Entonces la recompensa de ustedes será grande, y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los ingratos y los pecadores. 36. Sean
compasivos como es compasivo el Padre de ustedes. 37.
La Biblia (Nuevo Testamento)
ocurrido una vez, y deben en retrospectiva hasta el fin de los tiempos conmover a los compasivos hasta llorar, se habían ido, gracias a Dios, para siempre.
Abrí los párpados en la vaga oscuridad, y la sombra se acercó solícita: Unos ojos aterciopelados, compasivos y tristes, me interrogaron: —¿Sufre mucho, señor?
Son personas apasionadas en el amor como en el odio. Como de nada podían tener envidia, se manifestaron muy compasivos. También se presentaron las gallinas chinas; gemían como las otras, con dolorosos glu-glus.
Éstos al ver propicia a la victoria tender sus brazos para recibirlos, olvidando iras por gozarla humanos, de su memoria apartan el maligno proceder del contrario; y bien que el robo, la matanza de ancianos infinitos, del bello sexo el crudo tratamiento, y en el santuario el crimen cometido castigo exigen y venganza claman; lo perdonan con todo
compasivos, haciendo ver que en los hispanos pechos rencor no cabe, ni el sistema impío jamás se adopta de acabar al hombre que a la fuerza mayor se da rendido.
Vicente López y Planes
NUESTROS JUECES SABRAN QUE, DE MOSTRARSE COMPASIVOS, VIOLAN LA LEY JUSTA, INSTITUIDA PARA ENSEÑAR A LOS HOMBRES CASTIGANDO SUS FALTAS: NO DEBEN MOSTRARSE GENEROSOS.
Entre tanto, la honradez tiene hambre, y los niños, los santos niños que abren los pétalos de su vida al amor del sol y al odio de los hombres, se pudren por millares en los estercoleros de la civilización... ¿Qué queréis? ¡Somos tan sensibles, tan buenos, tan compasivos! Contentémonos con que a Lucheni no le falte su chocolate...
Agregad, piadosos y compasivos lectores, a este cuadro vivo el siguiente diálogo inconexo que escuché y dadme la razón: Blanca María.– ¡Fum!...
María Rosario la miraba un momento, y luego sus ojos
compasivos se tornaban hacia otra mendiga que daba el pecho a un niño escuálido, envuelto en el jirón de un manto: -¿Es tuyo ese niño, Paula?
Ramón María del Valle-Inclán
Al pie de la escalera, en hombros de unos hombres compasivos, yacía, desgarrando de los vivos el corazón, y de su muerte fiera con horrendas señales mutilado, don Félix desdichado.
Pero el asno y el buey demuestran ser gentes prácticas: ambos alargan compasivos sus honrados hocicos y caldean con su tibio aliento el desnudo cuerpecito infantil.
¡Lástimas y perdón para los vivos! Y así, de amor y mansedumbre llenos, seremos cariñosos,
compasivos y alguna vez, acaso, acaso buenos!
Manuel Gutiérrez Nájera