    —No muchas personas llegan a este pueblo y los que vienen, la mayoría son porque están perdidos o de paso —contesto el otro mesonero.

    —Además de que tampoco ayuda al turismo local, el hecho de que el pueblo no aparezca o resalte mucho en los mapas y las señales sean malas aquí.

    —Sí, de eso último me di cuenta —dijo Jacob.

    —No estábamos planeando ir aquí…si no a otro lugar… pero en el camino tuvimos ciertos accidentes —dijo Edward.

    —Si… un accidente con nombre —dijo Jacob.

    —En el camino nos encontramos con algunos residentes de este pueblo, y nos invitaron a venir diciendo que la pasaríamos bien…y aquí estamos —continuo diciendo Edward, sin hacer caso a la indirecta de Jacob.

    — ¿Y cuál fue el motivo de su viaje? —pregunto uno de los mesoneros.

    —Placer —contesto Edward.

    —Estamos de aniversario —dijo Jacob.

    —Así que son… pareja.

    —Eso, no lo vi venir.

    Después de que Jacob dijera esto, Edward se le quedo mirando fijamente sorprendido por el hecho de admitir tan fácilmente y fortuitamente su relación, ya que debido al incidente anterior con el grupo de Teresa, Edward sintió que sería mejor ocultarlo.

    — ¿Algún problema? —pregunto Jacob.

    —Ninguno… pero nos tomo por sorpresa —dijo uno de los mesoneros.

    —Si están de aniversario… entonces hay lugares a donde pueden ir a divertirse y pasarla bien —dijo otro de los mesoneros.

    —Después de todo, si en el pueblo no hubiese nada que divirtiese y entretuviera a la gente, hace tiempo que todos se hubieran ido.

    —A fin de cuentas un pueblo que no resalte en el mapa, en medio de la nada y parcialmente sin señal o internet… sería muy difícil que la gente se quedara en el.

    — ¡Ves te lo dije! —dijo Edward a Jacob casi gritando, este último se quedo mirándolo fijamente con algo de vergüenza por hacer tanto escándalo de repente

    —Para ir a los lugares buenos en este pueblo, necesitaran un guía ya que si no, solo deambularan sin rumbo todo el día —dijo uno de los mesoneros.

    —Si quieren… podemos darles un tour… hoy salimos temprano.

    —Gracias por el ofrecimiento, pero estamos cansados y ya tenemos unos guías que nos llevaran mañana a dar un recorrido —dijo Jacob.

    —Aunque gracias de todas formas —dijo Edward.

    —No hay problema… si ya tienen un guía, entonces espero que la pasen bien —dijo uno de los mesoneros.

    —Ya tenemos que irnos —dijo el otro mesonero.

    —Oh… es cierto… todavía hay más clientes y ya estuvimos mucho tiempo hablando… adiós.

    —Estoy seguro de que la pasaran muy bien ustedes dos —dijo el otro mesonero antes de irse con su compañero.

    —Son gente muy amigable —dijo Edward.

    —Así parece… pero… ¿Quién sabe?... podrían ser psicópatas, que pretendían llevarnos a un callejón a violarnos y nosotros pensando que son buena gente —dijo Jacob.

    —Dios mío ¿Por qué semejante razonamiento? —dijo Edward.

    —Solo estaba bromeando —dijo Jacob.

    —Pero cambiando de tema… ¿Por qué admitiste abiertamente que era nuestro aniversario y estábamos en una relación? —pregunto Edward.

    — ¿Por qué no lo haría? —pregunto Jacob.

    —Pues porque… ya sabes —dijo Edward.

    — ¿Te avergüenzas de mí? —dijo Jacob.

    — ¡Claro que no! Pero supuse que por el incidente anterior, por el resto del viaje íbamos a ocultar lo nuestro —dijo Edward.

    —No veo por qué… estamos en una relación tú y yo y nadie más, si a las personas les agrada o no, no es asunto nuestro y por enojado que este contigo por esta situación, no voy a negar mi relación contigo a nadie —dijo Jacob.

    — Ya…veo —dijo Edward, algo sorprendió por el tono firme de Jacob al decir estas palabras.

    Después de conversar con los mesoneros ambos empezaron a comer a grandes bocados, sobre todo Jacob al cual se le notaba el hambre que tenia, ya que había agarrado las dos hamburguesas con sus dos manos y las estaba mordiendo alternativamente entre las dos.

    —Mañana será luna llena —dijo abruptamente Jacob.

    — ¿Qué dijiste? —pregunto Edward.

    —Nada —contesto Jacob.

    —Esto esta delicioso —dijo Edward.

    —De verdad que lo es… estas hamburguesas saben mejor que las que comíamos en casa —dijo Jacob.

    —Oh… ¿Entonces quieres decir que ya empiezas a disfrutar el viaje? —dijo Edward sonrientemente.

    —No presiones tu suerte Edward —dijo Jacob.

    —Vamos solo quiere que…—antes que Edward pudiese terminar lo que iba a decir, alguien lo había agarrado por detrás de su cabeza y la había golpeado con la mesa, manchando la cara de Edward con su comida y haciendo caer parte de esta al suelo.

    — ¡¿Pero qué demonios haces?! —grito Jacob.

    — ¡Maldita sea! —grito Edward, el cual se levanto rápidamente solo para ver como un hombre blanco con abrigo de color gris salía rápidamente por la puerta del restaurante.

    — ¡Maldita sea! Me las vas a pagar desgraciado —grito Edward, el cual estaba a punto de salir a correr para perseguir al hombre.

    —Edward, espera —dijo Jacob, el cual había agarrado fuertemente el brazo de Edward impidiéndole que saliera.

    — ¡Tú quédate aquí! Ya vuelvo —grito Edward a Jacob, haciéndolo a

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