El grado de incompetencia de la UEFA se escenificó de manera flagrante en el sorteo de la Champions League. La chapuza fue monumental y afectó de lleno a los clubes españoles. Maltratar de esa manera la ´Joya de la Corona´ del fútbol continental en un sorteo televisado a nivel mundial y señalar de manera tan cobarde al proveedor de software, en lugar de pedir disculpas públicas y poner de patitas en la calle al responsable de semejante despropósito, habla a las claras del desahogo de los que dirigen los destinos del fútbol europeo. Los supuestos garantes del ‘fair play’, el respeto y la pureza de la competición pisotearon todo el glamour de la Champions League con un sorteo chapucero. Los daños y perjuicios transitan entre lo deportivo, lo económico y lo reputacional, aunque eso para estos dirigentes sea lo de menos. Del remedio, o sea la repetición del sorteo, sólo podía esperarse que la ley de Murphy se encargase del resto.

Más allá de la opinión contraria a la Superliga, como competición cerrada y sin recorrido en lo deportivo, comparto el justificado enfado del Real Madrid, gran damnificado de dicha repetición. Por muy bonita que sea la eliminatoria contra el PSG, con la vuelta de Ramos, el peligro Messi y el morbo Mbappé, no tiene nada que ver enfrentarse al club francés que al Benfica portugués, un rival histórico por nombre, pero de mucho menor potencial futbolístico. El club blanco, enfrentado abiertamente con la UEFA, ve fantasmas y hasta Butragueño ha alzado la voz, lo que ya de por sí es noticia.

Atlético y Villarreal se verán al final las caras con Manchester United y Juventus, que es bastante mejor que hacerlo con Bayern y Manchester City, probablemente los dos grandes candidatos al título. La ‘Champions Chapuza’ era esto y los dirigentes de la UEFA han demostrado una vez más que no tienen nivel para dirigir el supuesto mejor torneo del fútbol mundial a nivel de clubes. La Champions League es hoy un gran meme.