Innovar no significa tener la tecnología más avanzada en las calles, como erróneamente lo han creído muchas personas desde hace un tiempo. Innovar es solucionar de forma creativa los problemas cotidianos y transformar positivamente la realidad de una urbe. Los paisas han sido innovadores desde la época de los arrieros, quienes se enfrentaron a una topografía agreste y se abrieron paso entre las montañas para generar riqueza y desarrollo socioeconómico.
Andrés Arias, director del Clúster de Negocios Digitales de la Cámara de Comercio de Medellín, señaló que existen indicadores basados en fórmulas para medir la innovación. Pero al caminar por la ciudad hay pruebas materiales de esas soluciones que le cambiaron la cara al territorio; entre ellas, el Metro, el Metroplus, el Metrocable, el Tranvía y las escaleras eléctricas de la comuna 13. Esta es una de las razones por las que la ciudad fue escogida como la más innovadora del mundo en 2013, por encima de grandes capitales, como Nueva York (EE. UU.) y Tel Aviv (Israel).
Elkin Echeverri subrayó que, “entre 2013 y 2020, ese trabajo permitió la atracción de 460 multinacionales tecnológicas procedentes de 33 países y la creación de unos 14.ooo empleos. Así mismo, cuando el Foro Económico Mundial (WEF) descubrió que había un estallido de innovación en la ciudad, decidió abrir aquí el único Centro para la Cuarta Revolución Industrial que hay en hispanoamérica”.Así, aunque algunos países sacan la cara por esta zona del mundo, la región continúa con una brecha respecto a las potencias mundiales y en los últimos años ha marcado un retroceso.
En la misma línea de ese avance, el experto destacó que Medellín ha tenido expansiones económicas superiores a las de las capitales en América Latina. Por ejemplo, en 2014, la generación de riqueza per cápita creció 4,2% y fue la mejor tasa entre los países de la región, según un estudio realizado por la Institución Brookings.
“La economía de Medellín se expandió sin estar basada en extracción de petróleo y sin tener mar […], ahí se puede inferir que hay una incidencia directa del conocimiento tecnológico en las empresas”, añadió
Ahora bien, hay que reconocer que todavía hay retos por delante. El principal, a juicio de María Clara Choucair —miembro de la junta directiva de la Federación de la Industria Colombiana del Software y la Tecnología Informática (Fedesoft)—, es la educación, toda vez que se necesitará más capital humano que se encargue de seguir ingeniando soluciones tecnológicas para los grandes problemas de la ciudad. Igualmente, desde su óptica, es perentorio educar emprendedores que desarrollen startups y no solo sean la mano de obra para tercerizar servicios.
Por otro lado, consideró que es necesario profundizar los esfuerzos para atraer a más personas al área de la tecnología: “Si la sociedad no se mueve hacia este conocimiento, hay que entender que, con el avance tecnológico, quien consigue un trabajo en un sector tradicional el día de mañana no lo hará tan fácil”.
En este sentido, el director del Clúster de Negocios Digitales indicó que la conexión entre los diversos actores que pueden impulsar la innovación hace parte del trabajo actual que se realiza desde allí.
“Hay una agenda común que nos permite generar transformación desde la tecnología. Nosotros tenemos un consejo asesor integrado por empresas de la industria que traen unos retos a las conversaciones y tenemos que seguir velando para que la articulación se siga dando, ese es un gran reto que se soluciona únicamente generando espacios”, concluyó.