Ni modo, me dije; luego, como si hubiera tomado un brebaje prodigioso que me reconfortara, recargándome bajo la sombra de una de las palmeras, me quedé tratando de saber en dónde me localizaba y orientarme.
De Alarcón los hombres de armas vestidos de tosco hierro, los del virrey denodados y los de Borbón soberbio, y entre el tropel de jinetes, mezclados arcabuceros españoles, cuyas balas tienen
prodigioso acierto, del rey de Francia infelice invalidan los esfuerzos, y hacen sordos a sus voces a los franceses guerreros.
Ángel de Saavedra
El alcalde de Zalamea. Las tres justicias en una. (31) El mágico prodigioso. Á secreto agravio secreta venganza. Casa con dos puertas mala de guardar.
Repuntaron los muchachos que andaban desbandados y despacháronlos a almorzar a la pieza inmediata, mientras yo, en un rincón del comedor, haciéndome el zorrocloco, devoraba con los ojos aquel
prodigioso parto vacuno.
Esteban Echeverría
El rechinar de ventanas y puertas, el aullido del viento dentro de las chimeneas, el aparente temblor de la casa misma que me cobijaba y el prodigioso tumulto del mar eran más tremendos que por la mañana.
Pierre no sintió miedo, aunque no pudo dejar de estremecerse un poco. Entonces dijo: ─ ¡Diablo cornudo! ¡Métete dentro de mi saco prodigioso! Y el viejo cornudo entró, vociferando, dentro del saco.
Y desde él mandaba al mundo, llevando de polo a polo de tempestades armada la fuerte mano, a su antojo, con un millón de soldados a quienes él daba el soplo de vida, y con su gran nombre un talismán
prodigioso.
Ángel de Saavedra
Árbitro de montañas y ribera, Aliento dio, en la cumbre de la roca, A los albogues que agregó la cera, El
prodigioso fuelle de su boca; La Ninfa los oyó, y ser más quisiera Breve flor, yerba humilde y tierra poca, Que de su nuevo tronco vid lasciva, Muerta de amor, y de temor no viva.
Luis de Góngora
Sin ser amigo de la bebida, bebía más que ningún otro si le obligaban y lo que va a sorprenderos es que nadie le ha visto embriagado, y de esto me figuro que muy pronto vais a tener la prueba. En aquel país es el invierno sumamente riguroso y el modo de resistir Sócrates el frío era prodigioso.
Al mismo tiempo oyeron encima de sus cabezas un canto
prodigioso, y al mirar a las alturas descubrieron flotando en el espacio un cisne blanco que cantaba como jamás oyeran hacer a otra ave.
Hans Christian Andersen
La tentación es irresistible: su corazón me ha parecido siempre un prodigioso órgano de espiritualidad, un aparato registrador de emociones, el más perfecto que conozco.
Si atiendes a las riquezas de los persas, a la magnificencia de sus trajes, al prodigioso gasto que hacen en perfumes y esencias, a la multitud de esclavos de que se ven rodeados, a todo su lujo y delicadeza, te ruborizarías al verte tan por bajo de ellos.