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Gotas de Flügge

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Algunas enfermedades infecciosas pueden transmitirse a través de gotas de Flügge expulsadas de la boca y la nariz.

Las microgotas[1]​ o gotas de Flügge[2]​ son pequeñas gotas de secreciones (principalmente saliva y moco) que se expulsan de forma inadvertida por la boca y la nariz al hablar (incluso en voz baja), estornudar, toser o espirar. Su existencia e importancia fue demostrada en la década de 1890 por el bacteriólogo e higienista alemán Karl Flügge, de quien toman el nombre. Estas gotas pueden transportar diversos agentes patógenos, tales como virus y bacterias. Una sola gota puede poseer varias unidades activas del agente patógeno, siendo posible que una sola inicie una infección, por ejemplo la tuberculosis.[2]​ Son el mecanismo de transmisión fundamental en el sarampión, la rubéola, la varicela, la lepra, el moquillo canino, la influenza equina, la parotiditis,[3]​ la gripe, entre muchas otras enfermedades que afectan a diversas especies.

Formación y transporte

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Las gotas de Flügge son el resultado del fraccionamiento o atomización de la saliva y mucosidad en la cavidad oral debido al cizallamiento de la respiración y se pueden producir de muchas maneras. Naturalmente, como resultado de respirar, hablar, estornudar, toser o cantar. También se pueden generar artificialmente en un entorno de atención médica a través de procedimientos que generan aerosoles, como intubación, reanimación cardiopulmonar (RCP), broncoscopia, cirugía y autopsia.[4]​ Se pueden formar gotitas similares a través de vómitos, inodoros, limpieza de superficies húmedas, ducharse, usar agua del grifo o rociar aguas grises con fines agrícolas.[5]

Dependiendo del método de formación, también pueden contener sales, células y partículas virales.[4]​ Cuando se producen naturalmente, pueden provenir de diferentes niveles del tracto respiratorio, lo que afecta su contenido.[5]​ También puede haber diferencias entre individuos sanos y enfermos en su contenido de moco, cantidad y viscosidad, que pueden afectar la formación de gotas.[6]

Los diferentes métodos de formación crean gotas de diferente tamaño y velocidad inicial, que afectan su transporte y destino en el aire.[7]​ Al inhalar, las partículas de más de 10 μm tienden a quedar atrapadas en la nariz y la garganta, en lugar de penetrar en el pulmón.[6]​ Si no se inhalan inmediatamente, las gotas de menos de 100 μm tienden a secarse por completo antes de depositarse en una superficie.[4][5]​ Una vez secos, se convierten en núcleos de gotas sólidos que consisten en la materia no volátil contenida inicialmente en la gota. Las gotas de Flügge también pueden interactuar con otras partículas de origen no biológico en el aire, las cuales son más numerosas que ellas.[5]

Rol en la transmisión de enfermedades

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Un póster que describe algunas precauciones para evitar las infecciones por microgotas en entornos sanitarios. Está concebido para ser colocado en la entrada de las habitaciones de los pacientes con una infección que se pueda propagar a través de las gotas respiratorias.[8]

Una forma común de transmisión de enfermedades es por medio de las microgotas de Flügge, que son la ruta habitual para las infecciones respiratorias. La transmisión puede ocurrir cuando las gotas alcanzan superficies mucosas susceptibles, como los ojos, la nariz o la boca. Esto también puede suceder indirectamente a través del contacto con superficies contaminadas, cuando las manos tocan la cara. Las gotas de Flügge son relativamente grandes, no se sustentan en el aire, como los aerosoles, y generalmente se dispersan en distancias cortas.[9]

Algunos de los agentes virales que se transmiten a partir de las gotitas son el virus de la influenza, los rinovirus, el virus sincitial respiratorio, los enterovirus, los norovirus,[10]​ los morbillivirus y otros paramyxovirus,[11]​ y los coronavirus como el SARS-CoV,[10][11]​ causante del SARS y el virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19,[12]​ entre otros. Los agentes de infección bacteriana y fúngica también pueden transmitirse por gotas de Flügge.[4]

Por otra parte, un número limitado de enfermedades se puede propagar a través de transmisión aérea después de que la gota de Flügge se seca.[11]​ La temperatura ambiente y la humedad afectan su capacidad de supervivencia, porque a medida que la gota se evapora y se vuelve más pequeña, proporciona menos protección para los agentes infecciosos que puede contener. En general, los virus con una envoltura lipídica son más estables en aire seco, mientras que aquellos sin envoltura son más estables en aire húmedo. Los virus también son generalmente más estables a bajas temperaturas del aire.[5]

Control de riesgos

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En un entorno de atención médica, las precauciones contra las gotas incluyen el alojamiento del paciente en una habitación individual, la limitación de su transporte fuera de la habitación y el uso adecuado del equipo de protección personal. Las precauciones contra las gotas son una de las tres categorías de precauciones basadas en la transmisión que se utilizan, además de las precauciones estándar basadas en el tipo de infección que tiene un paciente; las otras dos son precauciones de contacto y precauciones en el aire.[8]​ Sin embargo, los procedimientos de generación de aerosoles pueden producir gotas más pequeñas que viajan más lejos, por lo que las precauciones contra las gotas pueden ser insuficientes cuando se realizan dichos procedimientos.[13]

