Habilidades Socioemocionales
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Habilidades Socioemocionales
HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES
INTRODUCCIÓN
Es bien conocido que las emociones juegan un papel importante en distintos ámbitos de
la vida psicosocial de los individuos, tales como la salud y el desempeño académico. En la
actualidad se están desarrollando líneas de investigación en la que las habilidades socioe-
mocionales forman parte de los planes y programas de estudio de los alumnos que cursan
su educación básica y media superior; esto es, ya no se trata única o exclusivamente que
los estudiantes aprendan contenidos de matemáticas, español, ciencias, geografía o historia,
solo por mencionar algunas de ellas.
Las más recientes investigaciones en educación apuntan a la necesidad de formar a los
estudiantes a ser mejores ciudadanos, con alto sentido de compromiso y solidaridad con su
comunidad y responsabilidad con el medio ambiente. En este contexto de educación for-
mal, resulta de particular interés investigar la relación entre la formación de contenidos de
los estudiantes y la educación emocional, mirando la habilidades sociales y emociona-
les como elementos clave que le permitan a los estudiantes alcanzar sus metas académicas,
así como el desarrollo de estrategias y habilidades socioemocionales para su futuro personal
y profesional.
Las habilidades socioemocionales, como quedará esbozado en el presente artículo, son
un campo de investigación ampliamente discutido y analizado por la comunidad científica,
y en franca expansión. Sin embargo, bien podríamos acotar, con fines introductorios, que se
trata de procesos a través de los cuales las personas ponen en juego diversas estrategias que
les permiten gestionar de una manera eficiente sus emociones y toma de decisiones, conside-
rando su experiencia, información de contexto y los distintos recursos cognitivos que pone
en juego y en pro del logro de metas, objetivos o simplemente generar un estado de bienes-
tar emocional.
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Las estrategias o habilidades se aprenden desde la infancia y a lo largo de todo el ciclo
vital, forma parte inherente de los distintos aprendizajes del ser humano y, al menos en teo-
ría, este despliegue de habilidades se va enriqueciendo conforme se crece y madura, de tal
suerte que conforme alcanzamos la adultez nos volvemos más capaces para amplificar nues-
tra capacidad de respuesta y adaptación a las distintas circunstancias, en pro de dar la mejor
respuesta posible ante determinado evento, y ser más eficaces conforme las demandas del
entorno, los grupos sociales, culturales, etcétera.
Sin embargo, es en la niñez, adolescencia y juventud plena, en que se lleva a cabo este des-
pliegue de desarrollo de habilidades, mismas que se ven consolidadas en la edad adulta. Bajo
esta perspectiva, enseñar a los niños, adolescentes y jóvenes acerca de las emociones y, espe-
cíficamente de la gestión de sus emociones y desarrollo de habilidades sociales, puede con-
tribuir positivamente al logro de sus metas, tanto académicas como de su vida afectiva. Sin
duda, esto representa un gran reto para la educación formal e informal, intra o extramuros,
que los beneficiará y contribuirá positivamente a lo largo de su vida adulta y en las distintas
aristas de su bienestar personal, salud, académico o laboral, solo por mencionar algunos.
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De Fruyt y Wille, (2015) proporcionaron una definición más conceptual y operativa
de las habilidades socioemocionales, sugiriendo que éstas son características individuales
que:
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relaciones positivas; tomar decisiones responsables; y manejar situaciones interpersonales
de manera constructiva (Elias et al., 1997).
Los modelos para las habilidades socioemocionales involucran principalmente caracte-
rísticas de personalidad. Como en el proyecto desarrollado por Collaborative for Academic,
Social, and Emotional Learning (CASEL, 2015). Programas efectivos de aprendizaje social y
emocional en Chicago propone un modelo con cinco variables centrales: autoconocimien-
to, autogestión, conciencia social, habilidades de relación y toma responsable de decisiones.
Asimismo, un estudio internacional sobre Habilidades Sociales y Emocionales de la
OCDE, (2017) evalúa a estudiantes de 10 y 15 años en varias ciudades y países del mundo. El
estudio se basó en un marco conocido en el campo de las habilidades sociales y emociona�-
les como Big Five (cinco grandes), mismo que proporciona un esquema general (ver Figura
1) de cómo deben organizarse estas habilidades. El modelo se organiza jerárquicamente las
cinco categorías generales de habilidades que se pueden a su vez subdividir en habilidades
más condensadas y que pueden considerarse de orden inferior.
