sarna


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sarna

1. s. f. MEDICINA Enfermedad de la piel, causada por un ácaro, que se caracteriza por multitud de pústulas extendidas por el cuerpo que producen una picazón intensa.
2. sarna perruna MEDICINA La que produce un picor muy intenso y cuyas vesículas no supuran.
3. más viejo que la sarna loc. adj. coloquial Muy viejo o antiguo no me río porque este chiste es más viejo que la sarna.
4. no faltar a alguien sino sarna que rascar coloquial Gozar una persona de buena salud y tener todo lo que necesita.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

sarna

 
f. pat. Enfermedad parasitaria de la piel producida por el ácaro Sarcoptes scabiei, o arador de la sarna, así llamado porque excava galerías microscópicas en la epidermis para poner allí sus huevos, ocasionando con ello intensa comezón.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

sarna

('saɾna)
sustantivo femenino
medicina enfermedad de la piel, contagiosa, caracterizada por la aparición de pústulas y picazón intensa perro con sarna
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

sarna

nombre femenino
roña escabies*
Roña es la sarna del ganado lanar.
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

sarna

gale

sarna

schurft

sarna

الجرب

sarna

Краста

sarna

疥疮

sarna

疥瘡

sarna

Svrab

sarna

Fnat

sarna

疥癬

sarna

Skabb

sarna

SF (Med) → scabies (Vet) → mange
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005

sarna

f. scabies, mange, parasitic cutaneous infection that produces itching.
Spanish-English Medical Dictionary © Farlex 2012

sarna

f scabies; — noruega Norwegian scabies
English-Spanish/Spanish-English Medical Dictionary Copyright © 2006 by The McGraw-Hill Companies, Inc. All rights reserved.
Ejemplos ?
Ay Curruco, ay Curruco de mi corazón, y en qué mala horita jeché yo al mundo a ese charrán de mi Pepe que arrastrao se vea y a quien un divé le dé sarna que rascar jasta que yo alevante el deo.
Finalmente, yo pasaba una vida de estudiante sin hambre y sin sarna, que es lo más que se puede encarecer para decir que era buena; porque si la sarna y la hambre no fuesen tan unas con los estudiantes, en las vidas no habría otra de más gusto y pasatiempo, porque corren parejas en ella la virtud y el gusto, y se pasa la mocedad aprendiendo y holgándose.
Pero los dos estaban demasiado calientes para entender razones y siguieron manoteando y gritándose, hasta que don Pedro se cansó y les dijo: -Si son tan sotretas que no saben tirar parejo aunque se les enseñe a andar en yunta para bien de los dos, tendremos, no más, que meterle al juicio. Yo lo siento mucho, pero ¿qué le hemos de hacer? Sarna con gusto no pica, dicen...
Por lo demás, no escapaba él a ninguna; cuando parecía haber desaparecido la sarna de los alrededores y que -luchando, es cierto, los puesteros-, quedaban sanas las demás majadas, la de Juan estaba todavía atestada de ella, cayéndosele la lana por todas partes, y enflaqueciéndosele las ovejas.
Ciriaco vio que en la manada había unos potros en edad de ser amansados y, con asentimiento del patrón, domó él mismo algunos para andar; amansó uno para la silla de la señora, y una yunta para la volanta: todo sin bulla, como en momentos perdidos, y bien, sin tropiezo, sin accidente, sin cortar una huasca, se puede decir, y saliendo todos los animales sin una lastimadura, sin mañas, y tan mansos que parecían agradecidos de que los hubieran tratado con buen modo. Ciriaco no dejaba tiempo a la sarna de invadir las ovejas, ni ocasión a los malvados de dar sus golpes en la estancia.
Si don Pascual Guerrero me hubiera dicho entonces lo que después he sabido sobre Chavarría, habrían tenido las Pantojas (que de eterna gloria gocen) sarna que rascar con el por aquellos días futuro ciudadano.
Abascal, viendo el giro que tomaba el proceso, y para quitarse de engorros y compromisos, resolvió desprenderse de un batallón que tan general odiosidad se había conquistado, y entre gallos y media noche embarcó a esos pichoncitos sin hiel y se los mandó de regalo a los insurgentes de Chile, que harta sarna tuvieron que rascar con ellos.
Así, tengan ustedes por sospechoso al que les diga ¡abur!, y por lo que potest, échenle una rociada de agua bendita. ¡Abur! ¡Abur! ¡Te dejo berrueco, joroba y sarna que rascar..., porque te dejo a los Izquietas!
La sarna había cundido en su majada, de un modo feroz: y si la dejaba seguir así, sin atajarla con vigor, casi no iba a tener lana y perdería también muchas ovejas; y resolvió empezar una cura seria.
Tenía una gran majada de criollas, altas, delgadas, con una lana más fiera que la peluca de Mandinga, y esto sólo en el lomo; y a los que le indicaban la necesidad de mejorar su rebaño, contestaba que las ovejas criollas eran las únicas en que tenía fe; que ellas no sabían lo que era sarna, ni lombriz, ni mancura, ni nada; que eran sanas y fuertes, que criaban lindamente sus corderos, y que no quería saber nada de linca ni de rambullé.
Aun la sarna no os come con su gula, Y sola tenéis Bula Para no sustentar cosas vivientes; Por sólo ser de hueso tenéis dientes, Y de acostarse ya en partes tan duras, Vuestra alma diz que tiene mataduras.
Para encerrar en los chiqueros la majada, cuando la quería repasar, le costaba siempre tanto trabajo a Santillán, que, las más de las veces, se acobardaba y dejaba que la sarna anduviera no más, haciendo de las suyas.