Ir al contenido

Diferencia entre revisiones de «Pedofilia»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
m Revertidos los cambios de 190.131.209.37 (disc.) a la última edición de Esteban16
Etiqueta: Reversión
Sin resumen de edición
Línea 1: Línea 1:
{{Ficha de enfermedad
{{Ficha de enfermedad
|nombre = Pedofilia
|nombre = Pedofilia
|imagen =
|imagen = Zichy Mihály rajz.jpg
|pie =
|pie = Escena de [[abuso sexual infantil]], por Zichy Mihály.
|tamaño =
|tamaño =
|CIE-10 = {{CIE-10|F|65|4|f|60}}
|CIE-10 = {{CIE-10|F|65|4|f|60}}

Revisión del 07:01 31 ago 2018

Pedofilia

Escena de abuso sexual infantil, por Zichy Mihály.
Especialidad psiquiatría
psicología

Desde un punto de vista médico, la paidofilia o pedofilia es una parafilia que consiste en la excitación o el placer sexual que se obtiene, principalmente a través de actividades o fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre 8 y 12 años.[1]​ La paidofilia o la pedofilia es un trastorno psiquiátrico en el que un adulto o un adolescente mayor experimenta una atracción sexual primaria o exclusiva a los niños prepúberes.[2][3]​ Aunque las niñas suelen comenzar el proceso de la pubertad a los 10 u 11 años, y los niños a los 11 o 12 años,[4]​ los criterios para la pedofilia se amplian al punto de corte para la prepubescencia que vendría rodeando a la edad de 13 años.[2]​ Una persona que es diagnosticada con pedofilia debe tener por lo menos 16 años de edad, y por lo menos 5 o 6 años más que el niño prepúber, para que la atracción sea diagnosticada como pedofilia.[2][3]

La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece, y se compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos de pedofilia: una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y otra secundaria (u otras), que aparecería motivada por factores circunstanciales.

Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos, hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A la actividad sexual de un pedófilo con un menor prepubescente o menos de 12 años se la conoce con el nombre de abuso sexual infantil o pederastia[5]​ (palabra que, etimológicamente, significa lo mismo que pedofilia).[6]

Existen diversas asociaciones de pedófilos que reivindican la pedofilia como una forma más de vivir la sexualidad humana y que, en consecuencia, debe ser aceptada con naturalidad por parte de la sociedad.[7]

En el uso popular, la palabra pedofilia se suele aplicar a cualquier interés sexual en los niños o el acto de abuso sexual infantil.[8]​ Este uso confunde la atracción sexual hacia los niños prepúberes con el acto de abuso sexual infantil, y no distingue entre la atracción a prepúberes y púberes o post-púberes menores de edad. Los investigadores recomiendan que se eviten estos usos imprecisos ya que si bien las personas que cometen abuso sexual infantil a veces presentan el trastorno, los abusadores sexuales de niños no son pedófilos a menos que tengan un interés sexual primario o exclusivo en los niños prepúberes,[9][10][11]​ y la literatura indica la existencia de pedófilos que no abusan de los niños.[12][13]

Historia del término

Los pedófilos suelen convertirse en agresores sexuales.

Etimológicamente, la palabra deriva del término griego παιδοφιλια, paidophilia, y éste de παις-παιδος, páis-paidós, «muchacho» o «niño», y φιλíα filía, «amistad». Paidophilia fue acuñada por los poetas griegos como un sustituto de «paiderastia» (pederastia),[14]​ o viceversa.

Se considera que paidofilia es un término etimológicamente más correcto que pedofilia, si bien esta segunda forma se usa más.[15]​ En relación con la atracción hacia los adolescentes, también suele emplearse el término «hebefilia» o «efebofilia».

En la antigua Atenas, la relación sexual entre un adulto y un joven púber se denominaba pederastia, y se consideraba como un elemento más en la relación entre un docente y su discípulo: el amor entre ambos favorecía la transmisión del saber y de las leyes ciudadanas. Por el contrario, el sexo con sujetos prepúberes, denominado pedofilia, era castigado con condenas que podían llegar a la pena de muerte.

