A fe, más quiero arrancar terrones. Había un
chiquillo de siete años que era el pecado. Estando yo dormida me metió un palo de punta por este ojo y me lo echó fuera...
Emilia Pardo Bazán
Solo en la tierra con el
chiquillo, Jácome le crió sabe Dios cómo; y ahora se le caía la baba viendo despuntar en Sendiño, a los seis años mal contados, otro cazador, otro merodeador, sin afición alguna al trabajo lento y metódico del labriego, fértil ya en ardides y tretas de salvaje para sorprender nidos y pajarillos nuevos, para descubrir dónde ponen las gallinas del prójimo y aun para engolosinarlas echándoles granos de maíz, hasta atraerlas a la boca del saco.
Emilia Pardo Bazán
Cierto día, un misionero que se paseaba por un arrabal de Nankin advirtió que se le había olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué hora era.
Y todos cantaban, grandes y chicos, junto con el buen
chiquillo bienaventurado y la pobre flor silvestre que había estado abandonada, entre la basura de la calleja estrecha y oscura, el día de la mudanza.
Hans Christian Andersen
Es que como era un
chiquillo notable por su fervor y su inteligencia, el cura que le había enseñado la doctrina se fijó en él, le escogió para ayudar a misa, y de monaguillo pasó a sacristán, y de sacristán a una plaza gratuita en el Seminario de Auriabella...
Emilia Pardo Bazán
Así como así, estábamos muy solos, muy aburridos a veces en esta casa tan grandona. Yo tenía muchas, muchas ganas de un
chiquillo, ¿sabes?
Emilia Pardo Bazán
Acababa el tal de mercar un rollo de alambre, para amañar sus jaulas de codorniz y perdiz, y con el rollo en la derecha, su
chiquillo agarrado a la izquierda, la vetusta carabina terciada al hombro, contraída la cara en una mueca de escepticismo, aguardaba la sentencia relativa a la consabida endrómena.
Emilia Pardo Bazán
Envuelto en una hoja de vid, fue a parar a un caliente bolsillo del pantalón. Allí venga cosquillear, por lo que el
chiquillo lo obsequió con un recio manotazo.
Hans Christian Andersen
Érase una vez un
chiquillo que se había resfriado. Cuando estaba fuera de casa se había mojado los pies, nadie sabía cómo, pues el tiempo era completamente seco.
Hans Christian Andersen
Alicia estaba empezando a preguntarse a sí misma: «Y ahora, ¿qué voy a hacer yo con este chiquillo al volver a mi casa?», cuando el bebé soltó otro gruñido, con tanta violencia que volvió a mirarlo alarmada.
Bueno, ahora tendría que contarte un cuento, pero el caso es que ya no sé más. -Pues invéntese uno nuevo -replicó el
chiquillo-. Dice mi madre que de todo lo que observa saca usted un cuento, y de todo lo que toca, una historia.
Hans Christian Andersen
Y el hada asentía desde el árbol y se sumaba a los hurras de los demás». -Pero esto no es un cuento -observó el
chiquillo, que escuchaba la narración.
Hans Christian Andersen