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Sayo

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Se llamaba sayo a las túnicas holgadas, poco ceñidas o sin ceñir, que llegaban hasta las rodillas,[1]​ así como a cierto tipo de casaca larga y con botones que solían llevar los aldeanos. La palabra sayo se ha utilizado también como sinónimo de vestido. Véase: sago.

Variantes

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  • sayo de armas: el confeccionado con tela acolchada, que servía para defender el cuerpo de los golpes y las heridas en enfrentamientos;
  • sayo vaquero: vestido exterior que cubre todo el cuerpo y se ataca por una abertura que tiene atrás, en lo que sirve de jubón (se utilizó mucho en niños, con la simple denominación de vaquero)
  • sayo galo, vestimenta militar que usaban los galos en tiempos de guerra de quienes lo adoptaron los romanos con algunas alteraciones. Tenía la forma de una túnica con mangas
  • sayo clámide, vestimenta militar que tenía parte del sayo galo y del clámide griego. Era como una túnica con mangas y servía para denotar y distinguir las jerarquías militares según las franjas y adornos que se le ponían[2]
  • sayo (adjetivo): de una persona, que tiene malos modales, que trata de aprovecharse de sus semejantes o de la situación. Los españoles y los germanos usaron también el sayo militar para ir a la campaña. Los ponchos españoles son un remedo del antiguo sayo militar

Expresiones relacionadas

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  • Hacer de su capa un sayo: actuar con absoluta libertad, sin dar cuentas a nadie de la potestad propia.
  • Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo: no hay que confiarse y mantener la ropa de abrigo, e impermeable hasta el 9 de junio.[3]​ Este refrán se ha ido acortando en el siglo XXI por la transmisión boca a boca, pero la generaciones nacidas en la primera mitad del siglo XX decían: Hasta el 40 de mayo no te quites la capa ni el sayo. Incluso esta forma es una abreviatura de una anterior: Hasta el 40 de mayo el pastor no se deja en casa la capa ni el sayo. El refrán también se decía en otras lenguas de la península ibérica: En enfouto del mes de Mayu, el pastor non dexe'n casa la capa nin el sayu.
  • Al que le venga/quepa el sayo, que se lo ponga: una forma indirecta de calificar a una persona.[4]
  • ¡No seas tan sayo!: es una forma de decirle a alguien que no sea tan cara dura, tan hipócrita.
  • ¡Qué sayez!: ‘¡qué poca vergüenza!, ¡qué descaro!’

Véase también

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Notas

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  1. Real Academia Española. «sayo». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  2. Diccionario militar español-francés, Federico Moretti, 1828
  3. En el hemisferio norte, por esa fecha, las temperaturas suelen ser ya lo suficientemente elevadas y las lluvias escasas como para prescindir por completo de la ropa de abrigo e impermeable.
  4. En el sentido de «quien se dé por aludido...», suele decirse tras una aseveración o juicio, propio o ajeno, para señalar en forma indirecta e indeterminada a el o los interlocutores sobre quienes se crea que tal juicio aplica.

Referencias

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