En la Roma antigua, por su parte, la pederastia estaba muy difundida, pero sin las justificaciones de los griegos, y la pedofilia era también condenada.[16]

Con todo, simultáneamente había puntos de vista de tipo moral-psicológico que condenaban cualquier tipo de contacto sexual entre adultos y menores; así, por ejemplo, Platón o Suetonio.

El término paedophilia erótica fue acuñado en 1886 por el psiquiatra vienés Richard von Krafft-Ebing en su trabajo Psychopathia Sexualis,[17]​ en el que lo describió como el interés sexual dirigido sólo hacia jóvenes prepubescentes, sin incluir a adolescentes, un interés que desaparecería con la aparición de los primeros signos de vello púbico.

A los adultos que manifestaban esta tendencia, Krafft-Ebing los clasificó en tres grupos:

  1. Pedófilos;
  2. De sustitución, esto es, cuando los jóvenes prepubescentes son vistos como objetos que sustituyen a un objeto adulto que es el preferido pero que no está disponible.
  3. Sádicos.

La pedofilia fue reconocido formalmente por primera vez y nombrado en el siglo 19. Una cantidad significativa de investigación en el área ha tenido lugar desde la década de 1980. Aunque en su mayoría documentado en los hombres, también hay mujeres que presentan el trastorno,[18][19][20]​ y los investigadores suponen estimaciones disponibles no representan el verdadero número de pedófilas femeninas. No hay cura para la pedofilia desarrollada, pero hay tratamientos que pueden reducir la incidencia de una persona que comete el abuso sexual infantil. Las causas exactas de la pedofilia no se han establecido de forma concluyente. Algunos estudios de pedofilia en los delincuentes sexuales de niños lo han correlacionado con diversas anomalías neurológicas y patologías psicológicas. En los Estados Unidos, después de Kansas v. Hendricks, los delincuentes sexuales que son diagnosticados con ciertos trastornos mentales, especialmente la pedofilia, pueden estar sujetos a indefinido compromiso civil .

La pedofilia como parafilia

Caracterización del pedófilo

La pedofilia emerge antes o durante la pubertad, y es estable en el tiempo.[21]​ Es auto-descubierta, no elegida.[8]​ Por estas razones, la pedofilia ha sido descrita como un trastorno de la preferencia sexual, fenomenológicamente similar a una orientación sexual heterosexual u homosexual.[21]​ Estas observaciones, sin embargo, no excluyen la pedofilia del grupo de los trastornos mentales debido a que los actos de pedofilia causan daño, y los pedófilos, a veces, pueden ser ayudados por profesionales de salud mental para abstenerse de actuar sobre sus impulsos, que causan daño a los niños. La psiquiatría considera la pedofilia como una parafilia.[22][23]​ Los pedófilos, desde esta perspectiva, son:

sujetos con una orientación libidinosa dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por los adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés.[24]

Sin embargo, no hay acuerdo sobre que la pedofilia sea una orientación sexual. Por ejemplo, la Asociación Americana de Psiquiatría no la considera una orientación sexual.[25]

Los pedófilos suelen ser o bien personas con trastornos mentales o bien personas muy solitarias y que viven al margen de la sociedad.[26]

La cuarta edición revisada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana (American Psychiatric Association) describe con tres rasgos un diagnóstico estándar del pedófilo, basándose en 3022 casos de pedofilia:

  • experimentación, durante un periodo de al menos seis meses, de fantasías sexuales intensas o recurrentes, o de impulsos sexuales, o de necesidad de actividad sexual, en donde el objeto de atención es uno o varios niños prepubescentes (generalmente, menores de catorce años);
  • o bien dichos impulsos solo repercuten en la esfera sexual del individuo, o bien le provocan ansiedad o dificultades interpersonales;
  • El individuo tiene diecisiete años o más y ha de ser por lo menos seis años mayor que el niño por el que muestra su atracción.

La materialización de la pedofilia (también llamada pederastia) puede ser de varias formas; la atracción erótica que algunos [pedófilos] sienten por los niños no se traduce necesariamente en actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al niño y a mirarlo, a exhibirse, a masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a acariciarlo. Puede convencer al niño para que a su vez lo toque y así sucesivamente.[27]

Cognitivamente, el pedófilo se caracteriza por no considerar inapropiada su tendencia o conducta, por lo que no suele presentar sentimientos de culpa o vergüenza; en ocasiones, incluso, apelan a la seducción del niño como causa de la misma o a que su comportamiento se puede entender como una forma de educación sexual de los niños.