Además de mostrar su similitud mutua, estas agrupaciones también aseguran una con-
sideración sistemática, integral y equilibrada de las habilidades sociales y emocionales de los
individuos.
De acuerdo con este estudio, la estabilidad emocional parece ser la más relevante de las
cinco grandes dimensiones para la satisfacción con la vida. También sugiere una fortaleza
notablemente similar de las relaciones para dos resultados de calidad de vida: la vida y la
satisfacción laboral. Establecer la causa exacta de estas relaciones es desafiante, sin embar-
go, también se ha encontrado que el bienestar promueve cambios positivos de personalidad
(entre otros factores) que pueden mejorar simultáneamente las habilidades sociales y emo-
cionales de las personas y su calidad de vida.
Por otra parte, Durlak, Weisberg, Dymnicki, Taylor y Schellinger (2011) defienden que
los programas de aprendizaje socioemocional deberían fomentar cinco conjuntos amplios
de competencias: autoconocimiento, autogestión, conciencia social, habilidades de relación
y toma responsable de decisiones.
El modelo elaborado por Primi con otros autores presenta cinco amplios dominios de
habilidades socioemocionales: Autogestión la cual se relaciona con el Conocimiento de la
Literatura de Personalidad; las dimensiones interpersonales de Compromiso con los Demás
conceptualmente relacionado con Extraversión; Amistad relacionada con Amabilidad;
Regulación de Emociones Negativas asociada a Afectividad Negativa o Neuroticismo; y
Mentalidad Abierta asociada a Apertura a la Experiencia. Estos dominios y facetas socioe-
mocionales pueden servir como un marco integrador que se puede usar para construir evi-
dencia, transversal y longitudinalmente, sobre los resultados consecuentes de las habilida-
des socioemocionales. Habilidades adquiridas a lo largo del desarrollo de los niños y jóvenes
(Primi et al., 2017; Abrahams, et al., 2019).
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Figura 1. Estructura de las habilidades sociales y emocionales
Desempeño
Regulación
de
emocional
hablilidades
Participar Mente
con otros abierta
Traducido de OECD, (2018). Social and Emotional Skills Well-being, connectedness and success.
Paris, France: OECD Publishing
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Tabla 1. Dominios y facetas de las habilidades socioemocionales
(Primi et al., 2017)
Determinación Establecer metas y altos estándares, motivarse, trabajar muy duro y aplicar uno
Autogestión
Responsabilidad Poseer habilidades de gestión del tiempo, ser puntual y honrar los compromisos.
Iniciativa social Acercarse y conectar con otros, tanto amigos como extraños, iniciando,
manteniendo y disfrutando del contacto social y las conexiones.
Entusiasmo Mostrar pasión y entusiasmo por la vida; abordar las tareas diarias con energía,
emoción, y una actitud positiva.
Compasión Usar la empatía y las habilidades de toma de perspectiva para comprender las
necesidades y los sentimientos de los demás, actuando sobre esa comprensión
con amabilidad y consideración.
Amistad
Confianza Asumir que los demás, en general, tienen buenas intenciones y perdonar a
los que han obrado mal.
estrés
Regulación de
Auto confianza Sentirse satisfecho con uno mismo y con la vida actual, tener pensamientos
positivos sobre uno mismo y mantener expectativas optimistas.
Curiosidad Mostrar interés por las ideas y pasión por el aprendizaje, la comprensión y la
intelectual exploración intelectual.
Mentalidad abierta
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La evaluación de habilidades socioemocionales se considera un desafío debido a múltiples
problemas de medición como: estilos de respuesta, problemas de consistencia y falta de con-
vergencia, además de otras medidas que también son visibles en el campo de la evaluación
de las diferencias individuales. El desarrollo y mejora de herramientas y métodos de evalua-
ción socioemocional es, por tanto, una prioridad.
