En el proceso sucesorio de 2024, López Obrador ha sitiado a la primera presidenta de México imponiendole a la mayor parte del gabinete, legisladores y demás cargos.
Con la sucesión, parece que en septiembre se ha ratificado el predominio de la dependencia. Así lo indica la posición común con respecto al “asunto español”.
El triunfo como nueva Jefa de Estado, queda ensombrecido por su empeño en seguir al pie de la letra lo que dice López Obrador, por no tener una agenda propia y por someterse voluntariamente a los designios de los líderes de Morena.