La personalidad del pedófilo es polimorfa. Se pueden distinguir dos grandes tipos de pedófilos: los primarios y los secundarios o situacionales:[28]

  • Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata, clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que presentan unas distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada (no se sienten culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden justificarla como un modo de educación sexual para este.
  • En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se caracterizan porque su conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la experimentación de relaciones sexuales con niños suele ser un medio de compensar la baja autoestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional, tensión de pareja...); sólo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza.

Otra clasificación[29]error en la cita, pp. 89 y 89 distingue tres categorías principales de pedófilos:

  • los ansiosos-resistentes, caracterizados por su escasa autoestima que les lleva a buscar constantemente la aprobación de los demás; dado que no consiguen establecer relaciones emocionales con los adultos, se centran en los niños, con los que aumenta su seguridad. En principio, su relación no es sexual, pero la dependencia afectiva puede generarla.
  • los evitadores-temerosos, caracterizados por su gran deseo de contacto con los adultos pero a los que el miedo al rechazo los paraliza. Se centran entonces en los niños y su actitud es poco empática y tienden al uso de la fuerza.
  • los evitadores-desvalorizadores, caracterizados como obsesionados con la independencia y la autonomía emocional; buscan relaciones fugaces e impersonales en las que no es infrecuente el comportamiento coercitivo violento o sádico.

Necesidades emotivas de los pedófilos

La casuística clínica ha evidenciado el tipo de necesidades emotivas que la práctica pedófila puede satisfacer en los afectados:[30]

  • en primer lugar, se trata de casi el único modo de alcanzar para ellos la excitación sexual;
  • en segundo lugar, les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre el niño, algo más complicado que si se tratase de adultos;
  • en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, les sirve para aumentar su autoestima;
  • en cuarto lugar, al repetir escenas traumáticas vividas por ellos (en los casos en los que se hayan dado), el contacto pedófilo les permite superar sus propios traumas personales y tomarse una especie de revancha al situarse ahora ellos en la posición dominante;
  • en quinto lugar, todo el proceso de su relación con niños consigue para el pedófilo consolar sus privaciones de competencia social o de cohibición en la relación con los adultos; se trata, pues, no solo de algo relacionado con su vida sexual sino con la propia realización como persona. En este sentido, en determinados casos en que la relación entre el pedófilo y el menor se prolonga en el tiempo, puede haber por parte del adulto un enamoramiento real con esa persona a la que él considera como su joven pareja, sobre todo cuando esta se halla en la edad de paso entre la infancia y la pubertad.[31]

Causas

No existe consenso entre los especialistas respecto del origen de la pedofilia.

Con todo, según

muchos psicólogos y psiquiatras, los pedófilos tendrían una personalidad inmadura, problemas de relación o sentimientos de inferioridad que no les permitirían mantener una relación amorosa adulta e "igualitaria": individuos con trastornos narcisistas y frágil autoestima se concentran en los niños porque pueden controlarlos y dominarlos y, con ellos, no tienen sentimientos de inadecuación.[32]

Algunos especialistas sugieren que

El origen de esta tendencia anómala puede estar relacionado con el aprendizaje de actitudes extremas negativas hacia la sexualidad o con el abuso sexual sufrido en la infancia, así como con sentimientos de inferioridad o con la incapacidad para establecer relaciones sociales y sexuales normales.[33]

Otros autores consideran que la pedofilia deviene de una experimentación permanente del propio periodo infantil por parte del individuo, idealizando el cuerpo y la belleza de esa etapa y tratando además de evocar el tratamiento que en relación con estos aspectos recibieron de pequeños. En consecuencia,

el erotismo con los niños puede comportar (...) la fantasía inconsciente de fusión con un objeto ideal, la reestructuración con un ego joven e idealizado.[32]

A todo esto se añade que los pedófilos encuentran también placer en la intrínseca transgresión que supone su tendencia y actos, y en las actividades que realizan para llevar a cabo sus contactos con niños: localización, planificación, seguimiento, aproximaciones, etc.

