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Enviar dinero a la gente es empoderador. Cuando ocurre un desastre o estalla un conflicto, el dinero es a menudo lo primero que las personas necesitan para comprar alimentos o pagar el transporte y el alojamiento temporal para huir del peligro. No todo el mundo necesita lo mismo al mismo tiempo. WFP envía dinero a las personas para darles la flexibilidad de elegir lo que necesitan, cuando lo necesitan. La gente gasta la mayor parte del dinero que WFP les envía en alimentos, pero también pueden usarlo para pagar facturas médicas, alquiler o matrículas escolares. Enviar dinero a la gente significa que no necesitan hacer concesiones imposibles, como decidir comer menos para poder mantener a todos sus hijos en la escuela.

WFP envía dinero a personas en 72 países, incluidos lugares como Somalia, Yemen y Afganistán, donde los mercados funcionan, pero la gente no puede permitirse comprar alimentos. Cuando la gente gasta dinero en las economías locales, se crean empleos y se apoya a los mercados. De esta manera, la gente también se beneficia indirectamente de la asistencia de WFP.

Sin empoderar a las mujeres, será imposible acabar con el hambre en el mundo. En 2021, 150 millones más de mujeres que de hombres padecían hambre. Las mujeres también se vieron afectadas de manera desproporcionada por la pandemia de la COVID-19, que empujó a otras 47 millones de mujeres y niñas a la pobreza extrema. La igualdad de género está cada vez más fuera de nuestro alcance y ONU Mujeres estima que se necesitarán 268 años para lograr la igualdad de género. WFP está poniendo más dinero en manos de las mujeres, porque no sólo es lo correcto sino también lo inteligente. Planeamos ayudar a 10 millones de mujeres a obtener sus propias cuentas de dinero móvil para 2028. Cuando las mujeres tienen sus propias cuentas a su nombre, el mundo cambia para ellas. Es una puerta de entrada para que accedan a otros servicios financieros como préstamos, créditos y seguros. Tienen los medios para construir un futuro para sus familias en el que ya no necesiten depender de la asistencia humanitaria.

WFP trabaja con gobiernos y otros socios para crear un cambio sostenible. Como mayor proveedor de transferencias humanitarias de efectivo del mundo, WFP apoya a los gobiernos y ayuda a desarrollar sistemas de pago nacionales para impulsar las redes de seguridad social. Durante la pandemia de la COVID-19, WFP ayudó a 65 países a ampliar o adaptar la protección social existente.