El centurión de la noche, por siempre...
JOE ARROYO
(Álvaro José Arroyo González; Cartagena, noviembre 1º, 1955 – †Barranquilla, julio 26, 2011)
Cada canción de Joe Arroyo es una mezcla explosiva y electrizante que practica una amplísima diversidad de ritmos, entre ellos el famoso joesón, inventado por él y definido como una fusión de afrocaribe e improvisación. Por sus logros fue considerado uno de los artistas más importantes de Colombia en toda su historia. Joe Arroyo recordaba que en las tardes, mientras coreaba sus primeras letras, tenía que cargar latones llenos de agua. Era ésa la época en que se le conocía como el cantante del tarro, porque metía la cabeza entre las latas y así entonaba sus cantos para auto escucharse.
Hizo su primera presentación a los ocho años de edad, en el colegio Santo Domingo, en La Heroica. Allí lo conoció Mincho Anaya, profesor de piano y director del conjunto que tocaba en el hotel Americano. Fue él quien lo llevó a cantar al barrio Tesca, ubicado en la zona de tolerancia de Cartagena. Así se produjo su paso al bajo mundo, donde se convirtió en su ídolo. A esa edad fue pues profeta en su tierra.
Gracias a su trabajo con La Protesta de Barranquilla, a su encuentro con Julio Ernesto Estrada «Fruko» y a la creación de su propia orquesta La Verdad, la voz de Joe Arroyo se inmortalízó globalmente gracias a múltiples éxitos. Empezó con su primera grabación, La lluvia, una obra de Richie Ray y Bobby Cruz, que hizo con Fruko y sus Tesos y que se publicó en el variado Bailables del año de 1972. Luego aparecerían Cara de payaso, Lloviendo, El ausente, El caminante y Tania., la primera canción de su autoría que grabó con Fruko.
Luego del éxito logrado con Fruko y sus Tesos, algunas de las orquestas más importantes de Colombia quisieron contar con su excepcional voz. Entre ellas The Latin Brothers, con la que consiguió éxitos como Dos caminos y Patrona de los reclusos, y, la orquesta Los Líderes, con la que sobresalió con canciones como Los barcos en la bahía.
Durante la década de los setenta Joe Arroyo se convirtió en la figura más solicitada de Colombia, pese a su juventud y gracias a su espectacular registro vocal, que lo llevaría a ser uno de los personajes más interesantes de la salsa moderna.
En 1981 fundó en Barranquilla su propia orquesta, La Verdad, y se dedicó a viajar por el mundo. Con La Verdad grabó canciones propias y ajenas y en la década de los ochenta se convirtió definitivamente en uno de los intérpretes más importantes de la música latina en Colombia. Con su orquesta La Verdad, su primer acercamiento al Festival de orquestas del Carnaval de Barranquilla fue en 1982. Ya había publicado dos álbumes, ambos presentados al público en 1981: el primero se llamó Arroyando, en el que apareció su tema Carnaval, y el segundo se tituló Con gusto y gana, del cual surgió el éxito Bolobonchi obra con la que Joe Arroyo obtuvo el segundo lugar en el Festival en ese 1982.
Consiguió seis Congos de Oro consecutivos, el primero en 1984, gracias a su éxito Amanecemos sí, de su álbum Actuando, la tercera producción musical de su carrera con su propia orquesta La Verdad. En 1985 consiguió su segundo Congo gracias a éxitos como Rosa Angelina, El palo y Tania, éxitos de su lanzamiento Hasta amanecé. En 1986 sumó su tercer premio en el Festival de orquestas del Carnaval con Tumbatecho, el éxito de su álbum Me le fugué a la candela. En 1987 publicó su álbum Musa original y allí apareció el tema Rebelión, el mismo que le brindó su cuarto título en el Carnaval. Con Son apretao de su producción Echao pa´ lante logró su quinto reconocimiento en 1988, y en 1989, el sexto Congo de Oro lo ganó gracias a éxitos como La noche y En Barranquilla me quedo que aparecieron en su trabajo Fuego en mi mente. En este mismo álbum también publicó A mi Dios todo le debo y fue gracias a su impacto en Barranquilla que los directivos del Festival del Carnaval decidieron crear un premio nuevo, porque parecería tonto volverle a entregar un Congo de oro a Joe Arroyo. En febrero de 1990 fue galardonado con el Súper Congo de Oro y declarado fuera de concurso.