Igualmente, se aduce la posibilidad de la existencia de trastornos de personalidad como factores importantes: deficiencias en el control de los impulsos y en la imagen personal, tanto por una educación sexual negativa y culpabilizadora como por unos modelos familiares no adecuados.[34]

Tratamiento del pedófilo

Las terapias dirigidas a los pedófilos son, por lo general, las mismas que se emplean con los pacientes que presentan parafilias, es decir, tratamientos de carácter psicológico y farmacológico. Desde el punto de vista psicológico, algunos estiman útil una aproximación analítica, es decir, la exploración del inconsciente para comprender por qué se ha creado en la infancia y luego ha arraigado esta inclinación sexual. Otros, en cambio, prefieren trabajar sobre el síntoma a través de una terapia conductual, cuyo objeto es inducir un cambio en los gustos y costumbres. Algunos otros consideran verdaderamente eficaces sólo las terapias a base de fármacos.[35]

El tratamiento farmacológico[36]​ tiende bien a intentar reducir el impulso sexual durante el periodo de administración del mismo, bien a reorientar este impulso hacia formas aceptables.

Dado que en muchas ocasiones el pedófilo está obsesionado por su inclinación,[37]​ en el sentido de pensar y elaborar continuamente estrategias para conseguir sus contactos con los niños, se piensa que puede ser productivo para él un periodo largo de calma y reflexión, esencial, precisamente, para revisar sus costumbres, modos de pensar, etc.

El principal problema que presenta el tratamiento de los pedófilos es que estos no suelen colaborar. Son una minoría los que aceptan ser tratados y muchos de ellos no se consideran a sí mismos ni enfermos ni anormales, llegando incluso a reivindicar, tanto privada como públicamente, la legitimidad de sus aproximaciones a niños sobre la base de que solo pueden considerarse como abusos cuando media la violencia física o la coacción. Es frecuente, también, el que apelen a que el niño tiene capacidad suficiente para demostrar si algo le agrada o no, o a que sus acciones son consecuencia de las actitudes seductoras del menor. La negación de la problemática es una de las principales características de estos individuos.

Efebofilia

La efebofilia es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual hacia adolescentes que ya han pasado la etapa de la pubertad. Usualmente ubicado entre los 13 y 19 años[38][39]

Por definición, Este término no es sinónimo de pedofilia y muchas personas suelen confundirlo a pesar de su diferente significado. No obstante, en los países occidentales se ha usado con frecuencia la palabra pedofilia para referirse a la efebofilia cuando ésta es ilegal, o sea, para referirse a la atracción sexual hacia cualquier persona cuya edad sea menor a la edad de consentimiento sexual.

Debido a que cada cultura y estado define una edad de consentimiento sexual mínima diferente, la ilegalidad del término varía. Por ejemplo, en diferentes naciones musulmanas es aceptado a veces el matrimonio entre adolescentes o entre adultos y adolescentes, e incluso entre adultos y niños .

Debido a que de país en país varían las normas para establecer la edad mínima legal en que un adolescente puede sostener relaciones sexuales voluntariamente con un adulto, la efebofilia no es un concepto estandarizado, así por ejemplo, en Argentina[40]​ los 13 años es la edad mínima para la mayoría sexual y en España son los 16[41]​, mientras en Costa Rica los 15 años, y en México depende de la ley estatal. Además, algunos países establecen edades de consentimiento diferentes para las relaciones heterosexuales y para las homosexuales.

En Estados Unidos la edad de consentimiento varía, dependiendo de los Estados, entre los 16 y los 18 años.[42]

Aún en las jurisdicciones donde es ilegal sostener relaciones sexuales con menores de 19 años bajo el concepto de adolescencia de Erikson, abarcando la adolescencia entre los 12 y los 21 años, aún en estos lugares sería legal sostener relaciones sexuales con adolescentes en su etapa más tardía (20 a 21 años) o post-tardía (21 a 24 años).

