El sur de Brasil está bajo agua. Lo que era excepcional hoy es parte de la nueva normalidad. La adaptación, los planes de emergencia climática y la valoración de los ecosistemas deben ser incorporados a la política. Se trata del mundo que dejaremos a nuestros hijos e hijas.
La crisis climática que vive Rio Grande do Sul ya es la mayor de la historia de Brasil pero cuando el agua retroceda tendremos una mejor visión de la infraestructura destruida, las pérdidas económicas y, lo más importante, el número de muertes.
La tragedia climática que azota el estado sureño de Brasil abrió el escenario para la lucha por identificar a los culpables de la tragedia. Y es que para algunos, la magnitud de la catástrofe es, en sí misma, una expresión de un resultado político.
El papel de las movilizaciones ha sido importante para impulsar el desarrollo de políticas de salud para las poblaciones migrantes en Brasil, lo que a su vez también beneficia a los nacionales.
¿Qué podrían explicar la discrepancia entre una percepción evolutivamente favorable sobre la igualdad de género en general y los datos alarmantes sobre inseguridad y la violencia hacia las mujeres y las menores oportunidades profesionales?
La reconstrucción democrática del país exige claridad, capacidad crítica y coraje por parte de los líderes políticos y sociales. Cualidades que apenas se perciben entre la mayoría de los actuales dirigentes de Brasil.