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individuales para la aquiescencia. (Ferrando et al., 2003), el modelo de análisis factorial de
intercepción aleatoria (RIFA) asume que los coeficientes lineales (intersecciones y cargas
factoriales) que vinculan las variables observadas con los factores latentes son coeficientes
fijos es decir, comunes para todos los participantes (Maydeu-Olivares y Coffman, 2006) y el
método ipsativo propuesto por Chan y Bentler (1993) donde los datos se denominan ipsati-
vos si están sujetos a una restricción de suma constante para cada observación, usualmente,
los datos ipsativos son la consecuencia de la transformación de sus correspondientes datos
preipsativos.
Viñetas de anclaje
La técnica de anclar viñetas se introdujo para corregir el sesgo de medición, en particular, el
llamado efecto de grupo de referencia, en las respuestas de tipo Likert (King, Murray, Salo-
mon y Tandon, 2004). Las viñetas de anclaje son textos breves que representan a un indivi-
duo en un escenario hipotético que manifiesta el rasgo de interés en mayor o menor grado,
los encuestados usan el mismo formato de respuesta y la misma escala de autoevaluación de
su propio comportamiento o rasgos. Por lo general, los encuestados califican varias viñetas,
que representan varios niveles del rasgo.
Los principales supuestos de medición del método de viñetas de anclaje son la consisten-
cia de la respuesta la cual significa que los encuestados usan las categorías de respuesta de la
misma manera cuando califican las viñetas que cuando se califican a sí mismos en lugar de
imponerse estándares más altos o más bajos que los personajes de las viñetas, y la equiva-
lencia de viñetas significa que todos los encuestados perciben que una viñeta representa el
mismo concepto subyacente, con viñetas en una serie, todas vistas como parte de una escala
unidimensional (King et al., 2004).
Las autoevaluaciones de las personas se pueden volver a escalar en función de sus cali-
ficaciones en las viñetas de anclaje; en las evaluaciones de PISA 2012, este cambio de escala
condujo a la eliminación de la paradoja motivación-logro. Asimismo, las viñetas se diseña-
ron para garantizar la unidimensionalidad y un poder discriminatorio considerable en los
niveles de rasgos (OCDE, 2013).
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variabilidad sustancial entre las percepciones estos. Las calificaciones de diferentes infor-
mantes comparten cierta variación, pero también brindan perspectivas únicas sobre la posi-
ción y el desarrollo de habilidades de los niños y adolescentes.
Tales discrepancias entre los informantes no son sorprendentes, ya que las habilidades
socioemocionales son construcciones multidimensionales que se manifiestan de diversas
formas en diferentes contextos (Abrahams et al., 2019). Por ejemplo, los profesores se pue-
den basar en un marco de referencia mucho más amplio al comparar a un alumno con los
otros alumnos a los que enseñan, para caracterizar las habilidades de sus alumnos. Por el
contrario, el alcance de los padres suele ser mucho más estrecho e idiosincrásico (ver John y
De Fruyt, 2015).
Escalas compuestas
Las escalas compuestas generalmente se refieren a descripciones amplias que a menudo que
refieren a construcciones multidimensionales que aprovechan múltiples habilidades o ras-
gos, por ejemplo, la “ciudadanía global”, “espíritu empresarial” o “liderazgo”. El desafío clave
para la evaluación de tales términos de habilidades híbridas y multidimensionales es primero
descomponerlos en sus habilidades constitutivas definidas en una clasificación de habilida-
des existente y, posteriormente, pensar en formas de recombinar psicométricamente de los
puntajes de habilidades que constituyen para que sirvan como un indicador de la habilidad
híbrida (Abrahams et al., 2019).
En la literatura sobre los efectos de criterio de los rasgos de personalidad y la validez de
criterio de escalas compuestas específicos subrayan la necesidad de claridad sobre las estruc-
turas de escalas compuestas. A nivel conceptual, la construcción de teorías busca compren-
der cómo los rasgos de personalidad afectan los resultados y para qué criterios los rasgos
específicos son más o menos destacados. A nivel de medición, la investigación de validación
se ocupa de probar los efectos de criterio de instrumentos específicos (por ejemplo, Hough
y Ock, 2013). Con respecto a estos dos aspectos, los investigadores podrían conceptuali-
zar y medir los rasgos de personalidad en varios niveles de amplitud versus fidelidad (por
ejemplo, faceta, orden superior y nivel compuesto), lo que complica aún más la imagen. La
comprensión estructural de las escalas compuestas es importante para examinar todos estos
problemas.
