Entre 1891 y 1892 el médico anatomista holandés Eugène Dubois creyó encontrar el «eslabón perdido» hipotetizado por Ernst Haeckel al descubrir algunos dientes sueltos, una calota craneal y un fémur —muy similar al del hombre moderno— en las excavaciones paleontológicas que realizaba en el río Solo cerca de Trinil, en el interior de la isla de Java (Indonesia).