Mientras que la terapeuta Karen Franklin considera que la efebofilia es una preferencia sexual natural y que una gran mayoría de hombres adultos sienten atracción por mujeres adolescentes, (por lo general menores de 25 años) por lo que no puede ser equiparado con la pedofilia, que es claramente un trastorno sexual,[43]​ otros como Ray Blanchard consideran que la efebofilia debería incluirse dentro de los trastornos sexuales en el DSM-V[44]

Hebefilia

La hebefilia es la atracción hacia menores cuyo físico corresponde más bien al de una o un preadolescente (niña, niño puberta) se le conoce como la atracción hacia individuos o pubescentes jóvenes usualmente entre los 11 y 13 años de edad, también es conocido como complejo de Lolita.

Infantofilia

La infantofilia es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual hacia niños de entre 0 y 5 años.[45]

Regulación jurídica

Archivo:Don't Abuse Children sign in South Africa.jpeg
Dibujo sobre la pedofilia y el abuso sexual infantil en Sudáfrica.

La mayor parte de los países conservan un derecho penal de acto por lo que se castiga la violación y por ende, la pederastia, es decir, el acto de abusar sexualmente de un niño, y no la mera tendencia sexual pedófila. Por ello, un acto de abuso sexual infantil no es calificado como tal por las leyes. Sin embargo, en algunos códigos penales sí se contemplan delitos que castigan dicha conducta.[46]

  • 189.2. El que para su propio uso posea material pornográfico en cuya elaboración se hubieran utilizado menores de edad o incapaces, será castigado con la pena de tres meses a un año de prisión o con multa de seis meses a dos años.
  • 189.7. Será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis meses a dos años el que produjere, vendiere, distribuyere, exhibiere o facilitare por cualquier medio material pornográfico en el que no habiendo sido utilizados directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen alterada o modificada.[47]

Pese a lo anterior, es frecuente que algunos periódicos y otros medios hagan uso de términos como «acusado de pedofilia» o «pedófilo convicto» en referencia a individuos acusados o convictos por abuso sexual infantil e incluso otros términos como «pedófilo en serie». Sin embargo, pederastia se utiliza de forma preferente en el sentido de delito, y menos frecuentemente como enfermedad; en la prensa se habla de «delitos de pederastia», «condenado a 40 años por pederastia», «acusado de pederastia» y «red de pederastia». Esta preferencia de emplear pedofilia para referirse a la atracción sexual o la enfermedad puede deberse al hecho de que este término es actualmente el más utilizado en psiquiatría para designar el trastorno mental y, por influencia médica, es la palabra escogida por los periodistas para hablar en términos psiquiátricos.[48]

El Código penal argentino es conteste con las legislaciones que reprimen los actos de pedofilia y en su artículo 119 describe con precisión la conducta pedófila:

  • Art. 119.- Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el que abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo, cuando ésta fuera menor de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir libremente la acción.[49]

Y continúa:

La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso, por su duración o circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la víctima.-

La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.- En los supuestos de los dos párrafos anteriores, la pena será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si: a) Resultare un grave daño en la salud física o mental de la víctima, b) El hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente, afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de la educación o de la guardia, c) El autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave, y hubiere existido peligro de contagio, d) El hecho fuere cometido por dos o más personas, o con armas.- e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de sus funciones.- f) El hecho fuere cometido contra un menor de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo.-

En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e), ó f).

Pedofilia y activismo

Alrededor de la década de 1960 surgieron organizaciones y ONG de activismo pedófilo diversas. Algunas de ellas sostienen entre otras cosas que es necesario una disminución (o abolición) de la edad de consentimiento sexual,[50]​ o la legalización de la posesión de pornografía infantil.[51]

Otras organizaciones pedófilas, en cambio, rechazan estos reclamos[52]​ y proponen el reconocimiento de la diferencia existente entre pedofilia (atracción involuntaria hacia niños) y abuso sexual infantil, la existencia de pedófilos que no abusan ni desean abusar de niños, y la carencia de ayuda social para aquellos que no busca relaciones sexuales con niños.[53][54][55]

