La odisea del dictador peruano Pedro Castillo dur� apenas dos horas, el tiempo transcurrido desde que anunciara al pa�s que disolv�a el Congreso y decretaba estado de emergencia y toque de queda hasta que fue retenido por los polic�as anticorrupci�n en la Procuradur�a cercana al que fuera su Palacio presidencial. Una deriva sin igual para la Historia de los tiranos de Am�rica Latina, desde los milicos del Cono Sur, incluido Augusto Pinochet, hasta los actuales Nicol�s Maduro, Miguel D�az-Canel y Daniel Ortega.
A Castillo, uno de los l�deres de la oleada de presidentes izquierdistas en el continente, nadie le hizo caso en su locura, acorralado por la oleada de esc�ndalos de corrupci�n que airearon una vez m�s la putrefacci�n de su mandato y a pocas horas de la votaci�n que iba a realizar al Congreso para destituirle. Ni los militares ni la polic�a ni ninguno de los poderes p�blicos respaldaron al maestro de Cajamarca, llegado al poder por las casualidades de la Historia al frente del partido marxista Per� Libre (PL), el principal defensor de las actuales dictaduras latinoamericanas. Poco despu�s de concluir su intento de asonada, la Fiscal�a de la Naci�n de Per� confirm� la detenci�n del ex presidente por la presunta comisi�n del delito de rebeli�n y quebrantar el orden constitucional.
El destituido presidente peruano fue conducido este mi�rcoles al penal de Barbadillo, en el distrito lime�o de Ate, en el que el tambi�n est� recluido el expresidente Alberto Fuijimori, quien cumple su condena de 25 a�os de c�rcel, mientras es procesado por rebeli�n y conspiraci�n.
Una soledad patente tras fracasar su autogolpe, que evocaba al realizado por Alberto Fujimori en 1992, pero sin ning�n argumento para llevarlo a cabo. Vestido con una chaqueta azul, cabizbajo, sentado junto a su ex primer ministro An�bal Torres, el Rasput�n de su administraci�n, apareci� en la foto de la Polic�a con la tira negra sobre sus ojos como cualquier delincuente nacional. A su alrededor, los polic�as y fiscales anticorrupci�n que ya hab�an abierto seis investigaciones contra el ex presidente, todas ellas por esc�ndalos de corrupci�n que no s�lo le involucran a �l, tambi�n a su familia y su c�rculo m�s �ntimo. Derrotado por el estado de Derecho, su destino ser� la c�rcel, el mismo de Fujimori, el padre de quien fuera su rival electoral en las presidenciales del a�o pasado.
"En atenci�n al reclamo ciudadano, a lo largo y ancho del pa�s, tomamos la decisi�n de establecer un gobierno de excepci�n orientado a restablecer el Estado de Derecho y la democracia", subray� el presidente en su alocuci�n al pa�s. Tembloroso y tan peleado con las palabras como en otras intervenciones, Castillo dict� las primeras medidas para "disolver temporalmente el Congreso de la Rep�blica e instaurar un gobierno de emergencia excepcional", adem�s de convocar en el m�s breve plazo elecciones para un nuevo Congreso con facultades constituyentes para elaborar una nueva Constituci�n en un plazo no mayor de nueve meses.
El mandatario pretend�a gobernar a trav�s de decretos, suspendiendo derechos e imponiendo el estado de excepci�n. La imposici�n de una nueva Constituci�n fue una de las promesas de la campa�a de su partido marxista Per� Libre.
Rumores
Ya durante el fin de semana los rumores de autogolpe sobrevolaban Lima tras conocerse la dimisi�n del entonces ministro de Defensa. Pero ayer mismo en la ma�ana se conoci� otra dimisi�n, la del comandante general del Ej�rcito, Walter C�rdoba Alem�n, tras las presiones sufridas por el nuevo titular de Defensa. Sabedor de sus escasos apoyos, el maestro de Cajamarca llam� a asociaciones, rondas campesinas y sectores sociales a respaldar su decisi�n.
La decisi�n de Castillo provoc� una oleada de rechazo vista pocas veces en el pa�s andino. El primero en salir del gabinete fue el canciller, C�sar Landa, quien comunic� en sus redes sociales que "en estricto apego a mis convicciones y valores democr�ticos y constitucionales, he decidido renunciar irrevocablemente al cargo de ministro de Relaciones Exteriores, ante la decisi�n del presidente Castillo de cerrar el Congreso, violando la Constituci�n".
Tras Landa fue el ministro de Justicia, F�lix Chero, hasta ayer mismo recalcitrante defensor de Castillo, quien decidi� dimitir de forma irrevocable ante "el anuncio del cierre del Congreso y la conformaci�n de un gobierno de emergencia nacional".
Los ex presidentes tambi�n salieron a la palestra, algunos cercanos ideol�gicamente a Castillo como el izquierdista Ollanta Humala: "Castillo es un dictador, es una verg�enza para el pa�s de alcance internacional. Terminar� como todos los dictadores".