En general, se pueden usar tasas de ventilación más altas como control de riesgos para diluir y eliminar partículas respiratorias. Sin embargo, si el aire no filtrado o insuficientemente filtrado se expulsa a otra ubicación, puede provocar la propagación de una infección.[5]

Se pueden usar máscaras quirúrgicas para prevenir la transmisión de gotas, tanto para pacientes infectados como para el personal de atención médica.[8][9]​ Se ha observado que durante el brote de SARS entre 2002 y 2004, el uso de máscaras quirúrgicas y respiradores N95 tendió a disminuir las infecciones de los trabajadores de la salud.[13]​ Si bien las máscaras quirúrgicas crean una barrera física entre la boca y la nariz del usuario y los contaminantes potenciales, como salpicaduras y gotas respiratorias, no están diseñadas para filtrar o bloquear partículas muy pequeñas, como las que transmiten enfermedades transmitidas por el aire, debido a un ajuste holgado entre la mascarilla y la cara.[14]

Véase también

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Referencias

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  1. Vida nueva, 53-54, 1944, p. 168, consultado el 1 de abril de 2020, «…del segundo citemos la difteria propagada de un pbrero a otro por las microgotas de Flügge.» .
  2. a b Tapia Conyer, Roberto (14 de octubre de 2016), El manual de Salud Pública (3ª edición), Intersistemas, consultado el 1 de abril de 2020, «La tuberculosis es una enfermedad pulmonar contagiosa que se transmite por aire al toser, estornudar, hablar, cantar o escupir los bacilos a través de las microgotas o gotas de Flügge. Una sola gota puede albergar entre tres a cinco bacilos, para infectar a una persona sólo se requiere de uno a diez bacilos.» .
  3. Guía terapéutica para la Atención Primaria en Salud, La Habana: ECIMED, Editorial Ciencias Médicas, 2010, p. 18, consultado el 1 de abril de 2020, «El sarampión, la rubéola, la varicela y la parotiditis se propagan a través de las microgotas de Flugge y por contacto directo.» .
  4. a b c d Atkinson, James.; World Health Organization. (2009). Natural ventilation for infection control in health-care settings. World Health Organization. ISBN 92-4-154785-5. OCLC 568015552. Consultado el 4 de abril de 2020. 
  5. a b c d e f Morawska, L. (2006-10). «Droplet fate in indoor environments, or can we prevent the spread of infection?». Indoor Air 16 (5): 335-347. ISSN 0905-6947. PMID 16948710. doi:10.1111/j.1600-0668.2006.00432.x. Consultado el 4 de abril de 2020. 
  6. a b Gralton, Jan; Tovey, Euan; McLaws, Mary-Louise; Rawlinson, William D. (2011-01). «The role of particle size in aerosolised pathogen transmission: a review». The Journal of Infection 62 (1): 1-13. ISSN 1532-2742. PMC 7112663. PMID 21094184. doi:10.1016/j.jinf.2010.11.010. Consultado el 4 de abril de 2020. 
  7. Hunziker, Patrick (1 de octubre de 2021). «Minimising exposure to respiratory droplets, ‘jet riders’ and aerosols in air-conditioned hospital rooms by a ‘Shield-and-Sink’ strategy». BMJ Open (en inglés) 11 (10): e047772. ISSN 2044-6055. doi:10.1136/bmjopen-2020-047772. Consultado el 13 de octubre de 2021. 
  8. a b c «Transmission-Based Precautions». U.S. Centers for Disease Control and Prevention (en inglés estadounidense). 7 de enero de 2016. Consultado el 31 de marzo de 2020. 
  9. a b Australian National Health and Medical Research Council (2010). "Clinical Educators Guide for the prevention and control of infection in healthcare. Consultado el 12 de septiembre de 2015. 
  10. a b La Rosa, Giuseppina; Fratini, Marta; Della Libera, Simonetta; Iaconelli, Marcello; Muscillo, Michele (2013). «Viral infections acquired indoors through airborne, droplet or contact transmission». Annali dell'Istituto Superiore Di Sanita 49 (2): 124-132. ISSN 2384-8553. PMID 23771256. doi:10.4415/ANN_13_02_03. Consultado el 5 de abril de 2020. 
  11. a b c «FAQ: Methods of Disease Transmission». eportal.mountsinai.ca. Consultado el 5 de abril de 2020. 
  12. «Pass the message: Five steps to kicking out coronavirus». www.who.int (en inglés). Consultado el 5 de abril de 2020. 
  13. a b Gamage, Bruce; Moore, David; Copes, Ray; Yassi, Annalee; Bryce, Elizabeth; BC Interdisciplinary Respiratory Protection Study Group (2005-03). «Protecting health care workers from SARS and other respiratory pathogens: a review of the infection control literature». American Journal of Infection Control 33 (2): 114-121. ISSN 0196-6553. PMID 15761412. doi:10.1016/j.ajic.2004.12.002. Consultado el 5 de abril de 2020. 
  14. Health, Center for Devices and Radiological (3 de abril de 2020). «N95 Respirators and Surgical Masks (Face Masks)». FDA (en inglés). Consultado el 5 de abril de 2020.