Véase también

Notas

  1. Enrique Echebúrua y Cristina René Guerricaechevarría, Abuso sexual en..., pág. 79.
  2. a b c «Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th Edition». American Psychiatric Publishing. 2013. Consultado el 25 de julio de 2013. 
  3. a b See section F65.4 Paedophilia. «The ICD-10 Classification of Mental and Behavioural Disorders Diagnostic criteria for research World». World Health Organization/ICD-10. 1993. Consultado el 10 de octubre de 2012. «B. A persistent or a predominant preference for sexual activity with a prepubescent child or children. C. The person is at least 16 years old and at least five years older than the child or children in B.» 
  4. Kail, RV; Cavanaugh JC (2010). Human Development: A Lifespan View (5th edición). Cengage Learning. p. 296. ISBN 0495600377. 
  5. Cuando se trata de una persona mayor de 14 pero menor de una determinada edad (que varía de entre 14 y 21 años según el país), y que no da su consentimiento, se la conoce con el nombre de estupro (cf. Delito de estupro).
  6. No obstante, no todo abusador sexual de menores es, estrictamente, un pedófilo; para más detalles, consúltese el artículo Pederastia.
  7. Cf. Patrizia Romito, Un silencio ensordecedor. La violencia ocultada contra mujeres y niños, Montesinos, Barcelona, 2007, págs. 175 y ss.
  8. a b Seto, Michael (2008). Pedophilia and Sexual Offending Against Children. Washington, DC: American Psychological Association. p. vii. 
  9. Ames MA; Houston DA (August 1990). «Legal, social, and biological definitions of pedophilia». Arch Sex Behav 19 (4): 333-42. PMID 2205170. doi:10.1007/BF01541928. 
  10. Blaney, Paul H.; Millon, Theodore (2009). Oxford Textbook of Psychopathology (Oxford Series in Clinical Psychology) (2nd edición). Oxford University Press, USA. p. 528. ISBN 0-19-537421-5. «Some cases of child molestation, especially those involving incest, are committed in the absence of any identifiable deviant erotic age preference.» 
  11. Edwards, M. (1997) "Treatment for Paedophiles; Treatment for Sex Offenders". Paedophile Policy and Prevention, Australian Institute of Criminology Research and Public Policy Series (12), 74-75.
  12. Feelgood S; Hoyer J (2008). «Child molester or paedophile? Sociolegal versus psychopathological classification of sexual offenders against children». Journal of Sexual Aggression 14 (1): 33-43. doi:10.1080/13552600802133860. 
  13. Seto MC (2009). «Pedophilia». Annual Review of Clinical Psychology 5: 391-407. PMID 19327034. doi:10.1146/annurev.clinpsy.032408.153618. 
  14. Cf. H.G. Liddell and Robert Scott, Intermediate Greek-English Lexicon, 1959. ISBN 0-19-910206-6.
  15. Cf. Manuel Seco y otros, Diccionario del español actual, Aguilar, Madrid, 1999 y Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Espasa, Madrid, 2001.
  16. Cf. Anna Oliveiro Ferraris y Bárbara Graziosi, ¿Qué es...?, págs. 18-20.
  17. Krafft-Ebing, R. von. (1886). Psychopathia sexualis: A medico-forensic study (1965 trans by H. E. Wedeck). New York: G. P. Putnam’s Sons. ISBN 1-55970-425-X.
  18. Seto, Michael (2008). Pedophilia and Sexual Offending Against Children. Washington, DC: American Psychological Association. pp. 72-74. 
  19. Goldman, Howard H. (2000). Review of General Psychiatry. McGraw-Hill Professional Psychiatry. p. 374. ISBN 0-8385-8434-9. 
  20. Lisa J. Cohen, PhD and Igor Galynker, MD, PhD (8 de junio de 2009). «Psychopathology and Personality Traits of Pedophiles». Psychiatric Times. Consultado el 7 de marzo de 2014. 
  21. a b Cutler, Brian L. (2008). Encyclopedia of Psychology and Law. SAGE. p. 549. ISBN 978-1-4129-5189-0. 
  22. Cf., entre otros, Clasificación Internacional de Enfermedades, DWM-IV-TR