Minuto a minuto, a un ritmo endiablado, el Estado de Derecho se empe�aba en desobedecer al presidente golpista. Hasta Vladimir Cerr�n, l�der del PL y su principal apoyo, reconoci� que su amigo se hab�a precipitado "porque no hab�a votos para la vacancia".
S�lo faltaba que los militares confirmaran lo que ya se conoc�a en los c�rculos pol�ticos de la capital peruana: jam�s se unir�an a la deriva sin rumbo del maestro. "Somos respetuosos del orden constitucional establecido. Cualquier acto contrario al orden constitucional genera el no acatamiento", adujeron tanto el Comando de las Fuerzas Armadas y de la Polic�a dejaron claro que no apoyaban la locura de Castillo.
El Poder Judicial, Defensor�a del Pueblo y principales instituciones se sumaron al repudio general, incluso Francisco Morales, presidente del Tribunal Supremo, no se ahorr� ninguna palabra: "El se�or Castillo ya no es presidente del Per�, no creo que nadie en su sano juicio pueda mantener esa postura. La vicepresidenta (Dina Boluarte) debe asumir el poder", a�adi� el juez, quien tambi�n asegur� que nadie deber�a obedecer al "gobierno usurpador".
"Condenamos el quebrantamiento del orden constitucional. La Constituci�n Pol�tica del Per� consagra la separaci�n de poderes y establece que el Per� es una rep�blica democr�tica y soberana (...) Ninguna autoridad puede ponerse por encima de la Constituci�n y debe cumplir sus mandatos constitucionales", se�al� Patricia Benavides, la fiscal general de la naci�n.
Ya s�lo faltaba que el Congreso oficializara el cambio de rumbo en el pa�s. "Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador", abri� la sesi�n parlamentaria su presidente, Jos� Williams. Reunido de emergencia antes de la hora prevista, el Congreso vot� de forma casi un�nime en contra de su disoluci�n, incluyendo peque�as sentencias personales. "�Porque el pueblo peruano siga en democracia!", "�Por la libertad y la Constituci�n!", "Por la democracia en nuestro pa�s", incluso con llamados a la Asamblea Constituyente pero "en democracia", de un antiguo aliado. El resultado sobrepas� los 87 votos necesarios para la destituci�n: 101 a favor, 6 en contra y 10 abstenciones.
Castillo ya estaba "vacado", como ya sucediera con Pedro Pablo Kuczynski y Mart�n Vizcarra. La sucesora Boluarte, que ya se neg� a formar parte del �ltimo gabinete como ministra (aunque segu�a siendo vicepresidenta), hab�a dejado clara su postura nada m�s conocer el golpe de su compa�ero de f�rmula presidencial: "Rechazo la decisi�n de Pedro Castillo de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso. Se trata de un golpe de Estado que agrava la crisis pol�tica e institucional que la sociedad peruana tendr� que superar con estricto apego a la ley". Se trata de la primera mujer presidenta en el pa�s inca.
Boluarte jur� ante el mismo Congreso que hab�a destituido a Castillo y anunci� que gobernar� hasta el final del mandato, en 2026. "Solicito una tregua pol�tica para instaurar un gobierno de unidad nacional, un tiempo valioso para rescatar a nuestro pa�s de la corrupci�n y el desgobierno", a la vez que se anunci� dispuesta a extirpar el "c�ncer de la corrupci�n".
La moraleja de lo sucedido en Per�, pa�s que ha roto todos los r�cords de castigos judiciales para sus presidentes, la dio el predecesor de Castillo, el centrista Francisco Sagasti, de inmaculada gesti�n: "Queda claro que nuestras instituciones y grupos sociales valoran la democracia. Todos rechazaron muy r�pido el intento de violaci�n de la Constituci�n".
La nueva presidenta, Dina Boluarte: "Quiz� no va a ser f�cil"
La nueva presidenta de Per�, Dina Boluarte, asegur� este mi�rcoles que su Gobierno trabajar� para "seguir acortando las brechas de la pobreza y el hambre" y para el desarrollo del pa�s, durante su primera actividad oficial como jefa de Estado.
"Desde esta tarea, que asumo con humildad, pero tambi�n con respeto a la naci�n y a toda la poblaci�n peruana, estar� llevando a cabo mi tarea en esa mirada de que tenemos que seguir acortando las brechas de la pobreza y el hambre, pero tambi�n buscando el desarrollo del pa�s", declar� Boluarte durante una reuni�n con el presidente del Tribunal Constitucional (TC), Francisco Morales.
La flamante presidenta insisti� en la necesidad de mejorar la educaci�n y la salud en el pa�s, as� como su infraestructura "con mejores caminos, carreteras y puentes, con mejores hospitales".
Boluarte, quien fue vicepresidenta y ministra de Desarrollo e Inclusi�n Social del Gobierno de Pedro Castillo, destituido por el Congreso y detenido tras ser acusado de intentar un golpe de Estado, reconoci� que su tarea "quiz� no va a ser f�cil", por lo que reiter� su invocaci�n a todos los actores pol�ticos del pa�s "a trabajar con unidad".
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