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encuestado en una dimensión es igual al número de afirmaciones que elige para medir esa
dimensión. El método de puntuación es similar cuando cada bloque consta de más de dos
reactivos. Así, para cualquier individuo, la suma de sus puntuaciones es un valor fijo, que
genera datos ipsativos.
Para resolver fundamentalmente los problemas de los datos ipsativos, los científicos psi-
cométricos han construido algunos modelos de teoría de respuesta al ítem (IRT, por sus
siglas en inglés) en los últimos años. Uno de ellos es el modelo TRI thurstoniano de Brown y
Maydeu-Olivares (2011). El modelo puede estimar la puntuación real del encuestado direc-
tamente a través de su patrón de respuesta. Por lo tanto, los investigadores pueden anali-
zar los puntajes normativos y estimar la confiabilidad de la prueba utilizando la función de
información de la prueba (Xiao, Yue, Liu, Hongyun y Li, Hui, 2017)
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Biodatos y pruebas de juicio situacional
Los estudios de biodatos emplean preguntas estandarizadas en los individuos sobre detalles
biográficos, como la frecuencia de ocurrencia de ciertos eventos, comportamientos o expe-
riencias en el pasado. Dado que las medidas de biodatos son menos propensas al engaño que
los inventarios de autoinforme tradicionales y consumen menos tiempo que la evaluación
ambulatoria, podrían ser un método práctico para la evaluación de comportamientos espe-
cíficos relacionados con habilidades.
La información de biodatos se ha utilizado principalmente para las admisiones univer-
sitarias y ha demostrado una validez incremental para la predicción del rendimiento de los
estudiantes universitarios, la personalidad de los Cinco Grandes, así como para evaluar ras-
gos de personalidad específicos.
Las medidas de biodatos proporcionan un método estructurado y sistemático para reco-
pilar y calificar información sobre los antecedentes y la experiencia de un individuo en
cambio el inventario de medida y juicio situacional (SJI, por sus siglas en inglés) son prue-
bas de opción múltiple destinadas a evaluar cómo un solicitante (para un trabajo o, en este
caso, para la universidad) podría reaccionar en diferentes contextos relevantes (Motowidlo
y Tippins, 1993). En el contexto de la universidad, ambas medidas tienen el potencial de
aumentar la validez relacionada con el criterio sobre las medidas tradicionales, porque el
contenido de los ítems se puede adaptar a dimensiones específicas del desempeño de los
estudiantes en la universidad y a las metas de una universidad en particular o del proceso de
admisión a la universidad.
En las pruebas de juicio situacional a los encuestados se les proporciona un conjunto de
escenarios hipotéticos acompañados de varios cursos de acción plausibles. Según el diseño
se les pide a los examinados que clasifiquen o califiquen las diferentes respuestas según su
idoneidad en esa situación. Alternativamente, a los participantes se les pueden ofrecer múl-
tiples opciones de respuesta y se les puede pedir que seleccionen la respuesta que define su
comportamiento en dicha situación.
Los biodatos y los SJI también pueden tener una mayor utilidad práctica sobre las eva-
luaciones subjetivas alternativas, como ensayos o cartas de referencia que se usan común-
mente en las admisiones universitarias, porque estas brindan un método justo y estandari-
zado para obtener y calificar información sobre la amplia gama de antecedentes educativos
y experiencias sociales que los solicitantes puedan haber tenido.
Medidas de desempeño
En las medidas de desempeño específicas de habilidades, principalmente para evaluar el
pensamiento crítico y la creatividad, podría implicar que estas dos habilidades parecen pres-
tarse mejor para las pruebas de rendimiento que otras. Sin embargo, el objetivo es integrar
múltiples habilidades en una sola prueba. Por ejemplo, la evaluación de preparación para la
universidad y el trabajo involucra no solo pensamiento crítico sino también razonamiento
analítico, resolución de problemas y habilidades de comunicación escrita (Partnership for
21st Century Skills, 2009).