  23. http://www.minddisorders.com/Ob-Ps/Pedophilia.html Encyclopedia of Mental Disorders; Psychology Today y All Psych Online.
  24. Enrique Echeburúa y Cristina Guerricaechevarría, op. cit., pág. 83.
  25. Página web "Plataforma participativa de comunicación LGBT", artículo "La APA niega que haya considerado la Pedofilia una orientación sexual" [1] consultado el 14nov13
  26. Cf. Anna Oliveiro Ferraris y Bárbara Graziosi, ¿Qué es...?, págs. 75.
  27. Anna Oliveiro Ferraris y Bárbara Graziosi, ¿Qué es...?, pág. 72.
  28. Cf. Enrique Echeburúa y Cristina Guerricaechevarría, op. cit., págs. 83 y ss.
  29. Cf. T. Ward et alii, "Attachmente Style and Intimacy Deficits in Sexual Offenders", Sexual Abuse, 7, 1995, págs. 317-336; apud Anna Oliveiro Ferraris y Bárbara Graziosi, ¿Qué es...?, págs. 89 y 89.
  30. Cf. ibídem, pág. 213.
  31. Cf. Anna Oliverio Ferraris, y Barbara Graziosi, ¿Qué es...?, pág. 91.
  32. a b Oliverio Ferraris, Anna y Barbara Graziosi, ¿Qué es la..., pág. 87.
  33. Enrique Echebúrua y Cristina Guerricaechevarría, Abuso sexual en la infancia..., pág. 84.
  34. Íbidem, pág. 86.
  35. Anna Oliveiro Ferraris y Bárbara Graziosi, ¿Qué es...?, pág. 207.
  36. Suele basarse en inyecciones de triptorelina, que inhibe la secreción de la hormono luteínica y, por tanto, la de la testosterona; a mayores, se hace uso de antidepresivos (serotoninérgicos), progestínicos y antiandrógenos.
  37. Cf. Ibídem, pág. 210.
  38. Definicion, atracción por adolescentes
  39. Artículo de Wikipedia en inglés de »Efebofilia«
  40. [2] el código penal argentino sólo condena las relaciones con menores de 13 a 16 años en el caso de que el adulto actúe «aprovechándose de la inmadurez sexual» del menor, por su relación de «preminencia» sobre este o situaciones equivalentes.
  41. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-25444&tn=1&p=20150428#a183
  42. Cf. «State Laws on Age Requirements and Sex», en 4parents.gov, consultado el 5-1-2009. Probablemente, la idea popular de que en Estados Unidos la edad mínima son los 18 años se deba a que la mayoría de las series de televiisón se filman en California, donde, efectivamente, esa es la edad mínima de consentimiento.
  43. Franklin, K. (2009). «The public policy implications of "hebephilia": a response to Blanchard et al. (2008).». Archives of sexual behavior 38 (3): 319–320; author 320 331–320. doi:10.1007/s10508-008-9425-y. PMID 18923891
  44. 1: Blanchard R, Lykins AD, Wherrett D, Kuban ME, Cantor JM, Blak T, Dickey R, Klassen PE. Pedophilia, hebephilia, and the DSM-V. Arch Sex Behav. 2009 Jun;38(3):335-50. Epub 2008 Aug 7. PubMed PMID 18686026.
  45. Cf. ibídem.
  46. Cf.Francisco Muñoz Conde, Derecho penal. Parte Especial., 16.ª ed., Tirant lo Blanch, Valencia, 2007, ISBN 978-84-8456-942-8, en referencia a los delitos del 189.2 y 189.7 del código penal español que castiga el uso (delito de tenencia) de pornografía infantil y la fabricación de pornografía infantil en la que no se hubiera empleado menores.
  47. Código penal español
  48. Cf. José Antonio Rojo, Pederastia y Pedofilia.
  49. Código penal argentino
  50. http://nambla.org/faq.html Sitio web de NAMBLA
  51. http://www.pnvd.nl/EN_Prog_May_2008.html Sitio web del partido político PNVD
  52. [3]
  53. Clark-Flory, Tracy [4]
  54. Dan Savage, [5]
  55. [6] Dont-offend
Bibliografía
  • Echebúrua, Enrique y Cristina Guerricaechevarría, Abuso sexual en la infancia: víctimas y agresores. Un enfoque clínico, Ariel, Barcelona, 2005 (2.ªed.). ISBN 978-84-344-7477-2
  • Oliverio Ferraris, Anna y Barbara Graziosi, ¿Qué es la pedofilia?, Paidós, Barcelona, 2004. ISBN 978-84-493-1637-1

Enlaces externos