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En la literatura, cada vez existe más evidencia empírica que nos lleva a pensar que fomen-
tar las competencias socioemocionales de los estudiantes “puede ser una herramienta útil
para abordar las emociones negativas incipientes en diferentes contextos sociales o de apren-
dizaje y, en última instancia, ser un factor que facilite de manera efectiva la resolución de
problemas y el procesamiento de la información” (Cassullo y García, 2015, p. 215).
Los resultados de una investigación a partir de una metodología a nivel universitario
como parte de proyectos de investigación e innovación relacionados con la docencia. López-
Mondéjar y Tomás, (2016) mostraron que el uso de la metodología del aprendizaje coope-
rativo en el ámbito universitario favorece el desarrollo en los estudiantes de habilidades y
competencias socioemocionales como la empatía, el asertividad y el consenso, con la capa-
cidad de ponerse en el lugar de los demás, o empatía. La importancia de este tipo de inves-
tigación es de total relevancia ya que las universidades preparan a los ciudadanos que en el
futuro participarán activamente en la sociedad, por lo que el desarrollo de estas competen-
cias socioemocionales en los jóvenes cobra especial relevancia.
Por otra parte, para Schleicher (2018) afirma que el mayor dilema de la comunidad edu-
cativa es que las habilidades cognitivas, son las más fáciles de enseñar y probar, son las que,
a su vez, “también son más fáciles de digitalizar, automatizar y tercerizar”, la escolarización
de hoy debe ser mucho más acerca de las formas de pensar (que involucran la creatividad, el
pensamiento crítico, la resolución de problemas y el juicio), las formas de trabajar (incluidas
la comunicación y la colaboración), las herramientas para trabajar (incluida la capacidad de
reconocer y explotar el potencial de las nuevas tecnologías) y sobre la capacidad de vivir en
un mundo multifacético como ciudadanos activos y responsables (p. 31).
En las investigaciones se han explorado factores que contribuyen al desempeño exito-
so de los estudiantes como son: socioculturales, familiares e individuales (Hattie, 2009).
Asimismo, otras investigaciones a partir de teoría cognitiva social ven el funcionamiento
humano de una manera transaccional, dependiendo de las interacciones recíprocas entre
los comportamientos de un individuo, sus factores personales internos (por ejemplo, pensa-
mientos y creencias) y eventos ambientales (Bandura, 1997).
A MANERA DE CIERRE
En la evidencia de múltiples investigaciones, es cada vez más contundente confirmar datos
consistentes reportados en la literatura internacional que afirman sobre el impacto que tie-
nen las habilidades socioemocionales en el rendimiento académico; lo que hace imprescin-
dible considerar que en el diseño de las políticas públicas en educación se comience a pensar,
de manera clara y explícita en la necesidad de fortalecer la dimensión social y emocional de
los estudiantes al igual que de los profesores y en los contextos en los cuales se desarrollan.
En este sentido, lo presentado da aún mayor relevancia a la necesidad de integrar en los pro-
gramas de formación docente contenidos relacionados con el aprendizaje socioemocional de
sus estudiantes, como también ofrecer un entrenamiento práctico sobre cómo implementar
dinámicas interpersonales en los salones de clases.
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Las habilidades socioemocionales a lo largo de la vida tienen gran relevancia para prede-
cir una amplia serie de resultados constantes, que van desde el logro educativo, el comporta-
miento ciudadano y la empleabilidad, hasta la salud y el bienestar físico y mental. Por ello, la
educación en todos sus niveles debería posibilitar que los alumnos, como futuros ciudada-
nos, construyan las habilidades que les ayuden a reflexionar y desarrollar habilidades emo-
cionales y sociales que faciliten la convivencia entre los sujetos en diversos escenarios en los
que puedan demostrar valores y actitudes tales como el respeto, la empatía, la participación
y la comunicación en pro de una sociedad equitativa que brinde herramientas para el bien-
estar individual y social.
Los desafíos de la evaluación y las innovaciones en la investigación de habilidades socioe-
mocionales llevarán a los investigadores en educación a revisar y aplicar métodos alterna-
tivos para medirlas, que complementen las herramientas basadas en escala de autoinforme.
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